El despertar de N'Zoth y el contraataque de Azeroth

Escrito por Belter, La insigne novelista elfica.

– A ver Morda, te voy a balancear y dejarte en ese balcón, agárrate!

– Que balcón?

– Ese de allí Morda…

– No esta muy lejos? – dijo para picar a la elfa

– Luego iré yo.

– Pero no esta MUY lejos? – Repetio con énfasis ya que Belter había ignorado la broma.

– Y tu vas a ser capaz de agarrarte? – Dijo la elfa

– Perfavooooor…

Belter la balanceo 3 veces con fuerza y lanzo a la gnoma por los aire. Ella dio dos vueltas en el aire con gracia, y se agarro al saliente del balcón con facilidad. Belter llego al otro balcón con usando el mecanismo del cinturón atado al gancho y mostrando una impecable sonrisa.

– Vale agárrate a mi y saltemos juntas.

– No, déjame a mi el cinturón y yo te agarro.

– Como me vas a agarra tu Morda? – dijo Belt entornando los ojos

– Fácil, ademas tengo mas experiencia con el gancho. – Con tono altanero

– Pero a ti se te ha roto Morda… Lo vas a volver a romper.

– Ha sido un accidente…

– Venga, no te dejare caer, te agarro fuerte.

Justo, un elemental patrullaba por debajo del balcón, mientras ambas esperaban en silencio, para no llamar su atención. Momento de incertidumbre que aprovecho Belter para agarrar a Morda, sin ni siquiera esperar reacción alguna o aviso, lanzo el gancho y salto con la gnoma bien sujeta. Ambas se mecieron y lanzaron otro gancho hacia la siguiente columna, en pleno salto. y después a la siguiente, hasta llegar a una plataforma lejana.

Morda sonreía con cada salto, era pura diversión para ella, mientras que Belter calculaba bien cada movimiento de la complicada maniobra. Justo en el ultimo salto, otro sonido seco se escucho.

El gancho se rompió del cinturón de Belter y ambas cayeron, pero la inercia del balanceo las hizo llegar al siguiente saliente. Así que se agarraron bien a el y se pusieron a salvo trepando un poco.

– Pues se ha roto Morda… De donde has sacado esto? se lo has comprado a algún goblin? – Dijo Belter con tono incisivo

– No, es de baja calidad, solo están viejos… – Sonó a orgullo roto.

– A quien se lo has comprado?

Mordacae la miro poniendo ojitos, sabiendo que estaba perdida.

– Que? pero si eres una ingeniera de renombre… – Dijo con cierto deje.

– La ingeniería no es como hacer pociones Belt.

– No me saques a relucir otra vez lo de esa poción de invisibilidad que me puso el pelo azul.

– Tenias a los pandaren fascinados – Se reía al recordarlo.

Otro elemental se había acercado a ellas mientras hablaban sin que se hubieran percatado. Estaba observándolas, quieto, incluso parecía entenderlas. Entonces Belter se giro y lo vio.

– Nos han visto Morda, mira que raro, esta quieto…

– Uuuuh, esta cargadito de energía, mira esos remolinos que emanan a su alrededor.

– Este nos servirá? me da como escalofríos verlo así, le pasara algo?

– Eso no lo se! Entretenlo!

–Oh no!!

El elemental pareció reaccionar de repente y se abalanzo velozmente hacia Belter.

Morda se puso sus gafas gnomicas V.3 y empezó a buscar algo en su mochila con celeridad. La elfa se movía rápido, se lanzo un escudo sagrado para amortiguar los golpes del elemental y empezó a golpearle con las manos desnudas.

Sus puñetazos traspasaban al elemental de aire, con gesto de frustración, uso su conjuro de pluma, colocando varias por la plataforma y comenzó a correr usandolas para acelerar su carrera.

Con esa velocidad consiguió esquivar y mantener a raya al elemental mientras Mordacae parecía montar un aparato a toda prisa con varias piezas, que había colocado en el suelo.

– Vas a tardar mucho? - le insto con algo urgencia.

– Solo es uno, tu puedes con el, pero no lo mates!

Belter le soltó un fuego sagrado y grito intentando atemorizarle, cosa inútil ya que el elemental parecía inmune.

Tras ese chasco, dio un salto hacia atrás para coger distancia con el y se preparo para volver a mitigar la violencia del elemental, que se acercaba rápidamente, con un puño de aire alzado.

PEro en el ultimo segundo, un rayo lo paralizo y empezó a hacerse mas, y mas pequeño en frente de la elfa. Alli estaba la gnoma, con un mando en la mano, al lado de un artilugio que parecía absorber al elemental con un haz de luz.

Belter bajo la guardia y se acerco para ver el invento.

– Lo has hecho bien elfota.

– Que es este cachivache?

– Un generado Godet de Fases Denso, vamos a llamarlo un Go-Den 6000.

– Me encanta cuando hablas así. Pero nunca entiendo lo que dices.

– Y a mi que me miras así…

– Puedo darle yo al botón?

– Se apaga solo, no hay que darle.

– Vaya… :dizzy_face:

Cuando acabo de aspirar al elemental, de la maquina salio una pequeña bola de color azul brillante, que rodo un poco antes de que la gnoma lo recogiera con orgullo.

Rápidamente, decidieron volver, pero sin los ganchos no podrían pasar desapercibidas, así que solo les quedaba una opcion: Correr.

Se miraron de forma cómplice y apresuraron hacia la salida esquivando a los poco elementales que quedaban.


Mas tarde, en la habitación de la posada de Mordacae


Belter entro después de un baño bien merecido, vestida con una bata verde oscuro de seda, recuerdo de sus vacaciones en pandaria, y el pelo aun mojado.

Morda escribía algo en su libretita, nada mas entrar por la puerta, reconoció su olor y dejo sus quehaceres. La bola del elemental y el libro estaban encima de una mesa auxiliar, junto a la capa que Kmils había hurtado.

Las dos goblinesas guardianes cerraron la puerta tras entrar la elfa.

– Lo has probado ya?

– No, te estaba esperando Belt. Seguro que no quieres perderte el espectáculo.

– Tengo que contarte que me buscan por lo del Kultiriano que nos seguia los pasos, le apuñale… pero sigue por ahí, hay que deshacerse de el. – Dijo la elfa con preocupación.

– Estaremos preparadas aunque no sea fácil. Primero la capa, has de llevarla puesta siempre.-- La gnoma se acerco con la capa y Belter, aprovecho la cercanía para agárrala la cara y le dio un cariñoso beso.

– Gracias, no podría hacer esto sin ti Mordacae.

Continuará…

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El raudo destrero se aproximó al filo del frente, desde aquella distancia el destructor emanaba respeto y temor a partes iguales, sin embargo eso no detuvo al ejercito azerothiano en su defensa.
Enano y kultirano decidieron pues que lo más idóneo sería entrar en el grueso para pasar desapercibidos a quienes querían detenerlos

  • ¡Agachate!
    El frenetico galopar quedó bruscamente interrumpido el destrero cayó fulminado al ardiente pavimento cuando un aqir arrancó de un veloz golpe la cabeza del equino, rociando la sangre de este a sus ocupantes

  • El enano al levantarse observó dos caras familiares, pero volvió a la realidad cuando el kultirano con un salto en las sombras se puso sobre el insecto

  • ¿Quieres ayudarme a matarlo?

  • Perdon.

El aqir se agitaba violentamente para intentar quitarse de encima su pesada carga, mientras el picaro apuñalaba a este por las juntas de su quitinoso exoesqueleto, el enano imbuyó de luz su maza y con un diestro golpe hizo estallar una de sus patas a lo que el aqir chirrió con un tono tan intenso que hizo taparse los oidos al kultirano, cayendo del lomo del insecto, oportunidad que aprovechó para atacar a su victima, lastima que perdiese el equilibrio al carecer de una de sus patas, cayendo a escasos centímetros del kultirano

  • ¡Muere!

La maza cargada con la energía de la Luz impactó en la cabeza del insecto, explotando en una lluvia impia sobre sus asesinos. Finalmente murió retorciendose en posición fetal

El kultirano se levantó ayudado por el enano, una vez repuesto observó al cadaver y luego a la conocida silueta encapuchada

  • Es totalmente repugnante, ¿Es ese Aiden?.
  • Creo que si, y el de orejas largas puede ser ¿Felix?
  • Acerquémonos pues, aqui ya no se nos pierde nada, por cierto nos has dejado totalmente perdidos, estamos salpicados de aqir.
  • ¡CORRE!, son la Alianza y la Horda.

La pareja corrió hacia el humano y el elfo, ello supuso otra sorpresa, el ejercito al que dieron esquinazo estaba allí esperandoles, les preocupaba sobretodo ese enorme orco cubierto de cicatrices

  • En fin, vamos a intentar arreglar esto como sea, no podemos estar haciendo estas chiquilladas entre nosotros mientras tenemos eso sobre nosotros vivo.
  • Intentar no matarse entre ellos, puede que nuestra presencia haya causado un pequeño incidente diplomático de nada.

-El enano recordó el “aterrizaje draenei” que realizaron con la pobre “Kira” Eh… ya. Sobre eso… ¿que te parece si primero matamos al destructor?

  • La pareja resopló tranquila al ver que el humano dejó el asunto de la vermis, no así el orco con aquel otro asuntillo de Ogrimmar

El enano pensó en el lamentable espectáculo que estaba observando mientras los aventureros, vag-ayermos y tol’vir daban sus vidas para defender Azeroth, pero el golpe de Silencio rompió sus pensamientos

Aiden creó una espada de hielo que puso con un rápido movimiento en sus hombros, cosa que le alcanzó por sorpresa tras lo cual el kultirano se agachó para recibir el mismo gesto

-El enano recordó su promesa al ser declarado paladín y vio el momento para realizar un nuevo juramento, aunque nadie le escuchase

  • Juro ante los presentes proteger Azeroth de toda amenaza, dando todo de mi parte para proteger el planeta y su titan para el resto de mis días aunque ello suponga dar mi vida si es necesario, larga vida a Azeroth, ¡Por Azeroth!.

El kultirano escuchó el juramento y decidió realizarlo tambien, no sería menos en absoluto

  • Juro por la Luz, las Mareas, Elune, Belore, An’she, El Parteon y todos los dioses proteger Azeroth de quienes osen atacarla aunque ello signifique que tenga que dar mi vida o traicionar a mi patria, ¡Por Azeroth!.

El kultirano se dirigió a Aiden al escucharle

  • Perdona mi interrupción pero ¿tenemos algún plan para ello?.
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Escrito por Belter, La insigne novelista elfica.
Narrando a: Kmils. La ladrona enmascarada.


Tiempo después a la marcha de la gnoma…


La goblin había estado dándoles vueltas a la cabeza a todo, después de aquella visión… Le obsesionaba. La había animado a hacerse mas preguntas, y lo que peor llevaba, empezaba a tener dudas serias.

Dos goblinesas de la guardia de Mordacae habían ido a su habitación a por la dichosa capa. Morda y la Elfa habían vuelto hacía rato, y la gnoma había ordenado buscarla y hacérsela llegar. Kmils señalo distraída donde estaba y ellas se la llevaron.

Se dio cuenta que no podía estas mas tiempo en aquel cuarto empecinada en encontrar respuestas, se vistió y decidió salir a la calle a despejar la mente.
Recorrió el tranquilo mercado, que a esas horas ya lo estaban recogiendo, con la mayoría de los tenderetes ya cerrados. Aburrida y pensativa, fue a la zona de las tabernas esperando evadirse, quizás ir a jugar unas cartas o dados.

Al llegar, se sorprendió al ver la calle bastante concurrida y alborotada. Una ruidosa muchedumbre se agolpaba en la puerta de una de las tascas. El jaleó era notorio, unos guardias Tolvir, estaban arrestando a un camarero y la gente cotilleaba sobre los sucedido. Ella no fue menos y tras buscar un mejor sitio para fisgonear, salto a un bajo tejado desde donde tenía mejores vistas.

El dueño se encaraba con los guardias y discutía con ellos defiendo a su trabajador, les apremiaba y suplicaba para concederle una audiencia con el alto general, para aclarar el asunto, convencido de la inocencia del trabajador. Estos le empujaron y se llevaron al camarero cabizbajo hacia la prisión.

Curiosa y mas relajada, se dirigió a esa taberna para indagar.

Tomo asiento en una mesa cercana a la puerta y afino oído disimilando, mientras lustraba sus dagas. El dueño se ocupaba de la barra del bar, atendiendo a lugareños y aventureros, que chismorreaban sobre lo sucedido.

– De que acusan a Greinyad? – dijo uno

– De apuñalamiento…-- contesto otro

– Puf, nunca hubiera imaginado que ese encleque tuviera agallas.

– Es inocente!! estoy seguro – Interrumpio el dueño visiblemente afectado – Lo conozco bien…

– Sabes bien que intentaba estafar a muchos extranjeros y permitías que lo hiciera aquí, en tu negocio!!!

– Si se lo tiene merecido! – Esputo otro.

– Es posible que sea una venganza… no lo se, pero ese día no le perdí de vista en ningún momento – sigio excusandole el propietario del local.

– Pero dicen que hay un testigo. – Con voz melosa y deje casual.

Kmils reacciono ante una voz familiar, miro y alli estaba Gaedriel, no sabia ni cuando había entrado a pesar de ir embutida en esa pesada armadura. Ella la miro de soslayo, pero los del lugar la contemplaban con mas pasion. Su belleza no pasaba desapercibida, algo que en ese momento incomodo a la pequeña picara, que no queria llamar la atencion, para recoger informacion de forma mas sencilla.

– El testigo es falso!

– Ya… seguro que si, ponedme una jarra con algo fuerte.

El dueño ignoro la petición, algo que molesto a la paladina.

– Es que mi oro no es bien recibido?

Tiro varias moneda de oro sobre la barra, seguramente mas de lo que costaba cualquier consumicion. Este lo recogió y puso de mala gana una Cerveza tostada de Foote. Ella lo recogió e hizo una reverencia con ironía. Se acerco a la goblin y el murmullo continuo.

– Te encuentro siempre, en todas las tabernas Kmils. Puedes decírmelo directamente. Estas aqui por otro trabajo? porque aun me debes algo del ultimo – Le guiño un ojo.

– No, solo he salido… pero hablando de trabajo – Kmils dudo por un momento, hizo una pausa, no sabia si era adecuado, pero se atrevió finalmente – Sabes para quien trabajas?

