Espero que te gusten, ando escribiendo el siguiente.
Puedes encontrar los tres relatos que llevo por ahora en el hilo recopilatorio de Stive.
Aquí está el tercero: [Relato] Sangre en la llanura - n.º 4 de Menelwie-colinas-pardas
Había ido un día más a Costa Oscura. No había mucho que hacer a parte de matar a unas cuantas amenazas menores. Volvía a Cuna pensativa.Quizás era el instinto materno,pero decidió que era hora de arreglar un asunto que llevaba retrasando mucho tiempo.
Era mediodía,mientras cocinaba lo habló con él.
-Estás segura?-preguntó Argent preocupado-si te vuelven a rechazar…
-Debo intentarlo,desde que aceptaron a Xhak de vuelta,tengo esperanzas y llevo tiempo pensando en ello. Son sus abuelos-dijo mirándose el vientre.Y debo hacerlo antes de que se note demasiado.
-Ojalá pudiera acompañarte-dijo Argent con un suspiro.Sabía que no la haría cambiar de opinión y no podía entrar en Ventormenta,pero si volvía triste por el rechazo de sus progenitores él estaría allí para consolarla.Y ella lo sabía,era muy consciente de ello.
Tras la comida y recoger se despidió de él con un fuerte abrazo,necesitaba ese valor y ánimo que él siempre le confería.
Con una sonrisa nerviosa usó su piedra de hogar y se materializó en Boralus. Se dirigió con rapidez a la sala de portales y atravesó el que llevaba a Ventormenta.En algún momento debería plantearse si las teleportaciones eran sanas en su estado,no sabía como podía afectar a sus gemelos la magia arcana,aunque siendo justa,pensó mirando su anillo,ya había abusado de ella de forma inconsciente muchas veces.
Salió de la torre de magos de la ciudad turquesa e invocó a Luna.Dio unas cuantas vueltas nerviosa por encima del campo de refugiados antes de decidirse a aterrizar. No podía estar sobrevolando aquella zona eternamente.
Tiró de las riendas de la hipogrifo de Teldrassil para hacerla aterrizar,tras despedirse de su montura con una caricia en el cuello como agradecimiento tomó aire y se dirigió a la tienda de sus padres.
Cuando estuvo a un par de metros los nervios volvieron a consumirla,quiso dar la vuelta pero la cabeza de su madre asomó por la entrada de la tienda de campaña. Se quedó allí parada mirando a Lostariel Bosqueensueño que no la había visto aun.Como siempre que se ponía nerviosa la voz le salió en un susurro.
-Buenas tardes madre…-dijo mientras se enderezaba y comprobaba que su toga estuviese perfectamente pulcra.
Su madre se giró hacía ella sorprendida.
-Merith!! Mi niña!!-dijo acercándose a ella y abrazándola.
Menel se quedó rígida por un momento y un par de segundos después le devolvió el abrazo.
Cómo estás?-preguntó su madre mirándola de arriba a abajo inspeccionándola como si de algún tipo de aparato gnómico se tratase.Has engordado un poco-dictaminó al terminar la inspección.
La sacerdotisa tragó saliva mientras palidecía.Era lo que más temía.
Empezó a titubear como una niña pequeña que ha cometido alguna travesura y su madre la ha descubierto.
-Verás…madre…yo…es que yo…
-Estás embarazada,lo sé-dijo Lostariel de golpe.
-Cómo…?-empezó a preguntar Menel-Los rumores kaldorei verdad?
-Si,no quería creerlo al principio,pero Xhak nos lo explicó todo. Gemelos,elegidos…
Menel asintió por respuesta.
-Estás bien? Sé que Tyrande te ha exiliado por ello.
-Bueno…lo voy llevando como puedo.Soy una kaldorei madre,diga lo que diga la Suma sacerdotisa.Cada día voy a Costa Oscura a demostrarlo.
-EN TU ESTADO?-gritó su madre
Menel no pudo evitar reirse. Su madre aún se enfado más.
-Que tiene tanta gracia? Eres una inconsciente!!!
-Cierto paladín sindorei piensa como tú me temo…dijo Menel poniendo los ojos en blanco
-Pues mira ese sindorei tiene buen juicio-contestó su madre-y deberías hacerle caso.
-Se defenderme sola,parece mentira que no lo sepas madre.
-En que momento se te ocurrió dejar el templo para descubrir mundo…me lo he preguntado mil veces-dijo su madre pensando en alto.
-Es lo mejor que he hecho.Adoro a Elune pero el cotilleo del templo nunca ha sido lo mio.Tenía que ver el mundo con mis propios ojos.Tenía que aprender a defenderme,a luchar por los nuestros.
-Ya, y mira a donde te ha llevado,exiliada…una paria.
Se le encogió el corazón al escuchar a su madre juzgarla así.
-No te estoy culpando Merith,entiendo que todo esto es un designio de la diosa,y si te soy sincera esa nueva cara de Elune,los nuestros con esa mirada oscura…me alegro que no pasases por el rito.
-Opino igual madre,hay algo en todo esto que no termina de convencerme… Xhak te ha contado algo acerca de Azshara?
Si,ayer estuvo aquí,está buscando apoyo entre…los suyos-esa ultima palabra sonó con cierta reticencia.
-Mamá-dijo Menel cariñosa-seguimos siendo nosotros,tus hijos.Los designios del destino nos han llevado por caminos extraños,pero somos nosotros.
-Eres feliz? preguntó su madre otra vez de golpe.Tenía la misma costumbre que ella de cambiar de pensamiento con increíble rapidez.
