Entrada Primera
Vaya vaya! quién me iba a decir que volvería a verte, menos aún después de tanto tiempo y todo lo que ha pasado. No tenía esperanzas de encontrar aquí, en este preciso lugar, a mi mejor amigo y más preciado confidente.
A quien único puedo expresar lo que siento y contar absolutamente todo sin que me juzgue o mire con desprecio.
Han sido catorce largos años desde la última vez que te conté algo, desde que deslicé finalmente mi vieja pluma entre tus amarillentas hojas, mi viejo diario.
Muchas son las cosas que han pasado desde nuestro último encuentro, tantas como horas tiene el año. De entre todo comentarte en primer lugar que finalmente fuí expulsado de esa academia de vejestorios ignorantes, estúpidos y de mente cerrada. Si, como lees, me echaron de esas estúpidas instalaciones donde dicen instruir a sus alumnos en artes arcanas pero luego tienen miedo del potencial de sus propios pupilos. Donde dicen instruir pero luego ocultan la mayor parte de la información.
El anciano Stiltherian, no sé cómo, logró enterarse de que, por mi propia cuenta, andaba cogiendo prestados los libros prohibidos sobre magia de invocación (entre otros) y me delató frente al consejo. Ese grupo de viejos inútiles no entienden el poder que tienen escondido entre sus estanterías, alejado de todos los estudiantes y lo mucho que podría ayudar en la lucha contra los enemigos de la Alianza o en el día a día, no, no lo entienden y encima lo aborrecen, lo temen.
Así fué como yo, un joven de quince escasos años, fue condenado a vagar por ahí sin nada más que sus ropajes. A todas estas, decirte, los malditos vejestorios no se contentaron con echarme sino que se tomaron sus molestias en llamarme traidor y nombrarme persona non-grats, destrozando así por completo mi identidad, lo que era, lo que fuí.
Muchos nombres he usado desde entonces, ahora me hago llamar Dmitriy Borislav, la procedencia es una historia para otro momento.
Tras salir de ese maldito lugar vagué mucho tiempo auto-compadeciendome por todo lo ocurrido hasta que comprendí que no fué culpa mía, yo solo cogí algo que estaba allí y que esos inútiles no se molestaron en esconder debidamente. Tras darme cuenta de eso empecé mi nueva vida, mi viaje hacia el saber, necesitaba aprender más sobre esa llamada “magia vil”.
Todo esto fue hace mucho tiempo, me gusta pensar que ya he superado esa parte de mi vida (aunque hablar sobre ella me hace recordar y vuelvo a sentir odio hacia todos los que arruinaron mi pasado). Ahora soy una persona nueva, diferente, trato de usar mis conocimientos adquiridos para ayudar a la gente (a quien lo merece al menos) aunque con la cautela necesaria, los humanos son seres muy cuadriculados, alguien decide que algo es ilegal y nadie lo cuestiona sino que se limitan a acatar esa norma de manera automática. No quiero exponerme innecesariamente, me ha costado mucho llegar hasta aquí.
Decidí hace poco volver a Ventormenta, espero bajo este nuevo seudónimo y tras tantos años que nadie logre reconocerme y poder así encontrar un lugar donde encajar, donde ser de utilidad, donde poder descansar y conocer gente nueva, gente viva.
PD: encontrarte y así poder desahogarme ha sido lo mejor que me ha pasado estos últimos años. Trataré de mantenerte al tanto siempre que pueda.
Entrada Segunda
Hola de nuevo mi viejo amigo!
Ayer llegué, por fin, a Ventormenta despues de pasar noche en Villadorada (parada obligatoria tras un largo viaje).
Con la primera luz del alba alcancé a ver las grandes murallas de la ciudad, sus enormes puertas abiertas y tras ellas las majestuosas estatuas de los heroes que han hecho de la Alianza lo que es hoy día.
Sumergido en mis pensamientos me dispuse a traspasar las puertas.
- Alto! Quien va? - me dijo un guardia sobresaltado, se ve que estaba adormilado si hacer mucho caso a su puesto… debí ser más cauto para no despertarlo.
- Dmitriy Borislav, para servirle.
- No me suena su cara, ¿es nuevo en la ciudad? ¿tiene su pase o documentación? Señor “Borlastov”.
- ¿Eh? ¿Pase? Eeh, no, no tengo y es “Borislav”- he de confesar que no contaba con eso.
- ¿Es la primera vez que viene a la ciudad, don Gorvachev?.
- Eh, s-si, es la p-primera vez y es “Borislav”- tartamudeando como un novato, ni yo me habría tragado esa mentira.
- Vale, en ese caso necesito hacerle algunas preguntas y deberá acompañarme al registro para solicitar su pase, venga conmigo “Bortislan”.
El guardia hablaba con voz medio adormilada, sin mucha autoridad pero aún así mis piernas temblaban como una cerveza sobre un carruaje que pasa sobre camino de tierra.
Así, mi querido diario, empezó mi pequeña odisea de preguntas y respuestas tratando de convecer al guardia y a la señorita del registro de que no era una amenaza, ni un delincuente convicto… a decir verdad, miento de pena pero entre el guardia semi-dormido con problemas de pronunciación y la señorita del registro que hablaba con voz automatizada sin el mayor signo de interes, al final de todo y pese a los infinitos tics que recorrian mi cara, consegui mi pase.
Tengo dos semanas para solicitar la residencia, siempre que consiga donde hospedarme.
He de confesar que creí que acabaría colgado. No entiendo, con la guerra actual entre Horda y Alianza, como es posible que pasé algo como esto… aún así, me ha venido de perlas, ya tengo mi pase y soy oficialmente residente temporal de la ciudad de Ventormenta: Dmitriy Borislav, herborista.