(Relato) Fiesta de la Cosecha

Fiesta de la cosecha

La mesa de investigación está llena de esquejes, tierra y flores. También hay polen, pétalos secos y salvia del tallo; todo de la misma planta. La misma que le ha otorgado la oportunidad de ser investigadora herborista de la mágica ciudad de las torres, la mágica ciudad de Dalaran. Aunque está todo sucio, es la típica mesa de investigación herborista… unos cuantos viales para extraer los jugos, unos cuantos utensilios de corte, tierra, macetas, un hechizo de luz y oscuridad por si las moscas y poco mas. Todo el taller situado en el mercado de los magos está repleto de esta planta.
La llama lirios de Stratholme en honor al lugar donde la encontró pero poco tiene de lirio y poco tiene de Stratholme. Si bien es cierto que la flor se asemeja a un lirio. No tiene seis pétalos como es común en los lirios, sino ocho, y los estambres están muy unidos, tanto que parece uno solo. Por otra parte en Stratholme salen muchas setas, de muchos tipos y variedades pero pocas plantas que den flores. No cabe duda que es un planta peculiar digna de estudio. Su aroma es !@#$trante y tiene un halo tan embriagador que se ha ganado el apodo de la encantada en el taller de los escribas. Aunque en el permiso de herboristería viene detallada como flor purpúrea y parece ser el nombre mas acertado para ella.

Taifa Affran -Lo he probado todo. Los esquejes son caducos, con cada luna nueva se mueren. Sin embargo la planta original parece perenne pues ahí sigue creciendo y creciendo.-
Ben Chispaoreja - No desesperes has conseguido mucho en estos dos años, has extraído una poción y un elixir de ella y aun tienes tiempo de seguir estudiándola. Otros investigadores sacan una poción y se presentan al consejo en busca de su titulo.-
Taifa Affran -Tengo un montón de sus raíces, es curioso como forman glomérulos. ¿Quieres unos pocos? Aun no me he puesto a investigarlos pero huelen muy bien. No tan bien como la flor pero si los pones en un sitio cerrado como una caja o un armario dejan un agradable aroma en todo cuanto haya en su interior.-
Ben Chispaoreja -No gracias en breve comienza el festival de la cosecha y ya sabes como me pongo con la alergia. No quiero probar con otro aroma mas en casa vaya a ser que sea peor. Pero gracias de todos modos.-

No muy lejos de allí… En una humilde casa de Andorhal un padre regañaba a su hija adolescente:
Padre de Rita: -No Rita no puedes llevar a Bruno al Festival de la cosecha de Dalaran, no estará lo suficientemente gordo como para sacarle unas buenas platas.-
Rita:- Aun quedan tres días, en esos tres días puede coger bastante peso, yo me encargaré de ello-
Padre de Rita:- Ya te he dicho que no, dejalo para el año que viene.-

No era tanto por la plata ni por el animal, sino por el festival y la ciudad. Rita tenia unas ganas imperiosas de conocer la Ciudad de los magos durante el Festival de la cosecha. Algunos amigos que habían estado allí le habían contado maravillas de los fuegos artificiales y de los conjuros y hechizos que solían hacer durante las fiestas y como ya había superado la quincena, edad mínima para acceder al festival, quería ir a verlo con sus propios ojos. Bruno era tan solo una escusa para ir. Ya lo tenia todo preparado: el vestido, la cartera, la piedra de hogar por si tenia que volver rápido, la comida y como no también a Bruno.
Salió bien temprano con el carromato de por la mañana, muchos vecinos pensaron lo mismo y el carromato iba a estallar. A su padre no le hacia mucha gracia que fuera, así que le encomendó a Milton, un vecino, que la vigilara.

-¡¡Bienvenidos al Festival de la cosecha de Dalaran!! Disfrutad todos, pronto darán paso los fuegos artificiales de apertura. Pasen, pasen y expongan sus frutas, verduras, hortalizas y animales!! Disfruten todos del magnifico festival de la cosecha…- pregonaba un gnomo en la entrada de la ciudad.
Era un día soleado, los balcones de la ciudad lucían los estandartes del Kirin tor y todo Lordaeron acudía con sus mejores alimentos a la ciudad de los magos para contemplar los fuegos artificiales y los hechizos. Era un gran acontecimiento, no solo para el comercio y disfrute de la población, también era momento de encuentro entre amigos y familiares de diferentes localidades. Rita estaba entusiasmada y rebosaba felicidad, nunca imaginó que la ciudad de los magos fueran tan hermosa.
-¡Prueben los quesos de la familia Frías, los mejores quesos de la ciudad y del condado!- pregonaba un hombre en la entrada de una tienda…
Todo era perfecto, Milton no se apartaba de su lado, pero lo estaba pasando genial, no había apenas entrado en la ciudad y ya había visto cuatro gnomos, dos enanos, cinco elfos y un zancudo de tierras desconocidas que montaba una elfa. Los fuegos artificiales aun brillaban en sus ojos y el olor a magia se respiraba por toda la ciudad: lamparas colgantes, luces eternas, paredes brillantes, letreros cambiantes, papiros volantes… todo era asombroso. Pero al llegar al mercado de magos… Bruno se le escapó de las manos, salió disparado, nunca lo había visto correr tanto. Perdió la correa y casi cae al suelo del empujón del animal que apenas llegaba a los 90 kilos.

