El despertar de N'Zoth y el contraataque de Azeroth

La muchedumbre se agolpaba cual jauría de caza desbocada, estorbándose unos a otros mientras corrían como salvajes tras Kmils. Hasta que llegaron a la puerta, que la rogue cruzó sin problemas.

El mas adelantado del grupo, un troll de aspecto cabreado, intento cruzar la puerta tras la pequeña gobling, pero una mano abierta se interpuso. El troll no pudo evitar hundir su cara en la ferrea y enguatada mano de la paladina, deteniéndolo en seco.

El troll, de oscuro aspecto, y con la cara marcada por el guantelete ensortijado de la paladina, giró los ojos para mirar con rabia a la dulce paladina que miraba como Kmilis corría hacia la calle del local. No sin resistencia, fue empujado contra la muchedumbre ante la perpleja mirada del resto del grupo.

– Aparta!

– Me hablas a mi, buen señor? – Gaedriel giró su cabeza para mirar al revolucionado gentío sin apartarse de enfrente de la puerta.

– A quien si no!!! Aparta o…

– O… – Interrumpió con voz sedosa y una suave sonrisa.

La pose de la paladina era relajada, pero su gruesa armadura de placas y su brillante mirada verde parecían taladrar al troll.

– Que sucede… te asustas cuando tu objetivo no es una pequeña gobling?, dijiste O… – La voz de la elfa sono melosa.

– Aparta!! se escapa, nos ha robado!! – Vociferó alguien entre el gentío mientras kmils salía a la calle, tomando mucha ventaja.

– Tal cual yo lo veo, primero tendríais que acreditar que sois los dueños…

El troll se lanzó enfadado con la intención de sobrepasar a la elfa, pero para su sorpresa, la elfa se aparto y giró sobre si misma, con suma velocidad. Con un fluido movimiento, desenfundó su hacha y corto una de las piernas del troll conforme giraba.

La sangre pintó manchas de color oscuro sobre algunos presentes.

Le elfa, miró al troll en el suelo y levantó el mentón.

– No deberías acercarte así a una dama… Es sumamente violento.

La muchedumbre retrocedió alarmada. Algunos desenvainaron sus armas.

– Quedaos aquí un rato y nadie saldrá herido.

La paladina se giró dando la espalda al gentío y se encamino a la salida sin limpiar su hacha de mano. La gobling ya debía estar muy lejos. Todos la observaban impactados.

– LLamaremos a las autoridades!!

Gaedriel torció el mango del hacha y saltó hacia la dirección del sonido, como un resorte bien engrasado. El humano fue tomado de improviso pero no dudo en anteponer su arma como protección, bloqueando el salvaje hachazo.

Con elegancia, la paladina giró y saco su escudo golpeando con el al humano, que perdió el equilibrio, antes de llegar a tocar el suelo. La paladina volvió a girar para tomar impulso y clavo su hacha en el cuello del humano.

– Que atrevimiento! me ha amenazado… todos lo visteis…

Destrabó su hacha del humano, ante la mirada consternada de todos y volvió a encaminarse a la puerta. Kmilis le debía una comisión… Una ligera sonrisa se dibujo en su rostro, entre las gotitas de sangre.

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Aquella misma mañana


Era temprano, el sol apenas había traspasado el horizonte y comenzaba ha ascender por el cielo de Silithus, Los Errantes, acampados junto a los Vagäyermos y algunos aventureros más. Había un gran número de mercenarios dispuestos a ayudar, comprometiendo sus espadas y sus vidas con la causa de proteger Azeroth.

El peligro que enfrentarían requeriría toda cooperación entre ambas facciones.
El antiguo mal que había despertado en el plano de Ny’alotha no estaría inactivo si los defensores de Azeroth discutían entre ellos, arriesgando a ser derrotados con mayor facilidad.

Nhail se encontraba observando el campamento mientras cada uno se ocupaba de sus asuntos haciendo preparativos de última hora, pronto peinarían el desierto nuevamente para asestar un nuevo golpe al enemigo con la esperanza de cogerlos desprevenidos.

Echando una última mirada hacia el horizonte de Silithus desde lo alto de la colina donde se encontraban las ruinas junto al Templo de Ahn’Qiraj, Nhail dio media vuelta y se dirigió hacia el campamento de Los Errantes, era hora de prepararse.
Decenas de Dracohalcones de la armada de Lunargenta estaban listos para entrar en combate, pero sabía que Saeta, su fiel compañera estaría en el cielo, vigilando y cuidando de él, miró al cielo y sonrió.

— ¿ Nervioso ? — preguntó Aaron Williamson, ofreciéndole un café espumoso, su especialidad — Me gusta despertar antes de que el sol asome en el horizonte y el olor a café recién hecho por las mañanas … el espumoso es mi especialidad y en momentos como estos los soldados lo agradecen.

Aaron era casi tan alto como Nhail, lo cual era bastante para tratarse de un humano, era amable, pelirrojo y de mirada tranquilizadora.

Nhail negó con la cabeza — Todavía no. Habrá mucho tiempo para sentirme nervioso en el camino — Respondió tranquilo.

Aaron asintió — Siempre y cuando tengáïs la cabeza fría en el campo de batalla. Temo que tendremos mucho trabajo por delante.

Lo sé — Nhail sonrió levemente. — No estoy por primera vez en una batalla, ya sabes … aunque admiro la valentía de muchos de estos viajeros que han venido hasta aquí sin apenas experiencia para ayudar en un momento tan crucial como este. Por cierto, un café excelente compañero, agradezco mucho tu amabilidad.

Aaron estaba a punto de decir algo pero los cuernos de batalla sonaron por todo el Oasis.


Horas más tarde, camino hacia las ruinas de Ahn’Qiraj …


La mañana transcurrió lentamente, alrededor del mediodía una tormenta de arena hizo que Kyralash y Nhail tuvieran que detenerse varias horas y descansar. Las criaturas que esperaban más allá del Oasis cada vez eran una amenaza más grande y aquella tormenta no ayudaba. Sin embargo, para gran alivio de ambos aquella tormenta pasó rápidamente y pudieron continuar su camino bajo aquel sol radiante.

Al atardecer, establecieron un campamento a una distancia segura, cerca de las montañas, ocultos de los peligros de cualquier Silítido.
Kyralash se mantuvo ocupada revisando que todo estuviera listo para cuando fuese necesario … todo parecía estar listo cuando Nhail irrumpió de repente …

— He esperado este momento durante tantos años … solo asegurate de estar preparada cuando te necesite. No sé exactamente qué criaturas nos esperan más allá de esas puertas ni que tipo de horrores enfrentaremos. — Dejó que su mirada se extendiera sobre el desierto como si enfatizara las siguientes palabras con el breve silencio. — No puedo decir honestamente que estoy aquí sin miedo. — otra pausa, luego levantó la voz. — Pero lo que sí sé es que cuando vengan les daremos una bienvenida que no olvidarán, los enfrentaremos en una batalla y les llevaremos de vuelta al infierno de donde vinieron.

— Sabes Nhail … esto me recuerda cuando estuvimos junto a todo el ejército frente a la puerta de cólera y mantuvimos una conversación parecida. — Sinceramente, me alegra volver a estar de nuevo peleando juntos.

El suelo comenzó a temblar, algo enorme caminaba cerca de ellos, entonces una gigantesca figura emergió, era como una estatua enorme, de forma vagamente humana a excepción de su cabeza, que se parecía a un especie de perro.

— ¡ Por Anasterian ! ¿ Qué es esa cosa ? — Kyralash no tuvo tiempo de especular, cuando se dió la vuelta y corrió pudo escuchar los pasos de otras criaturas similares, y por primera vez dudó brevemente de sus posibilidades de victoria. Apartó aquel pensamiento de su mente cuando entró en la tienda y miró a Nhail.

— Ha comenzado. — dijo el joven elfo con gravedad, Kyralash asintió sin decir ninguna palabra. Nhail suspiró. — Solo podemos esperar y ver.

Dentro de la tienda, los sonidos parecían algo más distantes. Sin embargo eso no ayudó a mantener la calma, al contrario, se encontró esforzándose por escuchar con mayor claridad, tratando de imaginar lo que podría estar sucediendo en las ruinas.

— ¡ Demonios, debió ser una batalla como Azeroth no vió en miles de años ! mi maestro no se equivocaba en nada cuando me contó historias de este lugar.

— Ya te advertí que no sabemos nada sobre esas criaturas, incluso el rasguño más pequeño podría convertirse en una infección desagradable.

La noche se cernió sobre ellos como un halcón se abalanza sobre su presa, pero pese a la eterna oscuridad que les invadía segundo a segundo entorpeciendo sus pasos, fue otro factor por el cual tuvieron que descansar, hacer un alto en el camino y pasar la noche; el cansancio se apoderaba de ellos y necesitaban un plan.

Nhail abrió un envoltorio que sacó de su bolsa, descubriendo varias hojas cristalinas puras y con símbolos rúnicos, el filo era de un material transparente y dúctil y la empuñadura con reflejos dorados

— ¿ Las recuerdas Kyra ?, no he utilizado estas dagas desde que acabamos con Arthas y las he mantenido ocultas todo este tiempo.

— Estas son las dagas que Hawk te regaló cuando te convertiste en miembro de Eternal Rise, ¿ cierto ?


Seis años atrás …


‘‘Las encontré en unas islas desconocidas en una de mis tantas misiones como forestal, se dice que los filos beben sangre he infligen veneno dejando pocas señales de su trabajo sombrío; las herramientas perfectas para un asesino. Fueron usadas para llevar a cabo innumerables atrocidades. No sé nada más acerca de ellas. Pero si puedes dominar esa armadura no creo que estas armas sean un problema, Nhail. Lo que todavía no entiendo es cómo has podido sobrevivir con estas viejas y desgastadas dagas …’’


Filo Fantasma …Pensaba a la vez que sus ojos se iluminaron al sostener nuevamente aquellas preciadas dagas.

— Nhail … no hay salida

— Miërda … — maldijo Nhail

— Esta oscuridad … ¿ no debería haber pasado ya ? — preguntó un tanto alarmada.

— La noche, hace tiempo que pasó. La oscuridad nos ha absorbido siendo más rápida que nosotros.

— Como siempre tan inteligente Nhail.

Bastó una voz para que se les helara la sangre, un simple susurro que perfectamente hubiera podido ser el murmullo del viento o el correr del agua se convirtió en una trampa mortal para aquellas almas.
Sonidos de pasos lejanos, acercándose lenta y pausadamente, siguiendo un ritmo claramente establecido … haciendo palpitar las pulsaciones más y más deprisa.
Aquel guardián Anubisath les había encontrado y ahora les daría caza.

No les quedó otro remedio que refugiarse en los antiguos nidos Qiraji, oscuros y húmedos agujeros.

Mientras se adentraban en aquellos agujeros, hordas de Silítidos se abalanzaron sobre ellos, allí su poder crecía, eran más numerosos y combatían en terreno conocido, amparándose en la oscuridad, pero eso no alteraba la calma de ambos amigos, al contrario, la sangre de estos pronto cubrirá el suelo.

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  • Vamos…1,2,3,4,5,¿6?, ¿Pero cuantos pernos tiene este cerrojo?
  • ¿A que estas esperando?, abre el cerrojo ya, “maestro”.
  • ¿Quieres cerrar esa boca de una vez Johny?
  • Rhud, ¿te recuerdo quien soy?
  • Un plasta insoportable que como no se calle va a quedarse aqui y ser un pulpo.
  • Que poca clase teneis los enanos, que esperaba de unos seres que solo saben beber y picar.
  • Te arrancare todos y cada uno de tus pelos uno a uno como salgamos de aqui.
  • ¡OS QUEREIS CALLAR!, necesito concentración y que vosotros 2 controlen los flancos, si me ven soy hombre muerto.
  • Y nada de valor se perdería.
  • Pienso estrangularte con tu propio pelo, creeme que puedo, asi que dejame que abra esto…Click…1 menos, faltan 5.

Pasados 20 minutos

  • Abremelo, abreme tu corazon y te enseñare lo que tengo que mostrarte
  • ¿Que canción es esa?, ¿Que te queda “maestro cerrajero”?
  • 3 pernos y callate elfo, como mueva medio milimetro mal la horquilla estamos perdidos.
  • Lo digo por que uno de esos bichos viene y rapido.
  • Maldita sea, con lo cerca que estaba Sacó la horquilla y se la metió en su pelo

El ignoto llegó finalmente a la celda central, donde el kultirano estaba esperando

  • H’thon marwol qualar
  • ¿Qué?, no entiendo lo que dices.
  • Dice que eres el primero que sera sometido.
  • Mar’kowa tallol ye’tarin.
  • Que la ceremonia comienza de inmediato y te prepares.

El ignoto se fue al decir esas retorcidas frases

  • ¿Conseguiras abrir la cerradura antes de que vuelvan?
  • Imposible, pero siempre tengo un plan B, eso si, cuando vuelva preparaos para correr, espero que Kira este cerca.
  • ¿Kira?, ¿Van a salvarnos?, Dijo el elfo temblando
  • Puede ser, pero no prometo nada.
  • ¿Voy a morir junto a un cachalote y un medio humano?, no tenia que ser asi.
  • Vas a morir degollado como sigas asi, ¡CALLATE!.

3 ignotos aparecieron ante su vista, uno de ellos introdujo una ordinaria llave en el cerrojo, abrió la puerta y entre los 3 tomaron preso al kultirano, que observó atentamente al que abrió su celda, caracterizado por una cicatriz enorme que recorría su cuerpo en diagonal, mientras se alejaba escuchó al enano gritar en ese retorcido idioma incompresible para el


Ante el presidía un altar tan oscuro como el mismisimo vacío, ornamentado con caracteres tallados en ese incompresible idioma que a su vez emitían un brillo carmesí reflejando el caracter, el encargado de dirigir la profana ceremonia esperaba ante el mientras que los 3 carceleros le arrojaba sobre el altar, lo que de inmediato propicio al kultirano un intenso dolor provocado por las aún recientes heridas que tenía de Ogrimmar, finalmente su camisa quedó arrancada mientras uno de ellos sujetaba sus piernas y los 2 restantes un brazo por ignoto

  • ¿Como me las apaño para acabar asi?
  • El brujo se acercó con un pincel de finas hebras untado en algún tipo de cera morada
  • No te me acerques escupió al brujo
  • Sk’shgn eqnizz hoq Comenzó a trazar con una inusitada pericia, firmeza y precisión para un ser cuyas extremidades eran tentáculos un laborioso glifo sobre la panza del kultirano mientras este permanecía calmado

Finalmente el brujo finalizó su obra y comenzó a leer un libro voluminoso escrito con runas

Shath’mag vwyq shu et’agthu, Shath’mag sshk ye! Ag’rr hazz ak’yel ksh ga’halahs pahg! El glifo comenzó a brillar al mencionar estas palabras

  • Mi turno.

Dio un tirón seco de su brazo derecho hacia el, liberandolo del agarre del ignoto, sacó la horquilla de su pelo y la empaló en uno de los ojos de su captor.

Rápidamente golpeó con fuerza los tentáculos que bloqueaban su brazo izquierdo, haciendo que el siguiente ignoto las soltase de inmediato para finalmente lanzar la horquilla a uno de los ojos del ignoto de sus piernas, cuyo ojo estalló en un ver y no ver

Ilith qi’uothk shn’ma yeh’glu Shath’Yar! H’IWN IILTH!

El kultirano tomó del cuello al ignoto de horrible cicatriz y tras darle un rodillazo en los riñones lo tomó como rehen, sujetando con su gran brazo y con gran fuerza el cuello de este

  • Bien, tu brujo atrevete ahora a atacarme.

Ak’agthshi ma uhnish, ak’uq shg’cul vwahuhn! H’iwn iggksh Phquathi gag OOU KAAXTH SHUUL! Una bola de vacio hizo estallar en pedazos la cabeza del ignoto, dispersando su oscuro contenido por toda la zona

  • Uno menos tomó la llave de lo que quedaba de cuello y salió corriendo hacia las celdas, llegando al fin donde estaban el enano y el elfo

  • Nos vamos ya Introdujo la llave en el cerrojo de la celda del enano, abriendo la puerta

  • ¿Que te han hecho?

  • Nada, ya te explicaré despues, ahora necesitamos nuestras armas.

  • ¿Y yo?

