Algunas pancartas oscuras con letras blancas adornan las principales calles de Orgrimmar y de otras ciudades importantes del territorio de la Horda.
A todo aquel renegado y miembro de la Horda,
Estas últimas semanas han supuesto un cambio para el pueblo renegado y para la facción. Nuevos aires soplan sobre nuestras espaldas que solo la Sombra sabe hacia dónde nos guiarán.
Mas se aproxima una fecha muy importante para nosotros, este próximo viernes comienza la festividad de Halloween. A pesar de que las mofas y los trucos se hacen presentes en estas fechas, no hay que perder la verdadera esencia de estas fiestas y lo que significa realmente para el pueblo renegado.
Os invito pues a vosotros, almas quebradas y llenas de dudas a que acudáis a la ceremonia que celebraremos este viernes a las diez de la noche en el Circo de las Sombras, en la choza que se halla en la entrada de Sima Ígnea.
Al acabar el sermón, marcharemos en procesión hacia el exterior de la capital para encender al Hombre de Mimbre y así dar comienzo de manera oficial a Halloween.
Invito a todos aquellos renegados a que acudáis para que os pueda ayudar a solventar la desesperación y miedo que guardáis en vuestro interior, también serán bienvenidos otros miembros de la Horda que quieran asistir a la ceremonia.
Que la Sombra guíe vuestros pasos.
Cardenal Claude Lammenais
Aclaración Off-rol
Con motivo de que se acerca Halloween (que representa una de las festividades más importantes para los renegados) y después de los últimos acontecimientos dentro de la Horda, he pensado en crear un evento en el que fomentar el rol renegado y su nuevo papel dentro de la Horda tras el fin de la cuarta guerra.
Como he comentado antes, será un evento/misa en la que se dará un sermón y luego se marchará hacia fuera para acabar el evento.
Mi intención es crear algo de rol por la ciudad y animar a los jugadores a hacer algo de casual después del evento.
Recordad: El evento es este viernes día 18 de octubre a las 22:00h en la choza que hay a la entrada de la mazmorra de Sima Ígnea, en el Circo de las Sombras (Orgrimmar).
Cualquier duda o pregunta podéis contactar conmigo por este foro o dentro del juego.
Será maravilloso. Te agradezco personalmente que incentives el rol en la Horda, que buena falta le hace.
Me encanta que este tipo de festividades tengan su parte en el rol, pero, ¿cómo se hará lo del Hombre de Mimbre? Creo que en Orgrimmar (Durotar en realidad) no hay ningún tipo de muñeco. ¿Tiraréis de imaginación?
Es la única duda que me asalta. Por lo demás, todo fantástico.
(Ya podían reformar los eventos del mundo, como han hecho con la Fiesta de la Cerveza…)
Bueno, a mi goblin más le gustará la parte de las “Mofas y Trucos” de estas fechas que las verdaderas y solemnes costumbres. Aun así sabrá comportarse, sobre todo en una época tan dura para el pueblo Renegado.
No podré confirmar mi asistencia al evento al 100% pero… podéis contar con mi apoyo.
Lamentablemente no hay ningún Muñeco de Mimbre real en las afueras de Orgrimmar, tal y como dices tiraremos de imaginación y pondré una marca en la banda que creemos para situarlo. Pero sí, es una lástima que no renueven Halloween ahora que onrol en Entrañas no se puede estar.
Mejor no, que sino pensarán que nos marcamos otro Teldrassil y me clausuran la ceremonia.
Había sido una mañana atareada. El sol caía inclemente sobre Orgrimmar y Kurgan caminaba entre sus calles escoltado por un par de mok’gashal, su guardia de élite. Las últimas horas habían transcurrido lentas, pues Kurgan y varios Quemasendas habían estado patrullando la ciudad, ayudando en todo tipo de quehaceres a mucha de la gente que habitaba la capital de la Horda. Durante los últimos días del mando de la Falsa Jefa de Guerra muchos crímenes fueron cometidos en la ciudad. Ahora era el turno de Kurgan y los suyos de reparar el daño hecho por Sylvanas. Era responsabilidad suya curar a la Horda.
