Lo acaba de derramar este ser sin escrúpulos. Has de cometer muchos pecados para que te sea entregado uno.
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Para Bing no hay invierno demasiado frio, hay que llevar escote.
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Resumen
Era un día relativamente tranquilo y la taberna local estaba llena de viajeros buscando refugio del temporal. Haferet se encontraba en una mesa tranquila, meditando y saboreando un vino especiado, mientras su amiga Cable ajustaba unos extraños artilugios sobre la mesa con entusiasmo.
De repente, un sonido extraño captó su atención. Parecía un murmullo rítmico, como un tamborileo constante proveniente de una pared cercana. Haferet, con su percepción siempre aguda, alzó una ceja y miró a su pequeña amiga.
—¿Has oído eso? —preguntó la draenei con su voz suave pero firme.
Cable dejó de ajustar su aparato y frunció el ceño. —No es el típico ruido de una taberna, eso seguro.
Sin dudarlo, ambas se acercaron a la pared del fondo del sótano, donde el sonido se hacía más fuerte. Cable, llena de curiosidad, sacó un pequeño escáner de mano que brillaba con luz azulada.
—Interesante… —murmuró la gnoma mientras su aparato zumbaba y chisporroteaba—. Parece que hay una cámara oculta detrás de esta pared.
Haferet asintió, confiando en la perspicacia tecnológica de su amiga. Con un gesto de su mano, un aura de luz dorada envolvió la pared, permitiendo ver brevemente la estructura oculta detrás. Ahí estaba, un pasadizo secreto.
—¡Sabía que había algo extraño aquí! —exclamó Cable, emocionada—. ¡Vamos a ver qué es!
Con el escáner y una llave inglesa en mano, la gnoma manipuló un mecanismo oculto en la pared, y esta se deslizó hacia un lado, revelando una escalera que descendía a la oscuridad. Ambas se miraron con complicidad, y sin decir una palabra más, se adentraron en el pasadizo.
El aire se volvía más denso a medida que bajaban, y tras unos minutos llegaron a una gran cámara subterránea iluminada por extrañas luces flotantes. Pero lo que más llamó su atención fueron los objetos que llenaban la habitación: generadores de mundos, o al menos, eso parecían. Eran esferas brillantes, cada una con su propio paisaje miniaturizado en su interior, como bolas de nieve encantadas. Algunos mundos eran helados, otros desérticos, y otros parecían tener criaturas vivas que se movían en su interior.
—¡Mira esto! —dijo Cable, maravillada—. ¡Son como mundos en miniatura! Pero… parecen más que meros adornos. Siento energía dentro de ellos.
Haferet se acercó a una de las esferas y pudo sentir el flujo de la Luz dentro de ellas. Al tocarla, sintió una conexión con los pequeños seres que habitaban el mundo encapsulado. —Esto es increíble… parece que están… vivos.
Mientras exploraban más, descubrieron que estos generadores no eran meros juguetes o adornos. Cada uno era un universo en miniatura, autocontenido y autosuficiente. Sin embargo, muchos parecían estar en peligro, sus habitantes enfrentándose a catástrofes naturales, guerras o desastres mágicos.
—¡Tenemos que hacer algo! —exclamó Haferet con determinación, su instinto protector activado al máximo—. No podemos dejar que estos mundos sufran.
—Y lo haremos —respondió Cable con una sonrisa traviesa—. Pero primero, necesitamos descubrir quién construyó esto y por qué.
Así comenzó la aventura de Haferet y Cable, que las llevaría a descubrir un antiguo y olvidado gremio de ingenieros y magos que habían creado estos mundos como experimentos para replicar la creación misma. Sin embargo, algo había salido mal y los dejaron abandonados en esta cueva secreta, donde sus creaciones empezaron a deteriorarse lentamente.
Uniendo sus fuerzas —la sabiduría de la Luz de Haferet y la inteligencia tecnológica de Cable—, comenzaron a reparar los generadores de mundos, restaurando el equilibrio en cada pequeño universo y salvando a incontables criaturas en miniatura.
Pero sabían que este era solo el principio. Alguien, en algún lugar, estaba detrás de estos experimentos. Y pronto, descubrirían que el poder para crear y destruir mundos era algo que muchos codiciarían, y no todos con buenas intenciones.
Otro relatillo gepetero.
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Idrina aún consternada por la súbita desaparición del plano de la muerte caminaba en silencio ignorando cada bola de nieve que caía sobre su forma de oso como si fuesen el mismo aire
Súbitamente en la distancia se vislumbraba la silueta de lo que parecía ser un edificio o un pueblo asediado por la tormenta y buscando un refugio caliente se encaminó hacia el edificio más grande del lugar arremetiendo salvajemente en su forma de oso y destrozando la entrada a su paso
Pd: No chat GPT
¿Cómo puedes ignorar bolas del tamaño de coches?
Uf acabo de ver que a parte de reforzada hay otro afijo que también aumenta 20% vida/daño de los bichos? Van a ser infumables las m+, no he hecho ni una aún
Veldath, he venido a por ti
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Pues porque soy una osa del tamaño de un tráiler
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Que gustito se está afuera con este frio.
admira el paisaje nevado fuera de la taberna, tranquilamente
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Por suerte siempre está Nhail para subir las imágenes de la plebe xD
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Tenga cuidado errante, las grandes bolas de nieve pueden destrozar a los de constitución “débil”
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¿Qué entiendes tú exactamente por constitución “débil”? Porque por muy alta que seas, a ti una bola de esas te aplasta igual
sale dando una patada a la puerta, con un chocolatito caliente en las manos y mira a Nhail antes de hacer un bailecito
Tengo un chocolatito y tú no jijijiji
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Se lo roba.
Dentro de nada ya son las mañanitas de chocolate con churros 
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Le estoy dando vueltas a una cosa desde que pasé por esa parte de la raid. Quién contrató a la princesa-nexo esa para matar a ansurek? Está claro que no pudo ser xal’athat porque esperaba que durase más. Si fuese así no enviaría asesonos contra ella.
EH, es MI chocolate
la engancha de la cola y recupera el chocolatito
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Aparece al fin en la taberna. No sabía a dónde se había ido la gente porque se había quedado dormido. Sale de una maleta, confuso, mirando hacia todos lados
¿Dónde estoy…? ¡AH! ¡NIEVE! corre lanzarse contra el montón más grande que vea, dejando una forma de elfo en ella
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Yo he pasado por todo el paisaje en forma de oso mazado
En realidad con el tamaño de esas bolas todos somos de constitucion débil a excepción de cierta humana cazadora