Contigo sea la Sombra y la Luz [Relato Corto]

-Contigo sea la Luz, Sareth. Dijo el maestre de Piedra de Luz, dedicándole una mirada fría y hostil

El comentario enervó al brujo, no por ser bendecido de manera abstracta por esa energía que tanto le había dado la espalda, si no por la intención detrás de esas palabras amargas.

-Y contigo la Sombra, maese Murgran. *Replicó mientras intentaba poner la mejor de sus sonrisas. Sin embargo, se notaba perfectamente el asco que Sareth tenía al paladín.

Es obvio que los dos, brujo y paladín, se hubieran matado allí mismo. Murgran habría clavado su espada en el impío corazón de Sareth en nombre de su preciada Luz y éste, por el contrario, habría consumido su alma entre delirios de grandeza y supremacía.

-Nos llena de gratitud vuestra presencia aquí, valiosos aliados. La voz del Magister del Culto de la Sombras interrumpió los deseos vengativos del brujo

-Gracias por la invitación, Magister. Kräcius, Sumo Arconte. Dijo a modo de saludo mientras Kräcius, otro lider del Culto de las Sombras, se acercaba

-Vamos a ponernos en marcha, nos esperan días difíciles y no sabemos como está la situación. Los dos líderes del Culto de las Sombras y la Arconte retrocedieron hacia su grupo casi al unísono

Aliados de todas partes de Azeroth se reunían bajo el cielo partido de Corona de Hielo. El Voluntariado de Gnomeregan, el Culto de las Sombras y Piedra de Luz. Había venido hasta la Horda, interesada por el destino del mundo, representada por el Clan Rompecráneos y el Clan Colmilloescarcha.

Juntos se pusieron a trabajar, pues los días aciagos se cernían sobre ellos

Offrol

  • Quería compartir esta situación acontecida el anterior jueves onrol ya que fue una de mis favoritas en el evento. En dos líneas y dos emotes se puede apreciar años de desarrollo de dos personajes totalmente distintos.

¡Gracias!

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Culto del Nuevo Amanecer (Relato): Aullidos bajo el cielo roto.

El día había sido largo. Rupert había asistido al diálogo entre los líderes del Culto de las Sombras y los clanes orcos para enfrentar el fenómeno cosmológico de Corona de Hielo. Como miembro del Culto del Nuevo Amanecer, permaneció junto a Lady Corinne y su maestro, Sareth Holks.
Tras finalizar la reunión, el trabajo siguió adelante. Juntos instalaron runas defensivas por todo el campamento. Sus compañeros se retiraron finalmente a sus tiendas a descansar. Pero Rupert no podía dormir. Algo le preocupaba.
Deambulando por el campamento de un lado a otro, sin dejar de darle vueltas a algo: ¿se revelaría su auténtica naturaleza cuando la Plaga atacara el campamento? ¿Cuánto tiempo hacía ya desde el último cambio?
Rupert había vivido toda su vida su condición de huargen como una vergüenza. Su padre había tratado de revertir esta situación familiar con remedios pseudocientíficos, dejando algunas secuelas en el cuerpo de Rupert. Pero nada había funcionado. Solo quedaba aprender a contenerlo. Pero a veces… necesita salir.
Quizás fue el estrés o la preocupación, o quizás la posibilidad de hacerlo sin ser visto, pero Rupert salió del campamento en mitad de la noche a hurtadillas y caminó a través de la nieve hasta encontrarse lo bastante lejos. En la oscuridad total, bajo el cielo hecho pedazos, cayó en la nieve retorciéndose. Y allí lo dejó salir. Rugidos y aullidos se podían escuchar a lo lejos. Meses, quizás años, de contención liberados en una sola noche.
Exhausto, volvió al campamento. Nunca había dormido tan bien como esa noche. Al día siguiente, el duro trabajo siguió adelante

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