Felix vuelve con sus fantásticos relatos.
No había ni rastro del escarabajo Aqir por el oasis, esperaba encontrar alguna trampa o escaramuza a su paso, pero el silencio reinaba mirase donde mirase. Cansado, malhumorado y con la sensación de un temor reinante tras la pesadilla decidió cancelar su búsqueda y continuar su viaje.
Volvió sobre sus pasos con la sensación de que alguien le vigilaba de cerca, recogió sus pertenencias desarmo tienda y hoguera, se aseo y “desayuno” sin apenas apetito. Comprobado que todo estaba en su sitio llamo al Dracoleon, este najo desde el tejado del edificio con las energías renovadas por el sueño.
- Al menos uno de los dos parece que ha dormido bien. Aunque ya nos falta poco para llegar a nuestro destino pequeño amigo.
Durante todo este viaje le había cogido cariño, sin duda había sido amaestrado con cariño y esfuerzo. Aunque tampoco es que tuviese mucha idea al respecto, pero era más feliz pensando que era así. Ajusto la silla de montar de su compañero y, cuando ambos estuvieron listos, partieron del oasis alzando el vuelo y dejando atrás recuerdos y una sensación de congoja que dominaba al paladín.
Apenas se alejaron cuando, en silencio y sin que nadie pudiese percatarse, un escarabajo aqir se asomó entre la fina arena del lugar. Su único ojo anaranjado miraba fijamente en los viajeros, como intentando predecir su camino o ver sus mentes. Tras unos chasquidos de mandíbula y patas se dirigió en la misma dirección que el paladín todo lo deprisa que podía.
Montura y pasajero sobrevolaron el caudal del rio entre las montañas, el calor del desierto iba a ser su principal problema cuando llegasen al obelisco de la luna, su siguiente parada en el viaje, por lo que creyó conveniente aprovechar la humedad y sombra del canal hasta llegar ahí. El rio era una contraparte hermosa a todo lo que predominaba en Uldum, los arroyos y orillas del mismo habían conseguido crear un valle que se dividía en dos direcciones. Aparte, la vegetación y un poco de fauna había conseguido florecer en la zona gracias a él, casi parecía que la tranquilidad y la paz podía respirarse y no le esperaba un mundo cargante, caluroso y lleno de malos presagios.
Pero podo duro esta visión para el paladín, no podía quitarse de la cabeza el recuerdo de su ultimo sueño, de la insistencia de N’zoth y como jugaba con él. Si esto era para todos así…cuantos sufrían o habrían caído en sus garras. Mientras meditaba, y ajeno a su propia voluntad, había sacado el colgante que llevaba al cuello y acariciaba suavemente con los dedos la flor azul que pendía de ese extremo. Nissela…habían pasado tantos años, reprimiendo ese amargo, mejor dicho, doloroso y sombrío, recuerdo que tuvo que encerrar en lo más profundo de su corazón. Su muerte había supuesto un cambio en el paladín, la ira y la venganza lo dominaron, pero esos sentimientos pasaron a convertirse en un odio que lo consumía lentamente. Ahora ese odio ya no estaba, pero la herida, mal cerrada por no afrontar la pena ni el dolor tras tanto tiempo, volvía a sangrar con más fuerza y llenaba un “pozo” que permanecía vacío desde hacía mucho mucho tiempo.
Tenía que encontrar la forma de parar esas visiones, le nublaban el juicio y solo conseguí escapar de ellas por pura suerte o azar, por una “luz” que guardaba supuestamente, aunque no como la luz sagrada o la de un naaru, algo…diferente, más terrenal por así decirlo. Quito ese pensamiento de su cabeza, ahora mismo solo había una persona capaz de poder ayudarle o aconsejarle, pero solo de pensarlo hacia que le doliese la cabeza. Saco ese tormento de aparato titanito, respiro y dijo:
-
MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGNIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII - cogió otra bocanada de aire y esperaba que nadie le viese hacer tal ridículo - EEEEEEEEEEEOOOOOOO, COOOOOOOONNNTEEEEEEESSSTAAAAA EL PALADIN TE NECESITAAAA. MAAAGNIIII, AZERITAAAAA, COOOORREEEE .
-
Azerita! Paladíncógela para Azeroth pero no grites! te escucho perfectamente menudos gritos chico…
- SEGURO QUE ME ESCUCHAS BIEEEEEEN, MIRA QUE NO ME FIOOOO
- Si si Ya vale! ¡Lo pillo!¡No grites! ¿Qué pasa?