  • Bien vale, mi conciencia no me lo permitiría, pero calladito y obedeciendome. Abrió la celda del elfo y corrieron hacia la salida

La vetusta puerta quedo destrozada con una patada del kultirano, 2 martillos de luz impactaron sobre los guardias, dejandolos fuera de juego

  • ¿Eres paladin?

  • Claro, pero me expulsaron de los caballeros de sangre.

  • Batallitas despues…¡Kira aquí!. La enorme vermis se deshizo del ultimo enjambre con un golpe de ala que las derribó y se acercó a los fugados arrancando la cabeza de un ignoto que se aproximaba y aplastando a 2 que la esperaban abajo con sus oseas garras, haciendo que un torrente de sangre bañase la zona

  • Todos arriba, tu tambien elfo, sube o muere.

  • Claro.
    Los 3 subieron y en un instante desaparecieron para surcar los cielos de Uldum gracias a la inagotable vermis

  • ¿Esto es Kira?, ¿Como la conseguisteis?, os la compro.

  • ¿Tu estas bien de la cabeza?, ¿De verdad crees que voy a venderte a nuestra salvadora?

  • 10 Millones.

  • Ni siquiera es nuestra.

  • Interesante, al final si que vas a ser buen picaro y todo, 11 millones.

  • Es prestada, se la tengo que devolver a su dueño, Rhod no me pongas esa cara, no voy a vendersela…¡Artillero, enemigo a las 3!.

  • Cierto, aun tenemos munición, señor su protección. El kultirano se puso los tapones de oidos de nuevo mientras el enano disparaba a los enjambres que se les aproximaban

  • ¡Mis oidos!, vais a dejarme sordo.

  • Tapatelos y abre la boca, no me queda mas tapones. Volvió a disparar

  • ¿De donde habeis salido?.

  • ¡QUE…TE…CALLES!

  • ¿No sabeis quien soy?

  • Un pelmazo egolatra, insoportable, egocentrico del cual me arrepiento de rescatar, ¡CALLATE O TE TIRO!

El elfo se quedó mudo con esas palabras

  • Bien ya lo has pillado.

Pasados unos minutos lograron ver el frente de guerra y a lo lejos el desembarco, cuando algo hizo sacudir violentamente a la vermis

  • ¡KIRA EL GUSANO, ESQUIVALO!

La vermis lanzó un grito en colera mientras agarraba con violencia el enorme gusano que les atacaba, sin embargo antes de que el kultirano pudiese domarlo, toda la parte de atras del gusano se tornó hacia la vermis y la golpeó con una fuerza imparable, haciendo que la vermis gritase de dolor y soltase al gusano, haciendo que precipitase hacia el vacio

  • ¡KIRA ARRIBA!, vamos recupera el vuelo, ¿Kira?..¿Kira?.

La vermis con gran esfuerzo pudo recuperar la horizontalidad, no asi el vuelo, pues su ala derecha quedó hecha añicos por el brutal golpe

  • Vamos Kira, planea al río, solo planea.

La vermis intentaba mover en vano el ala, resultando que empezasen a dar giros en sentido horario a gran velocidad

  • ¿Rhod a donde caemos?

  • No llegaremos al río, vamos a caer sobre el puesto defensor.

  • Agarraos por que va a ser un aterrizaje duro, usen sus escudos divinos y no se preocupen por mi.

Continuaron perdiendo altitud y ganando velocidad, finalmente el ala destrozada se abrió debido a la energía cinética y dejaron de girar y la vermis pudo frenar considerablemente la velocidad, pero fue demasiado tarde y finalmente cayeron sobre el río, creando un gran estruendo y haciendo levantarse las aguas varios metros.

Lo ultimo que pudo ver el kultirano antes de perder el conocimiento fue a los 2 paladines iluminados por un escudo de luz

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Ante ellos se levantaba la magestuosa entrada a la Camara de los Origenes. Belter estaba ansiosa por entrar, Morda deseosa de encontrar algun artilugio que estudiar y Pita temia por lo que podrian encontrar dentro.

La elfa no podia creerselo, tenian la ultima pista y estaban muy cerca de encontrar un tesoro, sus ojos brillaban con una luz especial. Estaba en frente de la gran entrada a la Camara, observando como Pita hablaba de montar un campamento, ya que la noche se acercaba, y discutia con Mordacae sobre el mejor lugar donde colocarlo, se hablaban con mucha familiaridad despues del viaje que habian compartido, habia pasado a ser uno mas del grupo y no solo un guia.

– Vamooooos… no puedo esperar, durmamos dentro de la Camara!!

–No, no… es mala idea. – Dijo pita haciendo aspaviento con los brazos.

–Es una buenisima idea! vamos! – Exclamo la gnoma dando por acaba la discusion – Ademas, si hay arañas Belt se encargara de ellas.

Belter, con una media sonrisa, dio un manotazo al chuppachups de Mordacae tirandolo a la arena ante su broma, a lo que ella, indiferente, saco otro y se lo metio en la boca.

–Que pillina, pero tengo mas – Dijo con una gran sonrisa.

–Algun dia se te acabaran…

Belter camino hacia el interior de la camara desapareciendo de la vista de Mordacae, que esperaba a que Pita apagara una hoguera improvisada que habia hecho para acamapar. Repentinamente un grito puso en alerta a la gnoma, que se lanzo rapidamente siguiendo los pasos en la arena de la elfa, Pita la siguio apresuradamente.

Encontraron a la elfa con una antorcha sencilla en la mano y lanzandose una sanacion relampago. La gnoma se acerco rapidamente a chequearla, Belter tan solo se habia quemado con el fuego y la herida no era grave, ya se estaba curando.

En medio de la noche

Mordacae abrio los ojos, un leve susurro en la lejania la desvelo y saco de su sueño. Las brasas de la hoguera estaban casi extinguidas y el grupo estaba durmiendo placidamente.La gnoma decidio levantarse y seguir aquel sonido, un sonido que fue reconociendo a medida que se acercaba. Tras pasar un pasillo llego a una gran sala bastante bien ilumida, circular con dos salidas en sus extremos y un gran portico en el frente. La gnoma paro en seco ante tal colosal sala, que contrastaba con la entrada de la Camara, se quedo maravillada ante la altura de las columnas y la gran luminosidad, sin embargo de nuevo aquel sonido la volvio a poner en alerta.

Siguio adentrandose por la sala, persiguiendo aquel eco que se hacia mas perceptible, indudablemente eran ronquidos… habia alguien mas en la Camara.

Mordacae prosiguio el camino por el pasillo izquierdo y llego a una pequeña habitacion cerrada, era oscura como donde ellos se habian asentado, pero algunas luces en la pared alumbraban lo sifuciente para dislumbar una figura, era pequeña, pero no tanto como la de ella, y sin duda dormia, sus ronquidos resonoban por toda la sala.

Se acerco cuidadosamente hasta el invivudio, de puntillas teniendo cuidado de no hacer ruido, tenia una gran barba y una larga melena peliroja, la gnoma lo reconocio al instante, era Brann Barbabronce, no era extraño verlo por un lugar como este, era un gran explorador.

La gnoma vio una gran oportunidad, podria ser un buen aliado, seguramente conoceria bien la Camara y podria ayudarles en su busqueda.

A la mañana siguiente

Belter se desperto por el runrun de las voces de sus compañeros, el campamento estaba casi recogido y charlaban afablemente mientras desayunaban. Cuando se despejo se sorprendio al ver a un enano con ellos, instante que Mordacae aprovecho para hacer las presentaciones. Brann estaba alli por peticion de Magni, no dio muchos detalles, pero tenia una mision que cumplir, asi que no les acompañaria pero les diria lo que sabia de la Camara.

– “Donde subir debes, para 4 asientos encontrar. Bajar deberás para el tesoro hallar… o la muerte alimentar” hummm… Se cual es la localizacion de los cuatro asientos, se puede subir por la sala central que esta tras este pasillo, hay una consola que activa un mecanismo extraordinario, pero no se que podreis encontraros arriba, la Camara esta infectada de Troggs… y estareis sin salida. Aunque lo que realmente me preocupa es lo que pretendeis hallar. Hay rumores, desde los tiempos del cataclismo, de que en este complejo hay escondido un arma devastadora capaz de reordenar toda vida en Azeroth, si ese arma cae en manos equivocadas podria ser algo muy grave en los momentos que estamos viviendo.

–Las pistas nos llevan a un tesoro, no sabemos que vamos a encontrar Brann, pero si es algo que pudiera cambiar el rumbo de la guerra, te aseguro que estaria en buenas manos. ¿Podrias enseñarnos a usar la consola? – Dijo Belter con senblante serio.

El enano asintio con un gesto de la cabeza, sin apartar sus ojos de los de la elfa, con cierta desconfianza. Se levanto y les hizo un gesto a todos para que le siguieran hasta la sala, por el camino Pita le daba conversacion con el fin de relajar la tension, preguntandole anecdotas de sus hazañas, Morda y Belter iban tras ellos a cierta distancia.

Brann, sin parar de hablar, les fue explicando el funcionamiento de la consola, la historia de los cuatro tronos y de las inmumerables reliquias que habia encontado en esta Camara, Morda apuntaba en un cuadernito todas las indicaciones que daba el enano, mientras Belter estaba en medio de la sala circular mirando hacia arriba.

–Es una pena que no nos puedas acompañar Brann…

–Es cierto gnoma! Me encantaria ver que es lo que vais a encontrar.

Dijo mientras se alejaba por uno de los pasillos. Belter hizo un gesto de complicidad a la gnoma y pusieron en marcha el ascensor.

La sala de los Cuatro Tronos

La gran estancia se dividia en cuatro salas presididas cada una por unos tronos gigantescos. La decoracion era variada segun la sala, de diferentes colores y grandes simbolos por todos lados definiendolos. Segun lo que le habia contado Brann, la sala verde era el trono de la vida, la azul el de la magia, el amarillo el resplandor y morado el trono del caos. Estudiaron cada una de ellas con detenimiento y analizaron la ultima pista, pero a pesar de quebrarse la cabeza no encontraron nada por donde empezar.

Belter se sento en las escaleras del trono de la vida decepcionada. No queria darse por vencida, pero estaban atascados, Mordacae seguia dando vueltas inspeccionando con interes. Pita se sento a su lado.

–Hemos llegado al lugar Pita, imaginaba que la prueba final no seria facil, pero no sabemos como avanzar.

–El lugar esta completamente vacio, es seguro, podemos descansar y continuar mas tarde.

Mordacae llamo a Belt con gran emocion desde el trono. Se acercaron corriendo con gran espectacion e incertidumbre.

–!Dinos Morda! ¿que has encontrado?

– Este trono tiene un hueco perfecto para meter uno de los sigilos de las pistas Belt. Damelos, comprobaremos cada uno.

–!Oh espera! Cada sigilo tiene un glifo de diferente color, tenemos tres, azul, verde y amarillo.

– !Eso es! Uno para cada trono.

–Pero hay cuatro tronos…

–No te impacientes, coloquemos el verde a ver que ocurre.

Mordacae coloco el sigilo en el trono y un sonido metalico inundo la sala verde. Una voz distorsionada resono por la habitacion.

"SIEMPRE QUIETAS, SIEMPRE INQUIETAS, DORMIDAS DE DIA, DE NOCHE DESPIERTAS"

Los tres se miraron perplejos y en silencio, sin lugar a dudas todos pensaban lo mismo: una adivinanza. Repentinamente el trono se movio hacia atras revelando una consola parecida a la del ascensor. Se aproximaron con recelo y entusiamos a la vez, en ella parpadeaban cuatro posibles respuestas.

–!Oh es muy facil! – Clamó Pita mientras pulsaba la palabra “ESTRELLAS” del artefacto.

Tanto la gnoma como la elfa intentaron pararle, aunque tarde porque fue rapido y ellas aun estaban alucinadas con lo que acababa de suceder.

"CORRECTO" Volvio a sonar la distorsion.

Las dos hablaban a la vez increpando a Pita, el casi no las podia entender, pero comprendio que debia tener mas cuidado porque no sabian que podria pasar si contestaban mal. La luz de la sala se apago mientras discutian y uno de los pilares de al lado del ascensor se ilumino.

Llegaron a la sala del resplandor y trazaron un plan de escape… por si algo salia mal. Colocaron el siguiente sigilo y se repitio el mismo evento, la voz digo:

"PARA UNOS SOY MUY CORTO; PARA OTROS, REGULAR; PARA LOS TRISTES MUY LARGO; PARA LOS TITANES LA ETERNIDAD:"

Las cuatro respuestas dadas eran posibles, por lo que era una trampa. Morda y Belter debatian sobre que respuesta dar, pero Pita se impacientaba. Alargo el brazo y contesto: “EL TIEMPO”.

"CORRECTO"

Ambas le miraron con cara de circustancia. Belter empezaba a enfadarse, sin embargo a Morda empezaba a hacerle gracia la habilidad de Pita para las adivinanzas, vio un gran filon y se alegro de que estuviera con ellas. La luz se apago.

Fueron a la sala de la magiay repitieron la dinamica, estaban espectantes ya casi habian terminado.

"A VECES CAMINO DELANTE DE TI. A VECES CAMINO DETRAS PERO SOLO TE ABANDONO EN LA OSCURIDAD"

– A ver, las posibilidades son: un picaro, la sombra, el sol o el pasado. ¿Que piensas Pita?-- Dijo la gnoma con un tono incisivo y dando un codazo a Belter.

–Yo lo veo claro, es el sol. – Interrumpio Belter.

– Sois unas principiantes… – Mascullo Pita mientras pulsaba “LA SOMBRA”

" CORRECTO"

– ¡Pita tienes que decirme tu secreto!-- Dijo Morcadae entre carcajadas.

Les quedaba un ultimo trono, sin embargo no tenia mas sigilos, las otras salas ya estaban en completa oscuridad y alli aun quedaba algo por hacer. Al llegar se encontraron otra consola apagada, Belter empezo a examinar el trono como solo ella sabia hacerlo… Empezo golpeando la fria piedra con las manos y continuo rodeandolo mientras le daba patadas, nada. Empezo a empujarlo con todas sus fuerzas mientras Morda y Pita la observaban.

–No es muy sutil…

– Pero tiene perseverancia amigo, vamos a ayudarla.

Con la fuerzas de los tres consiguieron moverlo y el mecanismo funciono, haciendo que el trono se desplazara y que la consola se activara. Morda miro a la elfa, estaba visiblemente emocionada.

–Haz los honores elfota, pulsa la consola.

– No, lo haremos los tres.

Juntaron las manos encima de la consola, hicieron una cuenta atras y tocaron a la vez. Sala se quedo a oscuras al instante y un gran haz de luz salido del centro de la sala, justo donde estaba el ascensor. Corrieron al borde de la escalera para ver el espectaculo, era una energia pura que que destrozo el ascensor haciendo hueco hacia lo que habia debajo de la primera planta. Duro solo un minuto pero cuando acabo todos se quedaron cegados por unos segundos.

Se acercaron al gran agujero que habia quedado y se lanzaron por el sin persarselo con levitar. Al llegar se entraron un gran habitaculo, lleno de monedas de oro, artefactos muy antiguos y un bello y gran arcon, una sala llena de tesoros.

Pita daba vueltas y llenaba su mochila con todo lo que podia encontrar, pero ellas fueron directamente al cofre, a por su recompensa. Lo abrieron sin muchos preambulos y encontraron cuatro objetos de increible valor.

Un reloj de arena capaz de parar el tiempo durante cinco segundos, un trinquet con el poder de cegar, una pocion de “estrella jugaz” de la que desconocian sus efectos y un baston, un legenario baston que se creia desaparecido, Mordacae lo reconocio al instante. La gnoma lo cogio y sin dejar de admirarlo dijo:

–Si tuvieras tus recuerdos sabrias que es Belt, es Dragonira, entre sus muchos poderes te transforma en una efigie de Tarecgosa y te permite volar muy rapido.

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Redactado por Felixfelito, contamos contigo comandante


Tras largas hora de batalla encarnizada y varias perdidas el enemigo parecía retroceder, habían conseguido pillar desprevenidos en un primero momento el imparable embate enemigo pero pronto se recompusieron y atacaron con toda su ira. El ataque en cuñas surgía efecto, varios brujos, nigromantes e ignotos caían presas de una lluvia de ataques y conjuros en distintos frentes pero la inferioridad numérica empezó a notarse a la que se sumaba el cansancio de todos ellos.