-Si,me gustaría decir que mi felicidad es completa,pero hasta que no vuelva a recuperar mi estatus como kaldorei y sacerdotisa,si es que algún día lo recupero…pero por lo demás soy muy feliz. Él me cuida,me quiere,es muy bueno mamá.Lo mejor que me ha pasado.
-Santa paciencia debe tener ese sindorei.
Menel no pudo evitar soltar una carcajada
-No lo sabes tú bien…
-Sabes? debería conocer al padre de mis nietos.Por cierto te ha mirado algún médico de la Alianza?
Menel carraspeó
-Ejem…este embarazo es atípico madre.No se muy bien a quien acudir la verdad.No puedo ir contando por ahí que voy a tener unos hijos híbridos.
-Tu padre es druida…puede entrar en comunión con los espíritus de la naturaleza y…
-No,no,nononononononono eso si que no-dijo Menel.
-Ha cambiado mucho desde lo de Xhak,deberíamos ir a hablar con él,ven.
Menelwie se quedó clavada en el sitio.
CONTINUARÁ…
La verdad es que últimamente estoy muy alejado de Azeroth, hace bastante que no juego y apenas miro los foros. Pero para que veáis que no me olvido os dejo un pequeño boceto que he hecho de Eily. Normalmente la haría más detallada, pero es que la he hecho a todo correr.
Está muy bien hecho, si dices que lo has hecho rápido entonces debes tener verdadero talento para el arte.
Yo con lo mal que dibujo no sería capaz de hacer nada ni la mitad de reconocible que eso en la vida XD
Me encanta!!Yo quiero una Menel asi joooooooooo
Argent sabía que su amada buscaba el consuelo de su madre,sentirse nuevamente parte de algo,y que mejor modo de hacerlo,que reforzando los lazos con su familia.
Familia,pensó,últimamente saltaba con facilidad de un tema a otro,quizás el influjo de su sacerdotisa,y esa manera atropellada con la que cambiaba de pensamiento,se le estuvieran contagiando…
Sabía que su hermano,se había tomado en serio la amenaza naga,y que se había desplazado hasta Boralus para prepararse a fondo. En alguna expedición insular,habían coincidido el y su sacerdotisa. Parece ser que se entendían bien.
El por su parte,había seleccionado,diferentes objerivos,todos ellos incruentos para con los elfos,con el fin de estar preparado para lo que se avecinaba…
Más temprano que tarde,sabía que la invasion naga llegaría,y esperaba los momentos,en los que esa absurda guerra,tuviese que ser parada,para que ambas facciones enfrentasen la verdadera amenaza.
En fin,volvería a llegar el momento,en el que junto a su amada,pudiesen volver a luchar juntos. Mientras tanto,seguiría adquiriendo un buen equipo,para estar preparado…
La verdad es que el dibujo ese es una chapuza hecha con prisas. Le he vuelto a coger el gusanillo a dibujar y me puesto a hacer una ilustración en condiciones de Eily. Este es el boceto inicial, ahora a colorearlo.
Pues ponte a dibujarla, es fácil.
Su madre se giró al ver que Merith no la seguía.
-Vamos?-preguntó su madre instándola a seguirle.
-Mamá…Padre lo sabe?
-Cómo te he dicho Xhak nos lo explicó todo.
-Gracias hermanito…-gruñó la sacerdotisa sin moverse aún.
En realidad le había hecho un favor,al menos teniendo en cuenta que las hermanas de Elune no sabían mantener la boca cerrada. Piara de cotillas-susurró Menel enfadada.
Si bien no era una sacerdotisa de Elune de facto,siempre le había molestado y le molestaría ese comportamiento tan poco propio de las suyas.
Volvió a la conversación que tenía con su progenitora.
-Está muy enfadado?-preguntó con cierto temor.
-Si,pero ya sabes como es…se le pasará al verte.Venga ven.
-Mamá eso no te lo crees ni tú,se van a escuchar sus gritos hasta en Forjaz.
-Bueno y que esperabas?-preguntó su madre frunciendo el ceño exactamente igual que lo hacía ella.
Menel soltó un largo suspiro…volvió a enderezarse y comenzó a andar hacia la tienda.
Dejó a su madre pasar primero,sin poder evitar pensar en que la estaba usando como escudo, escondiéndose tras ella como cuando era niña.Aunque nunca daba motivos,siempre acababa cargando con alguna culpa de sus hermanos por ser la mayor y no estar constantemente pendiente de ellos.
Beridhren Bosqueensueño se puso de pie de un salto al ver a su primogénita.
-Merith Menelwie Bosqueensueño como te atreves a presentarte aquí?
-Buenos días padre,yo también me alegro de verte-dijo con un deje de ironía.
-Ber,no empieces,quieres perderla a ella como perdimos a Xhakraes tantos años por tu cabezonería?
El viejo oso relajó un poco…solo un poco el tono de voz
-Como has podido?Deshonrar así a tu familia…que vergüenza!!!
-Bueno…-dijo Menel que por alguna extraña razón había pasado del respeto a su padre a la ironía,quizás porque había escuchado el mismo discurso muchas veces,de Shandris,Tyrande,Eleanna…-las reclamaciones a Elune padre,todo esto es un plan de la diosa,yo sólo soy su instrumento.No estabais tan orgullosos de que fuera una de sus favoritas?Pues…
Sus padres la miraban,ambos entre el enfado y algo parecido a la sorpresa,aunque sabían lo de sus gemelos,era debido a su tono desafiante seguro.
-Como te atreves a hablarnos así?-preguntó su padre encolerizado.
