[Relato] El Cerco de la Muerte

Hacía frío, el sol moría tras las montañas.

El poblado seguía con su típico ir y venir, algo más pausado que siempre, pues era invierno y se notaba tanto en el ambiente como en los orcos del lugar. Esa había sido una jornada soleada, tranquila, sin aparentes novedades, hasta que pasado el mediodía apareció una pequeña comitiva frente al poblado. Abriéndose paso entre las nieves de Alterac avanzaban, lentos, un grupo de Renegados. Un cuerno sonó desde las almenas y raudos, tanto el Asaltante Supremo Brotgar como el Vidente Nargulg ascendieron por las escaleras de la muralla norte junto al portón. Ambos contemplaron el reducido número de no-muertos ante los muros del Colmillo Ardiente. Ambos orcos se miraron el uno al otro, Brotgar con la calma del guerrero en sus ojos, Nargulg con la desconfianza de la edad en su mirada. Los Renegados iban ataviados con sus típicas armaduras punzantes mal cuidadas, su aspecto era el de siempre, terrorífico. Uno de ellos iba montado sobre un corcel de su propia condición, parecía ser el líder.

-Avisad al jefe.- Se pronunció Brotgar, con voz pesada y grave.

Uno de los vigías partió de inmediato para buscar a Kurgan pero este ya se encontraba fuera de la gran choza central, contemplando el portón aun cerrado. El orco se acercó al jefe y llevándose un puño al pecho proclamó:

-Un grupo de Renegados se hallan a las puertas, jefe. ¿Qué ordenas?- Había más de lo que parecía en esa frase. Sin embargo Kurgan negó con la cabeza y alzó una mano.

-Iré a recibirles, abridme el portón.

El caudillo orco llevó sus acolchados pasos por el terreno descendente, alcanzando la entrada del poblado tras cruzar miradas con orcos de su entorno, trabajadores preocupados, padres y madres de familia atentos a lo que pasara. Una vez ante el portón, Kurgan miró a Nargulg y a Brotgar, ambos le miraron de vuelta. Los tres se asintieron y tras ello, las puertas de metal y madera se abrieron lentamente, chirriando, siendo tiradas por dos orcos fuertes. De entre las sombras de la entrada apareció Kurgan, la capucha sobre su cabeza, las trenzas asomando junto a su rostro. Sus ropajes no eran de combate, si no que se encontraba vestido para el duro e inclemente frío de Alterac. Tan solo llevaba consigo un hacha colgando del cinturón, algo sencillo, de hecho no parecía ni siquiera un jefe de los del pasado, era más bien humilde. Sus pasos se encaminaron hacia los Renegados. Lo usual habría sido recibir a cualquier visitante entre los muros del Colmillo Ardiente, pero los tiempos habían cambiado.

-Throm-ka, Renegados.- El orco se plantó en medio del camino que conducía al poblado, varias decenas de metros lejos de la entrada. La comitiva de no-muertos se detuvo, pues el que parecía ser su líder alzó una podrida mano enguantada al aire, todos se detuvieron, silenciosos como estatuas, sin emitir ruido alguno. Entre ellos no había nubes de vaho, tan solo quietud. Su líder desmontó y casi cojeando se dirigió en solitario hacia Kurgan, deteniéndose a tres pasos del gran orco.

El Renegado contempló varios instantes al orco, sus cuencas vacías lo examinaban, metódico y lento. Al final, con un suspiro de ultratumba, habló con voz rota.

-Se ha abierto un nuevo frente en Costa Oscura, se necesitan más tropas sobre el terreno. Los elfos de la noche no fueron aniquilados en la pasada ofensiva, este es su contraataque.- El no-muerto fue directo al grano, sin perder el tiempo en formalidades, educación o minucias. Tenía una misión de su jefa de guerra y debía cumplirla, no se esperaba más de él.

Kurgan alzó una ceja, se quedó mirando al Renegado largos instantes sin responder. Se cruzó de brazos y con voz grave habló, conciso y frío, como él.

-Has entregado tu mensaje. Ya puedes irte.

El no-muerto inclinó lateralmente su cabeza, tal vez estaba confuso, o quizá perplejo. En cualquier caso se limitó a asentir y volvió sobre sus pasos, encaramándose a la montura. Lanzó una última mirada a las almenas del Colmillo Ardiente, donde Nargulg y Brotgar contemplaban la escena, y se marchó, encabezó la marcha de los no-muertos por la nieve. Otra vez lentos, otra vez terroríficos.

El orco se giró de inmediato, haciendo que su capa bailara al son de la brisa de la tarde, el sol empezaba a descender y las sombras eran largas. Kurgan traspasó de nuevo el portón y los encargados de la entrada cerraron la puerta tras él. Una vez dentro, suspiró, retiró la capucha de su cabeza y subió por las escaleras que antes treparon Nargulg y Brotgar, alcanzándoles. Ambos orcos miraban fijamente al destacamento Renegado, a lo cual se sumó Kurgan. Los tres orcos, los tres encargados del destino del clan, miraban ahora, desconfiados y recelosos, a ese grupo que había venido a su morada, nunca antes se habían atrevido.