Ignotos inferiores de baja calaña caían a cada paso que ganaban, los cultores empezaban a retroceder o huir del frente pero los aqir y otros ignotos mayores los doblegaban a continuar su labor. Pero no todo eran buenas noticias, los aqir voladores, eso insectos con forma de gusano repulsivo, arremetían con la zona central de la vanguardia sobretodo en los arqueros Tolvir que defendían los cielos con sus salvas de flechas. En el flanco derecho varias puntas se habían roto, varios aventureros habían caído bajo mandíbulas o arrastrados al fondo d ellas arenas por enemigos invisibles a sus pies.

Pero estaba previsto, con una señal un cuerno sonó en la lejanía. De pronto una carga de guerreros cargo desde los dos extremos de la formación con monturas de distintas especies y orígenes, ambas se coordinaban como si un compás marcase su ritmo de actuación, parecían recitar una armoniosa melodía en la que, a ritmo de martillos y pisadas graves, anunciaban la llegada del heraldo de la muerte y de la guerra. Un gran numero de aqirs se lanzaron de cabeza contra este nuevo enemigo pero todos morían pasto de las arenas por lanzar, alabardas, mandobles, hechizos o las propias pisadas de las monturas que portaban. Un silencio reino momentáneamente y la sorpresa inundo los corazones del enemigo, varios cultores frenaron en seco sus hechizos, ocasionando alguna explosión o destino fatal por la interrupción del conjuro, los ignotos aun con esa cara de cefalópodo se encontraban paralizados ante la nueva oleada. En un segundo el silencio se rompió, y ambos frentes entraron cargando por los costados y cercando la retirada a parte del ejercito.

No obstante no terminaba ahí, ahora, con el ejercito dividido nuevamente, dio una segunda orden y la vanguardia cambio la formación. Las cuñas se disolvieron y se unieron a la parte central donde Ra’khes esperaba con su lanza en ristre. Cuando todo estuvo listo y los heridos se retiraban con facilidad el general tolvir grito y ordeno a su hueste iniciar la nueva carga, los tolvir respondieron al unisono y, como habían hecho anteriormente los miembros de la caballería por los costados, arremetió en el centro de la formación con sus lanzas y espadas abriendo un tercer camino en su formación. Justo después los aventureros y héroes se sumaron a la contienda protegiendo su retaguardia y aniquilando a conjuradores y bichos infectos que se acercasen por tierra o aire, por ultimo los arqueros tolvir cerraban el paso junto a una linea de guerreros que protegía a los arqueros de ataques a corto alcance.

El caos reino en las dos zonas aisladas y la desesperación reino en todos ellos, la organización que tenían había desaparecido y el temor pe.netro dentro de sus corazones consiguiendo que luchases a la desesperada o huyesen del conflicto. Sin embargo no todo fue de acuerdo a lo planeado, los aqir no frenaron su ataque, al contrario, lucharon con más fiereza y gran cantidad de escarabajos, pulgas, arácnidos arremetieron por los costados desprotegidos de la caballería. Varias monturas murieron a mitad de la carga, jinetes cayeron presas de los gusanos voladores o un insecto saltaba desde el fondo de las arenas y arrastraban a las presas más pequeñas a un fondo del que no podían escapar.

Sangre con distintos tonos empezaba a bañar las arenas del lugar, antaño Orsis seria un lugar donde las marronaceas arenas estaban en calma y donde apenas un rastro de una civilización casi extinta reposaban con calma. Ahora el suelo era una amasijo de colores viscosos que parecían un arte moderno y grotesco que plasmaba una realidad oscura y perdida. Los pasos iban seguidos de crujidos o sonidos metálicos por los cadáveres que se juntaban por la batalla, cerca suyo un enano caía sin vida por la explosión de una bola de energía oscura en su pecho, detrás un tolvir luchaba ferozmente contra 3 escarabajos que cortaban y desgarraban sin cesar en su empeño, otra explosión más lejos acabo con 5 cultores a manos de un goblin con demasiada dinamita.

Varias monturas se retiraban y algún sanador recogía por el aire a los heridos graves o soltaba maldiciones en los lugares necesarios.

Un aullido de dolor fue traído por el viento, en el cielo un dragón reanimado volaba a duras penas y se intentaba zafar de un aqir grande que intentaba sesgar la vida de sus jinetes y arrancar una de sus alas. Pareció conseguirlo con éxito, ya que empezaron a precipitarse dirección al rio mientras intentaban maniobrar sin mucho éxito.

  • ¡Ra’Khes!Debemos dividirnos y atacar el centro. Su líder debe estar por aquí y según los informes no debe ser difícil de distinguir. Y manda al campamento a unos exploradores, tal vez podamos ayudar a esos aventureros del rio
  • ¡Ya habéis oído Luchad con fiereza, arremeted contra sus puntos débiles debemos arrinconarlos y buscar a su líder. The’siv, A’mun y Lothi id al campamento e intentad ayudar a esos locos.

Como un resorte de un engranaje cada miembro acato las ordenes rápidamente en perfecta sincronización, algún aventurero se unió al trió de tolvirs por si fuese necesaria su ayuda. Mientras seguían avanzando como podían hasta que de pronto una voz grave resonó cerca del paladín y una oscuridad cegadora nublo su vista.

  • Iilth ma paf’qi’ag sk’halahs. GAZ SKSHGN! Soy Y’gorsh, comandante y señor de este ejercito. dijo una voz grave y arcana ¿Quienes sois vosotros, simples y fracasadas hormiguitas, que osáis enfrentaros al poder de los dioses antiguos? Rendios y tal vez vuestra inútil afrenta quede relegada a una mera agonía corta en sacrificio de nuestro amo. Rendios y uníos a la gloria de N’zoth.

Un sacerdote rezo una plegaria y el paladín recobro la vista, delante de el se alzaba un ignoto algo más grande que la media, debería medir medio cuerpo de uno normal. Portaba una armadura negra con gemas rojas en su cintura y brazo tentacular izquierdo, aunque no portaba ningún arma si desprendía un aura extraña y misteriosa como si un gran poder fluyese por su interior. Junto a el 4 figuras más pequeñas lo protegían, eran una draenei, un enano, un elfo y un orco con una armadura negra llena de calaveras y un fulgor violeta entre los pliegues.

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  • Id mis campeones demostrarles a estos infieles el verdadero dominio de Azeroth.

  • Si, maestro dijeron al unisono

Los cuatro se lanzaron de cabeza contra el grupo pero parecían buscar al paladín con mucho esmero, le miraban fijamente mientras intentaban cortar a todo aventurero o soldado que se pusiese por delante.

  • Ra’khes, id a por el orco. Vahlkir ayudame con el resto. dijo el paladín

Rápidamente el general salto y dio un tajo frente al orco lo que consiguió atraer su atención, mientras Vahlkir y él se preparaban para la acometida de los otros tres. El enano salto y con un grito se precipito encima de Félix, pero bloqueo su ataque con su escudo y dio un tajo en el pecho del enano dando de lleno. Este cayo al suelo con un golpe sordo para sorpresa del elfo.

A su vez Vahlkir evitaba los tajos del hacha de la draenei con soltura hasta que repelió el golpe con su escudo y aprovecho la bajada de guardia para golpear la cabeza fulminando a la draenei en el proceso, solo quedaba el elfo que estaba quieto contemplando el paisaje. Justo cuando se lanzaron a por el una lluvia de flechas cayo donde estaba el elfo matándolo directamente sin apenas percatarse. Sorprendidos por la nula dificultad de los “campeones” comprobaron que ra’khes empalaba sin apenas esfuerzo al orco contra el que se enfrentaba.

  • Ha sido…extrañamente fácil, Dijo la paladina

  • No bajemos la guardia, puede ser una artimaña para llevarnos a una trampa añadió el tolvir

  • Bueno, pues vayamos a preguntárselo a Igor el pulpo ¿no?.

Juntos se fueron acercando lentamente al lugar donde se ubicaba el comandante ignoto, como mucha cautela y asestando algún golpe a los aqir que se acercaban. Pronto estuvieron enfrente del mismo, casi parecía sorprendido por vernos con vida y notar que sus campeones habían fracasado.

  • Igor, creo que tus amigos han comido algo mal. Han durado menos que un suspiro.

  • ¡Malnacidos! Podréis haber aniquilado a mis fieros guerreros pero yo mismo os atraeré a la oscuridad. Y’gorhs os llevara a las tinieblas.

  • Vale igor

  • Y’gorsh sucio mortal!

  • Eso dije, Igor

  • ¡Y’Gorhs!

  • Igor

  • MUERE A MANOS DE Y…

  • …gor

El ignoto empezó a cargar energía de las sombras, mientras el trió se preparaba para defenderse de su ataque. De pronto lanzo con furia su conjuro en un idioma ininteligible hacia el variopinto grupo pero acabo estrellándose contra el suelo haciendo una leve explosión y aun menos agujero.

  • …¿en serio?

  • Igor, estas siendo bastante decepcionante.

  • NO PODRÉIS CONMIGO MORTALES -su voz sonaba asustada o lo parecia- NO HACE FALTA QUE GASTE MI INFINITO PODER CONTRA SIMPLES PEONES. MIS HUESTES OS ANIQUILARAN MIENTRAS MAQUINO MI PLAN EN

  • Esta huyendo, como puede ir tan deprisa ese pulpo. ¡IGOOOOOR, VUELVEEEEE!

  • VOLVERÉ CUANDO EL PLAN ACABE CON VUESTRA CIVILIZACIÓN DE SIMPLES…

Un gran temblor sacudió la tierra donde se encontraban e hizo callar al patético ignoto, la batalla se paro momentáneamente y hasta los díscolos aqir parecieron estremecerse por ese temblor. De nuevo la tierra vibro,marcando un compás lógico y rítmico que parecía estremecer a todo el ejercito.

  • Ra’khes, Valkhir id a informad a los pelotones y solicitar refuerzos.
  • ¿porque? contesto el tolvir Mira sus tropas, claramente estamos en ventaja algo les asusta y podemos usarlo contra ellos.
  • Haz lo que te he dicho. Rápido, yo solo no podre con esa monstruosidad.
  • De que estas…

El tolvir quedo en silencio al ver donde miraba el paladín fijamente y con cara de seriedad. A lo lejos una mole inmensa se acercaba a buen paso hacia donde se encontraba, los cultores, ignotos y aqir se apartaban de su paso y aquel insensato que no lo hacia era aplastado por sus extremidades o consumido por una magia oscura, negra y maligna. Desde esa distancia podían sentirla.

  • Id ahora mismo. ¡Es una orden j.oder, no tenemos tiempo! chillo el paladín
  • Si, comandante – dijeron ambos y se marcharon rápidamente

El ignoto se acercaba cada vez mas, las arenas temblaban cada vez con más fuerza anunciando la llegada de la muerte.

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Al final llego frente al comandante ignoto, este parecía palidecer por momentos y un miedo atroz podía notarse perfectamente.

  • YYYY’GORSH su voz resonaba con una campana mellada de una ciudad hundida en el mar ME HAAAAAN DICHO QUE TE HACES LLAMAR…COMANDATE DE MIS HUESTES.

  • Mi…mi…mi…señor solo ocupe el lugar que debía en la batalla por nuestro señor cuando mataron

  • OOOHH, SE PORQUE LO HICISTE Y’GORSH, PERO LO QUE NO ENTIENDO ES PORQUE PENSABAS QUE PODRÍAS USURPAR MI PUESTO. MI LUGAR. MI DESTINO

  • Yo no pretendía

El ignoto apenas pudo terminar la frase, un tentáculo con forma de garra de 3 puntas agarro con suma rapidez al ignoto y lo alzo como si fuese un caramelo.
Un aura negra rodeo al pulpo mientras gritaba y se retorcia de maneras indescriptibles, la energía, si así podía llamarse, entraba por todos su orificios y refulgía en fulgores luminosos desde su interior. En pocos segundos el ignoto “Igor” fue consumido del todo y volatilizándose en motas indistinguibles en la arena.

El tiempo pareció detenerse momentáneamente mientras el gigantesco ignoto se quedaba mirando fijamente al paladín. Media 3 o 4 veces mas que un ignoto normal, a su lado las torres de Lunargenta eran meros palitos o ramas. Portaba una armadura grisácea por el torso, cintura y las piernas de placar de acero con retoque negros y joyería anaranjada y violeta. Su sola presencia se imponía y hacia que al paladín se le helase la sangre y un temor primario salio por instinto.

  • TRANQUILO, ELFO. SOY IGH’NOSH EL JUEZ. SE QUIEN ERES Y PORQUE ESTAS AQUÍ, MI AMO ESTA MUY INTERESADO EN CAMPEONES COMO TU NOTO COMO SU SEMILLA A INTENTANDO GERMINAR EN TU CORAZON, COMO HAS ANHELADO SU PROMESA Y SU…REGALO. PON FIN A ESTA FARSA, RINDETE ANTE SU DOMINIO, SIRVELE COMO YO Y SERAS RECOMPENSADO.

Su voz retumbaba en su interior como si de martillos se tratasen, le atravesaban por entero como si su cuerpo fuese una mera brida de hierba del campo. Sabia de que estaba hablando y recordaba con mucha congoja las visiones que había tenido días atrás, pero no caería en sus embustes y engaños. Menos dejar tirados a todos los que le han seguido hasta aquí.

  • No serviré a tu señor, Igh’nosh. Antes prefiero la muerte.
  • QUE ASÍ…SEA. AL FINAL, TODOS LE SERVIRÉIS.

No podía vislumbrar un buen final para la batalla que se avecinaba, no solo estaban rodeados sino que un enemigo imposible se erguía delante de él. Ni los mejores campeones de Azeroth podrían defenderse solos antes tal mastodonte. Solo podía pedir y rezar que la ayuda llegase pronto.

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La sala tenía un tamaño medio, pero la cantidad de monedas de oro y piezas de valor era sorprendente. La gnoma, sentada al lado de belt, repasaba mentalmente su contenido, mientras la elfa balanceaba sus piernas con visible satisfacción.

– Ha merecido la pena, no crees? – Belt irradiaba placer.

– Va ser complejo llevarse todo esto… – Interrumpió Pita con tono reflexivo… – Quizás debamos dejar aquí parte y llevarnos solo lo que podamos cargar…

– De ninguna manera! – Respondió Belter

La elfa, saltó al suelo y empezó a dar vueltas dando pataditas a las montañas de oro, pensativa.

– Alguna forma habrá de de hacer el transporte mas sencillo… ¿Una falla espacio temporal quizás? – Preguntó mirando a Morda.

– Mas bien un ejercito de fallas… aquí hay muchos kilos de oro elfota!! dada la cantidad de energia necesaria para abrir una fa…

– Pues no vamos a dejar aquí el tesoro. lo llevaremos a mano… en montura aunque son muchos kilos, hará falta ir y volver varias veces…

Una risilla gnomica, entrecortada y tímida, pero visiblemente maliciosa, parcialmente contenida, salió de los labios de la gnoma, en pose picarona. Al mirarla, la ceja de Belt se arqueo.

– Tengo la montura perfecta! – _La cara de la gnoma dibujó una amplia sonrisa, pero sus ojos la delataban…


Varias horas tras la charla en la cámara del tesoro…


En el exterior de la cámara de los orígenes, el sol calentaba implacable las secas arenas del desierto. El rojizo manto del atardecer caía sobre la zona, mientras pequeños tumulos tormentosos, de negrura aciaga y corrupta, trataban de privar de luz la zona.

La pirámide de roca rojiza, destacaba sobre todo el gran complejo. En la parte mas alta, un sonido peculiar comenzó a escucharse.

Pequeños e insignificantes grupos de aquirs, surcaban la zona volando, sin atender a detalles. Preocupados y ocupados por otros menesteres mas interesantes para su dueño y señor.

Una gran losa de piedra, crujió y se movio ligeramente de su sitio, en la cara menos expuesta de la piramide, nadie se percato.

Un un nuevo crujido mas fuerte, la sacó con violencia de su sitio, dejando ver una cavidad negra, oscura y profunda, como el mismo centro del planeta.

Tímidamente, una estilosa y moderna falange rosa chicle, emergió de la oscuridad y con violencia se clavó en el exterior de la cavidad. Otra idéntica, repitió el proceso y entonces, la llamativa meka-araña de Morda emergió del agujero, con su flamante conductora sonriendo cual niña pequeña.

La llamativa meka-araña, de color Rosa y detalles en Verde neón, se movía con suma agilidad a pesar del peso. Belter, con las piernas metidas en la cabina descapotada, estaba sentada en el lomo, con una piruleta en la boca. Pita, estaba sentado en la parte posterior y una gran cantidad de sacos de tela, eran arrastradas por la araña, con una cadena que salia de la parte posterior.

