La vermis surcaba el conducto rauda, como si huyera de su hambriento depredador. Por mucho que sujetara firme los estribos creía que saldría volando y aunque ensordecido por el aire podía escuchar los escalofriantes chillidos y gritos de las infernales bestias que se acercaban a ellos y de golpe, calma… y una bofetada de aire húmedo.
Al fin, como odio pasar por el Espacio Intermedio… urg… Una pequeña arcada le subió por la garganta.
Revendeth, reino de los Venthyr. Donde las almas más arrogantes y orgullosas de la existencia reciben su última oportunidad de ser redimidos o acabar en las Fauces.
¿Eh?, ¿Está… lloviendo?.
La leve lluvia en conjunto al densamente encapotado cielo le dio una sensación diametralmente opuesta al que acostumbraba a tener en Bastión. Lejos estaba la leve brisa perpetua que mecía al unísono el trigo, más bien eran ráfagas de viento no muy intensas, pero en cierto modo incómodas. El sempiterno cielo aurealo despejado tornaba aquí a un continuo cúmulo de nubes oscuras, casi marrones, como si de un recargado sillón de adinerado se tratara con leves aperturas zizagueantes que dejaba ver un carmesí cielo que no dejaba de sangrar lágrimas igualmente carmesíes. Conforme atravesaba el reino se dejaban ver densos bosques de oscuros árboles que apenas dejaba ver nada de su interior… pareciera que todo estaba diseñado para deprimir hasta al más altivo desgraciado que acabara allí.
Así que esto es Revendeth, lo imaginaba más “infernal” pero… miró al cielo y luego al bosque. me alegro de no haber acabado aquí mis días. Resopló aliviado. y pensar que…
No pudo pensar mucho, pues al fin un atisbo de civilización se alzaba sobre lo alto de un peñón, rodeado por una gran muralla como si intentara ocultar de ojos indiscretos lo que allí sucedía. La silueta de altas torres puntiagudas que se alzaban sobre el opresor cielo le alivió en parte, pues deseaba bajar de esa vermis cuanto antes.
Refugio Oscuro
Refugio Oscuro era un nombre cuanto menos idóneo para aquel pueblo. Solo los faroles que crepitaban su llama y la luz que las grandes vidrieras y ventanales carmesíes que de los edificios emanaban iluminaban con un halo de lúgubrez las estrechas calles y callejones del frío poblado, solo superado por las maquinaciones que sus moradores manejaban a ocultas de oídos indiscretos. Las encharcadas calles y la lluvia cayendo de los grandes tejados no hacían más que aumentar la sensación de frialdad y hostilidad a quien osara transitar por sus calles sin conocimiento de lo que se ocultaban allí. Era, cuanto menos, la antítesis de la nueva tierra que lo acogió.
Aterrizó sin problemas y se dejó caer evitando pisar el charco a sus pies. Raudo pero silencioso un ser ataviado en una gran gabardina carmesí con detalles en dorado hilo se le acercó.
Usted debe ser uno de los mortales que viene a enfrentarse al Sire, y por tu atuendo intuyo que vienes de… Bastión. ¿Verdad?.
Una señal de alerta se le activó en la cabeza, esa gabardina, esas grandes botas con tacón de negro cuero, los blancos guantes que relucían bajo las grandes mangas, ese collar dorado con una gran gema engastada en el centro… supuso que debía tratarse de un noble o al menos alguien de alto estatus… y por desgracia sabía que el interés de alguien así se basaba en sacar tajada y beneficio.
En efecto, Adrestes me envió para apoyar la toma del castillo.
Así es, nuestro “amado líder” nos ha vendido al Carcelero y con ello nuestra reputación y servicio, algo que por supuesto no debe ser… tolerado.
Mostró sus pequeños colmillos por las comisuras de la boca, le recordó a elfos de “alta cuna” en cuanto a la condescendencia y la mirada sobre su hombro se tratara pero desde luego que en cuanto a belleza discrepaban, le recordó a los elfos consumidos que solían bajar de Quel’thalas desorientados hambrientos por mana.
Veo que han tenido también problemas con el Carcelero entonces.
Caminemos por favor, no quiero empapar mi atuendo. Abrió su morado paraguas de fina costura y ricos metales.
¿Donde están el resto de los mortales?.
En el Salto del Pecado, no lejos de aquí pero tu irás directo a las puertas pues has… demorado en venir.
Empezaba a disgustarle como hablaba, pero poco podía hacer allí más allá de ver un poco la poca vida que se daba en aquellos callejones.
Siento la tardanza pero hasta hace no mucho teníamos grandes problemas en Bastión.