-Porque estoy cansada,harta de ser juzgada…de intentar hacer entender a nuestra sociedad todo esto,pero los kaldorei sois tercos y arcaicos,yo era la primera,y Elune me ha dado una buena lección acerca de ello,y digo sois,porque Tyrande ya me ha juzgado y condenado,ya no soy una kaldorei,ni una sacerdotisa de Elune,hoy me presento delante vuestra solo como hija,como futura madre.Quizás debería irme,ha sido un error venir, creo…
Se giró orgullosa saliendo de la tienda.
-Ber…-dijo Lostariel mirando a su esposo.
El druida gruñó mirando a su esposa y salió tras su hija.
-Espera Merith,no te vayas,hablemos de esto con calma.Creo que tengo una buena solución al respecto.
-Tú dirás-dijo Menel girándose hacia su padre.
-Eres nuestra hija,esos gemelos serán nuestros nietos,y los aceptaré con una condición.
Menel lo miró interrogante.
-Abandonarás al sindorei y nos trasladaremos los tres a Valsharah,donde recibirás cuidados de mis colegas druidas hasta que nazcan.
Era una broma,tenía que ser una broma…pero el gesto determinante de su padre le dejó claro que no lo era.
CONTINUARÁ
PD:Eyli ni de coña me sale algo ni minimamente parecido XD
Estuvo a punto de estallar en carcajadas pero se contuvo.Su padre hablaba en serio.Negó con la cabeza y volvió a girarse con la intención de llamar a Luna.
A su espalda fue esta vez la voz de su madre la que la llamó.
-Hija mía…
-Qué!!-contestó ya cansada.
-Tu padre tiene razón,sé que no parece una buena idea así de primeras pero deberías considerarla.
-¿Considerar el qué?-preguntó la sacerdotisa.
-Piénsalo,estarías con los nosotros,volverías a ganarte el respeto de nuestro pueblo,a recuperar tu status de sacerdotisa.Los druidas de Valsharah atenderían el nacimiento,nuestros nietos se criarían en un buen lugar,en vez de en ese páramo helado donde vives.Estarían bien protegidos por nuestra raza y por Cenarius. Serían bien entrenados para el futuro…
Al escuchar a su madre tuvo que admitirse a si misma que lo que a priori le había parecido una enorme estupidez tenía mucha coherencia. No era un mal plan,al contrario,era excelente.Digno de ser estudiado. Sin embargo lo tenía claro.Inspiró despacio antes de contestar a sus padres.
-Agradezco la oferta,pero olvidáis que mis hijos son mitad sindorei,que tienen un padre,nunca los separaría de él.Ni yo misma lo haría-contestó Menel con determinación.
-Se que lo amas,y que es su padre,pero piensa en el bienestar de los niños,en el tuyo propio-rogó su madre.
-Lo estoy haciendo,porque para empezar Aldalith y Estelaldië deben ser instruidos en la luz.Quién mejor que su padre para ello?Desde pequeños recibirán instrucción con las armas y con la luz,Cuna del Invierno aunque como tú lo has llamado es un páramo helado,ayuda a forjar el carácter.Crecerán con nosotros,y serán protegidos y amados por los dos seres que más los quieren,pues si su futuro va a ser tan duro como se augura,que sean felices mientras crecen y se instruyen.
-Entiendo…-dijo su madre rindiéndose a la evidencia de que no podría hacerla cambiar de opinión.
-Bonitos nombres-dijo su padre que había estado callado todo ese tiempo.los has elegido tú?
Menel no quiso explicarle a su padre que los nombres de sus hijos eran la elección de una cazadora de demonios sindorei a la que se le había descontrolado su parte demoníaca en más de una ocasión y de Argent.Así que sin mentir pero sin decir la verdad tampoco respondió:
-Ha sido por consenso.
-Sabes que nuestro plan es bueno-dijo su padre en tono tranquilo.
-Si que lo es padre,y os lo agradezco.
-Pero entiendo tus motivos,he pasado milenios alejado de tu madre por mis obligaciones para con los druidas,cuidando el Sueño Esmeralda en más de una ocasión.No podría vivir sin ella-dijo mirando a su esposa con devoción.
-Ber…-dijo su madre en tono cariñoso cogiéndolo por el brazo-oso cabezón,yo también te quiero mucho.
Menel no pudo evitar sonreír con ternura. Sintió la necesidad de volver a casa,de abrazar a Argent.
-Deberíais trasladarlos a Valsharah de una buena vez-les dijo a sus padres-Y podéis venir a Cuna a visitarnos cuando queráis. Si lo conocéis, entenderéis mejor mis motivos.
-Solo por esa paciencia que tiene que tener con tus cambios tan repentinos de humor…-dijo su madre con sorna.
-Lo haremos-dijo su padre con determinación-Quiero ver de cerca a ese sindorei.
Sonaba más a amenaza que a otra cosa,pero Menel sabía o creía saber que cuando se conocieran su amado y su padre se llevarían bien.Ambos eran determinados y tenían un concepto muy férreo acerca del honor y la familia.
Se despidió de ellos con sendos abrazos cariñosos.Y los instó de nuevo a visitarlos en Cuna.
Tenía unas ganas enormes de volver a casa con él.
Gromdak había desplegado un detallado mapa de Kalimdor sobre la mesa.
Karyesus bebía una copa de vino mientras jugueteaba con su bastón.
Shang observaba atentamente el mapa mientras Hême señalaba el lugar exacto en el que se encontraba el palacete de Yavarix.
-Muy bien. Ya sabes dónde está.- le dijo Hême al monje- Recordemos el plan: te acercarás a su palacete por tierra y solicitarás una audiencia con el goblin.Nada de volar ni de hacer tonterías, o acabarás muerto.¿Entendido?
