Caminantes de las fauces

Uno tras otro los guardias caían por las escaleras apelotonándose en la base de estas. La jurafauces seguía ensartando y tajando a sus enemigos con su afilada lanza mientras que el paladín destrozaba con contundentes golpes de su sagrada maza sus oponentes, sin embargo los guardias no dejaban de venir como un ejercito sin fin, y ambos defensores estaban perdiendo terreno poco a poco.

Tras ellos enano y no muerto trataban de acabar con el alado ser, que ágilmente lograba esquivar todos sus ataques entre esquivas y piruetas en el aire.

Veldhath miró de reojo a las escaleras parando un ataque con su hacha. No aguantarán mucho, debemos acabar ya… saltó hacia atrás esquivando otro ataque de lanza, mirando medio segundo al cielo sobre el. Tengo una idea… Ocúpate de el un momento. Salió corriendo hacia los Mograine sin decir más.

¡¿Pero que haces?!.

¡Acabaré contigo antes de que vuelva!. Se abalanzó al enano lanza en ristre, este lo esquivó y golpeó al jurafauces, abollando la armadura de este.

Crack

¡¿Eh?!, ¡Maldición!. El peso de la espada cabeceaba en su mano, supo que algo iba mal.

¡Tu alma será para el carcelero!. Lanzó otro tajo al desafortunado mortal, que logró esquivar por los pelos, enojado lanzó tajo tras tajo logrando cortar el aire entre ellos.

El enano jadeando un poco miró rápidamente a su alrededor. Espero que funcione… Juntó sus palmas y rogó protección a la Luz, esta respondió a su ruego rodeándolo de sagrada luz anaranjada.

Te ha traicionado, ¡Muere!. Lanzó otro tajo al enano, el cual se lanzó hacia el espada en mano, golpeándolo… rebotando en el escudo de sagrada luz y recibiendo otro contundente golpe en la abollada armadura.

¡Tu luz no será capaz de protegerte!. Olas de golpes no dejaban tregua al escudo, golpe tras golpe quebraban más y más el resguardo, mostrando crecientes grietas. Para mayor fortuna del jurafauces el filo de la espada del enano salió despedida con el último golpe que recibió.

Su recompensa estaba cercana, pues golpe tras golpe las grietas cubrían más el escudo, una vez que se quebrara era enano muerto.

¡Se acabó!. Gritó victorioso el jurafauces antes de abrir el sacro resguardo cual cáscara de huevo.

El golpe final rompió el resguardo… haciéndolo explotar en una ensordecedora deflagración de luz.

Todo a su alrededor salió despedido del enano. El jurafauces salió despedido hacia el muro en una lluvia de sangre, esquirlas de metal y rocas. Las cadenas sobre el se agitaron violentamente, cayendo de estas los cuervos espectrales muertos al suelo como si de moscas se tratasen.

Aturdido y ensordecido pudo ver la oscura garra atrapando al destrozado jurafauces y alzarlo con presura.

El jurafauces golpeó las pesadas cadenas con su cabeza, rodeando su cuello, pues sobre el muro el no muerto miraba con fría mirada espectral como luchaba desesperadamente por su vida en vano.

No tardarán en enviar refuerzos, vengan de inmediato si no quieren quedarse solos. A lo lejos Ve’nari esperaba impacientemente junto a uno de sus artificios blanco cegador, junto a ella solo quedaban las cadenas rotas del “Barón”.

El no muerto se dejó caer del muro usando unas cadenas y ayudó al enano aún aturdido a llegar al artilugio, allí esperaron a que Thorinam y Alafunesta llegasen renqueando a este y sin dudarlo usaron este, apareciendo en una cueva, Ve`nari no tardó en llegar cerrando el artilugio.

Pasado el resplandor aparecieron en lo que pareciera una pequeña galería. Esta no tenía nada en especial, roca viva que daba a una cuesta hacia arriba no muy espinada y por el otro lado unas aperturas que daban al vacío desde las que se podía ver el anaranjado horizonte.

Lo único que daba un cierto aire hogareño era una pequeña alfombra hermosamente tejida como las de Oribos en una pequeña elevación, un jarrón rojo con el borde del cuello dorado junto a este y al lado una mesilla de clara madera con patas arqueadas finamente labradas reposaba bajo un libro cerrado de roja portada, sin título.

Varios artilugios metálicos rodeaban levitando las paredes de la galería. En el centro de esta estaban padre e hijo sentados mirando perplejos a su alrededor.

Con esto queda cerrada nuestra transacción, caminantes. Ve’nari guardó en el cajón de la mesilla el dije. Para regresar a Oribos solo usen la piedra de puerta que hay fuera…. ah y un último detalle, no le digan a nadie de mi presencia ni nuestra transacción, sería desfavorable para mis negocios.

Hijo… no puedes imaginar lo que te he podido echar de menos.

Padre, ahorre fuerzas, debemos salir cuanto antes de aquí, ya hablaremos cuando la situación nos lo permita.

Por supuesto. Se levantó con esfuerzo. Bien, debo ir a Maldraxxus cuanto antes, Vyraz nos ha traicionado.

¿¡Vyraz!?. Exclamaron ambos humanos a la vez. Ahora tiene todo sentido, enviarnos a esos frentes de frente sin estrategia alguna… hemos tenido delante de nuestras narices a un traidor y no nos hemos enterado, maldición. Veldhath se echó la mano a la cabeza.

El fue el artífice de todo, tenemos que eliminarlo por su traición.

¿El fue el culpable del ataque a Bastión?.

¡¿Han atacado Bastión esos traidores?!.

Por eso estoy aquí, sin previo aviso entraron a matar en uno de los templos, aquello fue…. una matanza. Alexandros encolerizó al escuchar la afrenta.

¡Ese traidor se va a enterar de lo que significa traicionar al Prelado! , Volvamos a Oribos.

Si regresan alguna vez estoy interesada en realizar más transacciones con ustedes, si es que me traen objetos de interés. Ve`nari sacó el dije del cajón y se puso a inspeccionarlo con detalle una vez aquellos mortales se fueron de su refugio.

Subían la ligera pendiente, viendo al fin frente a ellos su vía de huida de aquel infierno. Conforme se acercaban surgió una duda entre ellos.

¿Como vamos a salir?, por lo que sabemos somo Drethz puede usarla. Thorinam miraba al enano, que empezaba a ser iluminado por un halo de pura luz blanca.

Quizás podamos ir con el si… ¡tu también te iluminas! Veldhath sorprendido vio como el paladín también se iluminaba al acercarse aún más a la piedra.

Y tu también, quizás vosotros tres han estado expuestos a algo que os hace reaccionar con la piedra. Darion no perdía detalle de la piedra.

¿Debería acabar con “Alafunesta”? Veldhath pensativo no dejaba de mirar a la jurafauces alzada. umm…. mejor que venga con nosotros, puede sernos útil para obtener más información sobre estos “Jurafauces”.

Llegaron frente a la piedra, deseosa de llevarlos fuera de aquel infierno esperaba pacientemente en silencio.

Es posible que… que dos de ustedes nos de la mano, quizás nos saque a nosotros también. Alexandros tomó la mano de Thorinam sin dudarlo, su hijo la de Drethz y Veldhath la de Alafunesta. Los tres alzaron sus manos a la piedra, que con un resplandor cegador respondió.

Oribos

Tras explicar rápidamente a los guardias la presencia de la jurafauces llegaron prestos al Enclave, donde junto a sus habituales moradores esperaban Draka y Apolon hablando.

¡Han regresado de nuevo!, además con dos seres sacados de las Fauces, esto es algo inaudito. Sorprendida Tal’Inara no era capaz de comprender lo que estaba viendo.

¡Draka! Tenemos grandes problemas, ¡Vyraz nos ha traicionado!, tenemos que regresar a Maldraxxus cuanto antes, te informaré por el camino. Alexandros urgió a Draka regresar.

Vyraz… todo este tiempo… Debemos regresar ya soldados.

Debo regresar a Azeroth para informar a nuestros aliados de lo sucedido padre…

Hijo mio, ya tendremos tiempo para hablar, te lo prometo.

Drethz, debes regresar junto a Apolon a Bastión e informar de todo lo sucedido. Sacó de una de sus faltriqueras un sobre sellado con el emblema de la casa de los Elegidos y se lo dio al enano. Debes evitar que Bastión nos declare la guerra, di que las fuerzas leales al Prelado están con ustedes.

Lo haré, aunque no será fácil.

Confiamos en ti, si decides unirte a nuestra curia te recibiremos con los brazos abiertos…. debemos marcharnos ya.

Draka y Alexandros salieron del Enclave, los dos humanos que le acompañaron se preparaban para irse también.

Esto es una despedida me temo, ha sido todo un honor luchar junto a ti, ojalá nos volvamos a ver. Thorinam alzó su brazo y le dio la mano firmemente al enano.

Lo mismo digo, ojalá hubiera podido tenerte luchando junto a mi aquel fatídico día. Si en algún momento necesitas nuestro apoyo no dudaremos en venir a ayudarte, que la fortune te guíe. Veldhath replicó la despedida dándole la mano.

Gracias a ambos, si necesitan mi ayuda lo mismo os la prestaré sin dudar, sin ustedes no hubiera podido tener la oportunidad de detener una sangría en ciernes… nos volveremos a ver pronto, hay un asunto que hay que “cerrar” cuanto se aclare esto.

Estaremos esperando en Maldraxxus entonces, nos volveremos a ver, hasta pronto. Ambos humanos y jurafauces marcharon hacia el piso superior.

Nos volvemos a ver, la Baronesa Draka me ha puesto al día de todo lo sucedido en Maldraxxus, me alivia saber que no hemos perdido el apoyo de los Maldraxxi leales al Prelado.

Menos mal, aún así…. tengo mis dudas.

La Arconte es sabia, entenderá lo sucedido, debemos ir pero antes… debes elegir a la curia a la que quieres servir.

¿Curia?.

Hay cuatro grandes curias que han demostrado interés en ti, Tal’Inara te informará de ello. Por suerte aún queda algo de tiempo antes de que Bastión ataque a Maldraxxus, así que tomate tu tiempo para decidir, es algo muy importante.

Claro, intentaré no tardar.

7 «Me gusta»

Lya permanecía en silencio. Llevaba varios días sin apenas dirigir la palabra a Earnur. No estaba enfadada con él y el paladín de tez oscura lo sabía.Estaba hastiada,cansada de misiones sin sentido,de no comprender como matar animales o esbirros del carcelero ayudaba a arreglar las cosas si a cada momento otra falla se abría para dejar paso a un imponente monstruo de Zovaal,mientras la verdadera batalla estaba en el Sagrario de la Dominación.
El carcelero ya se había hecho con el sigilo del Prelado de Maldraxxus,solo quienes se enfrentasen a él podían evitar que se hiciese con el sigilo de la enjuiciadora,sigilo que una vez le había pertenecido.
Estaba cansada,harta de comida seca,de no poder darse un buen baño,de dormir en el suelo…y eso tenía su mal humor en picos muy altos, de sentir que su trabajo no servía para nada.
Earnur no tenía la culpa y no quería pagar con él su frustración,por eso intentaba hablarle lo menos posible.
Tras pensarlo con detenimiento el paladín pensó que Korthia podría apañarse un día sin que erradicasen alguna especie local.
Lya revolvía las ascuas del fuego con el ceño fruncido,empezaba a anochecer.Earnur le tendió la mano haciéndole una pregunta que le había hecho en más de una ocasión desde que se conocían.
-Confías en mi?
-Sabes que si…por?
Sin soltarle la mano una vez incorporada le dijo:
-Coge tu mochila-mientras él se inclinaba y cogía la suya.
-Y bien?-dijo ella con la mochila al hombro
-Cierra los ojos.
Ella levantó una ceja.
-Has dicho que confiabas en mi.
Lya cerró los ojos. Escuchó a Earnur susurrar algo que no logró entender y sintió que el mundo daba vueltas a su alrededor. Conocía esa sensación.El efecto de una piedra de hogar.
Abrió los ojos.Se encontraba sobre un círculo de mosaico,miró a su alrededor. A su espalda dos escaleras una a cada lado llevaban a algún lugar desconocido del que emanaba luz natural.Delante suya un edificio desconocido.
-Donde estamos?-preguntó
-Dalaran.
-Dalaran?Porqué?
-Bueno el Lord me dio esta piedra de hogar-dijo mostrando en su mano una piedra de color morado con una runa-más abajo creo que podemos encontrar un portal a Orgrimmar y allí otro a Lunargenta,pero pensaba en hacer una visita al Lord,siempre hablaba maravillas de las tabernas de esta ciudad, tomarnos un día libre, coger una buena habitación,un baño caliente,buena comida…
-Me hace mucha falta si.
-Lo se,te lo noto hace días.
-Disculpa si estoy un “poco” insoportable pero no quiero pagar contigo la frustración que siento.
-Ven-dijo Earnur sin soltarle la mano y empezando a caminar.
Al empezar a bajar la cuesta vio el letrero de una taberna, Salón El juego de manos.
Tenía buena pinta,le recordó en cierto modo a las tabernas de Lunargenta aunque menos suntuosa.Entraron.
-Bienvenidos a El juego de manos,mi nombre es Amisi Mirada Azur.En que puedo ayudaros?
-Nos gustaría alquilar una habitación dos noches,un buen baño caliente y una copiosa cena-contestó Earnur.
-Su mejor habitación por favor-dijo Lya.
-Con la cena,baño y dos noches…serán veintitres oros y 14 platas- calculó la tabernera.
-Incluya los desayunos de mañana y pasado y la cena de mañana también-dijo Lya.
-Dejémoslo entonces en veinticinco oros-dijo Amisi redondeando.
Earnur abrió su mochila.Tarde,Lya ya estaba pagando el precio acordado.
-Lya…
-A ver paladín-dijo ella cogiendo la llave de la habitación y comenzando a subir por las escaleras- antes de partir mi padre me dio más de mil oros que no hacen más que pesarme en la mochila,porque en Korthia ni un zumo puedo comprar.Más lo que de vez en cuando nos pagan las curias por hacer esas misiones horribles.Has tenido una idea genial,y en Lunargenta me invitaste a comer más de una vez,deja que por esta vez pague yo vale?
Earnur suspiró largamente,era inútil discutir con ella.
-Esta bien…
La habitación no era muy grande pero era majestuosa,una gran cama con dosel y colcha de color morado que le recordaban a su tierra natal,una enorme bañera,un arcón para sus cosas y dos mesillas que portaban sendas lámparas mágicas que con una suave luz amarilla en forma de esfera iluminaban la habitación.
-No está mal-dijo la paladina sonriendo con suavidad.
Earnur le devolvió la sonrisa-mientras se quitaba la mochila de la espalda y la abría para coger una toga con la que cambiarse tras el baño.
Unos golpes suaves en la puerta llamaron su atención.
Lya abrió la puerta.Amisi estaba allí con dos enormes cubos de agua caliente flotando a su lado.
-Altos elfos…-pensó para si Estrellarcana.
Con un gesto de su mano los enormes cubos se acercaron flotando a la bañera y derramaron su contenido.
-Que disfruteis la estancia-dijo la tabernera con una sonrisa pícara.
Al lado de la bañera una pequeña mesa llena de cosméticos y toallas llamó la atención de Lya. Se acercó a observar los frascos y mirando las etiquetas escogió dos. Sales de baño con olor a rosa de Talandra y gel de naranja de Pandaria. Vertió una buena cantidad de ambos en la bañera. Enseguida el olor impregnó el aire.
Cuando se giró Earnur ya estaba en paños menores.
-Ya estás tardando-dijo sumergiéndose en el agua.
Lya se despojó de la armadura a toda prisa y le dijo:
-Hazme sitio.

Una hora más tarde bajaban las escaleras de la taberna de la mano sonriendo.
-Me hacía falta esto-dijo la paladina con tono relajado y feliz.
-Lo se.
-Cual es el plan para mañana?-preguntó Lya.
-Pues estaba pensando en hacerle una visita al Lord,dejar las armaduras a pulir y limpiar y simplemente gozar de un día libre-dijo apartando una silla con caballerosidad.
-Me parece una idea estupenda-dijo sentándose y agradeciendo el gesto de Earnur.
Amisi llegó con una bandeja de asado con patatas que olía realmente bien.Les llenó las copas con vino blanco de Dalaran y les dejó a continuación una cesta de pan.
-Por Belore que voy a comer hasta reventar-dijo Lya pinchando una patata directamente de la bandeja
El paladín soltó una carcajada.
-Qué es tan gracioso?-dijo Lya para a continuación llevarse el tenedor a la boca.
-Verte tan hambrienta como para olvidar tus nobles modales.
Lya terminó de masticar la patata antes de contestar:
-Culpa tuya, me cuidas mal en Korthia a carne seca y pan duro-dijo apuntándole con el tenedor socarrona.
-Otra de las tareas de Dalaran es comprar comida más decente si.
Mientras pinchaba un trozo de carne la paladina lo miró y le dijo:
-Quiero queso de esa tienda de ahí-dijo señalando al otro lado de la acera-y vino,y he visto cuando entrábamos un puesto de pasteles y…
-Y una mula para cargar todo eso? -preguntó Earnur divertido
-No sería mala idea-dijo ella riendo.
Mientras se servía la comida el paladín pensó que no había mejor cosa en el mundo que disfrutar con ella esos momentos,viéndola relajada y feliz.

6 «Me gusta»

La cena transcurría relajada,entre gestos cómplices y sonrisas. En un momento dererminado,Eärnur se dirigió a Celesthia, para recordarle algo…
Amor mío, se los sentimientos y la animadversión, que los kaldorei despiertan en ti.
Celesthia torció el gesto,como siempre que se mencionaba a los kaldorei.
Tranquila amor,dijo el paladín tomando su mano…
Mañana iremos de visita a casa del Lord Argentsword,y sabes que su esposa es sacerdotisa kaldorei. Es una mujer maravillosa,y carece de prejuicios en la actualidad,cosa que debes de tener en cuenta. Además le gusta ser una anfitriona ideal,por lo que debería de avisar al Lord de nuestra visita. Voy a redactar una pequeña nota,y una vez más, tendrás que confiar en mi. Dijo mirándola con intensidad a los ojos…
Confiar en mi.
Celesthia recordó la primera vez que Eärnur le dijo esas mismas palabras…
En una de las pocas ocasiones,en las que abandonaron Lunargenta para realizar una “misión exterior”,escuchó esas palabras por primera vez.
Como no,en el origen de la misión, estaba el teniente Lionhearth. Les envío en una misión de patrulla a Kalimdor,concretamente a la inhóspita Desolace. Se alojaron en el poblado Cazasombras o algo asi,y su misión consistia en patrullar diariamente el poblado Gelkis de los centauros. El primer día cuando comenzaron, fueron a por sus monturas,que les fueron denegadas,alegando que las órdenes recibidas eran las de caminar con la armadura completa hasta el poblado, y realizar un recorrido por el perímetro exterior, observando el comportamiento de los centauros.
Ese mismo día, descubrieron que la distancia caminando era de dos horas,perimetrar el poblado una hora más, y retornar a la aldea otras 2. Todo ello bajo un sol de justicia, con muy poca agua,y tragando polvo por el camino.
Al tercer día la ira de Celesthia iba en aumento, y la paciencia de Eärnur se veía sometida a una prueba extrema…
El cuarto día salieron como de costumbre,y Celesthia comenzó a usar un lenguaje muy poco apropiado,para una elfa de su condición. Cuando perdieron de vista la aldea,Eänur indicó a Celesthia que le siguiese,ella,irritada, hizo un mohín.
Por favor, ven. A regañadientes le siguió mientras descendían por un pequeño talud,que daba acceso a una insignificante cueva,que habían descibierto el primer día. Celesthia, intrigada,le siguió hasta el interior. Allí, el extrajo de su petate ropa cómoda tanto para el,como para ella,y comenzó a quitarse la armadura. Celesthia enrojeció,y le iba a insultar,cuando una admonitoria mirada de él, la silenció. Tan solo dijo… confía en mi.
Eärnur ya vestido,salió de la cueva,para darle esa intimidad a ella mientras se cambiaba.
Sorprendida aún,ella se cambió de ropa,y salió de la cueva cada vez más intrigada. El le mostró un pequeño vial rojo,cerró su mano,y la figura del paladín fluctuó, se difuminó primero,para agrandarse a continuación,una figura de tonos marrones comenzó a materializarse delante de ella,hasta adquirir la forma de ¡UN DRAGÓN!
Sorprendida y asustada iba a volver hacia la cueva para defenderse,cuando oyó la conocida voz de Eärnur,hablando por la boca del dragón…
Princesa, vuestro transporte está listo,sube y confía en mi. Con miedo primero, y excitación después, Celesthia se colocó sobre el lomo de Eärnur/dragón, quien se elevó con delicadeza.
Realizaron un vuelo de reconocimiento alrededor del poblado Gelkin,para todo seguido dirigirse hacia la vecina Feralas, y disfrutar de unas horas de playa.
Alli Eärnur le explicó que aquella transformación se debía al vial de las arenas,reliquia que le había entregado su padre,aunque nunca le explicó como llegó a su poder. El resto de los días hasta que finalizó la misión, ambos disfrutaron de las escapadas a las playas de Feralas,sin que aquella maniobra,fuese ningún día descubierta…
Una sonrisa presidía el rostro de Celesthia,cuando vió que su amado hacia señas al camarero,para enviar el mensaje al Lord…
Continuará

7 «Me gusta»

Tal’Inara esperaba tras el peculiar pedestal a la que se acercó el enano, esta rectangular mesa de piedra de esquinas cortadas estaba elaboradamente labrada en los motivos rectilíneos que adornaban toda la ciudad. Asomándose a esta vio lo que pareciera cuatro marcas alrededor del centro chapadas en dorado metal, poseyendo una pequeña gema celeste engarzada cada una de las marcas.

Te explicaré el sistema de curias de las Tierras Sombrías, escucha atentamente pues una vez declares lealtad a una de ellas no podrás cambiar a otra.

¿Lealtad?, este es un lugar al cual no pertenezco, ¿Por que iba a unirme a una de ellas?.

Aunque todas necesitan ayuda es imposible que asistas a todas a la vez, debes centrar tus esfuerzos en una de ellas y dejar que otros mortales hagan lo mismo con las restantes.