Con una pequeña sonrisa el elfo conto su ultimo sueño al diamantino enano, así como su amigo e Aqir que desapareció de escena. Tras terminar, un silencio casi eterno se dio entre ambos de estar cara a cara habría apostado porque el portavoz meneaba su pétrea nariz mientras meditaba. Pasados unos segundos que parecieron horas respondió con tono calmado.
-
Ya te dije que N’zoth usaría todas sus artimañas posibles para doblegarte y hacerte perder todo rastro de cordura, la visión no es más que otro burdo ataque que afecta a todo tipo de criaturas del planeta y ahora mismo…no sabemos cómo pararlas. Pero…
-
¿Pero qué? No soportare más “regalitos” de nuestro pulposo amigo, si esto sigue así…temo que acabe sucumbiendo…
-
No es solo la visión lo que más de incomoda, sino que se repita con los mismo, encima con un sirviente vigilándote. No es lo normal…Ve a Rhamkahen paladín, debo hablar con MADRE tal vez…podamos hacer algo para frenarlas…
-
Que así sea pues, avísame con cualquier dato que podáis recopilar. Gracias Magni.
El vuelo prosiguió sin más sorpresas ni percances, solo rocas, agua y alguna palmera fue todo lo que podía encontrar. No obstante, ahora llegaba al final del valle donde las primeras construcciones y canales Tol’vir se podían diferenciar perfectamente.
Con un movimiento firme indico a su montura que alzase a una altura mayor dirección a la parte superior de la montaña que daba al obelisco de la luna. En pocos segundos se encontraban al borde de la mismo contemplando con asombro el “cambio” de paisaje.
Dejaban atrás el rio y la vegetación para meterse de lleno en un yermo absoluto, hasta donde alcanzaba la vista el reinaba un escenario donde las tormentas de arena golpeaban con fuerza la zona, donde el sol parecía fulminar cada pedazo de sombra que sirviese como descanso al mínimo loco que intentase cruzas sus dominios, donde las grandes construcciones blancas y marrones de los tol’vir se alzaban como monumentos a seres gigantescos donde dormían los guardianes de todo el lugar. Cerca de él se erguían las ruinas de lo que parecía un viejo templo, las paredes estaban resquebrajadas por el paso de lo que presuponía que eran siglos, unos escarabajos pequeños y escorpiones paseaban por el arenoso suelo sin miedo aparente, era su hogar y ni el más extraño de los extranjeros los asustaba.
Pero el paladín no estaba sorprendido por el escenario de esta “obra” mortífera, debajo de él, a una altura de diferencia que hasta un halcón temería, se alzaba un gran obelisco frente a otras ruinas tan comunes en la zona. Este monumento se erguía poderoso e imponente en medio de lo que parecía una plazoleta por la que cruzaban los canales artificiales en los que circulaba el rio dirección al interior del desierto. Pero el monumento no estaba solo, múltiples “guardianes”, si es que podían llamarse así, estaban desplegados y controlando toda la zona.
Ignotos, Tol’vir, Aqir, siervos crepusculares y demás formas que no pudo identificar se arremolinaban por toda la plaza. En el centro varios obeliscos de color azabache refulgían con un aura morada y siniestras al ritmo de los canticos de los ignotos a su alrededor, aparte grupos parecían invocar portales por los cuales llegaban más y más de esas tropas del dios antiguo. Esto no eran unos problemas que solventar, era un suicidio del necio que se atreviese a adentrarse solo.
Justo lo que le habían pedido venir a hacer.
Por suerte no estaba solo, cerca de la zona del rio se veían resplandores y sonidos de batalla rebotaban hasta su posición. Parecía que un grupo de aventureros, campeones y tol’vir peleaban frenéticamente sin descanso intentando llegar poco a poco al obelisco principal. Y parecía que lo conseguían, pero no por su victoria…parecía que los aqir e ignotos estaban más centrados en esas construcciones y aguardando una señal, después de todo bajo sus pies se encontraban cientos o miles de enemigos que podrían aplastar esa pequeña oposición.
Un cuerno sonó debajo, tras lo que resonaron otros contestando al primero y, casi al unísono, el ejército empezó a movilizarse. grandes figuras entre los Ignotos y los Aqir empezaron proferir órdenes a los que los rodeaban dotando a la marcha de cada vez más rapidez, pero sin formación aparente. Parecida una corriente negra de muerte que planeaba arrasar cada gramo de vida donde pisase, una ola que borraba cualquier rastro de vida o serenidad que pudiese quedar. Pero, para su sorpresa nuevamente, no se dirigió a la batalla. Sino al sur rumbo a ¿Orsis?
