[Evento de Rol] [Relato] La sangre de la Selva đź’€

Poblado Cráneo Roto

La hoguera iluminaba el centro del poblado con alegrĂ­a, aun cuando la luna se encontraba en su punto mas alto, los crĂ­os del poblado corrĂ­an por todos lados, jugando y luchando como buenos orcos, mientras que los adultos, tanto las hembras como los machos, regresaban a sus chozas tras haber cumplido con el duro pero honrado trabajo que permite levantar el clan cada dĂ­a que pasa.

Brogshar, Alto chaman de los Rompecráneos sonríe ante tales actos, estaba orgulloso de su pueblo, y de como el clan que le había acogido con tanto aprecio era bendecido por los espíritus un día mas. Como era de costumbre, el era el ultimo en ir a la choza, eso sin contar a los guardias que rondaban el poblado. Había pasado ya mucho tiempo desde que Brogshar no había visto una vida en un clan como la que estaba llevando en esos momentos, y como era también de costumbre, antes de levantarse y retirarse a la choza de los taumaturgos, agradecía ante la hoguera y el tótem de Las Viejas Risas (Ancestros del clan Rompecráneos).

Estuvo a punto de entrar en su choza cuando el cuerno de la gran puerta había sonado. En el clan no se acostumbraba a recibir visitas por su localización en mitad de la selva en la Vega de Tuercespina. Hace unos meses, con el derrocar de la “Reina alma en pena” y la participación del clan en la rebelión de las capas viejas, el clan se había unido formalmente a la Horda, lo que había generado que visitantes pasasen por el clan ya sea en busca de cobijo o simplemente conocer a los Rompecráneos, como mucho un par de veces al mes. Pero nunca a tales horas de la noche.

En las puertas de la ciudad, se encontraba un Trol muy conocido, y respetado tanto en el poblado de los Rompecráneos como en la misma Horda. Rah’tafari de la tribu Atal’Gurub, en el pasado, era uno de los pocos visitantes que el poblado tenia usualmente antes de que el clan formase parte como un elemento activo de la Horda. Pero esta vez su visita no traía alegrías o buenos augurios.

Como es de costumbre en el clan, fue llevado ante el Cacique del poblado, el Jefe Tuetano de los Rompecráneos. Dadas las circunstancias y lo delicado del asunto, en la choza del jefe se habían reunido los miembros del Consejo del Cráneo, junto a su jefe y al visitante.

Una bruja de Sangre masacra nueh’tro pueblo, colega -Dice tristemente el Trol- Se ha hecho con Zul’gurub, y de allí no ha sali’o nunca na’ bueno. Es una adoradora de Hakkar, y se eh’ta llevando a lo’h mio’h a Zul’Gurub. Donde quien sabe lo que le’ eh’ta haciendo.

El Trol había sido escuchado con atención por los orcos y trols del poblado Rompecráneos, pues el consejo del cráneo advirtió que esta amenaza podría caer sobre el poblado Cráneo Roto, si no se le ponía fin a tiempo. El Jefe Tuetano, esa misma noche, dio la orden de descansar, pues al día siguiente, el clan marcharía una vez mas en son de guerra, para dar caza a esta bruja de sangre, que tanto amenazaba a la población en la Vega de Tuercespina.

El clan marchó hasta una de las aldeas trols que se encontraban cerca de la ciudad de Zul’Gurub. Al llegar, solo encontraron muerte y destrucción. Los pocos que habían sobrevividos, vieron como salvadores a los recién llegados, ofreciéndoles cobijo y alimento. La anciana de la aldea, le contó a los miembros de los Rompecráneos como la bruja secuestraba a su pueblo, y como esta se alimentaba con la magia de sangre y la energía de sus victimas.

Esa misma noche, Lok’tra, puño del clan y comandante de las fuerzas de los Rompecráneos, ordeno que la aldea fuese fortificada, por lo que los peones y todo miembro del clan, bajo la supervición de un Goblin llamado Dirin del Cartel Bonvapor, que en su momento había demostrado ser de confianza( por lo que llevaba los negocios del clan y se ocupaba de sus peones haciendo de capataz) se construyeron trincheras, barricadas y torretas alrededor de la aldea Trol, o de lo que quedaba en pie.

La decisión de Lok’tra habia sido acertada, ya que esa misma noche un grupo de seres controlados por la magia de sangre que procedía de Zul’gurub, había atacado al poblado, y fueron fácilmente repelidos por sus defensores.

A la mañana siguiente, los Rompecráneos y los Trols, lanzaron una ofensiva contra las ruinas de Zul’Gurub en donde cooperando lograron avanzar hasta una zona en la que se encontraba un cristal de energía, que alimentaba con la sangre de los inocentes a la bruja. El camino fue duro y tortuoso, muchos resultaron heridos, pero al final lograron acabar con un sacerdote de sangre y su hueste que resguardaban el primer cristal.

Pero fue en el momento en el que el cristal reventó, que una enorme hidra, tan alta como los mismo muros del poblado Cráneo Roto, surgió de las profundidades del río, y ataco a los invasores. El combate fue duro y sanguinario, pero los Rompecráneos y los Trols, gracias a su inteligencia y fuerza, lograron poner fin a la bestia. La cual fue ejecutada en una heroica maniobra en conjunto por la mismísima comandante y puño del clan Lok’tra y uno de los Kor’Kron del jefe, Lurbrutz, este ultimo reclamando una de las cabezas de la bestia como premio.

Los atacantes estaban desgastados, por lo que el Jefe decidió atrincherarse en esa misma posición, dentro de Zul’Gurub, montando defensas alrededor del campamento, para poder descansar y reponer fuerzas, sanar heridas y prepararse para el siguiente asalto. La Horda no abandona a sus aliados. El Clan no abandonara a sus aliados. Lok’tar Ogar

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