Tras haberse reunido algunos de los miembros mas importantes de la orden a mitad de la noche en el gran salón, el Gran Maestre Murgran Stonefury, donde se reveló la visión que había tenido junto al Alto Cruzado Lyssane sobre el vacío, se tomo la decisión que había que viajar al lugar donde la visión representaba el sombrío escenario. Los hermanos y hermanas prepararon sus cosas.
El Alto Cruzado no se había reunido con los demás a mitad de la noche, pues partió con una unidad de élite de la orden en avanzada, para llegar antes a Forjaz y pedir que se prepare una caravana con suministros para el pueblo de los Humedales, pueblo que ha sufrido el abandono por parte de la corona debido a la guerra que se esta llevando no muy lejos del lugar. Además de ir reconociendo el terreno mas adelante hasta la llegada del resto de miembros de la orden.
Justo en las puertas del valle, allí estaba Murgran acariciando a su fiel carnero, con la armadura puesta y la barba bien trenzada. Estaba preocupado pues no se esperaba que fuese tan pronto cuando tuviese que enfrentarse al vacío y sus agentes. Pero no rechazaría el llamado de la Luz, había jurado servirle y para el seria un gozo eterno morir en nombre de ella.
-Estamos listos, hermano Murgran- Dice el caballero Siegmeyer Neville.
Murgran se gira y asiente.
-Montemos entonces, hermanos- Dice viendo a los demás con una sonrisa alentadora.
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Tras una veloz marcha, no tardaron en llegar a la capital de los enanos, donde fuera les esperaba una caravana con estandartes de la santa iglesia de la Luz, junto al Obispo de la santa iglesia Theodrus Barbagélida. Las caravanas iban cargadas de alimento y suministros médicos, cubiertos por una lona de cuero.
-Que la Luz os guie y acompañe en vuestra cruzada, Piedra de Luz, Id pues, la iglesia bendice vuestro camino- Bendice el obispo con los brazos abiertos al cielo.
Los hermanos antes de partir realizan unos rezos y dan marcha al largo viaje hasta los humedales, al llegar a la frontera y salida de Dun Morogh, Murgran se gira para ver la helada tierra, y decir:
-Volveremos al hogar si así la Luz lo desea, pues somos sus fieles, y lo demostraremos una vez mas en el campo de batalla, un campo de batalla que ha existido desde mucho antes de nuestro mundo. No perdáis la fe nunca hermanos, pues la Luz nos protege y nos bendice.-
-POR LA LUZ- Gritaron todos los hermanos y hermanas.
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Durante la marcha, la caravana paso por las distintas alcabalas de Dun Morogh, donde nos los montaraces bajaba la cabeza en respeto a los hermanos y otros gritaban “Que la Luz os bendiga”. Al llegar a Loch Modan, se podía ver como la nieve iba desapareciendo dando pie a frondosos y verdes bosques.
Algunos de los hermanos mas novatos nunca habían estado en aquel lugar por lo que sonreían sorprendidos al ver las estatuas de los reyes Barbabronce y Martillo Salvaje. La noche estaba ya llegando, y en medio del camino en Loch Modan se escuchaban tambores, flautas y otros instrumentos musicales primitivos.
Los hermanos se ponen alerta y se preguntaban de donde provenía el tamborileo, Murgran dice:
-No os preocupéis, estamos cerca de Thelsamar, mi pueblo natal.- Efectivamente a medida que se acercaban se veía el pueblo circundado de colinas las cuales usaban como pequeños hogares.
El poblado estaba cubierto de flores y frutas decorativas, por otro lado los enanos y enanas llevaban las caras pintadas y bailaban al rededor del fuego , otros bebían y comían mientras reían, mientras que otros simplemente combatían en duelo.
-Parece que hay una celebración, Gran Maestre- Dice Sir Siegmeyer.
-Así es, se esta celebrando el festival de Freya… no debemos olvidar que el pueblo enano ha sido Titanista desde su letargo. Solo a la gracias a la llegada de la “palabra de la Luz” la religión ha evolucionado de una manera mas adaptativa a la nuestra.- Explica Murgran mientras se mueven a través del pueblo.
