El despertar de N'Zoth y el contraataque de Azeroth

Redactado por Thantos el maestro novelista, publicado y editado por el escriba Shidphy


Nhail desapareció entre las sombras de la noche, bajo la atenta mirada de Aiden y su cuervo.

—El mundo es un pañuelo, ¿verdad, hermano? —dijo al otro caballero de la muerte cuando se situó a su lado.

—Así es —respondió neutro.

Aiden guardó su guadaña en la funda, que haciendo honor a su nombre no hizo ni el más tenue de los sonidos, y Shadow hizo lo propio con su hacha.

—He oído que tu hermano y Menelwie se han casado al fin, pero también me llegaron rumores de que fue una boda movida.

—Así es. Se llevaron a rastras al comandante Felix bajo cargos de traición y otras tantas cosas, supongo que por involucrarse en la batalla contra Mantovil.

Aiden se mantuvo en silencio, pero Mir lanzó un graznido dando voz a la punzada de desprecio que sintió en las tripas.

—Horda, Alianza… cada día que pasa se vuelven más idiotas —resopló con pesadez—. Y pensar que dejé de lado a la Espada de Ébano para recuperar Lordaeron…

Shadow le puso una mano sobre el hombro. Los gestos de compresión no eran muy comunes entre caballeros de la muerte, pero si de algo entendían era sobre los peligros de obsesionarse con el pasado.

—Lo hecho, hecho está. Ahora deberíamos centrarnos en el dios antiguo.

Un rayo de luz, el heraldo del alba, empezó a alzarse entre las arenas, tiñéndolas de un hermoso color rosa casi fluorescente.

—Cierto —se bajó la capucha para protegerse de la luz—. Esta zona está despejada, pero aún tengo un objetivo que derribar. Buena suerte y mucha sangre, hermano.

Ambos se dieron la mano con firmeza.

—Haz que griten.


El sol del mediodía reinaba inclemente sobre las arenas como un tiránico emperador que observaba cada palmo de su reino con celo. El calor era insoportable, tanto que estaba seguro que de no ser un cadáver andante y congelado se habría cocido en su armadura hace mucho. Por fortuna, no tenía que explorar a ciegas gracias al genio de Mir, al que no le había costado mucho encontrar el sutil rastro de sombras que envolvía el desierto.

Tras varias horas de marcha, el cuervo al fin se detuvo en el aire, dando vueltas en círculos y graznando con orgullo ante otro trabajo bien hecho. Tormento subió por la colina, incansable y veloz como un barco vykrul rompiendo el fino hielo del sur de Rasganorte, y se detuvo ante una orden mental de su maestro.

Habían llegado a un páramo desolado y completamente vacío, una llanura con los restos erosionados de una pequeña construcción de piedra. No era un mal escondrijo, desde luego, pero para un ojo atento las pruebas de actividad reciente estaban en todas partes. El nidal de aquir estaba bajo la árida y polvorienta superficie, sin duda. El problema sería encontrar la forma de entrar.

Aiden bajó de un salto y se dirigió a las ruinas, dejando a Tormento atrás. Tenía una idea, pero no se arriesgaría a llevar a sus compañeros. Lo cual era una pena, pues la ayuda de Mir era inestimable para guiarse por túneles y madrigueras.

Se deslizó colina abajo con rapidez, levantando una polvareda que le secó todavía más la garganta. Su pequeña cantimplora de agua se le había agotado hacía días, y por un momento se sintió como un mortal más, vulnerable a todo lo que el mundo y las circunstancias le echasen encima. No es que le hiciera falta en realidad, pero era agradable tener algo con lo que humedecerse los labios.

Desenvainó a Silencio con cuidado, apoyando la guadaña en el suelo con firmeza. Los rayos solares jugaban entre las formas de su filo, coronándola con laureles de oro y dándole un engañoso aspecto divino.

Ese hecho le hizo torcer el gesto con desdén, pero por mucho que desdeñase a la Luz no podía negar la gran cantidad de cosas útiles que había aprendido en su instrucción militar. Y, aunque no quisiera reconocerlo, algo que siempre había considerado como una floritura inútil era justo lo que necesitaba para entrar. Solo esperaba que no hubiera nadie para verlo.

Hizo girar la guadaña y se la cargó sobre el hombro, se puso firme y juntó los pies.

—Aprendices, desfilen —se dijo en un susurro, imitando a un añorado y sencillo trozo de su pasado.

Aiden empezó a desfilar sobre las viejas losas de piedra. Sus pasos militares eran firmes aun tras tanto tiempo, y el sonido de las pesadas botas golpeando la tierra se alternaba con los potentes golpes que el mango de su guadaña hacía tronar el suelo, como una lanza golpeando al ritmo de unos tambores de guerra que tocaban a marcha militar.

Desfiló durante largos minutos, en los que no quitaba ojo de sus alrededores, y acabó dando una vuelta completa a las ruinas. Sus pasos y sus golpes lanzaban fuertes sonidos metálicos que hacían vibrar el cálido aire y resonaban en las profundidades oscuras de la tierra.

Un pequeño temblor recorrió el suelo, apenas perceptible, que le hizo detenerse. Unas pequeñas piedras se deslizaron de un muro lejano, repiqueteando con un sonido agradable a sus espaldas. Giró la cabeza disimuladamente hacia el muro, alzó a Silencio y…

Tonk. Tonk.

Sus dos golpes resonaron por la piedra, y esta contestó con un nuevo temblor, más fuerte y claro que el primero. Y más cerca de él.

Tonk. Tonk.

Empuñó la guadaña con ambas manos y se puso en guarda, flexionando las rodillas. Giró en todas las direcciones, clavando su fría mirada en cada mota de polvo y arena de las colinas. Aunque bien sabía que el ataque no vendría por los lados.

Sino por abajo.

Un gruñido sonó bajo sus pies un segundo antes de que la piedra se quebrase, pero fue suficiente como para apartarse de un salto. Se preparó para atacar, pero la sorpresa le hizo bajar la guardia. Había esperado enfrentarse a un aquir y aprovechar el túnel que hubiera cavado, pero había subestimado las defensas de N’zoth. Ante él se alzaba una mole de carne y quitina, un enorme tentáculo repleto de ojos naranjas como la luz del eclipse y coronado por una monstruosa boca de lamprea, una pesadilla circular llena de afilados dientes. Su cuerpo abarcaba todo el túnel, y no tenía forma de saber hasta dónde llegaba.

—Tormento, Mir: alejaos de aquí y vigilad la zona —les gritó antes de dirigirse a la monstruosidad con Silencio en ristre—. Está bien, plan B.

Los ojos de la criatura, repartidos por todo su alargado cuerpo, se iluminaron y lanzaron una batería de láseres. El escudo antimagia potenciado por la siniestra hoja se hizo cargo de los ataques, mucho más fuertes de lo que había esperado. Sus botas empezaron dejar marcas en el suelo, incapaces de mantenerse firmes frente al ataque.

Redirigió su poder a sus brazos, despertando la furia de Silencio. Arqueó su cuerpo y lanzó un tajo horizontal del que manó una onda de frio polar que dispersó la abrasadora mirada de N’zoth.

Se lanzó a por el tentáculo con un grito, evitando los ataques de energía más débiles que la criatura le lanzaba, y se lanzó de un salto contra su dura piel.
El metal de Silencio atravesó el cuerpo de la criatura, pero su hoja era demasiado corta para alcanzar algún órgano
—si es que aquella aberración tenía alguno— y causar un daño real, pero ese no era su objetivo.

Apoyándose en su guadaña, Aiden dio forma a una cadena de hielo y la lanzó hacia arriba, atravesando uno de los incontables ojos de la bestia. Se balanceó y salió volando a una de las pequeñas extremidades que sobresalían más arriba, utilizándola de apoyo para seguir con su escalada.

El tentáculo se balanceó y se lanzó contra el suelo, aplastando las ruinas y tirándolo al suelo. Aiden fue rápido: convirtió la guadaña en una lanza y la clavó antes de que la bestia se alzara de nuevo.

El caballero salió disparado como un cohete, alzándose descontrolado sobre las fauces abiertas de la monstruosidad. La guadaña volvió a la normalidad y su maestro dio un grito antes de que la gravedad lo arrastrase hacia el suelo con su inescapable abrazo.

Su cuerpo lanzó un destello fantasmagórico y, guadaña en ristre, el espectro del invierno se lanzó contra la gran boca sin mandíbula de la criatura.

Se le tragó entero sin que él pudiera hacer nada.

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Redactado por Pudge, editado y publicado por el escriba Shindphy


Cuando por fin llegaron a las murallas que conectaban Estepas de Tong Long con el Valle de la Flor Eterna, a Pudge y Isabella se les abrieron los ojos como platos, no podían imaginar lo mal que estaba la zona. Pudge ver tanta corrupción y muerte solo puedo que gritar.

  • Pero cómo es posible que haya ocurrido esto sin que nosotros nos demos cuenta, como puede ser que la Horda y la Alianza están tan ciegos, esto es un caos, es todo muerte y destrucción.

  • PUDGE, cálmate quieres, nosotros ayudaremos a solucionar esto y ya veras como todo esto sale bien.

  • Isabella querida, no sé en cuantos luchas has estado pero nunca sale bien, siempre hay demasiados muertos y las zonas quedan destruidas, y dime que podemos hacer nosotros dos solos contra todo esto.

  • Ahí te equivocas Pudge he estado en unas cuantas y aunque perdimos gente siempre acabo bien con el mal solucionado, además tendremos aliados de todo tipo, seguramente lo que hay de Alianza aquí nos ayude, muy insensatos tienen que ser para atacarnos en esta situación.

  • Bueno Isabella, por alguna razón la Horda y la Alianza suelen aprovechar esto paramatarse entre ellos, sin pensar en las consecuencias de sus hechos, qué hay de bueno en reducir números de tropas de ambas facciones, si necesitamos a todos los que podamos para defendernos de esto.

Isabella se quedo pensando en lo que dijo Pudge, noto que Pudge había hecho ese tipo de misiones por obligación cuando el veía innecesario esos actos, ella no recuerda haber atacado a la Alianza cuando habia algun enemigo en común.
Mientras Isabella pensaba en ello, Pudge no paraba de mirar a su alrededor buscando zonas donde hayan aliados, para ir apuntando lo en el mapa que le dieron, para saber donde poder resguardarse y en qué puntos poder ir a ayudar.

  • Isabella ya he visto varios asentamientos donde hay aliados, en los que podremos ayudar y reponer recursos, siempre y cuando tengan o no lleguemos tarde.

  • Alguna vez has estado en Pandaria?

  • Pues no sabria decirte en mi no-muerte no, pero algo me dice que si, que he estado aquí. y tu?

  • Si, estuve cuando se instaló un asentamiento para ayudar a la Horda, a tomar
    asentamientos.Y reclutar a los pandarens y a una especie de monos creo que se llamaban Hozen.

  • ¿Hozen? Me suena haber reclutado eso en la Ciudadela de Draenor, no parecían muy inteligentes, creo que reclutes dos de ellos y uno se murió porque intentaba domesticar un lobo usando un plátano y bueno ya te puedes imaginar el resto. Y el otro parecia mas espabilado aunque se tropezó por andar saltando como un canelo y se quedó parapléjico por que al tropezarse se cayó por una pendiente que estaba algo alta.

  • ¿Algo alta?

  • 15 metros de alto tenía la pendiente más o menos.

  • Y a eso llamas tú algo alta?

  • Bueno realmente podríamos decir que era bastante alta, pero bueno lo importante es que ya hemos llegado a nuestro destino.

Ambos se bajaron de los dragones y fueron caminando hacia dentro como pudieron no paraban de entrar y salir pandarens, orcos, humanos, enanos, gnomos, elfos de sangre, trols, draeneis. Lo que mas le sorprendio a Pudge es que ninguno se atacaba incluso vio a un orco y un trol cooperando con un humano. Mientras Pudge se quedó mirando todo por dentro y cómo las diferentes facciones cooperan entre ellas, Isabella se adelantó y se fue a hablar con un pandaren que parecía ser el Eremita Cho que andaban buscando,sobretodo porque era el único pandaren que no paraba de hablar con todas las razas que pasaban por allí.

  • Hola buenas eres tu el Eremita Cho?

  • Si, soy yo en persona, y tu quien eres no-muerta?

  • Soy Isabella y vengo acompañada de Pudge. Isabella le hacía gestos a Pudge para que se acercara.

  • ¿Habéis venido a ayudar contra la corrupción de N’zoth?

  • Claro que sí hemos venido a ayudar en todo lo posible, dinos que hay que hacer y iremos.

-Muy bien pareja, pues necesito que vayáis a la Pagoda Dorada y acabéis con los
presagistas que se están reuniendo allí y frenar su ritual.

  • Vale, nos dirigiremos allí, alguna forma de viajar hasta allí?

  • Claro usar mi dragon podrá con vosotros dos.

  • Perfecto pues nos dirigiremos hasta allí. Pudge preparate que es la hora de pelear así que afila esa hacha. Pudge, Pudge estas ahi…

Mientras Isabella le hablaba Pudge estaba teniendo una visión, veía como toda la sala estaba ensangrentada, cuerpos partidos por la mitad, cabezas colgando y el veía como la cabeza de Isabella está clavada en la pared por una lanza.

-PERO QUE ESTA PASANDO AQUI, SI HACE NADA TODO ESTABA TRANQUILO,
HABÍA PAZ Y DE REPENTE TODO EL MUNDO ESTÁ MUERTO.

Pudge no se creía lo que estaba viendo se acercó a la cabeza de Isabella para intentar sacarla de la pared, cogio la cabeza de Isabella y Pudge miro de un lado a otro buscando al culpable para hacérselo pagar, mientras miraba a los lados y caminaba por esa sala buscando pistas. Algo le susurraba.

  • Ves toda esta muerte, es lo único que os espera y lo sabes. Tu has matado a
    muchos. Y también murieron por tu culpa todos tus soldados y lo sabes, sabes que podrías haber evitado sus muertes si hubieras sido más calmado, enviaste a tus soldados a morir porque no supistes ser calmado y viste como el enemigo tenía un armamento que tu no sabias y delante de ti acabaron con todos por tu CULPA, CULPA,CULPA,CULPA,CULPA……

De repente Pudge se dio la vuelta y se encontró en la Selva de Tanaan con todos sus soldados muertos delante suyo, y de repente sus soldados salieron detrás suyo, y volvieron a morir, una y otra vez repitiendo aquel momento traumático.
Pudge no paraba de gritar.

  • QUIETOS, NO VAYÁIS, ES UNA TRAMPA, POR FAVOR PARAR, ALACOT NO VAYAS,
    CRYWLER QUIETO, OKHOTNIK QUÉDATE A MI LADO.
    Pudge se empezó a agarrar de las piernas a sus soldados pero en el momento que lo intentaba sus pies se volvían polvo.

  • PERO QUIEN ME ESTA CAUSANDO ESTO, POR FAVOR PARA.

