[Relato] Los Rezagados - Tomo III

Capitulo Primero

La ciudad de Lunargenta daba la bienvenida a un nuevo día, tan esplendida como siempre, cuando de repente un grupo de encapuchados entraron en la ciudad. Pese a que los guardas se los miraron de arriba abajo, el jefe de la guardia vio algo en uno de ellos que le indicó que los forasteros no eran un peligro. Con paso firme, los tres encapuchados se dirigieron hasta el banco de la ciudad, el cual a aquellas horas estaba a rebosar de elfos, que iban a meter su oro en el banco y de otros tantos que iban a retirar una parte. Mientras dos de ellos se situaba a ambos lados de la sala principal del banco, el tercero cerraba las puertas para asegurarse de que nadie saliera o entrara hasta que ellos hubieran cumplido su cometido. Una vez asegurada la única salida del banco, los tres encapuchados echaron atrás sus túnicas, dejándolas caer al suelo y mostrándole a todos los presentes sus rostros. Se trataba de Mandibulas, Saki y un trol al que todos conocían como Luzber.

  • Buenos días señores y señoras, esperamos no importunarles demasiado, pero en el día de hoy todos y cada uno de ustedes, va a ser atracado
    Las palabras de Mandibulas resonaron por toda la sala, y de tras una columna aparecieron dos no muertos más. Se trataba de Neo y Death, los cuales se encargaron de recoger cualquier arma que los presentes pudieran portar con ellos y que pudieran dificultarles su labor aquel día en el banco de la ciudad.
  • A mis colegas también los conocen. Death se ha encargado de repartir por toda la sala una serie de explosivos, mas que nada por si, aun desarmados, alguno de ustedes tratara de hacer algo que inoportune nuestros planes. Y ahora que todo está claro, que comience el espectáculo.
    Mientras Neo y Death agrupaban a la multitud en un rincón para que no estorbaran, Saki y Mandibulas se dirigían a las cámaras de seguridad del banco, mientras que Luzber guardaba la puerta principal para asegurarse de que nadie les molestara. Mandibulas comenzó a abrir las cámaras de seguridad por el lado derecho mientras Saki se encargaba del izquierdo. Ambos sabían muy bien lo que habían ido a buscar, y tenían la total certeza de que se encontraba en alguna de aquellas cajas, lo que no tenían tan claro eran en cual. Y mientras Mandibulas y Seki rebuscaban en las cajas de seguridad, Luzber se encargaba de su parte del plan, que no era otra que buscar un modo de salir del banco sin ser atrapados por los guardas.
  • Bien Death ¿colocaste las cargas explosivas?
  • Sí, en el centro de la sala tal y como me dijiste y en círculo, aunque sigo pensando que es una mala idea
  • Después soy yo el que está loco
  • Confiad en mí, se lo que hago. En cuanto las cargas hagan un boquete, el agua saldrá a borbotones inundando el banco
  • ¿Y nosotros saldremos por las alcantarillas bajo la ciudad?
  • Así es Neo, sabéis nadar ¿verdad?
  • Claro que sabes nadar
  • Pero yo odio el agua
  • Tranquilo Death, un baño no te matará
    Tras buscar en todas y cada una de las cajas de seguridad, Mandibulas y Saki no encontraron lo que habían ido a buscar. Una pequeña caja de madera que guardaba algo que necesitaban con máxima urgencia. El uno al otro se miró con una firme cara de preocupación, aunque ninguno de ellos encontraba las palabras con las que romper aquel silencio.
  • ¿Ves? Te dije que no podíamos fiarnos de ese viejo
  • Dijo que estaba aquí Mandibulas, ¿Por qué nos iba a mentir?
  • No lo sé, pero aquí no está – en ese momento Mandibulas dio un fuerte puñetazo con todas sus fuerzas contra la pared del fondo de la sala y en esta se escuchó como un anclaje abría un compartimento secreto en el cual estaba escondido lo que iban a buscar - ¡Bingo!
  • Te lo dije incrédulo
  • Bien, hora de marcharse
    El grupo se reunió de nuevo en la sala principal del banco, desde donde podía oírse a los guardas golpeando la puerta principal tratando de entrar en el interior. Sin embargo, había llegado la hora de irse, y si el plan de Luzber daba resultado, a los guardas les sería imposible seguirle los pasos a ninguno de ellos.
  • Bien señores, gracias por ser unos rehenes tan buenos hoy, los rezagados les agradecen su colaboración, y les recuerda que no hay atracos malos, sino rehenes desobedientes, que pasen ustedes un gran día. Luzber llegó la hora
  • Bien chicos, coged aire, esto va a ser divertido
  • La parte buena es que somos no muertos, no podemos morir
  • Yo si podría morir Saki
  • Bueno el plan a sido idea tuya, así que suerte amigo
