Mareas de venganza.Dos visiones del conflicto

Argent abrazaba a Menel,mientras ella recostaba su cabeza en el hueco entre el cuello y hombro,acariciando su melena para tranquilizarla.
-Cariño,hay algo peor…
-¿Peor…que quieres decir,amor mío? Preguntó preocupada sacerdotisa…
-Verás,si yo fuese N’zot,y estuviese sometido,trataría de escapar. Para lograrlo,habría dejado una “llave” que me permitiese hacerlo. Sólo hay un artefacto,que según las crónicas,fue creado en la época del imperio negro…
-¿Hablas de la daga…?

  • ¿Tu que crees? Respondió el paladín.
  • Es…repugnante. Dijo la sacerdotisa.
  • Tu la conoces mejor que yo,mi amor,los susurros,la tentación…
    -Pero eso no se si sería posible. Respondió la sacerdotisa.
    -Tal vez si mi vida,y eso me hace pensar,que necesitaría un “intermediario” para poder utilizarlo,y liberarse.
    -Tendría que ser alguien con poder y sin escrúpulos,y una gran necesidad…aseveró Menelwie.
    -Cariño…conozco a alguien que tiene esas virtudes,y si el premio es interesante…
    -¿Premio? Algo muy grande y poderoso,para tentarle a liberarlo,no se me ocurre nadie,en este momento… Expuso la sacerdotisa.
    -¿Y si el premio fuese…la inmortalidad?
    Un gesto de alarma,mezclado con un odio profundo,ensombreció el bello rostro de la sacerdotisa.
    -¿…ella? Su voz tembló,y una furia asesina apareció en su cara.¡Ella! ¡Si,sería capaz! La odio amor mío,la odio,ella quemó mi hogar…la sacerdotisa rompió a llorar desolada.
  • Si mi vida,“su podrida majestad” la veo muy capaz…
    -¡Noooo! Grito rota en llanto la sacerdotisa. La mataré una y mil veces,merece la muerte…mis niños…
    -Tranquila amor,tranquila,somos muchos los que la odiamos,a ella y a su chihuahua,incluso dentro de la misma horda…
    Caerá mi amor,caerá,y nosotros la haremos caer…
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Tuvo ganas de salir corriendo a Vista Eterna en aquel mismo momento…Xal´atath…conocía bien los susurros de aquella entidad,de lo que fuese el ser que se escondía en su arma artefacto.
Había liado con ella los dos últimos años,con sus susurros,sus provocaciones, que sumadas a los que ya oía por utilizar el poder de los dioses antiguos habían estado cerca de enloquecerla.
Sin embargo Xal´atath era orgullosa,cuando la torturaba en exceso la sacerdotisa amenazaba con enterrarla en excrementos de sable,en los de Nieve o incluso en los de mamut y Xal´atath se callaba por un rato.
Pero conocía bien esa daga,sabía que no estaría en su banco,aunque ella misma la había desterrado allí tras utilizar su poder para drenar junto a otros adalides el poder de la espada de Sargeras que había atravesado a la titan de Azeroth.
Seguramente había conseguido que alguien la robase susurrándole en el banco,Xal´atath escogía a sus propios dueños y si su intención era terminar en manos de Sylvanas Brisaveloz lo haría.

-Genial-dijo aun con lágrimas en los ojos.Los dos seres que más odio alzándose contra todo Azeroth…Sylvanas y Azshara…que terrible ironía.Y yo embarazada…si esto es un designio de Elune y Belore te juro mi amor que cada día lo entiendo menos.Pero si es cierto lo que crees…ni sextillizos harían que me quede aquí quieta.
-Lo se y es lo que me preocupa-dijo Argent.
Al ver su cara…Menel bajó el tono.
-Tendré cuidado lo prometo.Además -dijo levantando la mano-siempre tendré mi anillo.
De pronto una pregunta pasó por su mente.
-Amor porque el tuyo no tiene el mismo encantamiento?Deberias pedirle a Purple que lo encante de igual forma.Si te pasara algo yo…-dijo con la voz quebrada de nuevo.