  • Únete a mi Pudge se mi Adalid ayúdame a extinguir a Azeroth donde no habrá más muertes, donde el sufrimiento no existe, unete a mi y te dare todo el poder que quieras para que tus nuevos aliados no vuelvan a sufrir mientras acabas contra aquellos que se oponen a mi.

Unos ojos enormes estaban enfrente de Pudge y de repente lo que vio fue la cara de Isabella preocupaba y Pudge no sabía ya dónde estaba.

  • Que ha pasado dónde estoy, tú estabas muerta y todo el mundo estaba muerto, esta sala estaba llena de sangre, pero todo parece normal.

  • Pero de qué hablas te has quedado ahí parado mirando la pared como un loco, mientras yo hablaba con el Eremita.

  • Lo siento, ha sido una especie de visión con una pesadilla, y creo que N’zoth me estaba intentando influenciar para que me uniera a él, pero gracias a ti, no lo ha conseguido, aunque si que me ha recordado cosas que creía olvidadas.

  • Pero estas bien, te ves capaz de ir a hacer nuestra misión.

  • Solo si me prometes que no morirás.

  • Haré todo lo que sea por no morirme.

Isabella ayudó a Pudge a levantarse y ambos se dirigieron hacia la Pagoda Dorada. Pudge se subió al dragón y ayudó a Isabella a subirse al dragón.

  • De camino al sitio ves contándome los detalles de nuestra misión.

  • Claro.

Continuará…

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El largo peregrinaje continuaba para los dos sufridos defensores, en su nueva rutina marcharon al atardecer para evitar el abrasador calor, una menguante Dama Blanca presidía el firmamento iluminando el basto desierto, aquella noche transcurriría sin sorpresas si no fuese por…

  • Un momento, ¿estas viendo lo que creo que es?.

  • No se de que hablas, solo veo dunas, dunas y más dunas.

La sombra de alguien se podía vislumbrar a la distancia en contraste a la Dama Blanca, por lo que el enano se aproximó a ella subiendo una duna de considerable altura

El enano luchó para subir la arenosa elevación y al llegar a su cumbre sacó rápidamente un catalejo de su mochila y observó la sombra

  • Espero que sea aliado.

Enfocó a la sombra, pero debido a la dominante oscuridad presente no pudo distinguir más que unas orejas puntiagudas sobresaliendo de una capucha

  • Venga ya, mira hacia aquí.

Es una amenaza, liquidalo, acaba con el, es un impostor, porta la armadura

  • Os quereis callar, recuerda que dijo Magni, debes superarlos.

  • ¿Pero que pasa?, ¿Has visto algo sospechoso? El kultiriano intentó buscar cualquier indicio de enemigos cercanos, fracasando en el intento

  • Shh, mira al fondo, toma. El enano le pasó el catalejo al pícaro que observó en la dirección a la que apuntaba con su dedo el enano

  • No veo nada, solo dunas, ¿De verdad has visto algo?.

  • Claro que lo he visto, un elfo encapuchado, ¿No lo ves?.

  • Te digo que no, que solo veo dunas.

  • Anda trae eso, El enano recibió de vuelta el artificio y apuntó a donde vio la sombra A ver, estaba aquí…¿Donde se ha ido?, te juro que estaba allí, era todo negro, y tenia una capucha, y sobresalían orejas puntiagudas…espera un momento…armadura oscura…elfo…¿Podría ser aquel hermano de Argent de Dalaran?..¿Nijail?..¿Nihail?..no lo creo, pero a saber, ¿que haría solo en este desierto?.

  • Es Nhail y lo dudo, ir solo en este desierto es lo más cercano al suicidio, habras tenido una visión fruto de N’Zoth.

  • Pero es que era tan real, aunque si es cierto que escuché susurros cuando lo ví…condenado N’Zoth, esta manipulando mi percepción de la realidad.

  • Si de verdad era alguien vayamos, deben quedar marcas en la arena.

  • Tienes razón.

Ambos se dirigieron a la zona en la que el enano creía haber visto al elfo con cautela, al llegar buscaron marcas, pasada media hora no lograron encontrar ninguna y decidieron irse hacia el sur


4 de la mañana

A medio camino entre Ramkahem y Ammon, la pareja continuó su periplo por aquel desertico emplazamiento, llegando a un paramo llano tan desolado como el resto del desierto que lo rodeaba, en ella unas ruinas talladas en roca degradada por la arena y el viento hacian acto de presencia, a lo que decidieron acercarse a por pura curiosidad

  • ¿Deberiamos ver que hay dentro?, quizas haya un manantial, que agua nos hace falta ya.

  • No se yo, en el mapa no aparece nada, no indica manantiales ni cuevas ni asentamientos ni nada, yo digo de seguir adelante hacia el siguiente oasis.

  • Quizas haya algún tipo de tesoro, pero tienes razón, ponle una marca para visitarla en un futuro, pero sigamos hacia Ammon, nos queda media travesía aún.

  • Eres sensato, la mayoría de enanos se hubiesen lanzado directos…¿que es eso?

De entre las frías paredes de las ruinas retumbó un siniestro sonido, más propio de la muerte que del duro desierto

  • Oye, ¿deberiamos entrar?, quizas alguien este en apuros.

  • Nosotros lo estaremos si entramos, estamos en territorio enemigo, si alguien entró ya estará muerto, se que suena a cobardía, pero sigamos nuestra misión, nadie lamentará la perdida de dos tipos cualquiera aquí.

  • Nosotros verdad…sigamos entonces, tenemos una misión que cumplir.

  • Pero no se…tengo la sensación de que no estamos solos, de que abajo hay algo…

  • Bien, informaremos y que un destacamento explore, nosotros vamos hacia Ammon.


2 horas despues

Ambos llegaron al deseado oasis, este rugía con la única vida vegetal en cientos de millas a la redonda, sus cristalinas aguas reflejaban el firmamento haciendo creer la aparición de un perfecto espejo en medio del inhospito desierto, palmeras y palmitos rodeaban el pequeño vergel de vida que era ese afloramiento del vital líquido, tras el una pequeña edificación empleada como alto para los comerciantes, asaltantes o saqueadores imponía su reducida altura sobre el paisaje plano y yermo del desierto, por desgracia para la pareja este verjel no estaría vacante para ellos

  • Al fin, un oasis, rellenamos las cantimploras, dormimos en esa posada y a descansar, quiero darme un baño.

  • Ya era hora, quiero beber hasta ahogarme, el desierto no es algo para un kultiriano.

Ambos se acercaron al edificio con ganas de reposar, el pícaro estaba a punto de abrir la pequeña puerta de madera cuando desenfundó sus dagas y se puso en guardia

  • ¡Maldición!, no estamos solos, vamos a atacar Rhod.

  • ¿Enemigos?, ¿Es que no podemos descansar tranquilos en un oasis? Empuñó su maza y tambien se puso en guardia

El pícaro con su oreja derecha apoyada en la puerta hacia gestos con sus manos, contando cuantos sujetos escuchaba

  • Son del imperio, sin duda alguna, hablan ese idioma raro, son ignotos por lo que creo y son 9, así que 4 para cada uno y uno extra.

  • ¿Preparado?.

-Si.

-A la carga.

El pícaro se oculto en las sombras mientras el enano imploró a la Luz que lo bendijese con mayor aguante y celeridad en sus ataques

La puerta se abrió con un sonoro portazo, lo que alertó a sus ocupantes que comenzarón a invocar ataques del vacio en aquel siniestro idioma que el pícaro no era capaz de comprender

Rápidamente el enano inmovilizó a uno de ellos con un martillo de justicia mientras que otro caia al suelo por un inmenso golpe en sus riñones, otro era silenciado, quedando el cuarto cegado por un haz de arena en sus ojos

  • ¡Sal ya!

El enano cumplió la orden mientras que el pícaro con un rápido sprint salía de la edificación, con gran velocidad arrojó un artefacto explosivo al interior de la única estancia existente

  • ¡Tapate los ojos!

Un intenso resplandor iluminó con la fuerza del Sol el edificio en cuestión de milisegundos, haciendo que sus habitantes saliesen cegados

  • ¡Rápido, no tenemos mucho tiempo!.

Ciertamente los 9 cayeron en cuestión de segundos, el primero acabó su vida degollado, el segundo quedó empalado por una espada sacra que emergió del suelo, el tercero perdió con un golpe sagrado su columna vertebral, 2 más fueron acribillados a puñaladas en sus organos vitales, con un salto en las sombra 2 de ellos quedaron mutilados, saltando sus tentáculos por la arenas

Finalmente los 2 restantes que no lograron salir del edificio acabaron besando el frio suelo gracias a sendos mazazos sagrados en sus cabezas, quedando estas desperdigadas por toda la estancia, tiñiendolas de un negro azabache

  • ¿Podemos descansar ya?

  • Esos eran todos, debimos haber dejado uno con vida ya que puedes comunicarte con ellos.

  • Ya encontraremos más, ayudame a apilarlos fuera.

  • Claro, otra vez buen trabajo.

  • ¿Esto es todo lo que tiene N’Zoth? Dijo mientras arrastraba un cadaver fuera del oasis

  • En absoluto, estos son rangos bajos, carne de cañon, no subestimemos al enemigo.

  • Ya…

Finalmente otro día concluia para esta peculiar pareja en un precioso oasis, con un hermoso cielo teñido con todo el espectro de la luz visible en un nuevo amanecer, mientras ellos entraban en la edificación

  • He dejado todo perdido, no debí haberlos aplastado dentro.

  • No te quejes, pon la tela que usamos para la arena y listo.

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Aun en la prisión…

La oscura y serena noche cayó sobre la ciudad. Por la ventana, la pequeña prisionera, pudo ver el juego de colores de la puesta del sol y como la oscuridad devoraba aquella funcional sala, sin demasiada dificultad.

Escuchaba sonidos de guardias mas halla del pasillo, pero parecía que sus captores se sentían seguros de si mismos y se habían tomado el lujo de separarse de los barrotes de su celda. No eran muy profesionales.

El mago que obsesivamente la había estado observando durante días, no había regresado. Algo de calma y de sosiego…

La gnoma miraba el techo pensativa, tumbada. Sin lugar a dudas, la marca que le había dibujado al mago en su manga, llamaría la atención de alguien. No dudaba que la estarían buscando, pero una diminuta marca entre tantos magos en Dalaran??. En cualquier caso era lo único que podía hacer, dada la fuerza de los resguardos anti-magia que había en aquella celda.

Lentamente, fue cerrando sus ojillos, extrañada que sus voces interiores hubieran estado silenciosas durante tanto tiempo… La pequeña y fría brisa le acariciaba la mejilla y ella dibujo una infantil sonrisa al sentirla. Sus pensamientos fueron relajándose y su mente, cansada, se fue relajando hasta caer dormida.

Su mente, comenzó a volar…

Fundido a Negro y Posteriormente a Rojo Intenso…
-Fecha: Mediados de Cataclism.
-Lugar: Kalimdor Central.
-Sonido de tambores de fondo.

Un desmejorado grupo, cansado tras días de pesada y agotadora caminata, salió del bosque y llegó a un confortable campamento al borde de la playa.

Bien defendido, con numerosas tiendas de color oscuro diseminadas en una buena porción de playa y junto a una excavación donde trabajaban duro, varios guardias salieron al encuentro del grupo. La gnoma, ataviada con un manto negro, y pelo de color miel, observó emocionada la estampa. Quizás un propósito para su lamentable vida.

Un brujo Undead se apresuró a ser el primero en recibir al grupo.

– Que me traéis?? Espero que sea mejor que la calaña del pasado mes.

– Son mejores reclutas!!, nuestra causa aumenta por todo azeroth Kralizet – El guía le tendió un papiro mientra hablaba, con el listado del cansado grupo de nuevos reclutas.

La gnoma tomó un trago de su cantimplora analizando el lugar.

El brujo tomó el listado observando a los nuevos reclutas y miró el papiro.

Para Kralizet.
Tus ordenes siguen siendo las mismas, te mando un buen numero de refuerzos, entre ellos varios buenos reclutas y algunos peones para reforzar la mano de obra de tu campamento.
Adiestra adecuadamente a los reclutas, algunos de ellos tienen potencial.
Hablaremos pronto…
Composición del Grupo
-12 peones.
-3 agricultores.
-2 arqueólogos.
-4 guardias.
-7 reclutas (Ver hoja anexa).

El brujo miró la hoja anexa:

Reclutas Martillo Crepuscular para Kraliz.
-Aser (Elfo) Aprendiz de mago [Mediocre]
-Nimbula (Orca) Fuerte [Fanática y abnegada, Gran potencial, Asesina]
-Thom (Enano) Cazador [Tiene dudas]
-Khalan (Elfo N) Guerrero [Mediocre] Muerto en el viaje.
-SinNombre (Gnoma) Sacerdotisa Oscura [Demente, Archivista, Posible Lider de Pelotón]
-Khem (Humana) Ladrona [Gran potencial, Posible torturadora]
-Lisdre (Elfa) Bruja [Mediocre]

La gnoma, observaba al undead meciendo las patitas, sentada sobre una piedra. El undead la miro y miro el papiro varias veces. La tercera que vez que la miró, la gnoma le guió un ojo y le dedicó una sonrisa, cosa que el undead no esperaba y lo sobresaltó.

– Sin nombre? Qué es esto?

– Perdí gran parte de mi memoria hace un tiempo, gran cultor.

– Presentaros los reclutas en el circulo de sangre, veamos vuestras habilidades antes de nada… El resto, A TRABAJAR!!

La gnoma se remango las mangas y siguió al resto decidida a demostrar su valía. Al llegar, un guardia le asigno un sitio en una banqueta, junto al resto de reclutas. Varios brujos comenzaron a sumonear varios demonios de gran poder, en el centro de lo que parecía una pequeña arena de lucha.

– Debes estar aterrada, una pequeña criatura como tu aquí… – La Orca de su lado la miraba con cierto desdén y el undead pareció asentir al comentario.

– Miedo? jejeje (risilla gnomica). Vamos a hacer lo correcto!! Aniquilar azeroth.!! Lo correcto no es aterrador…

Todos la miraron con cierto desconcierto.

– Comenzad con ella… Ponedle algo potente… – Bramó el cultor supremo

Sin que nadie la ayudara, la gnoma saltó como un resorte y se tiró a la arena de sangre, por encima de las cabezas del resto de asistentes y los brujos liberaron un enorme abisario.

La lucha se inició.

La gnoma entro en forma de las sombras son tremenda facilidad y comenzó a jugar al corre que te pillo, con el peligroso engendro del vacío, mientras cargaba con poderosos hechizos.

No sin dificultad, la gnoma conseguía zafarse en cada embestida del temible coloso, rodando, corriendo y usando diferentes hechizos, sin dejar de atacarlo con fiereza. Como si no sintiera el mas mínimo temor.

El Cultor undead la observó a cierta distancia, “demente”… “perdida de memoria”… El cultor empezó a entender la lokura de aquella pequeña bola oscura y su potencial para tratar con el vacio y los dioses antiguos.