Además, lealtad… ¿significa que cuando muera acabaré en esa “curia”?…

No puedo responderte a esa pregunta.

Pensándolo bien… quizás sea mejor que el destino que me he labrado estos años… suspiró frustrado.

Continuemos. Las curias son las ordenes encargadas de mantener el ciclo en las Tierras Sombrías, cada una encargada de mantener un cometido en el Propósito, a pesar de sus más y sus menos todas suelen… o solían cooperar entre sí, pues todas son vitales en el sagrado Propósito, al menos hasta que la Enjuiciadora enmudeció.

Creo que lo entiendo, los “maldraxxi” protegían y los “kyrianos” traían almas…

Exactamente, si una curia tiene problemas el resto también. Unirte a una curia no significa que seas enemigo de las demás, si no que tus esfuerzos se enfocarán a esa, el resto de curias seguirán viéndote como un aliado.

Es mas coherente que mi mundo sin duda…

A cada curia iban las almas que la Enjuiciadora consideraba que sus carácter y actos en vida eran los más idóneos; por último las Fauces eran un lugar de olvido para las almas más irredimibles, no para todas las almas que están yendo sin juicio… Tal’Inara hizo un alto.

Hay que liberarlas de allí… podemos entrar y salir con las almas pero…. no creo que siendo unos pocos podamos hacer casi nada si no detenemos el flujo…

La Enjuiciadora despertará… estoy segura de ello… perdón, mejor que te explique la función de cada curia.

Tienes razón, supongo que quedarnos aquí lamentándolo no haremos nada.

Has tenido contacto con dos de las curias, la de los Necroseñores o Maldraxxi y la Kyriana, las otras dos son la Venthyr y la de las Sílfides Nocturnas.

No me suena haber visto a nadie de esas dos.

Comencemos con los Necroseñores. Esta curia de orgullosos guerreros han defendido las Tierras Sombrías desde su creación desde su base en el Trono del Prelado, en Maldraxxus, las almas de quienes vivieron por la ambición, el honor en la contienda y la gloria han luchado en una eterna batalla donde la fuerza y la búsqueda de la victoria es el atributo más codiciado. Su líder, el Prelado, lleva bastante tiempo desaparecido, ocasionando su vacío una guerra civil entre las cinco casas constituyentes. Tu deber allí sería apoyar a las casas leales al Prelado, tratar de aniquilar a las casas traidoras, encontrar al Prelado y restablecer las relaciones con los kyrianos tras el ataque que sufrieron de los traidores.

Esa baronesa, Draka… llamó soldados a quienes me ayudaron en las Fauces…

En efecto, antes de que tu llegaras recibieron la mismas propuesta, jurarán lealtad a los Necroseñores cuando lleguen a Maldraxxus.

Visto lo visto creo que les va perfecto a ellos…

Sigamos. Los Venthyr de Revendeth. Estos orgullosos aristócratas han sido la última esperanza para las almas cuyas cargas en vida han sido tan grandes que de otra forma hubieran acabado en las Fauces, las almas que llegan a sus manos están tan cargadas de orgullo, prepotencia y falta de escrúpulos que la única forma de salvarlas de ellos mismo es mediante la expiación mediante el tormento. Aunque sus métodos no sean vistos con buenos ojos por el resto de curias tienen una función vital para el Propósito pues una vez liberadas de sus cargas estas almas se unen a otras curias o bien a sus propias filas. Tu función en los Venthir será apoyar la rebelión de Príncipe Renathal contra el Sire Denatrius, su anterior líder el cual esta apoyando al Carcelero enviando a las Fauces el ánima extraída de las almas que llegan a sus manos.

Así que esa esa la “Revendeth” de la que me han hablado… y saber que acabaré allí….

Has estado ya en Bastión, por lo que ya sabrás más o menos la función de los Kyrianos. Estos se ocupan de hacer llegar las almas de los caídos desde sus mundos a las Tierras Sombrías para que la Enjuiciadora los juzgue. Las almas de los más nobles y devotos al servicio llegan a esta curia. Como ya sabes tendrás que acabar con la amenaza de los Abjurantes y las casas traidoras de Maldraxxus.

Ya vi con mis ojos como están allí ahora… suspiró.

Finalmente las Sílfides Nocturnas de Ardenweald. Las almas más ligadas a la naturaleza han hecho de esta arbolera su hogar resguardando y cuidando a los Dioses Salvajes durmientes hasta que estén preparados para regresar a sus mundos de origen, continuando el Ciclo. Tu función entre las Sílfides Nocturnas sería las de detener los ataque de los Drust que amenazan con tomar Ardenweald, salvar las semillas de los Dioses Salvajes de las arboleras caídas, evitar a todo coste que más arboleras caigan y de proveerles de anima para evitar que se sequen.

Difícil elección, no creo que encaje con las Sílfides en absoluto, en verdad los Maldraxxi serían lo más parecido pero… yo no he buscado nunca la batalla en búsqueda de gloria ni mucho menos, más bien me he visto obligado…. e ir por cuenta propia es inviable….

Piénsalo bien, el juramento lo realizas con tu alma, por lo que es irreversible.

Con mi alma… déjame un momento que lo piense, entiende que es una decisión cuanto menos importante. Se retiró a un lateral y se sentó en una columna cercana con cuidado, donde empezó a darle vueltas a la cabeza.

5 «Me gusta»

¿ Por qué recuerdo ahora todo aquello ? ¿ Qué sentido tiene torturarse con el dolor del pasado cuando el presente ya nos brinda bastantes oportunidades ?

Los párpados me pesan y el frío hace que casi no sienta las manos, pero lucho por abrir los ojos. La noche es una cortina cerrada a nuestro alrededor que no me deja ver un resquicio de luz y me priva de aire. Intento acomodarme mejor contra las piedras y a penas noto que se me clavan en la espalda. Busco ansioso algo de luz, algo de color en aquella oscuridad y mi mirada tropieza con el blanco ciervo que sigue a Ma’ni desde hace días. El animal está echado en el suelo con el barro manchando el nacarado pelaje mientras parece que su rosado hocico se contente con olerle. El pelaje inmaculado de su lomo despiden un extraño fulgor que me hace pensar en el brillo de una estrella. El ciervo alzaba la enorme cabeza moviendo sus cornamentas hacia mí. Hay algo peculiar en su plácida mirada, una especie de comprensión dulce en aquellos ojos oscuros … no, me corrijo, no tiene los negros ojos comunes … incluso desde la distancia parecen de un color miel. Alza el hocico hacia mí y resopla muy suavemente moviendo la cabeza grácilmente arriba y abajo. Casi una caricia femenina, pienso. Pero toda esperanza y todo recuerdo de las caricias y el cariño familiar desaparecieron con mi abuela.

Enterramos a mi abuela bajo el último roble que había restablecido con sus manos. Planté un rosal blanco sobre su tumba para que el resplandor de las flores señalara su emplazamiento bajo la luz de Belore, pero no pude ver las flores abiertas ni conocer su perfume.

Fiel a la doctrina de mi padre no aceleré el crecimiento del rosal para poder deleitarme en su belleza. Lo planté y bendije la tierra que lo acogía, dejando que creciera con el ritmo natural de las estaciones, las lunas y los soles.

Nunca volví a ver el claro. No supe ni pregunté, ni me contaron si se arrancó de raíz el tocón calcinado del gran roble para replantar otro joven en su lugar.

Nos asignaron un lugar en las cercanías del enclave de los Errantes, un reconocimiento a nuestros familiares. Sin embargo cuando mis obligaciones acababan no me retiraba a mis humildes aposentos, solía recorrer las calles de Lunargenta y me acercaba a las figuras que veía como yo: silenciosas, algunos sosteniendo el broche de un ser querido entre las manos, otros apretando una cinta de cabello … yo hacía lo que ansiaba que alguien hiciera conmigo; les abrazaba, les cantaba suaves canciones y escuchaba su dolor, absorbiéndolo y transmitiéndoles amor por ellos, por la vida que se nos escapaba de una manera que no creíamos posible, por la tierra que nos necesitaba, por la esperanza de un futuro sin sangre ni lágrimas. Qué inocente, un niño haciendo ese tipo de cosas por las calles de la ciudad.

Nunca acudí a las escuelas de magia, a mi madre le hacía ilusión que su hijo eligiese ese camino, pero finalmente seguí el mismo que mi padre y mi hermano, siempre preferí la libertad de los bosques, los arcos, dagas, explorar y proteger nuestros bosques.

Me viene a la mente un momento hermoso de mi abuela acariciando una rosa azul, vi cómo la flor cambiaba con suavidad en sus manos fundiéndose con el tallo hasta formar un liso medallón de madera azulada; en una de sus caras había quedado grabada la rosa y en la otra las espinas habían dibujado el símbolo del infinito. Colgó el medallón en mi cuello con un fino cordón hecho de tallos trenzados, lo único que tenía, y me pareció que era la joya más hermosa que jamás hubiera visto.

Pero el corazón de los mortales es traicionero.

Oí que dejaba el candil sobre la única mesita y noté una mano cálida bajo mi barbilla.

— Levántate hijoSu voz era suave como la seda e igual de rica en matices, pero fue la pena que la empañaba la que me dio alas para levantar la vista hacia ella y alzarme del suelo.

Era alta y encarnaba la belleza de todo lo que los Elfos amábamos. Su larga melena de ébano brillaba con destellos casi plateados con diminutos diamantes engarzados para asemejar el cielo nocturno. Y en verdad tenía la gracia de una estrella: su piel era pálida y frágil, un rostro en forma de corazón levemente familiar donde destacaban como pinceladas unas finas cejas y unos enormes ojos como gotas celestes. Mientras la contemplaba atónito, parpadeó, y me pareció que aquellos iris habían cambiado de color oscureciéndose hasta adquirir un profundo tono púrpura. Suspiró dejando que sus dedos adornados con anillos se enredaran en el brocado de su falda y me abrazó.

— Tu corazón es bondadoso, como el de tu madre.

Por un momento me sorprendí de lo liviana y frágil que parecía, casi una bailarina. Cuando se volvió hacia mí sus ojos volvían a ser claros y una sonrisa bailaba en sus labios.

— Es demasiado hermoso. Casi me recuerda… — parpadeó un momento mirándose las manos y la oí tomar aire poco a pocoEl mundo ahi fuera es brutal y salvaje, no se rige por las normas civilizadas de los elfos. Los humanos se dejan arrastrar por sus pasiones y por la impulsividad de sus cortas vidas.

Tuve la sensación de que hablaba entonces más para sí misma que para mí y me pregunté qué habría conocido ella de aquel mundo extraño que me describía.

— Pero hay algo bueno en ese mundo Nhail. Los humanos son más sinceros que nosotros, más agradecidos y también más nobles cuando entiendas su concepto de nobleza. Y también necesitan personas como tú, quizás más que nosotros — su mirada más brillanteSufren tanto o más que los elfos. Y tienen menos apoyos para sobrellevar su penuria. Los elfos tenemos largas memorias, no hemos perdido el recuerdo de nuestros dioses y hemos resucitado la fe en ellos con bastante rapidez.Aferró entonces con suavidad mis manos, sonriendo ante el pasmo que debía reflejarse en mi cara.

En aquel momento estaba sucio y lleno de tierra y deseé poder estar a su altura. Olía a flores.

— Si puedes sobreponerte al dolor que va a provocarte este rígido reino que desperdicia el talento … hazlo. Sobrevive. Busca apoyos en el mundo lejos de nuestros bosques, viaja, hazte un lugar. Te necesitan y allí podrás entregar el regalo de tus dones recibiendo más agradecimiento del que nunca conocerás aquí. Hay un mundo más grande del que crees y que es posible que encuentres más calor allí fuera.

Me soltó las manos, rebuscó en la bolsa de piel que llevaba colgada de la muñeca y extrajo una pequeña cajita cuadrada de nácar. La sostuvo un momento entre sus manos y abrió la tapa con delicadeza. Un pequeño soldado empezó a dar vueltas con suavidad sobre sí mismo, recordándome sin motivo cuando mi madre me acunaba en sus brazos al anochecer. Volví a sentir el calor de su piel y el olor del musgo. Me tendió la diminuta cajita de música.

— Mi madre me regaló esta caja de música cuando era niña, es la nana que ella me cantaba, la que le había cantado su madre. Cuando ella murió recuerdo que me dormía abrazada a la cajita de música escuchando la melodíauna lágrima solitaria caía por su mejilla de porcelanaTómala. Sólo espero que te ayude a no olvidar del todo este maravilloso Reino.

Consciente de nuevo.

Las débiles gotas de lluvia que entraban en la cueva mecidas por el viento empapan mi cabello y resbalaban por mi rostro llevándose unas lágrimas indistinguibles. Me arrebujo más en las pesadas pieles sin conseguir calentarme un ápice mientras noto cómo (¿ el sueño ?) empieza por fin a tirar de mí.

El letargo y el agotamiento me impiden gracias a los dioses, recordar cómo fue el viaje sobre el Mare Magnum sobre lomos de mi maestro cuando me rescató de la muerte a manos de la plaga, escondido bajo tablones de madera. Sí recuerdo bien el silencio azorado impregnado de rabia. También recuerdo el vértigo y las náuseas cuando los árboles, finalmente quedaron detrás nuestro y sólo el río nos señaló el camino hacia las tierras de los Tauren, una serpenteante cinta azul entre las colinas de hierba.

Polvo y cenizas en el horizonte. Figuras negras y calcinadas. Un rugido estalla en mis oídos. Noto el calor de las llamas en mi piel. Quiero gritar pero la boca se me llena de las cenizas de la tierra. Me ahogo en mi prisión de fuego y sólo veo rojo antes de perder el conocimiento.

Cuando desperté en Mulgore creí que había retrocedido en el tiempo, ¿ Dónde estaba ? No lo sabía. No conseguía entender ni una palabra de su idioma. En aquellos primeros ¿ días, horas, semanas? aprendí a temer.

Me habían quitado todas mis pertenencias. Sólo me dejaron un fino sayo gris que olía a sudor, a enfermedad y a muerte y que me mantuvo temblando de frío en las tinieblas.

— Nnngh…Nnnngh

Un lamento animal p.enetró en la bruma de cenizas en que me había convertido.

— Nnnnn…Nnnnnn

Un quejido quebrado y seco se abrió paso entre el miasma de mi mente, atrayéndome al mundo físico.

— ¡ Nnnnoo … Nnnooooooo !

No sentía el cuerpo, no veía, no tocaba nada, sólo notaba el sabor de cenizas de sangre en mi boca y el hedor de la carne quemada. El cuerpo me ardía como el de un cadáver carbonizado, pero aquel atroz dolor me decía que seguía vivo.
Un rayo de luz que hirió mis ojos se filtró entre las tinieblas. Creí oír pasos pero la sangre seca debía estar taponando mis oídos y me sorprendí cuando noté un cuerpo cerca mío. Entreabrí los ojos sin conseguir enfocarlos para notar que alguien llevaba agua a mis labios. Bebí con avidez. Un vaso, dos, tres.

Había sobrevivido. Notaba mi cuerpo seco como si me hubieran extraído toda sangre y toda humedad, incluso el tuétano de los huesos dolía. Pero más allá del dolor físico había algo más: mis sentidos, normalmente tan agudos casi habían desaparecido. No notaba el suelo, casi no veía, apenas oía, el sabor de la sangre en mi boca era imperceptible. Era como si me hubieran robado toda fuerza vital además del puro componente físico. Bien, no toda, ya que aún vivía.

¿ Esperanza ? Yo no la veía. Aunque a veces, es nuestra incapacidad para mirar lo que nos priva de ella. Era una esperanza diminuta, casi absurda, pero a las puertas de la agonía era lo único que tenía.

Me aferré a mi recién encontrada fuerza mientras me despedía mentalmente de todo cuanto había amado. Recreé mentalmente todos los amaneceres y los cambios de estaciones entre los robles que fui capaz de recordar, el tacto del musgo y el canto de los pájaros, la canción de mi madre y los abrazos de mi padre, el amor de mi abuela mientras lo tuve … lamentando no haber sabido vivir cada momento concederles mayor importancia. Deseé haber sabido expresar mejor mi amor a cuantos me rodeaban y haber contribuido más a mejorar las vidas de los demás.

Imgur

6 «Me gusta»

Cuando terminaron de cenar Lya sugirió un paseo nocturno por la ciudad de los magos.Salieron de la taberna con la intención de visitar antes que nada el monumento a Antónidas. Al pasar por el puesto de pastelitos de Aimeé Lya se paró y pidió uno de zanahoria.Earnur no quiso.
-No se donde te cabe ese pastelito.
-Nunca había comido tanto la verdad-dijo Lya pegándole un mordisco- supongo que a veces hay que pasar un poco de hambre para apreciar lo que no valoramos en el día a día.Además tenía que catarlos,tengo la intención de llevar a Korthia toneladas de comida.
-Me veo comprando un mamut de carga-dijo Earnur poniendo los ojos en blanco.
Se acercaron a la estatua del difunto Archimago y leyeron la inscripción que Jaina Valiente había dedicado en su honor.
Archimago Antonidas, gran mago del Kirin Tor

La gran ciudad de Dalaran se eleva de nuevo: testamento de la tenacidad y la voluntad de su hijo más importante.
Tus sacrificios no serán en vano, querido amigo.
Con amor y honor,

Jaina Valiente

-Murió defendiendo Dalaran de Arthas si mal no recuerdo- dijo Lya pensativa.
-Así es, el rey exánime lo mató a sangre fría aun sabiendo que había sido el maestro de su amada Jaina.
-No me opondría a que matases a nuestro maestro-dijo Lya en tono de guasa
-Al teniente Lionheart?-respondió el paladín.
-Hombre claro no va a ser al Lord-respondió la paladina.
-Umm creo que ya lo vapuleé lo suyo en nuestro examen final.
-Es lo que tiene que te dejen escoger al contrincante de duelo. A Miriel aun le deben de estar doliendo los cardenales.
-Se las teníamos guardadas.
-No sabes tú cuanto…

Siguieron paseando. A Lya le llamó la atención un gnomo que encendía las farolas de la ciudad con una varita. Al hacerlo la carita de una preciosa gnoma estallaba como pequeños fuegos de artificio.
-Ohh que bonito-dijo la sindorei.
El gnomo se dio la vuelta con una sonrisa triste.
-Es…era mi hija Kinndy-respondió el gnomo.
-Era?-preguntó Lya.
-Murió en el ataque de Garrosh sobre Theramore.
-Ese malnacido…-contestó Lya como quien menciona a una cucaracha-espero que en Revendreth lo fustiguen durante una eternidad.
-Algo he oído- dijo el gnomo- no me va a devolver a mi hija,pero está bien que pague por sus crímenes.Por cierto mi nombre es Windle Chispabrillo.
-Encantada-dijo Lya- siento mucho vuestra pérdida maestro Chispabrillo.
-Lo mismo digo-dijo Earnur- me parece una preciosa forma de recordar a vuestra hija.
-No quiero que caiga en el olvido mi pequeña-contestó el gnomo con una sonrisa triste.
-Mientras alguien la recuerde vivirá eternamente- dijo Lya con convencimiento llevándose la mano al corazón y haciendo una pequeña inclinación de cabeza.
-Así es-contestó Chispabrillo- todos hemos perdido a alguien en alguna guerra.
-Si…-contestó la paladina recordando a su hermano mayor.
-Debo seguir con mi trabajo-dijo el gnomo.
-Que tengáis buena noche maestro-dijo Earnur.
-Buenas noches- dijo Lya.

Siguieron paseando, se acercaron a la estatua de Rhonin.
-Él también cayó en Theramore- apuntó Earnur.
-No me extraña que la alianza nos odie- dijo Lya con tristeza- Garrosh y Sylvanas han cometido actos deleznables.
-Piensa en ello cuando mañana vayamos a casa del Lord,su esposa sufrió mucho por lo de Teldrassil.
Lya se detuvo a pensar,y sonrió con tristeza.
-Si me paro a pensar en lo que Arthas le hizo a Lunargenta y a los nuestros puedo sentir empatía con esa kaldorei.
-Si el Lord se enamoró de ella es porque es intrínsecamente buena por naturaleza.
-Supongo que si…

Volvieron a la taberna sin prisa,disfrutando el frescor del aire nocturno. A Celesthia se le abría la boca de sueño.
-Creo que podría dormir una semana-dijo dejándose caer en plancha sobre el colchón.
Earnur se tendió a su lado y le dio un beso.
-Pero luego…- dijo Lya sonriendo.

Por la mañana la respuesta del Lord llegó a la taberna mientras desayunaban.Los esperaba a mediodía en su tienda,los invitaba formalmente a comer en su casa y conocer a su familia.
Earnur guardó al nota en su bolsillo.
-Bien -dijo Lya- tenemos tiempo,vamos a comprar comida.
-Y un mamut-contestó Earnur
-Eso también- contestó ella entre carcajadas.

7 «Me gusta»

Tal’Inara y Apolon hablaban ajenos a lo que el mortal pensaba. Este sumergido en sus pensamientos trataba de elegir sobre una decisión que posiblemente le seguiría el resto de su existencia y aún así notaba la presión de saber que el tiempo urgía.

No encajo en absoluto con esas “sílfides”, apenas he tenido contacto con la naturaleza…. con esos Venthyr no me veo, aristócratas orgullosos…. urg, si los nobles de Azeroth son insoportablemente estirados no quiero imaginar unos que llevan viviendo milenios… no podría aguantar tanta arrogancia… entonces me quedan dos… suspiró apoyándose un poco mejor en la columna.

El Enclave seguía a su alrededor tranquilo, aparte de la conversación prácticamente a susurros entre los dos habitantes de las Tierras Sombrías nada más se podía escuchar más allá del centellear de las llamas celestes que iluminaban el lugar, pacientemente conversaban esperando a que aquel mortal se decidiera, tampoco se podía decir cuanto tiempo transcurría, pues nada parecía indicarlo.

Maldraxxus o Bastión entonces… ambas realizan nobles funciones, traer seguras las almas al lugar donde merecen estar o defenderlas de quienes quieren acabar con ellas…. alguien como yo no merece ninguno de esos destinos… no tras todo lo que he hecho.

