Anteriormente en Jarukan:
Jarukan. Forjado en los Baldíos - n.º 38 de Jarukan-colinas-pardas
Baladas asesinas y otras canciones de amor.
https://youtu.be/qDMilc75F58?si=lzySGMYByBfrvcKh
Avanzada del Puente, Los Baldíos.
—Así que no crees que un hombre pueda cambiar —. Zooku, se acomodó en el taburete, recostado en los barrotes de la celda y dejó su mano como siempre sobre la empuñadura del cuchillo. El trol observó a Jarukan, escudriñando cada gesto del preso.
—Sé que no.
Jarukan se limitó a dar una contestación seca. La luz sobre su semblante, demacrado y desnutrido por el paso de los meses en la celda, le hacían resaltar su puntiaguda nariz, le marcaba los pómulos y los surcos de la piel pegada a sus colmillos.
—Las hembras de raptor de colafilo decapitan al macho cuando terminan de aparearse —comenzó a hablar Jarukan de nuevo. —Los tauren Pezuña Negra del valle descuartizan a los guerreros de otras tribus tras la batalla. Creen que en la reencarnación, sus adversarios vendrán a la vida sin esas piernas para correr, sin las manos para cazar o sin los ojos para ver al sol.
—Y tú matas… —dijo Zooku.
—Y yo mato. He matado y mataré, ya te lo he dicho —. Jarukan se llevó las manos engrilletadas a la cara para limpiar el sudor de su frente con el reverso. —Para esos raptores y para los tauren está bien matar. Si los machos siguen vivos, se comen a las crías; si los adversarios siguen vivos, les matarán. Supervivencia, adaptación.
Zooku seguía observando los movimientos del trol al otro lado de la sala, asintió levemente y se inclinó ligeramente hacia adelante.
—Tú y yo pisamos la misma tierra y ambos sabemos lo que está bien y lo que está mal, vosotros no entendéis la adaptación ni el progreso. Solo te ofrezco una alternativa a la horca a cambio de… —dijo el capitán de la Avanzada.
—No. El discurso piadoso no te sirvió ayer, ni antes de ayer ni el día anterior a antes de ayer, ¿qué c0j0nes te hace pensar que hoy diré otra cosa?—. Jarukan esbozó una sonrisa cínica antes de proseguir. —Tú dices lo que está bien o mal porque queréis que todo esto sobreviva bajo vuestro control —replicó Jarukan repasando con la mirada la estructura del calabozo—, en el suelo que piso te mereces la horca igual que yo.
El capitán se puso en pie retirando el taburete a un lado.
—Eres un g1lip0llas que lo está complicando todo, te estoy ofreciendo una salida.
—Este es mi final y vosotros tenéis demasiados reparos en matar a un p.uto trol —. Jarukan escupió a un lado y clavó su mirada en la de Zooku.
El capitán se dio la vuelta, abrió la celda y cerró a su paso.
—La violencia es lo que no va a cambiar. Nunca. ¡Acaba ya con esto! Acaba ya conmigo… Hijo de pu7a…
Jarukan comenzó a removerse tirando con fuerza de las cadenas que ataban sus extremidades. La ira fue dejando paso a los sollozos hasta que se hizo el silencio en los calabozos de la Avanzada del Puente.