Mareas de venganza.Dos visiones del conflicto

Ya tocaba, ¿no Menel? Después de tanta sangre había que cambiar un poco, que al final los únicos que os divertís sois tú y tu paladín XD

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Tras unos instantes, los dos elfos se separaron ligeramente.
-Es la primera vez que alguien me dice eso en diez milenios.-dijo Shivadel en voz baja.
Los dos se quedaron allí, con las manos entrelazadas, durante varios minutos. Sin embargo, tras un rato Hême se incorporó y la miró a sus ojos plateados.
-Debo irme.-dijo el Illidari.- Está anocheciendo, mi hermano me echará en falta.
-Está bien… pero me gustaría que siguiéramos en contacto.-susurró la shal’dorei.
-Por supuesto, Shivadel. Toma esto.-dijo el elfo de sangre depositando suavemente un comunicador de la Legión en la mano de la hechicera, que lo guardó en su bolsa. Acto seguido, el cazador de demonios se volvió, dispuesto a marcharse.
-Espera.-lo detuvo Shivadel.- Quiero darte algo, para que no te olvides de mí.
La hechicera comenzó a mover sus manos hasta que unos hilos arcanos se entrelazaron para formar una flor de loto plateada entre los dedos de la maga.
-Es indestructible. Perdurará incluso si muero.-dijo Shivadel.- Es para ti.
Hême cogió la flor con delicadeza y la guardó en su faltriquera.
-Gracias. Es preciosa.-dijo el cazador de demonios.- Igual que tú.- añadió.
La elfa se ruborizó ligeramente y sonrió, moviéndose con nerviosismo.
-Qué romántico, Limether.-susurró Shivadel mientras se acercaba para despedirse.
Hême se despidió con un gesto y desplegó sus alas alzando el vuelo. Mientras volaba, pensó en lo que acababa de pasar. Hacía décadas que no sentía algo así. No desde que Shareena murió. Pensó que esto era una nueva oportunidad. Shareena había muerto a manos de un Señor del Foso, y su alma fue destruida en el Vacío Abisal. Pero Shivadel era distinta. Por lo que había podido sentir era muy poderosa, mucho más que Menaleth, y además tenía más de diez mil años de experiencia.
Tras unos minutos llegó a Dalaran, donde usó su piedra negra para volver a Draenor.
Una vez en el palacio ogro se dirigió a la sala de reuniones, y tras sentarse a la mesa rebuscó en su faltriquera y sacó la flor de loto, que relucía con luz propia. De pronto escuchó pasos a su espalda y se giró para ver a sus compañeros entrar en la sala.
-¿Cómo habéis sabido que estaba aquí?-preguntó Hême.
-Somos dos poderosos hechiceros. De aquí venía una fuerza arcana que hasta una ardilla percibiría.-respondió su hermano, dándolo por obvio.
-¿Qué es eso?-preguntó Zanrek señalando la flor de loto que reposaba en la mesa.
-Es un loto nocturno de Suramar.-respondió Karyesus fijándose de pronto.
Los dos taumaturgos se acercaron y Zanrek trató de coger la flor, pero retiró la mano enseguida al recibir una descarga de energía arcana.
-Demonios… un hechizo de protección.-dijo el goblin sacudiendo la mano.
-¿Quién te ha dado eso, Lim?-preguntó Karyesus con curiosidad.
Sin embargo, no pudo contestar, ya que Zanrek había intentado anular el hechizo de protección de la flor y había salido disparado hacia atrás violentamente.
Se levantó con cara de perplejidad, asombrado tras el golpe.
-Nunca… nadie había superado mi magia.-dijo el goblin.- ¿Quién te ha dado eso?
-Hueles a vino de arco. Y también a… ¿perfume shal’dorei?- dijo Karyesus.
-¿Qué has estado haciendo en Suramar?-preguntó Yavarix con tono burlón.
-He conocido a la hermana de Menaleth.-respondió Hême por fin.
Sus dos compañeros se miraron y acto seguido una sonrisa maliciosa apareció en el rostro del brujo, mientras el goblin trataba de no estallar en carcajadas.
-¿”Conocido”? Me parece que más que eso, ¿no?-dijo Karyesus.
-Así que el solitario cazador de demonios tiene asuntos con una nocheterna.-dijo Zanrek tras acabar de reír.- Vaya primicia, eh?
-Ya está bien. Lo que yo haga o no es asunto mío.-dijo el Illidari molesto.
-Es asunto nuestro también.-dijo Karyesus.-Si al final acabáis bien, es una nueva aliada para nuestra causa. Y bastante poderosa, según parece.
Aquello lo pilló por sorpresa. Era cierto lo que su hermano decía, pero no lo había pensado. Además, si pasaban por el altar, podría vivir una vida relativamente tranquila entre ataque y ataque.
-Bueno, está bien. He estado conociendo bien a la hermana de Mena.- dijo Hême.
-Pues a ver si nos la presentas, quiero conocer a mi futura cuñada.-le dijo Karyesus.
-Ya habrá tiempo para eso.-dijo el cazador de demonios.- Por ahora, iré a descansar.
Dicho esto, el Illidari se retiró a su alcoba tras recoger la flor de la mesa.