Miró de reojo a Apolon, su mera silueta alada le hizo recordar a aquellos dos seres de tez celeste con quienes por un breve tiempo compartió pareceres. Les prometí que regresaría…. pero yo no pertenezco a aquel lugar, ni he sido noble, ni puro, ni he dedicado mi vida al servicio… y me aterra tener que olvidar toda mi vida… mi infancia, …. los buenos tiempos en la Cruzada Argenta… aquella familia díscola de Dalaran, mi familia…. Se echó la mano a la frente. Me fui sin decirles nada, debería escribirles una carta cuando pueda. . .

Se levantó con algo de esfuerzo. En verdad he evitado el conflicto cuando he podido. Bajo los escalones que se alzaban por encima del resto del Enclave. ¿Por que a pesar de haber visto lo que he visto quiero ayudarlos?… será que esos dos me han abierto los ojos, esos seres tan puros y honestos merecen vivir tranquilos… les prometí que no me iría hasta que todo esto se arreglara. Maldición nunca aprenderé.… en fin, las promesas hay que cumplirlas. Suspirando de nuevo se acercó a Tal’Inara. He decidido a que curia me uniré.

¿Cual es tu decisión, mortal?.

Me uniré a la causa Kyriana.

¿Estas seguro?, recuerda que una vez que te unas a ellos no podrás cambiar tu decisión.

Si, estoy seguro.

Has decidido bien, su sagrada causa proveía el ánima que el resto de reinos requerían, restablecer este flujo es vital para la propia existencia de las Tierras Sombrías. Informa al Polemarca Adrestes de tu unión.

Me congratula saber que te unes a nuestras filas Apolon se acercó al enano animado por la decisión., te sentirás como en casa una vez hayamos oficializado tu unión. Es por todos ya conocido tus hazañas en nuestro reino, estamos deseosos de ver que nos deparas en el futuro, seguro que nos sorprendes.

Gracias, pero creo que esperan demasiado de mi, solo soy un simple mortal más sin nada especial… hay seres mucho más poderosos del mundo del que provengo.

La humildad es un rasgo fundamental en nuestro reino, pero no necesitas restarle importancia a tus méritos, has demostrado ser alguien de confianza para los nuestros. No debemos hacer esperar al Polemarca, nos esta esperando en el Reposo del Héroe.

Claro… Hasta luego Tal’Inara, gracias por la asistencia.

Que el Propósito te guíe mortal.

Ambos salieron del Enclave dirigiéndose a la plataforma que los llevaría al piso superior, ver el torrente de almas encauzado a las Fauces le hizo resignarse y maldecirse por no poder hacer nada por ellos, una vez arriba solicitó un vuelo directo al Reposo, sentándose en la ya familiar montura, palideciendo al recordar sus últimos vuelos.

Nos veremos en el Reposo del Héroe, tardaré unos instantes en llegar así que mientras prepárate pues es un día especial para ti y para nosotros, vas a ser de los pocos mortales que se unen a nuestra curia.

Gracias, nos veremos allí.

La serpenteante serpiente de anima despegó rápidamente y partió de Oribos aún más rápido, como se temía el viaje a través del Espacio Intermedio le hizo sentir arcadas. Para suerte suya el resplandor de Bastión le cegó justo antes de echar aquel aspic que hacía tiempo comiera.

La serpiente de anima sobrevolaba las doradas colinas fugazmente, sobrepasando montañas, templos y cañones en un abrir y cerrar de ojos. Ahora repuesto el enano volvía a indagar en sus pensamientos.

Entonces este es mi futuro… y pensar que parece que fue ayer ¿Fue ayer?, me estoy volviendo loco con el tiempo… cuando estaba refunfuñando por una copa rota… y ahora estoy a punto de sellar el devenir de mi existencia cuando muera… es tan ridículo que nadie se lo tomaría enserio… ojala sea cierto que la “Arconte” sea sabia y de una vez decida arreglar esto, la última vez que la vi me dejó frío.

En el horizonte la estructura flotante sobre un gran valle le hizo venir un recuerdo a la memoria. …y si “el” también ha decidido unirse, por que seguro que si no lo ha hecho lo hará pronto, significa que… se echó con algo de fuerza la mano a la frente… por el amor de la Luz ¿Que he hecho?, voy a tener de compañero al “Alto Señor”… ya verás los sermones que me tocará comerme… Descontento por la sola idea de tener que estar aliado con “ese mortal” llegó al Reposo del Héroe, imaginándose las interminables horas de sermones sobre la “bendición de la Luz” y el por que el era un mal ejemplo de lo que un devoto a esta tenía que ser.

6 «Me gusta»

Varios días mas tarde.

El sol de la mañana se reflejaba en la nieve que cubría el paisaje cuando levantó su campamento improvisado y retomó el camino que había dejado hacía ya un par de horas.

Había caminado sin parar durante casi toda la noche hasta que solo faltaron unas horas para el amanecer. Sabiendo que ese era el momento más frío decidió que lo idóneo era detenerse. Encendió una pequeña fogata usando la poca leña seca que le quedaba y evitar de esta forma una humareda que pudiese atraer atención indeseada. Cuando logró hacer que las llamas bailasen alegremente se envolvió en pieles y durmió tranquilamente. Recogió sus enseres de viaje revisando dos veces que no le faltase nada pues siempre tenía la sensación de que no importase qué tan precavido fuese, siempre acababa por olvidar algo; y siguió el camino que había dejado la noche pasada.

Era una región fría, la cual no era el destino del viajero promedio, pero era ahí donde quiso alejarse de todo y de todos cuando el Rey Exánime fue derrotado … allí aprendió, se curtió y maduró en los años de cataclismo y la incursión al continente de Pandaria.

Había ido a aprender.

Cuna del Invierno era el hogar de una raza de felinos que estaba muy ligada a sus antepasados Kaldorei: los sables de la noche y ellos eran uno de los objetivos en su viaje.

"Ve con ellos; observa; aprende y sobre todo siente, debes aprender a conectarte con aquellas nobles bestias si lo que buscas es completar tu adiestramiento con nosotros, la prueba de tu éxito es simple. Debes volver con uno de ellos para que sea tu compañero. Mas ten cuidado. Los sables de la noche son bestias orgullosas’'.

Fue lo que Grolnar, un sabio Fúrbolg le dijo en aquellos años.

Entendió el propósito. La conexión de los elfos con los sables era a la vez un testamento de su comunión con la naturaleza y él debía alcanzar dicho lazo si quería seguir aprendiendo. De la misma forma en que un Orco solo se convierte en guerrero una vez que experimenta la crudeza y la brutalidad del campo de batalla; un elfo debe experimentar la naturaleza, ser uno con ella.

Nhail lucía una melena blanca como la misma nieve cubriéndole los hombros y una parte de la espalda con una espesa barba recortada que decoraba sus facciones. Su piel era de un color pálido y sus ojos brillaban con un intenso destello azul. Iba ataviado con una gruesa piel de lobo que lo envolvía por entero, unas botas de piel adecuadas para la nieve y en su espalda cargaba una mochila de viajero negra con bordados dorados donde llevaba todo lo necesario para un viaje: comida, leña, pieles para dormir y algo de dinero, además de algunos utensilios que creía que en algún momento quizá fueran de utilidad.

Imgur

Siguió caminando por el sendero hacia el noreste mientras reflexionaba. Siempre aprovechaba sus caminatas para pensar sobre lo que hace, lo que iba a hacer, pero sobre todo por qué lo hace. A veces lograba reafirmar sus intenciones, seguro de que hacía lo correcto; otras veces se llenaba de dudas.

Y lo último que quería era volver a dudar. Sobre todo a estas alturas del viaje.

Por eso al final decidió vaciar su mente y concentrarse en el camino que se desplegaba ante él. Su objetivo era llegar a Vista Eterna a medio día y reencontrarse con Vizzie, a quien tanto ayudó pero también a quien tantos dolores de cabeza dio durante sus años en aquel bosque. Con un poco de suerte las monedas que le quedaban alcanzarían para comprar algo de comida y leña para las noches frías de Cuna del Invierno.

El sol se encontraba en su cenit cuando llegó a la taberna. El elfo sonrió. Siempre era puntual, era algo que había heredado de su madre.
Se dirigió directamente al posadero que se encontraba en el fondo del lugar a la espera de visitantes. Pero allí no vio a Vizzie, tampoco quiso preguntar, tal vez era cosa de un día puntual, el ambiente en Azeroth estaba demasiado tenso desde que Sylvanas abrió el velo y prefirió no saber pese a la desilusión que sintió.

En su lugar había un Kaldorei de facciones duras. El reflejo de una vida de trabajo. Su cara estaba oculta en gran parte por una frondosa barba de un azul oscuro que parecía algo descuidada.

— Ishnu-alah.

— Ishnu-dal-diebcontestó el posadero. Una respuesta habitual.

— Necesito un poco de leña seca y comida para el camino.

El posadero lo miró atentamente.

— Claro de Luna, ¿ verdad ?preguntó con una sonrisa amable.

Era una región que se encontraba muy cerca de Cuna del Invierno. Era un lugar de gran importancia para todo druida, pues era el hogar del Círculo Cenarion, una noble orden que guía a los druidas y vela por el equilibrio natural del mundo. Era de conocimiento general la relación entre Claro de la Luna y los druidas. Por lo que el posadero al verle con aquellos ropajes hechos por los Fauces de Madera lo confundió con un druida.

— No, se equivocarespondió devolviendo la sonrisa.del este.

¿ Qué te trae a Cuna del Invierno ?quiso saber mientras volvía a levantar la cabeza.

— Entrenamiento, aprendizaje, vaciarme …

— Este lugar puede ser duro para los novicios.

— Síreconoció NhailHe pisado esta taberna casi cada día en los años del cataclismo, ya veo que Vizzie no se encuentra.Hizo una pausa para pensar mejor su respuesta, por el gesto del Kaldorei era evidente que no conocía a la Goblin.

El tabernero le dirigió una sonrisa. Una sonrisa casi paternal.

— Si uno de nuestros honorables druidas cree en ti entonces yo también.

— Vengo a buscar a los sables de la noche. He oído que viven al norte de aquí.

Estás bien informado.El rostro del posadero se tornó grave tras decir esoSi los buscas debes tener cuidado.

— Creo haber tomado todas las precauciones.

— Y yo creo que no me entiendesdijo cambiando el semblante de su mirada por una mas seríaEste lugar no es lo que solía ser y no para bien. Hay criaturas malignas al sur de aquí y de vez en cuando se aventuran hacia el norte.

— ¿ Sátiros ?preguntó repentinamente agitado.

— Algo así. No podemos estar seguros. Ten cuidado si vas más allá.

— Lo tendrése inclinó como muestra de gratitudLe agradezco su preocupación.

El Kaldorei se dirigió a su almacén y al rato volvió con lo que se le había pedido. Algo de leña y comida para el camino. En el momento en que quiso pagarle el posadero decidió que le rebajaría el coste a la mitad.

— ¿ Por qué ?, no es necesario, no se moleste pronto regresaré a mi hogar.

— Porque el mundo está cambiando.sintió un deja vù al escuchar esoY porque creo que el mundo necesita más jóvenes como tú. Ahora más que nunca.

Nhail volvió a inclinar la cabeza mucho más bajo que antes, pues se sentía completamente honrado.

Más tarde, en la sala común de la posada, él estaba racionando la comida recién comprada y calculó que le alcanzaría para cinco jornadas. Eso estaba bien, quería decir que tenía tres días para estudiar a los sables de la noche más dos comidas para la ida y la vuelta. Claro, si todo salía bien.

Mientras , en la taberna se encontró con un viajero algo inusual en esas tierras. Un Enano. Era pequeño en comparación a un elfo, como todos los de su clase; a la vez que fuerte y robusto. Este en peculiar tenía el pelo, el bigote y la barba negros como el carbón pero con unos ojos que brillaban llenos de vida y alegría, parecía que nunca dejaba de reír.

6 «Me gusta»

En una cueva olvidada de los baldios, fuertemente custiada, en un intrrincando laberinto espinado, varios hombres cerdos primitivos celebraban la captura de dos orcos y una hiena. Los llevaron inmovilizados con cuerdas hacia lo mas profundo donde la tramatugo iria más tarde para empezar los desmembramientos.
-Aaarg me duele la cabeza del golpe… Rhean miro a su compañero de reojo. ¿Tengo sangre?
Malaspulgas, una preciosa hiena blanca, gruñó enfadada.
-Necesitan más que un garrote para rompertela- Le contesto con sorna.
La situacion era confusa. ¿Cómo habiamos llegado a estar capturados y maniatados por unos jabaespines? es una historia muy larga, pero empezaré desde el principio.

Naci en Azeroth. Vivo en Orgimmar desde que recuerdo con mi familia, pequeña, pero de gran valor. Mi padre es un gran guerrero y mi madre se hizo valer como una audaz ladrona en los años del Rey exanime. Croth, mi padre, siempre me ha contado historias de sus viajes y combates, se preocupó por darme valores como el honor, la valentía, la lealtad o la nobleza, sin embargo mi madre se preocupaba más porque tuviera una vida larga y fomentó mi astucia, seguramente heredada de ella como mis ojos.
Como todo orco, de mi se esperaba que fuera valiente, la debilidad es un defecto grave y yo, como todo orco, nunca me acobarde frente a lo que yo consideraba injusto. Sin embargo, mis padres se preocupaban mucho por mi futuro, ya que no destacaba en ningun estilo de combate que les fuera familiar. Me gustaba pasar el tiempo en los establos del Valle del honor, me habia hecho amiga de Murog (el maestro de establos) y me dejaba alimentar a las mascotas de los muchos aventureros que las dejaban alli para descansar.
Lobos, arañas, lagartos… todas las diferentes razas me alucinaban y hablaba con ellos, ya que parecían entenderme. Un dia, Murog me dió un pequeño arco, hecho por el mismo, y me dió unas clases de puntería. Llegue a casa completamente fascinada, alardeando de haber dado en el centro de la diana 4 veces y encabezonada con dar clases en el arte de la caza. Mis padres aceptaron rápidamente, ya que parecía que por fín había encontrado una maestría. Yo ahora se que era mi destino.

Con los años fui afinando mis ojos, llegando a ser constantemente certera. Siempre me divertía las pruebas de arcos y competía en secreto con otros aprendices de mi nivel. Bueno, siempre tuve mejor puntería que los demás y Murog estaba orgulloso de mi, aunque apenas lo manifestaba, ya que tenia un caracter áspero y cerrado.
En una ocasión había mucho alboroto en frente del tablón de anuncios del Valle de la fuerza, por orden del jefe de guerrar, se pedía voluntariros para escoltar un carromato con heridos desde Vallefrenos a la ciudad y aunque yo era aun bastante joven, me apunté sin pensarlo. Por aquella epoca ya nacían en mí sentimientos de conocer el mundo, de la aventura, de viajar y si no lo hubiera hecho, nunca habria encontrado a mi compiche de fechorías.

La noche anterior, estaba tan nerviosa que dejé preparado un mochila con carne salada y queso, incluso una yesca para hacer fuego, como si fuera a estar lejos de casa varios meses, quería estar preparada.
Salimos temprano de la ciudad, el camino hacia vallefresno lo hicimos por los baldios. Había orcos, taurens y trolls de todas las edades en el grupo, de hecho, yo no era de las orcos más pequeñas que había, pero quizas sí era la más ilusionada. Pocas veces me habia alejado tanto de Orgrimmar, sólo había ido alguna vez por Durotar, a Cerrotajo por las clases de cazador. Los Baldios Norte eran increibles, aún recuerdo la primera vez que puse un pie en esas tierras, el aire caliente me golpeó en la cara, el color y la amplitud de las llanuras me enamoraron, aunque es un lugar muy hostil su belleza no es comparable con otro lugar de Azeroth.

Cuando llegamos a Vallefresno, el bosque me asombró. Nunca creíi que podríia haber árboles tan altos y así lo manifesté, algo que hizo gracia a un tauren de la carabana:
-Aún eres joven pequeña orco, pero hay árboles que rozan las nubes - Soltó una gran carcajada
-Y si son tan altos, ¿por qué no los veo ahora? -le pregunte ingenua, no se puede ver un árbol si esta lejos por muy alto que sea.
-Porque son altos, pero tambien estan a mucha distancia.
-¿Y has subido a un árbol de esos?
-No, pero hay elfos que tienen sus casas en esos árboles.
-¿Elfos? pero si son muy estirados, no los veo subiendose a arboles…
-Jajajaja No no no… no los elfos de lunargenta, los elfos de estos bosques, los de Teldrasill. Si ves a alguno, no te acerques.
-Si veh a uno dihpárele pequeña- Me ordenó un troll con una gran hacha que se metió en la conversación.

La carabana hizo un alto en el camino para comer cerca de la Torre de la Algaba, no era de noche, aunque en el espesor del bosque no se podia saber bien que hora era. Yo, que era muy inquieta daba vueltas por alrededor con mi arco en mano, cuando a lo lejos escuche un aullido. Sin pensarlo corrí por los arbustos y me alejé del grupo en dirección al chillido. Fuí tan rápida que nadie se dió cuenta. Me guié entre los árboles por los sonidos de lo que parecía unos animales peleando. Llegué a un claro, más o menos grande y me oculté trás el tronco de un árbol, en la explanada rodeada de arbustos habían dos lobos alfa garraespectros que habian matado a una hiena y ahora parecian jugar con su cachorro.

Un precioso cachorro blanco, con algunas motas marrones por su cuerpo, el pequeño gruñía mientras daba pasos atrás. Esos sucios lobos querían comerse tambien al cachorro.
Deje mi mochila en el suelo y subi con mi arco a la espalda al árbol, lo suficiente para que esos lobos no me llegaran, y con nervios de acero lance la primera flecha a los pies de uno de ellos intentando asustarlos. Los lobos se sobresaltaron, pero no dejaron al cachorro.
Era mi primera vez disparando a un ser vivo, no queria hacer daño a la pequeña hiena, pero lancé una segunda flecha, esta vez apunté al lomo del más grande. El lobo gritó herido y salio huyendo cojeando. Rapidamente cogí otra flecha y la disparé al otro lobo, aunque éste la esquivó y salió corriendo tras el herido.

El cachorrillo estaba asustado pero no se había ido, así que baje del árbol cogí de mi mochila un trozo de carne seca y me acerque a él guardando las distancias para no asustarlo. Despacio le tiré un trozo cerca, para que pudiera olerlo y comerlo, para ganarme su confianza; tiré otro, pero más cerca mía y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para poder agarrarlo, le ofrecí el trozo de carne seca en la mano. El cachorro desconfiado me olió, e incluso me gruño, pero lo mordió y en ese momento aproveche para cogerlo en mis brazos. Desde entonces Malaspulgas y yo estamos juntos, hemos crecido juntos, dormimos juntos y a veces incluso se lo que piensa.

Lo acariciaba mientras volviamos a la carabana, estaba feliz de haberlo salvado, no sabía cómo se iban a tomar mis padres que lo llevara a casa, pero ya no quería separarme de él nunca más. De repente, escuche un ruido entre los arbustos, me giré rápido abrazando fuerte a malaspulgas contra mi, me parecio ver unos ojos, como los míos, pero fue demasiado fugaz, quien quiera que estuviera allí se fue antes de que pudiera decir nada. ¿Un elfo de la noche me hubiera dejado viva? No lo se, pero corrí como alma que le llevaba Guldan hacia el grupo sin mirar atrás

Ahora, soy una cazadora experta. El día que me disponía dejar Orgrimmar, Murog me entregó como su legado un rifle, un arma de fuego excepcional con 3 cañones con un gran punzón para defenderme a melé, seguro se la quitó a un enano cuando todavía batallaba. No pude reprimir el abrazo, le cogí con fuerza y le dije lo mucho que le echaría de menos, pero que cuando volviera tendría que escuchar mis historias. Me alejé rumbo a mi casa con ella a la espalda y sabía que mi mentor me vio alejarme con nostalgia. Una vez alli todo estaba preparado para mi partida. Mi padre me dió uno de sus colmillos y me lo colocó en mi oreja izquierda, casi no sentí dolor pero exageré mi reacción a lo que él me respondió con un cariñoso empujón. Mi madre tenía preparado un bol con pintura de guerra, habia elegido el color rojo, en honor a la horda, me pintó la cara con unas lineas que me cruzaban el ojo derecho, el ojo con el que apuntaba, los brazos y el torso, también hizo las mismas marcas de guerra en mi rifle. Todo ese ritual fue muy importante para mi.

Me acerqué al tablon de anuncios, buscando mi primer trabajo, nada importante, los que no disponian de mucho oro también tenían problemas y quería ayudar a la horda. Un goblin necesitaba limpiar el camino a Cerrotajo, sabía que esos retacos verdes eran muy codiciosos y aunque no pagaban mucho, habian dado tecnologia importante a la horda. ¿Por qué no? me dije a mi misma. Pero quería comer estofado de cordero antes de dejar Orgrimmar en “El Colmiillo Partido”.

Ahora que acariciaba la libertad sentía un arraigo exagerado a la ciudad. Sabía que no me iba para siempre, sabía que volvería, pero miraba con nostalgia las casas, tiendas, el muro y a sus gentes, el pararme a comer era la escusa perfecta para demorar mi salida, aplacar mis nervios y atesorar en soledad recuerdos de Orgrimar, mi hogar.

Salí de la ciudad y me dirigí al goblin. El bichejo me dijo que se me habían adelantado, ya había contratado a otro, pero que siempre podíamos hacer el trabajo juntos. No me gustó nada la proposición, pero no tenía nada que perder. Se oía, no muy lejos, los gritos de las arpías.

-Sigue el camino de arpías muertas… me dijo enseñando todos sus dientes, no parecía una sonrisa siendo sincera.
-¿Y vas a pagarnos a los dos? Lo dudo.
-La recompensa podéis repartirosla.
-Ni hablar, dame otro trabajo.
-Bueno, puedes encargarte de la limpieza, quitar las plumas y eso.
-¿Me tomas por una novata goblin? le dije amenazante.

Unos pasos pesados por atrás se acercaban, me giré y era uno de los míos, un orco de piel oscura y marca de guerra blancas. Era una eleccion muy extraña del color, pero el contraste era muy favorecedor. Portaba dos grandes hachas, era un guerrero, como mi padre. Le lanzó una bolsa llena de garras de arpias a los pies del goblin.