La pesada araña comenzó a bajar de la piramide por su pared exterior, en dirección a la ciudad.

– Era necesario salir por el techo?? – Pregunto Pita molesto…

– Pues claro!!, es como tener un draco-halcon acorazado y salir a por el pan andando… Por favor!! claro que era necesario…

(Risilla Gnomica)

Belt miraba alegre el paisaje, aunque incomoda por la altura, pensativa. Morda tenía claro que Belt buscaría vengarse por usar precisamente una araña mecanica… (Otra risilla gnomica se le escapo a la gnoma)


LLegando a la ciudad…


El ambiente era lugubre, triste. Algunos lloros se escuchaban al lejos y los guardias de la ciudad lucían preopados.

Morda, manejaba con fluidez los controles de su llamativa araña mecanica, entre las asperas calles de la ciudad. El trasiego era enorme. Finalmente paró cerca de la taberna donde tenía alquilado su acuartelamiento.

En la palaza mayor, una amplia zona se había destinado como hospital de campaña y multiples heridos con horrorosas heridas no dejaban de llegar. Con determinación, Belt saltó y se encaminó a ver a los heridos.

– Tantos aventureros heridos?? que ha pasado?? – Preguntó la elfa a una enfermera cercana.

– Son heridos de guerra, llegan por doquier desde el frente de Orsis… llegan noticias aciagas de alli, extranjera.

Morda, sin despegar el oido, se acercó a un herido y lo miró distraidamente.

– Frente de Orsis?? – Apremio Belt

– Si extranjera… Orsis. Un ejercito de Nzod está siendo combatido allí por nuestros valientes… Pero estamos condenados!

La gnoma, con semblante serio torció el morro y hecho mano a un aparato de su cinturón.

– Mientras podáis combatir, nada está decidido… – Le respondió Belt con tono duro.

Morda le pegó un pinchazo con una pistola que saco, al enfermo. Este dio un escandaloso salto, pero pronto comenzó a mejorar. Con paso decidido y con su pistola en alto se fue a por el siguiente. El enfermo de la camilla de al lado quiso apartarse y forcejearon pero la gnoma le clavo la pistola a la fuerza.

– No tenemos medios… muchos van a morir. Y no van ganando… Puede que pronto, ese ejercito se encamine hasta aquí… y no tenemos unas defensas solidas. Estamos perdidos extranjera.

Bel miró el hospital de campaña y a los heridos y se acercó a la meka-araña. Con visible hemoción, soltó la carga y el tesoro se esparció por el suelo.

– Es vuestro, usadlo!

Pita la observó sorprendido y escondió su mochila personal, bien llena de tesoros. Morda estaba sobre un enfermo peleándose con el para clavarle la aguja, pero sonreia mirando a Belt, con el rabillo del ojo.

La gente de la ciudad, se acercó agradecida y empezó a organizarse como usar aquella fortuna, para blindar Ramkahen. Y ocuparse de los heridos que llegaban del frente. La ilusión de la gente comenzó revivir.

– Dara Para muchas pociones, traer medicos de otros lugares y armas para defendernos, buenas lanzas!!

– Lanzas?? Comprad girocopteros!!! Tanques!! Cañones!!! – Gritó Morda sin dejar al paciente… – Juas!! lanzas… Estos lugareños…


Varias horas mas tarde…


El trío, tomaba algo en una mesa en la puerta de la taberna. Morda, succionaba Ron por una pahjita, desde su jara con visible avidez. Belt tomaba un vaso de leche fria y Pita una cerveza.

– Se lo aveis dado todo…

– Nop, solo los sacos de oro. Los recuerdos, una pequeña gratificación y el contenido mas valioso del baul no estaba ahí… Estaba aparte. – Dijo morda con relajada calma.

– Sois una pareja atípica… Espero volver a veros aventureras!

– Nos volveremos a ver Pita. – Respondió Belt.

El bullicio de la calle era potente, pero la gente miraba con gratitud al trio, mientras Pita se marchaba a su casa. Las aventureras observaban la calle en silencio, raro en ellas ya que les gustaba hablar entre ellas y cierta melancolía recorrió sus cuerpos.

– Deberíamos ayudarles mas…

– Primero, hace falta que vallas a hablar con Magni…

– Magni? – Pregunto con perplejidad Belt

– Mis agentes no logran conseguir una capa “anticorrupción” para ti. Tendrás que pedirsela y yo no puedo acompañarte. – La gnoma mordio la pahjita sin apartar la vista de la elfa, anotando sus reacciones.

– ¿Por que?

– Por que… veras… Desde que es de diamante… no me trata bien… – La gnoma comenzó a mirar nerviosa hacia la calle – Corrupción… no se… no confía en mi.

Disimuló con cierto descaro.

– No creo que necesite esa capa… ataca a los recuerdos y…

– Créeme, la necesitas. vuelve cuando te la de. Yo tengo un libro que desentrañar… cuando regreses con la capa, echaremos un ojo a ese ejercito de nzod juntas. y Belt… llévate escolta y no me menciones ante el enano.

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Una gran amalgama de sonidos inundaban la cabeza del enano, gritos de guerra, de temor, de dolor, de ira y del ajetreo del hospital de campaña se mezclaban, era evidente que estaba en el frente de guerra

  • Dudo que necesite esto ya.
  • ¿Usted no tiene verguenza?
  • Esta a punto de estirar la pata, no necesitara el dinero ya.
  • ¡Vayase de aqui antes de que ordene que lo arresten!
  • ¿Acaso no sabe quien soy, soy Johny Fen…
  • ¡GUARDIAS!

El enano empezó a abrir sus ojos, pudo ver a una enfermera kaldorei sobre el y de inmediato se levantó, cuando un punzante dolor inundó su cuerpo

  • Estate quieto, que se te abren los puntos.
  • ¿Puntos?, ¿De que habla?, ¿Donde estoy?
  • En el frente de Orsis, estais vivos de milagro los 3 tras esa caida, la peor parte se la ha llevado el kultirano que te acompañaba que esta en Rankahem ahora, su espalda estaba destrozada y con unas infecciones más que preocupantes.
  • ¿Que le ha pasado?.
  • Saldra de esta, pero tenia los brazos dislocados y la espalda como dije infectada, urgía llevarlo allí, en tu caso sin embargo no ha sido tan grave, tu brazo derecho estaba en un angulo mas que desagradable que ver, y tienes algunos huesos agrietados, pero andamos muy faltos de personal y siendo paladin nos vendrias muy bien apoyando a los heridos.
  • ¿Y el elfo que iba con nosotros?.
  • ¿Ese?, ha salido indemne, ni un rasguño más que un cortecillo en la cara, y el muy sinverguenza intentaba que se lo curasemos como si fuese algo grave, y para colmo intentó robarte hace un momento, no se como podeis tener un compañero como ese.
  • No es compañero, ni espero volver a verlo, solo lo rescatamos de una celda…¿Ha intentado robarme?, se va a tragar su estupido peinado pelo a pelo.
  • Me gustaria seguir escuchando tu historia, pero andamos cortos de personal, si me disculpas voy a ayudar a otros heridos, ve a la jefa de asistencia para que te asignen un puesto cuando puedas levantarte, se llama Irina, es una draenei forjada, sabras quien es facilmente, nos vemos.
  • Gracias, hasta luego.
  • Chao La elfa salio corriendo hacia otro herido recien llegado
  • Quizas que este en Rankahem sea lo mejor para el, ya ha sufrido mucho por mi, pero no puedo quedarme aqui, debo seguir Al dar un paso otra vez ese dolor le inundó, haciendolo caerse sobre su trasero
    ¿Por que tenia que ser ese Elfo el que saliese intacto y no nosotros?, desde luego la Luz le da miel a quien no puede saborearlo.
  • Pero si estas vivo Drutz, ya veo que hablabas del gran Johny.
  • Tienes suerte de que no pueda moverme, intentar robar a alguien inconsciente y que para colmo le salvó la vida, es que es para matarte.
  • Mira retaco, te voy a decir una cosa, yo hubiese pod…ido…sali…r…si…¡gyaah!La cara del elfo tornó pálida al ver la criatura que ante su cara se mostraba

Una enorme mole comenzó a protagonizar el horizonte, con ello el silencio inundó la plaza que hasta hacia segundos estaba inundada de la mezcla de sonidos de guerra, este comenzó a hablar

  • ¿Y’Gorsh?

Vio como el pretendiente a comandante era vilmente asesinado, tras ello los gritos de todos los heridos y personal sanitario inundo la zona, algunos huyeron de la zona, entre ellos Johny

  • ¿A donde te crees que vas Johny? ¡Vuelve aqui! El elfo desapareció en el horizonte

  • Sera cobarde, pues no me queda otra, si me quedo aqui muero, no queria hacerlo pero es el momento. Abrió su mochila, la cual permanecía completamente empapada y con algunas algas, rebuscó sacando la pasta de papel que eran los mapas y sacó un vial con un fluido verde

  • Menos mal, no se ha roto de puro milagro, espero que haga efecto. Abrió el cereo sello, sacó el corcho que cerraba el vial y de un trago se bebió el contenido, lo que de inmediato le produjo arcadas
    Que ASCO, es como si hubiese lamido a la mismísima Sylvanas. Sin embargo, pese a su sabor, notó rapidamente como el dolor se disipaba, y como sus fuerzas volvian

  • Bien, hora de continuar, ahora me falta un arma y una armadura. Ojeo la plaza y encontro a un enano en una camilla, por lo que fue a ella y en enanico preguntó

  • Disculpa compratriota, ¿podria tomar prestada esa maza y esa armadura?, la mia fue destrozada y tengo que ayudar a la defensa.

  • Ve y aplástalos de mi parte camarada, ya invitaras a una buena pinta al bueno de Thorim cuando acabemos con estos insectos.

  • ¿Thorim?.. ya hablaremos entonces en una buena taberna, gracias por el equipamiento. Se equipó la armadura que por suerte era de una talla similar y dejó en un papel la dirección de su local de Dalaran para partir al frente

  • ¿Paladin?, ve a la primera linea del frente, nos haces falta.

  • Claro.

Continuará

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Oscuridad y huesos …
La brillante luz del desierto se filtraba débil en aquel nido, casi tenue, avanzaron pocos metros por delante del pequeño agujero.
Nhail avanzó cauto, permitiendo a sus ojos acostumbrarse al cambio de iluminación, aguardó de pie unos instantes estudiando los cadáveres que decoraban el suelo de la estancia. Calculó al menos dos docenas de ellos en diferentes grados de descomposición; desde guardaenjambres qiraji, silítidos, escarabajos hasta lo que no hacia mucho habían sido Kaldorei, pasando por varios pequeños humanoides que sin duda pertenecían a la misma especie, tal vez unos gnomos curiosos … o algún pobre expedicionario enano.

— La vida es dura para todos — pensó — no parece que aquí desperdicien nada — dibujó una sonrisa en su rostro mientras estudiaba el pasillo a la siguiente sala.

Un giro a los pocos metros era lo único que alcanzaba a ver y sin duda, la escasa luz que llegaba hasta allí no extendería sus favores mas allá de la esquina. No le hizo falta esperar, el ruido del metal contra la piedra anunciaba la llegada de su compañera.

— Las recompensas están a la altura de los desafíos Nhail. — gruñó — espero que encontremos rivales mas dignos que estos mierdëcillas.

Nhail no pudo evitar poner los ojos en blanco ante la enésima bravuconada de su amiga que se apresuró a alcanzarlo mientras limpiaba impasible y distraída las manchas de su coraza. Aun con todo Kyralash no pudo dejar de sorprenderse, estaba manchada desde el cuello hasta las rodillas; y a pesar de que la sangre era eminentemente enemiga al menos una decena de cortes decoraban ya sus hombros y brazos.

— Los silítidos no suelen estar en la cima de la cadena alimentícia, Kyra. — comentó mientras fingía no haberla mirado — una tribu de este tamaño habrá servido para mantener bien alimentada a lo que sea que viva aquí abajo.

Una sincera risotada resonó por el angosto corredor mientras se ponían en marcha. Nhail rebuscó entre sus compartimentos hasta encontrar un colgante poco más grande que una moneda, que comenzó a emitir un agradable brillo después de soplar con fuerza. Aún después de recuperar algo de luz y a pesar de dejar atrás el olor a cadáver que imperaba en la entrada … el ambiente empeoraba según avanzaban.
Ni muertos ni trampas salieron a recibirles, lo que dejaba a las claras que; o bien el lugar nunca había estado defendido … una opción rápidamente descartada por el tamaño de las cámaras y el hecho de que de ser así no encontrarían nada valioso o bien … aquellos pasillos vacíos están mas poblados de lo que parecían.

Una gran cámara se mostró finalmente ante los exploradores, Nhail acercó el colgante a su labios y sopló de nuevo aumentando su brillo hasta abarcar casi toda la camara. Seis sacrcófagos descansaban en la sala dispuestos en círculo alrededor de un séptimo que se alzaba sobre ellos en un pedestal. Runas y grabados decoraban las losas, pero apenas tuvieron tiempo de verlos por la creciente luz … una docena de luces rojas se volvieron visibles al fondo de la cámara.
Parecían moverse ante su presencia. Kyralash los contempló pensativa mientras una pequeña parte de su mente se revolvía alarmada.

— No doce luces, sino seis pares … ¡ Seis pares de ojos !

Castigándose mentalmente por su propia incompetencia, buscó uno de sus filos fantasmales con la mano derecha mientras comenzó a gesticular con la izquierda. Sin pensar siquiera en ello, con la naturalidad nacida de la práctica concentró sus poderes en su brazo mientras observaba a aquellas criaturas grandes de caparazones duros, avanzaban a cuatro patas con grandes garras como cuchillas y dos cuernos espinados que surgían de detrás de sus cabezas apuntando hacia delante.

En cuanto el primero de ellos se acercó lo bastante, empujó el brazo hacia delante como intentando alcanzar a un enemigo invisible, un potente vial le cegó al instante al explosionar cerca de este mientras Nhail saltó a un lado.
El sorprendido enemigo recibió el golpe justo detrás del primero, directamente en el hocico, sus ojos cambiaron el rojo por el blanco cuando la bestia se desplomó inerte, Nhail no perdió el tiempo calculando el salto sujetando las fantasmales por la empuñadura y las lanzó con fuerza y precisión provocando un satisfactorio crujido cuando el filo se hundió en el cráneo.

Impasibles ante los acontecimientos, tres bestias más sobrepasaron a sus ‘‘hermanos’’ caídos con velocidad. Kyralash sujetó su espada con ambas manos mientras concentraba su mente tratando de usar capa de las sombras.
Respondiendo a su voluntad una capa de humo denso y negro surgió lentamente de su propia piel, uno de los qiraji saltó cuando aún le separaba seis metros de ella y con un parpadeo, la realidad se plegó a su alrededor, dejando atrás al primer atacante y acabando justo delante de otro aprovechando la sorpresa, clavó su espada en el costado del insectoide.

No sabía si estaba muerto, pero tampoco tenía tiempo de averiguarlo ya que otra de esas cosas se dirigía hacia ella; mientras la que había conseguido esquivar aparentemente ajena al hecho de que su anterior presa se hubiera desvanecido en el aire, rodeaba a Nhail.

— ¡ A tu espal … ! — comenzó a decir mientras esa pequeña parte de su mente volvía a gritar intentando llamar su atención.

¿ Tumbas abiertas ?


Continuará …

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- Lord Aiden -


El suelo de Orsis se había teñido de rojo y negro, cubierto por la antinatural mezcla de sangre mortal y la densa brea oscura que manaba de las arterias cercenadas de los ignotos y los aquir. Los gritos y los llantos de los soldados moribundos se agolpaban contra las maltrechas ruinas de la ciudad, que contemplaban impasibles la masacre que estaba regando sus pies.

El flanco derecho había recibido un duro golpe. Las efectivas cuñas habían sido desmanteladas una a una, y los aquir habían conseguido infiltrarse entre las cada vez más aterradas filas de soldados, aventureros y héroes que hacían lo que podían para dar la vuelta a la situación.

En el centro de esa vorágine de caos y sangre, junto al cadáver aplastado de un enorme tanque quiraji que no había visto venir el desplome de un viejo tiemplo, un peculiar trio luchaba con uñas y dientes para mantener la posición.

—Preparaos, retacos. Aquí vienen más de esos bichejos —gruñó Okus, un gran orco ensangrentado que blandía dos hachas de guerra con el símbolo de la Horda grabado en su dorso.