– Pues claro.

Los ojillos de la goblin estudiaba la expresión de la paladina, y ella hacia lo mismo.

– Y sabes que pasa con ella y esa elfa?

– Yo no me meto en sus asuntos, Kmils. Pero te diré que esa elfa es la testigo de ese apuñalamiento a un miembro del IV7

– Como lo sabes?

– Porque dicen que es la misma que ha dado un montón de oro a la ciudad, la her0ina del momento.

La goblin abrio los ojos sorprendida. Empezó a atar cabos. Que un camarero apuñalara a un miembro de esa organización era algo insólito y bastante arriesgado, había algo que no cuadraba. Su mente volaba buscando posibilidades, conexiones, algo por donde empezar. Pero de improviso, la paladina la saco de sus elucubraciones.

– Yo dejaría este tema Kmils.

– No se por que dices eso? no hay nada que dejar.

– Eso es, porque en este momento me ha llegado un aviso al giro-comunicador y ese miembro del IV7 es asunto mio.

La Paladina alzo su brazo para mostrar el brazalete de su muñeca con una siniestra sonrisa.


Continuará…


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La gnoma abrió los ojos como platos, sorprendida y embriagada a partes iguales. Por un corto periodo de tiempo, se quedó inmóvil mirándola a los ojos luciendo una sonrisa especialmente grande. Por un momento mantuvo su cara muy cerca de la elfa observándola, hasta que un tosco martilleo en la puerta las interrumpió.

La gnoma, cambio la cara a un tono molesto, y se alejó a ragañadientes de Belt para atender la puerta. Antes de que pudiera abrirla o dar permiso, se abrió entre cierto forcejeo de su cohorte de guardaespaldas. Era Gaedriel seguida de Kmilis.

– Humm tuuuuu! Que ocurre…

– Ñoma, esta misión está mal redactada. La recompensa es inferior a mis estándares y no has especifi… oh! Hola Belter.

Kmilis asomó la cabeza con mirada inquieta, observando avidamente a la elfa, el libro y la habitación en general.

Visiblemente molesta, morda cogió la transcripción del brazalete y la ojeo, no sin reparar en la inquieta mirada de la rogue, sin armar mentalmente ninguna opinión al respecto.

– No te preocupes! Te pondré la prima habitual. Que tal Kmilis, te encuentras mejor?

La gnoma observó el gesto de desaprobación en Kmilis, al girar la cabeza hacia ella, pero la goblinesa no dijo nada.

– ¿Tengo libertad para solventar ese “problema” a mi juicio? Hay algunos miembros del iv7 diseminados por uldum… Alguien fue descuidada.

La condescendencia y arrogancia de la elfa eran evidentes, aunque Morda estaba acostumbrada a ella.

– Si claro! Obtén información y para esa molestia. No hagas daños a los ciudadanos honrrados. Ya tienen bastante con Nzod.

Belter observaba sin disimulo, aunque se había movido por la habitación en dirección al libro. con cierto nerviosismo que no escapo a los ojos de Kmils, la elfa intervino.

– Tendrás que asegurarte de que pierden el interés por el “incidente”. No solo por quien me busca.

La voz de la elfa sonó nerviosa.

Morda por su parte, miró a Belt y luego miró a Gaedriel, que se esforzaba por mantener el mentón bien alto y mirar a todos con cierto aire superior.

– Por cierto Ñoma, tu nidito de amor no es tan seguro como piensas.

Morda elevó la ceja. :face_with_raised_eyebrow:

– Hay dos locales sospechosos abajo que deberías… investigar. Con túnicas negras y miradas aviesas…

Con las ultimas consonantes aún en su sedosa boca, la elfa se giró con elegancia y se encaminó hacia las escaleras, con aparente tranquilidad. Kmilis se retrasó observándolo todo, dedicó una ultima mirada a la gnoma y corrió a seguir a Gaedriel, que ya bajaba las escaleras.

Morda y Belt se miraron con cierta confusión e intranquilidad, y comenzaron a hablar entre susurros…


Una hora mas tarde


Morda bajó las escaleras cambiada de ropa, con su túnica favorita puesta y rápidamente vió a los lugareños aviesos.

Belt tomaba algo observándolos desde hacía mas tiempo.

La gnoma miró a Belt que al verse observada, encogió los hombros en señal de “no hacen nada”. Con cierta mirada molesta, Morda giró la cara y se encaminó de frente hacia la mesa de ambos nativos, que no mostraron signos de molestarse.

Con un deje descuidado se apartó las gafas gnomicas del rostro.

– Ya me estáis diciendo para quien trabajáis y largandoos de aqui!

Ambos estaban serenos. El mas cercano, son suma calma, lenvató la mirada y clavo sus pupilas en los ojos de la gnoma. La mirada era ciega, perdida, mortecina. La gnoma lo entendió y dió un paso atras demasiado tarde.

El local alargó el brazó y la agarro por el cuello con fuerza.

Varias goblinesas saltaron como perros de presa sobre ellos. En unos segundos solo había sangre y dos cadaberes. La gnoma se hecho la mano a la cara mientras notaba la mano de belt en su hombro.

– Viste algo, verdad?

– Son sirvientes de nzod… pero… locales! aquí, dentro de la ciudad. Un culto… oculto entre los pacificos ciudadanos…


Continuará


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Mientras regresaban hacia el Exodar,Shield se dejó llevar una vez más por sus recuerdos…
La estancia en el Xenedar,favoreció su recuperación física,y sirvió para tranquilizar y equilibrar su espíritu. El contacto diario con los forjados,su entrenamiento junto a ellos,y los momentos de comunión con la luz,produjeron un cambio positivo en el joven draenei.
Se interesó y tuvo acceso a nuevas informaciones,provocando en el un deseo de conocimiento antropológico,para poder comprender las formas de vida,que tenían las diferentes razas. Una nueva perspectiva,acerca de lo que la vida humana significa,se abrió camino en su mente,favoreciendo una comprensión mucho más profunda,y un nuevo respeto hacia los sentimientos y emociones que mueven a todos los seres vivientes.
Estudió y pudo comprender las debilidades de los demás, y en teoría las suyas propias,lo que motivó en el,un deseo de luchar contra las fuerzas del mal,y oponerse con todas sus fuerzas a tan perversos designios.
Fué un tiempo de desarrollo y crecimiento personal,que a él le pareció un suspiro. Un día, mientras conversaba con un vindicador,el propio T’Paartos se aproximó hasta él,habia pasado un tiempo(casi dos años), desde su última conversación. Ambos saludaron con respeto al navegante,y él, con una sonrisa,le comunico a Shield,que habia llegado el momento de “dar un paso más”,si el joven Shield queria. El joven draenei,preguntó con inocencia a qué se refería, y el navegante con una sonrisa,le pregunto si queria ser uno de ellos…
Allí, en Zorammarsh,Shield se preguntaba como había dicho que sí al viejo T’Paartos…
Su búsqueda de la Forja de los Eones,le llevó a enfrentarse con todos aquellos defectos y sentimientos negativos propios,que pensaba(en teoría),superados.
En la mayoría de los encuentros, tuvo que sustituir las armas físicas, a las que de inicio recurria,por las mentales. En varias ocasiones,estuvo tentado de dejarse vencer,tumbándose,y llamando al olvido para que se lo llevase. Sin embargo,una fuerza interior le ánimo a seguir hacia adelante, tras cada encuentro. Podría decirse que sometió a cada una de sus emociones,orgullo, ira,prepotencia…
Aprendiendo humildad,piedad,paciencia…
La realidad no fué que las sometió, sino que realmente asumió,y aprendió de cada uno de sus defectos,para que formasen parte de su yo interior, y hacer de el una persona distinta.
Al final de su periplo,alcanzó la Forja de los Eones,sangrando por múltiples heridas,y desgarrado emocionalmente,dejó su cabeza reposar en el pedestal decla forja,y con una sonrisa,de dejó acunar por el olvido…
Antes de cerrar los ojos,pudo ver unas luminosas figuras,que se acercaban hasta el.
Despertó renovado,sintiendo un vigor físico desconocido,vió como la enfermera que le había atendido la primera vez,sonreía al verlo despierto,y como salia de la habitación. Al poco tiempo,apareció el propio T’Paartos,con una amplia sonrisa en el rostro. Con un afecto desconocido en el viejo navegante,se acercó hasta Shield,y extendió su mano hacia el,para darle el tradicional apretón de manos en el antebrazo,que utilizaban los combatientes. Shield automáticamente,alzó el suyo para completar el gesto,a medio camino casi se interrumpió, un tatuaje luminoso recorria su propio antebrazo,asombrado completó el gesto…
La sonrisa de T’Paartos se hizo más amplia,unas palabras que Shield recordaría de por vida,surgieron de la boca del viejo navegante…
Bienvenido hermano,todo el ejército de la luz,se alegra cuando un nuevo miembro se une a sus filas…
¡Papi,Papi! El grito de la pequeña Niara lo devolvió al presente. Ya estamos llegando…
Tengo que ponerme guapa,y Kash,me ha prometido ayudarme,dijo la pequeña con una emocionada sonrisa.
Shield correspondió a su hija con otra,ampliandola para acoger a Kash…
Algún dia,le contaría todo aquello a la alzada,tal vez,asi entenderia,porqué desde el principio habia entendido todo aquello que pasaba por su mente…
Sintió una nueva congoja. ¡Nunca había tenido una cena,con una mujer!
Con un respingo,pensó que aquello era una nueva prueba,a la que lo sometia la luz…
No obstante sonrió,si era una nueva prueba,la luz le proveeria,como siempre había hecho…
Continuará

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Forjaz, final de la 3ª Guerra

El martillo beodo, una taberna como cualquier otra de la ajetreada avenida de La Plaza conocida por su hospitalidad e hidromiel más económica de esta parte de la ciudad, regentada por una familia como cualquier otra que en circunstancias normales no hubiesen protagonizado este capítulo

Dorim, veterano de la Segunda guerra,curtido padre del joven Drethz se encontraba haciendo guardia en el cuerpo de voluntarios vecinal a causa de la escasez de seguridad debido a la reciente guerra en el norte. Mientras tanto Halga, una mujer dulce pero de marcado caracter, madre del joven, regentaba la taberna sirviendo e impartiendo orden cuando las cosas se desmadraban, algo bastante frecuente en cualquier taberna enana que se preciase

  • Mi primo ha regresado de Lordaeron, todo esta perdido, el reino ha caido. El enano cubierto de placas le daba un trago largo a su jarra de la famosa hidromiel económica de la taberna preocupado

  • Esto no puede estar pasando, primero orcos, luego la Plaga y ahora Arthas nos ha traicinado, por no hablar de esos condenados hierro negro, ¿Que será lo siguiente?. El otro ocupante de esa mesa no paraba de mover su pierna derecha mientras observaba su codillo de cordero humeante

El joven Drethz se acercó a los únicos clientes que hacian consumición, desde luego se notaba la caida de clientes desde que dió inicio la Tercera Guerra, a duras penas podían mantener la taberna, pero por lo menos seguía abierta, otras tantas no corrieron la misma suerte

  • ¿Podéis contarme como esta la cosa ahora?, ¿Estamos perdiendo?.

  • No te voy a mentir, lo que ha pasado allí arriba ha sido una desgracia, Lordaeron ya no existe, no han tenido compasión esos desgraciados de la Plaga, ahora son no muertos…y ahora van a por Lunargenta, espero que esos forestales sean capaces de frenarlos por que si no correran la misma suerte.

Un soldado humano ataviado con el escudo del extinto reino entró agotado a la taberna

  • Bienvenido al Martillo beodo, siéntese y descanse un poco Dijo con voz cálida Halga

  • No hay tiempo, necesitamos todo el alcohol posible, hay muchos heridos y necesitamos todo lo que pueda desinfectar, tomo algo de aire, necesitaremos todos los dormitorios tambien, tenemos que acoger a todos los refugiados posibles.

  • ¿Refugiados?.

  • Lordaeron ha caido, tenemos que acoger a los ancianos y niños aquí mientras preparamos una vía segura a Ventormenta.

  • ¿Lordaeron…ha caido?

  • No tenemos tiempo, ya sabrán todo pronto, pero necesitamos que su tasca este disponible.

  • Claro, dejaremos esto listo y llevaremos todo el alcohol de inmediato, ¿donde es?

  • En la explanada frente la entrada, gracias. El humano salió apurado en busqueda de otra taberna

  • Señores, me temo que tendré que cerrar, pueden llevarse la comida si quieren.

  • No se preocupe señora nos ibamos ya, tengan cuidado, se acercan tiempos dificiles.

  • Igualmente, ojalá nos vuelvan a visitar pronto.

Ambos clientes dejaron la taberna mientras la enana entró en la trastienda con una caja de madera voluminosa

  • Drez ayudame y lleva esta caja que ando llenando.

  • Claro, esto se esta poniendo realmente mal, ¿y papa, le decimos algo?.

  • Su guardia acaba en 2 horas, estaremos de vuelta para entonces. Seguía metiendo en la caja las botellas con mayor contenido en alcohol, por su cara se podía ver su preocupación, intentó ocultarlo en vano

  • ¿Bajara la plaga a Dun Modr?, aún no me creo que Arthas nos haya traicionado.

  • Calla y vamos, no hables más del tema, no vendrá a Forjaz, aguantamos a los orcos, podremos con esos no muertos descerebrados. Dijo mientras cogía la pesada caja

  • Claro… El enano cogió otra pesada caja llena de botellas y salió de la taberna


La explanada de la entrada de Forjaz, antaño concurrida por comerciantes que esperaban a poder entrar a la ciudad y de los diversos eventos y mercados comarcales ahora presentaba una cara no tan halagüeña, miles de humanos ocupaban hasta el último centímetro de la explanada, familias completas se arrejuntaban para evitar la hipotermia, los gritos de dolor por la perdida de seres queridos y heridas inundaban el improvisado campamento mientras caras de todas edades y condiciones mostraban a la ciudad fortaleza los horrores presenciados mientras hacian un alto en su caminata hacia un futuro incierto

_Los 2 enanos se aproximaban al campamento cargados con los suministros, finalmente se dieron de cruces con la realidad

Un enano de la guardia de Forjaz les recibió, abrió las cajas y ordenó a uno de sus subalternos llevarse una de ellas

  • Muchas gracias por el apoyo, llévense a unos pocos niños y abuelos y acójalos los 2 días que van a estar aquí, me temo que no podremos pagarle.