-Muy rápido orco, me vendría bien que de vez en cuando pasaras por aquí, las arpías tienen un nido y siempre vuelven al camino.
-Si hay un nido puedo encargarme - dijo él, algo que me saco de mis casillas.
-Un momento. interrumpí. Si hay un nido yo me encargo, ya me has quitado este trabajo, lo justo es que haga yo el siguiente.

Hasta ese momento el orco no había dado importancia a mi presencia, pero con mis palabras le llamé la atención. Me miró de arriba a abajo, algo que en ese momento no me tome bien, ahora se que se fijiaba más allá de lo que yo creía.

-La oportunidad surge cuando menos te lo esperas. Me apunto. Me dijo mientras recogia la recompensas por las arpías.
Malaspulgas se acercaba a él y le olisqueaba, no parecía molesto con la hiena, otra cosa extraña porque Malaspulgas era un animal que a muchos no gustaba, aunque era cariñoso y juguetón.
-Escucha orco, este trabajo es mío y no necesito…
Intentaba ser ruda y molestarle, pero él me interrumpió.
-Mein -me dijo mientras me miraba intensamente. Puedes llamarme Mein. Es evidente que no necesitas ayuda, planteo una cooperación.
Me cortó con su mirada. Por unos instantes me quede callada. Respire hondo y avance hacia el nido de arpías no sin antes empujarle con el hombro. Mire hacia atrás con disimulo para ver si me seguía y grité:
-Puedes venir si quieres, pero la recompensa será mía.

Y así fue como nos conocimos. Juntos matamos a la madre arpía, al principio fue una competeción divertida para los dos. Nunca habia visto manejar dos armas asi ¡y mi padre era un veterano guerrero! Pero incluso cuando nos redearon, las arpías no tenían nada que hacer. Haciamos un buen tándem. Prendimos fuego a los nidos, cobré la recompensa y lo invite a una cerveza de veneno de rana, esa copa se convirtió en dos, tres y esa noche supimos que éramos más que un buen equipo, soy una orco directa.
Parece que han pasado eones, aunque no es asi. La mayoría de las veces nuestros trabajos nos hacen reencontrarnos… como hoy.

Mein, Rhean y Malaspulgas estaba maniatados. El orco parecía esperar un gesto de Rhean, pero ella bromeaba con los feos que eran esos jabaespines. En la oscuridad una luz tenue se acercaba.
-Debe ser la tramaturgo.
-Aun me cuesta creer que estos primitivos tengan tramaturgos - Le dije a Mein. ¿Estás listo?
-Estoy deseándolo.
Rhean sonrió para sí misma por esa respuesta. La había oído tantas veces en tantas diferentes situaciones que para ella tenía un significado especial. Ambos ya se habían desatado antes de que llegara la jabaespín, sólo quedaba Malaspulgas que se resignaba atada a un poster.

La jabaespín no se lo vio venir. Nada mas llegar al espacio donde nos tenían “secuestrados” no se percató de que las cuerdas estaban flojas por la mala iluminación que tenían en la cueva. Parecía que quería asustarnos, llego con un gran cuchillo de carnicero o al menos eso parecía ese artilugio y una antorcha en la otra mano, que movía en frente de nuestras caras bruscamente emitiendo ruidos extraños. En cuanto se giró y nos dió la espalda, los dos nos levantamos y, Mein, esperó pacieintemente a que se volviera para darle un puñetazo en los morros y dejarlo cao.
Arrastré su cuerpo y lo até al poster donde estaba mi Malaspulgas mientras Mein buscaba alguna cosa de valor y un objeto robado por el que habiamos sido contratados entre sus pertenencias.

-¡Qué feos son! observé al jabaespín demayado- Le quitaré el colmillo como prueba.
-Lo quieres de recuerdo, te conozco, eres una romántica. Aquí no hay mucho de valor. Cojámos nuestras armas y salgamos.
-Me parece que tus espadas se las quedo un bicho de estos con el pelo naranja jajajajajaja, el pobre no sabe lo que le espera.
-¿qué prefieres? - Me dijo mostrando en cada mano dos objetos, la antorcha y el cuchillo.

Cogí la antorcha, el fuego me gustaba y hasta no recuperar mi rifle me tenía que divertir de alguna manera. Mein me puso el brazo por encima del hombro y salimos de la cueva dejando el caos tras nuestros pasos. Fue facil recuperar nuestras cosas y salir de Zahurda, solo nos dejamos “capturar” para hacerlo más entretenido, pero en cuanto cobraramos el trabajo tendriamos que coger caminos diferentes, asi que, como era de costumbre, buscamos un lugar de descanso para alargar nuestro tiempo juntos, me gustaba las zonas mas altas de las montañas los Baldios para pasar la noche, yo caze algo y Mein hizo el fuego.

A la mañana siguiente, al despedirnos le dije:
-Me encantan nuestras citas.
Y marché con Malaspulgas hasta nuestro siguiente encuentro.

8 «Me gusta»

Måneblut (sangre lunar) estaba parado limpiando la sangre de su armadura.

El pequeño ciervo que había estado despellejando había tardado más de lo que pensaba debido al frío húmedo de aquella noche. Se puso de pie y enderezó la espalda con un suspiro mientras examinaba los árboles que rodeaban el claro en el que residía.

Fue entonces cuando un lobo gris salió de entre los árboles, se detuvo a unos metros de distancia y miró al huargo frente a él. El joven Orco estaba perplejo, era mucho más oscuro que cualquiera que había visto en el bosque y estaba seguro de que no pertenecía a Vallefresno.

Tampoco estaba haciendo nada agresivo hacia el, que, en teoría, estaba invadiendo su territorio. Tal vez también estuvo tras del venado que había despellejado horas antes.

El guerrero gruñó profundamente para intentar que desapareciera pero nada … el lobo se sentó y continuó observando. El guerrero sacudió la cabeza pero algo le hizo sobresaltarse y ponerse en guardia, captó el leve sonido de unos pasos que se aproximaban, sus ojos encontraron una sombra entre los árboles que pertenecían a una figura que se acercaba. Su espalda se puso rígida, no podía permitirse el lujo de exponerse a los peligros del hogar de los Kaldorei.

Sin embargo, ¿ cómo podría irse después de todo el tiempo que había pasado desollando al venado para futuras comidas ?, tendría que mantenerse firme y enfrentar las consecuencias aunque una pequeña parte de él seguía esperando que la sombra girara y tomara una dirección diferente. Maneblut pisaba despacio alejándose un poco cuando el lobo echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar un largo y bajo aullido que resonó entre los abedules y los pinos dormidos.

Los pasos se detuvieron …

Aquella figura femenina inclinó la cabeza, la voz temblaba, tenía tanto frío que le castañeteaban los dientes. Volvió un paso atrás cuando de pronto pudo ver a una orco, era la primera vez que vio a uno de los suyos o al menos era demasiado niño cuando estuvo cerca de uno. Su largo cabello estaba empapado junto con las pesadas pieles que llevaba que le servían de abrigo, parte del agua había comenzado a calar en sus ropajes, sus brazos alrededor de ella en un intento de mantenerse un poco más cálida pero el guerrero dudaba seriamente en prestarle ayuda, no quería asustarla.

Era una cazadora, tenía un arco atado a la espalda y dos cuchillos que descansaban sobre sus caderas, aun que era obvio que era una novata le recordaba a él, tan jóvenes e inexpertos pero con tantas ganas de descubrir el vasto mundo …

Eso explicaba la presencia del extraño lobo frente a el.

La salvaje cazadora levantó la vista cuando salió al claro, el brillo de sus ojos era tenue y en su rostro tenía pinturas de guerra, parecidas a las suyas pero en otro color, aunque no pudo distinguirlas desde su posición.

Algo andaba mal, un cachorro perdido e inocente correteaba cerca y el lobo salió corriendo hacia él, hambriento.

7 «Me gusta»

La serpiente aterrizó suavemente en la plataforma. Bajó dando un salto de esta y caminó mientras hurgaba entre las juntas entre las placas de su maltrecha armadura, sacando el sobre. Una vez subido los tres escalones que daban a la plaza central buscó raudo a Adrestes, al cual encontró al instante hablando con un administrador junto a la centelleante forja por lo que se acercó a este, el cual le reconoció dejando de hablar para acercarse al mortal.

Así que has regresado. Se lo que os sucedió en el Templo del Coraje y la desafortunada labor que tuviste que realizar con Thanikos, por eso quiero pedirte que nos ayudes en la ofensiva que estamos preparando contra Maldraxxus, van a lamentar haber osado atacarnos. En su mirada pudo ver el odio acumulado, deseoso de liberarlo contra los Necroseñores.

…. yo también quiero acabar con quienes atacaron pero… hay que detener ese ataque, no son los únicos en haber sido traicionados. Tendió su mano con el sobre sellado, que Adrestes tomó sin dilación.

¿¡De verdad tienen la osadía de enviarnos un mensaje tras atacarnos?!, ¡¿Es que se creen que somos necios?!. Apretando el puño con ira arrugó el sobre hasta convertirlo en una bola del tamaño de su palma.

¡Debes leerlo Polemarca!, ¡Es de vital importancia para todos!. Jadeando Apolon corría a ellos gritándole con el poco aliento que lograba tener.

Hazle caso, ellos han sido los primeros en ser traicionados, están sumergidos en una guerra civil entre leales y traidores…. quienes atacaron fueron los traidores, lee la carta por favor, confíe en nosotros. El mortal tratando de calmarlo rogaba para sí mismo que no rompiera el sobre sellado, sabía que ese pequeño papel podría evitar una carnicería innecesaria.

Confío en ustedes, así que espero que así sea por el bien de esos “leales”… Intentó alisar lo mejor que pudo la bola arrugada hasta que al fin pudo romper el ahora quebrado sello, que terminó de romper para sacar su contenido. Este por suerte aún era legible, por lo que lo leyó detenidamente, palabra por palabra, dando un largo suspiro tras acabar de leerlo.

Ya veo… cancelaré el asalto pero aún así no confío en ellos, no después de la afrenta acometida bajo su nombre… ya tendremos tiempo para hablar de ello con sus representantes “leales”, pero para nuestra desgracia tenemos problemas más importantes de los que ocuparnos ahora. Miró al horizonte apenado. Durante tu ausencia hemos perdido la Ciudadela de la Lealtad y el Templo de la Pureza mortal, si no logramos cambios me temo que todo por lo que hemos luchado se vendrá abajo…

Son noticias funestas, desde luego… No lograba tener la tenacidad para decirle nada más.

Por suerte tenemos ante nosotros un agente del cambio Polemarca. El optimismo de Apolon destacaba entre las caras largas del Polemarca y el mortal.

¿Significa eso que te unes a nuestra sagrada causa?. Adrestes se dio media vuelta y le miró con una leve sonrisa.

Si, eso decidí en Oribos, no comulgo con ciertos aspectos de su curia pero… creo que sus habitantes merecen vivir en paz.

No solo eso, si no que Argent y Valerie también nos han confirmado que se unirán a nosotros cuando regresen.

¡Maldición!, si es que lo sabía. Pensó tratando de que nadie notara su enojo, difícil por su fruño fruncido.

Eso son noticias esperanzadoras, con vuestro apoyo lograremos recuperar Bastión y restablecer la paz en nuestro reino. Adrestes pareciera haber visto un halo de esperanza en aquella frase por como relajó su tono de voz.

En verdad estábamos esperando tu regreso, la Arconte estaba tan confiada en tu retorno que ha preparado tu ceremonia de unión. Ha llegado hasta sus oídos tus hazañas contra los ataques Abjurante y Maldraxxi, deberías sentirte honrado por ello. Apolon le hizo una pequeña reverencia, lo que dejó anonadado al mortal.

Gr….gracias un poco sonrosado no lograba saber que emoción era la que notaba, era tan distinto a todo lo que recordaba que le extrañó cuanto menos, pero era… agradable.

Debes prepararte para ello, la mismísima Arconte estará allí así que aséate, te hemos preparado un baño caliente y una nueva toga. Cuando acabes avísanos e iremos al Trono de los Himnos Eternos, allí se llevará la ceremonia. Adrestes señaló a lo que pareciera una pared al final del reposo.

Claro, trataré de no hacerles esperar.

Y una última cosa, te sentirás como en casa entre los kyrianos, hermano.

Hermano… Escuchar esa palabra le hizo sentir un flechazo en el pecho, haciendo que la nostalgia le invadiera la mente mientras se acercaba a aquella pared azul. … hacía tanto que no escuchaba algo así… desde que dejé la Cruzada…. suspiró … os volveré a ver.

Otra vez aquel barreño de agua caliente llena de espuma y vapor a lavanda, otra vez aquella caja blanca rematada en oscuro metal con una toga sobre esta… aunque se veía distinta. Salvando ese detalle todo pareciera igual… ¿Acaso todo lo sucedido fue un sueño?… no, las cicatrices de su hombro y espalda ya estaban cicatrizadas, quedando marcadas para el resto de su vida y sin embargo seguía pensando que todo era un sueño, o más bien una pesadilla de la que quisiera despertar.

Esta gente tiene demasiado expectativas en mi, si acaso supieran todo lo que he hecho hasta ahora… Sumergió su cabeza en la templada agua, esta vez a pesar de la agradable esencia a lavanda de sus vapores no logró echar cabezada alguna pues estaba cuanto menos nervioso por lo que deparaba más allá de las doradas colinas.

Un rato después salió del barreño y se enrolló aquella prístina toalla blanca sedosa que por supuesto también impregnada en aquel agradable aroma a lavanda y tomó la toga que a diferencia de las anteriores estaba ricamente tejida con motivos rectilíneos y bordados en hilo negro, blanco y dorado, también destacaba por la capucha que colgaba por detrás y por los pequeños ornamentos en forma de hojas doradas engarzando unas pequeñas gemas celestes en los hombros que servía a su vez como cinchas.

Desde luego no han reparado en gastos… hablando de reparar, espero que ya tengan mi armadura arreglada, la que llevo no aguantará mucho más.

Se puso la toga, fresca y liviana pero a su vez sobria. Lo que pareciera un cinturón se cayó al suelo, lo cogió de este un poco asustado pensando que se habría ensuciado, para su suerte lo que pareciera la hebilla seguía con su blanco prístino y puro. Además que para aún mas suerte el cinturón en sí era negro, por lo que no se notaría.

Hasta los bordes y los anillos que unen las tiras son de hilo dorado… no se yo donde está esa “humildad” de la que hablan. Se ajustó el cinturón sin más, se puso las sandalias a tiras y salió a la plaza central.

La verdad es que saben vestir cómodo y fresco, aunque no creo que sea lo mejor en Dun Modr… suspiró nervioso.

Así que ya estas listo, ya te ves como uno de los nuestros aunque… tienes el pelo muy “rebelde”, Haka recógele el pelo en una coleta. Apolon indicó a la cercana administradora que lo ayudase, esta dejó de barrer y se acercó a saltitos con un ornamentado coletero.

¡Ahora mismo!. Rauda tomó los dorados cabellos más superficiales y los recogió con su peculiar mano, poco a poco tomó más cabello y los hizo pasar por el coletero. Al acabar tomó un pequeño espejo ovalado y se lo pasó al enano. ¡Acabado!, mucho mejor uh-uuuh.

Usando el espejo se miró y luego a la coleta que ahora colgaba entre su densa cabellera. Umm… no queda mal en verdad… nunca pensé en algo así pero… se ve bien, supongo.

Te ves perfecto ahora, digno de presenciar a la Arconte. Apolon indicó a Haka que se fuera a otros menesteres, la cual tomando el espejo obedeció. Adrestes ya ha partido, ahora es hora de que nosotros también.

Vale aunque mentiría si te digo que no estoy nervioso… Su voz temblaba un poco, pero lograba mantener la conversación aún así.

Es normal pero no tienes que preocuparte, ya verás como te sientes como en casa.

Como en casa… Apretó los dientes un poco sin darse cuenta, aunque no lo quisiera los nervios le estaban carcomiendo cada vez más.

Vayamos pues, esta todo listo para tu llegada, te llevaré allí puesto que aún no puedes volar.

El mortal fue tomado entre los brazos de Apolon con cuidado, este se alzó sobre el Reposo del Héroe con más calma que de habitual y comenzó su vuelo hacia el este.

Volar… ¿Podré volar yo también en un futuro?. Preguntó con la curiosidad de un niño el mortal.

Por supuesto, aunque para ello tendrás que esperar a ascender, antes tendrás que superar todas las pruebas.

Claro… ¿Dijeron que se necesitan muchos años para lograrlo no?

Eso depende de cada uno, pero tómatelo con calma, ya tendrás ocasión cuando estés preparado.

Cuando esté preparado… Miró con una mezcla de nostalgia y por algún motivo emoción a las infinitas colinas doradas que se perdían en el horizonte. Dudo que eso llegue antes de que muera suspiró.

No seas impaciente, es normal en los Aspirantes desear alcanzar la Ascensión, pero deben estar preparados para ello pues no es un paso fácil. Además, nunca se ha dado el caso de un Ascendido mortal… aunque tampoco se había dado el caso de un mortal Kyriano por otra parte… ni mucho menos tres.

Supongo que tienes razón… por cierto ¿Quién es esa tal “Valerie”?.

Creo que ustedes los llaman “humanos”, además es muy diestra con los poderes de la Luz como ustedes dos.

¿Diestra con la Luz?, ¿Portaba una armadura de metal o más bien iba con vestimentas de tela?. Temeroso el enano quiso cerciorarse de su nueva “compañera”.

Metálica como ustedes.

Entiendo. Apretando los dientes se maldijo por su decisión una vez más, ahora no seria uno, si no dos quienes iban a estar dándole sermones sobre la “bendición de la Luz” y las “Virtudes que todo buen paladín discípulo de la Luz debía poseer” por el resto de su eternidad.

Para su suerte o desgracia un nuevo capítulo en su vida se abría paso conforme el gran complejo se vislumbraba en el horizonte, rompiendo la monotonía de las doradas colinas.

6 «Me gusta»

— ¿ Cuna del Invierno dicen que se llama este lugar ? ¡ Pero si esto es como una ligera nevada de verano en Dun Morogh !decía lanzando unas sonoras risotadas.

— Dun Morogh …

— De donde yo vengo, orejudo amigorespondió el enano animadamenteEn las altas montañas de Khaz Modan, al otro lado del Mare Magnum. ¡ Deberías visitarlas algún día !

— Si se me presenta la oportunidad lo haré , aunque no creo ser bien recibido por tus tierras … este…

— Me llamo Narvir. Narvir Tiro Certerose presentó, orgulloso.

— Nhail. Sombra del Viento.

— Ustedes no se parecen en nada a los otros elfos que tenemos cerca de nuestras tierras. Pero me han dicho que su vino es bueno. Vale la pena cruzar el mundo para ver si es verdad o no.

— ¿ Recorriste todo este camino solo para probar nuestro vino ? — inquirió confundido.

Narvir volvió a reírse con ganas.

— Claro que no. Vine hasta Kalimdor para encontrar nuevos desafíos.

— ¿ Desafíos ?

— ¡ Así es ! No hay nada más emocionante que cazar presas de las que nunca has oído hablar. De esa forma seré yo el primero en hablar de ellas.

— Cazador …

— Nací cazador y es bastante probable que muera siendo cazador — contestó mientras seguía riendo.

— ¿ Matas bestias por diversión ? — El elfo ahora se sentía muy incómodo. Y Narvir se dio cuenta.

— ¿ Es que acaso los elfos nunca han cazado ?

— Bueno, sí.Debía ser sinceropero nunca por el placer de ver morir a un animal.

— ¿ Es que me tomas por un asesino ?

No supo qué decir. Pero el enano no había terminado.

— Nuestra gente aún tiene que conocerse una a la otra. Pero te diré lo siguiente. Prefiero clavarme un puñal en el corazón antes que hacer sufrir a un animal. No me malinterpretes, no cazo solo con la intención de matar todo lo que se me ponga por delante. La cacería es un arte y todo arte debe ejecutarse con elegancia y maestría.

Nhail se quedó callado un buen rato.

— ¿ Y qué es lo que pretendes cazar por estas tierras ?

— Aún no lo sé. Es lo malo de cazar en lugares de los que nunca había oído hablar. ¡ No tengo ni idea de qué puedo encontrarme aquí !

El elfo suspiró.

— Solo te pediré una cosa. No caces sables de la noche.

Narvir levantó una ceja picado por la curiosidad.

— Debo viajar al norte para encontrarme con ellos — explicóY no quisiera que fuesen perturbados durante los próximos días.

— ¿ Encontrarte con unos animales ?El enano estaba ahora muy intrigado¿ Y eso por qué ?

— Es parte de mi adiestramiento.Vio cómo Narvir ladeaba la cabeza, confundidoPara poder conectarme con ellos y la naturaleza. Es parte esencial del druidismo; si queremos proteger el equilibrio natural debemos ser uno con ella.

— Es posible que no seamos tan diferentes después de todorespondió el cazador —. Aunque te sorprenda, yo también respeto la naturaleza. Siento que me uno a ella cada vez que estoy de cacería.

— Una forma peculiar de reverenciar la naturaleza.

Narvir se encogió de hombros mientras sonreía. Nhail volvió a suspirar.

Si te ofendí te ofrezco mis disculpas. No debí…

Pero las estruendosas carcajadas del enano lo interrumpieron. Nhail tendría que acostumbrarse a ello.

— ¡ No estoy ofendido, mi querido amigo elfo ! ¡ Me siento completamente fascinado por las raras costumbres de tu gente ! ¡ Hice lo correcto al venir aquí !afirmó mientras le daba unas fuertes palmadas en la espalda a que lo hicieron trastabillar y por poco caer al suelo.

— ¿ Dices que vas al norte a ver a esos sables ?continuó NarvirTe diré algo. Si me dejas ir contigo te prometo no apuntar a ninguno de ellos con mi rifle.

— Pero si no vas a cazarlos, ¿ entonces a qué irías ?

— A que me cuentes más cosas de tu gente, de estas tierras y de las raras y locas bestias que viven por aquí. Así no tendría que matarlas. Te parece un buen trato ¿ eh ?