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-Creo que el encantamiento de Purple,es lo más sencillo de todo…
No obstante mi vida,creo que toca reunión familiar,para afrontar la situación. Creo que podemos sumar más gente a la causa, se me ocurre Eyliria,Haeyhae,y tal vez el cazador de demonios, pero…no se exactamente,hasta donde llega su lealtad para con la loca genocida. En la alianza,podemos contar con mis hermanos,y toda su red de contactos. Creo que tu hermano también se uniría,me cae bien,a pesar de su brusquedad…
Purple, Fallen, y demás parientes de la horda,están incondicionalmente a nuestro lado,por tu parte,si se te ocurre alguien…
Abrazo a su amada,que se acurrucó sobre su pecho,mientras le besaba en la frente…

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-Ahzura…y Romuul,Ahzura podría convencer hasta a Sargeras de unirse a nuestra causa si la dejas-dijo con un deje de humor.No se si el Profeta nos dejaría usar el Vindicaar en esto,desde que volvió de Argus,Ahzura dice que Velen está más que ausente.Que duda de su fe en la luz tras lo de X´era.
-Faol y Calia prometieron ayudar y congregar a los distintos sacerdotes que no hayan vuelto con sus respectivas facciones,aunque a estas alturas no se si serán muchos-siguió diciendo acurrucada aun contra él.
-Y creo que hasta el viejo druida gruñón que es mi padre se uniría a la causa si se trata de Azshara y Sylvanas…pero no me gustaría volver a ver a mis padres en el frente.Ahora que por fin he conseguido que se retiren a Valsharah…nos deben una visita,mi padre tiene ganas de verte…la cara-dijo soltando una risa nerviosa.

Intentaba mantener la compostura y el humor,pero estaba aterrada,si sus sospechas eran ciertas…no veía como un pequeño grupo como aquel…cuántos podrían ser…veinticinco? cincuenta si Xhakraes conseguía reclutar más cazadores de demonios? no habría forma humana de detener a aquellas dos genocidas y al dios Antiguo.Y sus facciones enzarzadas en aquella guerra inutil verían aquello llegar tarde,quizás demasiado tarde.

Sólo podía confiar en que las fuerzas que estaban muy por encima de ellos,Elune,Belore y los propios titanes acudiesen en su ayuda,o que la titan de Azeroth se alzase recuperada de sus heridas.

Quería creer que en peores circunstancias se había visto a lo largo de diez mil años,pero no era así.Azeroth viviría su momento más aciago y solo unos pocos podían ver el peligro que se avecinaba.
-No se como vamos a salir de esta,no quiero pensar más,no hemos dormido.Estoy cansada…
-Eso tiene fácil arreglo-dijo Argent.
La cogió con delicadeza de la mano y se encaminaron a la habitación.
Menel sonrió y le dijo una frase que él no escuchaba hacía tiempo.
-Solo dormir mi amor…

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Si puedo…estoy dándole vueltas a algo que dijiste antes mi vida…culturas antiguas…
Sabes que es mi especialidad,y a ti te encanta leer mis apuntes,creo que ya se a que te refieres…
¿Tal vez esa extraña cultura,llamada egipcia?
Pregunto el paladín con una sonrisa mientras miraba a su amada…
El rostro de su sacerdotisa se ruborizó…
Una sonrisa pícara,apareció en la cara del paladín,sabiendo que había dado en el clavo…
-Ahora,a dormir mi amor,tenemos toda una noche por delante hasta el amanecer,y hay que descansar. Y dando un beso a su amada,que ya reposaba en el tálamo,se acostó junto a ella,mientras con un gesto protector,cubría su vientre con las manos suavemente…

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¿Cómo se supone que me conoces? xD

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Pero no eres nuestro inefable camara??? Ummm…estaré equivocado. Pensaba que filmabas todo…
En fin,serán imaginaciones mías.

Ya bueno, dentro del metarol nos conocemos, pero en ésta historia aún no nos hemos visto, a no ser que nos conozcamos de pasada, claro xD

Oye, oye. Egipto no existe en Azeroth. :rage: ¿No sabes que mezclar es malo?