  • Por supuesto, por el dinero no se preocupe, ¿donde están?

  • Esperen un momento que vendrán, ¿muchacho podrías ayudarnos un poco?, necesitamos toda la ayuda posible, no tendrías más que llevar cosas a quien lo necesite y cosas así.

  • Por…por supuesto que podría.

  • Muchas gracias, necesitamos a todos los voluntarios posibles en estos momentos de necesidad, por cierto señora allí traen a los niños, sea compresiva, muchos han perdido a toda su familia.

  • Claro, me los llevo ya, Drez me enorgulleces, haz todo lo que te ordenen.

  • Claro, ten cuidado tu tambien, volveré para la noche.

  • Nos vemos entonces, Puso tono maternal niños, vamos a mi taberna, hay una chimenea que nos mantendrán calentitos, unas camas como nubes y comida muy rica y si os comeis todo os daré dulces.

Los niños no se emocionaron como cabría esperar de unos niños cuando le prometes dulces, sus caras reflejaban el trauma por el que pasaron, la enana se apenó al pensar en el duro futuro que le esperaban, estos simplemente la siguieron como autómatas, 2 ancianos la siguieron también sin rechistar, ni hablar

  • ¿Drethz no?, lleva la caja hasta cuidados medicos, sigue esta senda.

  • Claro. Tomó la caja de nuevo y se puso en marcha

Conforme caminaba pudo ver las caras de la guerra, gente vendada, otras con horribles heridas de diversa índole, lo que no quiso pensar que era un cadáver, lo que se temía que era una ejecución de un infectado, niños llorando por doquier, ancianos hambrientos pidiéndole migajas, todo inundado por el pestilente hedor de miles de humanos concentrados y sin higiene, al final pudo ver el campamento hospitalario, los gritos de dolor y agonía lo delató

Los enfermeros corrían de lado a lado cargados de diversas herramientas, cientos de camastros se postraban en el suelo con heridos de diversa índole, desde soldados de Lordaeron hasta niños con quemaduras proveniente de sus casas ardiendo a manos de Arthas, el joven enano quedó horrorizado por la dantesca estampa, un alto elfo ataviado con un mantelete blanco impregnado de sangre se le acercó

  • ¿Eso es alcohol?, lo necesitamos urgentemente, deja la caja junto al altar por favor.

  • Claro ya caminando hacia al altar ¿Que ha pasado en Lordaeron?.

  • Aquello fue una masacre, el infierno en la tierra, ahora van a Quel’Thalas.

  • ¿Quel’Thalas?.

  • La tierra de los altos elfos, mi patria, seguro que va a la Fuente del Sol.

Pudo ver la preocupación y el miedo en los celestes ojos del elfo, finalmente dejó la carga en el suelo

  • Gracias, ¿puedes llevar al alferez Teremias este informe por favor? está siguiendo la senda y justo antes de llegar a la salida mano derecha la primera campaña que veas.

  • Por supuesto, tomó el abultado sobre y partió hacia la posición del alferez


Media noche, las calles de Forjaz eran un hervidero de gente, las calles estaban llenas de los refugiados de Lordaeron más vulnerables, los enanos de la ciudad vertieron todo su apoyo y solidaridad por sus aliados en su momento más crudo, el agotado enano, tanto física como psicológicamente regresó a su hogar, la taberna esta vez estaba ocupada por niños y 2 ancianos, bastante alejado del cliente tipo de esta, entró con cuidado, cerró la puerta y subió a los dormitorios con cuidado, puso el oido en el dormitorio de sus padres, los ronquidos de los 2 delató que ellos tambien estarían agotados, por lo que prefirió dejarlos descansando, entró en su dormitorio, se puso un comodo pijama y bajó para tomar algo de cena, cuando escuchó una botella vacía rodar en la cocina

Entró en la cocina pensando encontrar un plato de cordero asado, menú del día, sin embargo encontró algo que no esperaba ver, a uno de los ancianos devorando con ansias la pata, del cual solo quedaba el hueso

  • Disculpa, tenemos más comida si tienes hambre, pero no se coma el hueso.

  • ¡Ggshhhh! Sin mediar palabra el anciano se le tiró con una fuerza y velocidad inesperada para su edad al enano

  • ¿Que haces?, ¡Quita de encima, quitaaa¡

El enano forcejeó para quitarse de encima al anciano, este sin embargo no desistía en su intento de morder al enano

  • GRahhaaghgh.

El enano tocó un pedazo grande del plato roto el cual sin pensarlo incrustó en la carótida del anciano

  • ¡AAAAAAArGa!

Pudo quitarse el cadaver andante de encima, tomó el cuchillo para cortar las patas de la palanqueta y apuñaló al cadaver, luego otra vez, y otra, finalmente el cadaver se desplomó a la quinta puñalada

  • ¿DRETHZ QUE PASA?

  • ¡HA INTENTADO MATARME!

-¿HAS ASESINADO AL ANCIANO?, ¿Pero estas loco?

Los lloros y gritos de los niños inundaban la taberna, mientras la enana histérica gritaba al ver a su hijo frente al cadaver

Dorim le dió un inolvidable puñetazo en su cara, con lo que arrojó el cuchillo al suelo, lo que aprovechó Dorim para alejar de una patada

  • DIME AQUI Y AHORA POR QUE HAS ASESINADO A ESE HOMBRE

  • Me atacó, ese hombre estaba ya muerto, es un zombi.

  • Pero si apenas se podia mantener en pie, acabas de matar a un hombre.

Fuertes golpes se escucharon en la puerta, Halga abrió, 10 hombres ataviados en placas entraron, uno de ellos con el tabardo de la Mano de Plata

  • ¿Ha pasado algo aquí?, Se escucha desde fuera los gritos.

De inmediato sospecharon algo al ver la cocina con luces a esas horas

  • ¿Ha pasado algo en la cocina?.

  • No…no ha pasado nada.

El humano entró y encontró el cadaver

  • ¿Quien lo mató?.

  • Yo.

  • ¿Te ha mordido o herido?.

  • Creo que no.

  • Estas sangrando por el hombro, ven conmigo a que te curen eso, buen trabajo por cierto.

  • ¿Buen trabajo? mi hijo acaba de matar a un anciano.

  • Tu hijo acaba de matar a un siervo de la Plaga, estaba infectado, ¿Estais bien?.

  • ¿Era eso?, perdona por lo de antes Drez.

  • No pasa nada, haz callar a esos niños.

  • Avisanos cuando regreses.

  • Claro, así será.

  • Tenemos que irnos, cuanto más tardemos más riesgo de convertirte en uno de ellos, vamos llévense el cadáver.

  • Si señor.

Salieron por la puerta dirección al mercado, convertido en enfermería

  • No te preocupes, es superficial, no corres riesgo.
  • Menos mal, por cierto, ¿Eso era un no muerto?.
  • Correcto, la infección aún continúa en los que infectaron en Lordaeron, tenemos que acabar con quienes muestras síntomas, es duro.
  • Así que eso fue lo que ví esta tarde.
  • Correcto, ese cadaver será quemado, por cierto tienes madera para esto, ¿has manejado algún arma alguna vez?.
  • Un rifle un par de veces y una maza cuando los clientes se ponen hasta las trancas, pero contra alguien hasta ahora nunca.
  • Es horrible lo que he visto ¿como han sufrido esa gente?.
  • Lo han perdido todo, familia, amigos, pertenencias, todo, y no se como vamos a acogerlos en Ventormenta, queremos lanzar una ofensiva para recuperar Lordaeron, pero hasta la mismísima tierra esta infectada.
  • ¿Podría unirme a esa ofensiva?.
  • Siempre nos hace falta ayuda, pero eres aún un poco joven e inexperto, ¿Tienes afinidad a la Luz?.
  • Ni idea, yo solo esperaba heredar la Taberna y continuar, pero tras ver esto no se si habrá mundo en el futuro.
  • Piénsalo pues, bueno hemos llegado, aquel señor te tratará esa herida aunque me temo que te va a escocer un poco.
  • Gracias, ya iré pensando lo que me dijo.
  • Estaremos encantados de contar contigo, adios.

En efecto la cura escoció, la purificación y el alcohol logró evitar que se convirtiese en un no muerto

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Feralas, varias horas más tarde, después de una larga travesía por las galerías retorcidas, la última de las colmenas qiraji al norte de Silithus.


  • ¿Todavía puedes? ¿Te sientes mejor? ¿Todavía puedes contar las estrellas, Kyra?

Por un momento se había adormecido lo cual era buena señal, en un lugar como Feralas donde su maestro se crió le era muy fácil encontrar todo tipo de plantas y fabricar antídotos naturales para cualquier tipo de herida, pero el murmullo lo retrotrajo a la realidad. Respiró profundamente para deshacerse de las brumas del sueño y ladeó la cabeza para mirar a su amiga.

Kyralash reposaba a su lado con la cabeza sobre su brazo extendido, los ojos abiertos fijos en el cielo, murmurando como en una letanía. Nhail la miró extrañado.

  • ¿Qué haces? — Ella continuó murmurando con gran concentración, pero al cabo de algunos instantes respondió:

  • Contando

  • ¿Contando? ¿Qué cosa?

  • Las estrellas.

Nhail chasqueó la lengua con desdén.

  • Es imposible … y demasiado cursi viniendo de ti.

  • Lo sé — admitió Kyralash mirándolo por fin — Lo sé, pero al menos tengo este rato para intentarlo. ¿Por qué? — suspiró con cierta melancolía antes de contestar — Precisamente … porque no importa.

Al principio Nhail permaneció sumido en el desconcierto, hasta que comenzó a entender. Esa noche era demasiado especial para ellos después de haber estado seis largos años separados, un inesperado paréntesis en el enrevesado fluir de sus duras y difíciles vidas.

La primera noche tranquilos y juntos.

Cargaban con una gran responsabilidad, el camino por el que habían transitado, el camino del combate, el triunfo y la gloria, también les había deparado sacrificio, sangre y desesperación. Habían pasado por mucho, habían visto de cerca la mediocridad, el miedo y el dolor, y esa noche, cuando por fin veían y experimentaban algo distinto, no podían hacer otra cosa que notar el contraste … y cambiar.

Nhail comprendió.

  • Ojalá todo lo que tuviera que hacer con mi tiempo fuese contar inútilmente las estrellas — dijo Kyralash con una melancolía que sólo a él, Nhail lo sabía ahora, le había mostrado — Pero nunca estuvimos hechos para lo vano y lo intrascendente.

  • Quizás algún día, algún día…

  • Está bien — le cortó ella, sonriente a pesar de todo — Está bien. Te lo agradezco, Nhail.

Nhail se quedó en suspenso, como todos y cada uno de los deseos que se había atrevido a alimentar. Sin embargo, en ese instante, se permitió uno pequeño, uno inofensivo: que esa noche se les quedase para siempre en la piel.

Una misión más, sólo una misión más, y tal vez podría regalarle luego, aunque ya no importe, un rincón fortuito del destino donde poder estar juntos, donde volver a la calidez y donde poder hacer todas las cosas que carezcan de significado. Sólo porque estaban juntos, sólo porque estaban vivos…

Las amenazas y pesadillas nocturnas de costumbre se cernían sobre él, lo acechaban con su sed habitual, pero Nhail distraído con los recuerdos que a veces acarician y a veces hieren, apenas si les prestó atención mientras los cercenaba. Kyralash dormía cerca, protegida, y la observaba y le prometía, una nueva oportunidad, una mejor vida, paz.

Aunque ya no importe, aunque ya nada importase en realidad …

¿Todavía puedes contarlas? ¿Todavía puedes, Kyra?

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Un frio futuro

El sol por fin se había ocultado entre los riscos de Orgrimmar, y en su ausencia la noche y una fresca brisa habían tomado su trono celeste. Aiden había pasado la mayor parte del día deambulando entre los rincones más oscuros de la ciudad, yendo de sombra en sombra y evitando las zonas más atestadas de gente. Había accedido a quedarse solo por la posibilidad de ponerse al día con hermanos de Ébano a los que hacia tiempo que no veía, como al sanguinario Kotraz, el orco conocido entre los suyos como el “Bebesangre”.

No obstante, no había cerrado sus oidos a los rumores de la muchedumbre. Desde el final de la guerra las cosas parecían haberse animado, y ya no reinaba sobre la ciudad el tenso ambiente que empañó el funeral de Colmillosauro, sino uno distendido y mucho más alegre. Allá por donde hubiera pasado, mantuvo su guardia alta y sus sentidos afinados, con la esperanza de oir algo sobre el Alma en Pena, aunque fuera el más mínimo chismorreo. No había tenido suerte, pero mientras había caminado como uno más entre los vivos —miradas de curiosidad y desconfianza aparte— no había sido capaz de impedir a su mente que divagase hasta, de nuevo, comparar su vida pasada con el presente. Y como siempre, el contraste era enorme.

De vivo le había encantado caminar entre mercados atestados y pueblos rebosantes de vida, callejear en las ciudades y descubrir rincones secretos que hasta sus habitantes habían olvidado. De estar en su situación, el Aiden vivo se habría empapado de los exóticos olores del mercado de Orgrimmar, de carne recién cortada y hierbas y especias de varios tipos inundando el aire; del agresivo regateo de los goblins y el llanto de los niños orcos que se aferraban al pecho de sus madres; y del fino polvo del suelo y las nubecillas que dejaban suspendidas en el aire las pezuñas de los tauren a cada paso.

Pero el Aiden muerto, Hojagélida, no tenía tiempo para semejantes insignificancias. Tal como él había hecho, había tomado la ruta más corta entre el punto A y B, observando su ambiente únicamente para asegurarse de que no habría una emboscada e ignorando sistemáticamente a cada ser viviente que se cruzaba en su camino. Para él no eran más que “gente”, una masa informe e indefinida, que había jurado proteger junto con Azeroth. Era mejor así. Cualquiera de ellos podría tener tanto potencial para la grandeza como para convertirse en el próximo Mantovil, así que su cínica visión del mundo se había teñido con una capa extra de desconfianza.

Al final, cuando se puso el sol, Aiden buscó la taberna más cercana para beber un trago y hospedarse allí. Fallar en sus dos motivos para quedarse en la capital de la Horda le había puesto de mal humor, pero no era nada que no pudiera arreglarse bebiendo un par de jarras de cerveza, uno de los últimos placeres que le quedaban.