6 «Me gusta»

Aterrizaron con cuidado y lentitud en el final de aquella senda. Bajo el arco esperaba Adrestes bloqueando el camino y a pesar de no ver que deparaba tras el susodicho arco supo que una multitud le esperaba por todas las voces de múltiples tonalidades que emanaba de aquel lugar.

¿Tienes algo que decir antes de comenzar?, Es tu última oportunidad. Con los brazos cruzados el alado ser esperaba cual estatua alguna respuesta del mortal.

No.

Estás a punto de entrar en nuestras filas. Tu mortal que viniste del otro lado del Velo cuando perdimos la confianza. Tu, que has seguido la senda kyriana a pesar de no ser tu destino. Hoy es el día en el que te regocijaras en los pasos que innumerables vidas han realizado antes que ti, siempre al servicio de un bien mucho mayor del que podemos alcanzar solos. Quien ha logrado unirse a nosotros en estos aciagos tiempos. Por todo ello la Arconte ha convocado a todos para darte la bienvenida a nuestro reino en reconocimiento a tus hazañas. Hoy es el día en el que darás tu primer paso, paso en los que los innumerables ascendidos que te sucedan se regocijarán.

Que palabras más… nobles, yo solo estoy haciendo lo que creo que es adecuado. Notó como aquellas palabras salía de lo más hondo de su ser.

Has demostrado que eres digno de estar entre nosotros, ustedes mortales son nuestra última esperanza ante estos aciagos tiempos.

Ojalá pudiera hacer más, de verdad.

Lograremos entre todos recuperar lo que nos han arrebatado aquellos quienes han osado romper la paz de nuestro reino.

Haré todo lo que pueda para lograrlo.

Debemos continuar, ¿Estás listo para comenzar la ceremonia?.

Será todo un honor. Con confianza dio el paso adelante.

A partir de aquí continuaremos el camino juntos, sígueme.

Enhorabuena hermano, ahora he de dejaros que continúen, os veré desde el público. Apolon marchó volando hacia otra de las bajadas.

Las escaleras daban lugar a una gran terraza que bordeaba toda la plaza, a su vez se abría otra terraza bajo la primera, más amplia y llena de bancadas llenas de kyrianos sentados esperando a que aquel acontecimiento diera comienzo. Bajo esta la gran plaza diáfana se abría paso a los pies del complejo que era el Fuerte Elíseo.

Cientos de espectadores esperaban con paciencia y expectación el hito que iba a suceder ante ellos. Una larga alfombra tejida por los más hábiles artesanos en hermosos motivos lineales partía en dos la plaza, con las bancadas llenas de espectadores a cada lado. Al final de esta un holograma de gran tamaño dominaba la atención de todos los presentes a pesar de no estar presente físicamente la divina líder.

Apenas unos murmullos se dejaban escuchar entre el crepitar de las llamas de las hogueras, los estandartes mecidos por la brisa y la banda de fondo entre arpas y liras, que con sus diestras manos endulzaban el ambiente.

Adrestes se aclaró la garganta, al bajar el primer escalón todos los presentes miraron al Polemarca y el aspirante.

¡Kyrianos, escuchadme!. Su voz reverberó por todo el complejo, haciéndose el silencio de arpas y liras. ¡Han sido convocados en el día de hoy para presenciar un hito en nuestra historia, un acontecimiento que nunca se había dado en los eones de existencia de nuestro reino!.

¡Hoy este mortal venido desde el otro lado del Velo pasará a la larga historia de Bastión al unirse a nuestras filas como uno de nuestros hermanos desde el día de hoy hasta el final de la Existencia!.

¡Den la bienvenida a Drethz el Caminante, quien atravesó las Fauces y regresó impugne. Quien vino en nuestro momento más aciago cuando parecía que toda esperanza estaba perdida. El que se enfrentó con valor y coraje no solo contra nuestros hermanos perdidos, si no contra quienes quisieron aniquilar nuestro glorioso pueblo. Quien afrontó las sagradas pruebas y salvó la vida de numerosos hermanos arriesgando su propia vida sin esperar nada a cambio. Quien regresó de las Fauces no solo para evitar un infructuoso conflicto, si no que nos ayudará a recuperar la gloria perdida de nuestro reino, al cual a partir de ahora pertenecerá con todo derecho por sus méritos y servicio!

¡A partir de hoy nuestro nuevo hermano seguirá los pasos que innumerables Kyrianos han seguido antes que el y cuyos pasos darán innumerables aspirantes que tendrán el honor de seguir. A pesar de no haber seguido la senda que los demás hemos seguido es la senda Kyriana. Hoy no se acaba tu camino mortal, si no que una nueva senda se abre a tus pies, una en la que tus nuevos hermanos te ayudarán a continuar.

Llegaron al final de la alfombra, frente al holograma de la inconfundible Arconte. Adrestes se detuvo, apartándose, dejándolo frente al gran holograma.

Da un paso adelante, mortal. La melódica voz de la Arconte le invitó a continuar, sin dilación dio un paso adelante y se arrodilló frente a esta con respeto.

Este mortal, a pesar de llevar poco tiempo entre nosotros ha logrado que sus hazañas resuenen hasta lo más profundo de las Agujas de la Ascensión. Gracias a sus hazañas no solo ha evitado que nuestros hermanos cayeran en combate o sucumbieran en la duda, si no que ha logrado encender una luz de esperanza entre los Kyrianos en el momento más aciago de nuestro reino.

Guiado por su noble alma este mortal se ha enfrentado a retos a los que nadie del otro lado del Velo se había enfrentado como un aspirante. No ha demostrado atisbo de codicia en sus actos, algo a lo que todo Kyriano que ha tenido la fortuna de acompañarlo ha podido demostrar. No solo ha demostrado humildad, si no todos los rasgos que todo Kyriano debe seguir. Coraje a la hora de luchar por quienes no pueden. Lealtad a nuestra sagrada curia al regresar con nosotros y unirse a nuestras filas en nuestros momentos más oscuros. Sabiduría al enfrentarse a las pruebas y Pureza al abrir su alma queriendo superar sus cargas pasadas.

En el día de hoy te damos la bienvenida a nuestra sagrada curia, Drethz. Juntos lograremos recuperar la paz y la gloria de nuestro reino. ¡Gloria a Bastión!.

El mortal sintió como toda carga desaparecía, una carga de confianza, regocijo y serenidad recorrió no solo su cuerpo, si no hasta lo más profundo de su alma. Por primera vez pudo sentir que podía mirar a los ojos de aquellos seres que le acogían con los brazos abiertos.

Desde este momento estas nobles almas son tus hermanos y hermanas, Drethz el Caminante. Bastión y el Fuerte Elíseo te abre sus puertas a tu nuevo hogar. Desde este momento cuentas con mi bendición. Ve y sirve. Cientos de aplausos se abrieron cual rayo ante el silencio dejado por la Arconte durante lo que parecieron horas.

Alzándose sobrecogido sobre sus piernas el mortal se dio la vuelta mirando a lo que ahora eran sus hermanos y se inclinó hasta que el borde de su barba tocó el suelo. Unas lágrimas cayeron sobre este dejando su húmeda marca, una tras otra la sucesión de marcas aumentaba. Tras esa reverencia el mortal trataba de ocultar su rostro, enrojecido por las emociones que le recorría, sin embargo no lograba hacer cesar el goteo de sus ojos.

¿Tienes algo que decirles a tus semejantes?, la ceremonia no concluye hasta que entres en el Fuerte Elíseo. Adrestes a su lado le miraba con orgullo, cual inesperado padrino.

Se secó como pudo el rostro y alzó la mirada a quienes ahora serían sus hermanos. No esperaba ser acogido así, llegué estando totalmente perdido sin saber siquiera ya quien era. Pensaba que estaría por poco tiempo, de hecho me vi prácticamente obligado a venir por los caprichosos designios del destino, pero lo que he encontrado aquí no lo esperaba. En mi breve existencia apenas he conocido unas pocas almas tan puras y nobles como ustedes, más bien al contrario por desgracia. Porto una pesada carga que me ha hecho tomar una serie de decisiones que me han hecho odiarme a mi mismo desde entonces… creí que no merecía más que lo peor, que no debía ser acompañado más… que mi alma acabaría en el peor de los destinos… y sin embargo ustedes me han acogido a pesar de ello. Dijeron que nuestra llegada era la llama de la esperanza de Bastión, pero más bien ustedes han abierto una llama de esperanza en mi.

Mentiría si diría que no era reticente al llegar, no conocía nada de ustedes, de hecho pensé muchas veces en volver al mundo del que provengo pero… empecé a conocerles uno a uno y lo que vi fue algo que quise proteger por algún motivo que no llegaba a comprender.

Como me dijo Kleia hace un tiempo he rodeado a quien realmente soy de una gruesa y profunda corteza de odio, amargura y desprecio por las circunstancias en las que mi mundo se ha visto envuelto, han sido ustedes quienes han logrado quebrar esa corteza y sin embargo… queda mucho aún por romper hasta lograrlo me temo, si quiero traer esperanza no solo a Bastión y las Tierras Sombrías… si no al mundo del que provengo necesitare toda la ayuda que puedan darme… es por eso que no regresaré a Azeroth hasta que logre devolver la paz y gloria que el Carcelero y sus súbditos les han arrebatado, solo así podré regresar con la cabeas bien alta a las doradas colinas de mi nuevo hogar una vez me llegue la hora.

Tras un breve silencio el público volvió a estallar en aplausos por las sinceras palabras del mortal.

Eres merecedor de acceder al Fuerte Elíseo, no hagamos esperar a la Arconte.

Adrestes tomó al nuevo miembro con su brazo y desplegando sus alas alzó el vuelo hacia el Fuerte Elíseo, que dominaba el horizonte en su prístina gloria.

6 «Me gusta»

Dejaron la posada y la aldea una hora después. En un principio Nhail no estaba del todo convencido en dejar que el enano fuese con él al norte pero al final no supo decirle que no. Aunque de a poco se iba dando cuenta de que contar con compañía durante el viaje era una idea que lo animaba, sin mencionar que el aparentemente ilimitado buen humor de Narvir era muy contagioso, algo que el elfo necesitaba desesperadamente.

Las horas pasaron rápidamente mientras seguían el sendero hacia el norte. Las historias del enano ayudaban a que no se sumergiese en sus propios pensamientos como le solía suceder cuando viajaba solo. Fue gracias a esto que se sorprendió al darse cuenta de que faltaba poco tiempo para el anochecer y sin embargo no se sintió para nada cansado. Debía darle las gracias por acompañarlo durante el viaje.

Por su parte, si algo tenía de sobra el enano eran historias. Era más viejo de lo que sugería su apariencia y había pasado por mil situaciones desde mortales a hilarantes. Sin embargo no lograba retener mucho de todo lo que le contaba excepto cosas a grandes rasgos. Como por ejemplo el gusto de los enanos por la cerveza y el hecho de que acostumbrasen a vivir en casas de piedra. Si bien ya sabía que las edificaciones solían ser hechas con piedra, no se atrevió a imaginar nunca que a alguien se le ocurriría hacer sus casas en la piedra. Aun que en la última década poco o nada había dormido entre sedas y las comodidades de Lunargenta, la vida de mercenario.

Habían transcurrido ya muchas lunas desde la última vez que pasó tanto tiempo con alguien de los suyos …

Entonces, cuando Ormin vio que traía tres comadrejas dentro de mi sombrero, ¡ Se rió tanto que le salió la cerveza por la nariz !contaba en ese momento … y su risa hacía ecos en los páramos congelados.

Nhail también rió aunque de forma más comedida que su acompañante. Fue en ese momento que reparó en la posición del sol y sugirió que acampasen.
Media hora después tenían una fogata ardiendo y para entonces las estrellas brillaban radiantes en el cielo nocturno. Mientras daban buena cuenta de su comida, los dos viajeros siguieron charlando.

— Jamás imaginé que los enanos fuesen tan…. — empezó a decir …

— ¿ Lunáticos ?sugirió con una sonrisa.

— Intrigantesterminó el elfo mientras bebía un trago de hidromiel que compró en Vista Eterna, pensaba constantemente en Svelien y si se encontraría bien, pero seguía sin querer mencionarlaCreo que hay muchas cosas que nuestras gentes pueden aprender las unas de las otras.

— Y por supuesto que tienes razón.entonces Narvir bajó la vozSin embargo ahora yo quisiera que tú me hablases de ti mismo.

Nhail lo miró repentinamente desconcertado.

— No cualquiera viene a un lugar como este solo para jugar con unos ‘‘gatitos’’continuó el cazadorImagino que tienes una buena historia detrásentonces entornó aún más la mirada en el elfo¿ Se la has contado a alguien alguna vez ?

— Me temo que te decepcionaría. Mi pasado no es la gran cosaadmitió pesaroso.

Pero no vio motivos para ocultar su historia, así que volvió a contarla si bien de forma más escueta que la última vez.

— Los antepasados de mi maestro hicieron estocontaba mientras sacaba un pequeño amuleto de madera tallada del interior de un compartimentoEstá hecho de roble. De la misma madera de la que estaban hechos sus hogares. Y la marca que lleva es de la Dama Blanca en honor a Elune.

Según le contaba su bisabuela, los antepasados tallaron ese amuleto y fue pasando de generación en generación.

— Suena como una buena mujer.

— Sí. Lo eracontestó con la mirada perdida en las estrellas del firmamento.Todos los Tótem de Runa lo eran. Su bisabuelo se llamaba Nekka y fue un poderoso guerrero. Él le había enseñado todo a las futuras generaciones, desde las cosas más hermosas como las luces vibrantes de un atardecer en Vallefresno donde todo reflejaba la misma esencia de la vida; hasta las cosas más duras y crueles, como la muerte.

“El mundo es un lugar peligroso hijo mío, y siempre debes estar esperando lo peor, porque el mundo no te esperará a ti”.

Si bien su padre pudo ser duro algunas ocasiones, para él y su madre nunca mostró nada más que el amor más puro. Le había enseñado a ser fuerte y resistente y llenaba su cabeza con historias de tiempos remotos; cuentos sobre grandes campeones y terribles batallas. Fue gracias a esto que Nhail había soñado con sentir la naturaleza igual a aquellos de los que le contaba Breind. Pero de eso hacía ya muchos años, acabó creciendo y el mundo ahora era muy distinto.

— ¿ Qué pasó con ellos ?preguntó el enano sin tapujos. — Los demonios los atacaron y se vieron obligados a retirarse a la cima del Monte Hyjal, un lugar sagrado para los elfos de la noche. Cada vez que la Legión amenazaba con atacar a los refugiados en su camino Nekka salía al encuentro con los demás guerreros para defender los bosques junto a los Elfos de la Noche o los mismos Monte Alto. Desde ese entonces, combatió a los demonios con una ferocidad enloquecida y una creciente sed de sangre. Para Nekka fue demasiado soportar la muerte de su madre así que se adelantó para llegar lo antes posible al refugio de Hyjal.

— Aunque no lo creas, historias como esa se oyen bastante seguido. Sobre todo en estos días.comprendió Narvir, Nhail asintió mirando la hoguera.

Pero era mejor no pensar en eso. Todo lo que ocurrió estaba en el pasado y ahora debía concentrarse en el presente, en ese lugar.

Solo se escuchaba el crepitar de las llamas en esa noche silenciosa. Era casi como si la misma noche estuviese aguardando la decisión final. Ahora que se encontraba cerca del final del viaje todos aquellos pensamientos que prefirió mantener alejados se manifestaron de golpe y pudo sentir cómo se le oprimía el corazón. Por tanto, buscó toda la fuerza que pudo reunir para decir:

— Escucha. Mañana quiero partir solo, te agradezco de corazón que me hayas acompañado hasta aquí.miró entonces al enano y sus ojos estaban teñidos de gratitudPero lo que voy a hacer mañana es algo muy importante para mí, y…ya no supo qué decir. Esa fue toda la fuerza que pudo encontrar. Volvió a dirigir la mirada a la hoguera.

— Chicoempezó en un tono muy afectuosoyo te recomendaría que vuelvas por donde viniste si estás tan lleno de dudas como ahora.

Nhail lo miró estupefacto. Intentó responder pero no consiguió encontrar las palabras.

— Veo en ti la misma mirada que tienen los jóvenes enanos la primera vez que salen a cazar. Y yo siempre les digo esto que te diré ahoracontinuó diciendoSi no se sienten seguros con lo que hacen quizá es porque no deban hacerlo.

Entonces guardó silencio para darle el tiempo de considerar sus palabras. Al ver que seguía sin decir nada, continuó.

— Pero también les digo esto. Si alguna vez tienen dudas que no les permitan continuar el camino que escogieron, deben recordar por qué decidieron tomarlo en primer lugar. Quizá pensar en eso les ayude a encontrar la seguridad que tanto necesitan.

El elfo siguió guardando silencio. Levantó la cabeza y su mirada se dirigió hacia los cielos. La Dama Blanca, la mayor de las dos lunas, brillaba orgullosa esa noche. Narvir se dio cuenta de que Nhail tenía el amuleto de roble junto a la punta de flecha de su hermano en su mano derecha. Entonces el enano se levantó, le dio unas palmadas afectuosas en la espalda a su compañero y bostezó pesadamente.

— Bueno chico, es hora de irse a la cama. Si comienzo a roncar demasiado fuerte tienes mi permiso para echarme una bola de nieve en la boca. —Seguía riendo mientras se envolvía en sus pieles y se echaba en el suelo para dormir.

No contestó. Se quedó sentado mirando la luna un buen rato antes de finalmente irse a dormir.

A la mañana siguiente, cuando despertó, lo primero que notó fue el olor de la carne siendo cocinada. Se volvió y se encontró a Narvir preparando unas salchichas para el desayuno.

— Me han dicho que tu gente no es muy fanática de la carne asada. Pero también me han dicho que tienen buenos modales. Bueno, sería de muy mala educación dejarme comer yo solo chico.la primera risotada del día.

De verdad se sintió agradecido de haber contado con un compañero semejante en la última etapa de este viaje. Si bien lo que dijo sobre la carne y los elfos era cierto en parte, no se aplicaba a el, sus costumbres eran muy diferentes de las de su pueblo, creció y maduró lejos de sus tierras, tenía otra manera de sentir y ver el mundo, creció salvaje, lejos de los lujos y las familias de alta cuna, nunca mostró interés en lo materia ni en las finas comodidades de su gente. Disfrutó de la comida que le ofreció el enano y entonces llegó la hora de la despedida.

Bueno, haré como lo prometí y no le tocaré ni un solo pelo a los animales de por aquí, es lo mínimo que puedo hacer cuando cumpliste con creces tu parte del trato.

Entonces estiró la mano y Nhail la recibió en la suya.

— Gracias por todo.no quedaba nada más que decir.

— Me quedaré por aquí esperando noticias tuyas. ¡ Me muero de ganas por saber cómo te conectaste con la naturaleza o lo que sea que hayas dicho que ibas a hacer !

El enano se despidió con la mano mientras se alejaba de regreso hacia el sur. Y siguió con la mano levantada hasta que ya no fue capaz de distinguirlo a la distancia. Había pensado que lo mejor era tomárselo con calma, dejarse llevar por las emociones no serviría de nada. Así que avanzó tranquilamente hacia el norte, caminó la mayor parte del día y solo se detuvo para comer en algún momento, sabía que los sables que él buscaba eran criaturas nocturnas por lo que lo más sensato era descansar lo que quedase de día para salir en la noche. Por lo que encendió una fogata para ahuyentar la gelidez del lugar y esperó en silencio a que el sol se ocultase.

Al principio intentó evitarlo, pero no logró detener los pensamientos que últimamente le habían provocado tantos predicamentos así que se entregó a ellos.

Imgur

6 «Me gusta»

La brisa acariciaba cada uno de sus dorados cabellos haciéndolos bailar tímidamente. Bajo estos su portador admiraba el complejo de agujas y plataformas que se abrían paso ante ellos, recibiéndolos como si del lejano hogar se tratara.

El Fuerte Elíseo es la antecámara a las Agujas de la Ascensión, ¿Es glorioso verdad?.

Sin duda, no conozco nada en mi mundo que se le acerque… es tan puro y prístino… ¿Que son las “Agujas de la Ascensión?”.

El lugar desde el cual los Ascendidos vigilan la totalidad de Bastión y desde donde los más aptos Ascendidos son elevados a la categoría de Dechados.

¿Por eso esos “Abjurantes” desean tomar este lugar verdad?, Tomar el Fuerte Elíseo significa tomar todo el reino.

Eso me temo, no solo eso, como ya sabes la Arconte reside aquí…. no quiero imaginar que pasaría si nuestros peores temores se hacen realidad.

Haremos todo lo posible para evitar que eso suceda, no solo el reino está en peligro si no que también mi mundo de origen, me temo que ese “Carcelero” planea algo con este… maldita seas Sylvanas, se que eras una mala arpía nauseabunda pero… esto es demasiado, incluso para ella.

¿Sylvanas?.

Te lo contaré cuando tengamos un tiempo libre, es una historia muy larga me temo, pero digamos que si estamos aquí es casi seguro que es por su maldita culpa.

Llegaron al fin al borde de la plaza central, la estructura central llamó la atención del mortal, que pareciera un pilar elevado con unas escalinatas culminadas en una pequeño pedestal circular. Como la anterior vez se limitó a seguir a Adrestes a la hueste de la Arconte, mirando con curiosidad todo lo que le rodeaba.

Bienvenido a casa, puesto que no tienes alas Mikanikos te dará un artilugio que te permitirá venir aquí de forma instantánea, no lo pierdas.

Gracias, aunque me gustaría tener alas la verdad, poder ver el mundo desde las alturas debe ser asombroso.

Y lo es, pero todo tiene sus contras, cuando las logres te costará acostumbrarte a dormir de lado.

Entiendo… por cierto, ¿Que querrá decirme la Arconte?, hace nada me comunicó todo lo que quería decir… o eso creo. Empezó a dudar de las intenciones de la líder, aún era reticente a trabajar para ella tras su primer encuentro.

Solo ella lo sabe, recuerda mostrar respeto a tu líder cuando te hable.

Claro, solo espero que esta vez no sea tan… fría. suspiró recordando sus pasos hacía ¿horas?, ¿días?, no lo sabía, pero notaba sus pies más pesados que de costumbre.…una última cosa, ¿Que ha sido de Kleia y Pelagos?.

