HISTORIA
Previo a la Tercera Guerra
Lo que entonces se conocía como ''Casa Veniant'' era el resultante del matrimonio entre el Caballero Édgar Veniant, un terrateniente proveniente de un linaje de soldados de Lordaeron, y Ágnes Bondure, cuyo padre burgués poseía un negocio de compra, venta y transporte de objetos exóticos, además de los familiares de ambas partes. Y, con el tiempo, este matrimonio traería al mundo a su hija: Deisa Veniant.
Además, incluso entonces, a esta Casa le servía ya la quebrada Casa Mariel, la cual había perdido gran parte de sus miembros durante la Segunda Guerra; y a la que más tarde se uniría lo que quedaba de la malograda Casa Devólia, cuyo único superviviente comenzó a trabajar como mayordomo de Édgar Veniant poco antes de la Tercera Guerra.
Los negocios iba bien, y tenían dinero acumulado, de modo que a los miembros de la Casa no les faltaba de nada. Sin embargo, corrían rumores de que Édgar no era un marido ni un padre ejemplar. Por aquella zona era fácil oír hablar sobre malos tratos, gastos dudosos e irresponsables, e incluso sobre posibles hijos bastardos, refiriéndose con aquello al infame patriarca.
Aún así, y pese a todo, Deisa creció, y tan pronto como pudo se alistó en el ejército de Lordaeron, demostrando una capacidad de combate superior a la de muchos varones, y una sed de sangre comparable a la de un orco. Tanto fue así que, durante la tercera guerra, logró obtener el rango de Campeón Caballero de Lordaeron, tras haber ido ascendiendo a lo largo de su carrera.
Años después, pocos antes de la Tercera Guerra, la Casa Veniant comenzó a contratar personas necesitadas y de recursos limitados como sirvientes y trabajadores, ofreciéndoles un techo y sustento, además de un pequeño sueldo que les permitiese vivir dignamente. Esta idea había llegado de la mano del nuevo consejero y mayordomo de la Casa, Fernán Devólia, quien había comenzado a servir a Édgar durante aquella temporada, poniendo desde entonces los restos de su Casa al servicio de los Veniant.
Sin embargo, durante la invasión de la Plaga a Lordaeron, el patriarca de la Casa desveló su afiliación al Culto de los Malditos, traicionando así a Lordaeron y a la Alianza. Y ordenando que su hija fuese derrotada y capturada durante la defensa de Andorhal contra las fuerzas del Príncipe Maldito, para poder después encargarse él mismo, junto a varios nigromantes, de tornarla en una Dama de la Muerte.
Durante aquellos días, la mayoría de miembros destacables de la Casa habían caído ya ante el Azote, tal como Valider Mariel y algunos de sus hombres habían seguido a Édgar, quien había asesinado a casi toda su familia en una sola tarde. Y aunque el hermano menor de Édgar, Hudor, pudo organizar una pequeña resistencia tras reunir a los restos de la Casa, esta fue barrida sin esfuerzo, principalmente por Deisa.
Sin embargo, el entonces mayordomo y consejero de Édgar, Fernán Devólia, había logrado huir al sur, hacia el reino de Ventormenta, junto a su ahijada Leria Vemierre y varios miembros del servicio de la Casa.
Pasada la Tercera Guerra
Deisa detestaba qué le habían hecho, y aunque ya odiaba a su padre antes ello, ahora le odiaba más que nunca. Pero, debido al gran poder que había recibido de forma involuntaria, pudo liberarse del influjo del Rey Lich cuando este comenzó a perder poder, y pudo cobrarse su venganza contra Édgar.
Libre y sin rumbo, recorrió después parte del mundo prestando sus servicios como mercenaria a cualquiera tan osado como para contratarla. No tardó en darse cuenta de que, ahora más que nunca, ya no sólo disfrutaba de la sangre, la guerra, la batalla, y las cabezas de sus enemigos rodando por los suelos; sino que lo necesitaba.
No sería hasta la rebelión de los Caballeros de la Espada de Ébano, y el consecuente regreso a la Alianza de algunos de ellos, que Deisa volvería a formar parte de la misma también, aunque manteniendo por un tiempo aún su trabajo como mercenaria. Y, pese a regresar a la Alianza, seguía sin tener un objetivo en la no-vida, y no quiso reclamar ni sus tierras ni sus títulos; por el momento.
Aunque todo cambiaría tras el Segundo Cataclismo, cuando los supervivientes de la Casa Veniant que habían huido de Lordaeron durante su caída, liderados por el ex-consejero y mayordomo Fernán Devólia, acudieron a ella para tratar de reactivar la Casa, junto con un ambicioso proyecto: Que dirigiese también un grupo militar, formado por aquellos que no se sintieran protegidos o aceptados por la sociedad de la Alianza y la Iglesia de la Luz.