Sin muchos miramientos, Aiden entró en la taberna con el típico paso pesado de los caballeros de la Muerte y atrajo todas las miradas de los parroquianos del lugar. Sin darle la más minima importancia, se sentó en el extremo más alejado de la barra.

El tabernero, un orco entrado en años, silbó al ver la guadaña que colgaba a su espalda.

—Esa si que es un buen filo, humano. ¿Dónde encontraste semejante arma?

—La hice yo —dijo con sequedad, sin entrar en detalles—. Sírveme cerveza.

—Oh, por supuesto —respondió el tabernero tras conseguir arrancar la mirada del siniestro filo de Silencio—. Bienvenido al Jabalí Famélico. ¿Que clase de cerveza quieres? Tenemos…

—La primera que encuentres.

La expresión de hastio del caballero de la Muerte no dejaba lugar a dudas: cállate salvo que te apetezca perder una extremidad. El tabernero era lo suficientemente inteligente como para saber cuando servir en silencio, así que pilló rápidamente la poco sutil indirecta.

Mientras Aiden bebía cerveza, desvió con disimulo su mirada hacia el otro extremo del la taberna. Un pequeño grupo de renegados había estado cuchicheando hasta que había llegado, pero luego se habían mantenido en un silencio sepulcral. No entendía viscerático, a pesar de ser una forma derivada de común lordaerense, así que en realidad daba igual si hablaban o callaban.

Sin previo aviso, uno de ellos dejó un pequeño saquito de monedas en la mesa y salió de la taberna, acompañado por el resto de sus compañeros. Aiden había oido rumores sobre que muchos de los boticarios de Entrañas se habían quedado sin trabajo tras la marcha de Sylvanas, así que ahora malvivían del contrabando de venenos y otras sustancias dudosas. Por un momento pensó en tomarse la justicia por su mano, pero dudó de que las gentes de la Horda se tomaran bien que un humano empezara a ejecutar a sus miembros en su propia ciudad, así que lo dejó pasar.

Apuró la cerveza de un par de tragos y plantó un par de monedas de oro en la barra de la taberna.

—Me quedaré aquí esta noche.

El orco rebuscó en el manojo de llaves que colgaba de su cinturón y acabó por entregarle una.

—La última habitación a la derecha. Duerme bien… o no. ¿Los no muertos dormis?

—A veces.

Sin decir más, se levantó y se dirigió al piso de arriba. Tenía pensado dormir esa noche, la primera desde hacía meses, pero no podía dejar de pensar en Sylvanas y el futuro del mundo. Pensando en lugares donde buscarla, en formas de detenerla, pero nada útil consiguió salir de su cabeza. Al final se dejó llevar por las corrientes del sueño, pero su descanso fue interrumpido una hora antes del alba por las llamas y los gritos.

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Reino el silencio durante unos segundos, pero rapidamente las goblinesas empezaron a recoger los cadaveres.

Mordacae las interrumpio y empezo a resgistrarlos, encontrando cosas sin importancia, pocas pistas. Sin embargo algo llamo la atencion de la peculiar gnoma, un singular anillo con una gran sello morado y unas lineas doradas que esbozaban un ojo.

Chequeo las manos del otro cadaver dando con el mismo anillo. Mordacae los cogio y se acerco a Belter, que aun digeria el ataque a su leal gnoma:

– Es perfecto! Tenemos dos, uno para cada una. Preparate para salir Belt.

Unas horas mas tarde

Al amparo de la noche el duo recorria las calles de la ciudad, ambas armadas y encapuchadas.

Un culto de tal indole en plena guerra contra N`zoth, debia esconderse bien. Belter confiaba en Mordacae, la seguia sin hacer preguntas.

Llegaron a la plaza cerca del puerto, se escondieron en una esquina y observaron la guardia de los Tolvir. La gnoma hizo un gesto a Belter para que la siguiera, se dirigieron por unos callejones hacia el puerto, para poder pasar hacia el otro lado sin ser vistas por las patrullas.

La gnoma estaba preparada para continuar la ruta y cruzar el puerto hacia el otro lado, pero Belter le sujeto la mano para pararla. Morda la miro intrigada, a la par que radiante, y siguio con la vista hacia donde señalaba el dedo de la elfa.

No muy lejos habia un grupo de encapuchados trabajando muy deprisa en transportar varias barricas en una barcaza. La gnoma abrio los ojos como platos, cada tonel llevaba el mismo sello que los anillos del culto.

Belter estaba entusiasmada, no podian tener mas suerte, le susurraba con pasion, improvisaba un plan a toda prisa, no queria dejarlos escapar. Aunque Morda discrepaba, aquella carga le parecia muy sospechosa y le daba prioridad al seguimiento.

–Vamos a acercarnos, podemos cogerlos desprevenidos, despachamos a esos tres y al otro nos lo llevamos para interrogarlo.

–Seria sencillo, pero que son esos barriles?–Dijo Morda con su caracteristica curiosidad

–Una vez acabemos, podremos verlo sin problemas.

–Podriamos seguirles, obtendriamos mas respuestas, piensalo. Ademas que llamariamos menos la atencion Belt, aqui estamos en la ciudad, eres… escandalosa.

–No es cierto! –Dijo en un arrebato de timidez – No es mala idea, pero no sabemos cuantos de ellos nos encontraremos en su escondite, es arriesgado.

–Esos barriles parecen importante, puede que no vayan a su escondite…

Discutian avidamente entre murmullos, cuando el grupo ya habian terminado de cargar y se diponian a salir rio abajo. La gnoma vio la oportunidad, ya era tarde para pillarles, convencio a Belter y, esperando un tiempo prudencial, cogieron una barca y los persiguieron desde la lejanía.

Aquellos miembros del culto descargaron cerca de la presa, parecia que tenian un escondrijo oculto bajo tierra. Ellas no tardaron en desembarcar y adentrarse.

Desenfundaron sus armas y abrieron la trampilla circular de madera. Bajaron por una maltrecha escalera, en alerta para cualquier complicacion, y avanzaron por un profundo pasillo, frio y humedo, hasta llegar a una estancia curva que se divia en varios caminos enmarcados en por arcos empedrados.

Estaba bien iluminada por varias antorchas, tenia un pequeño altar en el centro y habia dos de las barricas colocadas cerca de uno de los arcos. la habitacion estaba vacia, pero se oian voces que provenian de uno de los pasadizos.

Se miraron y la elfa asintio a Mordacae. Asi que la gnoma corrio veloz hasta uno de los barriles y con una navaja rompio los sellos de la tapa. Lo abrio y con la hoja del puñal saco el contenido del barril; unas particulas negras y brillantes.

–Es polvo explosivo…

El eco de sus palabras recorrio aquel lugar y lo siguio un profundo silencio. En el acto aparecieron cuatro miembros del culto, amenazando con grandes mazas en las manos.

Los reflejos de la gnoma fueron casi felinos, con un salto de fe atrajo hacia ella a Belter y ambas se prepararon para luchar.

– Confio en ti…Tienes un plan verdad? –Dijo la elfa mientras estudiaba a los cultores con la mirada.

–Si, sabes que no soy descuidada.

–Bien… estoy deseando desquitarme por atreverse a tocarte.

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No podía dejar de observar preocupado al enorme destructor en búsqueda del más mínimo ápice de debilidad, algún punto vulnerable a usar en su favor para acabar con el marmotréntico ser


7 años tras el fin de la Tercera Guerra

Puerto de Ventormenta
El puerto aún relucía con las rocas de mármol recientemente talladas y el olor a madera recién barnizada aún inundaba el puerto tras su reciente remodelación, allí se encontraba el enano tras ser llamado a filas esperando como todo el ejercito presente a embarcar rumbo a la despiadada Rasganorte

Frente a ellos un nutrido grupo de aventureros procedentes de la devastada Terrandelle, ataviados con exóticas armaduras y vestimentas acorde a sus clases se subían al barco subidos en sus monturas, de igual rareza, muchos de ellos de animales desconocidos para el enano

Las caras de ilusión, esperanza y ansias por la siguiente batalla de los aventureros contrastaban con las caras de temor, miedo y desconcierto de todos aquellos soldados que se dirigían a una muerte segura en las gélidas tierras del norte, entre ellos el enano que solo miraba a los aventureros y al faro del puerto, intentando asumir su nueva realidad, el también soñó con ir de aventuras a tierras exóticas como las playas de aguas cristalinas de Tuercespina, o con visitar las siempre húmedas marismas de Zangar, sin embargo allí estaba, a punto de subir a un barco que le dirigiese a una más que probable muerte horrible en aquel témpano llamado Rasganorte


Varios días más tarde, Fiordo Aquilonial

Conforme se acercaron al Fiordo el frío se hizo cada vez más punzante y pen.etrante, para colmo debía ir con aquella armadura metálica, lo que no hacía más que aumentar el frió que sentía, aunque peor lo llevaron aquellos no adaptados a vivir en las frías montañas de Dun Modr, que tiritaban no solo del frío, si no del temor ante lo desconocido

2 enormes muros rocosos, tan altos como la montaña de Forjaz, hicieron presencia entre la leve niebla, un enorme fiordo fragmentaba la tierra en 2, ruta que usarían para desembarcar, si es que podrían hacerlo, el enano se temió morir ahogado a causa de que el barco fuese hundido, o peor, de hipotermia a consecuencia de las gélidas aguas de Rasganorte

La sombra proyectada al entrar en el Fiordo no hizo más que acrecentar la sensación de insignificancia de los presentes en el navío, extrañas edificaciones de madera y cuero colgaban de los impugnables muros del fiordo tendiendo a la suerte de venirse abajo, pudo ver cañones con enormes arpones metálicos apuntados hacia ellos, esa era la bienvenida al hogar de la Plaga

  • ¡Todos a cubierto!

El estruendo de uno de los cañones retumbó en las paredes del fiordo a la vez que toda la tripulación buscaba cobertura rezando para no ser alcanzados, un silvido y el estruendo del arpón impactando sobre las gélidas aguas indicó el fallo para alivio de la aterrada tripulación

Aterrorizados vislumbraron un barco colgando y ardiendo, y en el horizonte una apertura con un nutrido número de embarcaciones con la fortaleza de Utgarde presidiendo en toda su gloria el fiordo

Finalmente el barco llegó al recién construido embarcadero, Valgarde aún permanecía en construcción, sus murallas estaban siendo erigidas mientras una empalizada de maderos actuaba como tal provisionalmente, en lo alto de una colina estaban empezando a instalar las primeras vigas de la taberna, por el momento solo habían tiendas de campaña, hogueras y cajas de suministros dejados por la vanguardia, finalmente el enano desembarcó en las frias tierras de Rasganorte


1 mes despues

Más de la mitad de la muralla ya quedó finalizada, la taberna ya presentaba paredes a falta de finalizar el techado y las nuevas órdenes desde Ventormenta llegaron al bastión

El heraldo en lo alto de unas cajas de suministro desenrolló un papiro mientras el gentío le rodeaba en silencio sepulcral

  • Por orden de su majestad Varian se da inicio a la campaña del norte, cuyo objetivo final es acabar con el traidor Arthas Menethil y acabar con la Plaga.
    Por ello nos dirigiremos hacia la costa occidental de Fiordo Aquilonial para marchar hacia Cementerio de Dragones, donde se establecerá una base para acabar con la fortaleza flotante de Naxxramas.
    El reino mágico de Dalaran ha renacido y posa actualmente sobre las alturas del Bosque de Cristal, por lo que tendremos la ayuda del Kirin’tor en esta cruzada.
    Las fuerzas de la Horda han establecido un bastión en Tundra Boreal, se espera el encuentro de ambos ejercitos en Cementerio de Dragones, para colaborar en esta campaña, por ello eviten actividades hostiles contra ellos.
    Finalmente felicitar a los aventureros que se han adentrado en la Fortaleza de Utgarde y ha acabado con la amenaza Vyrkul que tantos problemas nos ha causado, esta noche lo celebraremos a su salud.
    Fin de la cita.

Rostros de felicidad se dibujaron en los presentes al escuchar la primera buena noticia en semanas, los muertos ya se contaban por decenas a consecuencia de los incesantes ataques causados por los vyrkul, en efecto sin el control de Utgarde estos se desplegaron hacia el norte

Aquella noche de jolgorio calentó las mentes y corazones de los agotados soldados en aquellas tierras malditas, lo que no sabían era que muchos de ellos no volverían a casa vivos


1 semana despues, La orilla olvidada, Cementerio de Dragones

Halford Aterravermis, el veterano comandante que dirigía hacia las inmediaciones de Naxxramas a las tropas de la Alianza se detuvo en un risco cercano a la costa y se quedó observando al horizonte y con un rapido giro se dirigió a los agotados soldados

  • Estamos en suelo sagrado, en esta playa se cometió la traición de Arthas, muchos buenos hombres perdieron aqui sus vidas por culpa de su traición, aquí el principe Arthas dio el paso para convertirse en el monstruo que hoy conocemos como el Rey Examine, quiero que la cuarta me siga para explorar el terreno, el resto diríjase a la posición establecida_

  • Señor ¿por que no dirige a la septima legión? Le preguntó un humano con apariencia de ser un sacerdote acorde a su indumentaria sacra

  • Son los más experimentados, el camino a la posición no se pondrá fácil y mucho menos establecer la base de Hibergarde, además es solo una misión de exploración, nos reuniremos en breves.


  • Hibergarde eh, y pensar que hace poco regresé, que cambiada esta.
  • ¿Que haces hablando solo Rhod?
  • ¿Eh?, nada que he recordado una cosa.
  • Espabila, tenemos que acabar con ese destructor antes de que el nos aplaste Dijo el kultirano algo enojado
  • Claro.

El reducido grupo bajó por la pendiente, el enano al pisar las finas arenas negras de la playa sintió el inquietante aura que aún emanaba esas arenas, espectros azules similares a aquellos que perecieron aún plagaban las calcinadas ruinas, continuando con su deber eterno de construir una fortificación que nunca sería finalizada, como si el tiempo se hubiese congelado en aquél fatídico día

  • Son…¿Son fantasmas?

  • En efecto, muestren respeto por los caídos.

  • ¿No deberíamos acabar con su sufrimiento?, llevaran años así.

