El destino de Lordaeron, como viene siendo habitual expansión tras expansión, es algo incierto. A pesar de que los Renegados se vieron obligados a retirarse tras una ofensiva en masa de literalmente todo el poder de la Alianza reunido, donde superaban a los defensores ampliamente en número.
¿Para quién fue la victoria en Lordaeron? ¿Para la Alianza o para la Horda? La Alianza sufrió bajas tremendas en comparación de la Horda, cuya Jefa de Guerra sabía que no podía ganar porque su ejército era menor y decidió una guerra de desgaste para eliminar a cuántos enemigos fuera posible antes de detonar el plan que tramaba con su campeón, Nathanos.
Y sí, la Alianza expulsó a Sylvanas y los Renegados, pero a un coste tremendo de vidas entre las filas aliadas, bien muertos en combate o desintegrados por el Añublo. Y ni siquiera tomando las Ruinas de Lordaeron por el momento, viéndose obligados a retirarse de la masacre. Actualmente la ciudad permanece cubierta en una nuble impenetrable de Añublo con una marea de muertos vivientes en su interior.
Y sea lo que sea que ocurra a partir de aquí, en mi opinión dos personajes serán clave en esto:
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Sylvanas sigue en pie y no creo que renuncie a “suelo Renegado” así como así y más con su antiguo hogar, Quel’thalas tan cerca. Renunciar a Entrañas porque estratégicamente era imposible defenderla contra semejante fuerza muy superior en contra no quiere decir que la abandone definitivamente.
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Calia Menethil, la última del linaje real es ahora un nuevo tipo de no-muerto. Sabemos que varios Renegados han manifestado su deseo de seguirla y abandonar a Sylvanas. Según cómo giren los acontecimientos, podría incluso llegar convertirse en su nueva reina.
Debe mencionarse a la Cruzada Escarlata también, en efecto. Sabemos que con los años de guerra, sus bastiones fueron cayendo uno a uno debido al gran número de enemigos que tenía la Cruzada. El Monasterio Escarlata fue la excepción porque una mujer, de incondicional fe podía cambiarlo todo.
Esta era Melenablanca. La fe de esta sacerdotisa la convertía posiblemente en la mayor campeona de la Luz Sagrada, sin artefactos legendarios de por medio, que quedaba en todo Lordaeron. Era capaz no solo de levantar nuevamente a un ejército de cruzados caídos en combate, sino de resucitarse a sí misma. Era inmortal y con ella la resistencia en el Monasterio Escarlata. Lillian Voss puso fin al milagro con las Hojas del Ungido.
La última gran batalla en el Monasterio Escarlata fue diferente a todas las demás. Sin Melenablanca, los cruzados que quedaban con vida se enfrentaron al asalto de la fuerza de Caballeros de la Espada de Ébano. Y a pesar de que resistieron durante un tiempo, en cuánto llegó el Caballero de la Muerte (Jugador) con su arma artefacto la batalla se perdió. La orden de Thassarian fue ejecutar a todo cruzado que quedara en el lugar, antes de que levantaran a Melenablanca cómo no-muerta y ella se uniera a sus filas. Y eso es lo último que hemos sabido de la Cruzada Escarlata en Lordaeron.
Sin embargo, el juego nos confirma, con misiones de la sede de Sacerdote y objetos como ese documento de llamada a las armas, que la Cruzada Escarlata ha sobrevivido y es más que posible su regreso próximo.
El desenlace en Lordaeron sigue siendo imposible de preveer, pero de nuevo, en mi opinión creo que aquí hay dos elementos clave en un futuro inmediato: el arco de personaje de Sylvanas y qué camino tome la ahora no-muerta Calia Menethil.