De acuerdo,procuraré dejar el mayor número posible con vida,pero si mi experiencia anterior sirve para algo,salgo que sean excepcionalmente fuertes…caerán muy fácil.
En fin…que comience el baile…
Hême asintió con la cabeza y se lanzó a la batalla.
Cargó contra un grupo de hechiceros naga y los encarceló a todos en una celda demoníaca, repitiendo el mismo proceso con cada uno de los serpentinos seres. No fue demasiado difícil. Argentsword, por su parte, se apañaba bastante bien. Al ver que su compañero no necesitaba ayuda, decidió divertirse un poco. Vio a un bruto naga y cargó contra él transformándose en demonio, y cuando llegó esquivó un golpe del enorme ser y golpeó con sus gujas los tendones de las piernas. El naga cayó pesadamente al suelo, donde Hême lo destripó y consumió.
-Qué delicia. Tiene un regusto a pescado.-se relamió.
Acabado el festín, se reunió con el paladín, que mientras lo esperaba había juntado a los nagas y los había apretujado en las celdas demoníacas.
-Perfecto. Ya podemos irnos.-dijo el Illidari.
-Espera… ¿cómo vamos a mover esto?-preguntó Argent.
-Es fácil. Puedo teletransportar las celdas.-respondió.
-Bien entonces. Vámonos.-dijo el paladín.
Hême desplegó sus alas y alzó el vuelo, mientras Argent lo seguía de cerca con su fénix. Tras un rato llegaron a Dazar’alor, desde donde fueron a la sala de portales.
-Este es el plan. Nos vamos a Lunargenta y de allí a las Tierras de la Peste. Kranem me ha dicho dónde está la casa de tortura, así que llegamos, invoco a las celdas y llamo a mi hermano. ¿Bien?-explicó el cazador de demonios.
Argent observaba de reojo como combatía el cazador de demonios,y se le veía con mucha eficiencia,aunque le pareció que disfrutaba con la matanza…
Ese tipo de cosas eran las que hace mucho tiempo,separaron al paladín de los métodos de la horda. Demasiado sangrientos para su gusto. Al paladín no le gustaba matar,cuando lo hacía,por necesidad,trataba de “ensuciarse” lo menos posible. Un trabajo limpio,y mortífero,pero sin provocar una lenta agonía.
Nunca podría entender,el apetito que muchos combatientes de todas las razas,parecían manifestar por la sangre de sus enemigos. Contempló con un gesto de repugnancia,como el cazador se comía a una de sus víctimas…¡puag! Pensó…
En fin,acabo su labor con la eficiencia habitual,y de acuerdo con los planes del cazador,se desplazó directamente a Dalarán,desde donde pasando el portal se encontraba en la sede de los paladines,en tierras de la peste…
Hême observó cómo el paladín se iba hacia el portal de Dalaran y dedujo que aparecería en su sede de clase.
Así pues, el cazador de demonios se dirigió al portal a Lunargenta y una vez allí desplegó sus alas y alzó el vuelo. Tras varios minutos llegó a las Tierras de la Peste, y silencioso como un búho se posó en el tejado de la Capilla Esperanza de La Luz. Unos segundos después el paladín salió del edificio y se paró a unos metros. El Illidari saltó y cayó justo al lado de Argent, que se sobresaltó ligeramente.
-Vale. Ahora sígueme, y ten cuidado.-dijo Hême.
Argentsword asintió con la cabeza y se dispuso a seguirlo. El Illidari desplegó sus alas y el paladín invocó a su fénix, y tras varios minutos de vuelo llegaron a la casa de tortura que usaba Kranem. Era una construcción de base redondeada y con varios picos que salían de sus lados.
-Argent, te aviso de que aquí huele un pelín fuerte-advirtió el cazador de demonios.
El paladín arrugó el gesto a modo de confirmación.
Hême se concentró y comenzó a acumular poder vil en una zona concreta. A los pocos segundos un resplandor verde inundó el área y las jaulas repletas de nagas aparecieron.
-Vigila a los nagas, voy a llamar a Kranem.-dijo Hême.
Mientras Argent comenzaba a revisar las jaulas para asegurarse de que no había inconvenientes, el Illidari sacó su comunicador y recitó unas palabras. Al instante el aparato se iluminó y Hême transmitió el mensaje.
