Aldo Halcón
La historia de este Thalassiano es breve, pues se trata de un elfo bastante jóven. Nació y vivió en Quel’thalas, cerca de la frontera con Lordaeron, sólo visitaba Lunargenta en festividades y durante períodos de vacaciones en los que él y su familia tenían hospedaje en la taberna de unos amigos.
Nunca le interesó la magia. Sólo aprendió algunos hechizos porque reconocía que les eran útiles. Su padre, un poderoso paladín, le instaba a que aumentase sus horizontes en lo arcano, con poco éxito, por lo que también le decía que la fé en la luz era otro camino noble que le llevaría por un buen camino. Lo cual también rechazó.
Por otra parte, su madre, que estaba instruída en las artes de los forestales, le instruyó en el uso de arcos, espadas, y demás armas, además de enseñarle a cazar en sigilo hasta la más atenta de las presas. Esto le interesaba mucho mas, pues él amaba cazar y pescar, además de que se maravillaba con las historias de los heróicos guerreros del antiguo reino humano de Arator que leía en libros sacados de la estantería dedicada a historia de los humanos en su casa.
Sin embargo, el día que la plaga atacó, todo se deshizo ante sus ojos.
Aquel día, todo parecía bastante tranquilo, no había absolutamente nada de lo que sospechar. Se fué a la cocina a preparar el almuerzo para sus padres con algo de lince que sobró de una de sus cacerías de la semana.
Hasta que llegaron las noticias.
Un magister apareció en su hogar a través de un hechizo de teletransporte, reclamando la ayuda de sus padres, pues la plaga, aquella amenaza que creíamos irrisoria, acababa de atravesar toda la ciudad y estaban reuniendo a todos los soldados posibles para tratar de salvar lo que se pudiese.
Su padre murió en la batalla, y su madre consiguió volver, pero con una extraña enfermedad causada por la plaga que terminaría por matarla cuando la fuente del sol se corrompió. Quel’thalas perdió su fuente de poder y su fé en la luz. Y la adicción mágica casi terminó por destruírnos.
Desde entonces, se dedicó a vivir una vida nómada. Viajó a Terrallende para seguir el destino que aquella tierra prometida aguardaba. Siendo que al final fué traicionado por su príncipe, por lo que abandonó toda lucha y se dedicó a explorar aquel mundo roto.
Más adelante, se alistó en la guerra contra el rey exánime. Al cual por suerte nunca llegó a ver en persona.
Hoy en día se dedica a aceptar trabajos como mercenario, defender los intereses de Quel’thalas y la horda, y a investigar y llevar artefactos antiguos al relicario.