Vendrán pronto, presenciaron tu unión.

No logré verlos, la verdad es que me gustaría hablar más con ellos.

Y lo harás, pero primero debes aclimatarte a tu nuevo hogar, ya hemos llegado.

Otra vez aquella gran nave con aquellas majestuosas estatuas firmes observándoles, otra vez los Dechados tal cual donde los vio antes de marchar. Todo pareciera que seguía exactamente igual a como cuando tuvo su infructuoso encuentro. Apenas se lograban escuchar los estandartes ondear al son de la perpetua brisa y sus pasos.

Espero que esta vez me escuche… masculló para sí mismo al acercarse a la divina esfinge frente a ellos.

Llegaron frente al atril donde la Arconte aleteaba muy lentamente, manteniéndose en el aire como si se tratara de un ser incorpóreo y se arrodillaron como mandaba la costumbre.

Bienvenido a tu nuevo hogar, kyriano. Veo que no has tardado en acudir a mi audiencia. La melódica voz era incluso más dulce que la del holograma, era cuanto menos agradable, o eso pensó.

Has ayudado a aliviar a nuestro afligido reino, pero me temo que aún queda mucho por hacer antes de poder ayudar al resto de las Tierras Sombrías, por ello te pido más que nunca que nos apoyes en los frentes abiertos que estos tiempos nos ha dejado. Los Abjurantes siguen engañando a nuestros hermanos con mentiras que no hacen más que acentuar su duda. Las casas traidoras de Maldraxxus continúan fortificados en las ruinas del Templo del Coraje a pesar del apoyo que ustedes tres nos han proporcionado y finalmente la sequía sigue haciendo estragos a lo largo y ancho del reino. Es por ello que enfocaremos todos nuestros esfuerzos en estos tres frentes, para ello necesitamos a la Dechada del Coraje de vuelta cuanto antes. Has estado ya en aquellas ruinas y te has enfrentado a las amenazas de las casas traidoras, por ello te pido que regreses allí y la ayudes a acabar con los artífices de esta afrenta en lo alto de su necrópolis. Se que lograrás cumplir esta misión.

Gracias por dejar que regrese allí pero… me temo que no estoy en condiciones para ello en este preciso momento, no dispongo del equipamiento apropiado para ello y me temo que… solo no podré enfrentarme a todo el grueso de su ejercito.

Como recompensa por todo tu servicio los artesanos más diestros del reino han reforjado la armadura que portaste al venir, además hemos solicitado el apoyo de otros caminantes para que te asistan. Pronto conocerás a la que será tu hermana Valerie una vez vuelvan de cumplir su objetivo.

Entiendo, eso son grande noticias, no decepcionaremos a nuestra curia… por cierto… Respecto a las almas que llegan a las Fauces… están acabando en una tal “Thorgasth”, ¿no hay ninguna manera de revertir el flujo?. Rogaba para si obtener una afirmación.

Thorgasth… Es peor de lo que pensaba, pero me temo que la respuesta es la misma que la última vez que me la hiciste, no podemos dejar nuestra sagrada labor.

Siento discrepar pero… no podemos permitir que la gran injusticia que se esta cometiendo en estos momentos continúe, no quiero imaginar los temibles horrores por lo que esas infinitas almas deben estar pasando en este momento.

Nuestra sagrada curia resguarda las almas de los recién caídos y las llevan ante la Enjuiciadora. Esa es la función de los Kyrianos desde su concepción, ahora que eres uno de los nuestros debes saber cual es tu lugar en el Propósito. Por un momento su casi mecánica voz quedó alterada.

Y lo entiendo, pero las circunstancias actuales son excepcionales… hay que cortar el flujo a las Fauces como sea.

Ya sabes que eso esta fuera de nuestras manos, no podemos interrumpir nuestra sagrada labor.

¡Pero es injusto para… Quedó interrumpido por la Dechada.

¡Este ser mortal tiene razón!, ¡Sigues cegada en un ciclo roto!. La Dechada de casco curvado cual aureola se interpuso en la conversación.

¡Devos!. Sabes bien que no podemos interferir en aspectos externos a nuestra sagrada labor.

Lo único que has sabido hacer ha sido quedarte mirando desde aquí como todos te servían, no has sido capaz de cambiar en los eones de tu existencia ¿Acaso crees que nos ha gustado olvidar nuestras vidas a cambio del “servicio”?, ¿Crees acaso que van a esperar eternamente la promesa de un ascenso que nunca llegará?. Sirves a un propósito roto Kyrestia. Abrió en toda su envergadura sus alas y miró al confuso enano. Pronto tendrás que tomar una importante decisión, mortal, espero que tomes la correcta. Con impulso desapareció del complejo dejando una gran ráfaga de aire tras ella.

Devos… Mirando al horizonte la Arconte pareciera haberse visto afectada. El mortal pensó que no debería haber visto eso.

Yo… Suspiró frustrado. Me prepararé para marchar al Templo del Coraje. Realmente frustrado esperó a que le ordenase marchar en aquel incomodo silencio.

Tu armadura llegará pronto, mientras tanto toma tu merecido reposo…Ve y sirve.

Se levantaron y marcharon cuanto antes de la gran nave. En el silencio más sepulcral dejaron la nave Polemarca y mortal, siendo la tensión en el aire cortable con un cuchillo. Solo era una pequeña hormiga en el gran sistema que era las Tierras Sombrías, y aunque intentara entender lo más mínimo las razones que llevaban a aquella gran ser a permanecer impasiva ante la gran injusticia que ante sus ojos se cometía no lograba comprender como era capaz de mantenerse tan fría ante ello.

Bajaron las curvadas escaleras de vuelta a la plaza central y se sentaron en un pequeño banco de madera bastante ordinaria con un leve gravado en el centro.

Yo… yo no quería que las cosas acabaran así. Suspiró siendo incapaz de mirar a la cara del Polemarca. Siento haber roto tu confianza… maldita sea, no se como no pude mantener la compostura.

No te castigues por ello, la relación entre la Arconte y Devos llevan siendo tensas desde mucho antes que vinieras… en cuanto a tu respuesta antes… entiendo como te sientes, pero tenemos que solucionar muchas cosas en nuestro reino antes de poder actuar fuera.

Creo entenderlo, pero es tan frustrante…

Cuanto antes logremos recuperar la paz en Bastión antes podremos asistir al resto de fuerzas de las Tierras Sombrías. Primero descansa un poco, debes estar realmente agotado, luego te guiaré un poco por el resto del Fuerte.

Gracias, supongo que es lo que necesito para ordenar un poco mi cabeza. Por cierto, Devos me da mala espina… ¿Qué quiso decir con “pronto tendrás que tomar una importante decisión”?.

Tienes los ojos rojos, creo que deberías dormir un poco, te llevaré a un sitio donde podrás hacerlo sin problemas.

Tienes razón, me esta costando horrores adaptarme al transcurso del tiempo aquí.

Como ya estaba acostumbrado fue tomado en brazos de Adrestes y llevado al nivel inferior de una de las alas del Fuerte, donde nada más recostarse en una de las confortables tumbonas se quedó durmiendo prácticamente al instante.

6 «Me gusta»

Ser uno con la naturaleza. Ese fue su objetivo en un principio. Había abrazado y se dedicó de corazón en convertir esa meta en una realidad. Por muchos años estudió bajo la dirección de diversos maestros y aprendió de ellos todo lo que pudo pero supo aun entonces que lo que le dio la fuerza y la confianza necesaria para avanzar por ese sendero era la presencia de Breind.

Conoció el amargo sabor de la impotencia y supo que era la peor sensación concebible.

Entonces la cuarta guerra terminó y se dio cuenta de lo terrible y costoso que fue el precio a pagar por la victoria. Seguían vivos, sí, y Azeroth se había salvado, pero ahora la vida jamás iba a volver a ser como lo fue antes. El enemigo arrasó ciudades enteras y segó innumerables vidas antes de ser por fin detenido, al mismo tiempo le había heredado a los supervivientes un nuevo desafío. Salir adelante.

Nhail sintió que había perdido su propósito, no hallaba gozo en su entrenamiento, no había un hogar al cual regresar ni tampoco una familia de la cual apoyarse. La guerra acabó por destrozar los cimientos de sus convicciones y no encontró razón alguna para continuar.

La idea de renunciar y retirarse a una vida sencilla con lo que quedaba de su gente lo hostigó con frecuencia y no le pareció una mala opción, pero en el fondo de su corazón supo que si le daba la espalda estaría traicionando la confianza que su maestro, amigos y conocidos depositaron en él durante tantos años. Sus emociones estaban divididas y aquellos pensamientos que lo instaban al mismo tiempo a seguir adelante o abandonarlo todo y retirarse batallaron en él con frecuencia. El pasar de los días perdió todo su sentido; para el eran todos iguales. Llegó a verse a sí mismo estancado sin tener dónde ir. No creyó en el futuro e incluso llegó a sentir miedo al pensar en su porvenir.

Narvir Tiro Certero tenía razón. “Historias como esa se oyen bastante seguido. Sobre todo en estos días”. La nueva generación, la de los supervivientes tendría que superar estos tiempos difíciles para lograr reconstruir ese mundo devastado por la guerra.
Acabó por comprenderlo de esta manera y un nuevo sentimiento había nacido en él. Sintió que el mundo le pedía que continuase como si fuese la misma Azeroth quien lo quería así. No solo él había perdido tanto en la guerra, no solo los elfos. Todo el mundo se tambaleaba tras la marcha destructiva de N’Zoth y pedía a gritos que aquellos que lograron sobrevivir a la oscuridad reconstruyesen todo lo que fue destruido.

La guerra era solo un recuerdo y se vivía un ambiente de optimismo y esperanza. El esfuerzo tras años de entrenamiento por fin estaba dando frutos, podía convocar sutilmente las fuerzas de la naturaleza para dañar a sus enemigos o fortalecer a sus aliados y el arte del sigilo feral lo dominaba cada vez mejor sin necesidad de la armadura.

Sabía y era consciente que el era descendiente de los Altonato y como tal nunca podría considerarse druida, tampoco era su fin, pero quería aprender de las pequeñas cosas y seguir fortaleciéndose. Era capaz de canalizar su magia en forma de energías arcanas destructivas con la cual castigar a las fuerzas hostiles que amenazaran a su gente o al equilibrio natural. Era capaz de escuchar a los fuegos fatuos que aún velaban por su gente, los espíritus altonato que vagaban sin rumbo en el Lago Kal’theril …

Finalmente entró en comunión con su difunto maestro, hablaron durante toda una noche. Breind le preguntó por su proceso de aprendizaje, su experiencia, sus habilidades desarrolladas y al final le preguntó sobre él mismo. Nhail le habló entonces de su vida, de su familia, de sus inicios en el druidismo, de la guerra contra la Legión Ardiente, los dioses antiguos, el vacío y el peso que conllevaba y cómo quería empezar su nueva vida de vuelta en Quel’thalas.

Breind fue capaz de ver más allá de sus palabras y vio la amargura en la que había caído durante la guerra … su propia guerra interna. El joven elfo no tuvo más remedio que hablarle de eso también.

— Es encomiable que hayas llegado hasta aquí. Hasta nosotros y alabo tu persistencia en continuar tu destino a pesar de las funestas circunstancias que trajiste contigo.

— Maestro, mis problemas no son nada si los comparamos con el sufrimiento de las otras gentes.

— Si bien es cierto que todos y cada uno de nosotros debió encontrar el camino hacia la sanación ahora hablo solo de ti y tus propias heridas.

Nhail había asentido. Cabizbajo.

— Si lo que en verdad quieres es ayudar a sanar el mundo, lo cual es una misión virtuosa más allá de lo que tú mismo te atrevas a creercontinuóa quien primero debes sanar es a ti mismo.

Guardó silencio. Estaba escuchando lo que no había querido oír.

— Nunca logré superar la penaconfesó ante Breind y a sí mismo, sorprendido de oírse decir esas palabrasLo único que hice fue sepultarlas bajo la coartada de ayudar a otros a superar la misma aflicción que yo padecí. Que aún padezco.

— ¿ Imaginaste que al ayudar a otros a vencer la pesadumbre que las injusticias del mundo provocan en ellos te estarías sanando a ti mismo ? — sugirió.

— Sí — fue la respuesta, no pudo contener un suspiro en ese momento. Se sintió culpable.

Egoísta y taimado. Se sintió como si hubiese engañado al mundo, al recuerdo de su seres queridos y a sí mismo. Breind posó una mano con suavidad en el hombro izquierdo del aprendiz.

— Esta es la parte más dura del entrenamiento. Exploraste la espesura. Puedes hablar con ella y escucharla y pronto serás capaz de ser uno con la naturaleza.

Nhail lo miró estupefacto. Si creía eso de él, lo hizo pensar que tal vez sí fuese digno después de todo a pesar de su egoísmo.

— La persona más importante en tu vida eres tú mismosiguióDesear encontrar la alegría mediante tus acciones no es motivo de vergüenza. Así como velas por la naturaleza y la buena fortuna del prójimo también debes hacerlo para ti mismo.

Entonces ¿ no reprende mis motivos, maestro ?preguntó emocionado con temblante voz.

No, no sientas culpa alguna por lo que sientes y haces.

Entonces se enderezó. Se sintió satisfecho y reconfortado.

— Sin embargo, primero debes lograr dejar atrás esa amargura que aún vive en ti y creo que conozco la manera adecuada de hacerlo.

Y así fue como había iniciado este último viaje en los fríos páramos nevados de Cuna del Invierno.

Desde entonces tuvo tiempo de sobra para meditar sobre sus propios sentimientos. Lo hacía antes de dormir y después de despertar a pesar de que ahora albergaba un nuevo propósito acabó sintiendo que algo más le faltaba. Un detalle que para Nhail marcaba la diferencia entre cómo fueron las cosas antes, cuando todo era bueno y puro a cómo llegaron a ser. Y ahora, tras estar horas sentado en la nieve logró descubrir qué era ese algo que le faltaba.

LE FALTABA CONFIANZA.

Solo sentía que era capaz de seguir adelante cuando había una figura detrás confiando y esperando en él. Le convertía en alguien débil y era consciente de eso.

“La persona más importante en tu vida eres tú mismo”.

Alcanzaba a comprenderlo. La única persona de la que necesitaba su confianza era él mismo, pero ni aun así era capaz de hallar la fuerza para continuar. Su confianza flaqueaba y con ella su determinación.

— ¿ Por qué soy incapaz de confiar en mí mismo ?le preguntó en voz alta a la oscuridad.

Estuvo tan concentrado en meditar sobre sus convicciones que no notó que el día llegaba a su fin. Las estrellas resplandecían orgullosas en el cielo nocturno y la Dama Blanca brillaba con gran esplendor. La Luna estaba llena y su luz era casi hipnótica. Al verla se sintió calmado, como si ella intentase pacificar su mente atribulada. Ella velaba por él y al mirarla directamente estuvo seguro de que nunca estaría solo.

Eso le dio paz.

Un Nhail más sereno regresó a la tierra y contempló Cuna del Invierno en toda su gélida belleza y entonces se dio cuenta de que no estaba solo. Unas figuras elegantes ocultas en la oscuridad alrededor de él atentas a cada uno de sus movimientos. Pudo percibir sus miradas; estaba rodeado pero no sintió miedo.

Eran sables de la noche. Una gran cantidad de ellos se había reunido alrededor, lo cual era extraño, pues el sable de la noche era un depredador solitario y muy territorial. Era casi como si hubiesen acudido a averiguar la identidad de este sorpresivo recién llegado. Lo estudiaban como si decidiesen si era un enemigo o un amigo, pero no vio sed de sangre en ninguno de ellos. No habían venido con la intención de atacarlo sino para cerciorarse de que el intruso no hubiese venido a hacerles daño, a ellos o a sus crías, que él imaginó que no debían hallarse muy lejos de ahí.

Así que se quedó sentado donde estaba. En caso de que decidieran que era un extraño hostil no estaba seguro de si lograría sobrevivir. Podría intentar algunas cosas para escapar pero nada era seguro contra tal cantidad de adversarios.

El tiempo transcurrió lentamente mientras que uno a uno los sables de la noche se retiraron del lugar hasta que finalmente el elfo se quedó solo. Era ya pasada la media noche y se sintió a salvo y fuera de peligro. Por lo que se levantó con delicadeza para no alertar a ningún sable que siguiese rondando en las cercanías, recogió sus cosas y caminó con calma sin rumbo alguno buscando y husmeando entre la nieve. Confiando en sus sentidos y recurriendo a su entrenamiento.

Después de haber contemplado la Luna y a los sables de la noche se sentía limpio, sereno y despierto. Inmaculado como la nieve que cubría toda la región. Puro, como si alguien lo hubiese bendecido con un amor infinito. Era incapaz de explicar esta sensación.

Dejó que la luna y las estrellas guiasen sus pasos. Avanzaba hacia ellas como si creyera que así podría tocar su luz. Sus pisadas dejaban huellas en la nieve, vio algunos sables de la noche mientras caminaba, algunos lo miraban y otros no le prestaban la más mínima atención. Pensó que lo habían aceptado entre ellos como si perteneciese a esa tierra de la misma manera que los sables de la noche pertenecían a ella. Había logrado la comunión que estaba buscando. La naturaleza, representada a través de estas orgullosas bestias lo había estudiado, juzgado y al final acabó por recibirlo. Lo reconoció así como un aliado.

Se sentía abrumado. Como si hubiese perdido la conexión con su cuerpo. Como si fuese una parte más del bosque, un espíritu contemplando la espesura velando por ella.

Siguió avanzando cada vez más ansioso hacia la gran Luna que parecía llamarlo, apenas dejando marcas en la nieve. Ningún sable de la noche lo miraba ahora pues lo veían como uno de ellos. Pero él sí los veía, los sentía y los entendía. Era capaz de saber lo que pensaban; fue capaz de escuchar cada sonido en el bosque como si él mismo fuese una parte de él.

Algo estaba mal. Ahora él lo presintió también. Los sables de la noche estaban inquietos y asustados. Estos felinos eran solitarios por naturaleza y sin embargo daba la impresión de que habían dejado esta tendencia de lado. ¿ Pero por qué ? Nhail se dio cuenta de que había sido esa la razón por la que acudieron en grupo a estudiarlo. Se habían unido para protegerse el uno a otro. ¿ Pero de qué ?

Intentó mirar en los corazones de los sables de la noche pero no encontró respuesta alguna. Era casi como si ellos mismos no supiesen su temor.
Era algo extraño a ellos que no pertenecía en forma alguna a Cuna del Invierno, algo que no alcanzaban a comprender, algo que la misma naturaleza había rechazado.

Imgur

Continuará ...
(Pensaba terminarlo hoy pero se estaba haciendo demasiado extenso)

6 «Me gusta»

Despertó de su largo letargo con algo de dificultad, aún con su vista borrosa se levantó de la confortable tumbona y dando un paso tropezó con una mesilla, haciéndola caer junto a un libro de rosada portada.

Otra vez algo que se cae… en fin. Puso sobre sus patas la mesilla con cuidado y tomó el libro. Así que “como superar la duda”… debe ser el libro más leído en estos momentos… ¡¿Eh?!, ¿Como es posible?. pasó unas cuantas páginas y leyó más de aquellos símbolos. …“no debes dejar que esos pensamientos te dominen”…. ¿Por que entiendo esto?… ¿acaso estoy soñando?…. bah no creo, eso es cliché de novela barata…

Ya estas despierto, esta bien que te guste nuestra literatura, pero no tenemos tiempo para leer desafortunadamente. La ya familiar voz del kyriano le hizo cerrar el libro para dejarlo en la mesilla.

No es eso… ¿Como es que puedo entenderlo?, hasta hace poco no era capaz de entender nada de su inscripciones, ¿Como es posible que ahora sea capaz de entenderlo como si de mi lengua madre se tratase?.

Solo nosotros podemos entender nuestra escritura, al unirte a nosotros te has hecho capaz de entenderlo, sin embargo tendrás que aprender a escribirlo… cuando las circunstancias nos lo permita claro.

Eso tiene más sentido… Por cierto, ¿Que es de la armadura?.

Ya ha llegado, además te hemos preparado unos suministros básicos por si se alarga de más la ofensiva.

Gracias, voy prácticamente con lo puesto desde aquel abjurante me robara mis pertenencias… no tengo con que pagarles.

Es lo mínimo que podemos ofrecerte por ayudarnos a recuperar lo que aquellos invasores nos arrebataron… No debemos hacer esperar a tus aliados, deben estar viniendo al frente en este momento.

¿No van a venir aquí?.

Se verán en la zona asegurada del Templo, por ahora solo tu puedes acceder al Fuerte.

Entiendo. Bueno vamos a ver la armadura, a ver como ha quedado. Para sí tenía emociones encontradas, entre la ilusión de tener una armadura forjada por aquellos maestros artesanos y el temor de que fuera inútil o cuanto menos problemática.

Como la costumbre mandaba fue tomado por el brazo del Polemarca y llevado de vuelta a la plaza principal, donde esperaba en un lateral Mikanikos junto a una gran caja de madera blanca ribeteada en laterales de oscuro metal.

Antes de que abras la caja te debo comentar un par de cosas. Si es posible trae todo el anima que puedas, hasta el más mínimo gramo de esta es vital para el reino. La encontrarás imbuida en objetos en forma de pequeños cristales azules, es muy característico, así que no tendrás problema en reconocerlo.

Intentaré hacerlo, pero no puedo asegurar nada.

Bien, te explicaré brevemente el artilugio que Mikanikos te dará. Te permitirá regresar al Fuerte Elíseo desde donde fuiste aceptado imbuyendolo con un poco de tu propio anima, así no necesitarás que nadie te porte para llegar.

¿Algo más?

Eso es todo, equípate tu nueva armadura y parte al encuentro de tus aliados. Yo debo partir ya, debemos evitar que los Abjurantes avance más allá del Templo de la Pureza.

Gracias por toda la ayuda hasta ahora.

Cuentas con la bendición de la Arconte, regresen si es posible con algo que indique que han acabado con sus líderes.

Así será.

Adrestes desapareció ante sus ojos en el horizonte antes de que pudiera decirle nada más.