-No me lo digas.- Dijo Brot, aun mirando la lejanía.- Quieren que partamos otra vez al frente. ¿Arathi?
-Costa Oscura.-Escupió Kurgan, aun mirando los no-muertos.
-Los kaldorei fueron derrotados y su árbol quemado.
-Han vuelto.

Las palabras eran pocas, los sentimientos muchos. Los no-muertos empezaban a alejarse de la vista de los orcos de las almenas. Poco a poco los centinelas volvieron a sus turnos habituales, quedando los tres orcos en soledad ahí arriba. Los Renegados se movían lentamente, sus pasos eran pesados, algunos cojeaban. Ni el frío ni la nieve los detenía.

-¿No os recuerdan a algo? Por los ancestros.- Brotgar negaba, algo perplejo, mirando la marcha de los muertos.
-¿A qué te refieres, Brot?- Dijo un Nargulg algo acongojado, atribulado, no le gustaban los no-muertos. Se echó una manta extra por encima, pues el sol decaía más y más, el viento se volvía gélido.
-La Plaga. Me recuerdan a la Plaga.- Habló Kurgan, sus ojos medio cerrados, la mirada afilada perdida en el horizonte.

El grupo de Renegados desapareció al fin de ojos de los Quemasendas, perdiéndose en los amplios valles de Alterac. Sin duda no descansarían por la noche, continuarían sin detenderse.

Cuando la noche cayó sobre las montañas y los orcos se reunieron en la gran choza central del poblado, Kurgan extendió un enorme mapa de Azeroth. En el mismo había dispuestas en gran detalle muchísimas anotaciones que el mismo jefe hacía sobre la situación de la guerra, de los frentes, líneas de suministros, enclaves estratégicos y fuerzas de reserva. Les contó a todos lo que habían dicho los Renegados. Los orcos, preocupados miraron todos a su jefe.

-El Clan Quemasendas no irá a Costa Oscura. Ya derramamos nuestra sangre para conquistarla y aquello acabó como todos sabemos. Que la defiendan ellos. Asumo cualquier responsabilidad por esta decisión.

No hubo gritos de alegría, ni tan solo un rostro feliz, pues aquello no era motivo de celebración. Aquello era una primera declaración de principios, algo que por primera vez en la historia del clan, podía cambiarlo todo. Todos los orcos asintieron, llevándose la mano al pecho, sabedores de que no era una decisión fácil para Kurgan.

Hacía frío, el sol había muerto tras las montañas.

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Genial el relato y muy visual la ambientación. Se palpa en el aire la tensión del momento y la carga de la decisión del caudillo.

Sin duda os abrirá roles interesantes y peligrosos. No es fácil ser de la Horda en estos tiempos de lealtades en entredicho.

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¡Muchas gracias Irgail! Como bien dices, intento transmitir la opresión del momento para nuestro clan. Tras la Guerra de Espinas todo cambió para nosotros, y a través de roles, relatos y vivencias ha ido todo a peor, los días son oscuros para nosotros. Es todo un reto rolear en estos tiempos, se deben tomar decisiones cruciales para la supervivencia de los demás.

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Me encantan tus relatos Kurgan, me gusta mucho el rol orco porque son mi raza favorita, y cada vez que posteas me das una alegría.
Sigue así!

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¡Gracias, Hême! Da gusto ver que hay gente que disfruta genuinamente de mis relatos. ¡Más motivo aun para compartirlos con la comunidad!

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Gracias a ti, Kurgan!

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Hola!

Me ha parecido genial el relato, sobre todo las descripciones y las acciones de los renegados (Que soy muy fan de los renegados!) igual que la visión de Kurgan y compañía sobre ellos! Espero seguir leyendo este tipo de historias! (^_^)

Un saludo!

PD: Una duda, esto entiendo que es ONROL pero… representa que esos emisarios harán pública la información de “Se les ha entregado el mensaje” junto con el de “El clan Quemasendas no parece hacer movimientos para acudir a batalla”? Quiero decir, actualmente La Corte del Olvido está de camino a Costa Oscura y si recibimos noticias en algún momento de algún mensajero sobre cómo van las cosas o… los refuerzos que nos puedan llegar… Pues saber si esta info en concreto es algo que podría ser enviado con dichos mensajeros.

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¡Buenas Asteda! Ante todo gracias por tus palabras sobre el relato.

En referencia a lo otro: Viendo el papel más activo que está tomando vuestra hermandad en lo referente a la guerra y a los combates, sería normal suponer que recibiríais actualizaciones del estado de las fuerzas de la Horda. Eso incluiría el hecho de ver que el Clan Quemasendas no parece haberse movido de Alterac, por supuesto. De hecho, vería normal que cualquier hermandad de carácter militar conociera la situación.