La gnoma dribló un nuevo golpe y el abisario, enfurecido, cargó golpeando las gradas, rompiendo los resguardos del circulo de sangre. La lucha se volvió un kaos, guardias y personas que observavan, corrieron al ver semejante mole suelta. La gnoma, volvió a atacar con sus hechizos desde la espalda del abisario, ajena al kaos.

varios guardias fueron aplastados por el gran abisario, quedando solo gachas de sangre de ellos, mientras el Undead se refugió tras unas jaulas, observando.

La gnoma saltó y desde el aire, lanzó varias púas mentales sobre la enorme criatura, callendo sobre la espalda de esta. La criatura se revolvía, mientras libre por el campamento. La sala se lleno de oscuridad, muerte y tras unos minutos mas, un chillido agudo y el enorme abisario calló derrotado.

El undead, se limpió el sudor de la frente mientras se acercó al corrillo de gente que había acudido a ver el polvo en el que se había convertido el abisario, sobre este polvo, la gnoma esperaba sentada, tomando un trago de su cantimplora.

– Bueno… Bienvenida recluta… Ven, serás asignada a la sección del archivo. Acompañame.

– Archivo? pffff – Dijo disgustada la gnoma.

El Brujo, aún acalorado se detuvo. sacó un libro, encuadernado en piel con extraños grifos grabados en el y se lo tendió a la gnoma. Al tocarlo, lo sintio…

Un poder extraño, oscuro, primitivo. Todos los pelos de su cuerpo se erizaron e impactada retrocedió un paso.

El brujo, observo y complacido, volvió a guardar el libro. Mientras caminaba hacia una de las tiendas del campamento.

– Todos los cultores de alto nivel, comienzan en el archivo… gnoma. Todos los grupos del martillo crepuscular, son comandados por cultores con conocimientos poderosos, adquiridos de libros como este. y en sus páginas, no solo encontraras poder y conocimiento… Sino tambien conoceras la historias de este mundo, objetos de mucho poder… la existencia de otros libros… armas… seres… es la llave del conocimiento. Por eso, todo grupo del martillo crepuscular, lleva consigo un libro mayor del culto y un archivero de alto nivel… no nacemos aprendidos joven recluta…

La gnoma asombrada, se miró los dedos un minuto y luego corrió tras el undead.

– Nuestra nueva recluta archivera no puede llamarse “sin nombre”. Por mi autoridad en el martillo crepuscular, te doy el nombre de… hummm… – El brujo miró los restos del abisario. – Si, te llamaras “Mordacae”.

Dalaran, la actualidad

La pequeña gnoma abrió lentamente los ojos, aún no había amanecido, pero faltaba poco… No sintió ganas de moverse, se quedo mirando el techo, esperando.

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Belter se acerco a la puerta y coloco el cartel de cerrado, hecho una ojeada rapida a la calle por los cristales, habia poco transeuntes y todo parecia normal. Se apoyo en la pared con cara de pocos amigos mientras escuchaba a la picara y a la maga hablar sobre lo que habia en el libro de registros, haciendo conjeturas. El librero habia tomado asiento frente a su mesa mientras intentaba reponerse.

Sariam y Kmils hacian conjeturas sin mas, pero Belter tomo la iniciativa. Se acerco a ellas, les arrebato el libro y se lo puso delante del librero. Señalo el nombre de Mordecae con un dedo y sin decir una palabra le paso un papiro y una pluma al librero. El entendio, y busco un tintero en el cajon, paso la pluma por su tinta y se puso a escribir.

En silencio todas esperaron a que acabara, Belter con ambos brazos apoyados en el escritorio no perdia de vista lo que estaba escribiendo. El librero suspiro y entrego la hoja a Belter sin antes soplar sobre el papel para que la tinta se secara.

La nota era escueta: “la gnoma buscaba un libro peligroso, yo se lo adverti, aun asi intente encontrarlo y gracias a eso me han hechizo.”

– Y podria haber sido peor-- dijo Sariam al librero el asintio con la cabeza.

– A quien preguntaste y quien te hizo esto? – Le pregunto Belter enfadada, aunque su voz sonaba comprensiva.

El librero volvio a suspirar exasperado. Cogio de nuevo el papel y volvio a escribir. Belter leyo en alto:

–“Morire por vuestra culpa”… – Dijo con burla – Empiezo a cansarme, moriras en mis manos si no nos ayudas.

Rompio el papel en varios trozos con furia, Kmils discutia con el librero ciertos puntos que queria de informacion mientras el negaba con la cabeza. Ella se dio cuenta, no iban a poder sacar nada de el. Sabia que Mordacae queria un libro, sabia que fue alli, la unica informacion nueva era un nombre que podia no ser nada, pero no se resigno. Decidio marcharse e ir por su cuenta, que ya le habia ida bien, salio y cerro con fuerza sin decir nada.

Estaba atardeciendo y la ciudad era bellisima con esa luz. Recorrio las calles hasta llegar a la posada, donde Mordecae habia sido vista por ultima vez. El bar estaba poco concurrido por lo que en cuanto aparecio le saludaron amablemente los trabajadores. Se sento en la barra y observo, buscando a la persona adecuada para preguntar. Un gato negro aparecio por una ventana y se sento en un sofa, acto seguido se transformo en un elegante elfo y una camarera se le acerco con una bebida, un cliente habitual. A Belter no le extraño, en Dalaran sobraba los magos, pero parecia alguien importante, por la urgencia de los trabajores en atenderle cuando a ella aun ni le habian ofrecido la carta.

Aquel elfo saco una pipa y tabaco, sorbio el liquido de su copa recien puesta y saco un papiro de entre sus mangas. Belter no lo miraba obsevandolo, como si de un fantasma se tratara, el mago sintio su mirada y se giro en su direcion. Ella con descaro no le desvio la mirada, aunque el tampoco. Levanto el brazo para llamar a la camarera y le susurro algo. Belter entrecerro los ojos, era posible? una marca en su manga, una cara sonriente?. Una señal. Un mago tan refinado y con gustos caros no tendria una mancha asi sin limpiarsela.

Belter se levanto decidida para ir a hablar con el, pero una camarera le corto el paso y le ofrecio una copa de vino de jengibre kaldorei por invitacion de aquel individuo. La cogio sin mentar palabra y se dirigio a la mesa del mago. Aprovecharia la insinuacion.

–Sinu a’manore, gracias por la invitacion. – Dijo levantando la copa.
–Sientate, que hace una Sumasacerdotisa por Dalaran?
– Soy sastre y busco un patron, una toga con gran poder magico, donde mejor que aqui? – Dijo mientras se quedaba de pie delante de el, mirando mejor esa mancha que habia visto y descubrir el color inconfundible de la sangre.
–Oh vaya! que delicia, tienes unas manos delicadas.

Belter le aparto las manos con desconfianza.

– Pero sientate preciosa, me presentare, me llamo Silar.

– Encantada Silar… me marcho a mi posada, quizas mañana nos veamos.

Corto por completo la conversacion, pero con algo de picardia se despidio para mantenerlo interesado. Salio y se refugio en un callejon en frente de la posada, guardandose en la oscuridad de la noche, esperando a que aquel elfo con el mismo nombre que habia visto en el libro de registros del librero, saliera. Efectivamente no tuvo que esperar mucho, ese hombre aparecio y tomo varias calles de Dalaran hasta llegar a su casa, mientras Belter lo vigilaba en la distancia. Su casa estaba presidida por dos guardias y poca luz.

Ocultas algo y si es quien yo creo… estas muerto Silar. – Penso mientras estudiaba las posibles entradas a la casa.

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Belter habia pasado una horas sobrevolando la casa del mago en su pegaso. Tenia dos plantas y un patio con jardin en la zona de atras, imperceptible desde la parte frontal, poco vigilado a estas horas de la noche. La casa colindaba con otra atras y a los lados, por lo que el jardin parecia seguro. Belter observo que los guardias de la puerta no tenian relevo, por lo que deberia ser su turno, siendo probable que por la mañana fueran cambiados por otros menos cansados.

Las luces de la casa se fueron apagando, exepto una tenue que emanaba de una ventana al ras del suelo que daba al jardin. El guardia del jardin hacia una ronda cada veinte minutos… habia calculado Belter cobijada en la oscuridad de la noche y desde los cielos. El mejor momento para descender seria despues de la ultima patrulla, no estaba dispuesta a esperar mas, algo tiraba de ella, sentia a Mordacae.

Era el momento, bajo lenta y silenciosamente, mando a su montura que se quedara cerca, en los cielos, para una retirada forzosa si fuera necesario. Camino hacia la pequeña ventana para echar un vistazo, que estaba entreabierta. Alli estaba Mordacae, tendida en una celda escavada en un sotano, encadenada. Sintio alivio al verla bien y golpeo el cristal de la ventana con suavidad. La gnoma no parecia oirla, se preocupo por si tambien estaba hechizada; golpeo mas fuerte el cristal y la gnoma giro la cabeza.

–Morda… – Dijo Belter con una sonrisa y susurrando.-- Te sacare de aqui.-- Belter buscaba en sus bolsillos mientras hablaba con ella y le paso por el hueco de la ventana una navaja gnomica para Mordacae.– Ve quitandote las cadenas.

Belter desaparecio de la vista de la gnoma despues de facilitarle la navaja. Ahora no tenia tiempo que perder. No se iria sin ella.

Se dirigio al porton del patio, lo abrio con cuidado y miro. El pasillo estaba desertico asi que entro. La casa era pomposa y para nada sencilla, tenia altos techos, grandes obras y varios artefactos arqueologos. Belter paso por un salon con una chimenea con brasas medias apagadas, estaba presidida por un gran autoretrato del mago con un gesto regio. Sintio ganas de rajar el bonito retrato del mago, pero no tenia su daga ni su navaja en esos momentos.

De repente un ronquido la saco de su imaginacion, provenia de un pasillo cercano. Belter camino muy despacio hacia el lugar, el guardia dormido en una silla custodiaba una puerta. Belter penso que deberia ser por ahi, se acerco con cuidado, agarro el pomo de la puerta y mientras lo giraba despacio miraba al guardia. El guardia humano no desperto, asi que entro y cerro. Conducia a unas escaleras abajo, de madera muy robusta. No le cabia el corazon en el pecho, bajo con prisas hasta la celda siguiendo el hilo de luz al final de la escalera.

–Belter!!!

–Mordacae, pasame la navaja, va a amanecer debemos salir ya!

– Como me has encontrado?

–Improvisando! no tengo ningun plan.

– Una de las cosas que mas me gustan de ti.-- Dijo sonriendo

–Segui a un mago hasta aqui, no sabia que el era el que te habia secuestrado, pero al acercame a esta casa… te senti. – Dijo mientras usaba la navaja inutilmente en la cerradura de la celda.

– Usa la herramienta esa que parece un saca corchos Belt – instruyo rapidamente a la elfa-- me… sentistes?

CLACK

Belter consiguio abrir la cerradura de la celda, empujo la puerta con impaciencia y se lanzo a abrazar a la gnoma. Se sintio reconfortada mientras la estrujaba, la luz del dia empezaba a brillar por la ventana. De repente sintio una punzada de dolor en la cabeza, un dolor agudo e intenso. Aparto a Mordecae y gimio con angustia. Visiones fugaces emergieron en su mente, de tortura, violencia y muerte. Mordecae la sujeto con preocupacion, le sangraba la nariz y le resbalaba por los labios, Belter oia que le hablaba pero no la escuchaba, solo tenia un pitido pe.netrante en sus oidos. La miro para intentar leerle los labios pero el dolor no le dejaba concentrarse y la vision empezo a nublarse.

Mordacae busco en los bolsillos de la elfa algo para taponar la hemorragia y entonces creyo ver un brillo morado en los ojos de Belter. Aunque fue demasiado fujaz para afirmarlo porque en ese momento la elfa se desplomo en el suelo, quedandose inconsciente…

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La gnoma ladeo la cabeza y se rascó con un dedo entre el pelo, mirando a Belt unos segundos. Entonces se abalanzó sobre ella y empezó a tomarle el pulso del corazón mientras pensaba en las palabras de Belt… “te senti…”. El corazón latía bien y tras abrirle los párpados, constató que sus pupilas se dilataban correctamente.

Miró a su alrededor pensativa.

No tenía el libro aun y estaba claro que el mago tenía uno, no abría reaccionado así de no tener ningún ejemplar… además, si se marchaban tal cual, nada les aseguraba que el mago no volviera a actuar en su contra.

Miró a Belt.

No podía dejarla aquí y no era fácil transportarla para una pequeña gnoma como era ella… No almenos con guardias a su alrededor, ni material gnomico adecuado.

Se miro una mano.

Y ella no estaba en su mejor momento, cansada, agotada. Sin ninguna piruleta en días…

Se giró observando la sala con mirada analítica. Muchos resguardos anti magia… La celda con camastro de incomoda madera maziza… El pequeño puesto de guardia desde donde el mago la había acechado durante días… y Belt…

Observó a la elfa con mas cuidado.

Algo abultaba en su manga. Rápidamente, la gnoma recogió la manga de la elfa y descubrió su comunicador de brazalete mordatek v3 standart del taller y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Con frenetica rapidez y mimo, arrastro a Belt a la celda y la escondió bajo el camastro de madera. Cerró la puerta de la sala, cerró la celda… y trasteo el comunicador con petulante agilidad, mandando un mensaje condificado con la posición gn-gps… Se recosto en el camastro y fingio llevar puesta las cadenas (El cebo), mientras esperaba con tranquilidad la llegada de cierto mago (Su presa)… y de un brazo ejecutor (El cepo) que garantizara el resultado correcto de la operación.

– Que irónica es la vida verdad Belt?? Esta prisión hecha por magos es la trampa ideal para capturar uno…


Continuara…


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Ahzura sobrevolaba el valle.Reconocimiento visual.No volvería a subestimar a N´zoth. Volaba bajo cuando al acercarse a los límites del valle vio trás la muralla a muchos combatientes de la alianza enfrentándose a un qiraj inmenso.
En la vida había visto uno de ese tamaño,debía ser una hembra.Una reina o una princesa.Se debía reproducir a una velocidad pasmosa,poner miles de huevos en un solo día.Y si no estaba con N´zoth…al menos si estaba contra ellos.
Decidió bajar a ayudar cuando aquel inmenso ser empezó a entonar…que era aquello? una canción?. La vibración era ensordecedora,tanto que casi se cae del lomo de Nynpha.El dragón hada hembra chilló de dolor.
Decenas de pequeños qiraj escalaban la muralla acudiendo al canto de su madre.Saltó del lomo de su montura y aterrizó con suavidad casteando una caída lenta en el aire y se unió a la batalla.
Un paladín humano aguantaba los envites de las patas de aquella monstruosidad mientras decenas de combatientes intentaban perforar con hechizos,espadas,hachas…la quitina de aquella aberración.
-Por todos los naaru del universo-pensó la draenei- espero que no haya más cosas de estas sueltas por ahí.
Lanzó un orbe congelado bajo el estómago de la madre para dañar a sus hijos que empezaban a atacar a los combatientes cuerpo a cuerpo que luchaban bajo las patas de la qiraj.
Invocó una ventisca de hielo y unos cometas de escarcha y cuando iba a lanzar una púa al estómago de aquella enorme qiraj tuvo que taparse los oídos.Otra canción,otra vibración ensordecedora.Pensó que le estallaría la cabeza,que se quedaría sorda o que iban a reventarle los oídos,por fortuna varios healers sanaron a aquel inmenso grupo y pudieron seguir atacando.Otra ola de pequeños acudió a la llamada de su madre.
Una y otra vez…aquella canción pero la mole se debilitaba poco a poco,su canción se hacía más tenue o quizás es que se estaban quedando sordos todos ya.
Por fin tras más de una hora de combate aquella princesa qiraj cayó muerta al suelo con un gran estruendo.
Los combatientes lo festejaron con gritos de guerra y alegría.
Si no era poco ya con estar sumidos en la mayor de las oscuridades,rodeados de ignotos,ojos,visiones…los mogu y los qiraj los atacaban.
Aquello era una locura.
Vio a varios combatientes hablando del eremita Cho.Quizás sería buena idea acercarse al templo y preguntar en que podía ayudar.