  • Primero vamos a informarnos de que sucedió, quizás hallemos información útil en esas tierras malditas.

  • Tenemos que regresar de inmediato.

  • El principe Arthas ha ordenado que nos quedemos.

  • Debemos regresar.

  • Vamos, acaben rápido ese edificio, necesitamos cobertura.

  • Apenas nos queda suministros para 20 días.

El enano intentó hablar con el espíritu de un enano, pero este creía que era un soldado más de los espíritus, por lo que le respondió que siguiese en su puesto designado, de poco sirvió intentar explicar la situación actual

Finalmente Harold se detuvo frente a la orilla

  • Soldados nos vamos al norte, no vamos a lograr nada aquí, ordenaré que la Cruzada Argenta se ocupe de purificar estas tierras y enviar al más allá a estas almas perdidas.

Fortaleza de Hibergarde, unas horas más tarde

  • La fortaleza aún permanecía en construcción, la muralla se construía a toda prisa sin parar en ningún momento mientras que terminaban de asentar los cimientos del castillo y un edificio de porte elfico tomaba forma, mientras tanto extramuros, varios edificios cobraban forma a una vertiginosa ciudad lista para asentar a los primeros colonos, curiosamente a los pies de la fortaleza apareció un mausoleo, por no hablar de los rumores acerca de la mina respecto a ese nuevo mineral que solo se ha encontrado en este continente, poco de eso le importaba al enano, que por una parte quería ver muerto a Arthas, pero por otra quería volver al refugio de su Forjaz natal, lo de las aventuras sonaba más agradable que estar en el techo del mundo helándose a la espera de un ataque de la Plaga
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Aquella misma noche, mientras Kyralash dormía … Nhail recordaba algunas de las historias que su maestro le contaba cerca del Lago Toro de Piedra en el Poblado Pezuña de Sangre, Mulgore, de su Juventud en Feralas … era la primera vez que Nhail veía aquel hermoso y mágico bosque …


Habían crecido en el verde bosque de Feralas, rodeados de helechos, una densa jungla, una neblina brumosa y onírica, dos nuevos Totem de Runa nacieron hace mucho tiempo en el Campamento Mojache.

Eran completamente opuestos. A medida que crecieron desarrollaron personalidades distintas, quedó claro que, inesperadamente, Breind favoreció el aprendizaje, la meditación y ayudar a su madre a preparar pociones y ungüentos simples. Amach, por otro lado, siguió a su padre como una sombra.

En edades más tempranas, ayudó a preparar su propia comida y, a medida que crecía, también lo hicieron sus responsabilidades.
Estas responsabilidades eran solo de el, eventualmente Amach lo acompañaría en sus cacerías diarias, aprendiendo a seguir tranquilamente a su presa, matarla, desollarla y vestirla adecuadamente.
A la tierna edad de 12 años, su padre era su héroe y quería ser como él, pero todo cambió ese verano cuando cumplieron 13 años.

La redada había sido de noche coordinada por sanguinarios ogros, hambrientos, nunca habían atacado tan juntos: sería la segunda noche consecutiva que Breind presenciaría los ojos frenéticos de su madre y las acciones decididas y rápidas de su padre.

Como era habitual en las incursiones de los ogros, los cuerpos nunca se encontrarían, los rituales correctos nunca se realizarían y, por lo tanto, sus espíritus nunca volverían a la tierra. Breind despertó a la mañana siguiente, con la espalda apoyada en la de su hermano en una cueva lejana escondida al campamento, para este propósito.
Los ogros nunca mirarían allí donde los niños y ancianos se retiraron, el viaje de regreso a casa siempre fue solemne, sin saber cuál de sus seres queridos volverían a ver.

Con lágrimas en los ojos, se abrazó en los reconfortantes brazos de su hermano, habían crecido juntos, pero pasaron todo su tiempo separados en dominios completamente diferentes, aferrándose el uno al otro, protegiéndose y necesitando las fortalezas del otro para compensar sus propias debilidades.

El consejo decidió esa noche en la reunión de emergencia de la aldea que los huérfanos tenían que ser atendidos, fue esta decisión la que eligió los caminos de ambos hermanos.
Fueron acogidos por un viejo druida, un anciano por derecho propio que les enseñó los caminos de Cenarius, Breind inmediatamente comenzó a empapar sus nuevos cargos en la tradición, creencias, moralejas y rituales de los druidas.

Amach siguió el camino de su padre, pasaba la mayor parte de su tiempo acosando presas, nunca matando, solo mirando, siguiendo y cuando Breind le llamaba para contar historias de antiguos dioses y criaturas míticas Amach arremetía.

Pasaron muchas noches con voces elevadas entre ambos …

Finalmente llegó el momento de la celebración anual del verano.
En el corazón de las festividades se encontraba el ritual de la mayoría de edad para los jóvenes druidas Tauren. Su hermano se había preparado toda la semana anterior, como era de esperar, con meditación, técnicas de cultivo y memorización de pasajes. Amach, sin embargo, se negó descaradamente a poner cualquier esfuerzo, cada vez que se abordaba el tema, sus respuestas se volvían cada vez más groseras, insultantes y agresivas.

La noche anterior al ritual, cuando el resto del pueblo estaba lleno de energía excitada y previa a la fiesta, Amach esperaba una sesión privada con el consejo.
Después de muchas reuniones previas, habían decidido que su presencia en la aldea ya no mantenía el delicado equilibrio de su mundo, sino que lo perturbaba por arremeter y rechazar los caminos de su nuevo tutor, Amach debía ser expulsado de la aldea.

Breind fue informado de la decisión del consejo poco después de completar su parte del ritual. Fue en su búsqueda y le alcanzó en el camino a las antiguas Mil Agujas … sin aliento, sus rasgos manchados de preocupación.
Su orgullo por convertirse en un druida formal, su entusiasmo por comenzar a entrenar estaba enterrado bajo su necesidad de proteger a su hermano.
La indignación de Amach se había enfriado, estaba contento de tener a su hermano, pero consternado de que él hubiera renunciado tanto por el …


Entonces Nhail lentamente se quedó dormido junto a su fiel y gran amiga bajo aquel cielo cubierto de estrellas.


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La gnoma giró la cabeza hacia la elfa y con suavidad, realizó una sutil y leve reverencia, mientras una gentil sonrisa cruzaba su rostro, antes de regresar la vista al pasillo, visiblemente alagada por la frase de Belter.

La sala donde se encontraban, parecía solo la punta del iceberg. Estaba claro que era una sala de almacenaje que daba acceso a un complejo entramado de pasillos y túneles. Los arcos de piedra que sostenían los pesados techos, eran toscos pero denotaban manos artesanas, había un gran trabajo en todo aquello. La buena iluminación de la sala con antorchas, dejaba claro su uso habitual… y ese pequeño altar central, dejaba claro que estaban en el sitio correcto.

Los cuatro adeptos de Nzod, se lanzaron sin orden ni estrategia contra la pareja. Simple y abrumadora locura, salpicada por un sobrecogedor odio que se reflejaba en sus oscuros rostros.

Belt miro a Morda y volvió la mirada a sus 4 enemigos, que corrían blandiendo grandes mazas, hacia ellos. Comenzó a castear, pero la gnoma con un gesto la interrumpió. Ella por un segundo la miro, pero confió y paró en seco sin quitar el ojo a los cuatro sujetos.

En el último momento y ya con ellos bajo los arcos de piedra. La gnoma desenfundó su navaja gnomica, prendió el mechero para fogatas y la la lanzó contra los barriles.

Los arcos reventaron en mil pedazos. La enorme explosión sacudió la sala con violencia y los agito como si fueran hojas, mientras gran parte de los túneles colapsaban.

Belter lanzó un escudo enorme que las protegió a ambas del polvo y los cascotes, mientras Morda disfrutaba como una niña pequeña, ante un gran espectáculo pirotécnico. La elfa, lejos de asustarse, se dejó contagiar por la gnoma y sonrió también, observando semejante espectáculo.

– Almenos esto no te ha salido como ciertos arneses de cinturón… ingeniera. no nos hemos espachurrado nosotras también de milagro.

– Bahh!! estaba todo calculado… Vamos desnúdate elfita!!! jijiji…

Belter la miró sin entender, pero rápidamente la comprendió…

La gnoma corrió hasta los cuerpos de los sicarios muertos y comenzó a desvestirse sin ningún reparo, mientras se ponía cosas de los muertos.

– Los Sirvientes de Nzod necesitan clases de como ir a la moda… – Dijo la gnoma visiblemente asqueada por el disfraz…

– Y si no vienen… – Dijo intuyendo el plan.

– Ohh!!! Vendrán!!! jijiji

Las dos simularon ser dos victimas mas y esperaron para ser “rescatadas”.


Varias horas mas tarde…


Entre disimulo de exagerado victimismo teatrero y repentinos gemidos de agónico dolor, la gnoma miraba por donde la portaban, pasillo adentro.

Tanto ella como Belter, fueron recogidas del tunel derrumbado y transportadas en camillas, sin que los acólitos sospecharan que no se trataba de dos miembros de su culto…

Entre gemido y gemido de morda. Belter miraba con el rabillo del ojo, haciéndose la desmayada, pensando lo exageradamente absurda que hacia su papel morda, que parecía disfrutar de su papel de victima.

Al cabo de un rato llegaron a una inmensa sala de rituales… Una estatua de Nzod coronaba la sala rectangular, donde en sus dos lados mas largos, grandes grietas, conformaban pozos de lava liquida. Un atrio interior, que jugaba en dos alturas, bordeando toda la sala.

La sala, tenía cientos de acólitos que trabajaban afanosamente sin decir nada, mientras transportaban diferente tipo de material de arriba a bajo, entre ellos, mas barriles de polvo explosivo… Preparaban algo.

– Eh tu!, deja de quejarte, te curaremos y volverás a tu trabajo por la gloria de Nzod!!

– Vida eterna a Nzod!! – Grito la gnoma muy metida en su papel.

– Como pasó el accidente?? que ocurrió?

– Pues veras… esa elfa de ahí (Con tonillo mordaz y entrecerrando los ojillos)… le dio una patada a un barril explosivos!!! Boom!!! yo sabia que pasaría… no es nada sutil con las cosas delicadas… una vez, cogió una cajita de puzle y le…

Belter, que aún se hacía la desmayada, no pudo evitar un tic en su ceja izquierda. Era evidente que morda disfrutaba…

– Pero como va a ser eso??? Esta entera!

– Oh veras… ella es así de maravillosa y esplendida… Es su don! es una elfa con suerte… una entre millones, si es que hubiera millones ya sabes… ella…

El cultor de alto rango la miraba con tono tosco y parecía no creer nada, pero fue llamado para atender un tema mas importante. y no sin una mirada de desaprobación escrutadora, se alejó para atender la petición, con intención de volver mas tarde.

La gnoma saltó al suelo y con la velocidad de una flecha, empujó a Belter y corrieron para esconderse. Pronto encontraron, las escaleras a la segunda planta del atrio interior y las siguieron. Disimulando cuando se cruzaban con otros acólitos, procuraron pasar desapercibidas y comenzaron a espiar entre las sombras al grupo, desde el atrio superior.

El enclave estaba bien pertrechado y había cientos de locales y extranjeros trabajando juntos… parecía que Nzod no solo buscaba atacar con miedo y sangre, también se estaba infiltrando en la ciudad…

– Así que yo hice estallar el barril…

Morda rió y dio un codazo de complicidad a la elfa.

– Podría ser peor!!! Podría haber arañas!!

La elfa le dio un capón a la gnoma, no sin antes dibujar media sonrisa ante la alocada mentalidad de la gnoma.

– No vamos a poder con todos ellos solas… Hay que descubrir que planean y regresar para avisar al general… Pero antes hay que ver quien es el lider…

Los tambores empezaron a sonar. Parecía que habían llegado a tiempo para ver la ceremonia de hoy.


No muy lejos, amparado entre las sombras y ataviado con las ropas del culto, un enano hierro negro observaba a la pareja sin perder detalle… Con cara de asombro pero también, siniestra oscuridad… Se escabulló entre las sombras y regresó a la sala comunal con celeridad.

Conforme se alejaba, aumentaba el paso y finalmente corrió como alma en pena… Entro con nerviosismo y se dirigió a un orco que comía con tranquilidad.

– Que te pasa Borak. A que vienen esas carreras…

– Rápido!, hay que mandar un mensaje a los nuestros!.. La he visto, Mordacae la Oscura, La tecnomante… esta aquí!!

Los ojos del orco se abrieron como grandes luceros. Mientras dejaba caer al suelo el plato.

Continuará…

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Fortaleza de Hibergarde

Los días transcurrieron con la calma y tranquilidad que el hogar de la Plaga podría proporcionarles, la mina debió ser clausurada y volada por los aires gracias al apoyo de un aventurero cuando la plaga levantó a los mineros asesinados
_Unos días despues un ataque organizado desde la fortaleza flotante arrasó la zona baja del bastión, debiendo realizarse un contraataque para recuperar las tierras perdidas, que sin la ayuda de esos aventureros hubiese sido mucho más dificil.

Semanas más tarde un nutrido grupo de aventureros marcharon a las fauces de la acechante fortaleza para retornar pasadas unas largas y angustiosas horas con las mejores noticias que los maltrechos soldados pudieron escuchar: Los 4 jinetes del apocalipsis y su lider, el lich Kel’Thuzad fueron derrotados, aquella noche los barriles de cerveza cayeron como moscas en la fiesta en honor a todos los caídos


Días despues, plaza central de Hibergarde

Harold Aterravermis presidía la plaza sujetando un sobre cerrado y sellado con el león, marca de la Alianza, y ordenó silencio ante los murmuros de la multitud que se preguntaban cual sería su próximo destino

Rompió el sello y sacó el contenido, el cual desplegó y comenzó a recitar

  • Quiero daros la más sincera enhorabuena por la victoria en Naxxramas y pésame por todos los soldados y aventureros que han sacrificado su vida contra la Plaga, este es el momento de lanzar el ataque definitivo contra el dominio del rey examine, por ello yo, Varian Wrynn ordeno acudir al encuentro con las fuerzas de la Horda en la Puerta de Cólera

Los murmuros regresaron con más fuerza, algunos por saber que la madre de las batallas llegaría pronto, otros por su indignación al saber que tendrían que luchar codo a codo con aquellos orcos a los que les guardaban animadversión, lo que obligó a Harold tener que levantar la voz mientras doblaba la carta

  • ¡SILENCIO!, es una orden directa del Rey Varian y cumpliremos con ella y si dice que luchamos con la Horda así será así que no quiero más quejas, ahora prepárense por que partiremos mañana al alba.