-Sí. Si el goblin está dispuesto a negociar, no habrá ningún problema.-dijo el pandaren mientras señalaba una bolsa con medio millón de oros.
-Espero que funcione.- dijo Karyesus.- Podría sernos muy útil.
Gromdak apuró su jarra de cerveza y se levantó de la mesa.
-Que tengáis suerte, amigos. Yo debo retirarme, tengo que estar con mi clan.-les dijo Gromdak mientras se encaminaba a la sala de portales.
-Aka’Magosh, Grom.- dijo Karyesus.
-Aka’Magosh, amigos.- respondió Gromdak mientras desaparecía por el portal.
Cuando lo tuvieron todo preparado, los dos hermanos guiaron al panda por los pasillos del palacio hasta llegar a una pequeña plaza. Colocaron a Shang en el centro y Karyesus comenzó a trazar un círculo ritual.
-No te muevas. Te transportaré cerca del palacete.-dijo el brujo.
El elfo comenzó a entonar un cántico en lengua demoníaca mientras las runas del suelo comenzaban a brillar con un fulgor verde. Mientras recitaba las últimas palabras del canto, Karyesus golpeó su bastón contra las runas y Shang desapareció.
-Ahora depende de él.-dijo Karyesus.
-Espero que funcione.-respondió Hême, algo nervioso.
Zanrek Yavarix se encontraba en su sala del trono, rodeado de sus riquezas y abanicado por sus esclavos hobgoblin. Estaba siendo un día perfecto, sin ningún inconveniente. De pronto, algo lo sacó de sus pensamientos. Había detectado un cambio en la corriente arcana que rodeaba el palacete, y no le gustaba.
Cumpliendo sus predicciones, un guardia entró en la sala.
-Señor, hay alguien intentando entrar. Es un pandaren.-dijo el guardia.
-Traedlo aquí. No vienen muchos pandaren de visita.-dijo Zanrek.
Tras unos instantes, el monje entró en la sala escoltado por cuatro guardias.
-Dejadnos solos.-ordenó Yavarix.- Vaya, vaya. ¿Qué te trae por aquí?- añadió cuando los guardias y los hobgoblin abandonaron la sala.
-Mi nombre es Shang. Vengo a negociar.- dijo Shang arrojando la bolsa a sus pies.
El goblin abrió la bolsa y esparció su contenido por la sala.
-¿Quién te envía, Shong?-dijo el mago.
-Es Shang. Me envía Hême Sangresol, un cazador de demonios.-dijo el pandaren.
-No necesito saber nada más. Yo mismo iré a hablar con él.-dijo el goblin.
-No lo harás. Lo que tengas que decirle puedes decírmelo a mí.-le espetó el monje.
-Cierra el hocico, animal. Haré lo que me venga en gana.-susurró el goblin con tono amenazante mientras se acercaba al pandaren.
-¡Maldito!-gritó el panda mientras lanzaba un puñetazo hacia la cara del millonario.
-Estúpido…-susurró Zanrek mientras hacía un ademán.
Al instante un fogonazo se activó en el pecho del pandaren, provocando que su pelo prendiese. En cuestión de segundos, el monje perdió la vida mientras su carne quemada se desprendía de su cuerpo. Unas horas más tarde, una preciosa alfombra de pelo cubría el suelo del salón de juegos de Zanrek Yavarix.
Había llegado el momento de negociar. Zanrek conjuró un portal y despareció.
Cuando llegó al palacio ogro, conjuró un hechizo de invisibilidad y se acercó a la sala principal. Allí descubrió a los dos elfos, que conversaban airados.
-Maldito goblin… Seguramente Shang lleva horas muerto.-gritó Hême.
-No desesperes, hermano. Puede que siga vivo.-lo tranquilizó el otro.
-No, Karyesus. Ese goblin es cruel como él sólo.-dijo Hême.- Hemos perdido dos aliados, y en buena hora.
-No es de buena educación hablar de los demás a escondidas, ¿sabes?- dijo Zanrek deshaciendo el hechizo de invisibilidad.
-¡Tú!-gritó Hême visiblemente sorprendido.
-Yo.-respondió Zanrek.- Mi alfombra nueva me ha dicho que me necesitas.
-Pues sí. Necesito tu ayuda para encontrar a un traidor.-dijo el elfo, ignorando el hecho de que Shang era ahora un elemento decorativo.
-Pues haberlo dicho antes.-dijo el goblin.- Te ayudaré. Al fin y al cabo, eres mi cliente.
-Perfecto, pues. Te daremos la información necesaria.-dijo Karyesus.
Los tres se acercaron a la mesa, y Karyesus comenzó a relatar la historia.
A estas alturas de su existencia,el paladín sabía cómo soslayar las misiones que incluían derramamiento de sangre elfica…
A pesar de lo mucho que odiaba al chihuahua de su podrida majestad,no dejaba de realizar misiones para la horda,siempre se le había dado bien,aparentar que era un “comprometido” con la causa de la horda. Los miembros de su círculo más íntimo,conocían la verdad.
El,perseverante por naturaleza,y con mucha paciencia,mantenía su avance personal. Tal vez fuera un poco más lento que otros,sin embargo,siempre lograba los objetivos que se proponía.
Sabía que pronto volvería a cuna,junto a su amada y sus hijos. Confiaba en que Menel,supiese gestionar las conversaciones con sus padres. Si algo admiraba de ella,era su tenacidad,para conseguir lo que se proponía. Pronto comenzaría la auténtica batalla,y el estaría preparado para la misma…
Karyesus terminaba de contarle la historia a Zanrek cuando Hême tomó la palabra.
