Antes de comenzar quiero aclarar que cuando hablo de estos temas me pongo muy rolero.
He tenido acalorados debates por razas y lore en el que gente que no seguía desde el principio la conversación creía que estábamos discutiendo, cuando no era el caso.
Depende del papel del personaje en el que me meta.
Dicho esto, comencemos
Que los Sin’dorei pertenezcan a la horda es una auténtica ignominia. Un despropósito.
Ya sabemos todos por qué se hizo y lo habéis comentado varias veces en el hilo.
De hecho, y respondiendo de paso a Argentsword, mi belfa no se siente, ni por asomo, parte de la horda e intenta pisar lo menos posible Orgrimmar o, como diría ella, “ese cuchitril que huele a cabra y perro mojado”.
Yo entiendo que en los comienzos del juego era muy importante la guerra, el PvP y había que ofrecer cierta paridad, pero las excusas que se pusieron para unir a las razas fueron cogidas con papel de fumar en el mejor de los casos.
Y tanto es así que, si se hubiese seguido con el lore original sin incluir excusas baratas, ni siquiera habría guerra de facciones porque la Horda habría sido derrotada hace ya muchas expansiones y no existiría como tal. Me explico:
Los tauren estarían inicialmente en la horda ya que gracias a los orcos pudieron doblegar a jabaespines y centauros. Eran el brazo armado que necesitaban estos pacíficos seres para sobrevivir y, además, su relación con los enanos les hubiese impedido entrar en la Alianza.
No obstante, llegado el momento, no sé hasta que punto habrían aguantado realmente en la Horda durante el mandato de Garrosh. Lo más lógico es que se hubieran salido.
Pero, vamos, suponiendo que no hubiese sido con Garrosh hubiese sido con otro.
Los orcos son muy belicosos y hablan mucho de honor, hasta que llegan al poder. Salvo excepciones contadas (Thrall) en cuanto lo hacen el honor se va a freir puñetas.
Sólo sus mujeres son honorables y porque aún no las hemos visto realmente en puestos de poder.
Los trolls están ok. Está claro que se hubiesen unido a los orcos para defender sus tierras sagradas. También es cierto que esta raza ve suelo sagrado en todas partes y según tengan el día, pero es una unión de beneficio mutuo en donde ellos protegerían sus tierras y los orcos aprovecharían para ganar terreno. Terreno que, ya de paso, pasaría a ser sagrado para los trolls porque el chamán local vió el espíritu de un loa en los ojos de una urraca que deambulaba por allí.
Los renegados deberían haber sido siempre una facción aparte y perseguida por el resto de razas.
Los problemas con la Alianza ya los sabemos. Ahora, la excusa de que los orcos viesen una oportunidad para conseguir presencia en la zona es cuestionable. Los renegados presentan una afrenta directa a las creencias más profundas de orcos, taurens y trolls. Para ellos son una auténtica aberración a la que habría que exterminar.
Por otro lado, los elfos de sangre jamás aceptarían unirse a ellos pues siempre los verían como aquellos que casi aniquilaron a su raza.
No dudo de la importancia de Sylvanas para ellos pero, aún así, un regente coherente no hubiera aceptado aliarse con los renegados sólo por ella, más sabiendo que con los humanos y enanos desde el sur podrían aniquilar a los trolls de la zona, perseguir a los no muertos y convertir casi todos los Reinos del Este en un baluarte. Aparte del libre comercio que habría, mucho más cercano, seguro y que les hubiese hecho recuperarse de su tragedia más rápidamente.
Llegamos a los pandaren (y ya no seguiré porque esto se hará eterno) y sigo sin ver los motivos que tendría esta gente (salvo una buena relación con los tauren) para unirse a una raza tan belicosa como los orcos. Como os dije, soy muy rolero. Tal vez contando la aventura con mi monje pueda servir de ejemplo.
Cuando conoció a la Alianza y la Horda se enteró de que los humanos llevaban como esclavos a los tauren, lo que hizo que inmediatamente se decantase por la Horda.
Con los eventos de Garrosh ya se replanteó irse pero, tras la batalla en las puertas de Entrañas, viendo lo que hizo Sylvanas a su propia gente, se cambió de inmediato a la Aliaza. Las hembras humanas le siguen pareciendo “unos extraños personajillos de tetas grandes y cabeza pequeña” pero, bueno, son tolerables.
Así que, viendo el panorama, el WoW real hubiese enfrentado a orcos, trolls y taurens contra el resto de razas de Azeroth. Los Reinos del Este acabarían siendo 100% Alianza. La batalla se llevaría sólo a Kalimdor pero la Horda no tendría prácticamente recursos para ganarla, pues la madera está controlada por los Elfos de la Noche y la minería por los Goblins, los cuales cada vez exigirían más dinero a la Horda y provocaría que esa guerra no fuese sostenible para ellos.
Lo suyo habría sido meter a los ogros en la ecuación pero el dinero asiático venció al lore y sirvió para mantener una guerra que jamás debería haberse prolongado como lo hizo.