Regreso al frente

El tiempo pasa y no nos damos cuenta.
Parece que fue ayer cuando me fui a Suramar tras la aventura en Argus.
Volví cansadísimo, harto de tanta lucha y decidí retirarme a Suramar, donde hice buenos amigos y podía establecer una misión consular con el permiso del regente.

Estaba yo enterrado en una montaña de papeles sobre permisos comerciales de importación y exportación hacia Lunargenta y diciendo yo que quién me mandaría a mí, recibí una misiva de un antiguo amigo que conocí en Rasganorte: Cuernosombra.

" Querido amigo:
Eventos extraños suceden en Azeroth. No me he involucrado tampoco en esta guerra entre la horda y la alianza, pero algo extraño ocurre.
He hablado con he hablado con otros caballeros y dicen que las sombras están inquietas. Los muertos más básicos son intuitivos, y algo les dicen sus instintos que ha pasado o va a pasar.
Creo que deberíamos ir reuniendo a los supervivientes del antiguo grupo para la misión y quizá a algunos nuevos miembros para nuestra avanzada de exploradores. Mis huesos fríos y muertos me dicen que algo gordo va a pasar.
Yo estaré en el Archerus entrenando con algunos de los míos. Reúne a tus contactos de las tierras fantasma y ten el petate preparado. Se acercan tiempos difíciles."

Día 2
Bueno, ya he vuelto a Lunargenta.

La ciudad está igual que la dejé y espero que mi casa siga ahí. Voy a dormir un par de días en la ciudad para empaparme de los rumores.

Si los muertos están inquietos, esos rumores se habrán empezado a filtrar por las calles: gente desaparecida, cargamentos que no llegan, más muertos de los habituales en zonas poco habituales…

Si no me entero de mucho, las tierras fantasma será un buen sitio para seguir. O si no, podría darme un salto y ver a mis contactos de la cruzada argenta por la zona de Stratholme.

También debería hablarme con alguno de mis compañeros del cuerpo de Errantes o ver si alguien más quiere venir: no es bueno fisgar en las tierras de los muertos solo.

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