Capítulo 3. Autoproclamado.
La noche estaba extrañamente tranquila en Trinquete. Al sur de la ciudad costera las callejuelas serpenteaban hacia el pórtico de piedra, la entrada al Callejón.
-Un grupo seguirá a Hamurl, dehde el puerto, calle arriba. Nosotroh,-el trol miró a Ponzo, Serana y Trece-, leh daremoh cobertura dehde el puehto, al otro lao.-Jarukan señaló a la luz que brillaba sobre la torre.
Los grupos se separaron, adentrándose en la noche de Trinquete.
Heisilín se adelantó corriendo por la calleja cuando de repente escuchó un ruido. De los tejados cayeron matones del callejón. De las sombras aparecieron figuras esqueléticas, sonrisas macabras de pocos dientes y los filos de sables brillaron acorralando al grupo.
Un trol trató de abalanzarse con una cadena sobre el cuello de Teslyn que pudo pararlo creando una pantalla arcana.
-¡Masacradlos!- Gritó Hamurl enfurecido.
Las púas viles aparecieron alrededor de la mano de Gronath, iluminando de verde la calleja. Con un rápido movimiento, el orco las lanzó atravesando y explotando el cráneo de uno de los enemigos que bajaban.
-¡Fuego! ¡Sí, más fuego!-Heisilín hizo explotar varios proyectiles viles contra un goblin que saltaba del balcón sobre Tornen.
La sangre manchó el pelaje negro del tauren. Miró hacia el fondo, sus mazas comenzaron a emanar calor y sus puntas se tornaron incandescentes como la lava misma. Cargó contra los enemigos de la retaguardia y ambas mazas destriparon la cabeza del primer pandaren en llegar, haciendo saltar por los aires sesos y chispas.
Teslyn descargó un potente ataque de proyectiles arcanos sobre el trol que volvía a por ella. SHUT. El trol quedó clavado al suelo, de rodillas, y una nueva andanada de proyectiles estallaron contra su cabeza y pecho deshaciendo al matón.
El orco y el pandaren permanecían en guardia frente a Hamurl. Se miraron y ambos echaron a correr. El orco echó saltó directamente al mar, aco.jonado. El pandaren se abalanzó sobre Hamurl.
El enorme tauren ensartó con su lanza al matón, elevándolo del suelo, que comenzó a vomitar sangre. Hamurl cogió su espada y cortó lentamente su cuello. Antes de que la cabeza cayera, mordió el morro del panda y tiró de ella con saña para separarla del cuerpo. Acto seguido la escupió pared abajo, al mar.
Jarukan se asomó a las escaleras que subían al puesto elevado. La fogata proyectaba la sombra de tres figuras.
-…Loh co.joneh, tron. Si te pasah con el Callejón te llegan y te arrancan la cabeza.-Se oyó a un trol.
-Solo digo que no hemos oído hablar de ellos, no les conocemos…-La estridente voz del goblin se escuchaba a medida que el grupo subía tomando posiciones.
Dos trols y un goblin. Jarukan asintió, y a la velocidad del rayo, sin tiempo para que los infelices pudieran defenderse, el grupo cayó abatido. Ponzo le pegó un tiro entre ceja y ceja al goblin, que cayó de la silla de la torreta, que ya estaba lista para abrir fuego. Serana atravesó la cabeza del trol con una púa de sombras y Jarukan degolló por la espalda al segundo trol.
Las voces sonaban abajo en la calle. De entre las sombras y otras callejuelas aparecían matones de todas clases y razas, rodeando a la Familia.
-¡Abrid fuego!- A la señal, Serana tomó el lanzaarpones de uno de los trols caídos y envolvió la punta de magia de sombras. Al impactar contra la masa el estallido partió a varios de los enemigos en cachitos. Ponzo por su parte apretó el gatillo y cosió a disparos a un grupo que bajaba desde el Callejón.
Las ventanas se atrancaron, los cerrojos comenzaron a sonar.
-¡Que no quede ni uno!- Bramó un tauren a lo lejos.
-¡Maldita sea Shunka! ¡Acabad con ellos, quiero la cabeza de todos!-La voz de Ga-yo se abrió paso entre las balas, los proyectiles arcanos y los alaridos de dolor. El goblin echó a correr hacia el oscuro callejón.
Sangre Umbría avanzaba subiendo por las callejuelas, dejando un reguero de sangre y cadáveres a su paso, cuando de repente sonó un disparo que les hizo detenerse.
Shunka corrió a parapetarse frente a la entrada del Callejón. La familia al otro lado de la calle.
-¿Dónde está el cab.rón de Jarukan? Voy a destripar a ese ma.món con mis propias manos-se oyó al tauren.
Jarukan cargó las pequeñas bombas en el barril.
-¿Qué pretendes hacer?-Preguntó Serana, apuntando desde su posición con un nuevo lanzaarpones, más grande y con carrete de cuerda.
