Poco a poco ve como diversos clientes van abriendo sus regalos, algunos con gestos de sorpresa, otros de duda, otros con alegría…
Hizo feliz al elfo ver cómo disfrutaban de sus regalos, para mejor noticia si proyecto estaba terminado, revisado y cumplimentado por lo que solo quedaba esperar. Guardo toda la documentación y mando a un mozo que mandase una misiva a cambio de unas monedas de oro
- Que llegue al buzón es importante, te daré el doble cuando regreses.
Los ojos del muchacho brillaron ante tal negocio, aunque, por si acaso, había puesto un encantamiento sencillo en el cierre como hacía con su correspondencia habitual.
Cuando hubo marchado el muchacho se levantó de la mesa y dejó los platos de la cena, un pescado con patatas, en la barra. Saludo al camarero y dio un paseo afuera del local con algo de rapidez, esquivando gracias y risas por doquier.
Desgraciadamente el día del amor era duro para él, cada año intentaba realizar estos presentes (en forma de claves para Steam pero no ha podido ser este año) pero la melancolía le reconcomia.
Saco de su alforja un regalo mas, envuelto en seda roja y en una caja dorada como los colores de lunargenta. La caja era pequeña, y tenía un nombre atado en ella, dentro había el tesoro que más quería en este mundo pero no podía entregárselo a su destinataria
Suspiro y miro al cielo estrellado. En Rasganorte le relajaba mirar el firmamento por las noches, aquí no era lo mismo con tanta luminosidad pero se dejaban ver igualmente
Suspiro, cerro los ojos y dejó que el viento y los ruidos de ciudad inundasen sus tímpanos. Dejo el presente a un lado del escalón y se intentó relajar.
De pronto noto unas pisadas, el tacto de una mano en su hombro y el sonido de alguien sentándose a su lado. Para cuando abrió los ojos su acompañante mantenía el regalo en sus manos.
Si fuese otro se lo abría arrebatado pero por suerte era alguien de confianza para el comandante