El despertar de N'Zoth y el contraataque de Azeroth

La batalla era cada vez más caótica, había cadáveres en cualquier lugar, sangres, vísceras, gritos, peticiones de auxilio, sonidos y voces de ultratumba…No solo eso, poco a poco iban retrocediendo hacia el río, el lado derecho del envite había caído en casi su totalidad y ahora los restantes defendían pequeñas posiciones o ayudaban a los heridos, la carga de jinetes no estaba mejor, la llegada de Ig’nosh había asustado a las monturas o habían caído presa de sus hechizos o fauces, el centro aguantaba firmemente pero los aqir llegaban cada vez en cantidades mayores y siempre con la misma ferocidad.

Estaban perdiendo del todo la batalla. Y su enemigo lo sabia.

Pero no podía dejarse llevar por el temor y el paico que recorría cada ápice de su cuerpo, al encontrarse de frente con ese mastodonte sintió que todo estaba perdido y que su estratagema, suicida todo hay que decirlo, estaba hundida al fracaso. Seguían sin noticias de Ramkahen, ni d ella horda ni d ella alianza. Sin esos refuerzos todo seria en vano, no obstante haría todo lo posible para derrotar al gigante ignoto y librar del mal que anidaba estos lares.

Un recién llegado le saco de sus pensamientos, parecía traer noticias urgentes.

  • Comandante, hemos encontrado dos de los cristales. - dijo el gnomo jadeando- Uno esta ubicado cerca de unos edificios en ruinas en el flanco derecho, una pareja formada por un orco y un enano nos han reportado que fuertes tropas custodiaban lo que parecía una gema de gran tamaño. El otro esta al sur, cerca de nuestras posiciones centrales, los aqir lo defienden son mucha saña y furia.

  • El tercero debe estar escondido en el flanco izquierdo, al menos tendría sentido posicionarlo ahí. Gracias compañero, avisa a la zona centrar que hay que destruir esa gema lo antes posible. Espero que alguien de ahí pueda ayudarnos.

Dicho esto el gnomo partió raudo ente los enemigos y aliados, esquivándolos rápidamente.

  • Arnath, Valkhir id con un grupo numeroso al flanco derecho. Apoyar lo que podáis esa zona e intentad encontrar y destruir la gema. - Se giro hacia el caballero de la muerte que lanzaba su guadaña contra un ignoto cercano y clavaba su puñal congelado en el cuerpo de un aqir- Aiden, necesito que me acompañes al flanco izquierdo, por ahora resistimos esa zona por lo que nos sera más rápido buscar la tercera gema. Creo que hay una viejas ruinas hundidas en la zona, seria un buen comiendo.

Sin parar en su matanza el caballero soltó un bufido y asió su capucha dando por comprendida la situación No podía pedirle más dada la situación.

  • ¿El resto! - anuncio alzando la voz lo máximo posible- ¡Retiraos hacia el río, alejaos del general ignoto! ¿No podemos vencerlo en estas condiciones, vuestra muerte solo alimentara su poder! ¡ATRAAAAAAAAAAAS!

Una serie de ordenes y cuernos recalcaban su mandato, las tropas empezaban a retirarse a paso lento hacia el río y la zona central de la vanguardia, al menos sobrevivirían más tiempo mientras destruían los cristales de poder.

  • Pongamosnos en marcha. Soldados y héroes de Uldum, ¡A vuestras posiciones! -Y con un apretón de manos a la pareja de sacerdote y paladín se separo junto al caballero de la muerte - ¡Sobrevivid!.

  • Tendríamos que aplicarnos esa orden a nosotros mismos, comandante. -dijo con una voz helada y fría Aiden

  • Bueno, si caigo siempre puedes levantarme de nuevo para seguir dando guerra. ¿no? -dijo en broma- Porque pones esa cara…

  • Solo veo si seria factible levantarte par Azeroth. Seria…interesante comprobarlo.-Añadió mientras acelero el paso hacia su destino

UN RATO DESPUÉS

Muy lentamente se abrían camino por los soldados de las huestes de N’zoth, cada paso que daban era impedido por nuevos enemigos que franqueaban el camino. Caballero d ella muerte y paladín no cesaban en su empeño, coordinando sus ataques y aniquilando a cada ignorante que se interpusiese en su camino, un haz de luz imbuyo el martillo del paladín y dio de lleno a un orador del sino cercano, a su vez la guadaña voló por encima de su cabeza para sesgar la vida de dos aqir voladores que se abalanzaban a la peculiar pareja y terminaba con un escudo lanzándose al lado del caballero para romper la defensa de un ignoto y un guerrero poseído por el vació.