    Luzber sacó el detonador de su bolsa y apretando el botón hizo que las cargas en forma de circulo situadas en el centro de la sala principal se hundieran haciendo que saliera un enorme borbotón de agua que empezó a inundar por completo el banco, al tiempo que todos y cada uno de ellos se lanzaban por el socavón provocado siendo arroyados por las alcantarillas bajo la ciudad a toda velocidad en dirección al rio. En cuestión de dos minutos, todos ellos estaban en el rio, haciendo que a los guardas de Lunargenta les fuera imposible alcanzarles, y aunque un poco empapados, estaban vivos, y con lo que habían ido a buscar
  • ¿Lo veis? Os lo dije
  • Mandibulas, la próxima vez organiza tu la huida, este trol esta más loco que Neo
  • Gracias por la parte que me toca Saki
  • Hora de largarse chicos, los guardas no tardarán en averiguar donde hemos ido a parar
  • Bien dicho Mandibulas, es hora de darles un entretenimiento
    Death pulsó su pulsado y las cargas repartidas por el banco hicieron explosión haciendo que el tejado de este se viniera abajo llenando media ciudad de polvo y dándoles el tiempo suficiente para alejarse lo suficiente de la zona como para que a los elfos les fuera absolutamente imposible alcanzarlo o averiguar donde habían ido.
    Habían pasado casi tres años desde que Adêss se sacrificara por la paz junto al portal oscuro. En aquel tiempo habían cambiado muchas cosas. La peste recorría cada rincón de Azeroth y el reinado de Arthas cada vez se hacía mas afianzado. Muchos habían sido los que habían tratado de derrotarlo y sin embargo habían terminado formando parte de sus filas de caballeros de la muerte. Sin embargo, ahora, después de casi tres años de reinado, por fin parecía haber una posibilidad de vencer al rey exánime. Un plan tan loco que nadie se atrevería a llevarlo a cabo, nadie excepto los rezagados, los cuales estaban a punto de verse obligados una vez mas a dar todo cuanto tenían a cambio de recuperar la paz que antaño tanto les costó conseguir.
    Tan solo cuatro horas después del magistral atraco al banco de Lunargenta, el dispar grupo llegaba a Nagrand, al otro lado del portal oscuro, en donde Tatsu les esperaba frente a una caja de madera con un orco anciano, que había conocido días mejores y que ahora pasaba los días apoyado en su bastón viendo como la horda y a alianza resolvían sus diferencias a base de golpes en aquellas nuevas tierras.
  • Tatsu, ya estamos aquí
  • Vaya Mandibulas, sinceramente no creía que lo fuerais a conseguir
  • Bueno, fue de poco. Aquí tienes la caja que nos encargaste recuperar
  • Bien, buen trabajo chicos. Logmond aquí tiene la caja
  • Bien chicos, esta caja contiene lo único que puede hacer volver a vuestro amigo del otro barrio
  • ¿El que? – preguntó Neo intrigado –
  • La ultima dosis de sangre de dragón. Apartaos un poco, después de tres años, vuestro amigo puede volver algo, irascible
    El anciano vertió el contenido de la pócima por encima del ataúd mientras recitaba unas palabras que ninguno de los presentes era capaz de comprender o identificar. De inmediato, la caja de madera comenzó a temblar, como si fuera a estallar en mil pedazos, por lo que todo el grupo se echó aún más atrás de lo que ya lo estaba. Y tras varios minutos, la tapa de la caja salió disparada hacía un lado y del ataúd, como si de un resorte se tratara saltó Adêss completa y absolutamente vivo. Sin embargo, los miraba a todos como si no les conociera, como si fuera la primera vez en su vida que viera a aquellas personas. Y sin que nadie lo esperase, agarró una espada apoyada sobre un montón de cajas y se encaró con todos los que le rodeaban.
  • ¿Quién demonios sois? ¿Dónde estoy?
  • ¿Logmond? ¿Qué le pasa?
  • Os lo advertí Tatsu, le hemos devuelto de entre los muertos y después de tanto tiempo, tal vez lo que haya vuelto no sea el Adêss que conocíais
  • Adêss – Mandibulas le llamó por el nombre haciendo que este se girase hacía el, momento en que Mandibulas aprovechó para darle un fuerte cabezazo y dejarlo de nuevo inconsciente – ale, a dormir de nuevo – todo se lo quedaron mirando un tanto sorprendidos - ¿Qué? ¿Me vais a ayudar a atarlo o esperamos que se despierte otra vez?
    Sin duda, el regreso de Adêss era necesario para que el plan del grupo funcionara, pero el problema era que Adêss no reconocía a ninguno de sus amigos, y por desgracia para el grupo el tiempo iba en contra de ellos. Pues a cada minuto que perdían, Arthas se hacía mas y mas poderoso, y la posibilidad de poner fin a su reinado menguaba enormemente.
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Top Top Top Ese Luzber esta mu crazy jajajajaja

