Los pasos del Archimago eran suaves, pero deliberados; sus pasos medidos mostraban poca evidencia de la inquietud que sentía dentro de sí mismo. Había seguido sus instintos, como lo había hecho innumerables veces en el pasado. Se sentía como si le arrancaran un hilo del vientre tirando de sus entrañas.
A medida que avanzaba hacia las cámaras ennegrecidas sus ojos de tonos dorados escanearon los alrededores: pilares flotantes, techos abovedados, representaciones de antiguos héroes y reyes luchando contra horribles monstruos. Algo había sucedido en este lugar. Quizás hace mucho tiempo, quizás en una realidad completamente diferente.
Se acercó a los sonidos de los susurros levantándose lentamente para hacerse entender. Las Tres Parcas estaban ante él, majestuosas, macabras y grotescas. En reconocimiento de su poder, se inclinó antes de abrir la boca para hablar. Sin embargo, las Parcas tenían palabras que otorgar primero.
- Mirar hacia dentro es ver lo olvidado, lo cierto y lo tácito.
Las palabras flotaron en el aire como congeladas por alguna maldición cronomántica. Frunció el ceño con una mirada contemplativa antes de finalmente hablar.
- Ahora, más que nunca… la muerte lo reclama todo. Parece un seguidor omnipresente. Un acosador oscuro. Mientras que una vez me vi obligado a permanecer inactivo en mis esfuerzos por proteger este mundo, me niego a permitir que eso vuelva a ocurrir. A vuestras mercedes presento lo amado, si es un intercambio aceptable.
Su mano se deslizó hasta su cintura, sacó su daga de hoja mágica y la levantó a modo de ofrenda.
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Una oferta aparentemente simple. Sin embargo, esta espada es representativa de mi propio orgullo. Años de entrenamiento y maniobras políticas dentro de los círculos correctos que culminaron en un solo momento en el que esta misma daga se posó sobre la garganta de un hombre al que una vez vi como un viejo y querido amigo—sus ojos vagaron por un momento perdidos en algún recuerdo oscuro antes de regresar al presente.
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Lo que ofrezco es esta daga… y mi orgullo. A cambio, mi petición es la siguiente: busco un objeto de poder para ayudar en lo que venga en un futuro próximo. Si lo que he ofrecido no es suficiente para el precio de tal objeto de poder, ya sea una espada, un atuendo o una baratija, estoy preparado para ofrecer otro objeto querido. Mi ojo izquierdo. El conocimiento y el poder tienen un costo. Y ahora, estoy ante vosotros, ofreciendo mi ojo izquierdo a cambio de un objeto que podría usar para ayudar a mi pueblo y proteger a mi gente de las amenazas de todo lo que está por venir.