No hablaban en ningún momento mas seguían un compás que no impedía ni frenaba al otro, a pesar de la diferencias en sus artes de combate y de las magias que poseían calculaban cada golpe, retroceso y paso del cada uno. Una atracción trajo frente al paladín un conjurador ignoto que, antes de poder defenderse, cayo fulminado por un haz de luz con forma de martillo. Otro grupo de hechiceros cayeron a manos de espadas de escarcha que se insertaron en sus gargantas y pechos sin piedad.

Estaban ahora en una zona con ruinas, columnas y restos de edificio adornados con estatuas podían contemplarse por las arenas. Estaban semiderruidos y enterrados casi en su totalidad pero aun aguantaban en pie algunos de ellos, una estatua de un tol’vir yacía partida por el torso en el centro de una plaza junto a un grupo de aqir y unos enemigos que no habían aparecido hasta ahora.

K’thir. Seres con forma humana que han sido transformados por las energías del vacío, sus cuerpos se han deformado dando un tomo morado claro, su rostro ahora esta formado por ojos sis pupilas y totalmente anaranjados de los que salen unos tentáculos largos y oscilantes hasta su pecho. Visten ropas oscuras y manejan magias oscuras y extrañas capaces de invocar monstruosidades del vacío inexplorado.

El paladín soltó un silbido y señalo la plaza con los hombres-pulpo, indicando que deberían investigar esa zona. Asintiendo su acompañante ambos cargaron intentando llegar hasta ahí pero parecía que intentaban frenarlos con más fuerza y bravura que hasta ahora. Un buen punto a que algo había importante cerca.

  • Esta aura…cada vez es más pesada y aterradora. -dijo el paladín- Sin duda algo esconden aquí. ¡Aiden intenta alcanzar a los comementes K’thir!

Sin responder Aiden atravesó a los enemigos como un espíritu, si cuerpo se había vuelto incorpóreo y casi parecía una nube con forma humana, un mero fantasma helado que atravesaba la multitud sin inmutarse ni amedrentarse. En un suspiro alcanzo a los K’thir los cuales invocaron hechizos y maleficios en un lenguaje extraño, unas grieteas tomaron forma en el aire alrededor del caballero de la muerte amenazando con una oscuridad plena y atrayendo el aire a su alrededor lentamente. Emitían un sonido apagado como si un gigante absorbiese con cuidado el aire desde la grieta saboreando para palmo de aire que obtenía.

Unos rugidos sonaron d ellas grietas y, reptando y clavando unas garras de tres falanges, salieron unas bestias deformes plagadas de pústulas y ojos felinos con tonos amarillos y naranjas que recorrían su rostro y cuerpo. Parecían escudriñar los alrededores hasta centrarse en la figura del caballero de la muerte, en pocos segundos las bestias empezaron a lanzarse encima del mismo rodeándolo rápidamente mientras se defendía con su guadañas. Sus tajos recorrían grandes distancias y sesgaban cabezas y extremidades que se acercasen a su circulo de alcance, pero el numero le superaba, justo dos bestias saltaron a la espalda del caballero de improvisto y clavaron sus dientes en la negra armadura con mucha fuerza. Aprovechando la oportunidad sus hermanos adelantaron sus pasos y se lanzaron al torso de Aiden intentando rematar a su presa.

  • ¡Aguanta!, encargate de los que tienes enfrente. - dijo el paladín

El paladín lanzo su escudo a la espalda del caballero dando de lleno en ambas bestias que cayeron al suelo medio aturdidas, en ese segundo de desconcierto aprovecho para clamar a la luz un aura que recorrió el suelo dañando a las bestias que les rodeaban. Cuando pudo acercarse lo suficiente concentro sus energías en su arma la cual empezó a refulgir en una brillante luz dorada y asesto dos golpes a la cabeza de esas criaturas amorfas. A penas pudieron sentir el golpe cuando u arma les arrebato la vida.

Aiden no se quedo atrás, con su espalda libra toco dos de las runas de su arma y toco el suelo con un puñetazo limpio. De pronto estacas y lanzas heladas surgieron de la arena atravesando a todas las criaturas que estaban en su camino y a un K’thir que se vio preso del frío invierno antes de poder escapar. Varios portales se cerraron cuando el comementes murió, el ultimo parecía sufrir una presión mayor al caer su compañero pero sin apenas bestias para defenderle murió atravesado por la guadaña y el hacha de la pareja, cerrando el resto de portales.

