Mareas de venganza.Dos visiones del conflicto

La pequeña gnoma tenía la mirada perdida en la inmensidad del vacío que les rodeaba. En su mente, muy viejos hechizos, al alcance de muy pocos, alteaban caoticamente, así como muchas lecciones aprendidas de joven del martillo crepuscular.

Aunque aquella estupida organización estaba mal encauzada y sus preceptos eran incorrectos. Acumulaban una ingente cantidad de información sobre lo que les rodeaba en aquel momento, el vacío. No en vano, era una furza poderosa que podía ser usada para poner fin la vida en azeroth. Y el culto la había estudiado bien.

No obstante, no lo sabía todo, pero si gran parte de lo necesario para alcanzar su nuevo plan. Sobre los huecos de como hacerlo, tendría que liberar momentaneamente a su “invitado”, que tras tantos años de susurros, había analizado bien y sabía que le daría lo que necesitaba.

La gema, reaccionaba ariscamente con el cuerpo de la gnoma. Sentía espasmos, pequeñas descargas y otras no tan pequeñas y requería un poco de tiempo para trazar los preparativos.

La gnoma pasó con suma facilidad a forma de las sombras y se movio a otra posición mas adecada para su plan, disimulando un poco mientras dibujaba un enorme glifo runico, con un poco de su sangre en el suelo del ajado pedrolo.

De vez en cuando, para no llamar la atención del grupo, lanzaba alguna granada al brujo. Desde luego, era poderoso pero un poco torpe a la hora de analizar contra quienes luchaban, se cegaba.

Tras dibujar el glifo, y encontrandose cada vez peor por su ingesta de la gema, comenzó con el ritual.

Una voz en su interior, una presencia acentrasl observava curiosa hasta que habló, resonando en el interior de su cabeza.

– Inteligente plan, pero este ritual requiere de almas vivas… Oh! por eso te tragaste la gema…

La gnoma con sumo cuidado estudió al resto de miembros de la expedición. Era obvio que esto no le iba a gustar a los paladines.

– Esos paladines siguen a las fuerzas equivocadas… Descubrirán todo un mundo de…

– Ohh calla! Te necesito en esto, puedes jugar con la piedra y canalizarla antes de que nos mate la roca. Y se que no quieres morir, no te uniste a mi para eso.

– Será divertido…

– Usa las almas drenadas del brujo en la gema como catalizador…

Antes siquiera de terminar de hablar, terribles espasmos cruzaron el cuerpo de la pequeña gnoma. La gnoma soltó su mente centrandose en el ritual y su cuerpo empezó a cambiar. Su piel se ennegreció y pequeños tentaculos comenzaron a emerger de ella, con pequeñas bocas sembradas de dientes. Creció de tamaño y sin interrumpir el ritual, canalizó poder al sello implorando al mismisimo kaos que los rodeaba.

Un estrepitoso manto oscuro rodeó a la gnoma, como si de un huracan se tratase y desde su interior, grandes dosis de poder empezaron a salir desde su cuerpo imbuyendo el glifo de sangre, liberando almas de demonio de la gema, que eran succionadas rápidamente por el conjuro que estaba tomando fuerza.

Un haz de luz morada, calló desde el cielo sobre la gnoma. haciendo temblar la roca y entonces, un rayo emergió de la tormenta golpenando uno a uno a todos los miembros del grupo, excepto al brujo.

Una oleada de oscuridad pura inundó a los presentes y su efecto no tardó en notarse. Sus cuerpos se fortalecieron, crecieron de tamaño y poder, mutando a ignotos de inconmensurable poder.

Mucha mayor fuerza, rápidez, reflejos, resistencia y un torrente de potencial magico al alcance de muy pocos.

Los paladines se resistieron, pero cambiaron igual.

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