— ¿A quién llamas retaco, pielverde pulgoso? —Rezongó Golin, el enano del escudo azulado, mientras reventaba el cráneo de un moribundo aquir con su martillo.

—Sí, eso. ¿A quién llamas retaco? —dijo la última integrante del grupo, una pistolera goblin que respondía al nombre de Vixxy, mientras contaba por quinta vez la munición que le quedaba.

Una pequeña manada de aquir se lanzó babeando y rugiendo hacia el grupo atrincherado en las ruinas del templo. La goblin se subió al cadáver del aquir mientras que enano y orco peleaban por ser la vanguardia de su reducido grupo.

— ¡Aquí vienen! —el percutor del rifle respondió a su maestra con un pequeño clic.

— ¡Por Khaz’Modan!

— ¡Lok’tar ogar!

Hachas y martillo volaron por el cálido aire de Uldum buscando huesos que aplastar. El amplio número de aquir fue negado por la estrecha entrada al viejo templo. Las armas de los dos guerreros no tardaron en sumirse en aquella sangre negruzca y repugnante mientras sus dueños se dejaban dominar por el aspecto más hermoso del Ciclo del Odio.

— ¡Uno! ¡Dos! —rugió el enano.

— ¡Tres de un golpe, retaco! —repuso el orco tras terminar su combinación de fieros golpes.

— ¿Con que esas tenemos, eh? —el enano se lanzó contra la entrada, convertido en piedra gracias a su avatar de la montaña, y empezó a aplastar cráneos como quien pisa hormigas.

— ¡Cinco, seis, siete!

— ¡Eh! Quita de en medio, cülo gordo —el orco Okus consiguió colarse por un lado del enano y empezó a girar como un torbellino de acero, empatando a su rival.

—Buen intento, pielverde. Pero aún no has visto cómo se las gasta un hijo de Forjaz. ¡Diez, once…!

— ¡Doce! —dijo la goblin con una risilla burlona.

— ¡No cuentes los míos como que son tuyos, ladrona! Y deja de robarme muertes con esa pistolita de tres al cuarto.

—Once —el orco arrancó sus hachas del cuello de un aquir particularmente ruidoso—. No seas tan egoísta, Golin. ¿Acaso los enanos no saben compartir?

El enano machacó otra cabeza antes de responder.

— ¡Bah! Como sois de la Horda os habéis confabulado contra mí. ¡Pero os ganaré igualmente aunque suméis vuestras muertes!

Un repentino griterío proveniente de la vanguardia interrumpió el ritmo de su competición, dejándolos callados durante unos instantes. El suelo tembló y pudieron comprobar con horror como un gran ignoto había abierto una brecha en las filas delanteras del ejército, seguido por incontables criaturas deformes que galopaban como monstruos de pesadilla.

—Uff, mira que son feos —dijo el orco.

—Pero no tanto como tú —Vixxy vio una oportunidad y no la desaprovechó. El enano lanzó una gran carcajada.

—Recibámoslos al estilo de las montañas.

—En eso estamos de acuerdo, retaco.

—Que no me llames retaco.

Los tres guerreros plantaron cara una vez más al apocalipsis. Aquellas criaturas, aquir corrompidos hasta el límite, se lanzaron babeantes a la estrecha puerta, peleando por entrar. Aplicaron la misma estrategia que les había mantenido con vida hasta ese momento, pero apenas ejecutaron a un par de enemigos más cuando el gran ignoto apareció por un lateral, reventando con su carga salvaje la pared del templo.

La rápida criatura se lanzó contra la goblin, como si sus disparos fueran poco más que picaduras de mosca. La agarró por un brazo y la alzó sobre su cabeza, revelando la el terrible pozo de dientes y baba negra que era su boca. La goblin se revolvió y estuvo a punto de escapar, pero el ignoto fue más rápido y la agarró por una pierna antes de tragársela entera.

— ¡Vixxy! —rugieron ambos a la vez.

El ignoto se lanzó a por ellos de nuevo, pero sus pasos fueron detenidos por una fuerza invisible. Se llevó los brazos a la garganta y lanzó un rugido lastimero antes de que un juego completo de granadas le hiciese papilla la cabeza y parte del pecho.

La criatura se desplomó boca arriba y permaneció inmóvil, más sus siervos no cejaron en su empeño de consumir toda la vida a su paso como una plaga de langostas. La furia de los guerreros era intensa como el sol de Uldum, pero de poco les sirvió contra un enemigo infinito. No tardaron en acabar completamente rodeados por decenas de seres hostiles que apenas podían mantener a raya.

—Nunca pensé que moriría luchando junto a un orco.

— ¿Y luchando contra un amigo?

—Sí, eso lo puedo hacer.

Ambos guerreros, heridos y cansados, se prepararon para su última batalla, pero una nueva oleada de aullidos de dolor y miedo desvió tanto su atención como la de los aquir que los rodeaban.

Esta vez, quien gritaba era el ejército de N’zoth.

Desde las desplomadas ruinas del templo solo eran capaces de ver varios cadáveres aquir volando por los aires y un objeto centelleante que oscilaba de lado a lado, partiendo por la mitad la vanguardia de Ny’Alotha.

—Santa Madre de la Luz, ¿eso es un jinete?

—Y viene hacia aquí. ¡Agáchate, tapón!

Apenas terminó de pronunciar esas palabras cuando un corcel negro como la noche atravesó el umbral del templo con un poderoso salto. Su relincho resonó por las arenas y helo la sangre de los atacantes mientras su furioso jinete encapuchado les helaba el alma.

Tormento atravesó las filas de aquir embistiendo como un ariete, y quien no cayó bajo sus escarchadas pezuñas lo hizo ante el siempre sediento filo de Silencio. Jinete y corcel saltaron por encima de la pareja de guerreros, salpicándoles de sangre y polvo y aterrizando junto al reventado cadáver del ignoto. Envalentonados por la entrada triunfal del caballero de la Muerte, orco y enano por igual lanzaron un grito y, olvidando sus heridas por un momento más, se lanzaron a rematar lo que la Muerte misma había dejado para ellos.

—Esta zona se está perdiendo. Vuestro ejército se está replegando hacia las dunas del este para aprovechar el terreno elevado —les dijo Aiden mientras les señalaba la dirección con su fiera guadaña.

—Jajá. Creo que ambos te debemos una buena cerveza, humano —dijo el enano con aire alegre.

—Eso tendrá que esperar para más tarde. Esta batalla está lejos de terminar.

Los tres salieron de las ruinas del templo, dejando atrás la masacre a sus espaldas, cuando un gran temblor agitó los suelos e inundó de magia oscura los cielos radiantes de Uldum.

— ¡SOY IGH’NOSH, EL JUEZ!

—Por las barbas de Magni, ¿qué es eso?

—Ni idea —el orco se encogió de hombros sin poder quitar la mirada de aquel colosal ignoto, tan grande que podía mirar desde arriba los chapiteles de la catedral de Ventormenta—. Pero es grande, es feo…

Aiden sonrió con una mueca de expectación que casi rozaba la locura.

—Y es mío.

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  • No queda camastros señora.
  • Quiero que los del hospedaje desalojen de inmediato, tambien necesitamos todo el alcohol de la taberna como desinfectante.
  • Así será.

El kultirano despertó y se levantó, notó como algo envolvía su espalda, y el dolor intenso que supuso mover sus brazos, sin embargo caminó a duras penas hasta que una nocheterna le detuvo

  • ¿Pero que haces?, vuelve a acostarte.

  • ¿Donde esta el enano y el elfo?.

  • ¿Tu eras el del dragon que impacto en el río no?, el elfo intacto, el enano en el hospital de campaña del frente, tu fuistes el peor parado y por eso estas aquí, ahora vuelve a tu camastro.

  • No puedo estar aqui acostado esperando Cogió sus enseres y se las puso en la espalda, lo que hizo que el dolor punzante de su espalda y de los hombros inundase su cuerpo

  • ¿Pero que te crees que haces?, estas destrozado, no serias capaz de llegar ni al frente vivo, tu te quedas aqui.

  • ¿Y la vermis?.

  • En la zona asignada a monturas y mascotas de cazador, tiene un ala reventada, pero vivirá si es que en el termino de la no muerte se puede hablar de “vida”, pero no volará hasta que no traigan huesos de Rasganorte.

  • Perdoname Kira, bueno pues me toca volver a pata entonces, gracias por la asistencia medica, Caminó hacia la taberna aun a pesar de la elfa que le intentaba en vano detenerle

  • ¡Guardias ayuda!, ¡Este ha perdido la cabeza!..¿Donde ha ido?

En la taberna

  • Lo siento señor, pero no servimos ya nada, es todo para desinfectar…¿Estas seguro que quieres irte?, su espalda esta sangrando.

  • Esto no es nada, tengo algo que me hara salir del paso, ¿donde puedo encontrarme con algun “amable prestamista”?.

  • Yo puedo ayudarle buen señor. El único cliente que quedaba, un renegado que esperaba pacientemente en una mesa le señaló para que se sentase en su mesa

    Le llaman en la plaza señor, necesitan una caja con lo que mas alcohol contenga.

  • Entiendo, cierro en 10 minutos El tol’vir salio con una caja llena de botellas dejandolos solos

  • Bien, así que quieres una montura para irte al frente, suicida, pero mientras me paguen me da igual, tengo una mekachopper lista para usar por 50000 oros.

  • ¿50000 oros?, si eso es lo que vale una nueva.

  • ¿Hay alguna nueva por aquí?, por que yo creo que no.

  • 10000 oros, 5000 ahora y 5000 cuando esto haya acabado.

  • ¿Quien me asegura de que sigas vivo para pagarme?

  • Bien, 8000 en metalico ahora mismo.

  • Un momento que voy a consultar una cosa, ahora vuelvo. El renegado fue al almacen

  • ¿Que demonios le pasan a estos renegados?..algo no va bien.
    Los minutos transcurrían, pudo ver en un pequeño reloj que ya pasaron 8 de los 10 minutos con los que contaban

  • Bien, la tengo atras tras una lona, sigueme.
    Ambos salieron por la puerta del almacen y tras una lona llena de arena, que fue levantada por el renegado, estaba la motocicleta roja con escudos de la Horda

  • Hora del pago señor Biroz.
    Cogió al renegado por el cuello y lo empujó a la pared de la taberna

  • ¿Bajos fondos verdad?

  • Ofrecen 5 millones de oros por tu cabeza ¿sabes?, y otros tantos por la del enano.

  • Levanto en peso al renegado, lo que hizo que soltase el cuchillo que sostenía

  • ¿Y tu ibas a cobrarlo verdad?

  • ¿Quien no lo haría?, tienes a todos los caza recompensas tras vosotros en este momento, cada día que pase os aumentan en 100000 oros la recompensa, no se que habeis hecho, pero habéis provocado a un pez muy gordo, estais muertos.

  • Adios. Tiró al renegado al suelo y aplastó su cabeza, acabando con la vida del renegado, tomó las llaves de la motocicleta, la cartera, las dagas y montó

    No puedo dejarlo aquí Arrastró el cadaver a la lona, lo enrolló y lo puso en el sidecar

    Espero que nadie sospeche, pero antes…Abrió su empapada mochila y sacó un familiar vial con un fluido verde, abrió el cereo sello y descorchó el tapon, luego bebió de un tiron el fluido

    ¡QUE ASCO!, sabe igual que el tipo este Notó disiparse el dolor y sus fuerzas aumentando Bien, ya me preocuparé en su momento de los efectos secundarios, hacia Orsis. Puso en marcha la moticicleta y partió al eterno desierto


En el río, un tiempo despues

  • Bien, hora de que mi invitado se de un baño, apesta.
    Buscó una roca pesada, tomó una cuerda con la cual ató la roca al cadaver y finalmente arrojó todo lo que pudo hacia la zona más profunda, lo que provocó un sonoro estruendo en aquel remoto paraje

  • Los hombros, se me dislocarían en la caida, bueno la cuestión ahora es como sobrepasar este río, maldición no debí tirarlo con la lona, ¿Ahora que hago con la motocicleta?..Abrió el depósito de combustible, aún quedaba un cuarto de depósito confirmado.

Conforme nadaba dejaba atrás unas llamas con una humadera negra proveniente del vehículo, finalmente llegó a la otra ribera y se puso la ropa de vuelta, los gritos de guerra ya podían escucharse al fondo

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En las profundidades de Gnomeregan, en su núcleo ya desinfectado. Parte de la población gnoma luchaba cada día por sobrevivir, a la vez que combatir por purificar el resto de la ciudad irradiada.

La parte habitable cuenta con una calidad de vida notable, y el incansable espíritu gnomico, les hacía prosperar y trabajar incansablemente por superarse cada día. Ajenos a los devenires de otras razas y sus circunstancias. Con el ojo puesto en su ciudad y los suyos…

Pero no todos ni todas las gnomas, anelan una vida tranquila.


En la calle mayor del area segura de la ciudad, una joven gnoma pasea con mirada inquieta y ojos brillantes, observando los progresos en las desinfecciones con cierta tristeza. Hasta que llega al control de la zona segura.

– Que tal Nioh? No deberías estar aplicándote en aprender como funcionan las servo-válvulas en vez holgazanear por aquí? – Preguntó la comandante al cargo del control de guardia.

– Oh! no me riñas… Solo quería ver si los rumores son ciertos

– Que rumores?

– Que un nuevo grupo de aventureros del mundo exterior a venido a ayudar con los peligros de la zona irradiada. ¿Es verdad?

Los ojos de Nioh se iluminaron al preguntarlo, pero la reacción de la commandante fue lenta y meditada.

– Nioh, esa gente no son como nosotros, solo vienen por que desean riqueza y aventuras.

Los ojos de Nioh se iluminaron aun mas

– Ya se fueron Nioh… y tu deberias marcharte a casa, tu madre debe estar ya muy preocupada.

La cara de la joven gnoma cambió a un reflejo mas taciturno de ella misma. Con semblante tosco, emprendió la caminata a la zona segura de la ciudad bajo la atenta mirada de la comandante.

Mientras caminaba, una gota irradiada calló de unas de las cañerias. Al oirla impactar contra el suelo, Nioh fue a mirar.

Como si de un oscuro depredador se tratase, la gota se lanzó contra la cara de la gnoma, sin llegar a su objetivo. Nioh reaccionó a tiempo esquivandola.

Asustada ante el ataque, corrio y se deslizó bajo unas ruidosas tuverias, mientras escondida, observava como la gota irradiada la buscaba.

La gnoma sudaba y dudaba, sentia un miedo malsano que la impedía reaccionar. La duda y el miedo mata el alma, penso.

Por un momento, cerro los ojos para serenarse y al abrirlos se fijo en dos trozos de aleacion gnomica para tuverias, que se habían roto y colgaban encima sulla. El destino, pensó. Encontrar esto ahora no podía ser casualidad.

Con un cuidadoso movimiento, la gnoma arrancó los dos trozos de metal y noto como su miedo se tornaba en arrojo. La gota seguía buscándola en la zona contraria del tunel… Sin riesgo, no hay gloria… Debo avanzar por mi, sin dejarme caer el el conformismo de mi vida, se dijo. Una oportunidad del propio panteon para mi sola.

La gnoma se deslizó y no sin esfuerzo, se descalzó y siguió la gota a hurtadillas, hasta estar lo bastante cerca… y… salto sobre ella apuñalandola con los dos fragmentos de tosco metal.

Para su sorpresa, la gota parecía inmune al daño físico y se revolvía y giraba, dejando pasar cada golpe como si nada en ella se dañase. Caspita!! El miedo comenzó a invadirla de nuevo cuando la gota contra-ataco.

Justo cuando veía su vida acabar y lo aceptaba… un tiro lejano de la comandante acababa con la gota.


– Nioh!! podrías haber muerto!!. A tu dependencia supensora x7301228 sin cenar! y nada de barritas energéticas de fresa en un mes!

La pequeña gnoma, con gesto apenado asintió sin responder a su madre.

Con gesto pesado, salio de la instancia y se dirigió a su camastro con cierta resignación. La vida que tengo no es la que quiero… Cruzó bucólica varios pasillos por la ciudad como si fuera un automata… Esas sensaciones contra la gota…

Dejó atras el dormitorio comunal y de golpe se detuvo. Esta decidido.