Mientras contemplaba esa marea desorganizada pensó en sus opciones, el solo no tenía nada que hacer frente a semejante ejército, podría adelantarlos por si alguien necesitase su ayuda en Orsis…pero descarto la idea. La batalla del obelisco era más apremiante y más cerca de las fronteras con Ramkahen, ayudaría en ese frente por ahora. Un zumbido lo saco en sus pensamientos.
Ensimismado en lo que estaba pasando había olvidado que estaba de lleno en zona enemiga, alzo la cabeza y comprendió el origen del ruido. Un enjambre de insectos voladores había conquistado el cielo y se sumaba a la hueste principal. Tenía que salir de ahí rápido o estaría perdido.
Alzo el vuelo de nuevo dirigiéndose al norte y rezando a Belore porque pasase desapercibido, cuando ya terminaba la montaña viro al este rumbo a la batalla, pero unos zumbidos se escucharon debajo de él. Un pequeño grupo, 4 o 5 a lo máximo, de bicho se había separado para seguir al paladín y darle caza.
- Miêrda no…no puedo hacerles nada desde aquí…-agacho la cabeza y hablo lo más cerca que pudo a su montura- Chico…más vale que vueles rápido o ninguno saldremos de esta.
Con un rugido, como si confirmase que le había entendido, el dracoleon aumento la velocidad y redoblo sus esfuerzos. Los insectos zumbaron y persiguieron a la pareja, sobrevolaban haciendo giros imposibles y escupiendo un icor amarillento que no quería ni oler. Uno de ellos ataco por el costado izquierdo haciendo dar un pequeño desvió a la montura para esquivarlo, el paladín aprovecho esta abertura para clamar un martillo de justicia en el cráneo de ese espanto. El golpe dio de lleno y el cuerpo sin vida cayó a tierra. Quedaban 4.
La muerte de su compañero no los hizo frenar, por el contrario,sus ataques se convirtieron en un caos incontrolable en el que al mínimo error acabarían con la vida de sus presas. Un arañado dio al paladín por la espalda que consiguió hacerle soltar un grito ahogado, más por el susto que por daño. Por suerte su armadura de placas le protegía de pequeños mordiscos y arañazos, aunque noto que una garra había quedado incrustada en la parte de atrás. Demasiado incrustada…tendría que tener cuidado.
Maniobro como pudo con las riendas haciendo girar, frenas y cambiar la altitud del dracoleon como pudo. Alzo el vuelo unos 5 metros en vertical dando esquive a otro bicho que había conseguido posicionarse de frente y cargaba con las mandíbulas abiertas. Los insectos le siguieron.
- 5…4…3…2…YA!!!
Bajo las riendas de golpe e indico a su montura que cayesen en picado en diagonal, los bichos frenaron en seco haciendo que 3 de ellos se chocasen entre si y uno acabase salpicado por ese icor amarillo. El líquido empezó a quemar las alas y cuerpo del desgraciado ante que este dejo de volar y cayo junto a su hermano. Quedaban 3.
- Ya estamos llegando… solo un poco más pequeño…
Se acercaban a la batalla de frente del obelisco, pero la imagen no daba cabida a la alegría. ignotos conjuraban maleficios contra los campeones, descargas de flechas caían del cielo hasta que acababan con aqir desperdigados, tol’vil que portaban lanzas enormes cargaban en vanguardia frente a las aberraciones junto a otros campeones de distintas razas. Sanadores curaban y animaban a los presentes con canticos, rezos, magia o todo lo que podían reunir con sus fuerzas. Estaban ganando, pero la batalla era lenta. En la retaguardia enemiga un gran ignoto de color oscuro y rostro cadavérico descargaba su ira frente a los defensores de Uldum, proyectando magia blanca y fría con cualquier desdichado a su paso. Si el caía…si, sería posible si no lo habían visto aún.
Un insecto cayo en la espalda del paladín haciendo que perdiese la concentración y soltase las riendas. Invoco un escudo de luz y con su escudo golpeo el cráneo del insecto consiguiendo partirle de cuajo la mandíbula y parte de la cabeza, de un manotazo tiro el cadáver al desierto. Quedan 2.
Seguía entero, aunque el brazo izquierdo ahora tenía un mordisco bien bonito, este había roto hombreras y brazales por distintas partes que ahora eran vulnerables en su carne. se acercó a la vanguardia d los campeones mientras asestaba un martillo de justicia a uno de los insectos voladores y sentenciaba a sus amigos, que murió en el acto. Queda 1.