El trol recogió un trozo de cadena de metal y se la mostró a la elfa.
-Apunta al pórtico, trata de encajá el arpón. Y tú, Ponzo,-el trol miró al jefe de las Serpientes de Pantoque.
-Dime colega.-Sonrió maliciosamente.
-Trata de apuntá’ al barril a mi señal, papi.-Jarukan tocó el hombro de Serana, que tras respirar profundamente, disparó el arpón con la suerte de que quedó enganchado en el otro extremo de la calle, justo por encima de la posición de Shunka y sus matones.
Se apresuró a estirar la soga y dar un par de vuelta para asegurarlo y Jarukan bajó en tirolina sin pensarlo, barril en mano, hacia el pórtico.
“¡FUEGO!”
-Ayyy Ayyy… Sí, fuego, mirad eso- gritó Heisilín de emoción.
Jarukan dejó caer el barril y…
BOOOM
Fue alcanzado por la ráfaga de la torreta de Ponzo, haciendo saltar por los aires a varios matones y dejando malheridos al resto, incluído Shunka que al disiparse el humo trataba de huir arrastrándose.
-¿Este es el ca.brón que casi te mata, Jarukan?-Hamurl lo agarró del cuello y lo levantó.
Jarukan se dio la vuelta y miró al fondo del Callejón, asintiendo.-Que te jo.dan Shunka.
Los demás contemplaron cómo Hamurl lo abría en canal desde el vientre a la cabeza. Cuando las tripas se desparramaron, clavó el puñal en el cráneo.
Teslyn frunció el ceño, pero finalmente asintió satisfecha.
Se adentraron en la oscuridad del Callejón hasta que un resplandor violáceo se vislumbró al fondo.
La tortuosa escalera les condujo finalmente a una enorme sala.
-Cuando caen las sombras y nadie puede ver nada, los ciegos de ayer son los visionarios del mañana.-Detrás de Ga-yo, sobre un altar, un portal sombrío, oscuro, se cerraba llevándose la voz consigo.
-No fallaré.-El goblin se giró y alzando las manos comenzó a absorver la energía de tres cultores que le acompañaban, dejándolos secos.
Un estallido de color violeta lo inundó todo. Cuando todos pudieron recuperar la visión, una enorme criatura de pesadilla con tentáculos se alzó delante de ellos.
-Vah a morí, hijo de pu.ta- Jarukan cargó enfurecido, machete en mano, pero una violenta sacudida con un tentáculo lo estrelló contra la pared lateral, dejándolo inconsciente.
-¡Es el goblin!-Exclamó Serana al momento que Trece pasó al plano de las sombras.- ¡Está canalizando justo detrás!
-¡Acabad con él! ¡Ya!-Teslyn comenzó a recitar una letanía en thalassiano.
Hamurl embistió enfurecido, cortando algunos tentáculos que al tocar el suelo se desvanecían. La maniobra del tauren impidió que Ga-yo prestase atención a la tormenta arcana que Teslyn había descargado sobre él. Trató de poner la mole oscura como protección, que recibió todos los impactos. El alarido de la bestia retumbó por toda la sala.
-Uruk’ghan, malakos barghth’la’karas…-Sonaron tres golpes de bastón en el suelo y Heisilín lanzó un proyectil de fuego vil contra el monstruo, desintegrándolo.
-¡No! ¡No me abandones!- Exclamó el goblin.
Hamurl descargó un ataque contra el goblin y este con sus últimas fuerzas creó una barrera de sombras que hizo que de la hoja del hacha de Hamurl saltaran chispas.
La barrera comenzó a resquebrajarse.
Gronath abrió los ojos, en llamas, y descargó todo su poder en una bola de fuego que rompió finalmente la barrera.
Fue entonces cuando Ponzo cerró un ojo, levantó el rifle y con un disparo certero, destrozó la mano con la que Ga-yo sujetaba la barrera.
No le dio tiempo al goblin de exclamar su alarido de dolor cuando Tornen apareció como una enorme apisonadora oscura. Descargó su ira en un mazazo que mandó al goblin por los aires.
Serana abrió sus brazos y del techo, un agujero se abrió llenando la sala de cuervos negros que se arremolinaron sobre el goblin.
Como un ave de presa, Trece apareció entre las aves y atrapó a Ga-yo. Le giró la cabeza e hincó sus colmillos en el cuello.
Para cuando todo terminó, Ga-yo solo era un famélico y seco cadáver.
Jarukan trató de recomponerse y comenzó a arrastrarse hasta el sillón, al fondo de la sala. Vomitó, aunque limpió con el brazo y a base de traspiés consiguió dejarse caer en el improvisado trono.
-Decidle a la Señora,-paró para coger aliento-, que todo ehtá hecho.
Hamurl atravesó la cabeza del cadáver de Ga-yo con el hacha.