Capítulo 1
Aprendiz de magia
La majestuosa ciudad de Dalaran se alzaba en lo alto de la montaña, su brillante cúpula flotante resplandecía bajo la luz del sol. Allí, en medio de la bulliciosa ciudad, se encontraba la Torre de los Magos, un lugar sagrado donde los elfos nobles de alto linaje venían a aprender las artes arcanas.
En una de las amplias salas de la torre, se encontraba Lady Zelanus, una joven elfa de porte elegante y cabellos dorados como el sol. Vestida con una túnica azul oscuro, estaba rodeada de libros antiguos y pergaminos llenos de hechizos. Con gran concentración, movía sus manos en un complicado gesto mientras pronunciaba palabras en un idioma antiguo.
El aire se cargaba de energía mágica y un pequeño destello azul apareció en sus manos. Lady Zelanus sonrió con satisfacción mientras observaba el resultado de su conjuro. Sabía que estaba dando los primeros pasos en el camino de convertirse en una poderosa maga
El maestro de Lady Zelanus, el Archimago Thalorien, se acercó con paso tranquilo. Su larga barba blanca y su mirada sabía eran características que imponían respeto. Con una sonrisa, observó el éxito de su aprendiz y asintió con aprobación.
-Estás progresando rápidamente, Lady Zelanus.- dijo el Archimago con voz profunda. -Tu dominio de los hechizos arcanos es impresionante para alguien de tu edad. Sigues los pasos de tu ilustre familia.
Lady Zelanus se inclinó en señal de respeto hacia su maestro. -Gracias, Archimago Thalorien. Es un honor aprender de usted y de los grandes magos que han pasado por esta torre.
El Archimago asintió, satisfecho. -Pero recuerda, el poder de la magia arcana conlleva una gran responsabilidad. Debes utilizarlo para proteger a los inocentes y luchar contra el mal. Solo entonces te convertirás en una verdadera defensora de la justicia.
Lady Zelanus asintió, con los ojos llenos de determinación.-Lo prometo, maestro. Utilizaré mis habilidades para el bien y me convertiré en una maga digna de mi linaje.
El Archimago le sonrió y colocó una mano sobre su hombro. -Confío en ti, Lady Zelanus. Sigue aprendiendo y creciendo en sabiduría. El camino de la magia arcana es largo, pero estoy seguro de que lo recorrerás con éxito.
Con estas palabras de aliento, Lady Zelanus se sintió llena de emoción y gratitud. Sabía que estaba en el lugar correcto, en el momento adecuado, para cumplir su destino como maga arcana. El viaje apenas comenzaba y estaba ansiosa por enfrentar los desafíos que le esperaban en Dalaran.
El día a día de Lady Zelanus en Dalaran se caracterizaba por una rutina rigurosa y llena de aprendizaje. Cada mañana, se despertaba temprano y se dirigía a la biblioteca de la torre para estudiar los antiguos textos de magia arcana. Pasaba horas sumergida en la lectura, absorbiendo todo el conocimiento que podía.
Después de las lecciones teóricas, llegaba el momento de la práctica. Lady Zelanus se unía a otros aprendices de magia arcana en los amplios salones de entrenamiento. Allí, bajo la atenta mirada de los maestros, practicaban los hechizos aprendidos y perfeccionaban su control sobre las energías mágicas.
Durante el almuerzo, Lady Zelanus se reunía con sus compañeros de estudio en la sala común de la torre. Compartían anécdotas, intercambiaban conocimientos y se apoyaban mutuamente en su camino hacia la maestría de la magia. Estos momentos de camaradería eran importantes para ella, ya que le recordaban que no estaba sola en su búsqueda de poder y sabiduría.
Por las tardes, Lady Zelanus participaba en clases prácticas especializadas. Aprendía a crear barreras mágicas, a canalizar energías elementales y a conjurar ilusiones. Cada nueva habilidad que adquiría la acercaba más a su objetivo de convertirse en una maga arcana formidable.
Al caer la noche, Lady Zelanus regresaba a su habitación en la torre. Allí, rodeada de libros y pergaminos, continuaba estudiando y practicando por su cuenta. Sabía que el camino hacia la maestría requería dedicación y esfuerzo constantes.
Sin embargo, en medio de su rutina diaria, Lady Zelanus siempre encontraba tiempo para explorar los rincones de Dalaran. La ciudad flotante estaba llena de maravillas y secretos por descubrir. Se aventuraba por las calles, visitaba tiendas de artefactos mágicos y conversaba con magos experimentados que habían viajado desde lejos para estudiar en Dalaran.
Estas interacciones con otros magos y las experiencias en la ciudad enriquecían su perspectiva y su comprensión de la magia arcana. A medida que avanzaba en su aprendizaje, Lady Zelanus se daba cuenta de que la magia no solo era un conjunto de hechizos y fórmulas, sino una forma de vida, una conexión profunda con el tejido mismo del universo.
Una mañana se levantó y se preparó lista para salir a desayunar, se lavo bien la cara y vio su reflejo en el espejo, una elfa noble de estatura media para su raza, poseía delicadas orejas cortas, que a veces la avergonzaba ya que a los de su raza les llamaba mucho la atención, y ojos violeta brillantes que reflejaban su pasión por la magia. Su cabello castaño y largo caía en ondas suaves sobre sus hombros, enmarcando su rostro de rasgos finos y elegantes. A pesar de su juventud, había entrado recientemente en la edad adulta hacia poco que cumplio los 62 años, lo que le otorgaba una apariencia de serenidad y sabiduría más allá de sus años.
Durante su día a día en Dalaran, Lady Zelanus compartía su tiempo y experiencias con dos amigos cercanos de las clases de magia. El primero de ellos era Erevan, un elfo de cabello plateado y ojos azules claros. Era conocido por su habilidad innata para la manipulación de las ilusiones y su sentido del humor travieso. Siempre estaba dispuesto a ayudar a Lady Zelanus, ya sea en sus estudios o en alguna travesura inofensiva dentro de la torre.
El segundo amigo era Liara, una elfa de piel pálida y cabello rubio como el trigo. Liara se destacaba por su dominio de los elementos y su enfoque disciplinado hacia la magia. A menudo, ella y Lady Zelanus pasaban horas debatiendo sobre las teorías mágicas más complejas y experimentando con hechizos elementales en los jardines de la torre.
Estos tres amigos compartían no solo su día a día en Dalaran, sino también sus sueños y aspiraciones. Soñaban con convertirse en magos poderosos, capaces de proteger a su raza y a los inocentes de las amenazas que acechaban en el mundo. Juntos, se apoyaban mutuamente en cada paso de su camino hacia la maestría de la magia arcana.
En medio de las risas, los desafíos y las emociones compartidas, Lady Zelanus encontraba un sentido de pertenencia y amistad que la impulsaba a seguir adelante. Sabía que, con Erevan y Liara a su lado, no importaba cuán difíciles fueran los obstáculos que enfrentaran, siempre tendrían el apoyo y la camaradería necesarios para superarlos.