Ambos bandos vieron al paladín, este señalo detrás de él y luego al general ignoto esperando que alguno entendiese lo que quería decir. Un Tol’vir con casco oscuro y forma extraña asintió con la cabeza e indico a los arqueros que disparasen al bicho y defendiesen al paladín. El insecto esquivo los proyectiles y acabo detrás de la pareja dando vía libre a su sui…plan, a su plan. Alzo su arma y grito a la vanguardia para cargar, su arma brillo con la luz y de su espalda salieron dos alas doradas semitransparentes, el grupo de más abajo capto la indirecta y cargo con bravura ante el enemigo cortando, fulminando, quemando a todo sirviente del dios antiguo llegando paso a paso ante el general. La batalla estaba siendo ganada, pero quedaba lo más difícil. El ignoto principal, que ya miraba al “pajarito” molesto.
Se dirigió de frente al pulpo, este empezó a cargar una esfera negra que parecíaabsorber el color y la luz a su alrededor. Con un leve movimiento lanzo la esfera de energía al paladín, aunque ya esperaba esto y pudo virar a su derecha, solo iba a tener una oportunidad antes de perder las energías.
Se acercó lo máximo posible maniobrando por el cielo a sus ataques, dardo de escarcha se lanzaron en los lugares que dejaba atrás el dracoleon. Cuando consiguió acercarse a su hombro tiro de las riendas y alzo el vuelo una última vez para posicionarse encima de su cabeza y salto. Cayo cargado con toda la energía de la luz que pudo recoger, alzo su hacha dándole una forma dorada más grande y clavo con fuerza en la zona de la nuca del ignoto. El cual chillo como si mil cristales reventasen al unísono y un chirrido metálico resonase en los tímpanos.
Una sustancia negra, que suponía que era sangre, empezó a emanar del cuerpo del ignoto al que seguía agarrado el paladín. Con sus últimas fuerzas intento agarrarlo para quitárselo de encima, para poder llevárselo al otro mundo, aunque le costase la vida, pero no pudo conseguirlo por muy poco. En cuanto la mole empezó a caer, el paladín salto de un impulso hacia el dracoleon mientras veía como el resto de aqir y tropas del dios antiguo se dispersaban por la zona con premura y temor.
La vanguardia celebraba la victoria dando los últimos toques a los atrasados que no habían conseguido huir es estampida, habían caído bastantes miembros del escuadrón, pero tras atacar directamente al frente con lo que parecía una formación de cuña, y la caída del principal organizador de las fuerzas, había ganado el territorio.
Lentamente volvió al lugar donde vio al Tol’vir que dirigía el asalto, suponía que tenía la misma cantidad de dudas él de las que tenía ahora mismo el paladín. Mientras volaba pudo comprobar como la hueste principal ya marchaba a lo lejos frente a Orsis, los portales habían desaparecido y los obeliscos estaban siendo destruidos por los primeros campeones. Pero un grito de su montura, seguido de varios movimientos bruscos, lo saco de su ensimismamiento.
Pero qué te pasa, tranquilo ya hemos… -se quedó mudo cuando miro hacia abajo- miêrda ten cuidado, ¡déjalo maldito ser repugnante!
El ultimo aqir volador había perseguido a jinete y montura, en un renuncio había clavado sus garras por la parte inferior del dracoleon. Dos piernas y ambos costados estaban sangrando deprisa, una de sus alas estaba rajada de cuajo lo que hacía perder el equilibrio y caer en picado. Intento lanzar una cura a su compañero y usar martillo de justicia para quitárselo de encima, pero antes de poder conseguirlo el aqir clavo su mandíbula en el cuello del animal partiéndoselo en el acto.
Montura y jinete cayeron del cielo, mientras el aqir saboreaba la carne arrancada del cuello y empezó a acercarse lentamente al paladín. Con las pocas fuerzas que le quedaban, sumado a una furia irrefrenable, asesto un hachazo en todo el cráneo del bichejo que consiguió partir su cabeza y parte del torso. El ultimo aqircayó fulminado del cielo.
Ahora nada podía hacer, la gravedad tiro de ambos, aunque acabando separados por la fuerza del viento. Solo puo cerrar los ojos tras ver como milésima a milésima de segundo el suelo de Uldum se iba acercando, rogo una plegaria y un pequeño escudo de luz rodeo al paladín. Esperaba que fuese suficiente para no matarlo en la caída.
Escucho un grito en un idioma desconocido y pasos de gente corriendo por el lugar, escucho el viento que arreciaba por el desierto y a la arena que golpeaba en su armadura sin cesar. Lo último que pensó fue en el rostro de Nissela que le sonreía bajo una luz cálida y le decía “ vive …”. Agarro el colgante con fuerza hasta que sintió varios golpes un grito y un golpe seco, pero nada más. Con el último golpe que sintió, el paladín perdió la consciencia, la vida o lo que el destino le deparase.
Pero esa decisión no era suya.