A la carrera, fue al taller donde robó una pesada armadura de acero, afiló sus dos trozos de metal hasta que las convirtió en afiladas dagas, tomo una mochila con varios enseres. Pero antes de encaminarse a la salida fue a escondidas a ver por ultima vez a su madre y su padre y a tomar un pequeño colgante morado que su madre le regalo de pequeña. Una Piedra de alma.

Con gesto decidido, burló a los guardias y se encaminó a la salida.

Volveré, pero entendedme. Mi corazón necesita aventuras!

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Belter consideraba la idea de ir a ver a Magni pero detestaba a ese enano, ademas la ultima vez que estuvo alli, pese a que no le habia visto cara a cara, dejo patente que no contara con ella. De repente una sombra se materializo delante de ellas. Era Kmils, iba cargada con una bolsa muy abultada, saludo con simpatía y se adentro en la taberna mientras la gnoma no le quitaba los ojos de encima.

A ella tambien le llamo la atencion, era una ladrona experimentada y seria una buena opcion, de esa manera no tendria que pedir un favor a Magni, aunque no sabia si Mordacae lo apruebaria.

Decidida fue a levantarse cuando una tauren druida la retuvo cogiendole la mano. Ella sorprendida se zafo rapidamente y la gnoma empezo a remover con parsimonia la pahjita de su copa estudiando la situacion. Reconocio su cara de los heridos de la plaza, sabia que se conocian pero no recordaba ni su nombre.

–Belter! vengo a darte las gracias por atenderme en la plaza y por tu gran aportacion.

– Se ha corrido la voz rapido, es bueno saberlo… – Dijo la gnoma, metiendose en la conversacion.

– Me llamo Lecker, de Mulgore. Belter y yo trabajamos juntas en un campo de heridos en rasganorte. – Se presento a la gnoma con una reverencia algo torpe.

– Ella es una sanadora experimentada, bonita capa por cierto.

La elfa se percato del guiño de Mordacae. Esa debia ser la famosa capa de la que le habia hablado y tuvo una buena idea aunque la gnoma no lo percibio.

Continuo la conversacion fingiendo familiaridad con la tauren, no le interesaba que ninguno de sus conocidos supiera de su situacion, se habia vuelto cautelosa y tenia un circulo muy pequeño de confianza, en el que solo estaba Mordacae. Le hacia preguntas inocientes para sacarle informacion y saber la situacion del frente Orsis, queria que ambas estuvieran preparadas cuando fueran.

Mordacae tambien charlaba afablemente, pero decidio ausentarse para investigar un alborto que provenia del interior de la taberna. Belter se sintio incomoda por quedarse a solas con Lecker asi que se despidio y sigio a la gnoma con su vaso de leche fria hacia la taberna.

Ya dentro varios integrantes del cartel de la gnoma y Kmils formaban un escandalo al rededor de la mesa en la que se sentaban. Parecian estar hablando sobre varios objetos que Kmils exponia con orgullo y reian mientras hacian bromas, Mordacea observaba no muy alejada con bastante interes.

A la elfa no le llamaba la atencion, era cierto que habia varios objetos raros, pero acababan de encontrar un tesoro magestuoso y ninguna de esas rarezas se le acercaban. Belter camino hacia la mesa para hablar con la goblin, queria hacer negocios con ella, cuando Kmils saco de su bolsa una extraordinaria daga para el deleite del grupo que provoco una gran admiracion. Mordacae reacciono al instante, algo se removio en su interior y dio un salto hacia ellas sorprendiendo a la elfa y a Graediel, que acababa de entrar en la taberna con aire de satisfacción…

– ¿De DONDE has sacado esa daga Kmils?

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La voz sobresalió sobre el sonido de la taberna. Por un momento, todos la miraron pero enseguida, el murmullo regreso a la normalidad.

La taberna era acogedora, con decoración local nativa y el dueño rezumaba satisfacción por el buen trato obtenido. No solo por el alojar el acuartelamiento personal de la gnoma y sus acompañantes, de toda la planta superior, que de por si era muy rentable y bien pagada, sino que su taberna, nunca había estado tan bulliciosa y llena. Por no hablar, de que había resultado que alojaba a los mas notables y reverenciados extranjeros del momento.

En un momento de extrema necesidad, la elfa había demostrado una gentileza y generosidad abrumadora que les había dado un soplo de vida y algo de margen para la esperanza. Los vecinos miraban con agradecimiento al grupo… y al local del posadero, con habida curiosidad y gratitud.

Al ver el gentío y la voz de la daga, el dueño del local no dudo en acercarse para retirar a parte de los lugareños del local y cerrar sus puertas en un ambiente mas intimo. Mientras la conversación continuaba.

– Te gusta? la obtuve justamente… en una partida.!

La expresión de la goblinesa era de plena satisfacción. La gnoma miró a su alrededor y la expectación de todos ante el botín de Kmils y se rascó el moflete antes de apresurarse a acercarse mas a la daga con ojos ojiplaticos.

Un hacha de una mano, de remates dorados se interpuso ante ella, con falso deje de casualidad. La gnoma se detuvo y observo a Gaedriel con el rabillo del ojo y su radiante armadura de placas, en postura regia, de espaldas, pero cortando el camino, con cierta petulancia y lentitud medida. Casi notaba su disfrute en ello… se interpuso, tomando el sitio de la gnoma y acaparando el hueco en el corillo.

El resto del grupo lo vio con cierta sorpresa, incluida Kmils, a la que le costaba entender algunos de los actos de la elfa. Pero entre todas las reacciones, la mas airada fue la de Belter, a la que el gesto la molestó e hizo ademan de intervenir.

No obstante, la gnoma reaccionó antes, saltando por encima de la elfa y callendo sobre la mesa. Sin remilgos y ante la sopresa del resto, le quito la daga de la mano a Kmilis y se la acercó a los ojos, ignorando al resto.

Por un momento, la gnoma analizó con sus gafas gnomicas especiales, mirando en profundidad todos sus detalles. Hizo varias cabriolas con ellla en la mano revisando su peso ante la protesta de algunos miembros del corillo y una Gaedriel molesta, con una Belter muy pegada a ella.

La lanzó al aire y la tomo por su empuñadura sosteniéndola inmóvil donde la agarro al vuelo… La apreto…

Unos latigillos de insondable negrura recorrieron el brazo de la gnoma hasta la daga que reaccionó iluminándose y soltando un helado y oscuro alito que fluyo de ella y callo a la mesa y al suelo… propagando la neblina de color negruzco por media taberna. Todos menos belter dieron varios pasos atrás, aunque Kmilis no se apartó mucho de la mesa, mas que asustada se quedo sobrecogida.

La daga crepitaba con cierto brillo y la neblina parecía consumir la luz del lugar… el silencio se hizo denso entre todos los que se encontraban en la taberna.

Belter observaba atenta y de repente vio un cambio, se produjo un cambio pequeño e imperceptible en la carita de la gnoma, por un momento le pareció desubicada y confusa. El alito y el brillo desapareció de golpe mientras la gnoma se relajaba y miraba confusa a su alrededor, por un momento pensó y entonces dibujo una sonrisa en su rostro.

– Bonita daga Kmilis!, no la pierdas!

Apresuradamente, la gnoma devolvió la daga a Kmilis y salto al suelo con cierta celeridad escabulléndose del resto.

Los demás se miraron con cierta sorpresa sin entender lo que había ocurrido.


Por la mañana…


El bullir de la ciudad era frenética… Los primeros rallos del sol comenzaron a calentar los edificios con su insondable calor. La gente corria de un lugar a otro y el hospital de campaña era un caos…

Belter salió de la Taberna/Posada sola. Aunque una goblinesa la seguía tapadillo, desde anoche no había visto a Morda, pero en su interior, sabia que no tardaría en reaparecer… Con calma, paseó a pie por la ciudad en dirección al hospital de campaña, para fisgonear un poco…

No obstante, la gente la miraba con cierto estupor. Algunos se acercaban para darle regalos y ofrendas, entre ellas una extraña moneda de jade que llamó su atención. Cuando quiso reparar en quien se la había entregado, la persona se había ido.

La moneda, estaba muy bien tallada, era gruesa y sus relieves eran hermosos y simétricos. La contra-cara tb estaba muy tallada y cuidada, con un símbolo en oro, incrustado entre sus relieves tallados. El símbolo de un sol, con un remolino dentro.

La guardó y continuó su paseo por la ciudad y hablando con la gente. Se enteró de numerosos rumores y noticias. Entre ellas, que la parte mas cruda de la ofensiva de Orsis ya había comenzado… Historias sobre un rogue que había asesinado a un respetado comerciante local… Incursiones de Nzod en otros puntos de Uldum… Y que se investigaba el apuñalamiento en un pulmón de un miembro del iv7… Tambien vacuas informaciones sobre los efectos de la corrupción de nzod en diferentes miembros de la comunidad.

También tuvo tiempo de ver, que algunos aventureros, llevaban capas anti, corrupción, y otros vestían vestimentas corruptas del propio ejercito de nzod, imbuida en oscuros poderes…

Se detuvo un momento en el mercado, donde una mujer le regalo una manzana, la gente estaba muy acogedora, y el día lucía maravilloso. Solo oscuras nubes en la zona de Orsis, y los gritos de los enfermos, rompían la estampa.

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“Finalmente ha llegado el momento. Lo hiciste bien, mi sirviente. Tu tarea ahora ha terminado, regresa al lugar de donde viniste o quédate y observa a todos aquellos a quienes tienes, querida muerte”

Las voces de la armadura cada vez eran mas intensas en su mente …

El alma de C’thun se desvaneció en la oscuridad.

No tenía idea de lo que significaban sus palabras, pero habían plantado un miedo creciente en su corazón.

Se encontraban en medio de un caos, el nido estaba siendo invadido por enormes criaturas insectoides desde todas las direcciones.
El cráter era como el cuerpo de una enorme criatura con zarcillos de formas extrañas que cubrían toda su superficie, aquello parecía estar vivo. Después de una búsqueda rápida, encontraron una entrada y la atravesaron sin dudar.

Era un lugar oscuro y apestoso, un túnel estrecho. caminaron lenta y cuidadosamente, aquella colmena tenía múltiples entradas, túneles complejos y cámaras interiores, todos parecían vacíos y no importaba cuánto exploraran más profundamente, al estar sellado por el Muro del Escarabajo durante siglos, el Imperio Qiraji finalmente había encontrado la manera de infiltrarse en Kalimdor cavando una red tan enorme de túneles y cámaras debajo del muro aparentemente debajo de todo Silithus aún con Gorshalach clavada.

El cráter era como el cuerpo de una enorme criatura con zarcillos de formas extrañas que cubrían toda su superficie, aquel lugar estaba vivo, no había duda.

Era un lugar oscuro y apestoso, un túnel estrecho excavado por los silítidos, ambos amigos caminaban lenta y cuidadosamente.

Cuando entraron en un cráter de aquella colmena, sintieron que el suelo se movía y que las ubicaciones de las entradas cambiaban lentamente.
No vieron ninguna criatura silítida alrededor, pero el suelo en movimiento y los sonidos que los zarcillos hacían sentir como si un ejército de insectos corriera en todas las direcciones debajo del suelo no hacía más que preocupar a ambos amigos.
Contaron tres entradas en el cráter y comenzaron su búsqueda entrando por la que estaba al sur de la colmena.

Se veía bastante diferente, los túneles eran mucho más grandes ahora, estaban iluminados por larvas de insectos que esparcían su luz en todas las direcciones y las paredes de los túneles latían como un enorme corazón … como si hubieran entrado en una dimensión diferente justo en medio del desierto.

A medida que continuaban, marcaban el camino con pequeñas rocas para no perderse.

La primera abertura era pequeña, parecía ser una cámara de reproducción.

La segunda entrada conducía a un largo túnel y la tercera entrada también estaba conectada a este túnel.

Después de un par de minutos de caminata, el túnel se dividió en dos, dividirse siendo solamente dos no era buena idea, así que eligieron una de las alas y se dirigieron allá.
Siguiendo el túnel de arriba a abajo, subiendo estructuras en espiral y dibujando círculos durante aproximadamente media hora, terminaron en una gran cámara, esta era una cámara con arquitectura que nunca habían visto antes, casi parecía que estaba tallada dentro de un insecto gigante vivo.

Tenía un techo muy alto y una plataforma en el centro, parecía que estaba siendo utilizada por sus comandantes mientras daba órdenes al ejército de silítidos.

Al pasar por la cámara, seguieron avanzando más profundamente dentro de la colmena, poco después de abandonar la cámara, vieron una luz pálida en el otro extremo del túnel … parecía ser una salida … pero cuando salieron de alli se dieron cuenta de que no estában en la misma colmena.

Por el aspecto de las montañas hacia el oeste, era obvio que ahora estában en la colmena que estaba al suroeste, las criaturas silítidas tenían algún tipo de conexión a través de túneles.

Pasando por muchos callejones sin salida y grandes cámaras y continuando durante horas, no había signos de criaturas, aquella colmena parecía familiar, estában seguros de que era la primera en la que comenzaron su búsqueda, pero también era diferente en algunos aspectos. Las entradas ahora estaban en diferentes lugares, los túneles ahora eran bastante desconocidos y no tenían iluminación alguna.

Estaban agotados de caminar a través de aquellos tuneles interminables y sin apenas oxígeno, apenas les quedaba energía para continuar, decidieron detener la búsqueda y comenzar de nuevo al día siguiente.

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  • No me dejas opción, volveré a por ti y acabaré con esta locura, eras parte de la familia para mi, nos has traicionado.
  • Es lo mejor que puede pasarles, ya lo vistes, se aniquilaran entre ellos tarde o temprano.
  • ¿Y por eso era mejor subyugarlos a una suspensión permanente como si de la no vida se tratase?, no eres mejor que ellos Aiden, o deberia decir Hojagélida, adios, la próxima vez que nos veamos será la última. El enano subió a su vermis y marchó de las gélidas arenas de Tanaris

El enano miraba sentado en el Descanso del León mientras tomaba un helado el atardecer

  • Todo esto es tan raro, ¿Por que querría Chromie usarme a mí para su plan?, “Vuelve al pasado y evita esta distopia”, ya podia haberme informado de algo más antes de enviarme de vuelta, en fin debería planificar que hacer.

La mañana siguiente, bajo un apacible y tranquilo día la vida continuaba en Ventormenta, comerciantes anunciaban sus productos, clientes los adquirian, las calles estaban congestionadas y todo parecía volver a la situación anterior a la última gran guerra, allí estaba el enano en el puerto subiendo a un barco

  • Si lo recuerdo bien por esta epoca estabamos con aquel brujo o el Dios antiguo, Villadorada esta destruida por lo que ire a Silithus, tener que matar a un compañero de armas…¿Por que te dejastes corromper idiota?.

Andorhal, 12 años en el pasado del enano

  • Malas noticias, las flechas estan envenenadas, lo siento pero es letal.
  • Gracias Nhail, Aiden hazlo.
  • ¿De verdad estas seguro?, la Luz te abandonará cuando lo haga.
  • Hazlo, de poco serviré muerto, quiero la cabeza de Sylvanas en mi mano y se que siempre has querido hacerlo, es el momento, hazlo antes de que muera por el veneno.
  • De acuerdo, va a dolerte bastante, y no te prometo que lo logres, pero volverás a levantarte.
  • ¿Vas a convertirlo en caballero de la muerte?, no voy a permitir eso, aún nos da tiempo a pedir ayuda.
  • Nhail, una nueva ola de no muertos de Sylvanas viene aqui, no nos dará tiempo, perdona por lo que vas a ver. Imploró por última vez a la Luz, lo que hizo que un martillo de luz cayó sobre el elfo, dejándolo inmovilizado, ¡Hazlo!.
  • Que así sea.
    Con un rapido movimiento Silencio atravesó al enano, sesgando su último hilo de vida

Oscuridad, antes de que lograse pisar las Tierras Sombrias algo hizo que su alma retrocediese, quedando ligado a su cadaver, con un sobresalto abrió los ojos y se levantó

  • ¿Que le has hecho?
  • Cumplí su voluntad, pocos son dignos de tener esta segunda oportunidad.
  • ¿Entonces estoy muerto no?
  • En efecto, bienvenido a la no vida, ya ire poniendote al día de tu nuevo estado una vez acabemos con esa escoria, eso si, acostumbrate a que tu pelo sea blanco.
  • Aún me noto caliente.
  • Se te pasará dentro de poco, ahora sigamos defendiendo esto.
  • Espero que no tengamos que hacer lo mismo contigo Nhail.
  • Has recuperado el sentido del humor, y no os dejaré que me conviertan.
  • Vamos a limpiar esto, Cogió su maza forjada de nuevo listo para cargar contra el atacante

  • ¿Por que las cosas han tenido que acabar así?, la desgracia ha estado atacándonos desde que me encontré con el grupo en Cuna de Invierno, ¿Acaso hay un destino que nos ha maldecido a todos?