-¿Cuánto quieres por tu ayuda?- preguntó el Illidari.
-Me valdrá con medio millón más de oro.-dijo Zanrek- Al fin y al cabo, tampoco me costará mucho.
-Está bien, Yavarix.- dijo Hême- Por cierto, ¿cómo te llamas?- añadió.
-Zanrek Yavarix, prestamista, millonario, archimago y una auténtica belleza.- contestó el goblin mientras daba una calada a su puro.
Hême asintió y se sirvió otra jarra de cerveza. Los recipientes comenzaban a desbordarse por la mesa, cayendo al suelo.
-Oye… ¿no crees que esto es demasiado incluso para ti? ¿Qué te pasa?- preguntó Karyesus preocupado.
-Nada… Es sólo que llevo mucho tiempo sin matar.-respondió Hême.
-Eso tiene fácil solución. Vete a cazar enanos en Zuldazar.- le dijo su hermano.
-Seguiré tu consejo. Necesito despejar la mente.- respondió el cazador de demonios levantándose de la mesa.- Nos vemos.- dijo mientras salía de la estancia.
Hême atravesó el pasillo hasta la sala de portales. Allí tomó el portal a Orgrimmar y se dirigió al Circo de las Sombras, donde tomó el portal a Dazar’alor.
Una vez en el Gran Sello, Hême desplegó sus alas y alzó el vuelo hasta Xibala, una zona de gran interés arqueológico ocupada por los Hierro Negro.
En cuanto se acercó al campamento, varios guardias enanos lo atacaron, pero Hême desenvainó sus gujas y comenzó a bailar en una danza mortal. Los guardias cayeron al suelo muertos mientras Hême se adentraba más en el campamento. Lanzó su guja decapitando a tres enanos, y se giró rápidamente para partir el cráneo de otro.
Un pelotón de guerreros hierro negro cargaron contra él, pero cuando se disponía a cargar contra los enanos, el suelo comenzó a temblar.
Unas picas de roca emergieron de la tierra atravesando a los enanos con fuerza, en algunos casos partiéndolos por la mitad. Hême miró alrededor sorprendido, pero no pudo encontrar al autor de la matanza. Unos cuantos enanos Martillo Salvaje montados en grifos sobrevolaban la zona, y cuando lo vieron se lanzaron a por el Illidari en picado. Sin embargo, un arco de relámpagos surgió de la espesura impactando de lleno a los grifos, que murieron calcinados en el acto mientras sus jinetes morían por la caída, rompiéndose todos los huesos.
A estas alturas, Hême ya tenía claro que había un chamán rondando por la zona, uno no precisamente amigable con sus enemigos.
Siguió corriendo por la costa, en busca de más Hierro negro para saciar su sed de sangre. Encontró algo totalmente inesperado: había civiles allí. Hombres, mujeres, niños… Todos enanos, de todas las tribus.
-¿Qué diablos? Pensaba que aquí sólo había soldados.- murmuró Hême sorprendido.
Hême desplegó sus alas y alzó el vuelo sobre las montañas, buscando más campamentos de este tipo. Tras unos minutos rondando por la zona, no encontró ningún grupo más de civiles, así que volvió a donde estaba.
Allí, sin embargo, encontró un escenario dantesco. Algunos enanos yacían en el suelo con rocas fundidas hundidas en sus cuerpos, derritiendo la carne con un sonido sibilante. Otros estaban empalados en picas de roca, con sus vísceras esparcidas por el suelo. Los niños ofrecían el mayor espectáculo: estaban todos atados entre sí, y habían sido electrocutados con varios relámpagos, a juzgar por las terribles quemaduras que presentaban.
-Jujuju- rió Hême.- Este chamán y yo nos vamos a llevar muuuy bien…
Mientras devoraba los tentadores restos de los enanos, algo llamó su atención.
Se acercó al origen del sonido y descubrió a un enano hierro negro, un chamán a juzgar por sus vestiduras, que tenía los brazos atravesados por sendas picas de roca y los tobillos aprisionados con grilletes formados por viento. Delante de él había un trol Zandalari, al que identificó como al chamán que había cometido la matanza. El Zandalari era alto, tenía el pelo largo, liso y oscuro y su piel tenía un tono gris.
Tenía unos colmillos grandes, con dos anillos de oro rodeándolos. Estaba ataviado con atuendos ceremoniales propios de los trol, en color rojo y dorado con plumas celestes.
Hême se ocultó tras los árboles, para evitar que lo descubriesen.
-¡Genocida!- gritó el enano repentinamente- Perderás el favor de los elementos.
-Ehtúpido. Ya lo pe’dí hace añoh. Pero yo no leh pido ayuda, yo loh someto.- dijo el trol con la forma de hablar característica de su raza.
-Un chamán oscuro, ¿no?- dijo el enano escupiendo al suelo- Qué asco.
-Cállate, patético invasor. No ereh bienvenido en nuehtra tierra.- dijo el trol.
-¿Vuestra tierra? Esto es nuestro por derecho de conquista.- escupió el enano.
-¿Conquihta? Nosotroh ya gobernábamoh cuando vuestroh primitivoh ancestroh se revolcaban en lah ciénagah.-dijo el trol con desprecio.- Todo Azeroth eh nuehtro por derecho de conquihta entonceh. Nuehtro Imperio eh el máh poderoso.
-Vuestro rey ha muerto, y ahora os gobierna su patética hija. Además… habéis perdido la mayoría de vuestra “legendaria” flota. Ya veo cuál es el poder de vuestro imperio.- dijo el enano con un tono provocativo y burlón.