Para confirmar que el mensaje había sido recibido, el comunicador de la Legión parpadeó y se apagó.
-Viene de camino.-informó el cazador de demonios.
-Bien. Espero que no tarde mucho.-dijo el paladín.
Dicho y hecho. En pocos segundos una forma oscura apareció en el contaminado paisaje, y al acercarse más la pútrida niebla que cubría la zona desveló a un gigantesco dragón no-muerto montado por una figura.
El leviatán de escarcha se posó en el suelo y su jinete descendió de un ágil salto. Al ver a los nagas y al paladín, un atisbo de sorpresa pareció adivinarse en el impasible rostro del caballero de la muerte.
-Buenas, hermano.-dijo al pasar.-Gusto en conocerle, Argentsword. Me han hablado de usted.-dijo acercándose al paladín, que lo observaba con gesto desconfiado.
Si es que no os puedo dejar solos…XD
En cuanto Xavia descubrió el encarcelamiento de su prima Xilandra acudió de inmediato a los calabozos de Lunargenta. Al llegar los guardias le negaron el paso. - Dejadla pasar. - dijo con autoridad Lady Liadrin que se encontraba por allí por casualidad. Xavia asintió a su oficial y se dispuso a entrar en el edificio, pero la líder de la orden la agarró del brazo y le susurró al oído. - Espero que no hagas ninguna tontería. Ya estoy cansada de lidiar con rebeldías. - Xavia miró a su capitana y asintió.
Xilandra se encontraba serena sentada en el camastro de aquel habitáculo. A pesar de su situación tenía algo que agradecer a Sylvanas, las celdas de Lunargenta sin duda eran más cómodas que las de Orgrimmar. La bruja mantenía su mirada en el suelo y solo la alzó al ver llegar a la paladina. Sonrió levemente y se levantó del camastro y se dirigió y puso sus manos sobre los mismos barrotes que sujetaba su prima. Xilandra advirtió como el guardia que vigilaba su encuentro se tensó mientras hacía ademán de desenvainar su espada. Xavia se extrañó de ese gesto de su prima hasta que se dio cuenta de que solo sujetaba los barrotes con tres dedos de cada mano. Xilandra no se había rendido al infortunio. Aunque Xylenia ya no estuviera la Triple X continuará luchando por lo que sería justo. Recibido el mensaje ambas primas mantuvieron la conversación que se habría de esperar en esas circunstancias.
Terminado el encuentro, Xavia abandonó aquel desalentador edificio con las ideas claras sobre lo que hacer a continuación. Lamentablemente, debería decepcionar a Liadrin. Pero las Solcalidos no son fáciles de someterse a la voluntad de otros.
Por cierto Argent, ¿quieres responder o sigo con lo de los nagas?
Puedes seguir,cazador. Estoy “observando” como realiza la tortura el caballero de la muerte. En función de lo que obtengas del interrogatorio,veré si puedo aportar algo…
Ah vale, perfecto entonces. ¿Prefieres quedarte fuera mientras hacemos el trabajo o quieres entrar? Lo digo porque como eres paladín lo mismo no te hace gracia entrar en un edificio de la plaga.
Kranem pasó unos minutos observando a los nagas, y tras esto asintió con la cabeza y se giró hacia ellos. Dio unos pasos y se paró en seco delante de su hermano.
-Limether, libera a uno de los nagas.-dijo el caballero de la muerte.
Hême hizo lo que le pedía y abrió una de las jaulas. La hechicera naga que la ocupaba intentó huir, pero Kranem chasqueó los dedos y unas cadenas heladas la aprisionaron.
-Tráela adentro. Vamos a empezar el juego.-ordenó su hermano.
El Illidari agarró a la naga por el pescuezo y la arrastró hasta la casa de tortura.
Una vez cruzaron el umbral de la puerta, el olor a sangre y putrefacción inundó sus fosas nasales. Tras recorrer un pequeño pasillo, llegaron a la sala principal.
Innumerables instrumentos decoraban las paredes, desde cuchillos hasta máquinas que nunca antes había visto. Rodeando la camilla central había varias máquinas de mayor tamaño, cada una más perturbadora que la anterior. Kranem levantó a la prisionera y la colocó en la mesa del centro, atándola con cadenas oxidadas.
-Muy bien.-dijo su hermano.-¿Qué puedes decirme de Azshara?
