Hola gente, Jesse reportándose de nuevo. No estaba muerto, sino en tier 5 de la vida real y vuelvo pero con un nerf de actividad.
Pese a lo que pueda parecer, detrás de este aparente inocente libro de cocina, hay más lore escondido del que puedan imaginarse.
Tal vez no sean datos vitales pero sí pequeñas anécdotas y curiosidades de los diferentes héroes que les dan mayor tridimensionalidad a sus personalidades (“humanidad”) al dotarlos de gustos, inquietudes y emociones. Os dejo con algunos de ellos a continuación:.
REAPER
En la época de comandante Blackwatch, Reaper, tuvo que tomar numerosas y complejas decisiones cada vez que se embarcaba en misiones encubiertas con su equipo. Así que cuando Reyes necesitaba relajarse después de una operación especialmente difícil, como el Incidente de Venecia, se tomaba un scythe/guadaña (Kahlúa, whisky de canela y triple seco.).
Gabriel Reyes disfrutaba sentarse y compartir una bolsa de churros con sus ex compañeros, Jack y Ana, después de una misión exitosa.
Aunque Reaper ha cambiado muchísimo desde que se sometió a los experimentos de Moira, un plato de chiles con queso acompañado de chips de tortilla en un día difícil todavía calienta su oscuro corazón.
SOLDADO 76
De soldado se nos dice que creció en Bloomington, Indiana. Y que allí las noches de verano eran extremadamente calurosas. Por lo que después de un duro día de trabajo en la granja, era normal para Jack pasar un rato con sus amigos en una tiendecita de helados tomándose un batido, la especialidad de la casa.
Como en muchas casas, en la de la familia Morrison las comidas iban rotando y había un día, justo entre la noche de la carne y el domingo de de pollo y galletas, en el que siempre tocaba tater tot hot dish, una especia de pastel de carne y verduras en una sabrosa salsa cubierta con crujientes bolitas de papa fritas. Jack todavía hace esta receta en las noches cuando se siente particularmente melancólico. Su adaptabilidad le permite usar cualquier cosa que tenga a mano variando los ingredientes: un buen soldado sabe mejor que malgastar recursos.
Los habitantes del medio oeste durante los meses de invierno no tienen fruta fresca por lo que no optan por la tarta Indiana (una tarta de azúcar que sabe a ponche de huevo). A jack le encantaba compartir un trozo de este pastel con su ex, Vicent, en los raros fines de semanas tranquilos.
Antes de la caída de Overwatch, Morrison y Ana eran conocidos por ser unos cocineros de tortitas súper veloces para el desayuno con. Le agregaba una pizca de canela y ralladura naranja a la masa porque decía que dichos ingredientes daban un chutesito de energía a primera hora por lo que era ideal antes de una misión.
MCCREE
El libro también cuenta que McCree, viejo habitante del Suroeste, donde las diferentes culturas se entremezclan y prevalece la ilegalidad, a parte de construir su propia moral de lo correcto y lo incorrecto, desarrolló un fuerte amor por los biscochitos: unas galletas con sabor al viejo mundo que a menudo se encuentran en las típicas mesitas de las casasde allí durante las vacaciones y otras ocasiones especiales. Así que el aparente insensato vaquero solo necesita de una de esas galletas con sabor a casa, de las de toda la vida, para hacer resquebrajar su armadura.
Como otra curiosidad se nos cuenta que McCree descubrió una versión de la carne adobada (otro clásico del suroeste) en un lugar de la ruta 66, a las afueras de Albuquerque, Nuevo México. Y aunque su trabajo con Blackwatch le llevaba por todo el mundo, siempre trataba de volver a ese lugar para disfrutar de esta comida.
Y como última receta del cowboy, se nos dice que, aunque lo más normal para éste ponerse en marcha por las mañanas es un café oscuro como mi corazón, a veces necesita algo con más “mordida”. Así que cambia el café por un DeadEye, el cóctel estrella del bar Calaveras (té negro y bourbon).