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Creo que se refiere a Uldum :stuck_out_tongue:
Ya sabes que a mi paladín lo de irse de excavaciones/expediciones históricas…

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Me pongo a discutir un rato con rasero en el foro de historia y meteis el acelerador :sweat_smile:

Que iba detrás… ya se lo ha dicho ella, pero no el por qué. Pero no hay rollo bollo esta vez querido cámara… lamento desilusionarte :stuck_out_tongue_winking_eye:

Además si lo hubiera no volvería a ser con otro pj de Blizzard… que me ata mucho de manos.

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Ehh a mi no me mires…ha sido el cámara que le gusta el salseo…

Y vuelve para la tumba leches!!! que te dejé el collar de sacerdotisa con todo el cariño y tú venga a levantarte!!!

Como diría mi cuñado…
Elfos!!!

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Oye, que se refiere a que avanzáis mucho en la historia ¬_¬ aunque el saseo y las salsas siempre son bienvenidas ^ω^

Iba a escribirlo con esta, pero no me he dado cuenta =(

Con Xylenia muerta, Xilandra encerrada y Eilyria al servicio de Sylvanas, Xavia era la única que podía actuar libremente y hacer los preparativos necesarios. Con el arresto de Baine estaba claro que la Horda había entrado en un punto de inflexión que los condenaba a un nuevo conflicto. La paladina debía preparar a sus aliados para esa situación y estar listos para actuar ante cualquier contratiempo que pudiera surgir.

Xavia comenzó a hacer una lista de los posibles aliados: Alixandra, su antigua camarada guerrera que ahora se encontraba en el frente de Arathi; Tarixias, la pícara que aún se recuperaba en el centro de sanación de Lunargenta; la cazadora Sielendril y su hermana miembro de la Espada de Ébano; Ixilya, la sacedortisa nocheeterna amiga de Eilyria. Pero no solo tienen posibles aliados en la Horda, también en la Alianza: Harawen, la compañera Illidari de Eilyria; Eilea, la monje draenei que les ayudó contra el culto antielfos, y…

La mente de Xavia se bloqueó al pensar en la aparición como elfa del vacío de su madre en aquella cueva. ¿Por qué había aparecido ahora? ¿Qué le había pasado en ese tiempo? ¿Podría confiar en ella? ¿Qué es ahora para ella? ¿Un enemigo o una posible aliada? La paladina no tenía tiempo para pensar en eso, desechó aquellos pensamientos y se centró en el siguiente de sus objetivos: contactar con la más cercanas de sus posibles aliados; Sielendril la cazadora que se aún se encontraba luchando con los remanentes de la plaga en las Tierras Fantasmas.

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Eilyria se levanta intranquila por la mañana. Los acontecimientos de ayer aún turbaban su mente. (Ver misiones de la daga Xal’alath) Tener a un Dios Antiguo en la cabeza no era lo que tenía previsto para pasar el día y aún menos liberar una entidad no menos peligrosa. Sin duda todo aquello confirmaba aquello de lo que Menelwie les había advertido. El propio N’zoth lo había reconocido, la amenaza de Azshara estaba más cerca que nunca y debían estar preparados.

Eilyria había conseguido librarse de la influencia de N’zoth (el ojo en la cabeza estropeaba su look), pero aún notaba sus tentáculos arrastrándose por su mente. Debían preparar una estrategia para lidiar no con Azshara sino también para evitar que N’zoth pudiera liberarse. Informada Talanji sabía que la Horda intentaría enmendar el error que había cometido dejando allí semejantes objetos, pero la illidari tenía otros planes y no pensaba participar de tal acción. Sus pensamientos se arremolinaban pensando en solucionar un nudo gordiano: que Sylvanas abandonara su loca carrera suicida y se decidiera a colaborar con la Alianza para derrotar a Azshara y su amo. Era consciente de lo imposible de su misión, pero no cejaría en su intento. Y si fracasaba quería estar cerca para ser ella quién le arrebatara la vida a su Jefa de Guerra.

