Einir sujetaba el arco firmemente. Había tumbado una de las mesas esperando a que el primer naga apareciera por la puerta. Noah se había situado junto al marco de la misma, con la guja preparada para insertarla en la cabeza del primer reptil que pasara. Einir vió por el rabillo del ojo como Valeera estaba ensimismada mirando a Eleanna.
“¡Valeera!” le gritó.
Valeera reaccionó y fué corriendo hacia la puerta. Se subió a lo alto de una estantería y esperó… para abalanzarse sobre sus enemigos.
Los ruidos cesaron en el exterior… solo había silencio. Einir comenzó a sudar… pero la cuerda de su arco seguía bien tenso.
De un golpetazo, un enorme naga abrió las puertas con su hombro y entró en la sala tridente en ristre. Einir descargó una flecha que se alojó directamente en el ojo. Noah aprovechó y le clavó la guja en el cuello, degollándolo de manera que la mole calló muerto de boca.
Por encima de el entraron tres brujas nagas que nada más entrar congelaron conjurando unas novas de escarcha a Einir y Noah en el sitio. Estaban conjurando unas descargas de escarcha, cuando Valeera cayó sobre una de ella clavándole las dagas en la cabeza, matándola en el acto. Las otras dos interrumpieron el conjuro de la sorpresa, momento que aprovechó valeera para lanzarse sobre una segunda. Las dos cayeron al suelo, mientras Valeera navajeaba en el suelo el cuerpo de la naga, que emitía unos gritos horribles.
Einir consiguió descargar una flecha que acertó a la tercera bruja en la garganta. Cuando la naga se llevo las manos a la garganta, una guja lanzada por su espalda le atravesó el corazón. Al morir las tres brujas se deshicieron las presas de hielo que mantenían fijas a Einir y Noah en el sitio.
Noah corrió a recuperar su guja. Mientras la cogía miró hacia el pasillo, y contempló con estupor como un gran número de nagas se dirigían hacia ellas.
Subitamente, unas descargas de fuego comenzaron a golpear a los nagas que iban en cabeza. Montones de kaldorei fantasmales de la academia comenzaron a aparecer por el otro extremo del pasillo al grito de “expulsad a los demonios”.
Einir comenzó entonces a disparar flechas desde su posición. Los nagas, se vieron entonces luchando en dos frentes.
“Los fantasssmasss nosss essstán sssuperando” gritó uno de ellos. Se olvidaron por un momento de la biblioteca, intentando buscar una estancia donde defenderse del ataque por sorpresa de los magos kaldorei.
Valeera entonces les gritó a las centinelas: “Es nuestra ocasión, cojamos a Eleanna y aprovechemos la confusión para escapar”.
Noah y Einir asintieron. Cuando Einir, la más cercana a la posición donde estaba Eleanna, se giró para ir a recogerla… una lanza de hielo le atravesó el hombro empalándola en una estantería cercana. Dió un grito agónico y trató por todos medios de quitarse la lanza con el otro brazo.
“¡Einir!” gritó Noah. Cuando se dirigía a Einir para ayudarla, un golpe de viento helado la desequilibró. Junto al viento, un aluvión de cientos de esquirlas de hielo comenzaron a clavársele en la armadura a desgarrarle partes de carne. Noah salió disparada del impulso del viento, estampándose contra una librería, cayendo al suelo con multitud de pequeños fragmentos de hielo clavados por todo su cuerpo.
“No…” pensó Valeera. Entonces la vió. Eleanna estaba de pie mirándola fijamente. Sus ojos ya no eran oscuros… ni plateados. Eran rojos… como la sangre. Y estaba empezando a conjurar una gran cantidad de vientos helados que se arremolinaban generando una enorme pica que apuntaba directamente hacia ella…