[Relato Piedra de Luz- Macro evento con la Liga Ecumenica][#1] El Viaje

El sol empezaba a ocultarse detrás de las montañas de Dun Morogh. La orden de la iglesia conocida como Piedra de Luz, se preparaba para un viaje que no había realizado desde hace unos cuantos años atrás. Tiempo en el que un llamado de armas en contra de un ejercito malévolo e impío que asolaba los nobles reinos de Azeroth se impuso sobre todos los defensores del mundo.

Desde el mas novicio de los hermanos hasta el mas alto de los paladines, llevaba el peso de la responsabilidad y el deber de no sucumbir al temor que infringía la mera tarea, como antaño afectaba a los veteranos de esa guerra pasada contra La Plaga

Una caravana de suministros y tropas ya había partido hace un par de semanas al frio y espectral continente norteño, con el objetivo de reunirse con los últimos de sus hermanos en partir, entre los cuales se encontraba el Gran Maestre Murgran Stonefury.

El enano supervisaba a los que faltaban, marcharse del valle, antes de darle una caricia a su fiel carnero “Pastúfilo” para que les siguiera hasta el Aeropuerto de Forjaz, en donde les esperarían sus transportes.


El enorme avión de transporte del “Capitán Mauro” (un hermano de la orden) se encontraba ya con los motores calientes y listos para partir. Se podía notar el rostro demacrado de una persona que no había dormido en días, pues la situación requería de dicho sacrificio.

El capitán, un joven humano aventurero, que respondió al llamado de la Luz al unirse a la orden de la iglesia de Forjaz, se encontraba allí dirigiendo a los aviones de transporte que el senado había proporcionado a la orden para llegar hasta el continente, con el mayor numero de tropas y suministros posibles.

“Gran Maestre, está todo listo. Cuando usted lo ordene, partimos” -Dice el noble humano-

“Muy bien, dispón de todo en cuanto suban los demás, que no tardaran en llegar, han ido a dejar el informe en la Iglesia” -Responde Murgran-

“Si, Gran Maestre” -Responde para inmediatamente darle las directivas a los demás pilotos de la flota.


Tras unas horas, el Conclave de la Luz, conformado por el Cruzado Aratras, el Senescal Thrarin y el Gran Maestre Stonefury, se encontraban surcando los cielos de camino a Rasganorte junto al resto de sus tropas.

Por otro lado, la otra mitad de la orden, aquella perteneciente al Santo Maestre Siegmeyer de San Neville, se encontraba también de camino pero por mar, atravesando el inquieto mar en las naves proporcionadas por los aliados mas cercanos de la orden.

El viaje parecía tranquilo… de momento.


Murgran se encontraba solo en una habitación de la casa capitular de la orden, todo estaba tan oscuro, que tenia que sujetarse de los muros para poder caminar atravez de los pasillos del lugar. En el fondo se veía una Luz que parpadeaba lentamente como si de un faro se tratase, pero bien sabia el que no era un faro, pues allí se encontraba la “Pierda Madre” la reliquia mas preciada con la que la orden contaba en sus tesoros.

A medida que se acercaba esta alumbraba cada vez mas y mas, acelerando su parpadear

Al entrar en la habitación, Murgran Pudo notar como toda la sala estaba iluminada por la reliquia sagrada, como si quisiera dar un mensaje o una advertencia, por lo que el enano puso una mano sobre esta intentando descifrar lo que pasaba.


Murgran despierta agitado tras el sonido de un fuerte relámpago, se da cuenta que se encuentra en uno de los asientos del avión de transporte, en el cual casi todos los allí presentes dormían, excepto por los pilotos.

Se levanta y camina hacia la cabina del capitán y les nota con algo de dificultad en los controles, por lo que pregunta

“Todo en orden por aquí?”

El Capitán Mauro se gira con una media sonrisa, que ocultaba la sorpresa de haberse topado con una tormenta eléctrica así de fuerte.

“Si, Gran Maestre, es solo una tormenta eléctrica, además de que ya estamos sobrevolando Rasganorte… lo cual me da mala espina” Dice el intrepido aventurero.

Murgran pone una mano sobre su hombro y dice

“No te preocupes, ten fe que la Luz nos acompaña en este viaje.”

“Como siempre… Gran Maestre.” Dice con una sonrisa que retaba a los mismos relámpagos a darnos en seco si se atrevían.

En cuanto Murgran levanta la mirada hacia el horizonte, un espectro le atraviesa haciendo un chillido fastidioso al pasar en cuestión de segundos atravez de el

"Pero que ha sido eso? -Pregunta el Capitan

De repente cientos de espectros aparecen atravesando a al avión como si pasaran atraves de una cortina delgada de seda. El avión empezaba a fallar y todos empezaban a sentir frio de repente, un frio enfermizo como la misma fiebre.

“Nos atacan…” Dice Murgran con una voz seria pero serena “Mantén el vuelo y no te desvies… es lo que quieren.”

Murgran se dirige a la parte tracera y despierta a todos los hermanos y paladines, incluido el Cruzado Aratras

“Nos atacan con conjuros, hermanos! Despertad y unidos a mi, debemos proteger estos aviones hasta que lleguemos a nuestro destino, o caeremos.”

Los hermanos se miran a la cara sin saber que estaba pasando, pero el grito del ferrero Cruzado Aratras, les despertó de su trance

“Ya habéis escuchado, Por la barba de Kharanos! A rezar junto al Gran Maestre, Vamos!”

Los hermanos y paladines se unieron en un circulo a rezar, con el objetivo de desviar los conjuros, produciendo así unos enormes escudos de Luz alrededor de los aviones que volaban, lamentablemente algunos de esos aviones ya habían caído, pues no corrieron con la suerte de despertar o reaccionar a tiempo.


El viaje fue mas largo de lo que esperaban los miembros de la orden, pues no habían pegado un ojo toda la noche con el fin de proteger a los aviones de los maleficios conjurados por alguien que no quería que estos llegasen a su destino.

Un cuarto de los aviones que habían partido había desaparecido o simplemente caído durante la tormenta, los que quedaban aterrizaron con éxito en su destino, en las cercanías del punto de encuentro con sus Aliados, en donde estos ya habían montado un campamento fortificado para la llegada de toda la Liga Ecuménica

“Otra vez aqui… y otra vez, venceremos en tu nombre” Dice Murgran Antes de besar el rosario que lleva siempre en su antebrazo

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¡Estupendo relato! Muchas gracias

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Es un placer participar en este macroevento.

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