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Thantos el Adalid nos regala una nueva entrega.


Un soniquete constante, el rumor colectivo de cientos de patas articuladas caminando al unísono, repiqueteaba por los angostos pasillos del criadero aquir. Sus túneles eran oscuros y bastos, con paredes de piedra apenas trabajada entremezcladas con los polvorientos sillares de eras pasadas, y constituían un laberinto kilométrico gobernado por un aire cargado y sucio en el más filosófico uso de la palabra.

El cuerpo del gran tunelador aqir se replegó hacia su oscura madriguera, atentamente observado por los aquir que guardaban con celo la entrada a su nidal. La bestia se deslizó perezosa sobre el suelo, dejando que su propio peso hiciera el trabajo mientras resbalaba en un charco de babas. Los guardias, ansiosos por descubrir lo que había caído en las fauces del celador, se aproximaron con los brazos en alto y las mandíbulas chasqueando.

El tunelador tembló. Solo un poco, pero lo suficiente como para confundirlos. Se acercaron un poco más, duplicando la cautela, y dieron un respingo cuando el gran gusano tembló por segunda vez. Se miraron el uno al otro sin saber muy bien que hacer, pero aunque lo hubieran sabido no habrían tenido la oportunidad de reaccionar.

Un borrón metálico salió del vientre de la bestia, cortando el aire y sus cabezas con un aullido de ultratumba. Con un crujido que resonó por la cámara, Silencio se clavó en los feos muros que llevaban al corazón del criadero.

Aiden salió por el enorme tajo que había abierto segundos después, con cara de pocos amigos y la armadura pérdida de sangre, babas y otros fluidos internos que no estaba convencido de querer saber que eran. Agitó los brazos para quitarse el exceso de babas de encima y filtró su frio sobrenatural sobre su metal de tristes colores, congelando su indeseada capa poco a poco.

  • Menos mal que perdí el reflejo de vómito hace tiempo — dijo con genuino asco.

La baba se convirtió en una fina película de hielo, convirtiéndole por un instante en una estatua de cristal antes destrozarla con un movimiento brusco. Extendió su mano derecha para llamar a Silencio, pero con la izquierda se llevó el faldón a la nariz y apartó la cara con expresión todavía más asqueada. Después de esa misión tendría que hacer una visita al sastre de Boralus para comprarse una capa nueva, pero eso era un problema menor.
Su plan B había sido una idea tan repugnante como exitosa, pero por ahora solo había conseguido infiltrarse en territorio aquir. Ahora solo quedaba explorar los túneles hasta encontrar la cámara de huevos y a quien los estuviera poniendo, cosa que llevaría su tiempo sin el apoyo de Mir.

Con un último pensamiento dirigido a sus compañeros animales, Aiden se adentró, guadaña en ristre, hacia las oscuras y corruptas profundidades de Uldum.

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En una lujosa morada, en pleno centro urbano de Dalaran, un estridente zumbido mecánico, rompió la quietud de la mañana, en medio barrio. Hasta los pajarillos se asustaron.

Zhhhhhhhhhhhhhhhhhrrrrrrrrrrrrrrrr!!!

– Por Belore!! Que es esto!!!

La aristocrática elfa, vestida con un ancho y cómodo pijama de seda rojo, bordado finamente en oro, con sombrerito de tela y antifaz a juego. Se incorporó en su mullida cama XXL, molesta.

Zhhhhhhhhhhhhhhhhhrrrrrrrrrrrrrrrr!!!

La elfa se arrancó el antifaz clavando, en el acto, sus ojillos verdes sobre el dispositivo de intercomunicación gnomico, como si afiladas dagas fueran.

Zhhhhhhhhhhhhhhhhhrrrrrrrrrrrrrrrr!!!

– Ese aparato nunca a sonado así!!! Por Belore!! Irritante hija de… :face_with_symbols_over_mouth:

La Elfa, segura de saber la responsable, se levanto maldiciendo hasta llegar al aparato y efectivamente, un mensaje de Morda encriptado.

Por un instante pensó en destruir aquella maquina y cambiar de vida. Pero mientras lo pensaba, pulsó el botón para aceptar el encargo. Indudablemente era irritante, pero “tenia el mejor trabajo de todo azeroth…” Pensó mientras comenzó a ponerse su pesada armadura de cuerpo completo, mientras leía su misión.

O el que mas feliz la hacía sentirse… Una sonrisa empezó a dibujarse en su rostro. Hoy tocaba bailar y la prima era generosa.


Ya en la calle…


La elfa, caminaba como siempre, con porte regio y firme… lenta pero con pasos cuidados, suave… mentón alto, ojos inquietos y semblante gentil… Sin prisa, llegó a la posada donde se habían estado alojando morda y el 90% de sus agentes en Dalaran.

Numerosas miradas repararon en ella, incluida una nerviosa Kmils que charlaba con un miembro de las goblinesas encargadas de la seguridad de la gnoma. El detalle de la cara de sorpresa de Kmils al verla, no le pasó desapercibido, ni una maga extraña y desconocida, de mirada despierta pero tímida, que la acompañaba.

Como si todo no fuera con ella, la elfa caminó hasta las escaleras y subió a la habitación de la gnoma, donde entró sin pedir permiso.

Con mirada inquisitiva, analizó el sitio, recogió la mochila de Morda y ojeó una lista herramientas que incluía sus ordenes.

– Explosivos… Espero que no vuele esta ciudad. – Los reconoció al instante y metió varios paquetes de color oscuro, en la mochila con desgana.

– Pistola Enc. v3.0… Que le costará aprender a usar un arma de verdad… – Comprobó la etiqueta de un pequeño rifle de aspecto muy excéntrico y lo dejo caer dentro de la mochila.

– Piruletas… – La Elfa arqueo una ceja mientras se concentraba por ser paciente, pero entonces se le ocurrio algo… una risa malefica cruzó su rostro.

Unos minutos después, unos pasitos resonaron en la habitación.

– Sabes algo de la gnoma?? – Kmils se encontraba a sus espaldas.

– He recibido un mensaje suyo desde el dispositivo de Belter… Quiere que valla allí con algunas cosas… Me ha dado permiso para proceder como estime oportuno… – Gae dibujo una dulce sonrisa en su rostro.


Continuará Mañana…


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5 de la tarde, Oasis anónimo en Uldum Occidental

El pícaro y el enano seguían durmiendo en aquel pequeño edificio de estancia única, con las pocas aperturas cerradas a cal y canto. La nueva “noche” para ellos transcurría sin incidentes en ese arrasador calor infernal propio de las Tierras de Fuego, cuando algo rompió la monotonía de la tarde

La cacofonía de ronquidos de ambos huéspedes continuaba en esa peculiar competición por quien roncaba más alto, cuando la zona tembló ligeramente de forma inusual, el pícaro por instinto adquirido se levantó de inmediato, empuño sus dagas, se ocultó en las sombras y se preparó para el ataque

  • ¿Nos han descubierto?

Puso su oreja derecha en la maltrecha puerta deslacada, pero no escuchó mas que el viento y la arena, por lo que abrió la puerta con cuidado y salió, lo que hizo que una bocanada de aire abrasador entrase a la fria estancia

  • ñee, por menos de 20 millones no te vendo el artefacto Hindenburg…

  • ¿De verdad puede dormir así?, es increible que no se despierte ni con una bomba…me las apañare solo.

El pícaro salió del edificio y fue a la charca principal del oasis buscando el causante del temblor sin éxito

  • Quizás si haya sido un terremoto.

Otro temblor un poco más grande sacudió la zona

  • Imposible, esta demasiado cerca, es como si fuese justo debajo, maldición, tenemos que irnos de aquí esta noche sin falta, debe haber alguna instalación aqir o similar a nuestros pies, ¿donde estara la entrada?, lo único destacable ha sido aquella ruina que vimos, imposible, eso esta a dos horas a pie de aquí, unos… Regresó al interior de la estancia y cogió el mapa de la mochila del enano

-Veamos… debemos estar en este punto que representa el oasis…el oasis seco está aquí, por lo que la ruina estará…más o menos por aquí Con un lapicero hizo una marca en donde creía haber encontrado la ruina …y me dijo que lo marcó…

  • Eso son…20 millas más o menos…ja, es imposible que haya una instalación de tal extensión…y según el mapa no hay nada alrededor…me estoy volviendo paranoico, debe ser este condenado calor infernal.

Bebió un trago de agua y cerró la puerta, bien piensa como un gnomo, usa el raciocinio, los lugares más cercanos son Orsis y el Obelisco del Sol, pero es completamente imposible, estan a más de 100 millas Orsis, y aún más lejos el Obelisco, podemos descartarlo entonces.

Podría tratarse de alguna ruina sepultada por las arenas, pero los Tol’Vir llevan viviendo aquí miles de años, se saben hasta la última ruina existente, lo habrían marcado en el mapa, y aquí no aparece nada, muy probablemente descartado.

Entonces me quedan 2 posiblidades…

  • jjjjjj, no me des ese agua de burra que llamas cerveza, elfo…

  • Este hombre no se entera de nada…veamos, primera, es que en efecto hayan tuneles desde aquella ruina hechos recientemente, podría tener sentido, pues nadie sospecharian de unas ruinas tan pequeñas y vulgares, mal asunto entonces.
    La otra es que vengan desde la mismisima An’Qirak, aunque eso si esta muy lejos han tenido muchos años para hacerlas, y teniendo en cuenta que toda Rasganorte estaba tunelada…es otra posibilidad.

Una pequeña sacudida casi inapreciable sacudió la zona

Sea lo que sea que este sucediendo esta cerca, espera…

Se acercó al enano y zarandeó su cabeza

¡Despierta!, necesito tu ayuda de enano.

El enano se despertó, no sin antes tener que esforzarse en el intento el kultirano

  • ¿Pero que te pasa?, ¿Algún enemigo?, estaba teniendo un precioso sueño.

  • Más tarde, ¿Has sentido alguna vez un terremoto?

  • No se a que viene eso, pero claro.

  • Bien, estate atento, creo que… Otro pequeño temblor casi inapreciable sacudió la zona

  • Eso.

  • Eso no es un terremoto, estoy seguro de ello, es muy superficial, demasiado, y ese patrón no es propio de un seismo, es como si algo abajo estuviese moviendo la zona, como un gusano de esos gigantes.

  • Maldición, tenemos un problema entonces, el enemigo esta a nuestros pies.

El enano abrió la puerta, cerrandola al instante cuando casi se cae debido al sofocante calor

  • No podemos salir aún, propongo una cosa, seguimos durmiendo, en silencio, descansando y sin levantar sospechas, y luego nos vamos cuando sea de noche.

  • Me parece correcto, nos quedan aún unas 3 o 4 horas de luz, y para colmo no hay refugio hasta unos montes entre Orsis y el Obelisco del Sol.

  • Sigamos durmiendo entonces.

  • De acuerdo, por cierto, ¿Ese Hindenburg no será…

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Shadow no sabia muy bien como podía haber afectado su presencia en la vida de su reencontrado hermano. Sospechaba que un fuego interno,animaba sus acciones,y que estaba ligado a su pasado, y a la armadura que portaba…
El caballero Aiden,tenía su propia cruzada personal,al igual que su hermano. Sin embargo el estaba allí sin una misión concreta que lo justificase. Tal vez Argent,supiese de alguna manera como comportarse en situaciones como aquella. El habia sido un solitario desde su alzamiento,y tener que pensar en algo tan complejo como la familia…
El era un avezado guerrero,pero viendo como su familia se comportaba,se sentia en pañales con respecto a ellos.
No obstante,y a pesar de sus propias dudas internas,se sentía parte importante de la misma. Tal vez,su participación en las complejas tramas emocionales fuese menor,pero si sabía que N’zot afectaba a todos por igual,y ese si era un problema mayor.
Su misión como protector,tal vez fuese innecesaria,su hermanito pequeño,parecía manejarse en esas situaciones mejor que el,y el propio caballero Aiden,era una leyenda entre los alzados…
Allí permanecía, bajo el inclemente Belore que castigaba el entorno,el,hace tiempo que no padecia los rigores climáticos, asi,que indiferente al entorno, oteaba el camino por el que habia marchado su hermano. La oscuridad proveniente de N’zot acrecentaba su poder. Decidió tomar el rumbo que su hermano seguía, y si por el camino se “entretenia” liquidando criaturas del OG,nadie se lo iba a reprochar…
Observó un movimiento no muy lejano,cerca de unas ruinas,tal vez fuese uno de los campeones del OG,si tenía suerte…
Una torva sonrisa apareció en su rostro,mientras llamaba a su destrero de Acherus,el objetivo estaba cerca,y su hacha estaba hambrienta…
Con un gesto agarró el estribo de su montura,y con un salto se montó,iniciando la carga salvaje,necesitaba acción para distraerse, y aquel era un buen momento

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Halduron Alasol lo había dejado muy claro: “Encontrar y arrasar”. Lo suficientemente claro, pero por si acaso les había taladrado con aquellos ojos imposibles de pënetrar.
Una sola mirada bastaba para hacerte dudar de tus sensaciones, de ti, de tu propia existencia.

Una veintena de valientes exploradores habían puesto su vida al servicio de Lunargenta y los errantes. El viaje desde las Ruinas de A’mon había sido duro para toda la compañía.

La travesía hasta el templo de Uldum fue ciertamente plácido comparada con todo lo ocurrido dias atrás. Además, los rumores en la ciudad habían sido de poco ánimo para los errantes…

La fe de los guerreros es inquebrantable, dicen, pero lo que no es inquebrantable es la voluntad cuando te están llevando directamente al matadero … a las peores pesadillas que uno pueda tener.

"Encontrar y arrasar”. Claro, cristalino, pero no fácil.

Buscar un emplazamiento que ha estado oculto a ojos del mundo durante gran parte de la historia de Azeroth no es lo que se dice un juego de niños, y puede que los habitantes de Uldum supiesen las coordenadas exactas del lugar, pero parecían tener miedo a decirlo.