Los tres orcos caminaban, sus viejas armaduras rechinaban a su paso por las polvorientas calles. Aquí y allá gentes de todas las razas saludaban al orco, saludos que eran correspondidos de igual forma por él. Sin embargo, algo detuvo sus pasos frente a un tablón de anuncios, se trataba de un pergamino negro con letras blancas, parecía nuevo. Alzó un puño de hierro y ambos mok’gashal detuvieron su paso al unisono. Kurgan se acercó al tablón y leyó con detenimiento el contenido del oscuro pergamino.
— Lammenais…— pronunció con evidente disgusto tras haber leído el mensaje.
El orco arrancó el pergamino de ese tablón, lo leyó una vez más y lo enrolló, acto seguido se lo tendió al mok’gashal que en la marcha iba a su derecha.
— Puñocarbón, quiero que entregues esto al cuartel del clan. Busca al comandante Dreker, dile que quiero a dos brutos disponibles el viernes por la noche, panoplia de batalla completa. ¿Entendido?
— Como ordenes, jefe de guerra.
El enorme orco saludó de forma marcial y partió pergamino en mano a paso ligero hacia el cuartel.
Kurgan miró al otro mok’gashal y cabeceó hacia la calle, él asintió y ambos reanudaron la marcha. Mientras volvían a patrullar, el jefe no parecía dejar de pensar. Claude Lamennais había sido un conocido partidario de Sylvanas antes y durante la guerra. No impediría ninguna misa, pero tampoco permitiría que ese Renegado reavivara las llamas de la lealtad hacia Sylvanas entre una gente que ya había sufrido bastante.
Lirena contempla el cartel, pensativa. Sigue sin tener del todo claro la decisión del Cardenal, pero no será ella la que de marcha atrás a la idea
-…Madre Oscura, vela por nosotros. No nos abandones… sumida en sus pensamientos, se apresura a ir al encuentro del Cardenal. Hay mucho que preparar
Le llegaría, eventualmente, nueva de aquel encuentro. Recostado en el porcho de una hacienda humana abandonada en la profundidad de Tuercespina, rodeado de aquellos pocos que no estaban convencidos de ser perseguidos.
Tardaría un tiempo en reaccionar, cerrando su muerto labio superior sobre una caña de papel, procediendo a sorber los contenidos de una mitad de coco, llena con lo que no parecía alcohol, más bien una mezcla de varios componentes químicos.
— Que alguien vaya y se fije cómo está Orgrimmar. Y mandadle saludos al Cardenal.
El renegado y el elfo que habían venido con aquellas nuevas se retirarían, en lo que el tirador daría un sorbo a la “bebida”.
Escondido desde la caída del mandato de la Reina Alma en pena en alguna parte del norte de los Reinos del Este, Connar se limitó a mantenerse alejado de las capitales de la Horda pues un Mortacechador lleva consigo muchos secretos. Seguramente si se acercaba a una de las capitales lo habrían arrestado y torturado por información o peor aún asesinado.
Habían pasado semanas y el renegado se encontraba en espera de ordenes o noticias.
pocos sabian de su ubicación en el momento que Varok Colmillosauro y la alianza asaltaron Orgrimmar. Justo después de eso en la capital de la Horda había iniciado una caza hacia los partidarios de la Reina Alma en pena, es lo único que Connar sabía a ciencia cierta. No se sorprendió al ver un no-muerto acercarse a la casa donde el se encontraba, eran noticias.
El mensajero Renegado intento entablar una conversación con una carta en la mano.
— Tengo una carta para usted Lord Ashworth de parte del… Connar alzo los ojos al cielo y le quito la carta de las manos. Reconoció rapidamente el sello en cera morada, abrió la carta en manera poco delicada.
Mientras leía la carta se rascaba la barbilla con sus dedos huesudos, al terminar de leerla abrió los ojos como platos.
— El Cardenal quiere hacer una ceremonia? En Orgrimmar?! Connar miró a los ojos al mensajero buscando una respuesta desesperado, el mensajero se limito a alzar los hombros.
— Es que quiere que lo maten? Rapidamente cogió un papel y comenzó a escribir rapidamente con tinta negra como la noche. Cerró el sobre con cera morada y metió el sello de la Corte Olvido.
— Entrégaselo al Cardenal sin demora. El mensajero salió de la estructura, Connar se sento cerca de la ventana y comenzó a juguetear con su daga mientras lo veía alejarse.
Se dijo a sí mismo.
— Esto no puede ser bueno, que la sombra guíe tus pasos, Lammenais.