  • Lo sentimos señor, pero no quedan camarotes.

  • Da igual, tampoco es que necesite dormir.

  • ¿Eso es una ventaja no?, no tener que dormir, ni comer ni beber, tienes los dias completos y no una parte.

  • Creeme que son cosas que añoras de la vida una vez que ya no la tienes, mi barba era como el cobre, era hermosa, ahora parece las montañas de Dun Modr.

  • Le queda bastante bien, bueno preparese por que vamos a partir ya a Ratchet.

  • Gracias por el halago.

El barco soltó amarres y con el viento se dejó llevar hacia el oeste es ese apacible y cálido día

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Se levantaron muy temprano aventurandose al sureste, hacia la frontera con el Imperio Qiraji, centrando la búsqueda en la última colmena que todavía no habían comprobado el día anterior.

Esta colmena era la más grande de todas y era la más aterradora.
Los zarcillos eran tan altos como decenas de metros, el suelo se movía más rápido que las otras colmenas y las voces inquietantes se extendían por el aire.

Era muy difícil contar cuántas entradas tenían aquellas colmenas, así que entraron por una de ellas que tenía algo de luz proveniente del interior.

Aquel nido era literalmente un laberinto sin fin de túneles, enormes cámaras de reunión y cámaras de cría.
Dibujaron círculos siguiendo pasillos en espiral, saliendo de una entrada y entrando por otra sin ningún progreso, era como como explorar las mismas áreas todo el tiempo, las pequeñas rocas desaparecían y las luces de algunos túneles se apagaban cuando pasaban de nuevo, lo que hacía imposible hacer un seguimiento de dónde habían pasado y dónde no.
La abertura en forma de boca se cerró detrás de ellos, esta vez no estaban en un túnel o en ninguno de los nidos, era una cámara esférica gigantesca de forma simétrica, que describiría como “bellamente creada”.

Quedaron hipnotizados por la magnificencia de la cámara en la que se encontraban, mirando alrededor con ojos de asombro.

Nhail sentía su armadura cada vez mas y mas pesada, pero no recibía una señal clara sobre qué dirección tomar.
Por un momento, una duda pasó por su mente sobre la legitimidad de la armadura, sobre si realmente funcionaba como lo describió su maestro.

Un instinto le hizo moverse hacia el sureste, donde se encontraba la colmena más grande; a medida que se acercaban, el yelmo comenzó a latir intensamente en la mente de Nhail, parecía estar controlando de alguna manera sus acciones, comenzó a latir en una dirección … la dirección en la que estaba ubicada la entrada final por la que habían entrado.

Cuando se acercaron, el suelo comenzó a desgarrarse y la entrada se abrió…

Pelearon con algunas criaturas silítidas, pero no había ningún grupo importante, por lo que continuaron sin tener muchos problemas.
Al final del túnel, llegaron a la gran cámara donde se encontraba Anubisath, aquel lugar estaba tan oscuro que no podían ver a su alrededor, pero a medida que avanzaban hacia el centro de la cámara las pegajosas y viscosas larvas de las paredes se volvían más y más brillantes, iluminando toda la cámara y revelando cientos de criaturas, no sabían qué hacer, no tenían opción de vencer contra todos ellos, así que gritó esperando que Anubisath le escuchase …

—-¡¡ Revélate Anubisath !!

La armadura de alguna manera le dió una autoconfianza como pocas veces antes …

Cuando las palabras hicieron eco en la cámara, las criaturas silítidas comenzaron a posicionarse abriéndose paso desde el otro extremo de la cámara hacia ellos.
Comenzaron a golpear el suelo con sus picudas patas haciendo un sonido aterrador. Su maestro salió de entre la oscura neblina y comenzó a recuperar su forma física, se acercó lentamente … esta vez no tenía miedo de él como la primera vez, se quedó quieto, interponiéndose entre él y Kyralash.

Cuando Anubisath recuperó por completo su forma física, era tan alto como el techo de la cámara, este miró a Nhail y dijo:

—-Veo que has regresado … Sombra del Viento. Solo un estúpido haría eso después de escuchar mi advertencia. Que así sea. Prepárate para enfrentar tu destino.

Luego les gritó a sus sirvientes:

“Envía un mensaje a mis Altos Generales y hazles saber que su maestro los está esperando en la Cámara de Ahn”.

Tres mensajeros alados volaron en tres direcciones para llamar a los llamados altos generales, probablemente los líderes de la colmena.
La multitud en la cámara acababa de crecer y de los tres túneles que se conectaban a la cámara, tres enormes qiraji entraron y fueron directamente hasta su maestro y se inclinaron ante él.

No tenía idea de qué se trataba todo eso, pero al mirar más de cerca al general, sintió algo familiar…

—-¡¡ Oh no … no, no puede ser cierto !! ¡¡ Nooooo !! — Nhail cayó de rodillas sujetando con todas sus fuerzas el yelmo mientras Kyralash preguntaba qué es lo que estaba pasando.

Anubisath tuvo el placer de responder:


Continuará …

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El frío llega de la talentosa mente de Thantos


Igh’nosh se alzaba sobre las arenas como Kharazan se alzaba sobre el Paso de la Muerte. Su colosal figura se recortaba entre las escasas nubes que flotaban sobre el desierto, cada vez más oscuras y densas mientras se doblegaban a la voluntad de aquel monstruoso ignoto que les observaba con el mismo interés con el que un humano mira a las hormigas.

La brutal criatura lanzó un berrido que hizo temblar el suelo y agitó las maltrechas ruinas asentadas sobre él, levantando una densa polvareda a su alrededor y obligando a todos los presentes a taparse los oídos. Antes de que el polvo empezara a asentarse el eco de su rugido dio paso a un creciente coro de mandíbulas chasqueantes y gritos de dolor.

— ¡Vienen más aquir! ¡Formad una línea de escudos! —rugió el comandante mientras sacaba su hoja de los sesos de una de las criaturas más adelantadas de la oleada.

Los vagäyermos que lo acompañaban no dudaron ni un momento en obedecer, sabedores de que era su mayor probabilidad de salir vivo de aquella batalla de pesadilla. Algunos de los héroes y aventureros más avezados que los acompañaban aprovecharon las fracturas en el embate aquir para salir y demostrar al mundo por qué merecían aquel título, y aunque algunos cayeron en la refriega, pasto de los aquir que se los comían vivos como un banco de pirañas, consiguieron detener el avance.

Los dos paladines y el sacerdote canalizaron su magia sagrada, formando un baluarte de recta furia que llenó de pavor los corazones del ejército invasor y de esperanza al de los defensores, que redoblaron sus esfuerzos y empezaron a hacer retroceder al enjambre.

Igh’nosh habló de nuevo, y su voz sonó más terrible que antes. El polvo que había levantado se había arremolinado sobre sus brazos y se había oscurecido, formando una tormenta esférica de arena negra que ahora sujetaba sobre su cabeza.

—PRESAGISTAS DE NY’ALOTHA, DESTROZAD A ESTOS NECIOS. MOSTRADLES EL INFINITO PODER DEL GRAN N’ZOTH.

Un violento silbido recorrió el aire del campo de batalla, como si fuera el siseo de cien cobras del desierto furibundas. Un latido de silencio después, una gran explosión devastó uno de los improvisados frentes como si fuera de papel, lanzando una enorme humareda de magia del Vacío que se cebó en los desafortunados que aún seguían vivos. Luego sonó otro a la izquierda, y otro más atrás. Valkhir fue la primera en descubrir su origen.

— ¡Allí, bajo sus piernas!

Sus dos compañeros dirigieron la mirada hacia donde la humana les indicó y descubrieron para su horror que un pelotón entero de los presagistas de Ny’Alotha, mortales encapuchados que habían traicionado al mundo para zambullirse en los misterios del Vacío, avanzaron al unísono hacia el frente, desatando una lluvia de muerte sombría.

—Jöder, primero los aquir y ahora ellos. Los muros de escudo no aguantarán su magia.

Una andanada de magia oscura sacudió su escudo de Luz. Las dos fuerzas más primarias del cosmos se abalanzaron la una sobre la otra con intenciones asesinas, pero tanta sombra borraba la luz como tanta luz devoraba la sombra. Tras un par de golpes, la barrera estaba a punto de ceder.

— ¿Tienes algún otro plan, comandante? —le preguntó el sacerdote mientras ponía cara de esfuerzo.

—Sí. Una retirada ordenada. Ese monstruo no parece tener intención de moverse más, aunque ese orbe que está sujetando me da mala espina. Si alejamos a sus presagistas lo suficiente y lo atraemos hacia la otra parte del ejército podremos acabar con ellos con una maniobra envolvente.

La barrera cedió y los tres retrocedieron a una distancia segura. Cuando estuvieron fuera del alcance de los disparos de destrucción, Félix gritó la orden a pleno pulmón.

— ¡Retroceded a una posición segura!

Sus palabras no tuvieron respuesta. Aunque en la batalla reinaba el caos y una cacofonía de gritos de diversa índole inundaba el aire, estaba seguro de que su voz se había impuesto sobre ella. Volvió a intentarlo.

— ¡Retroceded a una posición segura! ¡Ahora!

Pero de nuevo, sus tropas no obedecieron. Los vagäyermos habían abandonado su posición, huyendo presa de un pánico inmenso y acabando como presa fácil para los aquir. Otros parecían haberse sumido en una profunda ira y se lanzaron a una feroz, pero inútil carga frontal contra las piernas del coloso. Solo las filas más alejadas habían acatado la orden.

— ¿Pero qué les pasa? —preguntó Félix a nadie en concreto.

—Detecto un hechizo de confusión —dijo el sacerdote tras abrir los ojos—. Igh’nosh juega con su mente. Nosotros nos hemos salvado por haber retrocedido a tiempo.

El terrible ignoto bajó su mirada hacia sus pequeños sectarios, y aunque su horrible cara no podía expresar emociones era evidente que estaba complacido por su eficiente brutalidad.

— ¡Cargad contra su pie! ¡Segadle las piernas! ¡Derramad sangre! —rugió un hábil guerrero tauren lanzando espumarajos por la boca, seguido por más de una veintena de vagäyermos de expresión demente y salvaje. Su presa, que ni siquiera se había inmutado del ataque, lanzó su orbe de destrucción al suelo. La ola de tiniebla líquida resultante barrió a sus atacantes, desintegrándolos en cuerpo y alma en cuanto entraron en contacto con ella. La densa oscuridad, como si fuera brea viviente y de intenciones malignas, se extendió como un charco negro bajo sus pies, arrastrando al abismo a todo aquello que encontraba en su camino.

Y de pronto, como respondiendo a una llamada invisible, los cadáveres de todos los aquir y presagistas caidos se agitaron como el trigal frente al viento, emanando una niebla negra que se lanzó contra el pecho de Igh’nosh.

—Madre de la Luz, ¿Qué está haciendo?

El terrible ignoto alzó la cabeza hacia los cielos, abriendo sus repulsivas fauces en un desafío expreso al sol, y rugió como si estuviera poseído por el propio N’zoth.

— ¡FRAGOR DE LAS SOMBRAS!

El eco macabro de su voz dio paso a un chorro vertical de pura magia negra que se alzó como un pilar en honor a su dios. Cuando alcanzó su cenit el cielo se volvió cárdeno y el sol pasó de ser un astro orgulloso a convertirse en una débil bola de luz amoratada y tenue.

Una onda de sombra arrasó los cielos, destruyendo el pilar en su cima y lanzando una lluvia de muerte indiscriminada. Allí donde los misiles negros caían, toda forma de vida era erradicada para dar paso a un pequeño charco de retorcida oscuridad que clamaba más almas para su maestro.

El macabro espectáculo había sido tal que había hecho bajar la guardia a todo el mundo, cosa que las huestes de Ny’Alotha aprovecharon para lanzar un ataque lateral al aturdido flanco.

— ¡Cuidado! —fue todo lo que Félix llegó a decir. Una enorme criatura acorazada embistió al grupo y dividió a sus componentes antes de que pudieran reaccionar. El comandante salió rodando varios metros, pero se recuperó rápido y se encaró con el tanque aquir que dejaba un rastro de babas mientras se acercaba a él. A varios metros, Valkhir mantenía a raya a una pequeña horda de aquir pequeños mientras el Arnath utilizaba su poder para enfrentarse a uno de los presagistas.

Felix se permitió resoplar aliviado por un momento. Por lo menos los tres seguían vivos y de una pieza, pero eso podría cambiar en cualquier momento. Empuñó con destreza sus armas y se preparó para recibir el embate del aquir. La criatura lo tanteó moviéndose de lado a lado en una especie de vaivén sin llegar a quitarle la mirada de encima ni un momento, y entonces atacó como el rayo.

El comandante dio una voltereta que esquivó el primer ataque. El aquir se dio la vuelta veloz como el rayo y lanzó otra carga, pero esta vez se llevó un castigo en forma de estocada sagrada.

Ambos recularon y empezaron a dar vueltas alrededor de un baricentro. El aquir tenía un ojo cerrado y dejaba un rastro de babas y sangre por donde pasaba, profanando las arenas de Uldum.

Cargaron de nuevo. Esta vez Félix ganó la delantera. Su revés silbó por el aire y alcanzó a la criatura de nuevo, que a pesar de su gran fuerza era lenta y torpe.

A su izquierda, el presagista lanzaba andanadas de muerte con la cadencia de una ametralladora goblin, pero Arnath las desviaba todas con su propio poder. El sacerdote alzó otra barrera, pero en una hábil treta no la colocó sobre él sino sobre su enemigo. Arrinconado por el campo de fuerza a su alrededor, su proyectil mágico rebotó un par de veces y acabó por detonar en su interior.

El cuerpo del presagista se volatilizó en el acto, pero su alma negra se retorció en el aire y se convirtió en combustible para su maestro.

Mientras el sacerdote ayudaba a su compañera, Félix le lanzó otros tres golpes al aquir, que ya empezaba a tambalearse. Pero justo cuando parecía que se iba a desplomar, lanzó un brutal rugido que atormentó los tímpanos del paladín y le hizo llevarse las manos a las sienes, bajando su guardia ante la carga de la criatura que acabó por derribarlo.

El comandante forcejeó para quitarse al ariete viviente de encima, pero era demasiado pesado para él. La criatura empezó a bajar su cabeza hacia el cuello de su siguiente presa, agitando los tentáculos y dejando entrever una terrible fila de dientes como estiletes.

Negándose a aceptar la derrota, Félix cargó de Luz su arma una vez más, pero antes de que pudiera lanzar su ataque un brutal caballo arroyó al aquir, liberándolo de su siniestro abrazo.

Su jinete, un hombre encapuchado que portaba una misteriosa y siniestra guadaña, se bajó de un salto y se encaró contra la criatura, creando espadas de hielo que lo rodeaban como un enjambre.

—Espera, tú eres… ¿Aiden?

El caballero de la Muerte se giró y se dio un tirón en la capucha como saludo.

—Comandante —esquivó un zarpazo, y como represalia segó la extremidad que lo había atacado—. No quisiera robarte la muerte, así que… ¿una ayuda?

El paladín se puso en pie y se lanzó a ayudar a su nuevo aliado. Sus armas se sincronizaron casi a la perfección, y una rápida sucesión de golpes despojó al aquir de asedio de todo su ímpetu y gran parte de sus patas.

Silencio giró en el aire lanzando un suspiro y salió despedida hacia el vientre de la criatura, desapareciendo por completo entre su carne maldita. Su cuerpo vibró con violencia al ritmo de la radial que estaba destrozando sus entrañas, y cuando esta por fin salió el cadáver vomitó sopa de órganos por todos sus agujeros.

—Eso ha sido asqueroso­.

—Mejor él que tú. De nada —le respondió el caballero de la Muerte con voz queda.

Valkhir y Arnath no tardaron mucho más en erradicar al resto de la oleada de enemigos, y se acercaron al comandante y su nuevo aliado.

—Eres uno de los caballeros de la Muerte que estuvo en la lucha contra Mantovil, ¿cierto? —le preguntó el sacerdote—. Si no me equivoco respondías al nombre de Thantos.