-Se acabó, patético ser. Tu exihtencia termina aquí.- dijo el trol mientras alzaba los brazos en dirección al cielo.
Al instante, unas nubes oscuras comenzaron a arremolinarse sobre los dos chamanes, mientras el viento cobraba una fuerza antinatural. Una ola salida de la costa bañó al enano por entero. El chamán jadeó y tomó aire.
-El Imperio Zandalari caerá. La Alianza… te… hará pagar.- dijo el enano con dificultad.
-Eh una pena que no vayah a ve’ cómo tu facción se convie’te en polvo.- respondió el Zandalari.
Un olor a ozono y un zumbido inundaron el aire instantes antes de que un rayo impactara contra el enano calcinándolo y destrozándolo.
-Que tengah un buen día, cazador de demonioh- dijo el trol mirándolo directamente.
Acto seguido, sin darle tiempo a contestar, el trol gritó algo en Zandali y un dinosaurio alado acudió a recogerlo. El trol montó y alzó el vuelo.
Aún sorprendido porque el trol lo hubiera descubierto, Hême desplegó sus alas y alzó el vuelo.
Volvía a casa,tras despedirse de sus padres,utilizó su piedra de hogar a Boralus y cruzó el portal al Exodar. Esta vez se detuvo un momento ante el antiguo portal que llevaba a Darnassus ubicado en la ciudad draenei y lo cruzó.Desde que Sylvanas había quemado el árbol sagrado de su raza no había vuelto a utilizar ese portal.Sintió una sensación distinta,como si en medio del vórtice algo la redireccionara y apareció en Costa Oscura.
Se maldijo por haber utilizado aquel portal,la teleportación la había dejado casi en la orilla,al lado de Lordanel,y enfrente de Teldrassil.
Aunque iba a diario a ayudar a los suyos intentaba no mirar hacia su antiguo hogar,cada vez que lo hacía,algo se rompía en ella.Los gritos,el olor a madera quemada de los ancestros,a carne crepitando de los suyos…lo sentía como si volviera a estar allí de nuevo,una y otra vez.El dolor volvió a atravesarle el pecho y le faltaba el aliento.Cayó de rodillas sobre la arena y se obligó a levantar la vista.
La sombra del árbol aun humeante,la aberración de aquella estructura goblin entre ella y Teldrassil donde habían tenido que enfrentar a una Sira Guardaluna traída de la muerte por aquella malnacida de Sylvanas tras haberla asesinado,el aspecto de Elune,oscuro y sombrío, y aquella estrella roja a su espalda acentuaban aquella creciente sensación de pena,de impotencia y de rabia.
Quería irse,continuar su camino a casa,pero no podía apartar los ojos de Teldrassil,casi hipnotizada,sumida en la más terrible de las agonías,como si quisiera recrearse en el dolor…como si la muerte que le había sido negada aquel día la llamase a reunirse con los caídos.
Quiso encontrar fuerzas en su fe a la diosa,pero bajo aquella implacable apariencia sintió que la luz de Elune no la alcanzaría.Estuvo tentada a volar a Bashal Aran,a meterse en aquella oscura poza,a invocar los poderes de la Cólera de la luna como habían hecho muchos de los suyos,pero desechó el pensamiento con un movimiento de la cabeza.
Al igual que en su día ni la fascinación adolescente que sintió por Illidan en el pasado la habían determinado a unirse a la legión de cazadores de demonios de Tempestira, porque tenía muy claro quien era y que no cambiaría por nada ni nadie,volvía a tener esa sensación con los guerreros de la noche.
Ella no era así,si bien entendía las razones de los suyos,no era un ser vengativo,ni ávido de ira.
Ya la había experimentado una vez,“aquella vez”,y se sintió tan sumamente decepcionada consigo misma cuando por fin había aplacado aquella cólera…No quería volver a pasar por aquel proceso,por la infinita vergüenza que había sentido por sus actos,por matar indiscriminadamente,aun con todo el derecho,con todos los motivos…ella no era así.
Volvió a levantar la vista hacia Elune…quizás era una errada sensación,nadie conocía mejor los designios de la diosa que Tyrande,pero había algo en todo aquello que la seguía inquietando.Posiblemente su percepción era errónea,probablemente la Suma Sacerdotisa había hecho bien al expulsarla aunque los motivos fueran otros,pero no podía evitar aquella sensación de desasosiego.
Por suerte,tanto su madre como Argent compartían con ella esa percepción,lo que conseguía que no se sintiese como una lunática,nunca mejor dicho.
Pero la pregunta seguía en su cabeza…porqué entonces Elune la había escogido para engendrar a aquellos gemelos?A ella,la que no seguía sus actuales designios…por mas vueltas que le diese no lograba comprenderlo.
Suspiró resignada,el tiempo,solo el tiempo le daría las respuestas.Y le quedaba mucho tiempo por delante. Ironicamente para una elfa de su edad,el tiempo transcurría muy lento en aquella época de su vida.
Llamó a Luna y mirando una última vez a Teldrassil antes de montar sobre su lomo pronunció una última frase:Elune Adore.
Su hipogrifo hembra conocía perfectamente el camino a casa,y pudo ir poco a poco desechando pensamientos,sentimientos y centrarse sólo en la terrible necesidad de fundirse en un abrazo con su amado.
Y así lo hizo,saltó del lomo de Luna al aterrizar en la puerta de su pequeño hogar,casi anochecía y eso que le había prometido volver en un par de horas.Menos mal que a estas alturas la conocía lo suficiente como para no enfadarse con ella,y la comprendía lo suficiente para hacer gala de esa infinita paciencia y dulzura que lo caracterizaban.
