Lo iba a poner en otro hilo, pero no quería llevarlo al off-topic y al final me he venido arriba escribiendo
El origen de la idea:
Se estaba hablando de la Fuente del Sol y me vino a la cabeza Anveena, la manifestación física de ese poder.
Si la fuente del sol, que no deja de ser unas gotas del Pozo de la Eternidad, una herida abierta del alma-mundo Azeroth, pudo tomar forma corpórea y consciente… ¿por qué no podría pasar lo mismo con algo mucho más oscuro? Con una herida aún mucho más profunda.
El origen del conflicto
¿Cómo empieza el conflicto en Warcraft?
Con Sargeras que en uno de sus patrullajes encuentra un mundo con un alma-mundo en gestación, pero completamente corrompido por los Señores del Vacío.
Convencido de que no había forma de purificarlo y temiendo que, si despertaba, se convirtiera en un Titán del Vacío, Sargeras lo destruye con su espada.
Este hecho fue el detonante del juicio del Panteón, que lo acusó de cometer el mayor crimen posible: asesinar a un titán no nacido. Esto marcaría el comienzo de la Legión Ardiente, de los demonios y de todo el conflicto del universo de Warcraft.
La superviviente
Pero, si Aveena pudo ser una manifestación de la fuente del sol, una herida del alma mundo Azeroth… ¿No pudo ocurrir lo mismo con ese alma mundo?
¿Y si el alma de ese mundo no murió del todo? ¿Y si, deformada por el Vacío, incompleta y debilitada, el alma mundo logró escapar de la aniquilación?
Una titán abortada, un experimento fallido a ojos de los Señores del Vacío, condenada a vagar por el cosmos sin cuerpo propio, pero conservando una conciencia y una voluntad: Xal’atath.
La presagista de K’aresh
Siglos o milenios después, Xal’atath llega a K’aresh. Allí se enfrenta, de manera en apariencia contradictoria, a Dimensius el Devorador, otro sirviente del Vacío.
¿Por qué combatir a alguien de su misma fuente de corrupción? No tiene sentido… A no ser que Dimensius no sea un devorador, como nos han hecho creer, sino que sea un conversor, el encargado de corromper un nuevo alma-mundo en gestación.
Si ese titán del Vacío llegaba a nacer y completarse, Xal’atath pasaría a ser irrelevante. Sería reemplazada por una versión “perfecta” de lo que nunca consiguió ser.
Por lo que Xal’atath evita ese nacimiento… y continúa su errancia por el cosmos con su objetivo cumplido, ser la única entre los suyos, la única titan del vacío.
Azeroth, su rival definitiva
En su deambular por el cosmo, Xal’atah va en busca de alma-mundos en proceso de corrupción por el vacío, evitando el nacimiento de incontables almas-mundos del vacío. Dando en un momento dado con un Azeroth infestada por los dioses antiguos.
Los Dioses Antiguos la encuentran y la influyen, manipulando sus deseos de evitar el despertar de otra titán del Vacío. La usan en su propia rivalidad, hasta que descubren su poder, capaz de matar sin problema a un dios antiguo, el quinto dios antiguos.
Su presencia es peligrosa incluso para ellos, pues saben que destruyó K’aresh, otras almas-mundo y aun propio dios antiguos, así que en una alianza sin precedentes terminan encerrándola en un receptáculo: la Daga del Imperio Negro.
La daga del imperio negro
Siglos después, esa daga vuelve a aparecer en los acontecimientos de Legion.
Y, de nuevo, Xal’atath interviene para impedir que un alma-mundo, esta vez Argus, complete su despertar bajo la influencia del Vacío.
Paradójicamente, sus acciones coinciden con la derrota de la Legión… pero sirven a su obsesión original: que nunca nazca un verdadero titán del Vacío que la sustituya. Que complete lo que a ella se le negó.
El reencuentro con Sargeras
En el clímax de la Batalla por Azeroth, cuando Sargeras lanza su espada contra el planeta, ¿y si su objetivo no era matar a Azeroth?
¿Y si, por un instante, reconoció en su superficie la presencia que escapó de aquel mundo que destruyó eones atrás: Xal’atath?
Su golpe sería un intento final de destruirla antes de que ejecutara su plan definitivo. No al planeta, no al alma-mundo de Azeroth, sino a su primera y originaria rival… Xal’atath.
El verdadero objetivo
Esto nos lleva hasta nuestros días. Xal’atath quiere destruir a Azeroth…
No por capricho, sino para impedir que nazca un titán del Vacío completo y “perfecto” que ocupe el lugar que ella jamás pudo lograr.
Es un acto de celos cósmicos, pero también de supervivencia: si no puede ser la elegida del Vacío, nadie lo será.
El pecado original de Sargeras, el último titan
En su encierro, Sargeras ve la corrupción avanzar sobre Azeroth y comprende que el Panteón y hasta Illidan se enfrentan a lo mismo que él vio en aquel primer mundo.
Les revela que Xal’atath es la materialización de aquello que incluso los Primeros temen: la primera titán del Vacío, incompleta, errante, resentida… y peligrosa precisamente por todo lo que le falta.
Quizás, su cruzada para “purificar” el universo no fuera solo por el Vacío… sino para eliminar a ella antes de que encontrara la forma de cumplir lo que los Señores del Vacío quisieron de ella.
Así, según mi teoría Xal’atath sería la primera titán del Vacío, incompleta y olvidada, que vaga por el cosmos destruyendo o saboteando a otras almas-mundo para que ninguna logre convertirse en lo que ella nunca pudo ser.
Un saludote ^_ ^