HANZO
De Hanzo se nos dice que creció rodeado de riqueza y sirvientes, y que habría podido tener lo que hubiera querido. Sin embargo, todo cambió cuando el clan le obligó a matar a su hermano. Renuncio a todo y ahora vive una vida sencilla. El antiguo heredero del poderoso clan Shimada, nunca habría comido una comida tan simple como el tamago kake gohan. Pero el nuevo Hanzo se deleita en su simplicidad mientras continúa con su viaje hacia la expiación.
Volviendo atrás en el tiempo, durante el Hanami, un infante Hanzo, le encantaba comerse unos mochis viendo el florecer de los cerezos. Y en su juventud posterior, después de terminar diligentemente con las tareas impuestas por su padre, si terminaba pronto, disfrutaba de una ración de verduras y camarones en tempura de uno de los numerosos puestos que salpican Hanamura. Y, aunque Hanzo se volvió más severo y distante después de la “muerte” de Genji, a veces el olor y el sabor de la tempura lo devuelven al pasado, a una época más feliz, relajándose, aunque solo sea por un momento.
GENJI
Siguiendo con los Shimadas: Genji.
Durante su infancia, a modo de recompensar a Hanzo y Genji por estudiar, el chef del clan inventó el flan Soba-cha (de té memil-cha, con un toque de nuez y terroso). Genji solía comer el suyo contemplando Hanamura desde lo alto con las piernas colgando sobre el borde del techo del castillo Shimada.
Y no podía faltar el Ramen de Rikimaru. Ningún otro restaurante fue tan popular entre los jóvenes hermanos que la tiendecita de ramen rikimaru, justo a las puertas del clan. Se retaban mutuamente y trataban de ver quién podía comer el plato más picante. La pérdida de esos días felices pesa profundamente sobre el ninjai, pero ha hecho las paces con su pasado y mira hacia el futuro esperanzado, soñando algún día quizás en el futuro compartir con su hermano un plato de ramen humeante.
Genji gusta de tomar té del dragón verde, un sabor de su hogar, para meditar y superar las frías noches cuando estuvo en el monasterio de Nepal con zenyatta.
WINSTON
Uno de los platos favoritos de Winston es la pizza con piña porque en los tiempos del viejo OW siempre había una pizza de piña en el centro de la mesa del Orca o a la vuelta a Wachtpoint y esta se repartía entre todos entre risas y algarabía. Y aunque al principio le costó hacerse al sabor (cosa normal), terminó haciéndose a este plato al guardarle cariño, por las buenas memorias de compartir dicha comida con los amigos y colegas.
ZENYATTA
Zenyatta aunque es incapaz de ingerir comida humana sabe cocinar, ya que le gusta usar la comida para repartir empatía y paz con los que se encuentra a lo largo de su camino.
Uno de sus platillos son los momos, una comida tibetana que aunque originalmente lleva relleno de carne, él hace una versión vegetariana que ha compartido con varias personas de las que se ha encontrado en sus viajes, incluido Genji.
Pero Zen no es el único monje ómnico en saber cocinar. Una taza de té de mantequilla tibetana es la primera cosa que se le ofrece a lo peregrinos que llegan a las montañas del monasterio de Shambali ya que es ésta bebida brinda restauración, sustancia y paz interior.
ZARYA
Un plato de borscht, una sopa siberiana, fue un plato que desde niña degustaba Zarya y que nunca faltaba en su mesa al volver de los entrenamientos. Su madre, para darle un extra de proteínas, le agregaba huevos. Y a causa del cariño que le guarda a éste caldo, nuestra rusa tiñó su cabello de ese rosa característico que tiene hoy en día.
Y muchas cosas que me dejó en el tintero pero para ser mi primer post en meses creo que ya me paso de caracteres. Pero en resumen, que lejos de ser un simple libro de cocina, camuflado también nos va algo más de lore sobre los diferentes héroes y puede interesar a alguno no sólo por las recetas.