-No hablaré. No ssabréiss nada.-dijo la hechicera.
Kranem sonrió y se dirigió a una de las paredes. Cogió un pequeño instrumento, parecido a un rodillo con púas. Se acercó a la naga y colocó el artefacto sobre su cola serpentina. Congeló las púas y comenzó a ejercer presión a la vez que desplazaba el rodillo. Las púas se engancharon en las escamas y rajaron la carne haciéndola jirones, mientras la prisionera gritaba, presa de la agonía. Cuando su cola estuvo destrozada, el caballero de la muerte se detuvo.
-¿Qué puedes decirnos de Azshara?-repitió Kranem.
-He dicho que no hablaré. La Reina oss matará-escupió la hechicera.
Kranem cogió un cuchillo de la pared y lo congeló. Acto seguido lo acercó al cuerpo de la naga y presionó la hoja contra el pecho de la prisionera, sobre los pulmones. Realizó varias incisiones y dejó el cuchillo sobre la mesa.
-Voy a arrancarte las costillas una a una. Te conviene hablar.-dijo con calma Kranem.
-Jamásss-susurró la hechicera jadeante.
El caballero de la muerte introdujo los dedos en una de las heridas y agarró la costilla. Tiró de ella y la arrancó, sacándola de su cuerpo. Repitió la misma operación con cada una de las restantes costillas, hasta sacarlas todas.
-¿Quieres hablar?¿O pasamos al siguiente?-preguntó Kranem.
-Moriréisss por la gloria de la reina Azsshara.-jadeó.
-Perfecto.-repuso él mientras movía la mano hacia la hoja.
Cogió el cuchillo y clavó firmemente el arma en la frente de la naga.
Tras varias horas, llegaron por fin al último naga, que era un importante comandante encargado del campamento. Habían sacado algunos datos sueltos, pero ninguno en claro. Hême trajo a rastras al naga, que soltaba improperios sin cesar.
-¿Qué sabes de Azshara?-preguntó Kranem tras atar al prisionero.
-No hablaré. Essstáiss perdiendo el tiempo-dijo el naga.
Kranem sacó sus espadas gemelas, que rezumaron magia de Escarcha. El caballero de la muerte las sostuvo sobre el guerrero serpiente y las cruzó, provocando que el brillo de las hojas aumentara su intensidad. El naga profirió un grito de pura agonía, parecido al que producen las almas en pena.
-Nazjatar… nuesstra capital… ssurgirá… de lass… profundidadesss.- jadeó el naga, exhausto- Azsshara oss matará a todoss… pronto… N’zoth… desspertará…
-Ya tenemos lo que queríamos.-dijo Hême.
Kranem asintió y clavó sus hojas gemelas en el cuerpo del naga, cuyos ojos y boca se iluminaron con un resplandor azul mientras la vida abandonaba su cuerpo. Tras consumir el cuerpo, Hême salió con Kranem de la casa de tortura.
-Ya he terminado. Si me necesitas de nuevo llámame.-dijo Kranem.
El caballero de la muerte llamó a su montura, que se acercó a él. Kranem subió a la gigantesca vermis de escarcha acorazada y tras despedirse con un gesto alzó el vuelo y se perdió en la pútrida niebla que cubría la zona.
-Bueno, Argent. Tenemos información útil.-informó Hême acercándose.
-Perfecto. Cuéntame.-respondió el paladín.
-Nazjatar, la capital de los nagas, se alzará. N’zoth, uno de los dioses antiguos, despertará.-dijo Hême.
-Bien. Hablaré con Menel y te llamaremos.-respondió el paladín.
-Perfecto. Hasta que nos volvamos a ver, Argent.- se despidió el Illidari.
El elfo demoníaco pronunció un conjuro, y apretando su piedra negra, desapareció.
Alleria la miraba fijamente, expectante ante la respuesta que Shindael le pudiera dar. Shindael se removió incómoda en su silla.
– Sé quien eres… y a que te dedicas - añadió Alleria mientras daba un sorbo de vino.
Shindael la miraba en silencio. No le extrañó que Alleria la conociera, seguramente tendría acceso a la información que tiene el IV7 de ella, y la habría ojeado antes de acceder a ayudarla con las voces.
– Sabes que no puedo hablar de ello. - respondió tajante Shindael.
