Winter permanecía un tanto conmocionada.Lo sucedido la noche anterior,le había…cambiado.
Tras ser levantada como dk,su mundo y la percepción del mismo,había cambiado absolutamente.
No había esperado la reacción del que en vida fuera su prometido. Cuando le propuso casarse,a pesar de todo,no lo había llegado a entender.El sacrificio de toda una vida en pareja,renunciando a los momentos de intimidad,le parecía atroz para el.
Sin embargo,el había sido tajante al respecto, y casi le “obligo” a realizar los votos,en la abadía de Ventormenta.
Tan sólo Dawn,y algunos amigos habían asistido al enlace.Su “otra” familia,por motivos obvios,no había asistido.
No obstante,las espadas gemelas que portaba,eran obra de su cuñado. Aquel “loco” Sin’dorei,encabezonado en cambiar el mundo.
En sus años de matrimonio,pocas veces habían coincidido con su marido.Ambos estaban en una constante lucha contra el mal,recorriendo todo Azeroth,para de alguna manera mitigar aquel dolor profundo que les causaba su amor.
Amor…parecía un concepto extraño,en alguien como ella.Sin embargo,debía de reconocer,que una admiración profunda le embargaba cuando pensaba en su marido…
Pícaro y travieso con respecto a todo lo referido al género opuesto,y cálido,tierno y dulce cuando estaba con ella.Con el tiempo,se había acostumbrado a sus excentricidades,y cada vez debía de reconocerse a si misma,que aquello que sentia por el era Amor…
La noche anterior,había sucedido algo maravilloso,y que nunca pensó que pudiera ser factible.Recordaba como ambos se sonrojaron,y como las manos de ambos temblaban por los nervios y la emoción.Ninguno de los dos había hecho aquello antes,y sin embargo…fue algo maravilloso.
Cuando a la mañana habían regresado,los lazos que les unían se habían vuelto indestructibles.Tenian la oportunidad de “vivir” aquello, y ambos sabían que no sería la última vez.
Volvió al presente,cuando su cuñado le presentó a su amada,y entendió que era una Kaldorei,pensó que definitivamente,el rubio se había vuelto loco.Al tratar con su cuñada,entendió que también ella estaba enamorada hasta las trancas.
Viendo la complicidad que ambos mostraban,siendo tan diferentes,entendió que el amor era la fuerza motora de todo.
Se encontró por fin en paz consigo misma,con su amor,y con el mundo.Cuando los “locos” miembros de aquella familia se juntaban…Una sonrisa tierna se dibujó en su rostro.
Aquel era un momento especial en su vida,y estaba dispuesta a disfrutarlo al máximo…