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Capitulo Segundo

Cuando Adêss abrió de nuevo los ojos, vio que estaba en la misma tienda que antes, pero esta vez atado a una vieja silla de madera. Al verse de aquella tesitura y rodeado por toda aquella gente, aun se enfureció mas tensando tanto sus músculos que a punto estuvo de romper las cuerdas que le sujetaban, sin embargo, Tatsu le puso una mano encima del hombro derecho, y aquel acto hizo que el no muerto se relajase. No entendía el motivo ni la razón, pero de repente una extraña calma le invadió por completo.

  • ¿Vais a volver a atarme?
  • No hemos tenido otra opción Adêss – le replicó Neo –
  • Ya, eso por no hablar de tu amigo el cabezón
  • ¿De veras no te acuerdas de ninguno de nosotros? – preguntó Mandíbulas extrañado –
  • ¿Acaso debería?
  • Deberíamos avisar a Kingjoa y Paladinax
  • Es posible Death, pero sin duda esto hubiera sido mucho más fácil hace unas semanas, ahora no lo va a ser tanto – le contestó Saki –
    Un par de semanas antes….

Con Arthas ganando terreno a cada paso que daba su inmenso ejercito de caballeros de la muerte, tanto la horda como la alianza estaban desesperados. Parecía no haber nadie capaz de frenar los pasos del rey exánime, ni si quiera los rezagados los cuales estaban agotados y sin recursos tras innumerables batallas. El panorama no podría ser peor, y Kingjoa estaba por primera vez sin recursos, agotado y sin saber que hacer para continuar con la batalla. Y fue en aquel momento, cuando vio con sus propios ojos como los hombres caían uno tras otro, cuando el jefe de los rezagados tomó una decisión decisiva, y que obligaría al resto a tomar decisiones drásticas y desesperadas.