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No…si a este paso te casas tú antes que nosotros :rofl:
Y a este paso mis gemelos se apellidan Bosquensueño a secas :roll_eyes:

Está bien ver un Hême que no es un caníbal sediento de sangre para variar…Ah claro que sois hordos los dos,lo tenéis más fácil.

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La mañana ameneció gris y lluviosa en Dazar’alor. Eilyria se levantó temprano en contra de sus propios instintos, el tiempo que permaneció al cuidado de la casa Solcalido había hecho mella en sus costumbres. Se aseguró de que las heridas de su última misión hubieran sanado completamente antes de levantarse de la cama, afiló por enésima vez sus gujas, comprobó que en sus bolsas estuviera todo lo necesario y se enfundó nuevamente en su ya deslustrada armadura dinástica antes de abandonar sus aposentos en la zona portuaria.

La luz en las calles de la ciudad era escasa tanto por la hora como por la grisácea y humeda atmósfera del día. Se dirigió hacia la cantina más cercana mientras los escasos viandantes se enfrascaban en sus quehaceres. La illidari no podía imaginar que tan solo hace unas semanas su prima Xylenia estuvo recorriendo esa misma ciudad observando lo mismo que ella y ahora ya no estaba. La tristeza no era un sentimiento que le fuera ajeno, pero aquel dolor era demasiado incluso para ella. Acrecentado, si eso fuera posible, por el encarcelamiento de Xilandra.

Entró en la cantina más cercana, donde días atrá se había reencontrado con una vieja amistad; el alcohol. La larga abstinencia que había llevado durante su feliz estancia en Lunargenta había llegado a su fin y, aunque su resistencia a aquellos brebajes había menguado, aún era capaz de tumbar a cualquiera que osarla desafiarla.

Se sentó en la barra sobre un taburete de madera bien tallado con motivos de Zandalar e hizo un gesto al camarero que enseguida le sirvió el desayuno que solía pedir acompañado, naturalmente, de una enorme jarra de cerveza. Aún no había terminado de comer cuando su “agradable” mañana fue bruscamente interrumpida por un no-muerto con las pintas de uno de los “renovados” forestales oscuros de Nathanos.

▬ Mi comandante quiere verte - dijo con poca o más bien ninguna formalidad.
▬ Iré cuando acabe aquí - contestó Eilyria mientras mantenía la vista sobre su plato sin mirar en ningún instante al forestal.
▬ ¡Ahora! - insistió el mensajero.

Eilyria le dirigió la mirada y lentamente bebió el resto que le quedaba en la jarra. - Pagas tú. - le dijo mientras se levantaba del taburete y dejaba la jarra sobre la barra. En otras circunstancias aquel no-muerto hubiera deseado no haberse levantado de la tumba por hablarle así, pero Eilyria no estaba en situación de enfrentarse a Nathanos. No con su prima encarcelada y a merced del perro de la Jefa de Guerra.

Sin ninguna prisa, la cazadora de demonios, se dirigió hacia aquel barco que hacia las veces de centro de mando y donde se encontraba Nathanos.

▬ ¿Qué quieres de mí? - le espetó sin ningún respeto.
▬ Cuida tu lengua, illidari. - Respondió Nathanos sabedor de la situación de Eilyria.

Eilyria apenas podía contener la rabia que recorría todo su ser al estar en presencia de aquel ser despreciable, pero se mantuvo firme y no le replicó como su corazón ansiaba.