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“No oses ignorarnos. ¡Todo lo que te ha dicho esa arpía es mentira! ¡Sin nosotros no serás nada! ¡Nos debes todo tu poder!”

Por primera vez Shindael consiguió ignorar las voces… “Malditos Gallywix… callaos, necesito un momento a solas”… y no volvieron a hablar.

Se había deslizado por los oscuros callejones del puerto de boralus hacia una taberna de alguien confianza. A esas horas de la madrugada, marineros honrados deseosos de buscar un poco de entretenimiento tras un largo día de faena en el mar, se mezclaban con gente un poco más turbia…

Cuando entró en el local, un golpe de calor le dió la bienvenida. Dentro había un gran jolgorio, una animada banda tocaba en una esquina, bastante bien, en opinión de Shindael, para la más que evidente embriaguez que llevaban. El resto de parroquianos bebía y reía disfrutando de una festividad a nosequé historia del mar… cosas de Kul Tiras.

“Intentaré tomar algo tranquilamente antes de que empiece la primera pelea”. Se acercó a la barra y esperó pacientemente a que el camarero la viera.

Un humano, cercano a los cincuenta, notó que se encontraba esperando ser servida. Esgrimió una sonrisa y se acercó hacia Shindael.

– Querida, vas demasiado tapada para el calor que generan todos estos borrachuzos. Debes estar asándote con esa capucha hasta arriba. - dijo sonriéndole.

– He entrado sin ella puesta… y mira como se me ha quedado la cara y el pelo del calor y del olor - respondió Shindael entre risas al tiempo que se quitaba la capucha y descubría su cara.

El camarero se quedó boquiabierto mientras la miraba, y titubeando le dijo:

– Pero canija, ¿qué te ha pasado?

– Una larga historia Tony… - dijo mientras se pasaba la mano por su antigua melena rubia… - pero estoy bien, no te preocupes. - dijo mientras sonreía y le giñaba un ojo.

-> Te veo mucho peor a ti querido, no te queda ni un pelo que no sea una cana.

– ¡Ja! Mis precioso pelo canoso causa furor entre las damas querida. - dijo mientras se frotaba la cabeza y reía a pleno pulmón.

– Seguro que sí querido…- respondió Shindael socarronamente. Se inclinó ligeramente sobre la barra con los brazos extendidos. - Ven aquí anda, dame un abrazo viejo gañán.

EL camarero la abrazó al tiempo que reía al tiempo que gritaba.

– ¡Ven a mis brazos canija! ¿Cuanto tiempo ha pasado querida? ¿2?¿3 años?

– 2 años sí. - respondió Shindael separándose del camarero. Echó un vistazo rápido a su alrededor- Veo que te va bien en este bar.

– Siiiii, no me puedo quejar… los marineros tienen buen beber y comer. ¡Mucho mejor que la gente estirada de Ventormenta!.

– Pero se pelean más y son más grandes… - Respondió Shindael imitando a un marinero fortachón.

– Así es querida… un día me usarán de mondadientes… pero mientras tanto, al menos hasta el día de hoy, me respetan. ¡Nunca subestimes el poder de estar tras una barra elfa canija! - dijo mientras adoptaba una pose triunfal.

– Jejeje… - rió en voz bajita Shindael. - Ponme algo de beber anda. ¿Tienes algún vino bueno?-

– ¿Para una de mis elfitas favoritas? Te voy a sacar una delicatessen que me trajo un marinero de… no me quiso decir de donde. Pero es un vino de los mejores. - dijo mientras se alejaba de la barra hacia la trastienda.

Shindael esperó apoyada en la barra mientras observaba como alguien tenía que sujetar a uno e los músicos borrachos para que no se cayera de encima de la mesa. Era curioso como no podía mantenerse en pie… pero tocaba el violín con más precisión que si fuera una máquina gnómica. Justo en ese momento Tony volvió y le puso una botella delante y una copa.

– ¡Toda para tí canija! ¡Invita la casa!.

– De eso nada viejo.

– En mi bar mando yo canija. Y ni una palabra.

