Cundía el caos y el desorden en el pequeño laboratorio, aún más que de normal. La sala, si es que se le podía llamar así, era en realidad un nicho donde a penas cabía una pequeña mesa de madera llena de viales, morteros y cuencos de cerámica. Al lado de la mesa había una serie de bolsas y faltriqueras, que un renegado llenaba con cuidado. Encorvado sobre la mesa de trabajo, Yather intentaba recoger sus instrumentos e ingredientes, farfullando en voz baja. Soltó una maldición algo vulgar cuando un vial se derramó sobre su túnica blanca.
-¿No estás exagerando un poco?
Otro renegado estaba parado a la entrada del nicho, observando con una mezcla de curiosidad y cansancio. Yather le miró un segundo, luego miró la mancha y se encogió de hombros.
-Seguramente. Es icor de araña, siempre deja mancha en el lino, pero si se limpia debidamente y se deja durante…
-No me refiero a eso.
Yather alzó la mirada hacia su compañero, como si no entendiera a qué se refería. Su rostro, poco expresivo de normal, parecía pausado y reflexivo, aunque sus manos no dejaron de revolver el contenido de una de las bolsas en ningún momento.
-No hace falta que te vayas de Entrañas- aclaró el Maestro Boticario Faranell-. Sé que el intento de insurrección de Putress ha dejado el ambiente un poco tenso por aquí, pero a nadie le importa tu trabajo sobre el fluido de embalsamamiento.
-Ya, eso dicen. ¡Pero no creas que no me he fijado como esos guardas Kor’kron miran mi puesto cada vez que pasan por aquí! ¡No voy a dejar que interfieran en mis investigaciones!
-Eso es por el olor, ya sabes lo finos que son los vivos con estas cosas.
Con un resoplido por respuesta, Yather terminó de recoger sus pertenencias y se marchó cojeando sin siquiera molestarse en hacer un gesto de despedida. Estaba muy cerca de conseguirlo por fin: un método de embalsamar que permitiera revertir la putrefacción en el cuerpo de no-muertos. No había forma de restaurar el cuerpo, por supuesto, pero la lenta e inevitable descomposición de sus cuerpos presentaba un problema a largo plazo. Al cabo de unos minutos, llegó por fin a su cripta escondida en las afueras de Tirisfal, y comenzó a hacer preparaciones. Revisó el proceso dos veces, apuntando todos los pasos en su cuaderno. Luego lo revisó otra vez. No podía haber ningún error: años de trabajo e investigación le habían llevado a este momento. Al beber su cóctel de pociones y embalsamamientos entraría en un letargo profundo tras el que, si todo iba de acuerdo a sus cálculos, se despertaría dos días después.
-Vendajes para contener el líquido de embalsamar: listos. Sellos arcanos para asegurar la cripta: listos. Peluche de múrloc para abrazar: listo.
Entró en el pequeño mausoleo. Desde ahí podía ver las ruinas de la antigua capital de Lordaeron, que ocultaban en su interior a Entrañas, la ciudad que había sido su hogar desde que despertó como Renegado. Cerró las puertas exteriores y se puso cómodo en su nicho. Hora de echarse una siesta.
Un instante después, abrió los ojos. Su cuerpo parecía muy entumecido, le costó varios minutos poder empezar a mover sus extremidades. ¿Había surtido efecto? ¿Por qué parecía que estaba más seco que de costumbre? Había utilizado suficiente líquido de embalsamar, estaba seguro de ello. En este ambiente oscuro y húmedo, no debería de haberse secado en el tiempo que había estado. Bueno, era hora de evaluar los resultados y escribir más notas, pero para ello necesitaría algo de luz. Abrió las puertas del mausoleo y, bajo la luz de la luna, encontró la bolsa con su libreta. El papel estaba resquebrajado y algo deteriorado. Qué raro. Entonces alzó la vista. Una niebla verde cubría la entrada de Entrañas. No había guardias. Es más, no había nadie.
-Eso no estaba antes ahí- poco a poco empezó a barajar que hubiera hecho algún pequeño error de cálculo a la hora de estimar el tiempo que estaría aletargado. Al fin y al cabo, no había tenido tiempo de probarlo en ningún sujeto antes-. Creo que se me han pegado un poco las sábanas.
//Off-rol//
¡Saludos! Quería poner un pequeño relato para volver a presentarme en la comunidad de rol. He vuelto recientemente al juego después de estar un tiempecito sin jugar (sólo hace unos 10 años desde la última vez que entré al juego, casi nada). En su día, durante vanilla y las dos primeras expansiones, jugaba y roleaba bastante en Los Errantes. El juego ha cambiado tanto desde entonces que casi ni lo reconozco. Como me siento bastante novato y terminé perdiendo el contacto con los amigos que tenía aquí (y no creo que ninguno siga jugando a estas alturas), he pensado que lo mejor es aprovechar este post para ver si alguien puede responder algunas de las dudas que me han ido surgiendo.
¿Sigue habiendo comunidad rolera o el rol ha terminado reducido a algunas pocas hermandades? Cuando dejé el juego la verdad es que cada vez era más raro encontrarse con rol casual. Por otro lado, he estado leyendo los foros y he visto que muchos clanes parecen usar sistemas de dados y fichas para rolear. ¿Esto es lo más común ahora? En mis tiempos (¡no soy tan viejo, lo juro!) había gente que usaba dados, pero la mayoría del rol en el que participé no se usaba ningún sistema ajeno al propio juego.
Por último, si alguna hermandad (tanto Horda como Alianza) quiere apadrinar a un veterano-novato, estaría agradecido. No busco grandes eventos épicos de rol ni nada así, sólo un ambiente amigable en el que volver a aprender y rolear de forma esporádica al principio.