Se quedó así,abrazada a él en silencio unos momentos,olvidando por un instante todo lo que no fuera la calidez de su cuerpo.
Hême se encontraba sentado en una escalera de la pirámide que hacía las veces de capital para los Zandalari. Sacó una piedra oscura con trazos verdes de su bolsa y pronunció las palabras del conjuro que Karyesus le había enseñado días atrás.
Al instante la piedra lo absorbió y un segundo después apareció con una fluctuación en el palacio goriano de Gromdak. Cuando entró en la sala de reuniones encontró a Karyesus y a Zanrek con cara de funeral mientras miraban un sobre que descansaba sobre la amplia mesa. Con un gesto, Karyesus le indicó que leyera la carta, por lo que el Illidari agarró el sobre y extrajo la misiva de su interior. Era una carta breve, pero clara y concisa:
<<Queridos compañeros:
No podré seguir apoyando nuestra causa, pues mi clan me necesita. Sin embargo, podéis seguir usando el palacio el tiempo que queráis.
Que el brillo de vuestras hojas nunca se apague. Gromdak.>>
La carta estaba sellada con el emblema del Clan Sangrefilo, un hacha sangrante.
-No es una buena nueva, pero no es para tanto- dijo Hême despreocupado.
-Sí lo es. Mis espías demoníacos me han informado de algo preocupante.-dijo Karyesus con semblante sombrío.
-Me tienes en ascuas. Cuéntamelo de una vez.-se impacientó Hême.
-Tranquilito, chico. Esto nos afecta a todos. Puede que me haga perder dinero, y eso no me gusta.-dijo Zanrek, abriendo la boca por primera vez desde su entrada.
-Iré al grano. Se ve que los nagas están inquietos. Algo les está… estimulando.
-¿Y qué? Eso no nos importa.-preguntó Hême, sin entender.
-Qué inocente eres a veces, hermano. Si Azshara ataca, la Horda responderá.- dijo Karyesus con impaciencia.
-Vale. Pero no veo por qué tiene eso que ver con lo de Grom.-dijo Hême.
-No podemos rendir al máximo si no somos cuatro. Es el número perfecto para un grupo de élite.- explicó Karyesus.
-¿Y a quién propones?-dijo Hême.- No conocemos a nadie más.
-¿Seguro? Todavía queda uno. Un viejo conocido con el que perdimos el contacto- dijo Karyesus, y cuando pronunció las últimas palabras le tembló ligeramente la voz.
Esto le dio la pista definitiva. Karyesus siempre se mostraba calmado e impasible.
A él sólo le temblaría la voz al hablar de una persona. De su hermano traidor.
Hême agarró una silla y se sentó. Los recuerdos de Arthas con su ejército matando a Anasterian, corrompiendo la Fuente del Sol, masacrando a los suyos, destrozando Quel’thalas; desfilaron por su mente en un instante. Y lo más doloroso. Recordó a su padre cayendo bajo la gélida hoja de un caballero de la muerte. Un caballero de la muerte que desveló su identidad al apartar su capucha. Kranem, su hermano mayor, convertido en un monstruo, en un comandante de la Plaga.
-No puedes pedirme que llame a ese traidor.- empezó el Illidari.
-Es nuestra única opción. En ese momento Kranem no era él mismo.- dijo Karyesus.
-Está bien. De todos modos, el rencor no es bueno.-dijo Hême con gran esfuerzo.
-El tiempo es oro, chico. Rápido.-dijo Zanrek dándole vueltas a su pipa.
-¿Cómo quieres que lo encuentre?- dijo Hême.
-Creo que eso está claro. Recuerda el anillo.- dijo Karyesus como despedida antes de que Hême fuera teleportado por Zanrek.
El Illidari apareció en Orgrimmar con un destello y al instante se quitó uno de sus guantes. En su dedo brillaba un anillo de oro con una piedra negra engarzada.
Era un anillo encantado que su padre había creado para los cuatro hermanos, para que siempre pudieran encontrarse unos a otros. El anillo de Celethas había sido destruido cuando lo mató, así que sólo habría una señal en Azeroth.
Se concentró y al instante sintió la presencia del anillo de su hermano. La señal venía del norte, extrañamente cerca. Venía de Cuna de Invierno.
Sin más demora, Hême desplegó sus alas y voló raudo hacia la nevada zona. Tras unos minutos llegó a su destino. Justo debajo de él había una casa élfica que le resultaba muy familiar. Y justo en la puerta estaba su objetivo.
Bajó planeando hasta situarse cerca de la figura que había junto a la entrada.
Su pelo era blanco como la nieve que le rodeaba y su armadura turquesa emanaba un halo gélido. De su cintura colgaban dos hojas gemelas cuyos gélidos filos relucían con magia antigua. Magia muy antigua.
-Kranem. Cuánto tiempo.-dijo Hême con voz firme.
-Limether. Veo que has cambiado ligeramente.-dijo el caballero de la muerte.
Su voz era como miles de cuchillas rayando el hielo. Hême tragó saliva.
-Sí. Digamos que he elegido mi camino.-dijo el Illidari.
-¿A qué has venido?-dijo Kranem, sin andarse con rodeos.
-A pedirte ayuda. Creemos que Azshara está despertando.-dijo Hême.
-Esta no es mi guerra. Yo sólo obedezco al Rey Exánime- dijo Kranem.- Pero te ayudaré. La última vez que vi un naga fue en Costa Abrupta, y sus acompañantes casi destruyen Azeroth.-añadió después.
-Gracias.-dijo Hême.
-Sólo apareceré cuando la situación sea crítica. Cuenta conmigo en la batalla.