Nos volvemos a ver caminante, espero que esta armadura se adecue a tus necesidades.Hemos estado trabajando en ella desde que nos la trajeron sin parar. Si que está orgulloso, pensó mientras el Administrador trataba de abrir con una palanca la caja, haciendo crujir la madera.

¿Necesitas una mano?.

Esto no es nada para…… el For….jador Supremo. Con mucho esfuerzo trataba de romper la rígida madera. El suspiró al ver tal terquedad.

¿Estas seguro?…

Si…. esto esta a punto de…. abrirse. El terco administrador siguió empujando la palanca con todas sus fuerzas. Tras la ardua lucha contra la rígida madera esta acabó cediendo con un sonoro crujido…. y Mikanikos cayendo de lado.

¿Estas bien?…

Si… ya te dije que podía solo con esto. Se repuso acicalándose las plumas. Usamos como base la armadura que trajiste… un material cuanto menos curioso, y un ensamblaje más aún si cabe… por desgracia hecha con una aleación que por algún motivo era fácilmente maleable aquí.

Miró al interior de la quebrada caja con intriga el brillo que reflejaba las partes expuestas. En mi mundo ese material era casi indestructible, no entiendo bien como aquí pasó a ser tan maleable como el cobre.

Enviamos un eslabón roto de regreso a tu mundo, el martillo que usaron para intentar enderezarlo se quebró al golpearlo… por lo visto usaron un material ligado a tu mundo… “Azerita” creo que dijeron.

Azerita… la causa de la última maldita guerra…

Así que en mi infinito conocimiento hilé los hilos, si esa Azerita era capaz de hacer una armadura así en tu mundo… ¿Por que no alear esas cadenas con Anima?… Como predije funcionó, ahora no solo funciona esa armadura en tu mundo, si no en las Tierras Sombrías.

Eso es… magnifico. Asombrado quiso aplaudir a Mikanikos.

Una vez descubierto su secreto era necesario arreglarla… el estilo de la armadura era cuanto menos… discutible, vamos que era un horror, de todas formas había que fundirla para realizar la aleación así que ¿Por que no añadir la seña de identidad de su nueva fundición?.

¿Como que… seña de identidad?… Sudores fríos empezaron a emanar de su frente, le parecía ridículo el estilo de la armadura… no por nada la llegó a llamar “pijama”, pero se temía lo peor.

Mejor que lo veas por ti mismo y opines. Mikanikos sacó una tras otra cada pieza que componía el conjunto con brío.

Respiró aliviado al ver los componentes. De hecho conforme más los miraba más se impresionaba por la cantidad de pequeños detalles tan finamente labrados en el frío metal.

¿De verdad era necesario…. tanto esfuerzo en tanto detalle….?, Me da hasta pena usarla.

Por supuesto, yo solo exijo una cosa, la perfección.

Esto… ¿Tengo que equiparmela aquí?, tengo que quitarme la toga para ello y… no llevo nada debajo. susurró a Mikanikos un poco avergonzado.

¿Eh?, ¿Hay algún problema con ello?… me daré la vuelta hasta que avises, pero no tardes que el tiempo se acaba y he de comprobar que no haya ningún problema de ajustes.

Gracias, empezaré a equiparme ya. Poco a poco como si de una ceremonia se tratara empezó a equiparse una a una cada pieza que formaba la armadura. La dorada cota de malla reflejaba hasta el último haz de luz que incidía sobre cada eslabón de esta. Cada pieza que se equipaba estaba tan meticulosamente labrada que le encajaba a la perfección a pesar de no haber tomado sus medidas, no solo eso, si no que le pareció asombrosamente ligeras. Más aun que las ya de por sí ligeras piezas que les antecedía.

Es asombroso, las piezas encajan perfectamente… y son tan ligeras que parece de cuero. Se sentía como un niño tras recibir sus regalos del Padre Invierno. Nunca sintió gran pasión por la herrería ni la siderurgia, pero aún así se maravillaba por aquella armadura salida de uno de esos tebeos Pandaren.

_Blancas láminas de grueso metal eran adornadas por ribetes, bordes y placas doradas como el oro labradas en motivos simétricos y rectilíneos en la piezas inferiores. Donde realmente salía a relucir la artesanía kyriana se daba en las piezas superiores, con pequeñas escamas doradas a lo largo del torso, siendo cada una independiente y encajando perfectamente con sus hermanas. Las hombreras eran un derroche de destreza, pues las placas blancas simulaban con su relieve plumas en las cuales fueron talladas cada una de las hebras de cada pluma simulada, quedando rematado en un engarce dorado una pequeña gema celeste que pareciera brillar con luz propia su celeste corazón. Para rematar la obra el yelmo, contrastando con los dorados y blancos del resto de la armadura con su celeste brillo, como si del cielo mismo se tratase. Una vena central dorada rematada con un pequeño pincho en el punto más alto reforzaba la integridad del yelmo al igual que el reborde ribeteado de la apertura facial. Finalmente para seguir la temática alada dos pequeñas alas doradas partían de cada lado de la zona inferior maxilar para acabar en varias plumas metálicas ricamente detalladas.

Vaya, es como si llevara una segunda piel, confiaré en que sea resistente. Miró un poco desconfiado a Mikanikos.

Te faltan las armas y los… “complementos”. Vio como sacaba de lo más hondo de la caja su maza, igual que la recordaba. Una rodela que prácticamente tenía el tamaño de un escudo y una espada…. y luego un tabardo doblado junto a algo extraño.

Un momento ¿Aún quedan cosas?.

Por supuesto, te forjamos un pequeño escudo y un arma corta por si se daba la ocasión, y por supuesto el tabardo que representa nuestra curia.

Entiendo pero… ¿Que son esas “alas”?. Señaló lo que pareciera unas largas plumas reales dispuestas como si de las alas de un kyriano se trataran engarzadas en una montura dorada.

¿Esto?, pensamos que infundirían el temor en tus enemigos al confundirte con un Ascendido… luego pensamos que tu… esto… “Fisionomía” no se parece al de uno… pero da igual, va en el paquete.

No veo ningún soporte y además… ¿No será un estorbo?, por no decir que son un poco… ridículas.

Equípate lo demás, debes partir cuanto antes.

Se puso el blanco y puro tabardo decorado solo con el archiconocido emblema en el centro y decorado solo con unas líneas doradas. Luego tomó el escudo, también blanco y dorado rematado en una celeste gema y se la puso en el brazo izquierdo, finalmente tomó su maza y la espada de una mano, de empuñadura dorada y hoja blanca cuyo cuerpo tenía inscrito algo en emblemas celestes, pero que no tenía tiempo para leer y se preparó para irse tomando la pequeña mochila.

Tienes un larión preparado en el borde de la plaza… mírate un momento en el espejo.

No tengo tiempo para verme.

Es solo un segundo, por cierto el teletransportador lo tienes en la mochila, no lo pierdas si quieres regresar aquí.

Esta bien… suspiró.

Mikanikos le dio un pequeño espejo ovalado y se miró en este, le asombró lo que vio en su espalda.

¿Flotan sin más?…

Por supuesto, ¿Que te parece la armadura?.

Me veo raro en general pero… parece bien solida y… ¿Me gusta?, no se… solo espero que sea capaz de hacer su función.

Te lo aseguro… y no intentes volar, son solo decorativas.

¿Algo más o puedo partir?.

No, esta todo listo. Ten cuidado allí fuera, te hemos forjado una armadura de calidad suprema pero al final todo dependerá de tus manos, suerte.

Nos vemos Mikanikos, y muchas gracias por esto.

Subió al larion y partieron de regreso al otrora Templo del Coraje.

Bloqueo del Templo del Coraje

Llegaron directos a la pequeña plaza superior servía como centro de comandos en el bloqueo por lo que pudo ver. Varias mesas unidas en el centro estaban llenas de papeles, pergaminos y planos de la zona con diversas marcas que no tenía tiempo para ver. Lo que antes pareciera un mirador para ver la magnificencia del templo ahora estaba tapiado de mala manera con mobiliario de madera unida entre sí de forma rápida con listones lejos de lo que Mikanikos exigiría.

Al fin has llegado, reúnete con los demás aliados y marchen cuanto antes, si cargan de nuevo no se si podremos asegurar esta posición. Por lo que vio en el rostro de Apolon pareciera que estaba muy preocupado.

Claro… ¿Donde están?.

Apoyando el bloqueo norte, en cuanto estén todos os enviaremos con esta plataforma de transporte.

Voy de inmediato, ahora nos vemos.

Marchó presto al bloqueo, donde lo que parecieran tres humanos charlaban de espaldas tras una barricada que a duras penas podía llamarse así. Dos de ellos parecieran portar una negra armadura, en contaste el tercero destacaba por su doradas placas

Buenas. ¿Son ustedes los “mortales aliados verdad”?

Los tres se dieron la vuelta, mostrando dos rostros ya familiares y otro que le sonaba, pero no estaba seguro.

Pero si es Drethz, un placer volvernos a ver. Reconoció aquella voz y aquel largo cabello dorado tostado de inmediato.

¿Este era el “asunto” que tenías pendiente verdad? Te ayudaremos a acabar con estos malditos traidores. Se alegró de ver aquel pálido rostro de mirada espectral tras esas gafas de sol.

Tu debes ser el mortal que se ha unido ya, todos me han hablado bien de mi… me presento, soy Valerie. Extendió su brazo hacia el.

Valerie… de que me suena ese nombre… Se echó la mano a la barbilla.

¿Nos conocemos de algo?… tu nombre me suena de algo… ¿Puedes retirarte el yelmo si es posible?. Su voz parecía intrigada, un poco dubitativo se retiró el yelmo, dejando caer su largo cabello áureo sobre sus hombros.

Recuerdo haberte visto en algún sitio… Drethz… un enano paladín…. esa maza….

Tu también me suenas mucho, como si te hubiera visto hace no mucho… Valerie…. Valerie… una humana paladín…. Indagando en sus recuerdos intentó asociar ese nombre a sucesos recientes.

¡Ya lo recuerdo!, ¡Tu estuviste en Ny’Alozha, creo que acabaste con aquella arpía del vacio que corrompió a ese tal “Felix”!.

Aquellas palabras activaron un recuerdo ya forzadamente olvidado en el. Aparecieron en su cabeza como fotografías imágenes de aquella humana junto a aquel ser de pesadilla.

Vale…rie…. Empuñó su nueva espada apuntando directamente a la humana, temblando un poco.

¡¿Pero que te pasa?!. ¿Acaso he dicho algo raro?. Extrañada Valerie dio un paso hacia atrás, que no dudó él en recortar.

¡¿Quieres detenerte?!, ¿Acaso no ves la situación en la que estamos, idiota?… baja esa espada poco a poco y respira. El no muerto desenfundó su mandoble rápidamente.

¿Has perdido la cabeza?. Es nuestra ALIADA, si ha pasado algo entre vosotros lo hablamos, pero no recurramos a las armas. Thorinam se interpuso entre ambos desarmado.

Apártate si no quieres salir herido…. ¡No sabéis con quien esta colaborando!. ¡Háblales del llamado “Espectro”!. Gritó frustrado.

Detenle Thori, cierra los ojos Valerie.

La cegadora luz le desorientó completamente. ¡AAAARGG!. Un fuerte tirón lo arrojó, cayendo sobre las gélidas baldosas. Aún cegado notó un gran tirón en el brazo que le hizo arrojar la espada, que resonó en su caída al rebotar. Una firme pisada aprisionaba su espalda al suelo, por mucho que lo intentara era incapaz de moverse.

No me obligues a romperte el brazo. Vas a calmarte y hablar sobre que ha pasado entre vosotros, y rápido que no nos sobra el tiempo. Escuchó aquella espectral voz por encima de el, notaba cada vez más presión tanto en la espalda como en el brazo, que empezaba a aquejarse por aquella posición.

…. de acuerdo…. Frustrado accedió a la oferta, aquel mismo ser que le apresaba ahora le ofrecía su mano, que aceptó sin más.

¿De verdad estas en condiciones para ir a la ofensiva?, necesitas ayuda cuanto antes. notaba aquella dulce voz preocupada, pero desconfiaba totalmente en ella.

Yo… No es por ti… si no por…. “El”… ¿Acaso no lo viste convertirse en… “eso”?

Claro que lo vi, pero confío en el, le conozco desde que estaba vivo y a pesar de que cambió se que en el fondo sigue siendo aquel risueño paladín que canturreaba en nuestras aventuras.

Así que “El” es… uno de los “míos” por decir algo.

Se podría decir que si.

Aquella gélida mirada se clavó en sus ojos. Se que nos conocemos desde hace poco, pero un camarada de armas lo es para siempre así que escúchame.

Suspiró. Lo haré, quiero pensar que eres de confianza de verdad.

Confío en ti, si no desde que nos asignaron la misión de rescatar al Barón hubiera rechazado tu presencia, y este buen señor puede dar fe de que lo he hecho centenares de veces con gente que sabía que no serían más que una carga.

Me agrada saber eso en verdad.

Bien, he solido tener muchos problemas con paladines por su ciega fe y su fanatismo, de hecho suelo evitarlos siempre que pueda… y estamos nosotros junto a dos de los “vuestros” y te puedo asegurar que al igual que tu me diste confianza nada más verte Valerie lo ha hecho con creces igualmente.

Si no digo que sea por ella, pero aquel ser…

A pesar de que somos fríos, distantes y que hemos perdido partes de lo que llaman “humanidad” seguimos teniendo un objetivo común inquebrantable. Este es proteger a todos donde no pueden hacerlo… si resistió la ausencia del control del Yelmo de Dominación estoy seguro que no será capaz de causar problemas. Además, Valerie es una gran persona que ha venido aquí por cuenta propia.

Pe… pero… Le temblaba la voz al verla.

Déjame a mi. Thorinam se agachó frente al enano. Hemos hablado mucho con ella, si hubiéramos encontrado el más mínimo atisbo de amenaza o traición nos hubiésemos dado cuenta desde el principio. Llevamos más de diez años en este mundillo y hemos visto de todo, te das cuenta fácilmente cuando es alguien que sirve a algún sujeto que quiera algo de nosotros y Valerie no nos ha dado en ningún momento esa impresión, ninguna.

Ya digo que no es ella, si no a quien…

Thorinam le interrumpió. No me hagas hablar de mi pasado por favor… se lo que es tener traidores, espías y conspiradores entre los tuyos por años, que sin sospecharlo te hagas su camarada y amigo para que luego se tratara de un condenado espía que provoca estragos entre los tuyos con la información que le has dado… ¿Acaso crees que confiamos en algún momento de Ve’Nari o los llamados “Especuladores”?. En ningún momento, esa “señora” nos da muy mala espina… desde el momento en el que la vimos. Así que si digo que Valerie es confiable LO ES. Este le miró con decisión.

Yo también me he movido por el “inframundo”. Se en quien puedes confiar y en quien no, como por ejemplo que Ve’Nari es una ser a la cual no querría ver de nuevo y Valerie no por ser quien es, si no por quien está junto a ella, me causa una sensación de alerta.

La fama de terquedad de los enanos es bien merecida…. Se echó la mano a la frente. Mira, hemos decidido ir los tres si o si así que tienes dos opciones a decidir en el siguiente minuto y son que te vienes junto a Valerie y nos vamos y te quedas aquí.

La espectral forma aniquilando sus enemigos le hizo temblar de miedo, recordó las vivencias de aquel demente anciano del gélido futuro que les deparaba a todos, lo que le hizo frustrarse aún más con la decisión que tenía que tomar. No es que temiera a aquella humana, es más, incluso pensaba que podría ocuparse de ella. Pero esos dos humanos estaban completamente cegados, no, ellos no vieron lo que sus ojos recordarían toda su vida.

Te queda medio minuto, decídete.

Escucharlo le hizo recordar las breves vivencias con ellos dos que a pesar de ser breves le recordó a aquel orondo pícaro, a aquella familia tan peculiar de elfos y a aquellos dos kyrianos que le ayudaron a llegar a la Arconte. Por algún motivo eran distintos a de que estaba acostumbrado a tratar en los bajos fondos, donde confiar en alguien podía significar acabar cosido a puñaladas. Al final pensó que quizás debía dar su brazo a torcer.

Diez segun…

Esta bien, esta bien. Confiaré en ella pero… no toleraré ningún signo de traición.

Esa mirada… es la de alguien con un fuerte trauma.

¿Mirada?. Se extrañó por la respuesta de la humana.

No estas viéndome a mi, si no a “El”, el causante de tu trauma.

Caminaron de vuelta a Apolon, manteniendo la distancia con Valerie.

Respira hondo y deja la mente en blanco, vamos a acabar con nuestro enemigo que son esos condenados traidores maldraxxi.

Ojalá sea así… son demasiadas veces las que he escuchado eso de “confía en mi” para acabar apuñalado por la espalda… una de las veces de forma literal… suspiró frustrado.

Nadie te traicionará aquí, estamos fuera del “submundo” donde esas cosas pasan. Aquí… todos tenemos un objetivo común, traicionarnos significa debilitarnos ante las fuerzas del Carcelero.

De verdad que quisiera confiar… de verdad… ignorando lo que decía Apolon al llegar siguió sumido en sus pensamientos, incluso cuando subía a la plataforma que le llevaría a su objetivo.

Esperad un momento. Thorinam alzó la mano ante los tres. Entiendo esa desconfianza… por que también caí en ella en numerosas ocasiones… Valerie te voy a prestar un objeto muy preciado para mi… de hecho el que más. Se retiró el yelmo y tomó el dorado colgante de su cuello con unas marcas en ella. Este collar contiene el único recuerdo físico de mis padres en vida… una fotografía de ellos y mía un año antes de que todo cambiara, era un pequeño reloj que tomé del aún templado cuello de mi madre…

No puedo hacerme responsable de algo así, es algo con demasiado valor para ti.

Llevo siendo camarada de armas con este buen señor por más de una década, y en ningún momento se lo he dejado, confío en que cuando regresemos me lo devuelvas.

Te juro por mi vida que te lo devolveré tal cual me lo dejaste.

Confío en ello. Volvió a cubrirse en aquel oscuro yelmo ornamentado con motivos óseos.

Creo que… he sido demasiado duro contigo, discúlpame por ello.

¿Pero que es esa cara tan larga?, Arriba esos ánimos, no te pareces en nada a todos los enanos con los que me cruzado. Había algo en esa actitud tan altiva de Valerie que le hacía animarse un poco.

La plataforma se activó, haciendo desaparecer a los presentes con un resplandor.

6 «Me gusta»

Avanzando entre ellos como uno más intentaba darles paz a sus corazones haciéndoles entender que no estaban solos, la naturaleza estaba de su lado. Siempre lo estaba y con ella, también algo más.

La Luna pareció brillar con una intensidad aún mayor a la de antes y el elfo la miró absorto. Había una figura ahí en lo alto de una colina nevada que lo observaba atentamente. Descendió desde arriba a una velocidad imposible y con una elegancia insuperable. Corrió hacia el hasta que estuvieron cara a cara. Parecía un sable de la noche blanco. No, no era blanco. Era etéreo.

Más puro que el agua del manantial.

Era un espíritu. Un guardián de la naturaleza. El espíritu felino le miró a los ojos sin emitir ningún ruido. Su mirada era insoportable. Parecía ser capaz de atravesar la piel, los pensamientos y el alma, y sin embargo fue incapaz de desviar la mirada como si el mismo felino no se lo permitiese.

Finalmente el espíritu se sentó sobre sus cuartos traseros, posó una pata por delante e inclinó la cabeza. Era una reverencia. Lo reconocía como un igual. Nhail se sintió sobrecogido pero una vez que logró recuperar la compostura también se sentó de la misma forma colocando a su vez una pata por delante de él e inclinando la cabeza.

No solo los sables de la noche le habían permitido la entrada; no solo lo habían aceptado; no solo se había conectado con ellos; conforme se iba hundiendo en un dulce sueño le pareció que el espíritu felino corría hacia lo alto.

Hacia la luz.
Hacia la luna.

Cuando despertó el sol ya había ascendido brillante y ardiente pudiendo sentir su calidez en la piel. Estaba tendido en la nieve, era imposible haberse dormido tumbado en ese lugar y no haber muerto congelado. Pero él ya sabía que la naturaleza velaría por él en su descanso. Así era la comunión entre lo salvaje y la naturaleza, se cuidaban el uno al otro.

Lentamente los recuerdos de la noche anterior fueron regresando a su mente. Recordó a los sables de la noche, a la luna, al espíritu guardián …

De pronto sintió mucha hambre, no había comido desde el día anterior. De su mochila sacó un par de manzanas y su odre para tomar un desayuno tardío. Mientras comía intentaba hacer memoria sobre todos los detalles de su primera experiencia la noche anterior recordando todo lo que había visto y sentido.

Encendió una hoguera, sacó un pergamino en blanco, una pluma y un pequeño frasco de tinta que sostuvo sobre el fuego por un rato con la intención de descongelarla y comenzó a escribir. Anotó todos los detalles que pudo rememorar, hasta el último detalle, no quería perderse de nada. Mientras escribía se detuvo en seco, pues recordó de pronto un detalle que llegó a pasar totalmente por alto desde que salió de Vista Eterna.

Se supone que ha de regresar trayendo consigo un sable de la noche como compañero. Esa sería la verdadera prueba del éxito de su misión y no tuvo la menor idea de cómo iba a lograr llevar a cabo esa tarea. Había estado conectado a ellos una vez y ahora ya los entendía mejor que nunca. Su maestro estuvo en lo cierto en aquella ocasión: los sables de la noche son criaturas orgullosas y ninguna se dejaría domar fácilmente.

Suspiró, guardó el pergamino, apagó la fogata, recogió sus cosas y comenzó a caminar. Las caminatas siempre lo ayudaban a pensar y él se pasó las siguientes horas sopesando diversas opciones para conseguir que un sable de la noche se convirtiese en su compañero. Capturarlo y domarlo no era una opción, así no es como lo hacen los druidas. Generalmente, un elfo que quisiese un sable de la noche como acompañante o incluso como montura lo criaba desde cachorro.

Debía ser siempre capaz de establecer una comunión con su sable de la noche. Ese debía ser el testamento que lo posicionaba como guardián de lo salvaje.