▬ Te necesito para que dirijas un destacamento sobre Boralus - continuó el emisario de la Jefa de Guerra. - La Alianza está aumentando su presión sobre nuestras avanzadilla en Kul Tiras, queremos que centre su atención en otro punto mientras nuestras tropas se recomponen y vuelven a tomar el control.
▬ ¿Me estás pidiendo que haga de señuelo? - contestó con furia Eilyria. - Eso es cosa de peones -
▬ ¿Y qué eres tú si no? - contestó Nathanos. Eilyria no pudo aguantar más y se lanzó sobre el no-muerto que ni siquiera se movió observando como el puño de la illidari se detenía a pocos centímetros de su cara. Nathanos le dio la espalda a Eilyria mientras se adentraba en el interior del barco.

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Qué autocontrol, a mí me llama peón y le está picando el putrefacto trasero un mes.

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Menel se desesperaba,había paseado por Cuna en numerosas ocasiones,ido a Vista Eterna a tomar café “de embarazadas” y visitado a Vizzie. Y había ido al banco a comprobar lo que más temía. Xal´atath no estaba en su caja fuerte.Aquella sibilina daga había desaparecido. Increpó a los goblins que guardaban sus pertenencias,incluso los acusó de haberla robado ellos mismos.Pero le juraron por activa y pasiva que no echarían a perder un negocio tan lucrativo por un arma. Realmente no conocían el poder que aquel arma poseía.

Había vuelto a casa,Argent no había vuelto de su última incursión y aquella espera y la promesa de no ponerse en peligro estaban minando su escasa paciencia.
El tedio la estaba matando,el tedio y la sensación de que Azshara se alzaría pronto y ella estaba inactiva.Quiso gritar de impotencia.Así que decidió hacer algo aunque fuese por salir de Cuna del Invierno o acabaría odiando el lugar y su hogar.
Tras utilizar su piedra de hogar e ir a Boralus atravesó el portal a Ventormenta.Le gustaba la nueva sala de portales y se distrajo un rato memorizando la ubicación de los mismos y sus destinos.
Al salir invocó a Luna y se fue directa al distrito de los enanos.Fue a tiro fijo,al maestro tallador que había realizado con tanto mérito la pipa de Argent.Le encargó dos cunas,con los símbolos de Elune y Belore en el cabecero. Le recordó al enano que tamaño elfo bromeando.El enano le prometió hacer unas cunas que se fueran estirando con el crecimiento de sus hijos. Le intrigó la respuesta y el maestro le hizo un dibujo en un papel con una pluma.Era ciertamente interesante. No dejaban de ser unas camas individuales con una mesilla en los pies,que podría ser retirada más adelante y puesta en el suelo dejando el largo total. Le gustó la idea,pero le preocupaba como trasladar dos camas de ese tamaño a Cuna.Por un módico precio le harían la entrega en casa.

Al terminar,se entretuvo poco,usó la piedra violeta y fue a Dalaran a por los encargos que había hecho unos días antes.Tuvo que admitir que en los hilos del destino sabían bien lo que hacían.Sus togas nuevas eran fantásticas y llevaban dos pequeños cinturones con hebillas en las caderas para poder ir soltando tela según su vientre fuera creciendo. Las pequeñas togas para sus hijos eran unas obras de arte.Y en cuanto a las sábanas y mantas para las cunas gracias a Elune tenían un buen largo para la idea del enano y un buen acabado.Llevaban bordadas los símbolos de Lunargenta y Darnassus.Unas cortinas y unas alfombras terminaban el encargo.
Volvió a Cuna cargada con los paquetes y decidió recoger su pequeño estudio de alquimia,ya vería que hacer con todos los materiales,y empezar a darle a aquella estancia la apariencia de una habitación para bebés.

Al menos se distraía para olvidar el tedio de no poder unirse a Argent y el equipo del cazador de demonios,y la ausencia de su amado.
Volvió a sentir aquellas pequeñas burbujas en su vientre y sonrió mientras bajaba la vista y cantaba una nana élfica. Sus hijos no eran unos niños normales,habían curado su corte,así que estaba segura que podían sentir el sonido de su voz y aquella nana.