Alleria seguía mirandola fíjamente. Daba la sensación de que estaba leyéndole la mente simplemente con mirarla con aquellos ojos de un color azul intenso. Frunció un poco el ceño, se reclinó hacia Shindael y dijo muy seriamente:
– Ibas detrás de mí, ¿verdad?.
Shindael miró hacia otro lado sin decir nada.
– ¿Tengo que preocuparme de tí, querida? - dijo Alleria en un tono ligeramente amenazante.
Shindael se levantó y mirándola gritó visiblemente alterada:
– ¡Yo nunca aceptaría un trabajo que implicara hacerte daño, Alleria!- agacho la mirada y apretó fuertemente los puños- Para mí eres una hero.ína… mis padres lucharon y murieron junto a tí la segunda guerra. Siempre me hablaban de lady Alleria Brisaveloz, orgullo de los queldorei…
Alleria la miraba con una mezcla entre sorpresa y compasión. Shindael volvió a alzar la vista y dijo friamente:
– No solo no aceptaría ese trabajo… sino que mataría al momento a aquel que pidiera que te hicieran daño.
Alleria se mantuvo en silencio durante unos segundos, mientras observaba a la pícara. Rara vez solían expresar sus sentimientos… y las palabras parecían haber salido de su corazón. Se levantó, le puso una mano en el hombro y dijo con un tono maternal:
– Muchas gracias por tu sinceridad, Shindael. - Le sonrió y prosiguió - Pero aún sigo con la duda… ¿como acabaste convirtiéndote en una rendorei?
Shindael se frotó la cara… mientras pensaba titubeante. No quería mentirle a Alleria… así que le contaría lo justo sin desvelar más detalles:
– Si que es cierto que mi trabajo implicaba seguirte… pero no para lo que te imaginas, dejémoslo ahí. Cuando atravesaste aquella falla junto al adalid de la alianza - prosiguió sin dar tiempo a Alleria a hablar - no me quedó más remedio que cruzarla también.
-> Al cruzar aquella falla… me encontré en aquel plano del vacío lleno de islas flotantes… rodeada de la gente de Umbric siendo invadida por energía del vacío. Miré a mi alrededor para tratar de encontraros a ti y al adalid… pero no había ni rastro de vosotros. Junto a mi había una magistrix… una especie de cubo del vacío se encontraba flotando en el aire, enfrente de ella. Del cubo emanaba un gran chorro de energía del vacío que impactaba justo en el centro de la magistrix.
Tomó aire un segundo, miró a Alleria que no perdía detalle de lo que decía, y prosiguió con su relato:
– Gritaba y tenía la cara desencajada… parecía que le dolía. Así que… intenté ayudarla… La agarré del brazo para intentar separarla del caudal de energía del vacío y… una gran energía me invadió. Perdi el conocimiento al instante…
En ese momento Shindael cogió su larga melena, y pasando los dedos a través de su pelo, como mostrándoselo a Alleria, siguió su relato, con cierto tono de pesadumbre:
– Cuando desperté… mi melena rubia había desaparecido, mi voz había adquirido una especie de eco… y mi piel se había vuelto de un tono azul pálido - dijo tocándose la cara.
Alleria la miró con ternura. Tras unos segundos pensativa, volvió ponerle la mano en el hombro y le dijo:
– Así que acabaste viéndote involucrada… pero intentar ayudar a una magistrix que no conocías de nada… Eres una pícara ciertamente extraña Shindael, cualquiera en tu gremio la habría obviado y habría seguido hacia su objetivo. - dijo sonriéndole.
-> Gracias por haberte sincerado conmigo… Vuelve a verme siempre que necesites algo de mi. Y recuerda… - con un dedo le tocó la frente - no dejes que los Gallywix de tu cabeza se hagan con el control de lo que es tuyo.