El ejercito marchó por los gélidos yermos de Cementerio de Dragones incesantemente, pasaron por delante de las doradas cúpulas de la majestuosa Torre del Reposo del Dragón sorprendidos por el vuelo de numerosos dragones rojos, más adelante enormes esqueletos tan grandes como navíos dio lugar a la imaginación de más de uno solo de pensar el tamaño de la criatura en vida que pudo ser, más adelante caminaron junto a una masiva grieta en el hielo de cuyo fondo apenas se era capaz de vislumbrar para finalmente hacerse visible la masiva estructura que es Puerta de Cólera, una estructura tan negra como el ébano, decorada con motivos esqueléticos que fácilmente indució el miedo en la mayoría de los presentes, el recinto parecía abrazar a aquellos que osaban acercarse a la Ciudadela de Corona de Hielo, aún así 2 bastiones construidas por ambas facciones desafiaban el poder del Rey Examine, nadie sabía que pasaría allí en las siguientes horas

Ambos ejércitos se reunieron, integrantes de ambas facciones compartieron miradas de odio y desprecio e insultos tanto en orco como en común, antes de que el acalorado intercambio de pareceres hubiese llegado a las manos Dranosh Colmillosaurio , hijo del legendario Varok y Bolvar Fordragon actuaron para enfriar los animos

  • Estamos aquí para acabar con el que acabo con la vida de tantos inocentes en Ogrimmar y vengar su muerte, estamos unidos ante un enemigo común, no mancilléis el honor de la Horda, son ordenes directas del Jefe de guerra Thrall.

  • Debemos colaborar para acabar con nuestro enemigo común, haremos pagar a Arthas por sus crímenes contra la Alianza, Lordaeron y Quel’Thalas, solo unidos podremos acabar con la Plaga de una vez.

Con los discursos de ambos líderes los ánimos se calmaron, las fuerzas se dividieron dirigiéndose cada bando a su base, la hora del ataque se aproximaba

  • Esto es increíble, ¿de verdad estábamos a punto de matarnos entre nosotros delante del mismo Arthas? El enano nunca supo que se repetiría esa misma pregunta incontables veces en el futuro

  • Un humano con pelo negro y alguno cano, con múltiples cicatrices forjadas en mil batallas respondió No confíes en un orco nunca, nunca perdonaremos lo que hicieron en Ventormenta.
    Esas bestias solo sirven para matar y arrasar, te digo que nos atacaran en el futuro, recuerda mis palabras.

  • Un joven gnomo que andaba trasteando con algún extraño artilugio le respondió ¿Ahora eres un oráculo?, yo creo que la cosa esta cambiando, cada vez hay más entendimiento, quizás podamos convivir.

  • Que ingenuo eres, esas bestias solo saben una cosa: Matar y arrasar, te lo digo yo que he luchado años contra esas bestias.

El acalorado debate continuó hasta el anochecer, el siguiente día sería recordado a partir de entonces como uno de los más importantes de la historia reciente


Los primeros haces de luz caían sobre las yermas tierras dejando ver a un inmenso ejercito compuesto por la Alianza y la Horda en colaboración frente a la Puerta de Cólera preparados para irrumpir en la Ciudadela de Corona de Hielo, la tensión se podía respirar, el silencio sepulcral inundaba el área mientras algunos rezaban a sus dioses en silencio, otros mantenían la mirada en blanco y otros cuchicheaban entre ellos deseándose suerte, algunos orcos pensaban en el honor que le brindaría luchar o morir allí mientras los humanos pensaban en sus familias.

Pasados unos angustiosos minutos ambos líderes ordenaron el ataque, ghouls y zombies menores de la Plaga eran pasto de espadazos, uno tras otro eran pasto del ejercito Alianza que se aproximó a la puerta hasta que esta abrió sus fauces liberando a gigantescos vyrkuls no muertos que se lanzaron al ataque con gritos infernales, el apoyo llegó por parte de la Horda montada a huargo que se lanzó contra los vyrkul, hachazos y espadazos contra las moles, Bolvar y Colmillosaurio luchando codo a codo contra aquellos seres, finalmente el último de los defensores cayó, quedando liberada la Puerta, ahora daría lugar el ataque a Corona de Hielo

Un crujido proveniente de la puerta dejó ver a Arthas al abrirse, junto a el multitud de esqueletos y otros no muertos se levantaron de las montañas de huesos, listos para contraatacar

Dranosh se lanzó a la vanguardia, trágicamente acabando con su vida cuando se confrontó a Arthas, Bolvar lo intentó, pero una explosión interrumpio la confrontación, en lo alto de una de los acantilados varias catapultas cargadas con bidones llenos de un extraño fluido verde apuntaban directo a ellos, y de el una cara conocida aclamando la muerte de la Plaga y de los vivos, el Boticario Putress, que ordenó disparar al acantilado

En un instante el corredor se tornó en el caos más absoluto, el orden se rompió completamente con soldados de ambas facciones huyendo de la tóxica nube que inundó la zona, los que permanecían vivos huían pisando a los muertos y moribundos, Arthas dejó de verse mientras que la única orden existente era huir

El enano notó como el añublo entraba por sus pulmones, haciendo que tomar aire fuese como respirar fuego, la sensación de asfixia era insufrible, notaba como la visión se tornaba borrosa mientras los que aún podían correr le empujaban, un hueso hizo que tropezase y quedase tendido bocaarriba en lo que pensó que era su final

  • Si hay alguna Luz existente, necesito ayuda, tengo que salir de aquí vivo.

Pareció que su petición fue en valde pero un leve halo de luz le rodeó, por algún motivo su palma derecha parecía brillar con luz propia, pero no impidió que perdiese la consciencia mientras los gritos de horror, dolor y ayuda le rodeaba

Abrió los ojos ante la figura de halo angelical, no se parecía a nada de lo que el conociese, un ser de blanqueza pura, adornada por ornamentos áureos que dejarían en vergüenza a la ciudad de oro de Dazar’alor y 6 cintas negras que se mecían gracilmente al compás del leve movimiento de aquel ser.
Estaba en una sala de las más finas y elaboradas tallas posibles, imposibles de realizar hasta para el mayor artesano enano, aquel lugar parecía salido del más allá

  • ¿Qué es este lugar?, ¿Quien eres tu?.

Como si de su consciencia se tratase, aquel ser se comunicó con el desde su propia mente

  • Bienvenido a las Tierras Sombrías, soy la arbitro, aquella que envía a las almas al lugar más apropiado según la vida que haya llevado.
  • ¿Almas?, ¿al final he muerto?.
  • Me temo que sí, sin embargo esto no significa que sea tu fin, tu alma residirá donde le corresponda para la eternidad, sin embargo ello tendrá que esperar unos años, tienes que cumplir unas hazañas aún en vida y tras ella pero no olvides que al final acabarás aquí, cuídate hasta entonces y no desaproveches esta segunda oportunidad.

.
.
.

  • Cierra la bolsa, tenemos que enviarlo a Forjaz.

Zzziiiiiiiiiip

  • ¿Estoy…couf vivo? El enano intentó moverse, pero algo le bloqueaba, abrió los ojos, pero no pudo ver nada más que oscuridad

  • ¡AAAAAAAAAGH!, ¡ESTE ESTA INFECTADO!.

  • ¿Infectado?.

  • Trae esa daga, voy a matarlo ya.

  • ¿Daga?, Notó como otra vez ese halo dorado le cubría mientras su mano se iluminaba, algo punzante rebotó contra el halo

La bolsa de cadáveres fue abierta, dejando ver a una gnoma vestida de médico y a un enano también vestido de médico con la daga en la mano

  • ¿Estas vivo?

  • Eso parece.

  • Eso es imposible, nos lo trajeron muerto, no tenia pulso. Dijo alterada la gnoma

  • Entonce explícame esto, esta vivo por los pelos, menos mal que es paladín.

  • ¿Paladín?, que voy a ser yo eso.

  • Explícame entonces ese halo de luz y el que la daga revotase en el.

  • Mira, estoy totalmente perdido, lo último que recuerdo es tropezar con algo y caerme, luego aquel angel o lo que fuese hablandome de unas “Tierras sombrias” o algo así y de una segunda oportunidad y grandes azañas y ahora esto, ¿QUE ESTA PASANDO?.

  • Cálmate muchacho, lo primero es que deberías salir de esa bolsa de cadáveres, tu no lo eres…ahora.

  • Cierto, a ver si me resuelven mis dudas. Se levantó y salió de la bolsa, al instante notó el punzante frío de Rasganorte en cada centímetro de su cuerpo, todo y cada uno de el, y algo en uno de sus dedos del pie derecho, por algún motivo la gnoma se sonrojó al verle salir

  • ¿Que hago desnudo?, ¿Que es esta etiqueta de mi pie?.

  • Ponte esto, a lo muertos se les envían como vinieron al mundo pues no van a usar más armaduras allí donde van, esa etiqueta es…tu información de defunción, El enano le pasó una gruesa manta, que Drethz se puso de inmediato

  • Le echó un ojo a la etiqueta, acorde a ella murió hacia 2 horas, en lo que ahora era una zona en llamas

  • ¿2 horas muerto?, pero si fueron 5 minutos hablando con aquella “Arbitro”.

  • Muchacho, deberías pedirle ayuda a alguien de la cabeza, el trauma te ha marcado.

  • No ha sido un trauma, ha visto algo que nosotros aún no hemos hecho Un humano de gran estatura, equipado con una armadura con motivos religiosos teñida de colores dorados y blancos se incorporó a la conversación
    En cuanto a lo del “halo de luz”, se le llama escudo divino, por eso esa daga no llegó a darte, en efecto puedes canalizar la Luz por lo que puedes ser paladín si entrenas, comprendes la Luz y crees en ella deberías unirte a la Cruzada Argenta, necesitamos gente como tu en la nueva ofensiva que se anda preparando, si aceptas haré que te envíen a la Vanguardia Argenta, en Corona de Hielo.

  • Entonces esto debe ser lo de “grandes hazañas” y “segunda oportunidad”, acepto.

  • Bienvenido a la Cruzada Argenta entonces, en un rato vendrán a por ti un par de mis soldados para pasar por un portal a Dalaran.

Pasado un rato aparecieron, se dieron a conocer y usaron un portal directo a la ciudad mágica de Dalaran

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Cabalgaban por Uldum entre los ejércitos de la horda y la alianza hacia Orsus. Montada sobre Muerte miro hacia su derecha y una sonrisa se dibujó en sus azulados labios al mirarlo.
La noche anterior hacia sido realmente deliciosa. Tras su regreso a Exodar Niara le hacia acompañado donde los maestros de sastrería. La pequeña le presentó a Refik y como si fuese una experta en compras le pidió al maestro sastre una toga de lino blanca para la caballero de la muerte.
El sastre no parecía muy cómodo en su presencia pero se aclaró la garganta mientras buscaba una toga de su talla e intentaba sonreir.
Al ver la prenda Ka estuvo a punto de invocar un portal a Acherus,y salir corriendo pero la sonrisa de Niara la hizo desistir de tal cosa.
De pronto recordó algo y rebuscó entre sus mochilas dejando al sastre con la prenda en la mano.
-Por todos los naaru!!! - dijo enfadada-donde está?
Sacó de las mochilas multitud de cosas, runas, piedras, cosas de su pasado que había guardado sin razón aparente.
Por fin tras unos minutos rebuscando encontró lo que buscaba. Una pequeña tarjeta de metal dorada con unos agujeros perforados formando un extraño patrón.
-Es lo que creo que es? -preguntó Refik
-Supongo… - contestó la alzada encogiendose de hombros-hace doce años que no la uso, mis habitaciones deben estar llenas de polvo.
-El profeta está empezando a reasignarlas y todas han sido reparadas y limpiadas a fondo. Si vas a utilizarlas deberías hablar con Y’meera, pretende usar las que ya no tienen dueño para acoger a los forjados en Azeroth. Ahora mismo debería estar en esa planta supervisandolo todo.
Ka le agradeció la información mientras Niara la observaba con curiosidad. Le pagó lo que pedía por la toga y le dijo a Niara que la acompañase.
-No he entendido nada-dijo la pequeña.
-Niara donde os alojais papi y tú?
-Yo comparto habitación con varias estudiantes más en la planta de estudiantes… Bueno huérfanos, aunque no lo sea como papi esta fuera… Papi cuando viene le alquila una habitación a Breel y nos alojamos allí.
Ka sonrió mientras se dirigía a una cuesta que salía tras la sala de cristal. Shield había vuelto a la taberna a encargar la cena y prepararse para la cena. Por un momento se alegró de no haberse deshecho de aquella tarjeta.
Al llegar a la planta vieron un escuadrón de draeneis bajo las órdenes de Y’meera entrando y saliendo de los habitáculos con enseres de limpieza. Ka con Niara aún de la mano enguantada se dirigió hacia ella con paso decidido.
-Buenas tardes archimaga-dijo la caballero de la muerte inclinándose ante la forjada-Se que estáis reasignando estas estancias, una de ellas aunque no la he utilizado en años me pertenece-dijo mostrando la tarjeta.
-Lamento escuchar eso, no me malentiendas, necesito hasta la última de ellas para los forjados. Necesitan un hogar tras mil años luchando contra la Legión.
-Pensaba compartir la mía con el forjado Shieldstar y su hija Niara. Es una estancia grande, me la había asignado el propio profeta con vistas a mi matrimonio por mis servicios a nuestra raza y Azeroth.
La archimaga la miró de arriba abajo sin entender nada.
-Mori y fui levantada antes de poder habitar en ella, vagué muchos años sin hogar fijo hasta que conocí a Shiedstar.
-He oído hablar de vuestra extraña relación. Y tenía pensado asignarle una estancia para vivir con Niara-dijo Y’meera-conocía a tu mamá-dijo sonriendo con tristeza mientras miraba a la niña.
Se recompuso antes de que ninguna pudiera añadir nada.
-Que estancia es? - le preguntó a Ka.
Tuvo que hacer memoria, no lo recordaba
-Pasillo M’uru 106-le dijo su otra yo.
Así se lo indicó a la archimaga que las acompañó por aquellos pasillos.
Al llegar a la puerta Ka tragó saliva. Sólo había visto aquella estancia una vez. Y no llegó a estrenar lo que ella iba a considerar un hogar con Emil y los hijos que tendrían. Pero no se le ocurría un motivo mejor para estrenarlas.