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Uy Menel, yo lo mismo tengo que ir de compras a por cunas pronto…

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¿Te refieres en la vida real? o.O porque con la nocheterna no me ha dado a entender que haya pasado nada (aun)

No no, en la historia XD
Y aún no ha pasado nada, no, pero tiempo al tiempo…

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Ah, vale, he tenido un pequeño petardazo en el cerebro :sweat_smile:

Esperemos que esta vez te salga uno normal y no la hija de satanás :stuck_out_tongue_winking_eye:

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Ya veremos, no sabemos cómo son los híbridos aún, habrá que ver los de Argent y Menel XD

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Argent volvió a cuna,sabedor de que su amada lo estaría pasando mal,odiaba permanecer esperando…
Cuando llegó a casa,encontró a Menel que parecía recién llegada. No pregunto porque respetaba sobre manera,la libertad de acción de su sacerdotisa. Si bien,pensó, las restricciones derivadas de su condición,no las llevaba del todo bien.
Acercándose hasta ella,le dio, un beso,y mientras la abrazaba,le dijo susurrando…
-Cariño,tenemos que hablar acerca de la daga…Y tomandola por la cintura,la acompaño hasta la mesa de trabajo.

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-Xal´atath no está en mi banco-dijo Menelwie resoplando-esa maldita daga…a saber a quien quiere subyugar ahora con sus susurros.
Se sentó sobre el banco de trabajo que ya estaba recogido,pensó que con el tiempo debería sacar el armario de pociones de aquella habitación,pero aún faltaban más de cuatro meses y era un armario con llave así que se dijo que no tenía prisa,en cuanto a la mesa,había pensado forrarla de gomaespuma y tela para hacer un cambiador…pañales…empezaba a dislumbrar la maternidad a marchas forzadas al no poderse ni haber detenido a considerar todo aquello en condiciones.
Y seguía sin visitar a ningún médico o druida,quizás al final debería dejar que su padre con los poderes de la naturaleza…
Uff-pensó-seguiré buscando.
Al final y como siempre…se dio cuenta de que se desviaba de la conversación.
Argent esperaba paciente que volviera de sus pensamientos.
-Estoy…estoy-dijo Menel sonriendo-que pasa con la daga amor?

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Esto… chicos, os recuerdo que la daga de Xal’athal ya le he usado yo en mi historia. Y ahora está en posesión de N’zoth.

Miedo me das… y los de Menel y Argent serán normales… bueno, quizá se dediquen a soltar alguna que otra losa y se pasen medio día en la luna :thinking:

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Pues como sean la mitad de pesadas que las del padre al final van a hundir la casa de Cuna XD

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Es lo que tiene ser kaldorei y mujer…que pienso en 4 cosas a la vez.Y me despisto de las conversaciones. Off rol no soy así…bueno…no mucho XD

Ya…esto de hacer las misiones todos…yo como ya la ha hecho Argent y se supone que estoy modo embarazada descansando no he dicho nada de haberlas hecho yo.Al final va a terminar igual en manos de N´zoth.Tardé en quitarme el ojo ese lo que tarde en llevar a Boralus y tirar para Canto Tormenta donde Pike.si alguien se lo ha dejado ya me contareis si a la larga hace algo llevar esa monstruosidad en la frente.

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Se supone que al llevarlo puedes ver diálogos y cosas ocultas, además de ver el ojo en los demás que lo hayan escogido. El Chico de la Camiseta Roja descubrió un diálogo oculto, no tengo el link ahora pero me suena haberlo leído.

Aunque el jolgorio seguía escuchándose en la sala principal de la taberna, Shindael encontró un rato de soledad. Las voces se habían acallado… por el momento, pero tendría que mantener la cabeza fría, dudaba mucho que se fueran a rendir… sabía que sería una batalla que duraría toda su vida.

Lady Alleria, esa leyenda viviente para ella, le había dicho que la conocía. Seguramente habría leido su ficha del IV7… pero tenía una idea equivocada de ella y desconocía cosas.

Shindael no era una mera asesina. En realidad trabajaba para la alianza, siempre por su cuenta eso sí. Pocos habían logrado identificarla como una agente doble de la alianza en los bajos fondos… y los que lo habían hecho ya no podían decírselo a nadie, se había encargado personalmente de ello.

Nunca le gustó el mundo traicionero y despreciable por el que debía moverse. Su amiga… Valeera, en cambio, siempre había disfrutado de aquel juego constante, donde una mala jugada puede costarte la vida. Tenía sus negocios, sus tratos, su “organización”.

Ella en cambio, jugaba por obligación. A veces, alguien tenía que hacer este tipo de trabajos para la alianza. Y una de esas personas, era ella. Alguien que debía navegar por aquellas turbias aguas de la sociedad, donde por lo general, poco importaba horda o alianza. Era la ley del más fuerte, donde no podías confiar en nadie. La alianza tenía al IV7, sí. Pero ser agente del IV7 te exponía demasiado, en su opinión. Además, no quería tener que responder ante una jerarquía… no. Ella trabajaba por y para la alianza, pero por su cuenta.