Problemas en Bastión… y pensar que los Kyrianos se vanagloriaban de su paz y tranquilidad…
Intentó no hacerle caso y siguió mirando a los transeúntes. Algunos miraban curiosos, otros con incredulidad y pudo escuchar a alguna riendo al comentar algo su amiga sobre la “ridícula moda kyriana”… cada vez le gustaba menos aquel lugar.
Bueno no llevo demasiado tiempo en estas tierras, pero me agrada saber que estamos logrando avanzar poco a poco…
Humildad… entiendo por que te uniste a su causa, desde luego tu piedra del pecado debe ser cuanto menos soporífera.
¿Piedra del pecado?.
Es largo de explicar y tu estadía en estos callejones esta llegando a su final pero como os tiene lobotomizados allí te lo explicaré.
Solo pensaba en arrancarle la cabeza del cuello con sus manos.
Toda alma que ha finalizado su vida tiene una piedra del pecado que recoge los actos deleznables que han realizado a lo largo de esta y claro, a nuestras huestes llegan las más nutridas para su… expiación… alguien que se ha ganado la confianza de los kyrianos no debe tener una muy grande… Se acabó la charla, hemos llegado.
¿Tengo que volar en… “eso”?. Señaló la criatura alada, muy similar a un murciélago.
Por supuesto. ¿Acaso crees que tenemos alas?… eso sería un incordio para vestir con estilo.
Lo mato, juro que como diga otra palabra más lo mato. Mascullaba para sí apretando los dientes.
¿He de pagar algo por el servicio?.
Normalmente si, pero como el mismísimo Renathal os ha convocado ha tenido la magnificencia de ofrecer los servicios gratuitos.
Muy amable de su parte… gracias por el recibimiento.
Es “agradable” hablar con alguien de una curia civilizada. Ha sido más educado que ese bruto Maldraxxi de ojos siniestros y su perro faldero Se acariciaba su cuello con cuidado.
Saltó a la montura del alado ser y partió hacia el corazón del reino, una corazonada relacionada con esa burda descripción le transmitió algo de calma.
Sobrevolando un gran valle cubierto por una espesa neblina.
¿Pero como se puede ser tan estirado y arrogante?. No quiero volver aquí en mi existencia, definitivamente pero… recordó la conversación en las encharcadas calles. … ¿de verdad mi “piedra del pecado” me permitiría ir a Bastión y no aquí?… sobre mi pesan muchos pecados… ojalá el arduo camino que ando siguiendo sea el de la redención… si es que no acabo matando a estos Venthyr por mediante claro. suspiró …son peores que los nobles.
Frente a el la inmensa silueta del Castillo de Nathria rompía el horizonte en magnificencia y opulencia a partes iguales. Su sombra se proyectaba sobre el reino a sus pies en un alarde de poder inquebrantable desde el cual el “Sire” miraría a sus súbditos con desprecio como si de vulgares hormigas se trataran. Grandes vidrieras recorrían la altura del castillo proyectando su luz a la oscuridad de su alrededor. Las grandes torres esbeltas dejaban al castillo de Ventormenta como un vulgar hogar de campesinos y fácilmente se igualaba a la Ciudadela Violeta de Dalaran en cuanto a inmensidad. Como remate en un alarde de opulencia… aunque pensó que más bien en horterada, una gran gárgola pétrea posaba sobre lo alto de la torre más alta con las alas desplegadas como signo del poder de la autoridad del reino.
Por la Luz… como platos sus ojos se fijaban en la magnitud del complejo, no percatándose de que estaba descendiendo. ¿Pero cuanto poder tiene el “Sire”?…
Al aterrizar en el inmenso jardín se dio cuenta de la magnitud de todo. Apenas podía ver el dragón en la cúspide ni siquiera ver el acceso al castillo en la inmensidad del parque, que al igual que el Castillo estaba concienzudamente cuidado y ordenado… a excepción de los cadáveres de Ventyr y ¿golems alados? que se amontonaban a lo largo del hermoso parque.
Han debido llegar antes que yo, de eso no me entra duda… en fin, hora de reunirse con los demás.
A la que se acercaba el Castillo cada vez era más y más inmenso, hasta que todo su horizonte quedó ocupado por este y al fin lograra ver las inmensas puertas carmesíes sobre la gran escalinata… y al fin un grupo de gente a sus pies, que por lo que parecía ser eran los mortales.
Al acercarse reconoció de inmediato al paladín que hablaba con otro humano ataviado con una armadura de alto rango del ejercito de la Alianza. No lejos de ellos una elfa de aspecto más que salvaje, otro humano entrado en años, la familiar paladín y el más que familiar no muerto hablaban en un improvisado círculo.