  • Se acabó chicos, esto es una derrota
  • Pero jefe, no podemos rendirnos, si lo hacemos, Arthas habrá ganado
  • Lo siento, esto hubiera sido más fácil con Adêss, el hubiera sabido que hacer. Paladinax volvamos a casa, si hemos de morir al menos que sea en nuestro hogar
    Kingjoa, completamente derrotado usó una piedra de hogar y cogiendo a Paladinax por la mano ambos desaparecieron a través de un portal, mientras el resto se quedaban allí comprendiendo por primera vez que los rezagados ya no existían. Mandibulas fue el primero en guardar su espada y hacer entender a sus amigos que aquello se había terminado.
  • Chicos, esto ha terminado. Volvamos a casa
    Tuvieron que pasar dos semanas en las cuales los chicos permanecieron borrachos y con la moral por los suelos, hasta que de repente un mensajero de Entrañas entró en la posada de Ogrimmar en la que se encontraban los chicos para entregarles una carta sellada con el sello de Entrañas. Tras beber la suficiente cantidad de alcohol para reducir el nivel de alcohol en sus sangres, el grupo abrió la carta. En ella Lady Sylvanas les pedía que urgentemente se reunieran con ella en el barrio de los picaros de Entrañas. Y sin entender muy bien si iban de cabeza a un castigo o a algo completamente distinto, el grupo se dirigió a la ciudad, para reunirse con su creadora. Tras llegar, comprobaron que el ambiente estaba completamente crispado, y que sentada en su trono con la mirada cabizbaja, les esperaba Sylvanas, con su báculo sostenido en su mano derecha.
  • Habéis venido
  • Nos has llamado nuestra señora
  • Así es Mandibulas. He sabido que Kingjoa ha decidido tirar la toalla ¿es cierto?
  • Lo hemos probado todo, nuestra señora Sylvanas, pero parece que todos nuestros esfuerzos son inútiles contra el rey Exánime
  • No te falta razón Saki. Hagáis lo que hagáis estáis destinados a no ganar esta guerra directamente contra Arthas
  • ¿Y entonces porque nos has hecho llamar?
  • Verás Neo, he tenido una visión. Tengo ordenes hacía vosotros y me temo que debéis cumplirlas al pie de la letra, pues el éxito de esta guerra depende de ello
  • ¿Cuáles son esas órdenes? – preguntó Death intrigado –
  • El primer paso es viajar al otro lado del portal oscuro, buscad a Tatsu, está ayudando a un anciano y aprendiendo sus enseñanzas, ese anciano os dirá como devolver al tablero la primera pieza de esta estratégica partida
  • ¿De qué pieza estamos hablando?
  • De Adêss, Mandibulas, debemos devolver a Adêss al tablero de juego
    Sin tener demasiado claro lo que estaban haciendo, el grupo se dirigió de regreso a las tierras devastadas, para cruzar el portal en busca de su amigo Tatsu. Al llegar frente al portal, ninguno decía nada sin embargo el estar allí de nuevo después de como había terminado su ultima visita a aquel lugar, les producía una sensación de agobio y tristeza. Se miraban unos a otros, sin decir nada, hasta que finalmente Saki decidió terminar con aquel incomodo silencio.
  • Bueno chicos, no le demos mas vueltas, hagamos lo que hemos venido a hacer
  • ¿Estáis seguros de que esto es una buena idea?
  • ¿Por qué lo preguntas Neo? – le preguntó Mandibulas –
  • No lo sé, devolver a Adêss a la vida, después de tanto tiempo, nadie ha regresado tras tanto tiempo muerto ¿y si lo que traemos de vuelta no es él?
  • En ese caso lidiaremos con ello Neo, Sylvanas nos ha dicho que lo hagamos, y si ha tomado esa decisión será por un buen motivo – respondió Death –
  • Bien, pues si todos estamos de acuerdo con lo que tenemos que hacer, no perdamos más tiempo – replicó Mandibulas siendo el quien daba el primer paso –
    Tras un largo de viaje de ocho horas caminando por encima de una tierra rojiza y que ignoraba por completo las leyes de la gravedad, el grupo llegó a un pequeño poblado en donde Tatsu les esperaba sonriente y sin perder un solo segundo dio la bienvenida a sus amigos, abrazando a todos y cada uno de ellos. Para después hacerlos pasar a una tienda en donde un anciano reposaba con los ojos cerrados junto a una enorme caja de madera. Todos se miraban unos a otros preguntándose que había en el interior de la caja, pese a saber muy bien la respuesta.
  • Tatsu, ese es…
  • Así es Mandibulas. Me costó mucho hacer que lo trajeran hasta aquí, pero aquí al menos estará seguro hasta que volváis
  • ¿Volver de dónde?
  • Veréis Saki, necesito que hagáis lo que mejor se os da, robar. En una caja de seguridad del banco de Lunargenta, hay una pequeña caja de madera con un grabado en forma de dragón. Para devolver a Adêss a nuestro mundo necesito que la traigáis
  • Primero, lo de que se nos da bien robar, habría que hablarlo, no hace falta que te recuerde el incidente de Gnormerang
  • ¡Mandibulas! Dijimos que no volveríamos a hablar de aquello
  • Cierto Saki, cierto. Y segundo, ¿el banco de Lunargenta? Es imposible entrar allí a robar y salir con vida
  • Por eso os he buscado ayudada Mandibulas, os presento a Luzber, el nuevo miembro de los Rezagados
  • ¿Un becario? ¿Pretendes que un becario nos saque con vida del banco de Lunargenta?
  • Así es Death, confiad en él, tiene algunas muy malas ideas
  • Esta bien chicos, visto que no tenemos otra opción será mejor ponernos las pilas, tenemos un banco que robar – dijo Mandibulas sacando de su bolsa un viejo plano del banco de cuando trató de robarlo años atrás y comprendió que era la pero idea del mundo –
    Y eso nos lleva justo hasta el momento de ahora, en donde Adêss estaba de vuelta, o al menos físicamente, sin recordar absolutamente nada sobre su pasado y atado a una silla para evitar que se enfrentara a sus viejos amigos. Sin embargo, que algo había salido mal estaba mas que claro, pues no es que Adêss no recordara nada de su pasado, sino que no recordaba nada de su pasado como no muerto y eso, sí era un problema.
  • ¿Me vais a decir porque demonios estoy en el cuerpo de un no muerto? Y sobre todo ¿Por qué insistís en llamarme Adêss?
  • Es tu nombre
  • No Neo, es así como te llamas ¿verdad? Mi nombre es Anden Rocanegra y soy un humano, no este saco de huesos en el que me habéis embutido
  • Chicos rotundamente tenemos un problema
    Realmente Mandibulas tenía razón, tenían un problema y de los gordos, debían buscar el modo de devolver sus recuerdos a Adêss, pues el tiempo apremiaba y ellos no estaban precisamente en posición de darle a Arthas mas ventaja de la que ya tenía. Tenían que encontrar el modo de devolver a Adêss a su estado normal, aunque para ello tuvieran que viajar hasta el mismísimo infierno.
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tal cual bro jajajaj