Los hermanos sonreían mientras veían la jovialidad de todo el poblado mientras bailan y comen. Algunos enanos bajan la cabeza en respeto a los caballeros, mientras que otros alzaban sus cantaros para brindar.
-Veis las frutas y flores? Son las ofrendas para Freya y Eonar… antaño, cuando mi pueblo adoraba a los Titanes de una manera mas…“barbárica” o… “pagana”, hacían sacrificios de sangre a estos seres celestiales. Pues no se conocía a la Luz y su gracia en aquel momento, se veía a los Titanes como la deidad máxima. Con la llegada de la Santa Iglesia y sus enseñanzas, el pueblo enano adopto la creencia de que incluso los Titanes son creación de la misma Luz, y que a través de ellos pueden llegar a ser bendecidos por ella. Fue cuando el Titanismo dejo de ser un “paganismo”, pues antes se llego a adorar a los Titanes incluso como lo hacen los Vrykuls…- Sigue explicando el enano mientras van saliendo del pueblo.
-Bendita sea la Luz entonces, hermano- Dice una sacerdotisa Gnomo .
Murgran ríe un poco y se persigna al escuchar esa bendición.
Tras haber dejado el pueblo atrás, los tambores se continúan escuchando pues habían varios campamentos que también se unían a la celebración. Hubo un momento en el que se dejaron de escuchar de cerca, pero luego se escuchaban nuevamente ya que había otro campamento a mitad del camino, solo que este campamento era… diferente.
De este campamento colgaban cráneos y pellejos que a la distancia no parecían de algún animal conocido, por lo que Murgran esta vez alza el puño para detener la caravana. Murgran y Siegmyere deciden acercarse un poco mas para ver de que se trata. Al poder detallar bien las pieles y los cráneos, Murgran dice:
-Oh santa Luz…-
-Esas no son pieles de animales, Hermano… son pieles de Enanos!- Dice Siegmeyer alarmado.
En el fondo se veía a un grupo de cinco enanos bailando al rededor del fuego, iban ataviados con pieles y mascaras inquietantes con dibujos de sangre en ellas. Se veía como otro se comía lo que parecía un órgano de lo que ya ambos suponían no era de algún animal. Ese enano era diferente al resto, pues la piel era gris y no era un hierro negro, era gris como si perdiera la pigmentación de su piel, los ojos los tenia sellados como si nunca los hubiese tenido, e iba ataviado con una túnica negra cubierta por huesos pequeños.
-Son fanáticos del Titanismo antiguo…- Dice Murgran con una mueca.
-Esta seguro?- Pregunta el caballero.
Murgran asiente y señala a la enana de la túnica negra
-Esa es su oráculo… y están en pleno ritual… que la caravana de la vuelt…- Decía Murgran antes de ser interrumpido por el silbido de una flecha.
Los Enanos pusieron atención a los caballeros y se acercaron con sus armas en mano, Murgran y Siegmeyer bajan de sus monturas y alzan las manos.
-[Enanico] Saludos! Solo somos unos viajeros, nos dirigimos a la guerra para poder prestar apoyo a la Alianza…- Dice Murgran.
Los Enanos no dicen nada y se acercan con gruñidos como si estuviesen sumidos en un trance animal. La oráculo se acerca detrás de los otros, riendo.
-Seguidores de la Luz, nada haría mas feliz a Freya que vuestra sangre…- Dice la Oráculo.
-Esto no tiene buena pinta, Gran Maestre.- Dice Siegmeyer.
Murgran sabia como terminaría esto, se habían topado con paganos, por lo que dio la orden con un grito de hacer retirar la caravana a una distancia segura mientras la sacerdotisa Gnoma y una draenei del cuerpo de infantería se acercaban para prestar apoyo a los caballeros.
-[Enanico] Matadles y glorificad a Freya!.- Grita la Oráculo.
