Voy a intentar sujetarme las manitas y no rajar yo tampoco de todo lo que no me gusta, como por ejemplo que los dragones son supuestamente dinosaurios con alas y poderes mágicos, pero toda su cultura y sociedad es excesivamente parecida a la de los humanos de la vida real (con casas, camas, sastres, poetas, filósofos, cementerios, etc). Y ya he caído. Perdón.
Una cosa que me gustó mucho fue precisamente que Raszageth me parecía muy elocuente, casi dramática (como si fuera de una obra de teatro). Siendo un monstruo (un dragón) y además supuestamente “poco evolucionado” (un protodraco), me parecía que ese detalle quedaba genial, porque era un golpetazo de realidad: no juzgues un libro por su portada. Y lo veía en consonancia con uno de los elementos base de la expansión y es que los dragones son individuos (con su cultura, sus formas de organización, sus magias primordiales, su aspecto de dinosaurio, etc, pero individuos).
Otra cosa que me ha gustado mucho del “lore” de la expansión (que más bien es worldbuilding) son las misiones secundarias en general y la trama de los dragones azules en particular. ¿Por qué? Pues porque las secundarias dotan de mucha vida al mundo de Warcraft, con esos magos del Kirin Tor con nombre y que hacen cosas (en vez de ser atrezzo a lo largo de la ciudad o nombres de hace 15 años), con toda la inmersión en la cultura colmillarr o la centaura, con miembros de la Expedición Dragontina explorando ruinas… Y lo mismo pasa con el Vuelo Azul, donde vas uno a uno visitando y conociendo personajes y viendo que, aunque las misiones sean cortas, más o menos cada uno tiene su personalidad definida. Dotar de vida a un mundo virtual y falso.
Y otra cosa que me está gustando bastante es el personaje de Vyranoth. No se sabía mucho de ella y a priori sería un “monstruo” (dragón) “poco evolucionado” (protodraco) que buscaba venganza, pero tras el prejuicio inicial en las cinemáticas estamos viendo a una mujer dolida que sufrió una traición y busca justicia en los únicos aliados que tiene, y aún viendo que sus colegas ya están desmadrados (Iridrikon con sus conspiraciones y Fyrakk volviéndose loco homicida), sigue teniendo una brújula moral que le impide hacer cosas como torturar. Porque ella quiere justicia, pero no a cualquier precio. Porque quiere una reparación , pero no a través del genocidio o de perderse (como Raszageth).
Pero es que aún así, como ya digo, por todo lo que podría aplaudir, hay cien cosas que no me gustan. Mismamente aunque sepa apreciar lo que hacen con Vyranoth no deja de ser un personaje que sale en un par de cinemáticas y con el que nunca he interactuado como jugador (nunca hemos hablado, solo he visto “por arte de magia” cómo ella hablaba con un par de personas), en un espacio temporal además de meses. No tiene presencia. No tengo contacto con el personaje y que la historia vaya a cuentagotas entre meses de parones no hace que me enganche, sino todo lo contrario. Shadowlands me pareció una serie de paridas, una tras otra, y aunque esta historia me parece mucho más comedida sigo viendo los fallos de narrativa que tiene. Otro error gordísimo por ejemplo es que parece que las cinemáticas las escriba una persona y las misiones otra y que no se hayan puesto de acuerdo ni tengan la misma maña. O hacer que Wrathion y Sabellian sean niña.tos. O hacer que se vayan de excursión (lo típico, que los generales y reyes son los que hacen el trabajo de campo, porque así les pegan un flechazo y los matan y entonces hay un vacío de poder que no se puede llenar y se va todo al traste), en vez de sacar personajes nuevos que hagan el trabajo de campo y a los gobernantes también los trates, pero en sus labores de gobierno.
En fin, he vuelto a rajar. Perdón.