Al entrar por la vieja y majestuosa puerta de cancelas se puede apreciar un paisaje idílico.
Un lago de aguas cristalinas rodeado de boscosas laderas bajo un cielo de intenso azul.
A lo largo de sus orillas se perciben construcciones de diversa arquitectura, adaptadas a cada una de las culturas de Azeroth, complementadas con pequeños embarcaderos.
En un istmo artificial se halla la recepción y un gran mesón regentado por Pytha quien amablemente atiende al viajero.
Adelante, que disfruten de su estancia.
Si alguien necesita un tatami, también disponemos de varios. “Dijo Pytha con cara sarcásticamente sonriente”
Anzoris, que no recuerda cuando fue la última vez que pagó en una taberna, se zambulle al grito de “Al agua patos” dispuesto a hacer turismo por la zona…
Puedes sacarlo con el buscador de bandas, luego es cuestión de pescar en las tres zonas. En unos 15-20 minutos lo tienes, sin contar matar a los jefes.