Nadie, excepto un viejo que encontró moribundo en una chabola cerca de las murallas de Orsis.

Un muchacho fue a buscar algo de agua para el anciano. El viejo lo esperaba recostado en un camastro, con señales claras de que no pasaría de aquel día.
De rostro cadavérico y piel pálida, sin embargo poseía una cabellera blanca y brillante, un contraste total con su decrépita forma. Miró al chico y torció el gesto en una mueca que podría querer ser una sonrisa.

Hizo una señal al joven y éste en seguida le trajo un cofre de madera tallado con simpleza. El viejo abrió el cofre y sacó un pergamino polvoriento,lo desenrolló y se lo mostró al pícaro, era un mapa, un mapa con algunas ubicaciones y entre esas ubicaciones se encontraba el sitio que buscaba … Ny’alotha …

Cuando intentó cogerlo, el viejo lo apartó con una agilidad sorprendente de su alcance y volvió a torcer la boca.

  • Condición: lo llevas tú. Solo tú.
  • Por supuesto. ¿Piensa que se lo dejaría a cualquiera?
  • En ese caso…el anciano enrolló el pergamino y se lo entregó.
  • ¿ Por qué me ayudas cuando otros callan ?
  • Es mi forma de redimirme. Prepárate para mirar a la muerte a los ojos, noble elfo.El anciano seguía con su sonrisa extraña incluso cuando expiró.

Nhail miró a su alrededor y pudo distinguir diferentes símbolos tol’vir, cultos al profeta Hadassis.

  • Mmmmmh, este anciano parece haber vivido demasiado, sabe más de lo que parece.pensó Nhail mientras ojeaba cualquier detalle de aquel lugar

Sin mediar palabra e incluso sin esperar a que el elfo pudiera salir de allí, el anciano cogió una de las velas que iluminaban la estancia y la tiró sobre aquella “casa”, esta se consumió antes de que los vecinos pudieran hacer nada para apagar el incendio.


Algunas horas mas tarde …


Y ahora, por fin, se encontraba frente a las coordenadas exactas a la entrada de la ciudad sin nombre, aunque esto solo era el inicio.
Tras encuentros fortuitos con sin rostros, ritualistas Zakahn, aqir, y algún que otro cultor que hubo de purificar, Nhail se hallaba ante una de las grandes hazañas de su historia;había descubierto la morada del último dios antiguo con vida, los que aceptaron la maldición de la carne, una ciudad oculta en el misterio y la superstición.

La visión de las grandes puertas de piedra que se hundían en la oscuridad del otro plano terrenal hicieron que más de uno se replantease abandonar.

Allí, en el cielo, tras varías horas de espera apreció Saeta, el halcón de su mejor amigo, llegó con un mensaje y unas nuevas coordenadas, al parecer Halduron había encontrado un punto estratégico donde asentarse durante algunos dias, rearmarse, descansar mientras la armada de Lunargenta llegaba.

’‘Oasis de Vir’sar 36’8, Noroeste’’ , este era el nuevo destino del joven pícaro donde se encontraría con los suyos, aunque aquel lugar estaba a varios soles de distancia caminando, había que ser sigiloso, sobrevolar los cielos era peligroso.

Nhail anotó en la misma nota "Ny’alotha 55’43”, no era 100% seguro pero confió en aquel anciano, de todas maneras cualquier dato era de gran ayuda. Lo enroyó y aunque echaba de menos pasar tiempo con Saeta no era momento para ello asi que rapidamente le ordenó que marchase a entregar la nota.

  • Al diel shala !!

Las horas se convirtieron en días mientras Nhail cruzaba vastas extensiones de piedra y arena, ya no exitía el sol en aquel desierto, definitivamente era imposible diferenciar dia y noche, el cielo estaba envuelto en nubes negras con contrastes morados, Uldum era convertida en una auténtica ciudad subterránea poco a poco silenciada por el tiempo.

"Encontrar y arrasar”.


Varias horas mas tarde


  • ¿ Quién eres criatura maligna ? ¿ Has estado siguiéndome ? ¡ Muéstrate bestia inmunda !la voz de Nhail sonaba como miles de agujas clavandose.

  • ¿ Me llamáis a mí criatura maligna ? Yo, que he viajado por el vacío infinto, que he sentido la rabia del Señor en su propio trono, que he mirado a la Destrucción a la cara mientras ésta corrompía el corazón del mundo. ¿ Yo soy la criatura maligna ?, guerreros estúpidos y manejables, Azeroth que es ahora la capital de la corrupción y por donde se abrirá la grieta al mismísimo vacío. La mentira os ha traído hasta aquí manipulándoos para haceros creer que nosotros somos el mal. Vuestros reyes, vuestros líderes os han utilizado, elfo, pero la culpa es tuya y de tus semejantes por no seguir los pasos de los devotos, quienes supieron discernir el bien del mal. Sois ciegos y estúpidos, todo vosotros, errantes, exploradores … intentaron hacernos frente. Pudieron derribar a muchos, pero lo que nunca supieron es que no podían acabar contra un ejército que les superaba en cien a uno …hizo una breve pausaTienes algo que nos pertenece …

Nhail extrajo el pergamino del viejo de un pequeño compartimento.

  • Te lo dieron en Orsis, ¿verdad?Nhail no contestó pero no pareció hacerle falta.- ¿Sabes lo que esto significa?.

Continuará.

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Horas más tarde, al anochecer

Estaban listos para partir de ese pequeño edificio, las mochilas estaban empaquetadas, todos los útiles recogidos y la estancia tal cual la encontraron, sin embargo el enano sacó un pico plegable y empezó a dar golpecitos con la punta de este en el empedrado suelo

  • tic tic tic, aquí es.

  • ¿Oye pero que haces?, ¿estas teniendo otra visión?, ¡Suelta ese pico ya…¿De donde lo has sacado?.

  • Que va, estoy cuerdo, pero lo que hay a nuestros pies no.

  • ¿No estaras pensando en bajar haciendo un tunel verdad?

  • Creo que no nos hará falta, ¡Giaaaah! Con un fuerte golpe el pico golpeó el suelo, haciendo saltar pedazos de la desgastada arenisca del empedrado

  • Je…a un enano con esos trucos baratos, aficionados, ¡Giaaah! Otro golpe en el suelo, esta vez haciendo que el pico atravesase el suelo y quedase clavado

  • Vacio, lo sabia Sacó el pico, quitó los pedazos de arenisca y acercó el farol al agujero

  • No puede ser, eres un genio, ¿como se me pudo escapar desde el principio lo más evidente?.

  • Este era mi hermoso sueño, encontrar un tunel lleno de tesoros bajo mis pies, solo que este esta lleno de aberraciones que quieren matarnos.

  • ¿Te lo explico rapidamente o una vez dentro?

  • Ahora, pero rapido.

  • Bien, es simple, esos temblores eran demasiado superficiales para un seismo ¿Que terremoto se origina a 20 yardas (mas o menos lo mismo en metros) de profundidad a lo sumo?, por otra parte ¿no estaba demasiado frio el suelo?, si hasta refuma aire por las juntas, y finalmente, Si no hay nada alrededor, ¿Por que estarian esos ignotos aqui dentro?, seguramente este comunicado con la ruina por tunel.

  • Tiene toda la lógica del mundo, la cuestión es si deberiamos bajar.

  • Llevamos mas de un dia aquí y nadie ha venido a saber que paso con los ignotos que matamos, o es una base de apoyo menor, o este es un acceso poco usado, yo digo de bajar, debemos informar de todo movimiento del enemigo, y esto lo es.

  • De acuerdo, pero si se tuerce demasiado volvemos e intentamos destruir el acceso.

  • Perfecto, lastima que solo tenga un pico.


Tras varios intensos golpes de pico el enano logró hacer un acceso lo suficientemente ancho para el kultirano y bajaron

  • Así que escaleras, tenias razón, la posada era un acceso, ¿Tu ves bien aquí no?, pasame el farol por favor.

  • Claro, nuestra vista esta adaptada a la oscuridad, toma. Ahora el kultirano poseia el farol, única luz de aquel lúgubre tunel

  • Esto no es obra de humanoides, de eso estoy seguro, no veo marcas de pico ni detonaciones, mira que burdo tallado tiene todo, es como si un gusano hubiese hecho esto.

  • Entonces tenemos que eliminarlo, no podemos dejar que se infiltren bajo Rankahem.

Un ligero temblor sacudió el tunel

  • Es el mismo tipo de temblor de esta mañana, tenias razón, no estabamos solos.

  • Odio tener razón…

El temblor paulatinamente se acrecentaba

  • Maldición, se acerca, ¿Ves algun recodo?

  • ¡No!, ¡solo tunel!, ¿Podemos llegar a la superficie?

  • ¡Imposible!

Pasados unos eternos segundos el causante de todo se presentó, un enorme anélido carente de mandíbula, tan oscuro como el tunel que labró, se aproximó a los indeseados invitados

  • ¿De verdad voy a morir así?

El enano se cubrió de un escudo divino mientras que el picaro se desvaneció, pero todo fue inutil, en lo que dura un chasquido fueron ingeridos por la enorme bestia

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Continuación de la historia de Felix


Tras su salida de la cámara del corazón, y dejando de lado las interrupciones sorpresa de cierto enano diamantino que estaba acabando con su paciencia, el viaje transcurrió extrañamente tranquilo. Según su información Uldum estaba siendo atacada por la tropas de N’zoth, visiones ocurrían cada vez más frecuentemente y grupos de “nubarrones” de aqir sobrevolaban distintos puntos atacando a los viandantes solitarios.

Pero en todo su viaje no hubo ni un solo percance, ni un ataque desprevenido, ni una señal de que ahí reinase el caos y la desesperación. Había salido de la cámara rumbo al sur de Silithus, sobrevoló Colmen’Regal sin apenas percances llegando hasta las montañas que separaban la zona con Uldum. Ya en esta desértica zona acampo en el oasis de Vir’sar, el trayecto era largo y las temperaturas ya comenzaban a volverse insufribles como para sobrevolar la zona muy de seguido, y el Dracoleón tampoco resistiría tanto tiempo sin descansar un poco.

El oasis era un tesoro en medio del infierno, una zona verde esmeralda abundaba mirase donde mirase, palmeras fuertes se alzaban a su alrededor y daban una sombra acogedora que cualquier viajero agradecería. Pequeñas colinas, justo a los montes que separaban Silithus, rodeaban el lugar dando una protección singular a las tormentas de arenas que abundaban el territorio, justo en el centro un agua cristalina, teñida con los colores de la vegetación circundante, reinaba en una paz casi divina como si una orquesta entera armonizase con su propio sonido de calma e indicase un compás suave que atraía al descanso. Frente a esta un edificio de piedra blanca se imponía en todo el lugar, rompiendo un poco esa visión natural pero no de manera descabellada, estaba construido en bloques de piedra blanca con poca decoración ni serigrafía unicamente dos torrentes de agua a cada lado de la entrada podían destacarse en su mayoría.

Lo único extraño del lugar era que no había nadie ni nada por los alrededores. Ni caravanas, ni animales, ni siquiera algún aqir solitario que patrullase la zona parecía que se hubiesen evaporado en el aire sin dejar ni una sola mota de polvo en el lugar. Comprobó cada rincón, cada sitio pero no encentro ningún rastro ni detalle que indicase que algún mal reinase en ese paraje, por lo que, consumido por el agotamiento, decidió descansar. No obstante, notaba como su un vigilante estuviese estudiando cada uno de sus pasos, anotando cada detalle y siguiéndolo a cada paso que daba desde las sombras. Pero nuevamente, no vio nada.

Decidió acampar dentro del edificio, con una única entrada estaría bien vigilada de cualquier viandante que pasase por el oasis, o cualquier posible enemigo con malas pulgas que decidiese sacar sus entrañas en el refugio de la oscuridad. Soltó las riendas al dracoleón para darle más libertad y empezó a montar su tienda, hoguera y tomar posiciones antes de que se alzasen las estrellas en el firmamento, su “amigo” paso el rato volando y buscando algo de caza por los restos que traía del desierto hasta, agotado por el cansancio, se apalanco en el tejadillo de la entrada. Llegada la noche, acompaño la soledad con un poco de las provisiones que portaba en sus alforjas, un par de vistazos a la información de Magni y a un pequeño reconocimiento. Hecho todo, tuvo que rendirse al agotamiento no sin ponerse frente a la puerta y sujetando sus armas firmemente, nunca se era suficientemente previsor.

Rápidamente su mente se sumió en el sueño, se dejo reconfortar por el abrazo que propiciaban los recuerdos y las imágenes que su mente había formando, por los mundos que revistaba y la paz que tanto se le escapaba en la realidad. Un bosque de cristal, una montaña nevada, el Mare Magnum abrupto por una tempestad, la huida de un bosque sumido en la niebla… Cientos de imágenes se agolpaban en la mente dormida del paladin, sin poder discernir cual era un recuerdo o una proyección creada por su propio subconsciente, hasta que solo una nítida imagen supero a las demás. Lunargenta.

Los colores blancos, rojizos y dorados inundaron todo su alrededor, arboles delgados y firmes se batían con un ligero viento, una pequeña brisa suave que acariciaba todo lo que tocaba como una madre a su retoño. Pequeños jardines rodeaban estos arboles de tonos dorados y rojos, el verde de la hierba brillaba en todo su esplendor y revitalizaba las hojas de sus hermanos dotándoles de una vida insospechada por quien decidiese plantarlos en aquel lugar. Rodeándolos, muros y grandes edificios blancos dominaban todo el lugar, estaban decorados con telares rojos, azules, amarillos y verdes con ribetes dorados y bordes del mismo color, adicionalmente balcones y ventanas disponían de ornamentación en hierro bañadas en oro dando un brillo a toda calle d ella ciudad.

Sin duda Lunargenta era un lugar de paz y armonía como la recordaba hacia tantos años, casi sin darse cuenta comenzó a andar por sus calles, saludando a niños y adultos que encontraba, hasta legar al Bazar de la ciudad. Este disponía un edificio principal al que rodeaban diversas tiendas por su alrededor, magia, alimentos, ropa, cristales, orfebrería, joyas, manuscritos de magia antigua, bibliotecas… todo lo que un joven elfo pudiese buscar estaba ubicado en este lugar o alguien podría conseguírtelo. Acabo su paseo en una de estas tiendas, observando una colección de libros sobre la historia de su pueblo y las leyendas que todos estos años habían circulado entre su gente, mitos y leyendas que fueron de boca en papiro durante generaciones y ahora se encontraban moldeadas y distorsionadas por los años de vida de cada una. De pronto una voz suave lo saco de su letargo.

  • No cambiaras después de tantos años Félix , sigues perdiendo la razón por los libros y las leyendas. Estoy segura que si no fuese por mi pasarías días enteros encerrado con ellos olvidándote de todo lo demás.

