Suaves son las huellas que se confunden con la hojarasca, hojas levemente salpicadas por la lluvia que empapa el bosque y aunque luzcan prácticamente imperceptibles no lo son tanto para un ojo entrenado.
El rastro continúa por la orilla de un río poco profundo de agua cristalina, las ramas partidas, hojas levemente dobladas e incluso algunas heces indican que la presa no anda lejos. Ve, adelántate - dice la masculina voz de un Elfo de Sangre justo antes que una majestuosa águila parda atraviese el río con su ágil y silencioso vuelo.
Tras varios minutos se alcanza a ver la silueta de un venado que bebe del río y sobre él, volando en círculos, está el águila parda. En un instante el águila cae en picado para pasar volando varios metros frente al venado que alza la cabeza para observar al pájaro justo en el momento en que una afilada flecha élfica surca el aire impactando en su objetivo.
El cuerpo desprovisto de vida del venado queda tendido sobre la hierba.
Hoy comeremos carne - dice el elfo mientras el águila se posa en su hombro - avisa a los demás, que nos ayuden a llevarlo.- el aguila emprende nuevamente el vuelo.
El elfo se queda junto al venado a esperas que lleguen sus aliados para evitar que alguna otra criatura trate de adueñarse de su presa, gnolls, lobos, toda precaución es poca.