Con un respingo, la elfa de sangre se revolvió en las sabanas. El sonido de la taberna subía por las escaleras y se colaba entre las maderas de la habitación. Aunque era un mediodía cualquiera en Bahía del Botín, la resaca convertía el jolgorio y los gritos del salón principal en un ejercito de orcos cargando a la batalla, iba a estallarle la cabeza. Se levantó malhumorada para darse cuenta de que la habitación estaba patas arribas: varias botellas de ron y grog por el suelo, la ropa desperdigada por la habitación, sus hojas en el suelo y una bota aún puesta. Se prometería dejar de beber así, pero sabía con certeza que volvería a hacerlo en cuanto le viniera en gana, y más ahora que llegaba el buen tiempo y disfrutaba con una buena jarra en la mano. Rebuscó en la mochila y saco un pequeño saquito con granos de café, los masticó lentamente mientras intentaba recordar lo que había ocurrido la noche anterior. No tuvo éxito alguno.
Se vistió y bajó al salón, algo más despierta. Como siempre, se movía con sigilo y cautela, con una mano cerca de la empuñadura y el oído bien pendiente de su alrededor, aún a plena luz del día ella prefería pasar desapercibida. Ni siquiera un entorno familiar le hacía sentirse a salvo ahora que los tirassianos volvían a moverse de manera activa por la zona. Simplemente no podía confiar en que alguno de ellos no la ensartará una mañana cualquiera.
Aquella mañana volvió a oír un nombre entre susurros: “Velas de Ceniza”. Lo había escuchado la semana anterior, y lo había vuelto a oír hace unos pocos días. Un nuevo grupo de piratas que empezaba a tener renombre. Se sirvió unos trozos de piña y coco y se quedó pensativa. Hacía 8 años que no surcaba los mares. Su pueblo ni siquiera se había unido formalmente a la Horda por aquel entonces. La brisa en sus cabellos rubios y la libertad que sentía a bordo de una nave era un vacío que pocas cosas podían llenar. El conflicto entre las dos facciones se había intensificado, la Horda ya no era lo que solía ser, y parecía que ambos bandos estaban destinados a destruirse el uno al otro en las nuevas contiendas.
Había tomado la decisión para cuando acabó el desayuno y se sirvió una copa de zumo de uvas. Buscaría a ese tal Kalgosh, líder de los Velas de Ceniza, y se haría de nuevo a la mar. Al menos disfrutaría todo lo que pudiera antes de que la guerra le alcanzara a ella.
Muy buenas, este es mi primer relato en foro (llevaba un tiempo queriendo publicar algo pero no me atrevía). Es un pequeño texto introductorio para este personaje de rol, que se dedicó a la piratería en los años 22-25 (en el periodo de la Classic) y que lo ha echado de menos desde entonces.
La hermandad mencionada ha sido creada recientemente por @Kalgosh y podeís encontrar su introducción aquí.
Espero no haber incumplido ninguna norma en el formato y que lo disfruteis. Nos vemos en los Mares de Azeroth!