  • Nissela , creo recordar que fuiste tu la que me regalo el primer libro de mitos. - dijo el elfo mientras cerraba y depositaba un libro sobre leyendas marítimas con cuida doy se giraba a su interlocutora - Esta es la consecuencia de tu regalo, si de alguien es la culpa…

Frente a él una joven forestal sonreía mientras ponía una falsa cara de enfado, su pelo dorado era largo y liso, tanto que caía en su frente dando un tono desenfadado y risueño a su rostro, sus ojos eran de un azul celeste cristalino, era algo mas baja que el elfo pero con un carácter más fuerte y decidido sin duda. Portaba una armadura verde y dorada de cuero, ligera para su movilidad pero reforzada en hombros rodillas y espalda con dos o tres capas, no podía discernirlo, para su protección ademas un aro de mismos colores completaba la imagen.

Había conocido a Nissela hacia muchos años, básicamente pasaron la niñez juntos pasando de una amistas casi de hermanos hasta algo más…personal conforme iban pasando los años. La actitud risueña, abierta, alegre y positiva de Nissela chocaba un poco con la timidez y seriedad del un joven sacerdote que acabaría siendo paladín, pero increíblemente tras tantos años había creado un vinculo único que, para sorpresa de muchos, fue duradero. De lo cual el elfo agradecía y pedía a Belore cada día por no perderlo nunca, sin ella perdería mucho más que su alma. Aun con sus obligaciones como sacerdote o las suyas como forestal siempre encontraban el momento para verse fuese más pronto o más temprano.

  • Veo que al final has podido cambiar tu patrulla por los bosques hoy, no te esperaba ver hasta dentro de unos días.

  • Partiremos en 2 días a lo máximo, un mensajero pareció traer una misiva urgente y nos han ordenado esperar hasta entonces. Aunque si tanto te molesta…

  • Sabes que eso es imposible, Dalah’surfal, solo…bueno no es nada. Acompañame, si te parece bien, quería esperar pero mejor si vamos juntos a buscarlo ahora. - sonriendo y levantando una mano añadió - Prometo que esta vez no serán pergaminos, ni libros, ni largas y aburridas historias sobre místicos antiguos ni seres titánicos. Bueno, un poquito si…

Con cara de picara y sana curiosidad Nissela miro al elfo sin saber que tramaba pero cada momento era un regalo, y no pensaba desaprovecharlo. Pasearon lentamente disfrutando de cada segundo, la calle y el gentío parecía ir a una velocidad distinta de la pareja, el mundo a su alrededor iba deprisa a un ritmo a contra corriente que ebullia sin cesar mientras que ellos fluían pausadamente como un arroyo en calma. Sin saber cuanto tardaron llegaron a una pequeña tienda con un toldo azul oscuro, la puerta era de una madera marrón muy oscurecida decorada con runas mágicas que emanaban poder con solo mirarlas, un cartel con una gema rojiza brillante indico que se trataba de una joyería.

  • Iba a ser una sorpresa para tu vuelta pero conociéndote ahora sera imposible conseguir que esperes ¿no?

  • Si hace falta te ato con una cuerda y te disparo al mar con mi arco si me lo impides.

  • Lo imaginaba – dijo riendo el elfo - Es tentador darse un baño pero creo que evitaremos los problemas.

  • Dejate de chanzas sacerdote liante.

Entraron a la tienda sin más esperas ni amenazas. Esta era una pequeña sala iluminada por unas luces arcanas que estaban en unos faroles en las paredes, justo enfrente un elfo arreglaba un enganche de cobre y plata con paciencia y maña. Estaba sentado en lo que parecía un taburete frente a una vitrina de cristal y bordes de cobre, dentro varios anillos, brazaletes, collares y demás bisuterías estaban expuestos. Detrás del ocupado elfo había una cortina morada que cortaba las miradas curiosas de la pareja a lo que supongan que seria el taller o almacén, por ultimo una alfombra redonda ocupaba el centro del suelo d ella sala cuyo color era de un todo mas violáceo a su “prima” de la cortina.

Hasta no finalizar su trabajo el joyero no se percato de la presencia de la pareja frente a él. Vestía con una toga lisa sin apenas adornos de color verde claro, unos guantes de cuero marrones y desgastados con los años y una especie de gafas con varios cristales en cada ojo. Dicho su nombre al joyero este rápidamente lo ubico y, como despertándose de un sueño, salto de un brinco hacia la trastienda mientras hablaba solo aunque no conseguían entenderlo en su totalidad.

  • Justo termine su encargo esta madrugada… la verdad es que adelante trabajo usando… recuerdo cuando hice mi primer…y así terminamos, yo aquí creando bisutería para otras cuando…si solo hubiese seguido el camino familiar…donde estaba lo puse…si, aquí listo y pagado por adelantado. Si desea probárselo ahora por si debemos hacer algún arreglo - dijo el joyero entregando una pequeña caja alargada y plana a su congénere - espero que acertases.

Con el cuerpo echo un manojo de nervios y sujetando la caja más fuerte de lo que debía entrego el regalo a la forestal, eso si no le mataba antes su nerviosismo, su falta de respiración o su acelerado corazón. Con sumo cuidado y delicadeza Nissela abrió la caja y su rostro se lleno de sorpresa al ver el interior. Un collar plateado de cadena fina estaba dentro, al final del mismo una flor deMageroyal florecida brillaba con un tono azulado, la pieza estaba tallada de un Zafiro azul, en su centro se encontraba el símbolo de la ciudad bien tallado de un tono blanco y cuyo material no terminaba de reconocer. No había más decoraciones ni gemas que diesen una apariencia ostentosa, visto de lejos parecía una joya normal y sencilla en la que apenas podía verse el laborioso, y caro, trabajo en ella.

  • Bueno, un paso hemos ganado, al menos la sorpresa si que ha funcionado aun sin seguir mi plan.

  • Pero esto…como has podido pagar

  • Digamos…que hay algo que prefiero a mis libros y por lo que no me importa deshacerme de ellos.

  • No puedo…

  • A si, después de todo el trabajo y secretismo me vas a decir que no puedes acertarlo. Te recuerdo que el terco y serio soy yo.

A pesar de las objeciones, negaciones y visible rojez en ambos el elfo consiguió colocar el collar en su legitima dueña. El collar encajaba perfectamente en el cuello de la forestal, el color del zafiro brillaban acompañando el color de sus ojos y no impedía el movimiento con su armadura, sin duda un excelente trabajo que podría llevar hasta cuando sus obligaciones los alejasen. Dieron las gracias ala joyero y dejándolo, con una rara sonrisa por falta de costumbre, volvieron a las calles. El tiempo paso y el recuerdo se difuminaban se aceleraba, saltaba la paz y serenidad de esas imágenes dando pie a distintos lugares. Ahora el cielo se tornaba gris y triste, las calles parecían oscuras y con su brillo perdido, casi parecía una tormenta a punto de estallar que se llevaría hasta el mínimo punto feliz de la ciudad. Y así fue pero no por un temporal o una lluvia de estación.

Seguían en el bazar ajenos a todos estos augurios, de nuevo solo un mundo existía para ellos dos pero, de pronto y como un rayo, empezaron a resonar unas campanas por toda la ciudad y guardias corriendo entre la gente indicando calma entre los presentes. Sorprendidos y ya despiertos de su ensimismamiento se acercaron al lugar para intentar averiguar lo ocurrido. La gente se apelotonaba y alzaba la voz, no era normal este desconcierto en la ciudad ni el caos de lo desconocido aunque los guardias hacían lo posible por calmar los ánimos.

  • ¡Por Belore, ruego calma! Necesitamos que vuelvan a sus hogares hasta comprender la situación, posiblemente solo se trate de unos trols amani con ansia de venganza o suicidio.

De improvisto uno de los guardias vio a la pareja y se acerco rápidamente entre la gente hasta donde estaban. Esto no era normal, menos aun que nos trols atravesasen su fronteras tan fácilmente con los forestales patrullando sus bosques.

  • Forestal, han llamado a todos al cuartel de manera urgente. NADIE debe desobedecer la orden, parta inmediatamente, eso también va por ti, hermano - dijo señalando al sacerdote - creo que tu habilidades…serán necesarias. ¡ ID YA, EL TIEMPO APREMIA!.

Y tal como vino volvió a la multitud por donde vino dejando más preguntas sin responder. Aunque…era una situación extrañamente familiar, conocida…su corazón sentía que algo curia pero su mente no acertaba a decir que. Un tirón lo trajo de vuelta, Nissela tiraba de el mientras corríandirección al cuartel por la urgencia no debían retrasarse lo más mínimo.

Un nuevo borrón inundo su mente, el tiempo se aceleraba y la imagen de una reunión dio paso a caras de terror mientras el nombre de Arthas Menethil y “plaga” reinaban en cada frase. Agarro fuertemente la mano de su amada, sentía en lo más profundo que algo iba mal, que un dolor indescriptible le esperaba que su futuro estaba escrito pero no podía parar. La miro fijamente a sus ojos y una falsa sonrisa, intentando calmar sus ánimos y su mente, salio de ella. Como siempre cuidaba de él hasta en los momentos más aciagos pero el solo podía devolverle miedo, inseguridad, temor a lo desconocido…¿o era conocido? No lograba diferenciarlo. Más campanas sonaban por la ciudad.

Los destinaron a distintos lugares, ella como avanzadilla al frente para intentar frenar su avance, el en la retaguardia intentando sanar a los heridos, aliviar a los que huían del mismo infierno y reconfortar los corazones de quien pudiese encontrar. Un beso, unas palabra perdidas y el brillo del colgante es lo único que vio en la despedida. Recordaba esta pesadilla, pero negaba a si mismo que fuese verdad, no podía ser este momento, este lugar…

  • Porque recuerdo esto…no puede ser ese el final…

La negrura sobrevino en su mente y un nuevo recuerdo apareció para ser revivido. Ahora se encontraba rodeado de guerreros, forestales, heridos y cuerpos sin vida, su hogar, Lunargenta, estaba a sus espaldas mientras que frente a ellos un inmenso ejercito de cadáveres, monstruosidades y demonios sacados de las pesadillas de un loco asesinaban, aniquilaban, despedazaban a todo aquel ser vivo que estuviese al alcance. Las campanas de la ciudad resonaban por todo lo alto, solo los gritos y los sonidos d ella batalla ponían sobreponerse a su melodía, aunque ya no pregonaban la protección o seguridad si no un canto fúnebre a la desesperación y la muerte.

Nissela estaba cerca de el, su destacamento se había diseminado por lo que quedaba de frontera o había perecido en las puertas exteriores, su brazo estaba herido y ensangrentado pero no disponía del tiempo para curarlo como debía. Y no frenaría hasta salvar al ultimo hombre. Cada vez la muerte se cernía sobre ellos, no podrían dar a basto a semejante infierno terrestre. De pronto un grito ensordecedor resonó por la tierra, un sonido que rompía el alma a quien lo escuchase y desbordaba ira, miedo y pánico en cualquiera, pero no vino solo. Cuerpos de caídos se levantaron entre sus camaradas, pero no por un milagro o sanación sino por un mal que domino sus cuerpos e insto a cargarlos con los que hasta ahora eran sus hermanos, amigas, padres, amantes…

Cada vez eran menos la plaga aumentaba con cada cuerpo sin vida que caía en batalla, flechas silbaban por el aire y caían en cuerpos que no frenaban antes ellas, murciélagos atacaban por el aire agarrando y desmembrando a cualquier infeliz que cayese en sus garras. Sin previo aviso un golpe hizo tropezar al ya agotado sacerdote, la plaga había irrumpido en la ciudad como un manto mortal de negrura y el orden desapareció en sus corazones. La ciudadanos y soldados huían por doquier, niños chillando en lugares imposibles, cadáveres alimentándose de los cuerpos, ruidos que anunciaban el fin de todo lo conocido y que daría fin a sus vidas.

Un ruido de acero lo saco de su penumbra, un guerrero desecho y muerto, con armadura elfica, atacaba a un sacerdote desprevenido dándole una muerte rápida. Sus ojos pusieron su vista en el, su siguiente victima, y presa del pánico su cuerpo decidió no moverse ante lo que parecía su final. El cadáver cargo y alzo su arma para asestar un golpe mortal en su cráneo pero justo cuando el filo caía alguien empujo al sacerdote de su sitio hasta el suelo.

Nissela, en el ultimo momento, había saltado hacia el para protegerle de la muerte pero a un gran precio. Su armadura, ya destrozada por la contienda, no había parado el golpe y bramaba de su espalda un torrente de sangre sin cesar, su hoja antaño lustrosa ahora estaba partida y mellada y no había rastro de su arco. Solo pudo gritar y ver como el guerrero asestaba un ultimo golpe mortal a la que había sido todo para él, a la que había dado un sentido y propósito y la que había conseguido reinar en su corazón. Sus ojos se vieron por ultima vez en ese breve instante, su mano agarraba fuertemente el collar que le había regalado y una sonrisa triste pero llena de paz salia de su rostro.

Sin dudarlo, se levanto y fue corriendo hasta ella.

  • Dalah’surfal…vive mi terco sacerdote…vive por los dos…

Grito y se arrastro como pudo pero llego tarde, el arma cayo con toda la fuerza posible en el pecho de la forestal atravesándolo de lleno y llevándose la vida de quien tanto amaba en un pequeño suspiro. Todo se silencio y una ira lleno al sacerdote que lo consumió en la locura, con ella sujeto una espada perdida en la batalla y, clamando a la luz el exterminio de ese horror, lleno su arma de una luz pura que revitalizo al sacerdote. Con toda su furia cargo contra el no-muerto y partió su cuerpo con todas las fuerzas que pudo concentrar, un brillo lo cegó y cuando pudo volver a ver solo unas cenizas se presentaban donde estaba el asesino de la forestal.

Cayo de rodillas consumido por la tristeza, apenas sabia lo que ocurría a su alrededor o si estaba en peligro. Solo podía gritar y agarrar el cuerpo sin vida de quien tanto había amado, de quien había salvado su vida y quien era todo su mundo hasta ese momento. Al final, su agotado y destrozado cuerpo y mente no lo pudo soportar y se perdió en la negrura. Su vida ya no le importaba, prefería la muerte y su paz. Solo quería volver con ella una vez más…

La visión cambio ahora estaba solo con el cadáver de Nissela en un vórtice de fuego y humo morado. No había rastro de la ciudad, ni de la plaga ni de la muerte, solo estaban ellos dos.

  • No pudiste salvarla…murió…por tu falta de fuerza…- dijo una voz sin rostro, una voz familiar-

  • Yo debería haber muerto…no ella…le falle…falle…falle

  • No le fallasssste…¡la mataste por tu miedo!

Nissela abrió los ojos y se aparto del ahora ya paladín, como recuperando la vida se levanto y miro con desprecio a su “amor”.

  • Me mataste por tu ineptitud Félix!!! Mori por nada!!! Tu debiste morir no yo!!!

  • Intente salvarte…no pude yo…

  • NADA!! NO HICISTE NADA!!! Clavaste esa arma como si hubiese sido en mi cuerpo, no mataste a mi asesino porque solo en ti recae ese titulo.

