[Relato-Nuevo Evento] La oscura pesadilla

(Antes que nada leedlo lentamente con esta musica en bucle de fondo: https://www.youtube.com/watch?v=lzifeTuMijI )

A mitad de la noche en el sagrado valle de Yunquemar, sede de la humilde orden Piedra de Luz, la mayoria de los hermanos se encontraban plácidamente durmiendo, incluido el Gran Maestre Murgran Stonefury en su habitación, bajo las gruesas sabanas y el calor del hogar. En el santuario de la “Piedra Madre” icono de la orden en representación a la Divina Luz en Azeroth, se encontraba en su relicario el enorme pedazo de mineral brillante, custodiado por hermanos de la misma orden.

Esa noche la piedra, comienza a brillar de una manera extraña, la Luz en ella palpitaba repetitivamente como un faro a mitad de la noche. Los hermanos se vieron a las caras y se arrodillaron a pedir a la Luz respuesta, confesar sus pecados pues temían que la Luz estuviese molesta o algo por el estilo. Uno de ellos sale corriendo para avisar al Alto Cruzado Lyssane del comportamiento de la reliquia.
Uriel Lyssane se encontraba de rodillas también rezando a la santa Luz a mitad de la noche pues como muchas otras noches, no podía dormir, se encontraba con la toga de hermano arrodillado ante la ventana mientras que frotaba un rosario con su mano derecha y agraciaba a la Luz con sus palabras. Un repetitivo sonido en la puerta le hace abrir los ojos pero no deja sus oraciones sin acabar. El hermano abre la puerta y dice:

-Hermano Lyssane… la piedra madre… algo le pasa…- decia agitado el hermano de joven edad-

Uriel se mantenía concentrado en sus oraciones, no se levantó si no hasta que dijo la ultima silaba de sus rezos, beso el rosario y se levantó, se giro y con su rostro serio como era de costumbre, pues el Alto Cruzado Lyssane era bien conocido por su rectitud y entereza.

-Vamos- Ha dicho a la vez que caminaba y pasaba por un lado del hermano, el cual empezó a seguirle de camino al relicario.

-La piedra ha empezado ha emitir un brillo raro, hermano… nunca antes había brillado así…no que yo recuerde…- dice el hermano mientras juntaba las manos y a la vez pedía a la Luz entendimiento.

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Por otro lado, El gran Maestre Stonefury se encontraba en el mas profundo sueño, podía ver un hermoso paisaje, en donde caminaba en paz entre praderas…allí estaba su querida Keliahganar, esperándole en una cabaña en los mas alto de una colina, Murgran sonríe y pone rumbo hacia la cabaña de su esposa. Esta le saluda desde arriba con un crio en los brazos, un pequeño semielfo-enano que también saludaba a su padre.

De repente el cielo se plaga de enormes nubarrones de tormenta, mientras los relámpagos y la lluvia golpean sin piedad el campo en donde se encontraba… al girarse se puede notar que se había vuelto un campo de batalla, estandartes de la Alianza y de la Horda ondean por ambos lados y una gran batalla desenvolviéndose a sus espaldas.

Escucha los gritos de agonía de los caídos, ahogados por la batalla naval que tiene lugar a lo lejos.
Los barcos de ambos bandos están intercambiando proyectiles de todo tipo y muchos de los navíos quedan en pocos segundos reducidos a escombros o piras de hombres y mujeres que se tiran desesperados al agua para apagar las llamas que los consumen.

El viento deja de soplar desde el mar y empieza a soplar hacia el, de forma súbita y aberrante, como si alguien o algo ordenase al viento que haga lo que le exige.

El rostro de Murgran cambia rápidamente a preocupación…

-No…- murmura…

Lo que era un lindo sueño se había convertido en algo mas… algo mas desesperante.
El mar empieza a revolverse, furioso e iracundo, batiéndose con furia contra las naves que están en su superficie y creando enormes olas que barren la orilla sin cesar… La batalla, cesa de golpe y los barcos empiezan a maniobrar para asegurarse la supervivencia, algunos, sin éxito.

Murgran puede ver como una enorme nave de línea es arrastrada contra barcos mas pequeños y los transforma en apenas un parpadeo, en meras astillas… El viento, nuevamente se detiene. Murgran corre lo que mas puede hacia la cabaña en donde se encontraba su familia, pero al llegar hasta arriba no había cabaña… no había Keliahganar… no había hijo…

