Poblado Cráneo Roto
La hoguera iluminaba el centro del poblado con alegrĂa, aun cuando la luna se encontraba en su punto mas alto, los crĂos del poblado corrĂan por todos lados, jugando y luchando como buenos orcos, mientras que los adultos, tanto las hembras como los machos, regresaban a sus chozas tras haber cumplido con el duro pero honrado trabajo que permite levantar el clan cada dĂa que pasa.
Brogshar, Alto chaman de los Rompecráneos sonrĂe ante tales actos, estaba orgulloso de su pueblo, y de como el clan que le habĂa acogido con tanto aprecio era bendecido por los espĂritus un dĂa mas. Como era de costumbre, el era el ultimo en ir a la choza, eso sin contar a los guardias que rondaban el poblado. HabĂa pasado ya mucho tiempo desde que Brogshar no habĂa visto una vida en un clan como la que estaba llevando en esos momentos, y como era tambiĂ©n de costumbre, antes de levantarse y retirarse a la choza de los taumaturgos, agradecĂa ante la hoguera y el tĂłtem de Las Viejas Risas (Ancestros del clan Rompecráneos).
Estuvo a punto de entrar en su choza cuando el cuerno de la gran puerta habĂa sonado. En el clan no se acostumbraba a recibir visitas por su localizaciĂłn en mitad de la selva en la Vega de Tuercespina. Hace unos meses, con el derrocar de la “Reina alma en pena” y la participaciĂłn del clan en la rebeliĂłn de las capas viejas, el clan se habĂa unido formalmente a la Horda, lo que habĂa generado que visitantes pasasen por el clan ya sea en busca de cobijo o simplemente conocer a los Rompecráneos, como mucho un par de veces al mes. Pero nunca a tales horas de la noche.
En las puertas de la ciudad, se encontraba un Trol muy conocido, y respetado tanto en el poblado de los Rompecráneos como en la misma Horda. Rah’tafari de la tribu Atal’Gurub, en el pasado, era uno de los pocos visitantes que el poblado tenia usualmente antes de que el clan formase parte como un elemento activo de la Horda. Pero esta vez su visita no traĂa alegrĂas o buenos augurios.
Como es de costumbre en el clan, fue llevado ante el Cacique del poblado, el Jefe Tuetano de los Rompecráneos. Dadas las circunstancias y lo delicado del asunto, en la choza del jefe se habĂan reunido los miembros del Consejo del Cráneo, junto a su jefe y al visitante.
Una bruja de Sangre masacra nueh’tro pueblo, colega -Dice tristemente el Trol- Se ha hecho con Zul’gurub, y de allà no ha sali’o nunca na’ bueno. Es una adoradora de Hakkar, y se eh’ta llevando a lo’h mio’h a Zul’Gurub. Donde quien sabe lo que le’ eh’ta haciendo.
El Trol habĂa sido escuchado con atenciĂłn por los orcos y trols del poblado Rompecráneos, pues el consejo del cráneo advirtiĂł que esta amenaza podrĂa caer sobre el poblado Cráneo Roto, si no se le ponĂa fin a tiempo. El Jefe Tuetano, esa misma noche, dio la orden de descansar, pues al dĂa siguiente, el clan marcharĂa una vez mas en son de guerra, para dar caza a esta bruja de sangre, que tanto amenazaba a la poblaciĂłn en la Vega de Tuercespina.
El clan marchĂł hasta una de las aldeas trols que se encontraban cerca de la ciudad de Zul’Gurub. Al llegar, solo encontraron muerte y destrucciĂłn. Los pocos que habĂan sobrevividos, vieron como salvadores a los reciĂ©n llegados, ofreciĂ©ndoles cobijo y alimento. La anciana de la aldea, le contĂł a los miembros de los Rompecráneos como la bruja secuestraba a su pueblo, y como esta se alimentaba con la magia de sangre y la energĂa de sus victimas.
Esa misma noche, Lok’tra, puño del clan y comandante de las fuerzas de los Rompecráneos, ordeno que la aldea fuese fortificada, por lo que los peones y todo miembro del clan, bajo la superviciĂłn de un Goblin llamado Dirin del Cartel Bonvapor, que en su momento habĂa demostrado ser de confianza( por lo que llevaba los negocios del clan y se ocupaba de sus peones haciendo de capataz) se construyeron trincheras, barricadas y torretas alrededor de la aldea Trol, o de lo que quedaba en pie.
La decisiĂłn de Lok’tra habia sido acertada, ya que esa misma noche un grupo de seres controlados por la magia de sangre que procedĂa de Zul’gurub, habĂa atacado al poblado, y fueron fácilmente repelidos por sus defensores.
A la mañana siguiente, los Rompecráneos y los Trols, lanzaron una ofensiva contra las ruinas de Zul’Gurub en donde cooperando lograron avanzar hasta una zona en la que se encontraba un cristal de energĂa, que alimentaba con la sangre de los inocentes a la bruja. El camino fue duro y tortuoso, muchos resultaron heridos, pero al final lograron acabar con un sacerdote de sangre y su hueste que resguardaban el primer cristal.
Pero fue en el momento en el que el cristal reventĂł, que una enorme hidra, tan alta como los mismo muros del poblado Cráneo Roto, surgiĂł de las profundidades del rĂo, y ataco a los invasores. El combate fue duro y sanguinario, pero los Rompecráneos y los Trols, gracias a su inteligencia y fuerza, lograron poner fin a la bestia. La cual fue ejecutada en una heroica maniobra en conjunto por la mismĂsima comandante y puño del clan Lok’tra y uno de los Kor’Kron del jefe, Lurbrutz, este ultimo reclamando una de las cabezas de la bestia como premio.
Los atacantes estaban desgastados, por lo que el Jefe decidió atrincherarse en esa misma posición, dentro de Zul’Gurub, montando defensas alrededor del campamento, para poder descansar y reponer fuerzas, sanar heridas y prepararse para el siguiente asalto. La Horda no abandona a sus aliados. El Clan no abandonara a sus aliados. Lok’tar Ogar