Rita- Ay Milton dónde estará ese animal…con lo grande que es esto no lo encontraré nunca-
Milton- El problema es que haga alguna trastada y te hagan pagar los desperfectos-
Rita- Pues no había pensado en eso… jo… ya no podré venir el año que viene, mi padre me estará recordando que perdí a Bruno hasta el fin de los días…Brunooo, Brunoooo, ven bonito, Brunooo-
La amplia sonrisa de Rita se había transformado en preocupación en un instante, ahora andaba mirando al suelo en busca de aquel animal descarriado.

Pom , Pom, pom, pompom
Taifa Affran- Quien sea que este aporreando la puerta no conseguirá que llegue antes a ella. Ya voy, dadme un momento por favor, ya voy-
Cual fue su sorpresa… cuando abrió la puerta un grupo de hijos de agam´ar se peleaban por entrar en su estudio, entre ellos se encontraba Bruno , algunos ya se las habían ingeniado para llegar a la ventana.
Taifa Affran- Pero… ¿que es esto?, ¿que esta pasando aquí? ¡ayuda!, que alguien me ayude a espantarlos.-
A pesar de la ayuda de otros estudiantes y mercaderes, algunos entraron en su estudio rompiendo viales, tirando macetas y ensuciándolo todo. Algo pasaba para que todos aquellos animales acudieran sin control a su estudio, derrotada en la acera frente a su pequeño santuario de concentración espero que pasara la marabunta eso si, sin perder detalle del comportamiento de aquellos animales.

Rita- Perdona, ¿esa es tu casa?. Siento el daño que te haya podido causar mi marrano, se me escapó de repente…
Taifa Affran- Tranquila no pasa nada no ha sido el único- Decía mientras señalaba al resto de cerdos que aun quedaban en las inmediaciones al estudio.
Rita- ¿Acaso tenias patatas de Storm ahí dentro?-
Taifa Affran-… no ¿porque?-
Rita- Bruno solo se escapa así por comida y mira, solo se tumba panza arriba cuando ha comido patatas de Storm. ¿Voy a tener que pagarle los destrozos buena maga?
Taifa Affran- No, no, no soy maga… sólo una estudiante de herboristería y no, no me tendrás que pagar nada chiquilla, no te preocupes.- Pero me gustaría poder contar con Bruno para unos cuantos experimentos si no te importa.
Rita- La verdad es que siento mucho el daño que te ha causado mi cerdo y sin duda te lo daría en pago por los daños pero mi padre me regañaría si no vuelvo con el animal a casa o con algo de dinero en su defecto.
Milton- Entrégale a Bruno a esta señorita, yo te daré unas monedas para que se las des a tu padre. Diremos que has vendido a Bruno al departamento de herboristería por su afición a las patatas.
Rita- Milton muchas gracias. Aquí tienes señorita quédese con el cerdo. Siento mucho el daño causado.
Aquella muchacha de Andorhal tenia razón, su cerdo había comido pero no eran patatas sino los glomérulos de las raíces de la planta que Affran investigaba. Si bien es cierto que tenían un buen aroma nunca pensó que fueran comestibles pero aquellos cerdos no habían dejado nada para comprobarlo por ella misma… Entonces recordó la caja que tenia en el armario de los viales con un par de glomérulos en su interior. Era un armario con pestillo y algo elevado por lo que ninguna bestia pudo llegar a su interior. Cogió la caja y fue directa a la cocina de la Bienvenida de un héroe. Allí había un instructor cocinero y él le ayudaría a comprobar las cualidades comestibles de aquellos gromérulos. Encerró a Bruno en el patio y se marchó directa a las cocinas.

Cocinero: Mmmmmm que bien huele, ¿qué es?, ¿una fruta? no, espera… ¡es un tubérculo!, desde luego cada año me lo ponéis mas difícil.
T.Affran.- No, no vengo por el concurso ni por el festival, estoy investigando una planta y he sacado esto de las raíces… venia para ver si podría ayudarme. He tenido un problemilla con los hijos de agam´ar- le contó al instructor de cocina su altercado con los animales en su estudio- y me gustaría saber si es comestible y las cualidades que tiene-.
Cocinero:- Pues te aconsejo que te presentes al concurso del festival, una cosa así no se ve a menudo y si los hijos de agam´ar se lo han comido es por que sin duda es comestible-.
Mientras tenía lugar la conversación unos cuantos cerdos se arremolinaban en la entrada, cuando Taifa se dio cuenta puso los glomérulos en la caja otra vez.
Cocinero: -Sin duda es un tubérculo. Si me dejas un trozo puedo probar unos cuantos trucos que guardo debajo del gorro para averiguar la mejor forma de cocinarlo-.
Taifa Affran:- De acuerdo, aquí tiene, vendré a medio día-.
Cocinero: -Vente antes del concurso y lo presentas así conseguirás unos cuantos oros para arreglar tu estudio-.

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Muy chuliiii. Otro, otro!

No está mal, me ha gustado. Bien hecho!