Shindael le sonrió al tiempo que un “gracias” salió de sus labios. Se giró, se dirigió a la ventana, y tras un vistazo rápido al exterior, salió de la habitación de Alleria…
La información obtenida por medio de la tortura,no hacia más que confirmar las sospechas que el paladín albergaba hacia tiempo,viendo la actitud de los nagas…
Sin embargo,mientras se dirigía hacia su casa en Cuna…¡que ganas tenía de abrazar a su amada!.. Había algo discordante que rondaba por su mente. Si realmente era el advenimiento de N’zot,no tenía sentido que se alzase la antigua capital elfa. Más bien esperaría que alguna de las urbes del imperio negro, fuese la elegida. Sin embargo…
El hecho de ser la antigua capital y no otra,habia encendido las alarmas en su cabeza. Había dado por sentado,que Azshara era un títere de N’zot,no había contemplado la posibilidad de que fuera al revés. Que fuera Azshara quien tuviese de alguna manera,sometido a N’zot…
Aquello era muy inquietante,porque realmente significaría,haber subestimado el poder de la reina…
Aterrizó delante de casa,y fue hacia la entrada donde le esperaba su amada…
-Cariño,se me ha ocurrido algo,y creo que tenías razón…
Y dándole un dulce beso,la cogió por la cintura,mientras atravesaban el umbral abrazados…
Había estado esperando toda la noche,leyendo lo que se sabía de los nagas, mirando mapas y las ubicaciones más frecuentes de ellos.Tenían la costumbre de establecerse cerca de antiguas ruinas de su antaño gloriosa ciudad,antes de que el pozo de la eternidad explotara.
Aún podía cerrar los ojos y verla, Zin Azshari,la Gloria de Azshara…aunque como su Suma Sacerdotisa había nacido en Suramar,de pequeña su madre la había llevado en un par de ocasiones a la capital de su raza,a por viales y componentes raros para sus recetas de alquimia.
Quizás era su percepción al ser una niña,pero era una ciudad inmesa,perfecta,gloriosa,y el pozo era obra de Elune,o eso creía ella,que su diosa los había bendecido con aquella fuente de poder…El tiempo y los hechos le habían demostrado que el poder corrompía,que la magia arcana provocaba adicción.
Recordó a Elorienne y la forma en la que se había entregado al vacío,sus enseñanzas,y la forma en la que al final había cedido a los susurros y enloquecido.Siempre había dominado el poder de las sombras,desde el respeto y la responsabilidad de usar un poder tan oscuro y sombrío.Había prometido apartarse de ese poder por el bien de sus hijos.Sin embargo…sus incursiones en las islas junto a su cuñado Soul le habían dejado claro que no dominaba el poder de la luz.Cuando se dejaba llevar por su forma más sombría era casi imparable y los enemigos caían a sus pies casi sin esfuerzo.Era una de las razones por las que había dejado de combatir,se desesperaba ante lo inútil de la luz en sus manos.
Pero no volvería a usar las sombras.Y si ello implicaba dejar de luchar lo haría. Quizás solo debería dedicarse a sanar…
La noche había pasado entre café,libro, pensamientos y preocupaciones.Confiaba en la habilidad de su amado y aunque no le gustase admitirlo…en la frialdad ejecutora de Sangresol,se notaba a leguas que era uno de los asesinos más mortíferos de Illidan…y conocía de sobra las técnicas del antiguo Señor de Terrallende demasiado bien.Fue esa frialdad ejecutora,ese “el fin justifica los medios” lo que le hizo abrir los ojos en su día y darse cuenta de que había idealizado al cazador de demonios.
Se levantó al escuchar el chillido del fénix de Argent dejando el pensamiento atrás y fue a recibirlo a la puerta.Aunque solo habían sido unas horas lo había echado de menos y estaba preocupada.
Esperaba que no lo hubieran herido y que hubieran conseguido sacarle información a los nagas.
Argent bajó de su montura y le dijo algo que no esperaba:
-Cariño se me ha ocurrido algo,y creo que tenías razón…
La besó antes de poder replicar nada y entraron abrazados.No pudo evitar sonreír de manera misteriosa.El paladín la miró levantando una ceja.
-No es nada…estaba pensando en culturas antiguas-respondió la sacerdotisa con una sonrisa.
Esperaba que él pensase que hablaba de los nagas o de su raza antes del pozo de la eternidad.Sin embargo la sonrisa que él le devolvió la hizo reír en alto.
Pero cambió inmediatamente de tema.
-En que se supone que tenía razón mi amor?que habéis descubierto?
Oinss Menel, que me sonrojas
Y eso que no te he visto despellejando nagas XD
Iba a volver a tener nauseas por “el pescado”
Hombre si estar en Boralus de pocos meses casi te hace potar algo del tamaño del ego de Azshara, imagínate eso XD
De los nagas lo esperado,sin embargo,me preocupa el alzamiento de la antigua capital…
Creo recordar que una ocasión dijiste,que la luz de luces,era una hechicera muy poderosa.
