El maestro del buey negro Zendo golpeó la tibia del vrykul con su bastón y acto seguido manipuló su chi para expulsar fuego por la boca, prendiendo la barba del gigante bárbaro en llamas y obligándolo a correr para extinguirlas.
–¡Lorens! ¿Qué pasa con esa jaula? -preguntó el pandaren.
–¡Ya lo tengo!
El viejo humano cargó el puño con su energía vital y de un golpe partió el cerrojo de la jaula en la que estaban confinados un grupo de tuskarrs.
–Bien… ahora salgamos de aquí. -dijo Liang levantándose del suelo luego de haber recibido la embestida sorpresa de aquel guerrero vrykul.
Los gigantescos vrykuls corrían alarmados por todo el poblado.
Momentos antes, los monjes habían lanzado la técnica del relámpago crepitante del dragón, el tigre y el buey sobre una de las montañas cercanas al pueblo.
Se había producido una avalancha de nieve y piedra que aplastó varias viviendas y provocó que el fuego de las antorchas se propagara hasta formar un incendio. El barrio trataba de sofocar las llamas y atender a los heridos mientras se formaba el caos.
Mumwu, uno de los tuskarr prisioneros se adelantó a decir:
–Somos jinetes de tortugas, no podemos irnos sin ellas.
–Yo las he visto antes, venid -dijo Lorens sin perder un instante.
Cuando llegaron al estanque de la aldea nevada encontraron a las tortugas nadando en armonía junto a unos elementales de agua no tan armoniosos. Se trataba de terrores acuáticos que los magos de agua vrykul subyugaban y que infestaban las lagunas de Corona de Hielo.
–Vale, eso va a ser un problema -dijo Lorens, aunque en el fondo sabía cómo apaciguar a los elementales sin violencia.
–¡Podemos usar la técnica de la niebla de jade! -exclamó.
–¡Buena idea! El chi, el quinto elemento. Eso traerá el equilibrio a estos elementales. -dijo el maestro Liang.
Y así fue. Lorens comenzó a tejer una fina niebla de jade que envolvió a los elementales de agua. Las armas acuáticas que portaban se diluyeron y la proporción de sus cabezas aumentó. Estaban mucho más en paz*.
*Los tuskarr montaron en sus tortugas y siguieron a los monjes en retirada.
Los fugitivos corrieron hacia a la salida del poblado, dejando atrás el barrio en llamas.
Llegaron a una plaza en cuyo centro había un gran edificio del que salió una barcaza vrykul, levantada por un par de súbditos y con un vrykul mucho más gordo y opulento que los demás subido a ella.
El mandatario vrykul, armado hasta los dientes, daba órdenes y gritos a los demás desde su barcaza.
Los monjes tomaron esto como una amenaza y el maestro Zendo tuvo una idea. Los miembros de la Senda del Jade reunieron su chi y lo enlazaron para crear la imagen de un dragón de jade que trataría de asustar al corpulento vrykul y con suerte les serviría de distracción.
El desafío resonó y rugió como un dragón, la energía espíritu de los tres monjes cobró la forma de un dragón nimbo, algo pequeño, que se dirigió hacia la barcaza y desapareció. Los vrykul titubearon un momento y el cabecilla cayó al suelo.
En ese momento los tres monjes, acompañados por una cuadrilla de jinetes de tortugas tuskarr, corrieron y anduvieron montaña abajo para huir del poblado vrykul, conformando ahora una escena mucho más pacífica.
«Sois más fuertes de lo que creéis. Tenedlo presente en la oscuridad que os espera y dejad que os sirva como escudo».
–Xuen el Tigre Blanco