-Menelwie Bosquensueño, Argentsword Caminasol,bienvenidos a Bel’ameth- dijo la suma sacerdotisa de Elune.
A Menel le sorprendio que Tyrande supiese nombre y apellido de au esposo,pero supuso que se había informado por Sandris.
-Os debo una disculpa,a ambos ,y mi mas sincero agradecimiento, en especial a ti- dijo mirando a la kaldorei- se lo que hiciste en Teldrassil, lo que has sufrido,lo que viste en las fauces,y todas las almas de los nuestros que salvaste, almas que hoy habitan en el corazón de Amirdrassil. Y sin ellas,sin ti,y sin la ayuda de incontables campeones de la Alianza y de la horda, esto- dijo abriendo los brazos y señalando a su alrededor- no habria sido posible.
-Se que no fui justa,y que la ira de la guerrera nocturna no me dejó ver más alla. El dolor,la rabia,la ira,eran tan fuertes…solo queria venganza contra la horda,contra Sylvanas. Pero he aprendido que no toda la horda es igual,he aprendido a diferenciar, a perdonar.
Se que has sufrido mucho,no quiero ni pensar en los horrores que viviste en Darnassus cuando…- Tyrande no terminó la frase,no hacia falta.
-Fue muy doloroso, tanto que morí por dentro- respondió Menel- la culpa por no haber podido salvarlos a todos,por haber sobrevivido mientras ellos no…me estaba matando. Solo queria morir,reunirme con ellos y pedirles perdón por haberles fallado. -Pero entonces- continuó la ex-sacerdotisa - un paladín sindorei que conocí tiempo atrás empezó a hacer guardia en la puerta de mi casa de Cuna del Invierno. Donde simplemente habia ido a dejarme morir. Si he de ser sincera los primeros dias queria echarlo a patadas,o matarlo por ser un miembro de la horda. Pero despertó mi curiosidad el hecho de sentirlo alli, noche tras noche,con heladas y nevadas,inamovible vigilando mi puerta.
Malfurion miró al paladin y le preguntó:
-En serio hiciste eso?
Argent asintió mientras respondía:
-Cuando la conocí me pareció una mujer muy dulce,y muy dura a la vez,era inteligente, divertida,luchadora y…bellisima.
Menel se sonrojó,era algo a lo que no se acostumbraba.
-Cuando supe lo de Teldrassil, porque me negué a unirme a la guerra de Sylvanas, y le pregunté a mi hermana como estaba Menelwie y me contó todo por lo que estaba pasando, fui. Tenia que ir,se lo que se siente cuando pierdes tu hogar,cuando ves morir a los tuyos a manos de un monstruo. Arthas arrasó Lunargenta. Perdí a muchos seres queridos. Entendia el dolor por el que ella estaba pasando- dijo cogiendo la mano de su esposa y apretándola con suavidad.
-Un gesto precioso,empatia,ahora puedo entenderlo-comentó Tyrande al respecto.
-Y la curiosidad mató al gato- dijo Menel a modo de resumen- ese gesto,ese paladin en mi puerta me hicieron levantarme, enamorarne,formar una familia…y aqui estamos. Hemos sufrido mucho,separados en ocasiones,desterrada en mi caso. Vuestra sentencia fue demoledora. Pero lo fue aun más descubrir que Elune nos habia fallado,y a propósito.
-Nuestra diosa miraba por el bien común- contestó Tyrande- se que no lo ves así ahora.
-Ni lo veré, Suma Sacerdotisa. Los vi morir,y lo que es peor,vi sus almas retorcerse de agonia en las fauces. No puedo perdonar a Elune por ello. Toda mi fe se derrumbó en un instante.
Menel se preparó para una diatriba de Tyrande. Sin embargo le sorprendió su respuesta.
-Lo entiendo. Muchos de los nuestros perdieron la fe y se unieron a los primalistas. Fue un golpe muy duro a nuestras creencias.
Hoy creo en las personas, en la familia,en la fuerza y la moral de cada individuo,en la unión de ellos por un bien común, la lucha por Amirdrassil lo ha demostrado. Ver a los nuestros traicionarnos,a guerreros de la horda luchar por Amirdrassil me ha enseñado mucho. Aunque no se si estoy preparada para esos cambios, por eso hemos dejado a Sandris al mando de los kaldorei. Malfurion y yo vamos a tomarnos un descanso y echarnos a un lado.
-Sabia decisión- contestó Menel- yo aprendí todo eso gracias a mi esposo. Y también me eche a un lado. Bueno,no me dejasteis muchas opciones desterrada y expulsada del templo. Pero aunque al principio para mi fue como de pronto no saber quien era sin mi raza y sin mi fe…descubrí otra Menelwie. La esposa,la madre…y me gusta. Aun así, hasta hace apenas unos momentos la culpa no me dejaba disfrutar de la vida plenamente. Pero las almas de los nuestros me han sumido en el sueño. Me han agradecido el haberlas sacado del horror de las fauces,el intentar con toda mi alma salvarlos en Teldrassil aunque no lo lograse. Y por fin me siento en paz.
-Todos hemos encontrado la paz bajo sus ramas al fin- contestó la suma sacerdotisa de Elune.
-Lo hemos estado hablando de camino aqui- dijo Malfurion de repente- y queremos agradeceros todo lo que habéis hecho y ofreceros un presente como muestra de arrepentimiento por haberos juzgado mal. Y por desterrarte. Por supuesto el destierro queda anulado,y en cuanto al templo,se que aunque ahora has perdido tu fe,eres mas que bienvenida. Verdad mi amor? - dijo el Shando mirando a Tyrande.
-Los templos de Elune están abiertos para ti si quieres volver.
Menelwie asintió. No iba a volver pero sentaba bien oir que volvia a ser una kaldorei de facto.
-Venid- dijo Malfurion.
Todos echaron a caminar detrás del archidruida. Iban hablando. Estel empezaba a estar cansado y Argent lo llevaba en brazos. Lith iba agarrada a su madre de una mano y a Tyrande de la otra. Malfurion y Sandris caminaban juntos. La nueva lider de los kaldorei hacia preguntas a su padre acerca del liderazgo sobre los druidas.
Tyrande se iba interesando por la vida familiar de los Caminasol. Malfurion se lamentaba de perder a un gran druida. Estel dejo claro desde los brazos de su padre que seria un " palalin" Tyrande supo que Lith seria el futuro de las sacerdotisas de Elune.
De pronto Tempestira se paró delante de una gran casa. Era nueva,acabada de construir bajo las ramas de Amirdrassil,en pleno corazón de Bel’ ameth.
-Este es nuestro regalo.
Habia una pequeña forja fuera. Tres habitaciones, un estudio de alquimia…cocina,salón, dos baños…era perfecta. Como diseñada para ellos.
-No podemos aceptarla…
-Por supuesto que si!!- dijo Malfurion con ese vozarrón que no daba cabida a discusiones- os lo mereceis. Se que vivis en Dalaran pero sois mas que bienvenidos. Esta casa es vuestra.
-Gracias- dijeron Argent y Menel al unísono.
-Y ahora,tengo hambre. Vamos a celebrarlo- sentenció el Shando.
Y dirigiendo la marcha los llevó a un templete cercano,una mesa llena de comida los esperaba.
Y entre conversaciones y buena comida kaldorei fue cayendo la tarde.
FIN
( de momento)