Cuando se produjo el cataclismo que anegó su ciudad,apareció N’zot,el más débil de los dioses antiguos,y un oportunista nato.
Realmente,no tiene,ni el,ni ninguno de sus hermanos,tanto poder. Piensa que unidos pudimos desterrarlos,o encadenarlos. Pienso que no tiene tanto poder como el mismo presume,y no me cabe duda,de que Azshara, era muy,muy,poderosa en su época…
Si no recuerdo mal,en algún punto,manifestaste dudas,acerca de que N’zot sometiese a Azshara…
¿Podría ser lo contrario,amor mío? Tal vez…¿Azshara controlando a N,zot?
Argent vio que su amada no se sorprendía de sus conclusiones,y vio la cara de concentración, con el ceño fruncido que ella ponía cuando se concentraba seriamente en una idea…
Sonrió con dulzura,conocía ese gesto…
Mmmmm…-dijo pensativa-Azshara siempre fue muy poderosa,Illidan me comentó en su día que la belleza y perfección de Azshara eran producto de un hechizo tan magnífico que ella misma había creado, que solo él se había dado cuenta y lo había hecho tras el “regalo de Sargeras” cuando le cambió los ojos dorados por dos orbes viles.
El paladín torció el gesto al escuchar el nombre del Señor de Terrallende.
-Se además lo manipuladora que era,Dath Remar llegó a contar en su día que había sometido a demonios de la propia Legión a su voluntad y que incluso la temían a ella y su poder.Y que casi pudo detener el cataclismo que provocó el pozo al explotar.Detrás de su fingida languidez había un poder,una crueldad y una frialdad…-se le quebró la voz.
-Nos mandó masacrar amor,como a animales,para hacer un mundo más bello,a su imagen y semejanza…y lo hizo,a la imagen de su podrida y retorcida alma.
-Ojalá se hubiera ahogado en el fondo del mar,ella y sus altonato…Pero N´zoth…quizás si,quizás haya sido capaz de controlar al Dios Antiguo durante diez mil años encadenado en su prisión…de ella podría esperarme cualquier cosa.La odio tanto como a Sylvanas Brisaveloz.
-si Azshara se va a levantar con o sin N´zoth solo puede hacerlo desde un sitio…Nazjatar…lo que queda de su antigua ciudad.Su palacio que era inmenso se hundió entero en el pozo.Que Elune nos asista si lo que sospechas es cierto…La reina Azshara controlando a un dios antiguo? Es peor de lo que pensaba,pero no es improbable,esa malnacida…
Gritó de rabia y frustración.Hasta cuando su antigua reina seguiría atormentando a su pueblo?
Argent la abrazó para tranquilizarla.
-Conseguiremos detenerla amor,no se cómo pero lo conseguiremos,no dejaré que les pase nada a nuestros hijos.
Menel suspiró contra su cuello…
-Eso espero amor…eso espero…
Eilyria no había vuelto a pisar Dazar’alor desde que perdió el control de sí misma. Aunque los recuerdos de aquella experiencia ya no le atormentaban estar de nuevo en aquella ciudad no le traía ningún ápice de paz. No solo por los recelos que mostraban los residentes, ni siquiera el hecho de tener que someterse a la voluntad de Nathanos sino por el verdadero motivo que se encontraba allí. Las palabras que le susurró a su prima aún permanecían frescas en sus recuerdos: “Sabes que hay algo más importante que esta guerra. Xylenia lo sabía y confiaba en ti… Y ahora que no está necesitarás a alguien más cerca de Sylvanas. No te rindas aún, la misión no ha concluido”.
Eilyria siempre le había sido leal a Sylvanas, siempre había confiado en ella, la respetaba, la admiraba… Pero esa Sylvanas puede que ya no existiera, que la oscuridad ante la que ella misma había sucumbido pudiera regir los pasos de la Reina Alma en Pena. Y si existe la más mínima posibilidad de que eso sea posible, ella debía estar preparada para hacer lo necesario. Eilyria jugará su papel como leal servidora de la Jefa de Guerra, como un perro fiel.
Creo que ésta pícara va detrás de Alleria