Acercó la tarjeta a la ranura y la puerta de metal dorada y con motivos rosas se hizo a un lado con un suave sonido.
-Vaaayaaa-dijo Niara entrando la primera.
La estancia lucía impecable, limpia, muebles del más puro estilo draenei vestían la estancia. Una pequeña cocina, un salón, un baño y tres habitaciones. Velen le había asignado en su día una estancia familiar. Al morir la vergüenza de su condición no le había permitido ir al Exodar, pero los tiempos habían cambiado.
Y como Emil y ella no llegaron a casarse supuso que el siguió viviendo en las estancias de los pacificadores.
Si bien ella no se había planteado el vivir allí, se había dado cuenta de que Niara y Shield no tenían un hogar y quería compartir el que por derecho era suyo. Volviera o no, aquel sería el hogar del forjado y su hija.
(luego continuo que desde el móvil es un lío)

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-Te gusta Niara?-preguntó Ka a la niña.
-Me encanta!!De verdad es tuyo?
-Si la Archimaga Y´meera no dice lo contrario es mío hace muchos años por méritos propios.
-Y porqué no lo usabas?-preguntó la niña con curiosidad.
-No todo el mundo acepta bien a las princesas de hielo pequeña-dijo la caballero de la muerte-temía que mi pueblo,nuestro pueblo no me aceptase como soy.
-Diste la vida por Azeroth,eso es lo que importa-contestó Y´meera-no pondré objeción a que uses tu hogar y menos si lo vas a compartir así,como si fuerais una familia.
-Hogar…-susurró Ka.
No había tenido un verdadero hogar desde que vivía en Shattrath con Ahzura y sus padres.Las huidas,las guerras,el hecho de haber sido huérfana…Y cuando iba a formar un hogar,una familia,una traición y una estupidez por su parte habían terminado con ese sueño. Estuvo a punto de decirle a Y´meera que no lo merecía,que su muerte había sido un suicidio pero pensó que si bien quizás ella no lo merecía Niara y Shield si,y dudaba que les asignaran unas estancias mejores que aquellas.
Y que demonios,en vida se lo había ganado.Había empuñado una espada desde el mismo día que tuvo edad para sujetarla,una espada más grande que ella.
-Sabes que estoy pensando princesa?-dijo mirando a Niara.
-Que que queeee-contestó la niña emocionada por tener un lugar al que volver a llamar hogar.
-Que te parece si mientras me baño vas a por tus cosas y nos arreglamos aquí para la cena? Después de cenar le podemos enseñar esto a tu papi.Así le damos dos sorpresas.
Niara empezó a correr hacía la puerta,mientras iba gritando:
-Valeeee.
Y´meera la miró muy seria cuando Niara desapareció de su vista.
-Ha perdido a su madre,y aunque Shield es un gran padre…ha sufrido mucho.Si te atreves a hacerle daño,te mataré yo misma.
-Nunca le haría daño.Mañana partiré a la Espada de Ebano a recibir órdenes.Dejaré esta casa para ellos-contestó con frialdad.
-Si vas a volver al frente deberías ir a Uldum.Hay un llamamiento general a todas las tropas disponibles. Yo también partiré al alba.Los ejércitos de N´zoth nos están diezmando.
Ka asintió.Y´meera la miró amenazante una vez más y desapareció por la puerta.
Ka suspiró largamente.No quería hacerles daño.Pero Shield necesitaba a alguien viva a su lado,alguien que cuidase de Niara y esa no era ella.
Se dirigió al baño,otra puerta automática se abrió cuando llegó delante de ella.Una buena bañera,agua caliente,jabón…Y´meera había dejado todo un ajuar en cada estancia. Geles,toallas…
No recordaba la última vez que se había bañado en agua caliente.
Ya bañada y enrollada en una suave toalla de hilo de seda dorado recorrió las estancias.
Una habitación de matrimonio,y dos más pequeñas con camas individuales,escritorios de madera dorada…parecían de ensueño.Tenía que reconocer que los forjados se lo estaban montando bien.
Por un momento se imaginó a Niara,con muchos juguetes en la habitación,risas,abrazos…una vida como familia y una lágrima le recorrió la mejilla.
-Estoy muerta…
Unos golpecitos llamaron su atención,se acercó a la puerta y pulsó el botón para abrirla.
Niara cargada con un vestido y un par de bolsas entró como una exhalación.
-Aun estás así Ka?Vamos,papi nos espera en la taberna de Breel.
-Voy-contestó Ka con una sonrisa.

Se secó el pelo con la toalla y se fue a la habitación a vestir.cuando se bajaba el vestido Niara apareció detrás suya.Se giró por la inercia de un guerrero y vio a la niña mirarla asombrada a la altura del estómago.
La cicatriz de la Agonía de Escarcha seguía allí…
Se quedó quieta,aun con la cabeza asomando por el cuello del vestido.
La niña se dio cuenta y le dijo:
Me voy a poner yo el mio no te importa?
-No,vístete-dijo intentando no sonar alarmada o fría.
Niara con una madurez impropia de su edad se puso a hablar de que peinados podrían hacerse.
-Te parece si te hago unas trenzas y te las recojo atrás juntas?
-Vale!!!-dijo Niara abriendo las bolsas y sacando un cepillo.
Ka se sentó en la cama y con paciencia le hizo un par de trenzas a Niara,una naciendo de cada sien y se las juntó a modo de coleta atrás.Niara abrió las bolsas de nuevo,sacando perfume,purpurina y demás enseres
Ka le puso con suavidad un poco de purpurina en los pómulos y varios aros en los pequeños tentáculos.Le recordaba a Ahzura tanto…
La pequeña se echó perfume,mucho…
-Creo que te has pasado un pelín-dijo Ka con una carcajada
Niara cogió la botella de perfume y la miró amenazante.La caballero de la muerte empezó a correr por la habitación entre risas.
Al final terminaron demasiado perfumadas las dos.Niara se sentó en la cama y ella en el suelo,dejó que la niña le peinara su corta melena.
-Deberías dejártelo crecer.
-Umm no se si sería muy cómodo para luchar.
-Te echo purpurina?
-Pero muy poca,no quiero parecer un naaru.
Ya listas se miraron al espejo.
-Ahora si pareces una princesa de hielo.
Ka se quedó fija en su imagen,pensó que le disgustaría más,no se ponía una toga hacía tanto…no se desprendía de su armadura nunca.Aquella toga blanca y morada era bonita,Niara tenía buen gusto,era sencilla pero elegante
-Papi se va a quedar boquiabierto.
-Eso si no lo matamos con tanto perfume.
Niara se echó a reír y le dio la mano.Ka la apartó con un gesto rápido.
-No llevo guantes…
-Oh!! es verdad…
Caminaron charlando animadamente aunque Ka sentía un nudo en el estómago.No sabía como reaccionaría Shield al verla así vestida,si aceptaría sus estancias como hogar para él y Niara,y lo que era peor…Como se tomaría que partiera sin él una vez más.

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Nosotros siempre estamos observándote, tu alma nos pertenece, tu sangre … carne y huesos. Mientras lleves la armadura, tu odio, tristeza, dolor y miedo … todo será nuestro

Desde que llegué a Uldum me siento observado, como si alguien estuviese
espiando cada uno de mis movimientos, persiguiéndome y mirándome desde las sombras.
Es extraño, pero noto como la gente susurra a mis espaldas y conspira contra mí, todo el mundo me mira, a donde quiera que vaya me siguen. La realidad se está volviendo en mi contra, todo en lo que creía se está desvaneciendo, es horrible … esa sensación de no saber con seguridad si sueñas o estás despierto.

Me encuentro estático, contemplando la vista de un elegante anochecer desde la seguridad de nuestra hoguera, escoltado por el abrigo del crepúsculo.
Noto como mis ideas se van consumiendo y se van arrastrando hacia el exterior de mi subconsciente, mi mente se calma con cada segundo que transcurre, cada instante es un paso hacia la tempestad.
Es un día oscuro, un día fantasmal.
Un transcurso de tiempo sin un claro sentido, el mundo está apagado y no se oye nada, solo se puede percibir un sonido al que llamamos silencio, me detengo para admirar este único sonido que pocas personas se detienen a escuchar.

Escaneo intuitivamente las negras colinas del frío paisaje hacia una parte en concreto de la oscuridad sin saber por qué no puedo dejar de contemplar. Sobresaltado adivino una figura inmóvil, oscura y misteriosa … es una silueta alargada la cual parece estar mirando directamente hacia mí, me siento observado, intimidado, amenazado, vulnerable.
La distancia entre esa sombra y yo parece acortarse, el tiempo está totalmente detenido y no se puede oír absolutamente nada, me encuentro sumergido en un silencio más agudo que la propia muerte.

La figura parece iluminarse gradualmente, pero al poco tiempo me doy cuenta que en realidad lo que ha pasado es que la tenue luz de las estrellas y las llamas de mi hoguera se han apagado. Esa negra figura estirada parece acercarse hacia mí, la figura extraña está cada vez más próxima … no puedo oír nada pero aun así siento un sonido ensordecedor y molesto como si alguien me estuviese gritando al oído palabras horribles y llantos desgarradores … no puedo moverme, no puedo despegar la mirada de esos ojos.
Dolor, me duele todo, un dolor intenso, incesante, insoportable.
Ya no noto el calor de la hoguera, las colinas están cada vez más cerca, es como si yo me hubiese desplazado hasta el interior de aquel oscuro lugar.
Sangre, el aroma que puedo saborear es sangre.
Siento una presencia muy cercana a mí, odiosa, cruel, dañina.
La figura me está mirando … no puedo dejar de mirar a sus ojos, el entorno en el que me encuentro es hostil, es el último lugar donde alguien desearía estar. Todo a mí alrededor ha cambiado, ya no hay colinas ni cielo ni tierra, simplemente … el vacío.

Sigo mirando fijamente a esos ojos abisales pero lentamente empiezo a notar como algo toma forma alrededor de ellos, una figura desproporcionada, salvajemente fuera de todo lo que mi mente podría imaginar.
Su rojiza piel más oscura que las tinieblas que le abrazan, parece haber emergido del paraje más abisal del submundo, sus interminables brazos y piernas están totalmente retorcidos, no parece tener ninguna articulación.
A su espalda cuelgan dos alas plegadas recubiertas por un plumaje sucio y mal cuidado, sus fauces esconden unos puntiagudos dientes y una pérfida lengua.

Las palpitantes venas y arterias permanecen expuestas regando sangre sobre mi pálida cara, toda clase parásitos infestan su cuerpo y su piel acoge a cientos de larvas que tejen un mugriento sistema de túneles.
Sus ojos pënëtran en mi más íntimo ser, pueden descifrar mis pensamientos, mis emociones y mis más horribles temores.
Esta bestia enfermiza se está alimentando de mis peores pesadillas, daría lo que fuese por dejar de mirar a esa deformada monstruosidad, me desharía de cualquier cosa, de la vida misma … de mi propia alma.

Es inaguantable, el dolor se intensifica, siento como la retina de mis ojos se abrasa, como mis pupilas están totalmente clavadas, hechizadas, hipnotizadas, seducidas por el vacío.

Las gotas de sangre salpicadas en mi cara descienden hasta mis labios y se introducen en mi reseca boca … puedo saborear la propia muerte … es amarga, ácida, agria … algo me impulsa a hablar pero entre la sangre que la recubre y el miedo solo consigo emitir un leve sonido.
La figura rápidamente reaccionó a mi sonido y sentí como se movió bruscamente … ya no está, aun así sigo en el mismo lugar, no veo nada, solo un inmenso vacío negro.

El dolor ha desaparecido, el calor y el olor también, solo hay silencio. Sin embargo en este silencio noto como este ser ha pënetrado en mi cabeza y no quiere salir, oigo sus gritos desgarradores y sus llantos en todos mis sueños desde entonces y sé que volverá y la próxima vez no se conformará solamente con mostrarme su pútrido cuerpo.

Entonces Nhail despertó, sobresaltado, conmocionado, miró a su alrededor, seguía en Feralas y Kyralash todavía dormía plácidamente, el agradable sonido del viento meciendo las hojas, los pájaros y el paisaje verde tranquilizó a Nhail

  • Solo ha sido otra maldita pesadilla, necesito acabar con esto cuanto antes, es hora de volver a Uldum y enfrentarme al último dios antiguo.

