Hacía varias horas que Rojo, Tharlass, Brask el orco, Dairne, Mrglispín y Yessa habían abandonado Nazmir ante el engaño de las tropas de la Alianza. Habían aprovechado el caos en la ciudad de Dazal’alor para llegar hasta los muelles abriéndose paso combatiendo contra los invasores, el orco y el tauren eran totalmente imparables con sus arpones conseguían mantener las distancias de las hojas de los humanos y empujarlos a los mares con cierta maña, donde el peso de la armadura se encargaría de sepultarlos al cajón de Helya.
Llegaron hasta el Salmón Milenario que sufría varios desperfectos en cubierta, aunque los mozos de cubierta habían peleado con uñas y dientes para defender la embarcación, habían algunas bajas.
El capitán goblin ordenó un pequeño grupo ir a por madera suficiente para arrancar la caldera que se adentraron en la jungla para talar algunos troncos, mientras el resto de tripulantes preparaban el navío.
Mientras el grupo de suministros talaba se vio emboscado por un agente del IV:7, aunque lograron abatirle y dar con una carta…un envío de tanques de vapor enanos a las tropas de Dazal’alor…Rojo tomó una decisión y tras parlamentar con la tripulación accedieron a ayudarle a hundir ese envío por el bien de sus tropas aliadas en Dazal’alor…
Así, tras partir con los cañones listos en cada banda y empujados por la fuerza de las hélices el salmón navegó hacia el encuentro de un acorazado de la Alianza, Dairne, en la cofa avistó en cuanto su silueta se divisó en el horizonte y la lluvia de morteros se inició al grito del capataz orco Brask, entre el rugido de estos, el olor a pólvora y azufre inundó la cubierta del Salmón milenario mientras las andanadas caían sobre el acorazado partiendo su palo de mesana y dejándolos apenas sin navegación.
Rojo al timón viró sobre una de las olas para dar un mejor ángulo a sus artilleros y estos al grito del orco dispararon sobre el acorazado tres andanadas por cañón que hicieron mella en el casco de este. En medio del humo y del caos…el acorazado lanzó su andanada de cañones, abriendo varios boquetes en el salmón y un leve incendio en cubierta. A la par que la tripulación sofocaba el incendio, Dairne visualizó a un sabiomar en el puente y preparó su arco para dispararle directo al hombro. Este, al recibir su flecha pareció enfadarse y empezar a conjurar las mareas que hicieron ambos navíos girar en círculos en un torbellino mientras las bolas de cañón iban y venían y las garfias de abordaje.
Yessa saltó oculta en el manto de la noche hacia una de las ventanales de los cañones del acorazado y se coló en el interior para preparar un sabotaje.
Cuando derribaron al primer abordaje, la tripulación del Salmón tomó sus garfias y saltó para eliminar a los restos en cubierta, el sabiomar encontró el fin de sus días cuando una flecha del tauren le atravesó en dos el cráneo por una cuenca ocular, volviendo las mareas a la normalidad.
A la par que los muchachos abordaban el acorazado, Rojo se colocó a un arponero automatizado y les dio cobertura acabando con uno de los duelistas de cubierta de la Alianza al empalarlo contra la cubierta.
Dairne y Brask arrasaron a golpes y arponazos la refriega reduciendo a los duelistas de cubierta o lanzándoles por la borda. Yessa, descubierta por un guardia de imprevisto quedó inconsciente por el golpe de este en el cráneo con un remo y fue atada.
Tharlass inició un duelo en el puente contra una hechicera de batalla de la Alianza que la dejó aislada del resto al congelar la escalinata del puente.
Dairne entró a cubierta inferior y se vio sorprendido por el mismo humano que había atado ya a Rhut haciéndole retroceder de un golpe y atándole también tras una finta y un golpe con el remo, ató al tauren y cuando se disponía a salir a la cubierta superior, el arpón de Brask lo empaló contra la pared del fondo y lo remató a golpes con sus nudillos, rescató al tauren y a la elfa mientras saqueaban las bodegas.
Tharlass combatía en desventaja por su inexperiencia contra hechiceras, pero con ayuda de los arpones de Rojo y las lluvias curativas del chamán múrloc, pudo superarla y salir airosa.
Tras terminar de saquear las bodegas y un meca gnómico que previamente será modificado, se hundió el envío de maquinaria de la Alianza y una bengala que al explotar en el cielo dibuja una luna goblin, avisa a las tropas de tierra del éxito de la operación.