¿Tu debes ser el que faltaba de Bastión verdad?. Menuda armadura tan brillante portas, pareces salido de una historia de ángeles contra demonios. Alertado dio media vuelta y allí estaba agachada a su altura una joven elfa de sangre que no perdía atención a el… o más bien a su armadura, ella en contraste vestía un conjunto bastante simple de tela carmesí y negra. Austero para una elfa pensó.
¿Eh?… Si claro, claro… supongo que eres integrante del grupo de asalto ¿verdad?.
Se levantó de un salto. Claro, vamos a acabar con ese estirado tirano de Denatrius… Valerie me ha contado de tus hazañas allá en Bastión.
Miró de reojo a la no muy lejana paladín. Veo que las noticias corren como el viento aquí… me quitará introducciones pues… ¿Y tu eres?.
Llámame Beledori, soy una maga que anda siguiendo y aprendiendo de su maestro en esta inusual aventura por las Tierras Sombrías… Y hablando de aventuras, si escribo una historia sobre nuestro viaje te incluiré en este arco.
….historia…. arco…. No sabía bien de que hablaba esa altiva elfa. Esto… Así que Beledori. Distas mucho de la imagen ordinaria del elfo arrogante promedio…
¡Gracias!. Yo tampoco soporto a esos pedantes urbanitas de Lunargenta… ¿Y acaso has visto a esos “Venthyr”? son incluso peores, casi le achicharro a uno su repugnante rostro.
Suspiró aliviado. Lo entiendo, he tenido que soportar a uno cuando llegué aquí. Por cierto ¿Podrías decirme quienes nos ayudarán?. No conozco a la mitad de los presentes.
¡Por supuesto!. Señaló a los dos humanos. Allí están Athor y Thorinam hablando sobre cosas de la Alianza.
A Thorinam le conozco.
Athor es nosequé del ejercito de la Alianza.
Entiendo…. Que no sea un fanático descerebrado por favor… Pensó para sí mismo.
Al lado están Veldhath, Aldana, Argent y Valerie hablando de sus batallitas. Les señaló sin miramientos.
¿¿¡Aldana!??. Se mordió la lengua intentando no llamar la atención de esta.
Si, ¿acaso la conoces?.
Digamos que “colaboré” hace un tiempo con su “memorable grupo”.
Entonces se conocen, más presentaciones que nos ahorramos.
Si… ¿y el humano de pelo blanco?.
Se llama Veldhath, creía que ya lo conocías…. Por cierto. ¿No está siempre demasiado junto a ese “Thorinam”?… ¿Podría ser que fueran…? Le brillaban los ojos por algún motivo.
¿Que fueran que?. miró extrañado. ¡No no no!, el otro humano, el que está vivo, el entrado en años. Señaló al otro humano de pelo cano.
¡Ah!. Es el Alto Señor Argent…¿shadow?.. ¿snow?... Sword… no, eso sería ridículo… ¡Ya está!. Era Argentsoul, si, eso es. golpeó su puño cerrado sobre la palma de su otra mano. Fue el quien liberó de las fauces de Torghast a los tres líderes.
Entiendo… El que faltaba, el de los sermones. Otra vez para sí mismo se dijo.
Ah y por supuesto falta… mi maestro. ¿Donde demonios estará?, quiero entrar en ese castillo de una vez.
Cierto… Si el Alto Señor está aquí… ¿Es el Archimago por casualidad?.
Pfff, como no sea el Archimago del aburrimiento… Hablando del rey de Gilneas… Has tardado en llegar.
Si no te hubieras separado para “ver desde otro ángulo” el jardín hubiéramos llegado antes.
La gélida voz carente de emoción le hizo saltar todas las alarmas, empuñando la espada dio media vuelta… y allí estaba lo que más temía.
Si eres inteligente bajarías esa espada de inmediato. Solo unos albinos mechones de pelo y dos espectrales luceros celestes se dejaban ver bajo la blanca capucha de lo que era una harapienta túnica.
Tu… Le miró con resentimiento. ¿Que haces en las Tierras Sombrías?.
¿No es evidente?. Acabar con lo que ha provocado todo esto y cazar a Sylvanas Brisaveloz.
Miró al negro filo curvado tras el. ¿Y esa guadaña?… ¿Que le has hecho a “Silencio”?.
Reforzarla y mejorarla en las Fauces… Como has hecho con tu armadura con la destreza Kyriana. No es mi estilo pero no debe haber nada en Azeroth que le haga sombra, de eso no me entra duda.
Hasta su última fibra temblaba de terror, pero debía mantener esa fría fachada. ¿Que te ha llevado ante el Sire?.
Para acabar con Sylvanas y su maestro debemos empezar por su eslabón más débil, si tiramos de el acabaremos llegando a las manos del propio Zovaal.