Aiden apretó el mango de su guadaña de forma inconsciente al oír ese nombre maldito. Todavía podía oir la burlona voz moribunda de Ulna Sombramuerte, aquella retorcida nigromante, riéndose de él en su lecho de muerte. Su oscuro y poderoso bastón, el Cetro de los Malditos, había sido la base sobre la que había construido a Silencio como una promesa de muerte.

—Sí, pero he abandonado ese nombre. Llamadme Aiden.

—Bueno, Aiden —intervino Félix—. Me alegra tenerte como aliado en esta batalla. Como ves tenemos un… eh, pequeño contratiempo, pero veo que has aprendido un par de trucos nuevos. Bonita guadaña, por cierto.

Un rugido desvió la atención de los cuatro. El gigante ignoto había abierto sus fauces de nuevo, devorando cada gota de poder de sus siervos. A sus pies, el hambriento charco negro había crecido y estaba desarrollando pequeños tentáculos por su borde.

—Quizá deberíamos dejar la charla para más tarde —puntualizó la paladín, ajustándose la armadura de forma distraída.

—Cierto. ¿Comandante?

—Parece que ese charco le está dando más poder. Nuestra prioridad debería ser acercarse a él e intentar sacarlo de alguna manera —observó el campo de batalla con ojo experto y trazó la ruta de ataque—. Si cargamos por la izquierda evitaremos al grueso de los aquir y llegaremos antes a Igh’nosh.

Los cuatro héroes se prepararon para cargar contra el olvido. Algunos le lanzaron una rápida plegaria a la Luz, otros en cambio se consagraron al metal de sus armas.

— ¡Por Azeroth! —rugió el comandante.

— ¡Por Azeroth!

Los cuatro cargaron con la furia de un huracán. Su camino, aunque fuera el más despejado, todavía tenía una gran cantidad de enemigos deseosos de derramar su sangre. Los dos paladines iban al frente, combinando su acero y su magia sagrada para formar una brecha en las confusas filas de los esbirros de Igh’nosh. Los poderes del sacerdote contrarrestaban con eficiencia los disparos de los presagistas, y en cuanto un enemigo de gran talla se interponía en su camino la hoja de Silencio daba buena cuenta de su alma.

Su carga fue tan feroz que inspiró valor y arrojo en los vagäyermos y los demás héroes, que a pesar de las duras bajas reanudaron su carga con arrojo y le dieron la vuelta al combate, devastando las filas de aquir que se habían abalanzado contra ellos.

—LOABLE ESFUERZO PARA UNOS MORTALES, PERO VUESTRA FUERZA ES VANAL Y PASAJERA. ¡CONTEMPLAD VUESTRA PROPIA DEBILIDAD Y DESESPERAOS!

Una repentina onda de magia negra manó del cuerpo del gran ignoto, barriendo el campo de batalla con su insaciable hambre. Durante un momento se hizo el silencio más absoluto, incluso deteniendo la carga de los cuatro campeones que casi habían llegado a sus pies.

— ¿Soy la única a quien le falta el aliento de repente? —preguntó la paladín, sobreponiéndose como pudo al repentino cansancio que sentía. Mientras los otros dos portadores de Luz jadeaban y contestaban a su pregunta, Aiden llevó un dedo a la última runa de Silencio. Por mucha energía que intentara meter en ella, la runa no se recargaba.

—Su aura nos impide regenerar energía mágica, y puede que os haya restado fortaleza—dijo al fin—. Ya he visto esto antes, es un hechizo de agotamiento. Por fortuna, la energía que nos roba no puede ser almacenada en su propio cuerpo de forma inmediata, así que debe estar contenida en cristales esparcidos a su alrededor.

—Entonces solo debemos encontrar esos cristales y sacarla de ahí —decidió el comandante.

El caos de la batalla se estaba reduciendo. Las tropas del ignoto estaban contra las cuerdas, arrinconadas y a punto de morir y unirse a su maestro en la muerte. Aunque ninguno de los cuatro lo sabía, aquel repentino contrataque a su favor había sido obra de la peculiar pareja de un enano y un kultirano no muy lejos de su posición.

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  • ¿Pero que demonios es eso?
    La enorme sombra arrojada por Igh’nosh le alcanzó, a pesar de permanecer distante al frente
  • ¿?

  • ¿QUE ESTA PASANDO ALLI ADALID?

  • ¡AAAARGH!

  • ¿TE PASA ALGO ADALID?

  • ¿¿¿Magni???..ah debe ser el collar.

  • M.A.D.R.E HA DETECTADO UN…

  • VOZ DE INTERIORES MAGNI, V O Z D E I N T E R I O R E S, y no me llames adalid, gracias.

  • Esto…ah si, M.A.D.R.E ha detectado una enorme anomalía en el oeste de Uldum, ¿que esta pasando?.

  • Que no esta pasando, un “algo” enorme, no sabria decirte bien que es esta atacandonos, espera…¿que es esa bola oscura?..

  • ¿ADALID QUE OCURRE?.

  • Magni tengo que dejarte, esto es realmente serio.

  • Ten cuidado, en cuanto podais regresen a la Cámara, tenemos que hablar sobre vuestro equipamiento.

  • Que así sea, ¿desde cuando no somos unos peones más?.

  • Ya lo hablaremos muchacho de nombre desconocido.

  • Adios Magni, ten cuidado con los infiltrados.

  • Vuelvan con vida. La señal se cortó

El kultirano se acercó a la retaguardia del frente, encontrando el hospital de campaña, a lo que preguntó acerca del enano a un tauren

  • Darz…Dhrat…Drozr…Drethz, aquí está, 28 J.
  • Gracias.

Salío a paso ligero hacia la camilla, evitando las olas de sanitarios que no paraban de correr de un lado para otro con diversos utensilios, finalmente llegando a la camilla, ahora ocupada por un gnomo inconsciente.

  • 28 J, es esta, ¿Donde está?.

  • ¿Busca al enano que estaba aquí?, se fue con mi arma y armadura señor.

el kultirano dio un par de pasos y algo esférico rodó unos metros

  • ¿Como que se ha ido?, ¿le han dado el alta ya?.

  • Se la dio el mismo, se bebió un brebaje, le di mis cosas y se marchó al frente.

  • ¿Como que se fue al frente?, ¿Que brebaje se bebió?.

  • Ni idea, creo que es ese fraco que pateastes, era un liquido verde, y por su cara no parecia que supiese bien.

  • Cogió el frasco que aun poseia un precipitado seco, olfateó el vial y regresó ante el enano de la camilla

  • Insensato, ¿Como le permitistes llevarse tus cosas para que fuese al frente?.

  • No te preocupes, el bueno de Thorim tiene buen ojo, se que no se dejará matar.

  • ¿Thorim?, ¿Tu eres Thorim?.

  • Erm…si, eres el segundo que responde sorprendido ante mi nombre, ¿me conocen de algo?, el me dejó una dirección a un local o algo de Dalaran.

  • Yo tambien tengo que hablar contigo, pero misiles negros caigan a escasos centenares de metros de ellos no tengo tiempo, toma y escríbeme una carta a esta dirección, no te preocupes, no es nada malo.

  • Vaya, seré famoso o algo, ya lo haré cuando salgamos de esta, buena suerte, dadles una buena paliza a esos insectos en nombre del bueno de Thorim.

Dejó el papel con su dirección en una de sus botas y fue hacia el frente


  • ¿Rhod?, ¿Que haces aqui?, ¿Estas bien?.

  • ¿Que haces aqui?, me dijeron que te llevastes lo peor de la caida.

  • Ya hablaremos de eso mas tarde, ahora vamos a lo importante, ¿Que esta pasando?.

  • Rompieron el frente donde estaba, no toques los charcos negros, he visto a varios caer por esas cosas.

  • Así que nos estan comiendo el terreno, agachate Un cuchillo quedó incrustado en la cara de un ignoto, cayendo como un tronco ante ellos

  • Que seres tan repugnantes. Sacó el cuchillo y lo limpió, ¿que?,no me mires con esa cara, necesito ahorrar todo lo que pueda.

  • Oye, ¿Es eso un tunel?.

  • Maldición.

Lo que el enano llamaba tunel no era más que un agujero vertical labrado en el calcáreo suelo del desierto, de un diámetro en el que un kultirano no entraría y un enano a duras penas, y cubierto con la oscuridad más pura posible

  • Es un respiradero, noto como el aire fresco baja hacia el tunel, y andares, miles de andares.

  • Eres increible, yo solo veo un agujero oscuro.

  • Ahora entiendo como se mueven tan rapidos, han perforado todo el subsuelo.

  • Tengo una idea, ¿tienes fuego?.

  • No me digas que piensas…¿con que?, con un mechero no haremos nada.

  • El kultirano sacó de su mochila una garrafa metálica verde y abrió la boquilla

  • Bien, vamos a darles algo de calor, además, ¿Que pasa cuando hay mucho aire en un lugar tan cerrado?.

  • Estas loco.

  • Cuando diga 3 salimos por patas.

  • Vale.

  • El pícaro puso un trapo en la boquilla que dejó bien impregnada de gasolina, tomó el mechero del enano y prendió la llama

  • ¡CORRE! arrojó al agujero la garrafa con el trapo ya ardiendo y salieron corriendo, una enorme llama salió despedida por el agujero acompañada por los infernales gritos de agonía de los ocupantes del tunel

  • ¿De donde sacastes esa garrafa?, aunque ha funcionado.

Otra llama de gran ferocidad salió de otro agujero a varias decenas de metros de ellos, y otra más lejana, la cuarta llama se perdía en el perturbado horizonte

  • Oye estan retrocendiendo, tu idea ha funcionado demasiado bien.
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—Aquí está Breind, su hermano y los acompañantes de la Tribu Tótem de Runa que Moam asesinó aquel día, han estado sirviendo muy bien a su maestro y han sido muy útiles en nuestra invasión de Kalimdor, Sargeras hizo mucho daño clavando Gorshalach en Silithus, pero no el suficiente como para extinguirnos a todos … seguimos escuchando las voces de nuestro amo C’thun, su alma nunca morirá.

Poco después, otra criatura comenzó a deslizarse hacia la cámara desde una abertura recién aparecida en el techo, bañada de oscuridad.
La criatura se acercó a Anubisath y se inclinó ante él.

Nhail solo deseaba que sus ojos fueran tallados para no haber visto lo que acababa de ver …

La criatura tenía la cara de Breind, pero ahora era un sirviente aterrador de los dioses antiguos … tal vez siempre lo haya sido, tal vez el solo le usó, pero …
¿No murió en la puerta de cólera junto a su tribu?, ¿Cuál era la verdad?.

La mente de Nhail era como un mar tormentoso, temblando entre tantos pensamientos, casi perdiendo la cabeza por el dolor que estaba teniendo, Kyra trató de hablar con su fiel amigo.

¡¡ Nhail !! ¡¡ Reacciona !! Nada de esto es verdad, están jugando con tu mente … sé fuerte, no te dejes dominar … ¡ Vamos ! ¡ Hemos pasado por cosas peores !

—Maestro, mi querido maestro, ¿eres tú? ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué te han hecho?

Breind rió de manera terrible y dijo:

—¿Maestro? Jajajaja. Fuiste solo una herramienta en nuestro gran plan y serviste muy bien. Mis hijos están haciendo un gran trabajo al ordenar a los ejércitos Qiraji contra los necios de Kalimdor, no hay posibilidad de vencer a los dioses antiguos.

Sus palabras fueron como una puñalada en su corazón.
Una puñalada que no mató, sino una puñalada que destruyó su alma.

—Deja atrás a estos seres inmundos y regresa a mí nuevamente. Por favor regresa, vuelve con tu gente.

Sus palabras fueron el último clavo en el ataúd.

—Somos los Altos Generales del Imperio Qiraji y servimos a C’thun, el líder inmortal. Nos aseguraremos de que ni tú ni tus amigos nos impidan cumplir nuestros planes.

Después de un momento de silencio, Anubistath ordenó:

—Ahora, mis generales, sirvan una muerte rápida e indolora a nuestros invitados no deseados.

Las criaturas silítidas comenzaron a atacar desde todas las direcciones. Estaban rodeados y, aunque ambos lucharon como héroes, pronto se verían abrumados por el enjambre de silítidos.
Realmente no tenían ninguna esperanza ya que todas las salidas estaban cubiertas por aquellos insectoides.

En ese momento, Nhail tuvo esa extraña sensación … escuchó una voz en su mente.

“Tienes que actuar rápido si quieres sobrevivir. Si quieres salvar a tus amigos y a la gente de Kalimdor, tienes que matar al último dios antiguo … N’Zoth, es la única manera de liberar las almas corruptas de todos los seres queridos, puedes matarlos y acabar con esta locura de una vez por todas, o dejar que te maten a ti y a tu gente. Te dejo la opción a ti … sombra del viento”.

“¿Realmente tengo una opción? ¿Debo dejar que sigan esparciendo miedo, odio y dolor entre la gente de Kalimdor?”

Estas fueron las preguntas que estaba tratando de encontrarles una respuesta mientras la voz seguía resonando en su atormentada mente.

Después de un breve momento de vacilación y de sentir la energía aumentando en su cuerpo y en sus músculos proveniente de la armadura, cargó contra la multitud de criaturas silítidas, destrozandolas rápidamente sin compasión, esparciendo todas sus partes por la sala para después … una de los momentos más difíciles desde que empuñó por primera vez una daga entre sus manos … enfrentarse a su maestro.

Miró a sus ojos por última vez, tratando de encontrar aquella mirada tierna como la de un padre con su hijo, pero no podía ver nada, sus ojos ahora carecían de alma, solo locura. Inevitablemente, hizo lo que tenía que hacer.

Después del trágico incidente, no pudo quedarse más tiempo en Silithus, todo Kalimdor estaba lleno de recuerdos, visiones y no encontró respuestas acerca de la armadura …

¿ O tal vez … si?


Continuará

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La goblin lustraba sus dagas en el fondo de la cuadra de la taberna, refugiada en la oscuridad, cerca de su cuervo. Sentada en un saliente de piedra pensaba en el comportamiento extraño de la gnoma cuando cogio La Hoja del crepusculo. Muchas preguntas le rondaban, pero lo que realmente le intrigaba del suceso es que todos lo habian dejado pasar, ni siquiera esa elfa que siempre iba con ella se habia preocupado, aunque Mordecae se habia ausentado y segun su guardia tenia negocios que atender, tampoco se habia dejado ver despues de aquello.

Kmils saco dos frascos de veneno diferentes y empezo el ritual con sus dagas, se preparaba para un trabajo rapido, pero no estaba concentrada, seguia escudriñando cada segundo de aquel incidente.

Tenia aquella daga envuelta en una tela burda a sus pies en el suelo. Dejo la mirada ausente por unos momentos dejando que sus pensamientos volaran mientras dejaba sus ojillos fijos en aquella hoja, con su rostro privado de alguna expresion, creyo entender lo que habia pasado e ideo un plan… debia confirmarlo.

Salio de su ensimismamiento con un profundo suspiro, guardo sus dagas y recogio la hoja del crepusculo, no queria esperar pero la gnoma aun no habia vuelto, asi que tendria que esperar. Decidio aparcar el tema en su mente y preparar sus cosas para salir cuando vio salir a Belter en direccion al centro de la ciudad. La observo mientras se alejaba en la oscuridad, no sabia decir por qué pero no le gustaba la elfa, aunque ahora tenia un trabajo que hacer para ella, sospechaba y creia que le solo le traia problemas a Mordacae.

Tendria que investigarla con mas profundidad mas adelante.

A media mañana en el Mercado

La goblin vigilaba desde un tejado a Belter que daba vueltas por el mercado, tenia en su mochila la capa que le habia pedido robar. El trabajo fue sencillo. Llego, entro, cogio la capa y salio sin ser vista a plena luz del dia. En un momento como el que se estaba viviendo en Uldum cualquiera podria habersela llevado, fue tan facil que hasta sintio pena por esa Tauren.

Todo lo que observaba era normal, sus gestos eran afables, no parecia peligrosa, incluso parecia torpe a veces, pero seguia habiando algo en su interior que decia que no era de fiar. Debia hablar con la gnoma, una charla inofensiva para esclarecer sus dudas antes de que partieran a Orsis.

La miro con cierto odio antes de marcharse, corrio y salto por los tejados de las casas hasta llegar a la taberna/posada. Dejo la mochila a los pies de una de las mesas y se pidio unos pinchitos de comer. Se sento a esperar a tener noticias de Mordacae mientras repasaba su plan.

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