Shindael se encogió de hombros y mientras le sonreía, le dio las gracias. Tony respondió girando la cabeza restando importancia al gesto mientras sonreía ampliamente enseñando su extrañamente bien conservada dentadura.

– Y dime, ¿cómo le va a Val? A ella hace más tiempo que no la veo todavía.

Shindael, que estaba dándo un trago de vino en ese momento, se atragantó cuando Tony le pregunto por Valeera, provocándole una tos que hizo que escupiera el vino en la espalda de un fornido marinero que estaba junto a ella en la barra… el hombre iba tan borracho que ni se enteró del manchurron de vino que llevaba en la espalda…

Tony comenzó a darle unos golpecitos en la espalda a Shindael mientras esta tosía y se daba golpes en el pecho, tratando de pasar el mal rato del atragantamiento.

– ¡Canija, ni que te hubiera preguntado por un hordo! ¿Estás bien?

– Cof cof… sí… cof… gracias… Pues, Valeera… tuvimos un problemilla… y ahora no puede ni verme.

– ¿Pero que me estás contando? ¿Las dos canijas huérfanas de Ventormenta peleadas? ¡Si erais inserparables!

– Ya…

Tony notó que Shindael no quería hablar de aquello, así que no siguió insistiendo.

– Bueno, espero que solucionéis vuestros problemas pronto. ¡Elfas!

– Si… ¿oye tienes algún sitio tranquilo para que disfrute del vino? No quiero interrumpirte mientras trabajas… y necesito pensar un poco…

– Claro canija… ¿ves aquellas cortinas? - le dijo señalando unas cortinas sucias que había al final de la barra -. Dentro hay una mesa muy cómoda donde solemos jugar a las cartas. Ahora mismo no hay nadie. Entra y siéntete en tu casa. Cuando haya menos gente me reuno contigo.

– Gracias Tony… te veo ahora.

Cogió su vino y se dirigió al reservado… necesitaba un tiempo sola, para disfrutar del vino y para poner un poco en orden sus pensamientos…

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Aquella mañana,había hecho una vigilancia de los movimientos nagas…
La sorpresa fue grande,tras verse involucrado en una escaramuza,uno de ellos había dejado caer un medallón.
Intrigado,porque los símbolos parecían de época muy antigua,consultó con el experto tortoliano Kajo. Cuando hablaron,y le mostró lo encontrado,sus sospechas se vieron confirmadas,la maldita daga,aquella de la que había hablado con su amada,apenas un par de días antes…¡Se encontraba ante el!
Siguiendo las indicaciones de Kajo,la llevó a un viejo altar,donde sus sospechas se vieron confirmadas…
Un ente antiguo moraba dentro,y susurrándole en su mente,le instaba a ser liberado.
El paladín dudó,si aquel ente se liberaba…no obstante,y recordando las palabras de uno de sus mentores,decidió “conocer” al enemigo,a pesar de los riesgos,para anticiparse a sus movimientos futuros. Y en eso andaba el paladín,tratando de llegar hasta el final del asunto…