Antes de que pudiera contestar, el caballero de la muerte comenzó a reunir energías oscuras y abrió una puerta. Sin embargo, no cruzó por ella.
-Voy a dejarle un regalito al que viva aquí.- dijo Kranem.
Hundió sus espadas en el suelo y al instante varios necrófagos y esqueletos surgieron del suelo y se adentraron en la casa. Después congeló el espacio de las puertas.
-Qué sorpresa se va a llevar.-dijo el no-muerto.
Acto seguido se giró y cruzó la puerta, que se cerró tras él.
Que manía teneis los belfos con los anillos encantados joe XD
Por cierto esa casa de Cuna es “nuestra casa” ?
Lo digo porque no tendría ningún sentido que tu hermano el dk recién encontrado nos atacase por los loles…
Bueno y porque si es nuestra casa nos van a durar los necrófagos nada y menos.
Sí, ahora es normal que no lo entendáis porque Kranem acaba de aparecer, pero sólo os diré que en la familia Sangresol nadie está bien de la cabeza.
De hecho he metido no-muertos para que los matéis fácil, piensa que Argent es pala y tú sacer, con dos hechizos purgáis la casa.
Reconocería ese sonido en cualquier parte del mundo.Aunque el último lugar donde esperaría escucharlo era en su propia casa.
Estaban desayunando tranquilos cuando el ruido los sorprendió.
-Necrófagos!!!-gritó Menel como aviso mientras se levantaba de un salto tirando la silla.Sin embargo Argent ya había saltado de la mesa a coger su escudo y su espada.
Para ganar unos segundos utilizó el hechizo de alarido psíquico,lo que provocó que necrófagos y esqueletos se desorientaran lo justo para ponerse en guardia ambos.
Argent la cogió por la cintura y la colocó detrás de él con rapidez,mientras el consagraba el suelo y con un escudo del vengador y una sentencia desviaba la atención de los enemigos sobre él.
No fue consciente de lo que hacía.Al reaccionar con rapidez por puro instinto había casteado una ascensión oscura para dañar a todos los esbirros de la plaga que atacaban su hogar,lo que le había hecho entrar en forma de las sombras.
Un vacío oscuro y un fragor de las sombras habían afectado en área a aquellas aberraciones que empezaban a debilitarse a ojos vista,mientras su amado seguía manteniendo su atención.
Sus apariciones sombrías y el daño periódico de su palabra de las sombras dolor,sumadas a los mandobles de Argent terminaron el combate en apenas un par de minutos.
Aquellos cadáveres, ahora si muertos del todo yacían en el suelo del salón,varios de ellos sobre la alfombra de oso.
Una arcada le subió hasta la garganta,nunca había soportado aquel olor a putrefacción y su estado acentuaba el olor y las nauseas.
Ahora que la pequeña batalla había terminado se miraron interrogantes,pero Argent enseguida levantó una ceja al verla aún flotando a medio metro del suelo imbuida en sombras.
-Menel…-al ver la cara de preocupación del paladín se dio cuenta de que algo no iba bien.Mientras la forma del vacío tocaba a su fin y descendía.Al tocar el suelo fue consciente de lo que acababa de hacer y lo miró horrorizada.
-Yo no…no…quería-dijo angustiada.
Si no hubiera sido porque el suelo estaba lleno de cadáveres se hubiera arrodillado,pues la culpa la golpeó con una fuerza inusitada. Sus hijos…
Argent la abrazó con rapidez y empezó a quitarle hierro al asunto.Tenían tareas más acuciantes como sacar aquella masa de huesos y pieles putrefactas de su salón y limpiar el desastre provocado por la pequeña batalla.
Aun medio desconcertada por todo lo sucedido solo pudo musitar una frase:
-Amor…la alfombra…hay que tirarla.
-Mataré otro oso y lo despellejaré si lo deseas-contestó él con una sonrisa.
-Mejor no,nada de animales muertos en casa,nada de “cosas” muertas en casa-dijo con determinación mientras empezaba a centrarse.
Descansa-dijo Argent-yo me encargo de limpiar los cadáveres.
-De eso nada paladín-dijo ella mientras se remangaba-esto es cosa de ambos.
Madre mía Menel, deja a Argent limpiar que al final vas a perder a los bebés con tanto esfuerzo y tanto vacío XD
La mañana había amanecido despejada, Eilyria se había levantado temprano como estaba haciendo desde que la devastadora noticia había abatido a la casa Solcalido. Su prima Xilandra, cabeza de la familia, apenas había salido de su habitación en varios días y la illidari se había tenido que hacer cargo de todo. Como cada mañana lo primero que hacía era dirigirse hacia la cocina para preparar el desayuno. Había pasado por delante del dormitorio de su prima, pero como siempre este permanecía cerrado. Y aunque tuvo la tentación de abrir para ver como estaba su prima, continuó hacia la cocina. En su trayecto algo llamó su atención, la puerta de la habitación que hacía las veces de armería estaba abierta, ella estaba segura de haberla cerrado la noche anterior. Con mucha precaución terminó de abrir lentamente la puerta, sobre una mesa una de sus bolsas estaba abierta. No tardó en darse de que algo faltaba, su piedra hogar. Ellá aún la tenía anclada en Orgrimmar, en aquel zulo al que llamaba hogar. Un pensamiento fugaz rrecorió su cabeza como una exhalación y corrió todo lo que pudo y abrió de golpe la habitación de su prima; estaba vacía. “No habrá sido capaz” pensó, “Ella siempre ha sido la más sensata de todas”. No lo dudó ni un instante y buscó la forma más rápida para llegar al Fuerte Grommash.