No sé si esta historia os la había contado antes, pero me parece interesante.
¿Sabíais que en mi primera escuela, había una especie de secta estudiantil? Se llamaba “La Casa de los Jorges”, su nombre tenía dos motivos, uno era que el creador se llamaba Jorge, y el otro que para poder entrar tenías que llamarte Jorge o apellidarte Jorge.
Mi primer apellido es Jorge, así que pude entrar en su momento. Se reunían un montón de personas dentro del baño de los chicos, y la cerraban con llave por dentro; para que te dejasen pasar, tenías que decir una contraseña, que siempre recordaré.
La contraseña era: “Excelentísimo Ayuntamiento de la Villa de Los Realejos”.
Básicamente, lo que se hacía dentro de ese baño era escuchar una especie de misa, que leía la persona que creó ese grupo/secta. Ese tal Jorge era monaguillo en una iglesia cercana a mi casa, y siempre se encerraba en uno de esos compartimentos cerrados que tienen los baños, se subía encima del inodoro y leía cosas de la biblia o fumadas que él escribía, los demás lo escuchábamos al otro lado de la puerta de ese compartimento.
Una vez, un chico argentino que era amigo mío quería entrar al grupo para ver qué hacíamos. Así que mentimos diciendo que era familiar mío y también se apellidaba como yo, aunque su verdadero nombre era Joaquín.
Era una escuela bastante rara debo decir, tenía bullys que llegaron a pegarse con el barrendero de la escuela. También había un grupo de 4 chicos que habían repetido varios cursos, y formaban un grupo llamado “Los 4 columnas”, esos 4 chicos tenían todo un séquito de bullys menores que ellos, y eran extremadamente peligrosos, hoy día algunos están en la cárcel. Sé lo enfermos de la cabeza que estaban, porque mataron al hermano de mi primera gata, y no puedo escribir cómo.
Creo que soporté el bullying tan bien durante 18 años de estudio, porque comparado a mi primera escuela las demás eran un chiste. Nos mudamos cuando yo tenía 11 años, y en la nueva escuela quedé aislado por rumores falsos de que yo era gày, y fue como “pos ok, yo vengo de un matadero”.
El instituto también fue medio chiste porque solo habían simples burlas, esa gente no tenía idea de qué era el bullying extremo. Podría contar mil cosas que pasaban en mi primera escuela, creo que ninguna es agradable pero todas son sorprendentes, el acoso actual me parece que se ha suavizado comparado a aquellas épocas, probablemente porque hay más concienciación al respecto y se obliga a los profesores a estar atentos, o penalizan más esas actitudes. Antes no movían un dedo, qué tiempos más locos.