¿Zovaal?. ¿Así se llama el Carcelero?… ¿Como has…
Así es, descubrimos más sobre el pero… no es momento para hablar de ello por ahora, debemos atacar cuanto antes y… envaina esa espada, somos aliados como en Ny’Alozha…
Está bien… Envainó la espada. pero no trames nada raro…
Solo quiero obtener información del Sire y eliminarlo de la ecuación.
¿Pasó algo entre vosotros?.
Ni idea, tras acabar con N’Zoth desapareció del mapa y se le llegó a dar por muerto… sin embargo no encontré atisbo de su alma en el Velo. Se agachó de hombros.
Es una larga historia del cual no tengo tiempo a contar… A saber que hubiera hecho con mi alma… Pensó de nuevo para sí.
Disculpen mi intromisión, pero necesito que Drethz me informe sobre un asunto de nuestra última misión en Bastión. El otro no muerto como si hablara con su superior esperaba orden firme.
Aiden asintió con la cabeza, lo cual fue respondido con el saludo militar de Veldhath. Se acercaron al gran portón ornamentado del castillo y se ocultaron tras una columna.
Bien, te estaba esperando… Es sobre Aiden. Hablaba en susurros.
Dime.
Yo también sospecho de el… la guadaña… ¿“Silencio”?. Miró de reojo a su lateral, vigilando a la lejana pareja de no muerto y elfa evitando sospecha.
Si, está claro que algo le ha hecho, la última vez…
Es inquietante, desde aquí soy capaz de notar el nauseabundo poder de las Fauces que refuma de ella… es nauseabunda si pero a la vez… siento su llamada, tanto poder junto…
No pierdas la cabeza como el.
No te preocupes por ello… tengo unos chivatazos sobre “cosas” que hizo en las Fosas de Sarón, en Rasganorte. Ese farol… Proviene de las Tierras Sombrías… Del mismo lugar que el Yelmo de Dominación.
¡El Yelmo de Dominación!… Obtuvo su forma “espectral” empleándolo. Miró a Aiden que estaba de espaldas. Ese material, ese brillo… definitivamente es del mismo origen… ¡Maldita sea!, ¿como pudo obtener algo así?.
Lo único que vio mi fuente fue que entró en una galería en el gélido hielo, de alguna forma logró entrar en las Fauces antes de romperse el Velo… No pienso quitarle ojo en ningún momento y llegado el caso… me sacrificaré si es necesario detenerlo. Carente de emoción miró con desprecio al encapuchado no muerto.
Cuenta conmigo si sucede. Azeroth….no… las Tierras Sombrías corren un gran peligro si pierde del todo la cabeza y es libre.
Hubieras sido un gran compañero de armas aquel día. Está bien, entreguemos nuestras vidas si es necesario pues, pero esa elfa… estoy seguro que alguien como el no es el tipo de persona que gusta ir acompañado.
Parecía conocerse con el grupo que nos asistió, del cual la druida esa, Aldana, era integrante pero… esa tal Beledori… umm.
¿Sabes algo de ella?.
Nada, la acabo de conocer y sin embargo la trata como si fuera su camarada o algo más… algo ha pasado los meses tras la caída de N’Zoth… no deberíamos perderle ojo a ella.
Eso iba a comentarte, Thori… ejem… Thorinam está ya al tanto de todo, algo me dice que esa elfa puede estar actuando de “contención”…
Eso espero pues créeme que no quieres verlo desatando su poder.
He escuchado de ello en Acherus, es Vox Populi su poder…. Y por cierto, mi “fuente” te desea fuerza y coraje desde Azeroth, confía plenamente en ti.
Tu fuente me desea… Un reconfortante calor le vino a su interior. No me digas que… que idiota y sentimental puedes llegar a ser, idiota.
Nosotros también confiamos en ti al igual que tu en nosotros como buenos camaradas de armas. notó un par de golpecillos en su hombro. Lograremos salvar a todo lo que nos importa sea cual sea el precio que tengamos que pagar, tenlo por seguro.
Eso espero, ojalá Azeroth y las Tierras Sombrías logren ver un nuevo amanecer.
Bien, recuerda que aunque Lysonia haya caído aún hay que mantener mil ojos contra el resto de Abjurantes y mantener protegidos los cruces de caminos, hay que evitar los asalto de sus guerrillas.
Se lo recordaré a Adrestes cuando regrese.
Fueron a reunirse con el resto del grupo frente a los portones del castillo…. los cuales como si estuvieran siendo invitados se abrieron de par en par.
Con paso decidido todos entraron en orden al interior del castillo, sabiendo que el Sire Denatrius les aguardaban en lo alto de este.