  • Yo no quise tu muerte…daría todo por recuperarte…

  • No…todo no lo has dado…

Sin previo aviso la elfa salto hacia el paladín con un odio nunca vistos en ella, ese mismo temor volvió a florecer en su cuerpo y alzo su arma contra quien no debería. En un segundo la espada atravesó el cuerpo de la forestal que volvió a caer sin vida.

  • ¿Ves? Tu la mataste…tu debilidad…tu miedo…pero yo puedo ayudarte…aceptame…

La imagen se repetía una y otra vez, Nissela se alzaba entre los muertos pasase lo que pasase. Intento hablar, soltar el arma huir, suplicar, luchar, clamar ala luz… pero siempre terminaba igual. Él matándola con su arma y acabando el cuerpo inerte en sus brazos. El ciclo se repetía uno y otra vez pero, cuando la locura llego casi a su mente…una calidez y paz salio de su interior, esa misma voz que ya le había salvado ates volvió a pronunciarse. Pero esta vez no entendía sus palabras ni su mensaje, la luz brillo con más fuerza y la voz grito de agonía hasta que solo brillaba una luz blanca en todos lados.

  • Nyalotha te espera…paladín…sucumbirás a mi…probaste mi poder, viste lo que puedo darte…a quien puedo traerte…tu…vendrás a mi…

Despertó en su campamento con terror y lagrimas. De nuevo N’zoth había intentado penétrar su mente tan fácilmente pero antes de poder pensar en su visión escucho un ruido de la entrada. En la puerta un aqir de un único ojo anaranjado, cuyo cuerpo mediría el doble de un enano, miraba fijamente al paladín, pero no ataco. El sol salia y con el primer rayo el escarabajo se marcho en el mismo silencio que llego, dejando al paladín con sus temores, su amargura y con un único pensamiento. Ponerle fin para siempre.

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Varias Horas después…

Morda, abstraída en sus pensamientos y preocupada por que el mago no viera a Belt bajo su camastro, miraba el techo tensa e impaciente.

Belt estaba físicamente bien, según el examen realizado por la gnoma, no en balde era sacerdotisa y conocía primeros auxilios. descansaba con un vendaje improvisado en la cabeza y nariz, bajo el camastro, tras caer desmayada un rato antes.

La gnoma dudó en hacer alguna locura presionada por el desasosiego de verla inconsciente. Pero se controló sabiendo que podía ser incluso más peligroso para Belter, intentar sacarla de aquella casa bien custodiada, sin ayuda. Esperaba que Gaedriel se diera prisa.

Visiblemente tranquilo y altanero. El mago entró en la sala de la mazmorra, sin fijarse mucho en nada, sin ser consciente de todo lo acontecido con anterioridad. Su aire de superioridad era palpable.

– Hoy!! será el día de tu muerte gnoma.

Morda lo miro con cara inexpresiva.

– Me vas a matar por preguntar por un libro… ¿¿que ni se si existe??? – Morda arqueó una ceja.

– Claro que existe!! y lo sabes… por eso lo buscabas. – El mago se mostró desconcertado ante el comentario. – ¿Intentas engañarme para que te libere?

– Yo no tengo ese libro y no se donde está… ni me acerque a el… Matarme por solo preguntar no es digno del kirin-tor.

Silar rió.

– He llamado a un buen amigo mio. Es un excelente torturador gnoma. Dime quien eres y por que quieres ese libro y no sufrirás. Viniste con guardaespaldas y mucho dinero, no colará que eres una civil insignificante… – El mago se recostó en una silla con semblante altanero, mirando a la gnoma con cierta prepotencia.

– Es cierto!!, no soy una civil ordinaria… Te sorprendería saber quien me manda a por el libro… :expressionless:

El mago arqueo una ceja, expectante, pero cuando fue a hablar, Morda lo interrumpió.

– No podrías hacer nada contra quienes me contrataron!! proteges en tu casa, un libro peligroso, mis jefes mandaran mas secuaces… – clavó su mirada sobre el mago esperando su reacción.

– Esta casa es segura… No te preocupes por mi seguridad. Preocúpate por la tuya! Para quien trabajas!!!

Un ruido fuerte les interrumpió.

Minutos antes…

Gaedriel, con porte calmado y cara dulce, caminaba por las calles de dalaran siguiendo las indicaciones de un pequeño dispositivo de de Gnome-localización. Con la mochila de morda a la espalda, llegó ante una casa de tamaño medio.

– Aquí es, estas son las coordenadas dadas en el mensaje. – Dijo, revisando el mensaje.

Kmilis asintió y se acercó a la puerta, pero la hoja de un hacha le corto el camino.

– Espera aquí, es mi misión y mi prima. – La estirada elfa le guiño un ojo y se adelantó.

La puerta era de madera standart y tenía una ventanilla cerrada. La paladina, se detuvo ante ella, tocó con la punta de un dedo la puerta y miró el lugar general. Tras lo cual, esgrimió una sonrisa y golpeo suavemente la puerta.

TOC!! TOC!!!

Las guardaespaldas de la gnoma habían acudido tras kmils, el espectaculo era llamativo, lo que a la concienzuda rogue la incomodaba. Pero a la elfa le daba igual todo.

Se escuchó un ruido dentro, kmils intentó mirar cuando la pequeña ventanilla de la puerta se deslizó.

Un guardia de porte fornido se asomó a tiempo para ver el violento destello del hacha y el grito de ferocidad de esta. Sin medir palabra, de un tajó, Clavó su hacha de mano sobre la cara del desafortunado guardia, matandolo en el acto.

Con un gracil movimiento, destrabó el hacha y volvió a golpear haciendo caer la puerta en dos trozos. Sin mayor miramiento, la paladina entró pisando la sangre del guardia muerto.

Las goblinesas, se miraron intercambiando miradas ante el show.

– Así que paladina ehh!! – Kmils habló con tono incisivo.

De vuelta a la celda de la Gnoma…

Morda dejó caer su cabeza sobre el camastro al escuchar el jaleo.

– Donde está el libro Mago?

Silar, visiblemente confundido ignoró a la gnoma y se acerco a la puerta cuando la gnoma lo interrumpió.

– Yo no lo haría… Estas mas seguro aquí. – La gnoma dejó de disimular con las cadenas, saltando con agilidad del camastro y metiendo la cabeza bajo el, sin mirar al mago.

Silar, conmocionado, vio como la gnoma sacaba a Belter y la ponía cómoda.

Silar, nervioso, extendió un dedo señalandola pero no termino de decir nada.

Los ruidos aumentaron de intensidad. La gnoma habló mientras le tomaba de nuevo el pulsó a Belter.

– El libro es tu llave para salir vivo de aquí Silar. ¿Donde esta?

El gesto de sorpresa del magó cambió a rabia y empezó a canalizar inutilmente un hechizo. La gnoma lo miró con una ceja levantada y señaló uno de los numerosos resguardos que tenia la sala.

Consciente de que la gnoma le había sonsacado información, se sintió atrapado. Retrocedió asustado hasta una de las esquinas de la sala. Poco después entro una goblinesa y una paladina. La paladina mostraba diferentes manchas de sangre sobre ella, dándole una estampa perturbadora. De una patada, tiró la reja de la celda y le lanzó una mochila a morda.

La gnoma abrió la mochila y rebuscó mientras hablaba.

– Gracias por salvarme a todos. Casi me convierten en polvo arcano… – Miró agradecida a todos los presentes y volvió la atención a la mochila.

– Pero hay otra cosa, ese mago… tiene un libro que necesito… Os dejo con el, sacadle el libro y… VOLAD ESTE ANTRO!!! yo voy a llevar a Belt a un medico de forma inmediata.

– Tu? Quieres que la lleve yo? – La paladina arqueo una ceja.

– No! Yo… Traedme el libro! – Sacó la pistola de la mochila y disparó con ella sobre Belter, casi sin apuntar.

El rallo del arma, brillo en aire e impacto en Belter, Haciéndola brillar por un momento. y entonces comenzó a encoger hasta tener 1/13 parte de su tamaño real. Belt quedó reducida a 8cm de alta. Con delicadeza, la gnoma cogió a Belter y la recostó en uno de los bolsillos de la mochila y salió corriendo con ella, cual velocista olímpica.

Silar tragó saliva nervioso mientras todos le miraban…

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Oscuridad, silencio, paz

  • Así que he muerto, así que la muerte es una eterna oscuridad, nuestras creencias son erroneas entonces.

El enano tenia en su mente esas palabras

  • La vida es tan fugaz, nacemos para morir, ¿Así que esto es todo?, quizas sea lo mejor, no es tan malo como lo creemos, me da más pena saber que nuestros seres queridos se enteren de que hemos desaparecido, eso no importa ya me temo, es hora de descansar para siempre.

Asumiendo la realidad, los pensamientos del enano se relajaron, asi fueron las cosas y así han concluido

  • Mi adalid, acepta mi Don, unete al imperio y salva todo lo que amas.

  • ¿N’Zoth?, es que incluso muerto no me dejas en paz, ya no te sirvo, asumelo.

  • Claro que si, ¿De verdad no quieres protegerlos?.

De golpe la oscuridad se transformó en Azeroth, el enano observaba desde el espacio el planeta, ahora totalmente marcado por enormes columnas de humo, oscuridad y amplias zonas calcinadas

  • Renuncia a la Luz, a vuestros pateticos líderes y salvarlos, seguis por el sendero de la autodestrucción, yo os bendeciré con la paz perpetua.

  • Olvidame, es todo una burda visión, no me vas a engañar así.

  • Necio, esta escrito, acabareis aniquilandoros, hoy ha sido Sylvanas, mañana será otro.

  • Hemos luchado cuando el mundo estaba en peligro siempre y…

  • Y Azeroth ha estado sufriendo mientras vuestras avariciosas manos mortales luchaban por más poder …Theramore, Teldrassil, Zandalar, Brennadam, Lordaeron, Gilneas, Quel’thalas, Grim Batol, Ahn’Qiraj, Zin-Azshari, Karazhan, Entrañas, Taurajo, Pandaria, Dalaran.
    Acabaran aniquilandose, ayudame a acabar con vuestras ineptas manos, conviértete en el salvador de Azeroth, unete.

  • No acabaremos así, logramos vencer a la mismisima Legión, no acabaremos con nuestro planeta.

  • Lo condenasteis cuando el Portal Oscuro se abrió.

En cuestión de un pestañeo apareció en los Baldios, el cielo estaba totalmente cubierto de cenizas, la otrora hermosa sabana ahora estaba totalmente calcinada, el suelo rugía mientras la artillería machacaba el destruido suelo, el horizonte estaba salpicado de trincheras y acero

  • Este es el futuro que has elegido, veamos si perdura la paz.

  • !Devuelveme a donde estaba¡

  • ¿Devolverte a donde?, soldado ve al frente, esos condenados orcos estan machacando nuestra vanguardia.

Un elfo de sangre ataviado con un peculiar casco y con unas vestimentas verdes moteadas de marrón y negro hizo acto de presencia

  • ¿Pero donde estoy?, ¿Que pintas son esas?, ¿Que hace un elfo de sangre luchando por la Alianza?.

  • ¿Alianza?, ¿Te han dado en algun lado soldado?.

  • Estaba en Uldum hace un momento, defendiendola del ataque de N’Zoth.

  • Deberías ir al hospital de campaña, esta claro que has perdido la cabeza, N’Zoth y la Alianza desaparecieron hace ¡80 años!, pero estamos escasos de efectivos, mientras puedas disparar el rifle eres apto.

  • ¿rifle?, soy paladín, no he usado uno en mi vida.

  • ¿Paladín?, estamos en el año 112, no en el 40, tenemos que defender lo que queda de el Cruce de la ofensiva Imperial, ¡Al frente!.

  • Esta visión…

  • ¡Bombardero Imperial!, ¡A CUBIERTO!

Una enorme aeronave abrió su panza para soltar enormes bombas a la posición del enano, cuando el elfo le empujó a una parte cubierta de la trinchera, las bombas cayeron, lo que hizo temblar todo el complejo de trincheras con un horrible sonido a suelo y roca despedazandose, gritos de las pobres almas que sesgó a su paso y el aire comprimido a su alrededor

  • Esto no puede ser cierto…aagh, ¿que es esto?. Un corte causado por metralla en su brazo derecho hacia sangrar el brazo, una esquirla quedó incrustada, causando un punzante dolor

  • Eso tiene mala pinta, ve al hospital de campaña antes de que se infecte.

  • Me curaré, no te preocupes, Quiso invocar la bendición de la Luz como siempre ha hecho…siendo omitido su reclamo

  • ¿COMO?, ¿la Luz no responde?, lo intentaré otra vez.

  • Olvidalo, hace como 60 años, con la primera Gran Guerra, que la Luz y demás esta bloqueado, ve ya, antes de que te desangres, solo sigue la trinchera.

Obedeció al elfo y llegó a la campaña que hacía de hospital, este estaba lleno de heridos de numerosas razas, pudo ver humanos, enanos, gnomos, elfos de sangre, draeneis y Tauren en diversas condiciones

  • Tienes metralla en el brazo, sígueme, he de tratarte ya eso, eso si, te va a doler.

Una enfermera draenei le asistió, tras una dolora extracción y otra dolorosa sutura y vendado fue enviado a la retraguardia

  • Así que yo tambien soy un soldado de esta guerra, llevo un uniforme y no una armadura, y …¿Ese no es …

Corrió rápidamente a un humano un tanto especial, era un no muerto, pero también ataviado con el mismo uniforme que los demás

  • ¿Aiden?, ¿Eres tu?, ¿Que demonios esta pasando aquí?.

El humano se giró a verle

  • ¿Acaso me conoce de algo?, has perdido la cabeza por lo que veo, te sugiero que te dispares en el pie.

  • ¿Que dices?, ¿no me recuerdas?, a ver…Rhod, de cuando salvamos al mundo de Mantovil, Villadorada, la pareja.

  • ¿Tu eres el enano?, Mantovil…condenada basura… ¿Como te puedes ver tan joven tras más de 80 años?.

  • No tengo ni idea, estaba junto a un kultirano en Uldum, entramos en un tunel y al final acabé aquí, ¿Por que no puedo invocar a la Luz?.

  • ¿Teniente Aiden algún problema?.

  • ¿teniente?¿eso es un cargo?.

  • No, ocupense de volar por los aires ese avance orco.

  • ¡Si señor!.

  • Bien, esto es inesperado, y esos orcos nos estan dando una paliza, pero vente a mi “despacho”, tenemos mucho de que hablar.

Ambos llegaron a una maltrecha casa orca que servía como cuartel improvisado para la ocasión, entraron y el no muerto cerró la puerta

  • Bien, ojala el reencuentro no hubiese sido tan accidental, pero por algun motivo has llegado, perdón por el desorden, pero nuestra base principal en Bael Modan fue volada por los aires desde el subsuelo hace 2 años.

  • ¿Bael Modan?, ¿ESTO SON LOS BALDIOS?