Al caer el cuerpo del K’thir el aire empezó a tornarse turbio, el paisaje comenzó a temblar y distorsionarse, las formas se mezclaban y los aqir que le rodeaban huían o se enterraban rápidamente con un descontrol irrazonable. Como un velo que se cae el paisaje empezó a cambiar, la plaza se desvanecía y daba lugar a una duna de arena en pleno desierto, la ruinas se desmoronaban como granos de arena y se transformaban en losas y pilares oscuros con tonos anaranjados. Por ultimo la estatua central de lo que hasta ahora era una plaza se desvaneció, dando lugar a un altar antiguo con viejas runas que no podía descifrar y un negro obelisco justo en el centro.

Un aura emanaba del mismo y parecía pesar sobre los hombros del paladín, su mera presencia le hacia arrodillarse como si la gravedad actuase con más fuerza en ese lugar. Era uno d ellos cristales donde residía el poder del ignoto gigante.

  • Por fin lo hemos encontrado, creo que puedo encargarme -dijo el paladín-

Clamando de nuevo a la luz se envolvió por entero en un haz de luz y cargo hasta el cristal, clavo su hacha en el centro de la figura pero no recibió ni un solo golpe, ni una muesca ni grieta. Seguía intacta.

  • Se acercan más tropas, si nos quedamos aquí seremos pasto de los escarabajos. -sentencio Aiden- ¿Puedes retenerlos un rato? Creo que puedo destruirlo pero necesitare algo de tiempo. No se puede dejar a tu luz el trabajo d ella muerte.

  • Te conseguiré todo el tiempo que pueda -dijo el paladín dirigirse al frente- Date prisa, cuida que no se te rompa esa “azada”. No estas segando el trigo del campo.

Con una sonrisa, intento de ella mejor dicho, calmo algo sus nervios y preparo su escudo y arma. Los aqir venían soltando una polvareda enorme, el suelo temblaba con el repiqueteo de sus patas, sus mandíbulas chasqueaban o reburbujian con los tentáculos que asomaban por sus bocas. Eran una marea viva que se acercaba a ellos con sed de sangre.

Se arrodillo y clavo su hacha en el suelo, cerro los ojos y escucho llegar al enemigo mientras contaba los segundos y reclamaba una plegaria a la luz. Solicitó fuerza y resistencia, solicito a los antiguos reyes que le otorgases poder, persuadió a las sombras que le atormentabas y clamo la ayuda prometida de nuevo. Los ruidos de las pisadas parecían tambores anunciando la muerte, ya llegan…y no tendrían salida.

Cuando el primer aqir salto al paladín este abrió los ojos rápidamente, su cuerpo brillo con intensidad y aumento en tamaño, su armadura hasta ahora negra con adornos de calaveras se transformo en una armadura translucida dorada y blanca, de su espalda dos grandes alas doradas emergieron y sus arman se re-dibujaron en una espada de luz pura y centelleante y un escudo adornado con pliegues e inscripciones en lenguaje antiguo.

Su forma recordaba a las valkhir de Odín pero con una forma masculina y ocultando su rostro en una capa dorada.

  • No podre resistir mucho tiempo así, date prisa con ese pilar.

Cargo contra los primeros insectos que quedaron fulminados por los tajos de su espada, algunos intentaron sorprenderle desde el fondo de las arenas y saltaron su espalda pero con el solo roce del aura dorada de su cuerpo empezaron a arder sin control. Lanzo su escudo que atravesó a varios enemigos hasta que retorno a sus manos, alzo su arma al cielo y varias sentencias empezaron a caer en distintas zonas del frente aniquilando a varios enemigos y aplastando a todo ser vivo que estuviese cerca de su zona de impacto.

Mientras Aiden reorganizaba energías oscuras a su alrededor, un aura morada empezó a rodearlo y a canalizarse alrededor de su guadaña, acumulándose lentamente de manera silenciosas. No movía ni un musculo y parecía rígido y distante, solo el viento movía su capucha y sus cabellos demostrando que no se había convertido en un ser de piedra helada. La guadaña se torno cada vez más morada y el suelo a su alrededor empezo a congelarse formando un circulo cuyo centro era el caballero d ella muerte, a cada segundo su diámetro iba aumentando casi alcanzando la posición del paladín.