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Hême apareció en el palacio goriano y se dirigió a la sala de reuniones, que encontró vacía. Enfiló el camino hacia las murallas y al fin encontró a sus compañeros. Karyesus estaba observando cómo su súcubo danzaba entre los estantes llenos de armas y armaduras, mientras Zanrek estaba sentado fumando de su pipa mientras jugueteaba con una bolsa de monedas de oro. El Illidari se acercó a sus compañeros y les comunicó las últimas noticias. Al enterarse de la alianza que había formado su compañero, el mago y el brujo hicieron un gesto de sorpresa, pero escucharon.
-Así que Nazjatar, ¿eh?-dijo Karyesus al terminar el cazador de demonios.
-¿Tenemos a unos pescados y a un pulpo molestando? Vaya.-dijo Zanrek.
-Sí. Pero pase lo que pase, no traicionaremos a Sylvanas.-dijo Hême.- Ya puede volver el mismísimo Sargeras, pero no traicionaremos a la Jefa de Guerra.
-Por supuesto. Esta guerra me está haciendo ganar aún más oro.-dijo Zanrek.
Karyesus asintió para mostrar su conformidad y volvió con su súcubo. Yavarix hizo lo propio y volvió a su pipa con parsimonia. Hême subió a las almenas y decidió visitar Suramar, ya que no iba desde… desde la muerte de Menaleth y su esposa.
Sin más tardar, cruzó el portal a la preciosa urbe shal’dorei y caminó por sus calles.
Aún recordaba a los demonios infestando esas mismas calles… parecía que una eternidad hubiese pasado desde el ataque de la Legión, por el aspecto de la ciudad. Mientras cavilaba y se maravillaba con la arquitectura de los nocheterna, topó por accidente con un obstáculo y trastabilló hacia delante. Se volvió para ver qué había pasado y descubrió a una shal’dorei, que se frotaba la cabeza con gesto dolorido mientras recogía varias botellas de vino de arco que habían caído al suelo.
-¿Estás bien?-preguntó el Illidari mientras se acercaba para verla mejor.
-Sí, no te preocupes… estaba distraída.-respondió la elfa mientras se volvía.
Al ver su rostro, Hême se quedó parado en el sitio. Era muy hermosa, sus rasgos violáceos no presentaban ningún signo de vejez y su pelo níveo caía en cascada por sus hombros. Tenía una diadema en la que había engarzada una gema celeste que hacía juego con sus ojos plateados, y llevaba un largo vestido que mezclaba el dorado, el blanco, el morado y el coral. Entre los pliegues de sus ropas había numerosos pergaminos y libros, que indicaban que era una hechicera, y tras su cabeza flotaba una suerte de corona. De su espalda pendía un bastón con la misma gama de colores. Pero lo más importante… le recordaba extrañamente a alguien.
-Mi nombre es Shivadel Frutoarcano.-se presentó la maga.- Encantada, Hême.
El Illidari se quedó patidifuso. No le sorprendió que lo conociera, pues ese apellido no era nuevo para él. Shivadel era… la hermana de Menaleth.
-Un placer conocerte al fin.-dijo Hême.- Siento lo de tu hermano.
-Sé lo que hiciste por él. Pero me gustaría ver sus cenizas.-le dijo la elfa.
-Será un placer, si me acompañas.-dijo el Illidari ofreciéndole la mano.
La shal’dorei cogió delicadamente la mano del cazador de demonios, que a su vez la asió por la cintura y alzó el vuelo. Tras unos minutos, llegaron al templo faldorei donde había caído Menaleth. Avanzaron por los tortuosos pasillos hasta llegar a la fuente en la que estaban las cenizas del hechicero.
-Vaya…-dijo Shivadel acercándose a la fuente con paso lento pero firme.
-Puedes llevártelas si quieres.-ofreció el Illidari refiriéndose a los restos.
-Gracias.-dijo la elfa mientras encerraba las cenizas en una esfera arcana.
La esfera desapareció y la maga se acercó al cazador de demonios. Sin embargo, cuando iba a hablar, un siseo rompió el silencio. Al instante la sala se llenó de faldorei. Antes de que la maga pudiera reaccionar, Hême desenvainó sus gujas y destrozó a las arañas en cuestión de segundos, dejando los restos esparcidos por el suelo.
-Menaleth murió por mi causa.-confesó el Illidari.- Yo lo envié aquí. No dejaré que mueras tú también. Se lo debo a mi amigo.
-Gracias.-susurró Shivadel acercándose aún más a él.-Pero no hace falta que cuides de mí. Soy la mejor maga que ha habido en nuestra familia desde hace siglos.
-No importa.-respondió el Illidari.- Si me necesitas, vendré en tu ayuda.
La verdad era que desde la primera vez que había visto a la elfa, y había escuchado su melodiosa voz, había sentido algo que no quería admitir. Algo que no sentía desde hace décadas. Algo que no sentía desde aquel día en que se convirtió en cazador de demonios. Por eso, cuando la shal’dorei se acercó a él aún más, no se resistió. Y allí, en aquella sala bañada por la luz de las lunas, se besaron.

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Ohhhh Hême tiene corazoncito

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