Desde lo alto pudo ver como empieza a formarse un colosal remolino que empieza a hundirse hacia la eterna oscuridad de los fondos oceánicos… ¿Pueden ser los nagas? Supone que si, solo esos viles seres son capaces de hacer cosas así…
Del mar surgen varios enormes tentáculos desde el remolino, como si alguien se apoyase en el marco de una puerta para poder salir por ella, la tormenta estalla con violencia. Una montaña surge del océano, rodeada de tentáculos y coronada por otros tres de estos apéndices… La poca luz que producía el mortecino queda eclipsada totalmente por la monstruosidad que emerge…
La tierra crepita y el viento vuelve a gemir, como si la criatura que recién acaba de surgir de las profundidades, exhalase el primer aliento en mil años…
La criatura estira su cabeza, sin ojos ni facciones y abre sus enormes fauces a la par que emite un gorgojeo que solo puedes traducir como… una risa…
Los pocos barcos que quedan son ahora pasto de la desesperación mientras la sombra que proyecta la criatura cubre toda la zona en la que esta el enano… a sus oídos llega una cacofonía de sonidos imposibles de entender y razonar con la mente, pero que su alma entiende, como un deje instintivo y primitivo que le advierte que se encuentras ante un ser superior… no solo en masa, si no también en antigüedad…

-Los adornos… se pudren bajo la mirada de un dios… Arrodillaos… ¡Obedecer!-

La voz llega a Murgran, incluso cuando los relámpagos atronadores estallan furiosos y los rayos permiten ver detalles de las facciones de la monstruosidad que parece hablar a la tierra, el agua y el aire.

-Las profundidades son su reino… Dejad que las olas os ahoguen en su sueño…-

La criatura suelta otro gorgojeo, otra risa, ante el discurso que esta soltando al mundo entero.

-Las tormentas guardan poder… Pero a un precio… ¿Seréis dignos de nuestro regalo? ¿Escucharemos vuestras plegarias? Aceptar nuestro regalo…-

Los pocos soldados que no han muerto en tierra y mar se arrodillan ante la criatura, en busca de piedad o una muerte rápida e indolora.
La criatura vuelve a reírse, mientras los tentáculos que le sirven como pies se alzan y se hunden en las profundidades… Las aguas retroceden hasta dejar parte del fondo oceánico al descubierto… Murgran supo lo que se venía, su instinto le instaba a ir a terreno mas elevado, mientras escapaba, la criatura seguía proclamando.

-Habéis empuñado vuestra ira y habéis hecho del odio vuestra arma… Al final, abrazareis la verdad de la sombra… Solo nosotros os podemos salvar de lo que esta por venir…-

Un rugido ensordecedor surge desde alta mar, una ola, pequeña en comparación con la montaña de carne y maldad que surgió del océano, pero comparada con las naves que va alcanzando, es una monstruosidad inmisericorde…

-La caída de la noche revelo su verdadero rostro y solo os trajo la ruina… La flecha alcanzo su blando… el ultimo grillete desapareció…-

El tsunami se interna en tierra firme, reclamando para el mar, lo que otrora fue la tierra donde los mortales caminaban.

-Con cada elección, os habéis vuelto mas nuestros siervos…-

La criatura suelta un nuevo gorgojeo.
Cuando el mar se retira, se puede ver, a la luz de los relámpagos, cientos de criaturas ignotas y otros seres impíos que están donde debería estar el agua y la tierra seca, los cuales proclaman en un oscuro lenguaje, alabanzas a sus señores, venidos de las estrellas.

-Lo que una vez estaba hundido, se alzara… Todo lo que duerme… despertara…-

Murgran despierta empapado de sudor y con la respiración agitada, se asusta al escuchar los golpes en su puerta pues parecían la de los relámpagos, se pasa una mano por la cara para limpiarse el sudor y dice:

-Entrad-

Un hermano aparece y le cuenta lo que estaba ocurriendo con la piedra madre, por lo que entendió que lo que había visto no fue un sueño si no una visión. Una visión de lo que pasaría o de lo que podría pasar. Inmediatamente se coloca las sandalias y va al relicario en donde el Alto Cruzado postraba su mano sobre la piedra madre con los ojos cerrados intentando entender que sucedía.

Uriel abre los ojos y se gira a ver a Murgran con rostro de preocupación, un rostro que había visto lo mismo que Murgran había visto.

-Gran Maestre?- Preguntaba Uriel, pidiendo ordenes como un primer oficial a un capitán en un navío que esta a punto de ser atacado.

Murgran se queda sin palabras, los labios le fallan pero rápidamente Uriel se torna serio aun con la preocupación en su profunda mirada y ordena a uno de los hermanos:

-Despertad a los caballeros y preparad el gran salón, Que nos esperen allí… Ahora!-

Los hermanos salen corriendo a cumplir con la tarea que el Alto cruzado les ha encomendado. Uriel se acerca a Murgran y le pone una mano en el hombro. Murgran alza la mirada y le dice.

-No crei que fuera tan pronto… -

-Estamos preparados cumplir con nuestra parte como hijos fieles a la Luz, hermano.- Dice Uriel con un tono mas suave.

-Pidamos a la Luz que asi sea, Uriel…-

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