[Relato] Guerra

Con los civiles evacuados tras el primer ataque de los Nube Negra, y recibiendo las noticias de grupos de mercenarios entrando en sus territorios, el campamento estaba en pie de guerra, aguardando… No quedaban ya heridos o débiles entre ellos, sólo aquellos con la voluntad de luchar. Shu’halo. Ogros. Trols. Y alianzas inesperadas. Estarían preparados. Los bosques estaban plagados de aquellos que habían intentado acabar con su modo de vida, se habían cobrado a un par de valientes y cazadores. Y por ello pagaron el precio. Todos ellos, crucificados en los caminos, ojos y bocas cosidos, con sus tabardos y estandartes representando aquella rosa plateada delante de ellos, ardiendo o adornando los cadáveres…

Sentado sobre un tronco de roble, Sihásapa, Aquel-de-pisadas-negras, observaba un pequeño anillo plateado entre sus dedos. Y lo aplastó con ellos, dejándolo caer a las llamas. No eran las únicas malas noticias. Kohack Pezuñasalvaje había muerto, o eso decían los mensajeros. Les atacaban de todas partes. Nube Negra les había traicionado. No iban bien las cosas.

— Sihásapa.

La voz de un abrecaminos irrumpió su silencio, cuando el jóven cruzó las cortinas de su cabaña para hablarle. El cacique alzó la cabeza, clavando sus ojos sobre el menor.

— Una caravana con colores de la horda cruza hacia Ataya, portan armas… ¿Qué hacemos?

El cacique bufó una vez, encendiendo su pipa, echó el humo por la nariz y alzó la mirada de nuevo.

— Interceptadla. Quemad la caravana y cocinad a los kodos. Dejad huir a todos los integrantes, menos a los renegados. Si luchan, matadlos. Si os siguen, matadlos.

El abrecaminos asintió, saliendo de la tienda tras dar un saludo marcial al cacique. Sonó un cuerno de guerra en el poblado, y varias águilas echaron a volar. Ya habían dominado el vuelo entre los árboles, sigilosos. Y esa noche cenaron Kodo.

Y en mitad de la noche, el cacique ató una misiva a un águila, que no se dirigía a Orgrimmar, ni a los baldíos. Iba a Desolace. Al territorio Magram.

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Vigilad vuestras espaldas, rebeldes. ¡Los Serpientes de Pantoque van a por vosotros y vamos a dejar Taluja en peligro de extinción!
Y después nos cargaremos a Kurgran y a sus muchachos.
¡Las Serpientes de Pantoque al poder!

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Ratas goblin contratados por agentes de la muerte, de todo menos sorprendente.

Cuando nos veamos las caras os daré una oportunidad para que deis media vuelta y penséis detenidamente en quién depositáis vuestras lealtades. Si decidís permanecer en el campo de batalla y enfrentarnos, todos pereceréis.


Offrol: ¡Con ganas de colaborar en futuros eventos, señores goblin!

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Los Goblin no saben pensar, sólo hacer dinero.

Tendremos que hacer lanzas más finas de lo normal, para poder empalarlos en el camino.

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