Fueron pasando las horas, caminó hasta que el cansancio se apoderó de él, encontró un recoveco seguro, un pequeño escondite entre unas grandes rocas. Allí encendió otra fogata con la poca leña seca que aún le restaba, se envolvió en las pieles que traía consigo y se durmió rápidamente con la esperanza de despertar en plena noche.

Y así fue.

La oscuridad envolvía el mundo una vez más y no iba a perder ni un solo minuto.

Recordando la noche pasada, cerró los ojos pensando en la Dama Blanca y en sí mismo. Mentalmente se desligó de su cuerpo y visualizó los árboles, la nieve y las estrellas en el cielo. Pensó en el cachorro recién nacido Anneka, en sus padres Shima y Krath y por supuesto en Lluvia.

Su oído llegaba a percibir hasta la más ligera vibración y su olfato le advertía de cualquier nuevo aroma que surgiese de pronto entre la nieve.

Nhail percibió el olor de más sables de la noche cerca de él y corrió hacia ellos. Corría por la tierra nívea a una velocidad que lo maravillaba, suavemente y casi sin hacer ruido alguno. Su cuerpo sabía correr como lo hacen los sables y le pareció que no importase por cuánto tiempo siguiese así, no se cansaba. Era una sensación vertiginosa. Corrió por un rato hasta que los encontró. Si bien le había causado extrañeza que los sables de la noche estuviesen reunidos siendo ellos solitarios por naturaleza, ahora se sintió totalmente desconcertado al ver que estaban más juntos y cercanos los unos a los otros en comparación a la noche anterior. Eran decenas de ellos. Se encontraban en una pequeña depresión del terreno donde podrían estar ocultos de cualquier atacante.

Se internó entre ellos. Como lo veían como uno más de esta inusual manada no le prestaron atención, por lo que no tuvo problema en mezclarse. Se dio cuenta de que las crías dormían protegidas por quienes seguramente eran sus madres. Los padres estaban vigilantes en los límites de ese pequeño valle. Estaban en guardia esperando un ataque inminente.

Un viento gélido llegó desde el norte e hizo que Nhail se estremeciera con solo sentirlo, recordando la forma en que los sables comúnmente se echan para dormir, se envolvió en sí mismo y se echó en el suelo. Y allí se quedó observando y escuchando. Vació su mente y se dejó llevar por sus instintos buscando de esta forma ver más allá de la negrura de la noche para descubrir la amenaza velada que mantenía inquietos a los demás sables de la noche.

Esta tarea mantuvo ocupada toda su atención, por lo que el pasar del tiempo apenas se dejaba notar. Los vientos gélidos que llegaban desde el norte comenzaron a amainar. Los felinos reunidos en aquel pequeño valle estaban tan quietos y silenciosos que solamente otro sable de la noche podría haberlos percibido. Era una discreción imposible de lograr para las razas que caminan en dos piernas. Era un arte de una perfección sin igual. Era la misma naturaleza dictando el orden de las cosas en una armonía que se hallaba fuera del alcance de cualquier ser pensante.

No habría sabido decir cuánto tiempo estuvo allí acurrucado en el suelo hasta que lentamente el sol comenzó a asomarse una vez más. Conforme la oscuridad huía para dar paso a lo que iba a ser un nuevo día los sables parecieron salir del estupor que los mantuvo aletargados. Habían sobrevivido la noche, ahora se ocuparían de descansar, alimentarse y prepararse para la siguiente puesta de sol.

Los machos que tenían pareja regresaron desde sus puestos de vigilancia para estar junto a ellas. Bastantes de éstos tenían una cría o dos. Aquellos que aún conservaban fuerzas salieron del escondite para cazar y traer el alimento a su familia. Nhail los vio marcharse hasta que se perdieron a la distancia.

Entonces pensó que era la hora de salir de allí, comer un desayuno para después echarse a descansar y prepararse para volver con los sables al anochecer. Sin embargo, una sensación a la que no daba nombre lo hizo quedarse en el lugar. Intentó poner en orden sus ideas indagando qué era aquello que ahora lo retenía en aquel sitio.

Ahora que había dejado de escuchar su instinto como sable de la noche, la mente racional del elfo se impuso en él, pensaba que los felinos reunidos aquí eran sorprendentemente similares a unos refugiados. Con una semejanza inquietante al grupo en el que él estuvo cuando se vieron en la necesidad de huir para escapar de la muerte. En la guerra de hace ya unos años. Conocía esa sensación. Permanecer noche y día en vela para nunca ser sorprendidos por el enemigo y de esta forma sobrevivir. Recordaba el miedo de creer que cada día podía ser el último. El mismo miedo que ahora atenazaba a los sables de la noche.

El enemigo que los persiguió de forma inclemente aquella vez los había estudiado y los conocía ya bastante bien. Sabía que eran nocturnos, fuertes en la noche y poco dados a salir bajo la luz del sol en ese entonces. Y el enemigo sacó provecho de esa ventaja. Pues era más fácil pillarlos por sorpresa en el momento que sale el sol, de la misma forma que lo estaban ahora los sables de la noche, en esa fría mañana de Cuna del Invierno.

Como un nefasto presagio que confirmase los temores de Nhail, el viento cambió de dirección. Ahora venía del sur trayendo consigo el aroma que tan bien hubo experimentado. Una esencia cargada de depravación, de caos, de odio, de fuego y azufre. Un aroma imbuido de vileza a tal punto que estuvo cerca de vomitar movido por el asco, la súbita sorpresa y el pavoroso horror que lo embargó en ese instante. Los sables de la noche también notaron el cambio en el viento y supieron que el enemigo desconocido al que tanto temieron estaba allí por fin, se revolvieron inquietos, habían bajado la guardia durante solo un instante y ahora tenían el enemigo encima. Algunos buscaron a sus crías y tomándolas como buenamente pudieron, huyeron fuera del peligro hacia el norte. Pero la mayoría se vio incapaz de marcharse de ese lugar, pues se sentían exhaustos tras toda una larga noche en vigilia preparados para la batalla que nunca llegó.

Al verse atrapados, los sables de la noche mostraron los colmillos, grandes y afilados. El pelaje de sus lomos se erizó. Muchos rugieron hacia los cielos, aceptando el desafío de la batalla. Nhail supo que su maestro había tenido razón, eran bestias orgullosas. No iban a caer sin antes haber dado todo en la lucha que estaba por llegar.

6 «Me gusta»

Desde que llegaron a las ruinas los traidores no les dejaron tregua. Ciertamente no es que fueran unos oponentes demasiado duros para ellos, pero no dejaban de venir como olas queriendo arrastrarlos.

Logrando abrirse paso hacia el lateral de la plaza vio a los caídos defensores empalados o con extremidades arrancadas por todo el muro lateral mostrándolos como si de los trofeos de un cazador se tratase.

Debemos purgarlos… Masculló apretando sus dientes.

Solo merecen el exterminio… ¡A mi, Alafunesta!.

Se lanzó encolerizado frente a sus enemigos. Uno tras otro todos caían presa de su pesada maza, abriéndose paso entre las hordas de traidores hasta que al fin aire libre… hediondo aire libre custodiado por aquella inmensa abominación contra la que cargó nada más verlo.

Tras acabar con la inmensa mole en un combate sin gran problema, aunque muy pestilente.

Que asquerosidad, espero que en el “Fuerte Elíseo” tengan bañeras, necesito quitarme cuanto antes este hedor… ¿A donde creen que van?.

No muerto, jurafauces y enano avanzaron por los escalones empuñando sus ensangrentadas armas cegados por su sed de sangre. Iban a subir el último escalón cuando una jadeante Valerie se detuvo frente a ellos bloqueando con su mandoble el resto del arco.

¡¿Queréis deteneros?!. jadeando hiperventilaba con la cara enrojecida. ¿Es que no veis que…. van a lograr que os maten así?….

¡¿Y dejar que sigan profanando este lugar?!, ¿Crees que esta escoria merece existir tras lo que han hecho?. Lleno de ira dio un paso adelante, siendo bloqueado por Valerie.

Los traidores que mancillan el honor de Maldraxxus no merecen más que el exterminio.

¿Es que no ven que es inútil masacrarlos?, miren atrás… tercos como burros, los dos. Thorinam suspiró dejando caer a sus pies un pequeño saco marrón. De nada por dejarnos solos atrás saqueándolo.

Miraron la plaza que dejaron, como los cadáveres volvían a alzarse de nuevo como si nada hubiera pasado.

Maldita sea, hasta que no les cortemos la cabeza la hidra seguirá regenerándose… hora de cambiar nuestra estrategia.

¿Cambiar?, pero si no hemos tenido ninguna desde el comienzo… los humanos continuaban increpándose entre ellos mientras él tomaba aire intentando contenerse.

Yo también quiero acabar con ellos, pero yendo como un pollo sin cabeza lo único que vamos a conseguir es “decorar” más esa pared. Guárdate esa cólera para sus líderes.

Maldita sea, tienes razón pero… es tan frustrante verlos infectando este lugar…

Pronto recibiremos apoyo de los leales al Prelado, ellos saben como hacer que no renazcan… céntrate en sus líderes.

Suspiró frustrado. …tienes razón… Miró al dúo discutir sobre cosas que no le interesaba. ¿Acaso saben esos dos en la situación en la que estamos?.

Dejó caer una risueña risotada. Esta bien. ¿Cuál es su estrategia?.

Pese a la lógica de la paladina no lograba quitarse esa frustración de la cabeza. Lo único que quería era acabar con esos invasores… pero maldita sea, volvían a alzarse tras matarlos. ¿Y si quemaban los cuerpos?, ¿Mutilarlos para que no pudieran hacer nada?… Al final tardarían demasiado. Aunque desconfiara un poco de Valerie esperaba que realmente esos “leales” trajeran lo necesario para acabar con los invasores definitivamente.

Tras un breve tiempo reunidos.

…. no queda otra pues, tocará limpiar una línea hasta llegar bajo la necrópolis. Todas tienen una plataforma de teletransporte bajo esta para el desembarco de tropas, desde Acherus pasando por todas las de Maldraxxus… Se como te sientes Drethz, pero debemos mantener la mente fría y seguir nuestro objetivo. Una vez caiga la cabeza dirigente no podrán traer refuerzos, cuando los kyrianos vayan a limpiar seguramente estén entre ellos matándose en una encarnizada batalla por el poder pues es lo que le han prometido a esta escoria.

Al fin ha vuelto la mente fría que conozco… lo que has dicho aplícatelo, idiota. Thorinam le dio un pequeño golpe al no muerto, que se ajustó las gafas.

Fueron recortando distancia acabando con todos quienes osaron hacerles frente. Solo unos hechiceros y sus guardianes supusieron algo digno de llamarse obstáculo, pero también acabaron sucumbiendo ante sus armas.

Al atravesar el puente escuchó lo que le pareció una voz familiar cada vez más alta y entendible conforme se abría paso entre los traidores.

…deja de jugar y enfréntate a mi, nigromante.

Esa voz… ¿Xandria?, ¿Aún está luchando contra ese bastardo?. Señaló los restos de una ruinosa escalera destruida en el final de la plataforma.

¿Xandria?.

Ahora os lo explico… tu deberías saber quien es Valerie, lleguemos a la escalera. avanzó pisoteando un arquero liquidado por ellos.

El pequeño grupo de hechiceros esqueléticos no fueron rivales para aquel cuarteto, que acabaron con ellos alcanzando los cascotes que otrora fueron unas escaleras.

Él fue el primero en avanzar con cautela, subiendo evitando pisar los cascotes sueltos hasta que logró tener visión de lo que sucedía en la plaza frente a el.

Te recuerdo que tenemos un ejercito eterno, podría estar así toda la eternidad pero… tenemos un reino que tomar. La profana llamarada de su quimera obligó a Xandria a esquivarlo teniendo que retroceder.

Se volvió hacia el grupo que esperaba en guardia. Sigue bien… susurró mirando a su espalda. Os lo resumo brevemente, tenemos que matar a ese nigromante y por lo que veo llegar arriba. no veo baliza de transporte así que más nos vale que Xandria… la kyriana que está luchando con el esté intacta… ¿Ha quedado claro?.

Todos asintieron en silencio con la cabeza.

Eviten estar frente la quimera, es de los que lanza fuego por la boca y… que sufra. A por el.

Empuñando su maza avanzó con cautela, paso a paso intentando no hacer ruido para evitar llamar la atención del cadavérico ser que estaba centrado en la Dechada.

Ya estaba la cola de la quimera casi a su alcance cuando esta se dio la vuelta tan rápido que empujó como si de un látigo se tratase al enano unos pocos metros atrás. Espero no haber dañado las extremidades.

¡Mortal!. Se lanzó lanza en ristre al nigromante… surgiendo una runa bajo Xandria de la cual emanaron cadenas anclándola al suelo.

Frente a el los tres humanos le resguardaban mientras recuperaba la compostura.

¿Acaso creen que no se lo que han hecho en nuestros nuevos dominios?. Cosecarne le tenía mucho aprecio a Huesoañublo pero… se contentará con vuestros cadáveres.

Los dos humanos se abalanzaron a la quimera. Mientras tanto Valerie ayudó a levantarse al enano tras recibir un leve alivio de la Luz. ¿Estas bien?.

Si, el estomago me duele un poco pero puedo combatir. Tomó un molesto respiro.

Pues vamos a hacernos con su cabeza.

Se unieron a los humanos en la lucha, con su armas empuñadas.

Continuará pronto

6 «Me gusta»

-Solo uno-dijo el paladín.
-Pero…pero…-protestó Lya.
-No podemos cargar con tanto,un queso es más que suficiente-contestó Earnur.
-Para unos días,pero sabe Belore cuánto más tendremos que estar en Korthia-dijo ella resoplando.
-La incursión en el Sagrario de Dominación está durando más de lo esperado.
-Maldita Sylvanas…-bufó la paladina-pero sigo pensando que un queso no es suficiente.
-Lya que pesa tres kilos…más las dos botellas de vino,la carne,los fideos pandaren,un pastel…voy a tener que llevar el escudo sobre la cabeza para cargar con todo esto.
-Te quedaria genial- dijo ella sacando la lengua de forma infantil.
-Lya…
-Vaaale vaaaale.,no más, y te ayudaré a llevarlo todo con una condición.
-Cual?-preguntó Earnur
-Que cuando se terminen estos víveres volvemos a por más.Si me sigues “matando de hambre” en Korthia en dos semanas se me llevará el viento.
-Prometido-contestó Earnur.
-Nos falta el café!! y leche!! y azucar!!-dijo ella de repente.
-Por Belore…-suspiró Earnur resignado.

Cuando terminaron de comprar la paladina se arrepintió,cargar con todo aquello iba a ser una odisea.Pero su innato orgullo se negaba a darle la razón a Earnur. Volvieron a la taberna y repartieron el peso entre las dos mochilas.
-Me voy a caer de espaldas cuando me la tenga que poner a la espalda-pensó Lya.
-Pesan mucho-dijo Earnur sopensándolas.
-Si he podido acostumbrarme a cargar con una armadura de placas eso no es nada- dijo ella más para si que para él autoconvenciendose-además pienso hacer que Sombranoche lleve el peso casi todo el tiempo.
-Tienes a ese caballo muy mimado-dijo él.
Pues por eso…-esta vez le va a tocar trabajar.
-Es cerca de mediodía- dijo Earnur cuando terminaron de recogerlo todo.
-Si,deberíamos cambiarnos para la visita al Lord.

La paladina escogió una toga de seda roja con ribetes dorados haciendo honor a su tierra y pensando que ninguna “elfa de campo” superaría su innata elegancia.Earnur por su parte se decantó por el azul celeste.Su toga era más sencilla pero igualmente elegante.
Lya se peinó y comenzó a maquillarse ante el espejo.
-No necesitas eso,estás bella al natural.
Lya lo miró de reojo mientras se aplicaba un labial rojo a juego con la toga.
-Hombres…-dijo suspirando mientras volvía la vista al espejo de vuelta.
Al terminar cogió su frasco de perfume y se aplicó una generosa cantidad.
Earnur sabía que en su fuero interno deseaba deslumbrar a la esposa de su maestro,dejando claras las diferencias entre ambas razas de elfos.
-Mujeres…-pensó el paladín para si.
Cuando por fin estuvieron listos se encaminaron al Mercado de magos.
-Sabes cual es la tienda del Lord?-preguntó Lya.
-No,pero sabré reconocerla-contestó Earnur.
Y lo hizo…
Un perfume de lo más embriagador que flotaba en el ambiente los llevó a la puerta de una tienda,Lya pudo divisar la figura de su instructor desde fuera.
-Cómo…?- empezó a preguntar.
-La esposa del Lord es una de las mejores alquimistas y perfumistas de Azeroth,no lo sabías?
-No…-contestó ella un tanto confusa.
-Vamos-dijo él tirando de su mano.
-Buenos días instructor- dijo Earnur a modo de saludo.
Lord Argentsword Caminasol estaba de espaldas a la puerta examinando algo en un papiro.
-Earnur,Celesthia…-dijo girándose e inclinando la cabeza a modo de saludo- sed bienvenidos.
Ambos inclinaron la cabeza con respeto.
-Menos formalidades paladines-dijo el Lord acércandose y abrazando a ambos a la vez.
Ellos le devolvieron el gesto.
-Os veo bien…aunque Lya estás más delgada.
-Ves?- dijo Lya mirando a su compañero
-Lo se…lo se…te mato de hambre-contestó Earnur con tono divertido.
Lord Argentsword frunció el ceño.
-Es broma Milord-contestó Lya-son las caminatas por Korthia con la armadura…y bueno la comida de campaña tampoco es que…
-Lo se,pero te acostumbrarás-contestó el instructor,yo a veces las echo de menos.
-Como podéis echar de menos una comida tan horrible?-preguntó la paladina
-Porque mi esposa cocina demasiado bien-contestó el Lord-creo que el peso que has perdido tú lo he ganado yo.
-Yo os veo igual que siempre-dijo Earnur.
-Alabado sea Belore por ello-contestó con una carcajada el Lord Caminasol-por cierto darme un momento…
Se asomó por una puerta que estaba entreabierta tras el mostrador y asomándose dijo:
-Amor nuestros invitados han llegado.
-Voy-contestó una suave voz desde el otro lado.
Lya se alisó la toga e irguió su postura todo lo que pudo.
La mujer que atravesó la puerta dejó a la paladina sindorei sin palabras.
Sin duda era una elfa de la noche,su altura y su estructura ósea la delataban, sin embargo…
Era elegante,etérea,fascinante…
Menelwie llevaba una toga azul índigo,del mismo color que su largo cabello que le llegaba a la cintura,liso,perfecto,ni una hebra se movía en su lugar,ni siquiera los pequeños mechones de color plata que perlaban aquella melena. No eran canas…era…plata pura?
La propia toga llevaba entretejidas flores y enredaderas en hilo de plata,sutiles,sin ser demasiado llamativas…
Sus ojos eran plateados como la misma luna…si no lo era, parecía la propia reencarnación de la diosa de los kaldorei.
-Bienvenidos-dijo sonriendo.
-Amor mio-dijo Argent- estos son Earnur y Celesthia,ella es Menelwie Bosquensueño,mi esposa.
-Podeis llamarme Menel-contestó ella con dulzura-encantada de conoceros,Argent me ha hablado mucho de vosotros dos.
Lya seguía escrutándola…No llevaba las marcas de guerra de los kaldorei.Y cualquiera diría que aquella elfa pasaba de largo los diez mil años,era…la sindorei no tenía palabras…parecía una diosa de la serenidad? sabiduria? belleza?
Menel estaba con la mano tendida esperando a que la paladina se la estrechase.
-Oh perdón- dijo la sindorei al darse cuenta- es que…es que…os esperaba distinta.
Menel se echó a reir.
-Mas elfa de campo?-preguntó divertida la esposa del Lord
-Si…bueno…no!!!-constestó Lya poniendose colorada
-Me pasa mucho,no te preocupes.
-Lya…mi esposa ha sido sacerdotisa de Elune durante diez mil años,no es una druida salvaje,las sacerdotisas de Elune están versadas hasta en diplomacia,el saber estar y la elegancia es parte de su encanto como sacerdotisa.
-Su pelo…sus ojos…
-Recibí el favor y el amor de Elune en su día,durante milenios- contestó la sacerdotisa apretando los dientes-pero…
no terminó la frase,no tuvo que hacerlo.Lya y Earnur sabían lo acontecido en Ardenweald,el Korthia se hablaba de ello.
-Entiendo…-dijo Earnur-y lo lamento.
-Si…-dijo Lya
-No importa…-dijo Menel sonriendo con melancolía
El Lord volvió a ver esa mirada de suma tristeza y decepción que hacía meses que no veía reflejada en los ojos de su esposa.Así que cambió de tema con rapidez.
-Y si cerramos ya que es hora y vamos a por los niños amor?
-Si claro.

Se encaminaron los cuatro a la guardería. Un pequeño sindorei de pelo color índigo empezó a correr al verlos.
-Estel no corras!!-dijo la profesora.
Pero era tarde,el pequeño ya había saltado a los brazos de su madre que se había agachado para recibirlo.
-Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!
-Hola mi pequeño-dijo ella dándole un sonoro beso en la mejilla.
-Papiiiiiiiiiii-dijo tirándose de los brazos de su madre a los del Lord.
Argent besó a su hijo y ambos se despidieron de la profesora con la mano.
-Tú quien eres?-dijo el niño mirando a Earnur.
-Me llamo Earnur,encantado-dijo el paladin solemne
-Y tú?-dijo mirando a Lya
-Me llamo Celesthia-y tú?
-Yo soy Estelaldië Caminasol Bosquensueño-dijo de forma presumida-y voy a ser “palalín”
-Ohh vas a ser uno de los nuestros?-preguntó Lya
-Tú eres una “palalina”?-preguntó el pequeño sorprendido.
-Claro!!-contestó Lya
-Yo también-dijo Earnur
-Ohhh-contestó Estel
-Tu papá fue nuestro maestro-le dijo el sindorei.
-Si papiiiiiii?
-Si mi niño,Estel y Lya fueron alumnos míos-contestó el Lord.
-Tenemos mucho de que hablar-dijo tirándose de los brazos de su padre a los de Lya.
Earnur levantó una ceja.
-Le gusto más yo…-le susurró la paladina con guasa.
-Y a quien no…-contestó el sindorei guiñándole el ojo a su compañera.

7 «Me gusta»