Se sirvió otra copa de vino, mientras se preguntaba como aquella adolescente que había viajado desde su lunargenta natal hasta la, por aquel entonces, ciudad en reconstrucción de Ventormenta, obligada porque la alianza había destinado allí a sus padres, había acabado moviéndose por aquellos ambientes.

“Mis padres…” pensó mientras suspiraba con melancolía. "Todavía parece que fué ayer cuando se despidieron de mi para ir al destacamento de la fortaleza de Nethergarde… Nunca regresaron. Cayeron en las tierras devastadas mientras defendían el Portal Oscuro de la horda, dando tiempo a los héroes que habían viajado a través de el para cerrarlo. Y consiguieron su objetivo.

Cuando le dieron la noticia, se encontraba junto a un chaval humano con el que había entablado amistad en los cuarteles de la alianza de Ventormenta. Allí, las familias de los soldados de la alianza esperaban con ansia la vuelta de sus padres, madres, hermanos… pero a aquel chaval y a ella, lo único que les llegó fue una carta con el pésame.

Aquel chaval, se llamaba Tony. Sus padres habían caido en la misma batalla que los suyos. Aquello reforzó aún más su amistad con Toni. Toni tenía un hermano mayor que trabajaba en una taberna. Consiguió entrar con el en el negocio… y hoy en día ahí sigue. Se ayudaron mucho mútuamente para superar una situación que SHindael temía, pero para la que nunca se estaba preparada. Ella frecuentaba la taberna de aquellos hermanos, trabajaba para ellos a cambio de dinero. Y ahí… comenzó a tener contactos. Siempre se le había dado bien el combate cuerpo a cuerpo, su madre se había encargado de enseñarla a luchar. Habían practicado con las dagas… “Cuandro crezcas un poco más, pasaremos a las espadas” le decía. Había crecido pero su madre ya no estaba allí para enseñarle… por lo que perfeccionó su maestría con las dagas, en honor a su madre.

Sus padres eran unos fervientes creyentes de la alianza. “Tenemos que aliarnos todas las razas para luchar contra la horda invasora” le repetían una y otra vez. Y aquel mensaje caló hondo en Shindael. Pero moviéndose por aquellos ambientes comenzó a encontrar a gente que conspiraba para derrocarla… o contra ella solo por beneficio propio. “No mientras yo siga viva, nadie acabará con aquello por lo que mis padres vivieron y murieron”.

Y así, una joven pícara comenzó a trabajar en la sombra para la alianza.

Levantó la copa de vino, y mientras observaba aquel líquido morado a contraluz, se volvió a acordar de Valeera. Dejó la copa en la mesa de nuevo y se llevó las manos a la cara. Aún le costaba asimilar que aquella sindorei a la que encontró sola en el puerto de Ventormenta, aquella que se había convertido en la única amiga inseparable que había tenido, la odiara tanto en este momento. “No sé si la próxima vez que me vea… intentará matarme” se dijo a sí misma . “Como mi mejor amiga ha acabado odiándome tanto… algún día tendré que explicarle… se lo tendré que contar… si no me ataca primero”.

Aquel pensamiento se vió interrumpido por alguien que cruzó las cortinas. Shindael esperaba a Tony… pero no era Tony, se trataba de una Kaldorei, de pelo violáceo recogido en una trenza que caía por la parte delantera de su esbelto y alto cuerpo. Era bastante atractiva. Iba vestida con una capucha y una capa que le cubría la mayor parte de la cara y del cuerpo. Sin embargo, al alzar el brazo para apartar la cortina, a Shindael le pareció que le faltaba un brazo. La kaldorei fijó su mirada en ella.

– ¿Eres Shindael?

“¿Cómo sabe mi nombre?” pensó mientras se tensaba y acercaba sus manos a sus dagas.

– ¿Quién lo pregunta?

La kaldorei terminó de cruzar la cortina y se situó enfrente de Shindael. Se descrubrío la cara retirando su capucha y dijo:

– Ishnu-alah, Shindael. Mi nombre es Einir, antigua miembro del ejército de las centinelas. Tony me ha dicho que estabas aquí y que debería hablar contigo…

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Ohh Einir…vuelven las centinelas de Eleanna.

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