Ambos contrincantes se enfrentaron en una fiera batalla, por suerte los miembros de Piedra de Luz, poseían aptitudes de combate y de entereza muy firmes, por lo que hicieron frente a los guerreros y maleficios de la oráculo con facilidad. Tras el combate, la oráculo había quedado inutilizada y capturada por la Draenei, para luego ser presentada ante el Gran Maestre Murgran Stonefury.
-La ira de Freya caerá sobre todos vosotros, seguidores de la Luz!- Amenaza la oráculo antes de que uno de los hermanos le diera un golpe en la boca para que callara antes de ponerle una mordaza.
-Que haremos con la hereje, Maestre?- Pregunta Siegmeyer.
-Haremos lo que se tiene que hacer con los herejes, hermano… es hora de dar una de las lecciones mas difíciles a los hermanos de la orden.- Dice con pesar.
Siegmeyer asiente entendiendo lo que tenia que hacer, ambos caballeros se colocan su túnica sacerdotal encima de la armadura y empiezan a consagrar el lugar junto a otros hermanos de la orden. Por Otro lado se estaba preparando uno de los postes de madera que usaban los paganos para torturar a sus victimas para empezar el proceso de “purificación del alma”.
Cuando el Lugar se preparo, Murgran dio la orden de desmontar las tiendas de campaña pues descansarían en el campamento de los herejes, ya que estaba limpio y bendecido por la Luz, aprovecharían sus defensas. Hermanos traían a la oráculo desnuda con una capucha para que no viera nada mientras una hermana le rezaba unos cánticos detrás, le ataron al poste donde el hermano Siegmeyer le esperaba con una fusta en la mano.
-Tienes la oportunidad de arrepentirte y de admitir que lo que hiciste fue un error, pues has dañado la vida de buenos hijos de la Luz, has cometido rituales impuros, y has profesado una falsa fe contaminando a otros…de este modo podríamos evitar todo este proceso de purificación de tu alma… pues tu misma podrías purificarte al reconocer tus pecados.- Dice Murgran.
La Oráculo mueve la cabeza en busca del origen de la voz y dice:
-Yo… reconozco lo que he hecho… y reconozco que es malo a ojos de la Luz… y… LO VOLVERÍA A HACER GUSTOSA EN NOMBRE DE LOS TITANES!- Dice la enana, para luego sucumbir a carcajadas.
Murgran asiente ante el hermano Siegmeyer, el cual empieza a flagelar a la hereje a la vez que le rezaba unos psalmus. La mujer reía y se sentía gustosa al recibir los golpes, pero sus piernas mostraban otra cosa, pues perdían la fuerza para hacerle mantener en pie.
No fue sino hasta el veintésimo latigazo que Siegmeyer se detiene, y Murgran Nuevamente le pregunta.
-La Luz es piadosa… y te ofrece la oportunidad de redimir tus pecados, admite que lo que hiciste esta mal… admite que lo que hacías, era dañar tu alma y la de otros, y puede que aun haya salvación para ti en vida. Si no lo haces… tu cuerpo no tendrá salvación… pero tu alma ira directo a la Luz… luego de que purguemos tu cuerpo en las llamas sagradas.-
La mujer no responde nada, estaba agotada por los golpes colgando de las cadenas que sujetaban sus manos tirada en el fango, por lo que Murgran le quita la capucha para verificar su estado. Al hacerlo, las cuencas de los ojos de la mujer se separaron rasgando la carne como si fuese la primera vez que esta abre los ojos, mostrando unos ojos completamente negros y riendo.
Murgran se aparta con un gesto de asco y da la orden de proseguir a los hermanos.
La oráculo fue atada a la hoguera, en donde todos los hermanos se posaron al rededor y empezaron sus cánticos de la Luz, para luego el hermano Siegmeyer encendiera la hoguera. La oráculo reía a todo pulmón mientras el fuego se abría paso, pero luego las risas pasaron a ser gritos, hasta que cesaron.
-Que la Luz reciba esa alma perdida…Buscadme papel y tinta… he enviar un informe a la iglesia de Forjaz…Tenemos herejes en nuestros bosques…- Dice Murgran mientras caminaba a su tienda.- Y preparaos… mañana al alba partimos.-