Más aqir llegaban y ahora bestias deformadas, junto a conjuradores ignotos, llegaban en su ayuda. Su ritmo iba cediendo y notaba como el poder que había reclamado iba a desvanecerse dentro de pocos minutos, siguió arremetiendo contra cada bestia del vacío cortando rostros, torsos y cabezas por doquier. Sin embargo empezó a notar el cansancio, las alas menguaron y se apagaban lentamente, una bestia se lanzo a su hombro y consigo atravesar la dorada armadura hiriendo el brazo herido del paladín, aunque lo pago con su vida, sus arma parpadeaban y empezaban a retornar su forma original. Y en pocos segundos, su poder se esfumo y un agotamiento se hizo presa del comandante.

Los aqir le rodearon y justo cuando un ignoto de medio tamaño lo agarro por el cuello con su tentáculo una neblina empezó a rodear a los presentes. El tiempo se paro, los sonidos callaron por varios segundos y una calma extraña y artificial parecía sobreponerse en ese reducto del mundo, segundos después un grito recorrió las arenas del desierto seguido de un estallido que hizo caer al ignoto y asustar a varios insectos.

Ya en el suelo, Félix miro dirección al pilar y vio como estallaba en varios pedazos, Aiden estaba rodeado de un aura morada y escarcha en todo su cuerpo, su arma refulgía con un tono morado mientras atravesaba el pilar y ramificaba en cada grieta trozos de hielo y esa rara energía. Aparte, varias espadan, mandoble y estacas estaban clavadas por todo el pilar rompiéndolo en pedazos en cada lugar donde habían impactado. Un segundo después el pilar exploto tirando al suelo al paladín y al caballero d ella muerte, el aura que salio del mismo atravesó a los siervos de N’zoth succionandoles la vida y consumiendoles lentamente hasta caer muertos y deformados en las arenas. Los que habían conseguido sobrevivir huían de la zona hacia otras zonas de la batalla presas del pánico y el desconcierto.

  • GGGGGGGGGGGGGGGGGGGRRRRRRRRRRYYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGG

Un rugido atronador surco el aire de Uldum, Ig’nohh chillaba de dolor tras explotar uno de los resguardos donde acumulaba poder. Los había subestimado y ahora pagaba un precio en sus propia carne. Mientras el paladín se puso en pie con esfuerzo y se acerco a Aiden el cual ya estaba de pie contemplando la escena.

  • Recuerdame que nunca, nunca, nunca, nunca te de motivos para matarme.

  • Quedan dos pilares -Añadió haciendo caso omiso a las palabras del paladín- Deberíamos volver al centro e ir a ayudar al flanco derecho o en el pilar del sur, no podemos perder el tiempo.

  • Lo se, necesito reponerme un momento -dijo destapando un vial de color rojo y lanzaba otro a su compañero- bebetelo, no me creo que eso que acabas de hacer no te afectase lo mas mínimo. Medio muertos no les servimos de nada.

  • Sea.- dijo asiendo su capucha dándolo por conforme- Aunque es una pena.

  • ¿El que?

  • De haber caído frente a esa hueste podría haberte traído de vuelta. Siento curiosidad por saber si seguirías portando esos poderes en la no vida. Tal vez lo comprobemos más adelante…

  • No bromees con eso -dijo el paladín- Aiden…¿estas bromeando no?¡¿Aiden?!

Pero el caballero de la muerte solo mantuvo su mirada al este, donde la batalla seguía aunque interiormente disfrutaba con la insistencia del paladín.

TIEMPO DESPUÉS, EN LA ZONA ESTE DE LA BATALLA

Habían conseguido llegar hasta la zona del segundo pilar, según les han informado Arnath y Valkhir se habían adentrado en las ruinas de un viejo edificio donde habían encontrado el cristal. Aprovechando la situación un tol’vir les informo d ellas ultimas novedades.

  • Como dije un grupo de valientes están intentando destrozar el segundo d ellos cristales, tras destruir el primero las tropas enemigas perdieron fuerza y se han empezado a desorganizar. Ig’nosh parece haber notado la perdida de poder, sus ataques ahora duran menos tiempo y ya no consumen tan rápidamente la vida de nuestros soldados, pero ha respondido con más dureza, ahora mismo se dirige a la zona centran con varios conjuradores y K’thir.

  • ¿Se sabe algo del cristal del sur, alguien ha podido destruirlo? - dijo el comandante

  • Según nos han informado un grupo de tol’virs y vaga-yermos han intentado atravesar sus defensas pero siguen resistiendo con mucha fuerza. No obstante, nos han informado que algunos refuerzos han llegado desde el río y parece que algunos héroes habrían podido infiltrarse donde reside el cristal. Si les diésemos tiempo podrían conseguir destruirlo con facilidad.

