Si hay un continente que fuera asolado por la llegada de la Legión Ardiente ese es Argus. Pero si buscamos un segundo lugar que fuera casi destruido por las fuerzas demoníacas al mando de Sargeras, ese sería Terrallende.
Ambos mundos fueron el hogar de los eredar, tantos de los que sucumbieron a la corrupción demoníaca, llamados Man’ari, como a los que mutaron por el influjo de esta, los Tábidos. Los que decidieron huir del planeta Argus bajo el mandato del profeta Velen, fueron llamados draeneis, que en eredun significa ‘exiliados’.
Los draenei encontraron en Draenor un nuevo hogar. Fueron ellos los que levantaron la ciudad de Sattrath en la costa del bosque de Talador. La ciudad fue azotada por distintas asedios de la Legión, pero los draenei consiguieron erigirla como santuario y darle acogida en ella a todos aquellos heridos o exiliados que se veían en peligro.
Con el tiempo, Draenor fue casi destruido. Sin embargo, aún en las profundidades del bosque de Terokkar queda en pie la antigua ciudad-santuario que erigieron los draeneis.
La ciudad de Sattrath fue el centro de operaciones durante la guerra contra la Legión más allá del Portal Oscuro. Desde allí, la Horda y la Alianza se preparaban para asediar el Templo Oscuro, morada del autodenominado señor de Terrallende, Illidan Tempestira, el Castillo de la Tempestad, lugar en el que el brujo Kael’thas Caminante del Sol tenía su poder, o la Isla de Quel’danas, donde se encontraba la Fuente del Sol y un antiguo conocido de los draenei, el traidor Kil’jaeden.
Todos fuimos testigos de las encarnizadas batallas que libraron las fuerzas de Azeroth junto a los habitantes de Terrallende para liberar lo poco que quedaba de su tierra.
Pero, ¿qué ocurrió después? ¿Qué ha sido de las islas flotantes que aún recuerdan los tiempos pasados de Draenor? ¿Qué fue de la ciudad de Sattrath durante toda la guerra contra la Legión en Argus? ¿Qué ha sido del misterioso Valle Sombraluna, de la inefable Nagrand, de las puntiagudas Montañas Filoespada o de la pantanosa Marisma de Zangar, por citar solo varios ejemplos?
¿Han permanecido en silencio todo este tiempo? ¿Quedan héroes dispuestos a reconstruir las zonas y volver a habitar Terrallende, lejos de los poderes de la Legión Ardiente? ¿Qué pasaría si Azeroth, herida de muerte, cae bajo el imperio de los Dioses Antiguos?
Quizás el retorno a Terrallende esté más cerca de lo que creemos…