Continuará …


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Shield se preparaba para la cita,bastante nervioso. Si analizaba su vida,era la primera vez,que tenía una cita,con una mujer que le gustaba de veras,y a la que en su fuero interno amaba…
Su vida,dedicada a luchar contra el mal,no había dejado lugar para otra cosa,que no fuera combatir. De hecho,en su armario no había nada fuera de sus conjuntos de armadura,y dudaba de que aquella ropa recién comprada,fuese la adecuada.
Cuando visitó al mercader,casi a todo correr,no llevaba una idea clara, de que ponerse…
Descartó las togas, y tras valorar el género expuesto, optó por un conjunto sencillo. Una camisa blanca,junto con un chaleco de tonos púrpura,con ribetes dorados, y un pantalón de la misma tonalidad. Las lazadas de la camisa,cayendo en forma de cruz,daban un aspecto informal, pero elegante al conjunto,unas botas negras que llegaban hasta las rodillas, daban un aspecto “goyesco” al conjunto. Se miró en el espejo, y decidió que aquello era suficiente. El vendedor asintió con un gesto de aprobación. Cuando se dirigia a la taberna,se notaba un poco “desnudo” sin su acero…
Se quedó boquiabierto al contemplar la belleza de Ka,fuera de su cascarón de acero,Niara estaba exultante y caminaba muy “tiesa” de la mano de la alzada. Sabía que estaría fría, pero no dejó de sentirse muy orgulloso de su hija…
La cena transcurrió de una manera relajada. Cuando Ká le contó que poseía unas estancias propias, el paladín enarcó una ceja,y preguntó cuales eran,y que planes tenía al respecto. Cuando la alzada les comunicó su decisión, Shield no pudo objetar nada. Ellos dormirían cada uno en una cama,y la pequeña Niara en la grande. Ka se sorprendió ante la facilidad con la que Shield asumió la mudanza,y una vez más la alzada pensó, que aquel forjado era una caja de sorpresas…
El brindis puso final a la velada,la pequeña Niara,agotada por la excitación, se quedó dormida en la mesa,y Shield,con infinito cuidado para no despertarla,la cogió en brazos,pidiéndole a Ka,que le enseñase el camino hasta el nuevo “hogar”.
La alzada una vez más se sorprendió con la actitud del forjado. Sabía que no era hija suya,y sin embargo…
Una vez en el alojamiento,Shield acostó con dulzura a la niña,y preguntó a la alzada,que estancia queria. Cuando se disponia acostarse,observó como la alzada,vestida con una sencilla toga de faena,procedía a engrasar su armadura.
¿Una nueva huida,princesa?..
La alzada le miró con gelidez.
¿Acaso importa? ¿Crees que por estar aquí, con vosotros,algo ha cambiado?
Estoy muerta Shield,muerta…¿lo entiendes?
No puedo formar un hogar,nunca seré madre…¡Tú!..tu estás vivo, tienes una hija,mereces una mujer que te ame,que te cuide,yo…estoy muerta¿lo entiendes? ¡Muerta!
Un gesto de dolor,acompaño el último exabrupto. El paladín juraría(si aquello era posible), que un brillo delatador asomó brevemente en los ojos de la alzada…
Shield la miro fijamente,con profundidad,dejando asomar a sus ojos algo que solo la propia princesa de hielo seria capaz de explicar lo que vió. El paladín alcanzó a oirla decir
N’zot,Uldum…
Shield,acercándose se sentó delante de la alzada.
Verás, desde que te conozco, repites como un soniquete,estoy muerta,estoy muerta…
Ahora quieres ir a luchar contra N’zot, y una vez más, lo quieres hacer tú sola. Mirame Kashiopea(nunca la llamaba por su nombre),soy un guerrero, como tú, mi vida es la lucha,por no mencionar el hecho,de que a mi lado eres un “bebé” . Ojalá nunca tengas que luchar,ni siquiera la cuarta parte de lo que he combatido yo(un gesto de dolor atravesó su rostro, mientras arrugas de fatiga circundaban sus ojos).
Pero lo que si he aprendido, es que juntos tenemos más opciones de combatir al mal,no soy más que un compañero de armas,que acude a la batalla, junto con muchos otros,asi que…mañana partiremos.
Miró hacia su izquierda,sin ocultar una sonrisa. Ambos cabalgaban entre el nutrido grupo de combatientes,dispuestos a enfrentarse al imperio negro…
Continuará

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Cuando Shield abandonó su habitación negó con la cabeza. Sabía lo que había visto reflejado en sus ojos, pero no podía ser. Merecía una piel cálida, un corazón que latiese al mismo compás que el suyo… Y Niara una madre que pudiera abrazarla en las penas, besarla en las alegrías, hacerle cosquillas sin congelarle la piel.
Era cierto, el forjado había luchado más que ella, mucho más… Y por eso merecía más que una “princesa de hielo”. Que una alzada, fría como la muerte
Había sido clara al respecto. Y le dolía más de lo que estaba dispuesta a reconocerse a sí misma, pero debía ser realista.
Partiría al alba a Uldum… Sola.
Terminó de bruñir su armadura, dejó las mochilas preparadas y escribió una nota para Niara. En ella manifestaba su deseo de volver a verla pronto. No le gustaba mentir a la niña, pero se estaba encariñando con ella muy rápido, y con su papi también. Y una caballero de la muerte no podía tener una familia.
Apagó la luz y cerró los ojos esperando el alba. No supo cuánto tiempo había pasado pero el mismo pensamiento una y otra vez martillado su mente la estaba volviendo loca. Se levantó, se puso su armadura, cogió sus mochilas y en la oscuridad abrió un portal a Acherus.
Allí tomó el portal a Dalaran. Y de Dalaran a Ventormenta. Atravesó un último portal, al corazón de Uldum.
Hogueras y campamentos saturaban el lugar. Quedaban apenas un par de horas para el alba. Soldados de todas las razas bebían, dormían o bruñian sus armaduras.En el frente de Orsus llevaban días luchando contra las tropas de Nzoth. Escuchaba las conversaciones de quienes permanecían despiertos mientras paseaba por el campamento. La cosa pintaba mal, hablaban de un inmenso ignoto indestructible y de su horda de insectos, brujos del culto y demás criaturas del dios antiguo.
Como si fuese un espía iba recopilando información para tener clara una idea de a qué se enfrentaría.
Unos caballeros de la muerte de varias razas llamaron su atención haciéndole gestos con las manos. Se acercó a ellos y la invitaron a sentarse.
Sentados alrededor de una hoguera y con cervezas en la mano hablaban de lo mismo que ella había observado en la ciudadela, Bolvar había vuelto a levantar una generación nueva de caballeros de Acherus. Las especificaciones se solapaban unas tras otras. Y les contó lo que había escuchado de los propios labios de Fordragon.
-Que quiere Sylvanas de él? - preguntó un elfo de sangre alzado.
-Bolvar no me lo dijo, pero espero que no sea el casco de dominación. Sylvanas desatará la plaga una vez más sobre Azeroth. Hay que detenerla, pero nos lleva ventaja, mientras luchamos contra las huestes del Dios Antiguo que ella ayudo a liberar, llevándonos a la trampa de Nazjatar, ella prepara algo, su siguiente movimiento. Nos distrae del verdadero objetivo sea el que sea.
Mientras especulaban el sol se asomó tímidamente entre la masa de oscuridad que teñia el cielo de Uldum. Varios comandantes de ambas facciones llamaron a filas. Partirian de inmediato. No podían esperar a ver si llegaban más refuerzos, en Orsus la cosa estaba muy fea.
Ka invocó a muerte y se dispuso a cabalgar. Cuando el grueso de las tropas se puso en marcha su sed de caballero de la muerte se impuso sobre todo lo demás,solo quería matar, infligir daño, segar vidas de aquellos que querían destruir Azeroth.
Cuando ya llevaban varios kilómetros recorridos una sensación familiar y un brillo dorado conocido llamaron su atención. Giró la cabeza a la derecha, allí estaba Shield. Le sonrió, no pudo evitar la felicidad de verlo en la cara, pero sus ideas eran firmes. No podía ser. Merecía más que a una muerta a su lado.
Miró al frente mientras seguía cabalgando y apretando los dientes. Necesitaba desesperadamente el fragor de la batalla para apartar los sentimientos, los pensamientos y aquellas ganas irracionales de abrazarlo.
Por fin alcanzaron a ver Orsus y la batalla que estaba en curso. Heridos, muertos, cientos de cuerpos de amigos y enemigos por el suelo, aquello no era una batalla, era una masacre. Miró una última vez a Shiedstar que miraba a su alrededor evaluando la situación. Desmontó de un salto y cargó con fría determinación hacia el primer ignoto que se puso en su camino.

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Cuando la alzada salió de la casa,Shield se levantó de inmediato,sabia lo que haria ella,no esperaba otra cosa. Era sin duda una avezada combatiente, puesto que habían enfrentado numerosos enemigos juntos,mientras deambulaban por Azeroth.
Sin hacer ruido,salió de su nueva casa,y se dirigió al encuentro de Alyien,la joven dranei que cuidaba de su hija cuando el no estaba. Llamó con suavidad a su puerta, cuando abrió, vio a Shield. Le comentó que había cambiado su alojamiento,y le acompañó hasta la nueva localización.
Por el camino le puso al corriente.
Alyien comprendió que de nuevo el forjado partia hacia el combate.
El paladín acabó de enfundarse su armadura,y se acercó a dar un beso a la pequeña.
Niara somnolienta,abrió los ojos y vió a su papi en uniforme de combate. El amanecer estaba cercano. Al ver a su niñera la pequeña hizo un mohín…
¿Donde está Ka papi?¿No se ha despedido de mi?..
La pequeña puso cara triste, pensando en que se habia ido sin decir adiós.
Shield con una sonrisa, le dijo,no primcesa,dejó una nota para ti. No sabe muy bien como actuar,ya sabes…dijo el paladín con tono de “secretos”.
Con una sonrisa,la niña le hizo un gesto al forjado para que se agachase. Le dió un beso como siempre,y todo seguido otro. Este es para ella papi…¿se lo daras de mi parte? El paladin hizo un gesto afirmativo,mientras contenía unas lágrimas emocionadas,era tan dulce su princesita…
¡Ten cuidado papi,está un poco fría!
Un guiño pícaro de la pequeña,le hizo soltar una carcajada. ¡Qué hija tan adorable!,pensó el orgulloso paladín.
Con un gesto de despedida,salió por la puerta,mandando a dormir de nuevo a la niña…
Usó su piedra para trasladarse a Boralus,en los portales tomó el de Ventormenta,y alli llamando a su soñador de Sylveria,voló hasta el círculo de la tierra de la propia capital.
Atravesó el portal a Uldúm,y se materializó allí. Se ubicó entre las filas de los campeones, y fué maniobrando. Una sensación conocida,junto a un escalofrío le colocó a la vista de la alzada,juraría que la vió sonreir,cuando se percató de su presencia…
La vió como se lanzaba hacia la batalla, de manera impaciente. Se tomó un breve tiempo,para analizar la situación, sin perder de vista a su princesa helada. Como siempre, y a pesar de sus deseos,tendría cerquita a su “protector”…
Continuará

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—Id por sus flancos y atacad sus patas. Yo me encargaré del resto…

La voz de Aiden sonó como un suspiro por el campo de batalla, con no más fuerza que el aleteo de un gorrión que volaba bajo la tormenta, pero cada palabra que había pronunciado tenía la fuerza de un alud; quienes a su alrededor lo escucharon, no pudieron mas que tiritar y sentir gran congoja, pues aquel sonido era frio y siniestro como la hoja de Silencio, como si su portador hubiese cambiado su alma por una mucho más oscura.

Sin atreverse tan si quiera a responder a la orden, pícaro y paladin obedecieron su plan y abrieron su formación como un arco al tensarse, enarbolando sus sencillas armas y preparados para enfrentarse a lo que el destino amparase. Ambos dieron pasos cortos y firmes, buscando con el ojo experto de un viejo halcón que busca su siguiente comida en la campiña un punto debil en las pétreas patas de aquel titán de obsidiana.

Pero el guerrero de los malditos no se había movido ni un palmo, con la mirada clavada en la cabeza de chacal tallada con esmero sobre piedra hechizada, como si una maldición le impidiera apartar sus frios ojos azules de su presa, pues su gesto estaba congelado en una siniestra sonrisa espectante; el vaho manaba entre sus albos dientes como el humo de un dragón que baila en sus fauces antes de la mortal llamarada, grabada y helada en el afilado colmillo de la muerte que blandía con negra intención.

En su mente ya no había espacio para nada que no fuera su enemigo: el resto de Azeroth había desaparecido, sustituido por la tensión con la que su fuerza profana aplastaba sus músculos inmortales. Solo existía el ahora, y las campanas de la muerte ya habían comenzado a tañir. Su corazón era gélido y firme como las paredes de Corona de Hielo; tan devastado y carcomido por el ansia de muerte y sufrimiento que se había vuelto esteril a los sentimientos de los mortales. No sentía remordimientos. No sentía piedad.

El destructor de obsidiana rugió y se avalanzó sobre él a velocidad de huracán, extendiendo sus brazos bañados en Vacío, pero Silencio era demasiado rápida para él y una de sus zarpas de piedra cayó inerte al suelo, humeando vapores negros y niebla blanca.

No habría remordimientos. No habría piedad.

La magia rúnica centelleó sobre el metal de su armadura, lanzando un frio destello que fue heraldo de la tempestad. El gélido vacío de su alma había tomado forma, y ahora un invierno personal se había manifestado a su alrededor, un vórtice de fria muerte que lo volvía intocable.

Ráfagas de viento azotaron la piedra con terrible y cruel fuerza; cristales de hielo se formaban en sus surcos y las marcas de su cincel; el húmedo aire se filtró entre sus grietas, congelándose y quebrando la piedra con sonoros chasquidos. Las heridas abiertas en su dura carne, insulto a los Titanes, emanaron vapores y susurros nocivos que, desprovistos de un refugio, ardieron bajo la corona del astro rey.

El destructor retrocedió, cubriéndose la cara con sus ruinosos brazos. Alzó su otra garra, que modeló las sombras y formó un sable de carne y muchos ojos que miraban con iquina y desprecio. Su aullido azotó el desierto con susurros de locura y poder, más cayó, inerte y hecho pedazos, ante la reprimenda silenciosa de la guadaña.

Pícaro y paladin aprovecharon la abertura en su defensa, y golpearon sendas patas delanteras con un fuerte golpe. La piedra se quebró y el destructor se desplomó, arrodillado frente a su triste verdugo. En la capucha de Aiden, agitada por el viento del norte que jugaba con su largo cabello de plata estrellada, solo había sitio para las sombras; los dos luceros de cerúlea luz de su interior anunciaron muerte, y la cruel sonrisa que deformó su falsa juventud reveló que no sería agradable.

Pero la estatua viviente no podía sentir miedo, y en un último baile con el destino abrió sus fauces y vomitó la esencia del vacío. El chorro de magia aullaba y rugia con la voluntad del Dios de las Profundidades, pero sus palabras cayeron en saco roto.

Con todas sus runas encendidas, ondeando su monstruoso poder por bandera, Aiden lanzó su sentencia como tantas otras veces. Silencio giró en el aire, una sierra de fria muerte que lanzó un llanto plañidero. Su metal cortó el manantial negro como un cuchillo al rojo corta la mantequilla y acabó por estrellarse contra la cabeza de la estatua, reduciéndola a cascotes y piedrecillas inertes. El olor del polvo y la corrupción inundaron la nariz del heraldo de la muerte, que satisfecho extendió una mano hacia Silencio; ella regresó como un fiel perro de caza a su maestro.

—Vaya, eso ha sido más fácil de lo que esperaba —dijo Rhophy, viendo como la caida de la estatua había hecho retroceder a las tropas de N’zoth.

—No es el primer Destructor Obsidiana que mato, pero vuestra ayuda me lo ha puesto muy fácil —dijo Aiden, recuperando su tono calmado normal—. Deberíamos avanzar y reunirnos con Félix. Todavía nos queda el plato principal…

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