De un pequeño objeto salieron unas imágenes de un campamento, en el centro un pilar idéntico al que habían destruido estaba custodiado.

Pero antes de poder revisarlo con más detenimiento un nuevo grito resonó por el desierto mientras numerosas tropas volvían de la batalla del este.

-WWWWWWWWWWRRRRRRRRRRAGGGGGGHHHNAAAAAAA.¡N’Zoth iiyoq raz’tal’vsak! IIYOQ NEL’OTHK AR’AFGH!

Había sonado más fuerte que el anterior y notaron que gran cantidad de aqir correteaban o volaban sin rumbo desde la zona del segundo pilar. Al poco tiempo varios campeones heridos o manchados de vísceras empezaron a llegar, entre los que se encontraban unos cansado Valkhir y Arnath que sonrieron al ver a dúo.

  • ¿Pero que os ha pasado?, ¿Estáis bien? Esas heridas tendrían que tratarlas. ¿que ha pasado con el segundo pilar?

  • Estaba custodiado notablemente y oculto bajo la ruinas de una especie de templo. Pero resumiendolo, ha sido completamente destruido, fue impactante -dijo la paladina-

  • En cuanto se rompió, un aura empezó a desmenuzar y matar a todo sirviente de N’zoth que estuviese cerca cada aqir, ignoto o cultor moría en milésimas de segundo como su arrancasen su vida o su piel. ¿El primer pilar?

  • Destruido -soltó Aiden- Solo queda el ultimo al sur pero debemos ganar tiempo contra eso -dijo señalando al pulpo gigante-

  • Según me han informado hay alguien preparado para destruirlo pero debemos darle tiempo -dijo el comandante y, mirando al tol’vir- Que las tropas empiecen a reagruparse, los jinetes que se reagrupen en la retaguardia, quiero que hagan pequeños avances limpiando los costados y retrocedan. Los demás necesito que vengan al centro, ordena a los generales de la zona este y oeste que cierren un cerco alrededor de Ig’nosh, tenemos que cerrarle el paso como sea y ganar todo el tiempo posible. Tal vez atacándolo por todos los costados podemos frenarlo un tiempo, si al menos llegasen…

Un cuerdo resonó en la lejanía quedando en silencio rápidamente. Al poco tiempo, este repitió su sonido seguido de decenas de sonidos idénticos que sorprendieron al grupo presente y pareció molestar al ignoto gigante.

  • Ese sonido, ese cuerno no es del enemigo. -dijo el comandante el cual salio corriendo a una zona más elevada para observar la zona superior de Orsis- Por fin han llegado. Tu, cumple las ordenes debemos formar enseguida. ¡A que esperas lárgate antes de que te lance de una patada!

El tol’vir se apresuro a cumplir sus ordenes rápidamente con una sonrisa. Ese cuerno provenía de la zona del obelisco de la luna, una gran hueste venia desde ahí clamando a la batalla, llenando la esperanza de los corazones que quedaban en el desierto y dando una nueva oportunidad a todos ellos.

El ejercito de Ramkahem había llegado con una gran hueste en la que ondeaban banderas tol’vir, vaga-yermo, de la horda y la alianza entre otras. Los cuernos seguían resonando y fueron contestados por los redobles y cuernos de la Vanguardia de Uldum.

Justo en el momento que ambas ofensivas anunciaban la batalla y sintonizaban en un único sonido estridente en el desierto, en ese momento en el que cargaban rodeando al general ignoto que temía por esta nueva estratagema, cuando todo parecía poder conseguir sonó un grito y una explosión

- GGGGGGGGGGGGGGGRYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH

El tercer pilar, había caído y numerosos enemigos murieron o huyeron con el. Ahora una nueva fase en la batalla empezaba, una nueva esperanza, una nueva oportunidad para Azeroth. La magia disminuía e Ig’nosh se tambaleaba por la perdida de poder, los tres golpes le habían asestado un duro contraataque que le pasarían factura.

El paladín vio la oportunidad y no dudo.

  • No os quedéis ahí -dijo al grupo- cargad contra ese pulpo, arrancarle los tentáculos, doblegarlo y demostrarle a N’zoth que una Azeroth unida no se rinde. ID, LUCHAD -Y, bajando de la colina cargo mientras era seguido por la vanguardia central añadió- ¡POR AZEROTH!
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