  • ¿los baldios?, hace años que no escucho nombrar así a este infierno, ahora se la llama “las puertas de la muerte”, por motivos más que evidentes, por cierto, ¿una herida de metralla?, ¿como la tienes?.

  • Bien, no te preocupes, ¿Por que no puedo usar la Luz?.

  • Cierto, tu te quedastes en …¿El incidente?

  • ¿El que?.

  • Claro, ¿podría ser la cuarta guerra?

  • Si, Sylvanas huyo de Ogrimmar y desapareció, hubo un armisticio y se hizo un Consejo.

  • El consejo, ja, que poco duraría eso, hagamos historia, estas 8 decadas han sido accidentadas.
    Primero: desaparecistes en Uldum, intentamos encontrarte, sin exito, así que te creimos muerto, lloraron tu perdida mucho, creeme.
    Segundo: Los lideres del Consejo fueron asesinados a sangre fría cuando iban a firmar la paz definitiva con la Alianza, haciendo culpar a los kaldorei de ello.
    Tercero: La Horda lanzó, bajo el mando de Thalyssra, una serie de ataques indiscriminados contra la Alianza, emplearon aquel cañon de Aszhara contra Ventormenta, aniquilandola.
    Cuarto: Los elfos de sangre y tauren decidieron separarse de la Horda, quedando neutrales y aislandose, lo que provocó que la Horda atacasen con añublo Lunargenta y Mulgore.
    Quinto: La Alianza se disuelve al quedarse sin mando ni capital, se constituye el “Escudo del Este”, con las razas Alianza, sin los kaldorei, Tauren y elfos de sangre, logran expulsar de reinos del este a la Horda.
    Sexto: 35 años de fragil paz tras el tratado de Boralus, el Este tras Pandaria para el nuevo “Pacto de Lordaeron” y el oeste para la nueva Horda, que pasara a ser el “Imperio de Kalimdor”.
    Septimo: El incidente, los kaldorei y los nocheeterna se vieron afectados por una mortalidad nunca vista, incapaces de mantener su población, hicieron lo que jamas se esperó: Se infiltraron en el Nexo y Karazhan, intentaron sobrecargar las Líneas Ley para crear una nueva fuente eterna artificial en monte Hyjal, provocando “El incidente”, una enorme sobrecarga que apantalló el planeta de la Luz, el vacio y demás fuerzas, a su vez que anularon todo tipo de magia y voló por los aires el Monte Hyjal, de golpe el planeta se quedó sin magia, Dalaran se precipitó a las aguas de las islas Arruptas, toda nuestra tecnología dependiente de esta quedó inservible, y dependimos totalmente de la tecnología, haciendo que fuesemos dependientes totalmente de ese petroleo goblin.
    Octavo: Guerra, los yacimientos se agotaron a gran velocidad, haciendo que los goblins subieran los precios, tras varios ataques finalmente el Imperio invadió Rasganorte y nos expulsaron, con ello la guerra comenzó.

¿alguna pregunta?.

  • Esto…no se por donde empezar, ¿ya no soy paladín?.

  • No, y yo tampoco un caballero de la muerte, sigo muerto, pero no puedo emplear mis poderes, ya no existen.

  • ¿Y los demás, como están?.

  • Muertos la mayoría, pero se que Nhail seguia vivo la ultima vez que le ví, ahora debe estar en el frente de Kezan, y veamos…Argentsword estaba en el frente de Suramar, Belter en el Hospital central de Elde’Thalas y Felix estaba en el frente de Pandaria central.

  • ¿Forjaz?.

  • Entera, aunque a 20 kilometros del frente.

  • ¿kiloque?

  • El sur de Dun Modr esta controlada por el Imperio.

  • !N’Zoth devuelveme a Uldum!

  • ¿N’Zoth? desaparecio hace casi un siglo, como todos los dioses antiguos, se ve que nos equivocamos de enemigo.

  • ¿Y ahora que hago?, supongo que de portales nada, ni piedra hogares, ni nada, no puedo estar en este mundo, no es mi mundo.

  • Sobrevivir, como todos, ahora esta es tu realidad, defiéndete y sobrevive, como todos.

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Belter reposaba sobre una camilla, a tamaño real, mientras una salerosa e inquieta elfa de sangre la diagnosticaba. Morda la conocía de sus viejas aventuras en el pasado, había dado clases de primeros auxilios a todo tipo de aventureros y sus conocimientos en medicina eran incuestionables.

– Todo parece bien, pero es complicado saber… no se, no se…

La doctora toqueteaba el cuello de Belter mientras miraba sus ojos dorados.

– Definitivamente no es lo mas raro que me he topado últimamente… Parece que su mal no es físico. Muchos aventureros están presentado severos cuadros de ansiedad y visiones, asi como paranoía y hasta cambios abruptos de personalidad… Dicen que es Nzod.

Parecía saber lo que hacía… pasó a tomarle la tensión.

– Despertará por si sola?

– Diría… no sin margen de error. Que su mente ha estado sometida a fuerzas importantes y parece que le está pasando factura. Está agotada… pero eso no es bueno en plena invasión del corruptor de mentes por excelencia.

La gnoma arqueo una ceja mientras observaba el broche, con el emblema de la casa familiar de belt, que llevaba puesto en su toga. Su cara era de granito pero en su mente, mil ideas danzaban sin rumbo y ninguna voz que la atosigase… Frio silencio.

– Así que Nzod.

– Has estado en uldum o Pandaria ultimamente? Las noticias que llegan son perturbadoras.

La elfa se aparto un poco de Belter y se limpió las manos en su batin.

– Debe descansar un poco y hay que prestar atención a su pasado, algo le pasa…

– Lo sé.

Interrumpió con voz neutra, recordando la batalla con mantovil y el reflejo morado de sus ojos antes de caer sin sentido.

– Cuando recupere fuerzas, despertará pero no pienses que por ello está curada, necesitas investigar el origen de su mal.

La puerta de la clínica se abrió de golpe, la agil Kmils apareció con un viejo y grueso libro, envuelto en un paño sucio y ajado por el tiempo. La gnoma al verlo recuperó cierta vitalidad en su mirada y se puso en pie.

– Gracias doctora, te debo una.

Con un rápido movimiento, la gnoma desenfundó su pistola y volvió a encoger a Belter.

– No se si eso es sano… Hay formulas mas ortodoxas de moverla.

– No te preocupes, este invento es 100% gnomico! y es mi tarea…

Con cuidado, tomo a Belter, la colocó en el bolsillo que había acondicionado en su mochila y salió hacia donde se encontraba Kmils.

Al llegar a su altura, una enorme explosión se escuchó a lo lejos. La gnoma miro en la dirección de la explosión desde el marco de la puerta y cruzó la calle en dirección contraria, seguida de varias personas. Sin el menor interes por los detalles.

– Hummmm, me apetecen unos datiles!!!

Sus guardaespaldas se miraron extrañadas…

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Capitulo 35: EL COLOR DE LA CORRUPCION

Las tablas de la posada crujían a cada paso de la gnoma.

Con mirada inquisitiva, observaba cada detalle de aquel vetusto edificio, seguida del nervioso posadero. La planta donde se encontraba era grande, quizás 9 habitaciones, escasa decoración y polvo, mucho polvo. Señal de mucho ajetreo.

La gnoma recorrió todo el pasillo ojeando las habitaciones mientras 4 goblinesas inspeccionaban con especial cuidado dos de ellas, previamente señaladas por la gnoma.

Al final del pasillo, una ventana dejaba entrar la luz. Morda miró por ella y se giró.

– Quiero toda la planta, no me digas que no… pagare el doble de lo normal todas estas habitaciones.

Con premura, metió la mano en su bolsa y sacó una bolsita de oro y se la tendió al posadero, que no dudó en tomar la bolsa, dejando a sus extraños clientes a su aire.

Con paso decidido Morda tomo un soplo de aire y se dirigió a una de las habitaciones marcadas, la mas grande de ambas. Entró con curiosidad, mirando la decoración y las vistas de las ventanas. Sus goblinesas habían movido la cama, anticipándose a su jefa, dejándola mas cerca de la ventana. Sin duda no estaba mal… y con convicción, soltó a mini-belter en la cama y la devolvió a su tamaño y la arropó pensativa.

Puso ella misma un vaso de leche fria como el hielo en la mesa de noche, bajo un poco las persinas y salio cerrando la puerta.

Sus guardaespaldas la miraban espectantes. Morda pensativa, levantó la mirada y habló con convicción.

– Quiero guardia triple en toda esta planta!!, traed a todos los agentes aquí!! Distribuidlos por todo el mapa!! Quiero conocer cada movimiento!! cada paso!!! cada noticia!! cada aventurero!! Todo, que traigan todos los recursos disponibles del taller.

La gnoma entró en la segunda habitación, mas pequeña… y se sentó frente a la ventana, tomando el viejo libro y colocandolo a su lado con cuidado. La gnoma, quería abarcar todas las posibilidades… no esta en su naturaleza dejar cabos sueltos.

Con cierto cansancio, pasó la mano por encima del libro mientras miraba por la ventana el crepitar de las arenas del desierto. Pronto anochecería sobre Uldum.

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Mientras llegaban a su destino, Isabella empezo a decirle la informacion de la mision que les encargo el Eremita Cho.

  • El Eremita Cho me ha dicho que nuestra mision es acabar con unos presagistas de N,zoth, los presagistas segun el Eremita se reunen en la Pagoda Dorada y parecen que estan preparando un ritual o a lo mejor ya ha empezado eso no lo sabe del todo, asi que debemos matarlos, seguramente no estaran solos, asi que habra que ir con cuidado Isabella le lanzo a Pudge un hechizo llamado Intelecto Arcano.

  • Que me has lanzado? Le pregunto Pudge

  • Intelecto Arcano es un hechizo que aumenta la inteligencia pero tambien te permite entender otras lenguas puede que nos haga falta por si nos encontramos con razas de la Alianza.Le respondio Isabella

  • Muchas gracias Isabella se nota que eres un chica inteligente, estoy encantado de que hayas venido conmigo aqui Le dijo Pudge a Isabella mientras que le sonreia

Y llegaron a su destino, el dragon del Eremita les dejo cerca de la ubicacion de la mision, pero Pudge y Isabella supieron no mas llegar que no fueron los unicos que fueron a hacer esta mision, ya que vieron el cadaver de un pobre orco el cual portaba un escudo y un hacha

  • Esperemos no correr la misma suerte dijo Pudge mientras se agachaba a recoger el escudo y el hacha y se guardaba su hacha en la espalda, y se puso a rebuscar en su bolsa objetos de utilidad. Bueno vamos a ver si este orco nos ha dejado de utilidad.

Isabella le miro sorprendida
-En serio vas a robarle al orco.

  • Querida este orco esta muerto y yo no quiero que nos pase lo mismo, estoy mirando que no haya nada de utilidad De la mochila del orco saco un collar que ponia Druko y habia una foto de un niño orco. Parece que nuestro amigo orco era o padre de este niño o su hermano mayor, intentare que el collar le llegue a su familia aunque del cadaver no sabria que decir podemos enterrarlo nosotros si quieres y luego decir donde esta para que vengan a buscarlo.

  • Enterremoslo y luego avisaremos para que se lo lleven sus familiares, si quieren conseguir su cadaver, sera mejor que se lo coma alguna cosa que haya por aqui.

Enterraron el cadaver del orco y mientras acaba una voz un tanto aguda dijo

  • He vosotros renegados que haceis?

Pudge y Isabella se giraron pensando que habian encontrado algun aliado, pero vieron a un gnomo y a un humano, el gnomo iba acompañado de un diablillo y tenia pintas de estar seguro de lo que hacia mientras que su acompañante humano parecia un guerrero aunque un poco tembloroso parecia que no tenia experiencia en guerras

  • Estamos enterrando a nuestro amigo orco, algun problema con ello gnomo? Le dijo Pudge mientras desenvainaba el hacha y se ponia el escudo

  • Seguro que os habeis cargado a ese pobre orco vosotros, nadie puede confiar en un renegado.

  • Entonces me imagino que no has venido a ayudarnos contra los presagistas Dijo Isabella con cara enfadada

  • Habia venido a por los presagistas pero antes creo que voy a matar a un par de cadaveres andantes Dijo el gnomo confiado mientras le hacia señas a su compañero para que se preparase a combatir

  • Gnomo seguro que quieres pelear, tu compañero no parece tener mucha experiencia y lo mas seguro es que muera en este combate, estas seguro del todo que quieres tener la muerte de tu compañero en la conciencia. Dijo Pudge

  • Palabras de un cobarde renegado, porque se iba a preocupar un renegado de lo que le pase a un humano.

  • Te lo dire sencillamente porque prefiero pelear contra N´zoth que es la verdadera amenaza que contra un gnomo brujo y su amigo el guerrero novato. Pero bueno dejemos de hablar.

Al decir eso, el gnomo le lanzo a Pudge un incinerar el cual se estrello contra la bola de fuego de Isabella, del humo de los dos hechizos de fuego sobresalio Pudge que cargo contra el humano que se pudo amortiguar el golpe con su escudo, y el humano sin pensarlo empezo a atacar con su espada primero con un golpe por la derecha, el cual Pudge se protegio facilmente, y el humano en un frenesi no paro de atacar mientras Pudge se defendia, Isabella y el gnomo combatian en una lucha con hechizos hasta que el diablillo tambien participo en la pelea con sus bolas de fuego, Isabella se puso a defenderse con escudos, y explosiones de fuego mientras se trasladaba y contratacaba, Pudge aprovecho que el humano empezaba a atacar mas lento por el cansancio acumulado en su brazo, haciendole un parada la cual aprovecho y le corto la cabeza con un corto limpio para que no sufriera, entonces agarro la cabeza del pobre humano y se la lanzo a la cabeza al gnomo, el cual se giro mientras que el diablillo le cubria con sus bolas de fuego y con una mirada enfurecida solto un grito
Monstruo que le has hecho al pobre Locot

El gnomo apunto con una mano al cielo y de repente cayo un pedrusco verde enorme que impacto cerca de Pudge, de la onda expansiva Pudge fue empujado hasta una piedra el cual se quedo un poco atontado y esa piedra enorme empezo a moverse,era un Infernal enorme el cual agarro la pierna de Pudge y empezo a estamparlo contra el suelo de un lado para otro mientras quemaba a Pudge, Isabella al ver eso sintio mucha ira y grito en su cabeza FUEGO DAME TU PODER el cuerpo de Isabella fue cubierto por fuego, y ataco al diablillo el cual sus bolas de fuego ya no le hacian nada a Isabella con una explosion de fuego que lo estampo contra un arbol, miro al Infernal y le tiro un meteorito del fuego el cual al recibir el golpe solto la pierna de Pudge, el cual parecia estar muerto, el gnomo al darse cuenta de lo sucedido se giro hacia Isabella pero ya era demasiado tarde una piroexplosion le habia hecho un agujero en el pecho el cual se podia ver a traves de el, y Isabella empezo a correr hacia Pudge.
Continuara…(Es mi primera vez escribiendo un combate doble, se aceptan sugerencias para mejorar espero que os haya gustado)

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