(Cuando Shiannas desapareció, todos nos reunimos en una taberna de Trinquete para hablar de planes de futuro. Todo el mundo tenía en cierta manera su camino decidido, y Fakira no era la excepción.)
–Y… con esta victoria vamos 36 a 12.– Fakira puso sobre la mesa la última carta que tenía, finalizando así esa partida.–¡Hay que espabilar!–
Funfurrón, el demonio de Fakira, suspiró, a la vez que un rayo de sol entraba por la ventana de la taberna en la que se quedaron toda la noche jugando.
–Se está haciendo de día. Partamos ya.– Ambos asintieron decididos y empezaron a caminar rumbo a Orgrimmar.
Al principio ninguno dijo palabra, hasta que llegaron a El Cruce, donde vieron una gran movilización de tropas de la Horda en la zona.
–¿Estará en Orgrimmar?– Preguntó el demonio.–No sabemos si quiera si está viva, Fakira. Hace mucho que no la vemos.–
–Para algo nos dirigimos allí, ¿No? Habrá que averiguarlo.– Contestó el brujo con una sonrisa en la cara.
Siguieron caminando sin hablar, guiándose por los carteles que le dirigían a la capital de la Horda. Era una travesía aburrida, pues en los Baldíos del Norte apenas se podían encontrar árboles, y decenas de tropas pasaban a su lado constantemente con la típica mirada que reciben los brujos y sus demonios. Al llegar a la avanzada del puente que hacía frontera con Durotar, les detuvieron.
–¡Alto! ¿A qué venís?– Un Guardia de la Horda tauren les interrumpió el paso.
–Sólo vamos a Orgrimmar, y para ello tenemos que pasar por aquí.– Respondió Fakira un tanto nervioso.
–Ándate con ojo, brujo.–Últimamente Fakira escuchaba mucho esa frase. El guardia dió luz verde a los que guardaban el puente para que ambos pasaran.
Fakira y Funfurrón atravesaron el puente en silencio, para después pasar una cuenca con unas aguas un tanto pantanosas y desagradables para ambos. Finalmente llegaron al camino que les dirigía a Orgrimmar, y a ambos se les notaba nerviosos.
–Nunca habíamos estado aquí antes, amigo. ¿Sylvanas estará aquí?–Dijo el brujo mientras empezaban a ver la gran capital de fondo. Funfurrón no contestó.
Cuanto más se acercaban a Orgrimmar, más se juntaban uno al otro para no separarse, hasta que por fin llegaron a gigantesca entrada.
–Es tan grande como imaginaba.– comentó el brujo mientras atravesaban las puertas.
Sorprendentemente no fueron detenidos a pesar de sus apariencias, pero no faltaron las miradas de las numerosas razas diferentes que pasaban por su lado.
–¿Cómo se supone que la vamos a encontrar?– Preguntó Funfurrón tras un suspiro al ver el enorme Valle de la Fuerza.
–Pues preguntando.–Dijo el renegado sin más.
Su objetivo era Lady Gun, una incursionista que vivía en Orgrimmar que ambos conocieron hace poco más de dos años. Estuvieron cerca de una hora preguntando a los Brutos de Orgrimmar, ya que algunos no les querían dar esa información y otros ni sabían quien era. Tras mucha vuelta y miradas de desaprobación acabaron en el Valle del Honor, en frente de una cabaña cerca del grupo de pescadores del pequeño lago de allí.
–Es aquí.– afirmó Fakira. Ambos asintieron y entraron. Al fondo y encima de una hamaca, encontraron a una nocheterna en pijama durmiendo. Era ella.
Ambos se quedaron un par de horas sentados en la puerta esperando a que despertara, hasta que lo hizo.
–¿Qu-quién…?–Preguntó la recién despertada nocheterna tras un bostezo. –¿Fakira y su demonio? ¡Qué grata sorpresa veros en Orgrimmar!– Dijo mientras volvía a bostezar. Lady Gun no tenía remordimientos hacia los demonios, pues asegura que nació cuando los de su raza decidieron unirse a la Horda. –¿Qué hacéis aquí? Pasad.–
Ambos entraron con una sonrisa en la cara. Fakira le contó lo ocurrido con Shiannas, sin dar mucho detalle y pidiéndole que guardara el secreto.
–Necesitamos tu ayuda.– replicó el brujo. –Necesitamos un sitio seguro y alejado donde pasar los días por un tiempo indefinido, y tú que has recorrido medio mundo sabrías decirnos.–
–Queremos unas vacaciones.– añadió el demonio.
–¿Un demonio queriendo unas vacaciones? ¡No me hagas reír de esta manera!.– La incursionista empezó a reír, pero rápidamente paró al ver que nadie más lo hacía.-- Ah, que va en serio.– Supuso. –Dejad que me vista, vamos a dar un paseo.–
Momentos mas tarde Lady Gun salió de la cabaña con una aparentemente pesada armadura de malla y un arma de fuego con los característicos colores que simbolizaban la Horda. Les indicó el camino hasta el establo más próximo, donde cogieron un par de lobos de montar.
–Subid al vuestro. Yo montaré en Aso, mi fiel mascota.– Los tres partieron hacia el Valle de la Fuerza para después salir de Orgrimmar.
–Con que unas vacaciones… --dijo para sí Lady Gun.-- No debería, ya que supone abandonar temporalmente el trabajo, pero como parecéis desesperados… En fin, si lo que queréis es relajaros y evitar miradas desagradables, sé un sitio que puede gustaros.–
–Llévanos, por favor.– suplicó Fakira.
Lady Gun asintió y empezaron un viaje que duró demasiado, ya que se concentraron en las vistas y apenas hablaron. Empezaron por volver sobre los pasos del brujo, atravesando Durotar y Los Baldíos para girar a Vallefresno. No era un lugar muy seguro, pero entre los tres se defendían. Siguieron por las tierras de Sierra Espolón y acabaron en Desolace. Fakira parecía inquieto, ya que esas tierras no eran muy seguras, pero quedaron sorprendidos cuando al anochecer llegaron a la Aldea Cazasombras, un pequeño poblado trol de apenas veinte habitantes situado en el sureste de la zona, totalmente escondido.
–Un lugar apartado, con gente amable y un océano para pescar. ¿Qué más se le puede pedir a unas vacaciones? Suelo venir aquí para descansar de mi trabajo como incursionista cuando me encuentro por la zona.–Dijo Lady Gun cansada tras el largo viaje.
–¡Es perfecto, Funfurrón!– El brujo gritó de alegría al ver ante sus ojos un futuro tranquilo.–Aquí nadie nos molestará, y los peces que cojamos podemos venderlos para mantener una vivienda aquí.–
La incursionista al ver a ambos tan contentos y a los aldeanos que parecían estar agradecidos de tener visita, decidió tomarse también unas vacaciones y asentarse con ellos.
–Yo me quedaré aquí también, me encargaré de la protección de vosotros y de la aldea, pero a cambio el oro que ganéis tendréis que compartirlo conmigo.– Dijo con descaro la nocheterna a sus amigos, que asintieron sin problema.
Al día siguiente Fakira y Funfurrón ya se habían apañado para conseguir unas vestiduras más frescas y una caña de pescar, empleándose a fondo en su nuevo hobby. Eran unas vacaciones imprevistas, pero al fin y al cabo, merecidas. Un demonio también tiene derecho a descansar.