Uno de los aspectos más complicados del juego es la magia. Tras mucho tiempo de mirar cómo parece que quieren que funcione la magia (porque, repito, hay muy poco escrito con concreción), voy a intentar hacer una breve guía sobre cómo funciona la base de las fuerzas mágicas en Azeroth (aunque esta guía, repito, no es canon y está abierta a debate).
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¿Qué son las fuerzas “mágicas” de Azeroth y por qué las comillas? Si bien magia es la disciplina del juego dominada por los magos, la “magia” es aquella fuerza que canalizas para producir un efecto distinto del que podría hacer la física. Si nos vamos a la cosmología de Azeroth, en crónicas I, veremos las diferentes fuerzas mágicas, los planos…
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¿Qué es un canalizador? Es un personaje que en mayor o menor medida puede utilizar una de dichas “magias” para influir en la realidad. Pueden estar más orientados al combate cuerpo a cuerpo (paladines, DK, DH…) o a distancia (sacerdote, nigromante (no jugable), brujo…). Estos individuos extraen energía de los planos, la acumulan y la canalizan dándole una forma determinada y con un poder equivalente a la capacidad del canalizador. Esta capacidad aumenta con el tiempo, la dedicación… Por eso los sacerdotes, por ejemplo, pueden hacer efectos más espectaculares que un paladín.
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El residuo mágico.
Este es un elemento que sale en el juego en varias ocasiones clave y es importantísimo para entender, por ejemplo, por qué hay magias prohibidas.
Al igual que la cal en un electrodoméstico, a medida que se va canalizando la magia va quedando un poso. Si ese poso va con la naturaleza de la criatura, le afectará menos que si es contrario a la misma. Por ejemplo, humanos, elfos, gnomos… Soportan mejor la magia arcana que un troll, ya que fueron creados o mutados por ella. En cambio, canalizar magia de muerte transforma a todos en no muertos, exánimes… y entonces sus habilidades aumentan mucho más, básicamente porque han sido transformados por esta fuerza. Evolucionan para adaptarse. De ahí que si entras en contacto por primera vez con la magia vil y el caos, sus efectos sean tan brutales en el aspecto físico: adaptación.
Al mismo tiempo, cambian tus objetivos y tu carácter: las fuerzas literalmente te cambian. Tu percepción del bien y el mal cambia con ellas y el objetivo de esta fuerza pasa a ser el tuyo salvo excepciones.
Independientemente de esto y aunque tengas una resistencia muy baja al flujo de magia y no acumules ya casi residuos, hay que precisar algo: todos tenemos un límite. Ese límite se refleja en el maná: es el desgaste que nos causa canalizar magia, es decir, la energía que perdemos y que al llegar a 0, debemos recuperar. Si pasa a través de nosotros demasiada magia, bien nos podemos quedar exháustos un tiempo (sin maná) o incluso perder la vida, si pasa demasiado flujo de golpe y no lo damos frenado.
- Acumuladores y generadores
Las fuerzas se pueden acumular para estar disponibles más tarde, bien como hacen los encantadores o bien en estado puro, al igual que hay zonas y seres donde se generan.
Por ejemplo, los elfos nocturnos canalizan y acumulan magia (creo que de naturaleza) para su uso posterior en las pozas lunares, donde se pueden hacer rituales para “purificar” (impregnar de otra magia) ciertas cuestiones o ciertos rituales como el de la guerrera nocturna.
También hay generadores, aunque tampoco explican su funcionamiento. Un claro ejemplo son el pozo de la eternidad y la fuente del sol.
Un saludo y espero que les guste.